Aquel Resplandor…mi luz.
Written by: Lore-chan.
Parte Duodécima:
"Todo va rápido"
Miyako entró al departamento tímidamente, como si estuviese adentrando en la cueva de algún ser maligno; tenía la cabeza gacha y apretaba con fuerza su pequeña cartera negra.
La vi abrir los ojos asombrada y como no me dije luego si estaba todo aún esparcido por el living, excepto ya los cuadros, el teléfono y los sillones que me di el tiempo de ordenar, no recuerdo cuando. Cerré la puerta y dio un respingo que más parecía calambre, sonreí. ¿En qué podía estar pensando ella que se asustó?.
-no te preocupes… - dije – no como.
Ella no volteó a verme, sólo me escuchó y se dejó acompañar hasta una mesilla donde descansaba un cenicero semi trizado.
-¿puedo fumar? – me preguntó despacio.
-claro…
Sacó nerviosa del bolso una cajetilla de pequeños y delgados cigarros de marca extranjera y lo encendió mientras se giraba a mí.
-es grande tu casa… - comentó.
-pues sí, me gustan los espacios amplios – me detuve - ¿Miyako?.
-¿sí? – y me miró como si la fuese a acusar de algo.
-no te preocupes, sólo quería saber a que se debe tu visita…
-pues… - movió la mano con el cigarro en círculos - ¿recuerdas que me fui por una beca?…
-aja.
-pues la perdí…y tuve que trabajar para pagar mis estudios en una agencia de fotografía…
-¿una literata en una agencia de fotografías? – me extrañé.
-bueno, tenía que pagar mi carrera, y me daban buen dinero.
-y entonces…¿tu…?, ¿aquí?.
-necesitaban redactoras en una agencia en el centro de Odaiba y me ofrecí. En serio Takeru, lamento haberte molestado…pero no tengo muchos amigos por el sector.
-ya te dije que no te preocuparas por eso.
Nos quedamos callados.
-¿Café?. – pregunté.
-no, gracias.
-¿tienes hambre?.
-no, comí unas cosas en el avión.
-entonces, quizá, ¿quieras descansar?.
-sería fantástico…
-bien, sígueme - sonreí.
Tomé sus maletas que las había dejado a un lado de la entrada y la encaminé hasta el dormitorio que anteriormente ocupó Hikari. Al entrar en el cuarto, sentí como si no lo hubiera visitado hace meses, la cama estaba deshecha y del clóset aún colgaba ropa de mujer.
Miyako al parecer no se dio cuenta de ello y me apresuré a cerrarlo para no tener que dar explicaciones, ella se sacó los lentes y con la mano que le sobraba los acomodó en el escote de su camiseta oscura, mientras inspeccionaba las murallas, no sé que tenían de extraño, que tanta atención se robaron.
-esta habitación tiene su baño propio, está tras esa puerta – dije – y te recomendaría cerrar las cortinas alrededor de las siete y media porque en el edificio de enfrente hay unos chicos que se ponen a espiar.
-yo…yo te aceptaría ahora el café de hace poco.
-bien, entonces lo voy a ir hacer, entre tanto puedes comenzar a instalarte…
-sí, gracias.
Fui hasta la cocina y puse la cafetera.
Los primeros intentos en comunicarnos no están resultando muy bien que digamos. Eso de cambiar tan drástico un tema…será, fue algo sorpresivo, quizá le tenga que dar más tiempo para que se vaya adaptando.
Tomo la cafetera que aparece extrañamente tras los recipientes de sal y pimienta (menciono 'extraño', porque no recuerdo haberla dejado en ese lugar), me lavo las manos para quien sabe qué, pero lo hago y enchufo el cable para recibir la corriente que a pesar no me dolió mucho, hizo nacer una chispa del contacto. Busco unas tazas y me encuentro de frente contra el refrigerador y una nota escrita rápidamente y con una falta de ortografía sólo distinguible en uno de mis amigos.
"Lamento la pelea y el desorden que ésta dejó…sé que después de todo lo que ocurrió nuestra amistad ya no es la misma, aún así creo que, al menos yo, puedo seguir apreciándote como un gran amigo. No te lo quise decir antes por razones ovbias…
Atte: Taichi".
"Ovbias", Taichi siempre caía en esa falta.
Y después de leerla, distinguí un juego de llaves que yo le había pasado al Yagami para que pudiese entrar y salir de mi departamento, eso me dejó claro en algo, que la nota no era del todo 'verdadera'; porque si realmente él me apreciaba como un amigo, podría haberme esperado y entregarme las llaves personalmente, no de esta forma. O pudo haber tenido miedo a mis represalias, porque yo no me iba a quedar callado ante tremendo escándalo del cual aún estoy desorientado de pies a cabeza.
Y a eso de Taichi, se me vino a la cabeza y sin más lo que Mimi le dijo a Yamato por teléfono. ¿Sería verdad o tan sólo un absurdo y estúpido intento por regresar hacia mi hermano?.
Miré mi reloj y ya daban las cinco trece; Yamato mencionó las cuatro en punto, deben estar hablando a estas alturas o ya terminaron.
El café estaba bueno y lo vertí dentro de una pequeña taza que me regaló mi madre cuando recién me cambié para acá, dijo que algún día me servirían y no se equivocó.
Caminé lento, con cuidado para no tropezar, que era lo que ocasionalmente me ocurría cuando estaba preocupado, no estaba del todo concentrado en mis asuntos y siempre terminaba de hacer alguna estupidez.
Llegué frente a su puerta y la abrí con el pie y mi codo; lo seguido fue un grito, mis manos temblando y el café manchando la alfombra del cuarto mientras trataba de pensar qué hacía primero, cerrar la puerta para que Miyako terminara de cambiarse de camiseta o taparme los ojos e intentar limpiar el desastre que premedité segundos antes.
Elegí lo primero, cerré la puerta y coloqué las manos en mis mejillas para calmar mi fuerte rubor.
…¡Qué vergüenza!… no hubiera sido tanto si ella estuviese usando un brasier que la tapase en esa zona. ¡se supone que las mujeres deben usarlo!…
Sentía a mi corazón latiendo a mil.
El timbre sonó…suspiré y algo me dijo que quizá podría ser Yamato que necesitaba hablar.
¿Qué pasaba conmigo hoy que estaba adivinando todo?, mi hermano, apoyado con los brazos en el pórtico, me miraba cansado, cansado de escuchar, de entender, de soportar, de Mimi…estaba muy seguro que era de Mimi también.
-¿ocurrió algo? – pregunté sabiendo que vendría un sí.
-sí – y sonreí.
-¿con Mimi?.
Y se sobrevino un silencio y un 'sí'.
Se tiró al sillón y apoyó su cabeza hacia atrás…me percaté de algo en esos momentos: estaba completamente bien ordenado, su cabello, su ropa, hasta cuando pasó a mi lado llevaba su aroma tan peculiar.
-¿quieres tomar alguna cosa antes de que comiences a hablarme?.
Mi hermano asomó sus ojos hacia mi pequeño, pero bien contundente bar y luego de meditar un no se qué, aceptó.
Ya con un vaso de whisky con hielo en las manos comenzó.
-en la mañana me llamó, eso ya lo sabes… - me miró y asentí con la cabeza - …me pidió que no juntáramos y le respondí que sí…
-¿y? – le dije al verlo dar una pausa.
-si Mimi me lo hubiera contado un mes antes no le hubiera creído, pero después de la pelea que ocurrió aquí es como difícil, no. Como sea la cosa, a estas alturas me da igual…
-si te diera igual, no hubieras ido a conversar con ella, ¿no crees?.
Se calló.
-…como sea – repitió algo enojado, no sé si conmigo o con el mismo - …ella me contó que Taichi le había dado drogas.
La verdad no me sorprendí, porque eso lo había escuchado en la mañana, aún así demostré (externamente) un asombro ridículo.
-…primero que se las recibió para 'probarlas', pero luego, según Mimi, le obligaba a ingerirlas…obviamente yo no le creí.
-¿por qué? – pregunté.
-porque…porque nadie obliga a Mimi a hacer algo que no quiere, ni siquiera yo.
-¿no has pensado que Taichi tiene más fuerza que Mimi?.
-y ¿qué con eso?.
-que perfectamente la pudo obligar…a la fuerza, no es necesario que fuese una obligación sicológica.
-¿la estás defendiendo?.
-no la estoy defendiendo, menos a ella que no se lo merece, sólo te estoy dando más puntos de vista.
-¿pero también la obligaba a lo otro?
-¿qué otro? – quise que especificara.
-sabes de lo que hablo – dijo negándose a especificar.
-eso yo no lo sé, ¿qué te explicó?
-que sí, pero que de todas formas no me negó que sobria también lo hizo con él.
-pues, Yamato, yo estoy muy enredado con el tema…
-¿piensas que yo no?.
-en fin – suspiré - …¿qué es lo que realmente quiere ella?. ¿volver contigo?.
-no lo dijo puntual, pero eso es lo que yo creo.
-y, ¿a qué estás dispuesto tú con Mimi?.
-a nada – respondió enseguida – eso se terminó, yo se lo aclaré miles de veces, que aunque me tratara de explicar una y otra vez el asunto yo no desistiría de mi decisión.
-entonces, ¿por qué no olvidas todo y al menos 'tratas' de que vuelvan a ser amigos?.
-¡¿amigos?! – exclamó - ¡después de todo lo que hizo!, no, yo cuando dije dispuesto a nada es a nada.
-entonces olvida todo, empieza de cero, ¡qué se yo! – grité.
-¡vine para que me escucharas y me gritas!
-te escuché, pero pareces quererle dar vuelta al tema.
-¡porque estoy confundido…!
Me callé, él se calló…nos callamos.
Nos impacientamos de la nada.
Y en el lapso de silencio, Miyako apareció tímida en la sala, yo me sonrojé al verla por el reciente accidente con el café. Ella también se sonrojó, pero no tanto como veces anteriores.
-buenas tardes – saludo la Inoue.
-em… - Yamato parecía extrañado con mi amiga - …buenas tardes.
-ella es Miyako Inoue – la presenté – se va a quedar en mi casa por algún tiempo.
-yo…me voy a ir, mamá me pidió que la llevara al supermercado – dijo Yamato levantándose.
Lo acompañé hasta la puerta…
-no pienses mal, ¿o.k.? – le pedí.
-¿qué no piense mal?, ¿quién es ella?.
-ya te lo dije, Miyako Inoue.
-eso lo sé, pero ¿de dónde la conoces?.
-de la universidad, asistíamos juntos a clases de literatura…
-es bonita – sonrió sarcástico – ya era hora que una mujer ocupara tu cabeza y no un…
-cuidado con lo que vas a decir.
-perdón, mejor me voy.
-sí, mejor te vas – murmuré molesto.
-te llamo más tarde.
-sí – y di media vuelta, ni siquiera cerré la puerta, dejé que la cerrara él.
¿Por qué tuvo que traerlo a mi cabeza una vez más?, ¿Por qué a Koushirou?.
Me dirigí hasta el comedor y nuevamente al verla me sonrojé. Gracias a ello olvidé lo anterior.
-yo…yo…lamento lo que hice hace poco – dije acercándome a ella.
-es que debí avisarte que me cambiaría – se excusó igual de roja que yo.
-es que debía yo tocar la puerta en esos momentos.
-pero…
-pero, no se volverá a repetir, no quiero que pienses cosas malas sobre mí.
-no he pensado nada.
-aún así… - insistí tomándola por los hombros.
-creo que sólo debemos olvidarlo.
-yo también.
-bien y sería bueno que te ayudara a limpiar el café en la alfombra que por mi culpa se derramó.
-sí, perfecto – dije más calmado de que las cosas se arreglaran.
-yo voy a la cocina a buscar un paño.
-y yo al cuarto a ver que… - y chocamos de frente.
Y nos reímos.
-lo lamento – dijimos al unísono.
-voy a la cocina…
-y yo al cuarto…- y tropezamos nuevamente.
Y caímos, caí sobre ella…quedando demasiado juntos para mi gusto…demasiado roces íntimos para primer encuentro.
Demasiado silencio…
Demasiado cerca…
Demasiado roce entre nuestros cuerpos…
Y ella demasiado expectante para que yo la besara…pero no iba a hacer ello, no en este momento…no…ella quería acercarse, algo me lo decía, pero yo desistía de la idea, pero Miyako quería cerrar sus ojos y yo lo único que pedía era el valor necesario para levantarme de encima de ella…pero no podía moverme…¡quiero moverme!.
¡¿Qué me detiene?!. ¿la quiero besar también?, ¡no!. ¡ni siquiera un día llevamos de habernos reencontrado!, ¡esto va muy rápido!.
-…la puerta estaba abierta… - escuché su voz.
Y tenía que llegar él, ¡por qué él!, ¡ahora!.
Me levanté, y Miyako se quedó en el suelo unos cuantos segundos más.
-hola Koushirou.
CONTINUARÁ…
Notas:
¡wiiiiiiiii!, Vacaciones al fin!, adiós estrés!, adiós pruebas!.
Gracias a ello he podido terminar esta parte inconclusa desde hace mucho…¿qué tal va?.
¿me creen si les digo que no sé con quien dejar a Takeru?. ¿me ayudan?.
Vamos, espero reviews!
L o r e – c h a n.
Diciembre, 15
2002.
