Hola chicos!!! Qué tal? Bueno, antes de nada os digo: sí, es una historia de mucha fantasía, a lo Disney. Sorry, pero es que me salió así. En realidad, estaba escribiendo otra cosa, un Ron/Herm de lo más normalito, pero se me fue la mente y terminé escribiendo esto *lol* Sólo espero que os guste :S

Otra cosa, el texto que vais a ver, el que lee Hermione ^^ no es mío ni lo he inventado yo, para nada, es un texto élfcio de Tolkien. no quería plagiar hehe pero es que me encanta esa canción, y además, el significado es precioso (es lo que después dice Amanda, ya veréis)

Qué más... pues las dedicatorias ^^ Para mis niñas, las Ronnie's Lover, que las quiero mil!!! Y VIVA MICHAEL!!!! *lol* *ahem* Miyu, ya te vale, conéctate al MSN!! y RpF!! Suerte cariño!!

Isilme: mi niña, que te quiero demasiado ^^ mi angelito ^^

También para Magica chan ^^ hhehehe a ver si te gusta.

Bueno, eso es todo. Por favor, espero que me dejen algún que otro review... porque si no, creo que me deprimiré para los restos... R&R PLEASE!!!!

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:: Érase una vez ::

1- Dama del Espejo

- Despierte señorita... – dijo una voz, suavemente.

Hermione abrió los ojos lentamente, no sin esfuerzo. Vio la figura de una mujer de caderas anchas descorrer las cortinas. Herm serró los ojos y se los cubrió con una mano: le molestaba la luz del sol.

- Lo siento señorita, pero son cerca de las doce – dijo la mujer, sonriendo – En seguida le traigo el desayuno.

La mujer, que se llamaba Alma, abandonó la habitación.

Hermione sonrió. Se levantó lentamente y se dirigió al gran balcón. Miró hacia el hermoso jardín en el que se había criado: enorme, lleno de flores, y...

- Y solitario... – murmuró - ¡Alma! – gritó, esperando que la mujer la escuchara.

Ya estaba vistiéndose cuando la mujer apareció.

- ¿Ha llamado usted, señorita? – preguntó. Hermione se volvió.

- Sí – dijo sonriendo – Dónde está Mandy?

- Abajo, tomando el desayuno.

- Quiero desayunar con ella, Alma.

La mujer frunció el ceño.

- Pero señorita Granger, sus padres quieren que le sirvamos el desayuno en la cama...

- Sé perfectamente lo que mis padres quieren, pero yo quiero desayunar con Mandy.

- Señorita... – dijo Alma, luciendo nerviosa – sus padres no quieren que se mezcle con el servicio... y Mandy es mi hija...

- Alma, me da igual lo que mis padres quieran o dejen de querer – dijo, cuando terminó de vestirse – ellos no están... ellos nunca están... – añadió, cabizbaja.

Alma suspiró, e indicó a Hermione que tomase asiento en la cama. La mujer se arrodilló frente a ella, y tomó el rostro con ambas manos.

- Mi pequeña brujita – comenzó la mujer, sonriendo. Hermione también sonrió – Sé que te sientes sola. Tus padres trabajan mucho, demasiado. Quieren darte lo mejor...

- ¿Y por eso no puedo mezclarme con el servicio, como ellos dicen?

- Eso no sé por qué lo hacen...

- Es increíble que digan eso cuando has sido tú la que me ha criado...

Alma sonrió.

- ¿Sabes? Aún lo recuerdo: aquella noche, la noche en que Mandy y tú nacisteis, fue la primera vez que vi nevar. Todas las calles estaban bloqueadas, las comunicaciones cortadas... y tú madre se puso de parto. Yo sabía que pronto me tocaría a mí, lo notaba, pero como venía que tu padre no tenía ni idea de qué hacer, fui yo quien asistió tu nacimiento. Te tomé en mis brazos cuando aún eras una bolita. Luego tu padre tuvo que apañárselas para que Amanda naciese sin ningún problema. ¿Sabes? Para mí, aquella noche no tuve a Amanda: os tuve a las dos. A mi brujita y a mi demonio – añadió, riendo – de eso hace ya dieciséis años, Herm. Creí que ya eras fuerte...

- soy fuerte – se apresuró a decir Hermione – Me da igual estar todo el verano sola pero... no me da igual que os traten así después de todo lo que habéis hecho...

Alma sonrió de nuevo.

- Vamos abajo – dijo, poniéndose en pie – Amanda está desayunando.

Mientras bajaban las enormes escaleras, Alma le informó de que sus padres iban a estar todo el verano fuera, de negocios.

"Genial", pensó Hermione. "¿Ves? Esto confirma que no tengo familia. N ose preocupan por mí, ni se interesan en saber cómo me siento... Sólo tengo a Alma, Mandy, Harry y Ron... y Ginny. Pero no quiero que ellos lo sepan... Me pregunto por qué mis padres actúan así... hace un mes eran... diferentes... seguro que si Vold... ese, me matase, sólo Ron, Harry, Ginny, Alma y Mandy lo notarían..."

Los pensamientos de Hermione se interrumpieron al llegar a la cocina. Una chica de pelo rubio y largo, recogido en una cola alta, de ojos azul claro, la miraba desde la mesa, sonriendo. A su lado, en la mesa, había un vaso de leche y galletas, y frente a ella, abierto, el libro de Encantamientos de Hermione-

- Buenos días – dijo la chica, sin dejar de sonreír.

- Hola Mandy – dijo Herm, sonriendo a su vez.

"Es estupendo que las dos personas que más quiero sepan la verdad sobre mí...", pensó, mirando a Mandy y Alma. Pero su mente voló lejos, a la Madriguera. Herm sacudió la cabeza, como queriendo sacar ese pensamiento. Mandy rió.

- El desayuno – dijo Alma, poniendo ante Herm una bandeja repleta de comida.

- ¿Por qué Mandy... – comenzó Herm, cuando fue interrumpida por la chica rubia.

- Porque anoche estuve vomitando. No quiero comer mucho.

Durante el desayuno, Mandy y Hermione estuvieron hablando sobre encantamientos. La chica rubia siempre había mostrado interés por la magia, y Herm estaba encantada de tener alguien así a su lado en verano.

Al terminar el desayuno, salieron al gran jardín, con el libro de encantamientos a cuestas. Alma las observaba desde la puerta principal. Mandy volvió la vista hacia su madre y asintió. Luego siguió corriendo-

- Vamos Herm – dijo Mandy – Quiero enseñarte algo.

Alma las perdió de vista, y una lágrima cayó de sus ojos.

- En su lugar instaurarás una reina... – murmuró, justo antes de desaparecer.

Mandy y Hermione seguían corriendo, hasta llegar a una zona que Herm no había visto nunca antes: estaba todo oscuro. Los árboles tenían aspecto amenazador, parecían tener vida, y Herm juraría que se volvían para verla pasar.

- Mandy... – dijo con voz temblorosa - ¿Dónde estamos?

- En el jardín de su casa, milady – contestó una voz angelical, delante de ella.

Hermione se detuvo en seco. Aquella no era la voz de su amiga Amanda. Pero era ella la que se había adelantado. Lejos de quedarse allí, paralizada por el miedo, caminó en dirección a la voz, y pronto vio un gran resplandor en uno de los recodos del minúsculo camino por el que caminaba.

- ¿Mandy? – preguntó Herm.

Nadie contestó. Sólo al acercarse a la luz vio a su amiga, que era el centro de la luz, con un gran traje azul sedoso, que ondeaba al viento, al igual que su dorado cabello, ahora largo hasta el suelo.

- ¿A... Amanda?

La chica rubia sonrió, y se dio la vuelta para proseguir su camino.

Cualquier otra chica habría llegado a la conclusión de que se estaba volviendo loca, o estaba en mitad de una pesadilla. Pero Hermione sabía que aquello era real. Aunque no quería saber lo que iba a suceder a continuación. Pero su curiosidad la obligaba a seguir adelante.

No se atrevía a hablar, y no apartaba los ojos de su amiga, hasta que esta se detuvo. Hermione miró alrededor: aquello, al igual que lo anterior, no era su jardín: era un bosque, demasiado oscuro para su gusto.

- Pero Amanda... esto no es mi jardín...

Pero Amanda no habló. Simplemente se echó a un lado, dejando un gran espejo a la vista de Hermione: parecía estar suspendido en el aire, y algunas ramas dibujaban adornos. Al pie del espejo, como en un atril, Herm pudo ver su libro de encantamientos, pero a un toque de la mano de Amanda, se tornó en piedra.

Herm se acercó, temerosa, y puso sus manos sobre el libro, bajo al atenta mirada de Amanda, que ahora parecía un ser creado por la imaginación de cualquier niño.

Por el tacto, descubrió que el libro tenía grabadas unas palabras, que leyó para sí, murmurando.

- Tiro! Êl eira e môr. I 'lir en êl liutha ùren. Ai! Aníron...

Como si hubiese estado cientos de años esperando ese momento, el bosque entero tembló. Amanda cerró los ojos y esbozó una sonrisa, mientras el espejo emitía una luz brillante, que devolvía el color a todo cuanto tocaba. Pronto el bosque volvió a tener vida, a ser verde.

Entonces Amanda habló.

- ¡Mira! Una estrella sale de la oscuridad. La canción de las estrellas encanta mi corazón. ¡Ah! Deseo...

- Yo conozco esa leyenda... – murmuró Hermione, antes de alzar de nuevo la voz – fue el primer reino... ciudad... de magos del mundo. La reina Xenia y el rey Loren. Ella estaba embarazada, pero un hechicero quería apoderarse del reino, y decidió matar a los reyes y también al que sería su descendiente. Sin embargo, cuando ya estaba todo perdido, el fiel escudero del rey mató al hechicero y salvó a la reina de la muerte. Un bonito cuento para niños magos...

- No es un cuento – la interrumpió Amanda – Es una realidad.

Hermione se sintió obligada a mirar al espejo, donde toda la historia fue revivida, delante de sus ojos.

Fue como un viaje en el tiempo: Hermione pudo sentir en su propio cuerpo el miedo, sufrimiento y agonía de la reina Xenia.

Cuando el espejo perdió su luz, Hermione se desplomó en el suelo. Cuando volvió en sí, vio que los ojos de Amanda la miraban fijamente. La chica se había arrodillado a su lado, y sostenía su cabeza en su regazo.

- Ya le dije que no era un cuento...

- Oh Dios... lo he... lo he sentido... el dolor y el miedo de la reina...

- ¿Y el rey? – preguntó Amanda – Nadie nunca se cuerda de él...

- Moribundo... en medio del bosque... intentando encontrar a la reina Xenia... mató a casi todos los secuaces del hechicero... pero...

- Lo hirieron de muerte...

- Sí – dijo Herm, con lágrimas que peleaban por salir.

- Mas no falleció. Volvió a palacio y le rogó a su más fiel escudero que terminase su trabajo.

- El rey... – dijo Herm – se parecía a mi... a mi amigo...

- ¿Ronald Weasley?

- Sí... – susurró Herm - ¿Cómo...?

- Vos, milady, sois la heredera de la reina Xenia, así como su amigo es el heredero del rey Loren. El heredero del fiel escudero fue en su tiempo Godric Gryffindor, así como Salazar Slytherin lo fue del hechicero.

Herí bajó la vista.

- El resto es fácil de imaginar – prosiguió Amanda, acariciando el pelo de Hermione – La historia se repite, milady, pero esta vez, el escudero será el primero...

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GiNgEr WeAsLeY -- Ronnie's Lover #3