El Señor de
los Anillos:La Leyenda Continúa
2 Kate regresó a su casa por el mismo camino de siempre, aunque todos los días viese lo mismo, su vida no le parecia para nada monótona; le gustaba ayudar a las personas, sobre todo a los niños, ese era su trabajo. Trabajaba de enfermera en un hospital, el "4 de Julio", y su trabajo la enorgullecía profundamente y, a la vez, la entristecía ver a niños pequeños con enfermedades terminales. Pero, al llegar a su casa, intentaba olvidarse de todo eso y relajarse; se tomó un baño y se vistió con unos vaqueros, unas botas y un abrigo largo, no tenía ganas de cocinar y decidió ir a comer fuera, pero, cuando estaba a punto de marcharse, un ruido se lo impidió; podría no haberle hecho el más mínimo caso pero, había algo que la atraía hacia el ático, que era el lugar de donde había venido el ruido.
Subió las escaleras lentamente y cuando llegó a la puerta y estaba a punto de abrirla, una luz blanca salió de debajo de la puerta, Kate retrocedió unos pasos pero al final se decidió a abrirla y la luz la cegó por completo...
Cuando despertó estaba en medio de un bosque, estaba muy aturdida; se sentó apoyada en un árbol cercano y fue reconstruyendo los hechos, lo último de los que se acordaba era una figura blanca que era la que, con su luz, la cegó por completo. Miró a su alrededor, no había casas por allí, solo árboles; hundió su cabeza entre las rodillas y cerró los ojos, le dolía mucho la cabeza.
Lo que Kate no sabía es que por el bosque iba a a pasar una comitiva de Elfos que se dirigían al palacio del Rey Elessar, todos ellos dirigidos por el Príncipe Legolas del Bosque Verde. A la izquierda del príncipe iba una de sus escoltas personales, Níriel, una joven Elfa, delgada y un poco baja para su raza, pero muy hábil en el manejo de la espada; ella fue la que con sus penetrantes ojos azules, divisara a Kate.
- Majestad, allí hay alguien - dijo señalando con la mano.
Legolas paró la comitiva y, junto a Níriel, se acercó a donde estaba Kate. La muchacha no oyó a los Elfos llegar pues, al ser estos tan livianos, no hacían ruido al pisar las hojas secas del suelo. Legolas se arodilló y posó su mano sobre la cabeza de Kate, esta la levantó y sus ojos se cruzaron con los maravillosos ojos azules del Elfo.
- ¿Estás bien? - le preguntó Legolas amablemente.
- Sí, bueno, me caí y me dí un golpe y ahora estoy un poco mareada.
- Ven - El Elfo se levantó y le tendió la mano - te llevaremos con nosotros.
La muchacha se levantó y ambos Elfos se extrañaron al ver la ropa de Kate, al mismo tiempo, Kate se quedó mirando las orejas élficas. Después de unos incómodos segundos, los tres se dirigieron a los caballos.
-Tú montarás conmigo en Arod - los demás se sorprendieron ante la idea del Príncipe de cabalgar con aquella extraña, pero Legolas intuía algo.
Ambos subieron al caballo y la comitiva siguió su camino.
- ¿Cómo te llamas?
- Kate Evans.
- ¿De dónde vienes?
- Pues, verá ... yo.... Es difícil de explicar.
- ¿Explicar el qué?
- Pues, que no sé como llegué aquí, yo... yo estaba allí y, de repente, una luz y... estoy muy confundida.
- ¿Una luz dices?
- Sí, una luz blanca me cegó por completo y cuando desperté estaba aquí.
- Creo que tus preguntas serán respondidas cuando lleguemos al palacio del rey.
- ¿Crees?...¿Rey?¿Qué Rey? Y por cierto, ¿cómo te llamas?
- Legolas, Príncipe del Bosque Verde.
-Y, ¿se puede saber dónde estoy?
- Estás en Gondor, país gobernado por el Rey Elessar.
- Creo que el golpe que me dí fue muy fuerte, o, tal vez, esto es un sueño.
- Ni lo uno ni lo otro, más bien es cosa de Gandalf.
- ¿¿De Mithrandir?? - dijo Níriel, que hasta entonces había permanecido callada.
- Sí, Níriel y el corazón me dice que nada bueno va a pasar.
Ninguno de los tres dijo una palabra más en todo el camino hasta llegar al epicentro de Minas Tirith, el Palacio del Rey.
- Vaya, es... increíble - dijo Kate encantada por la grandeza del palacio.
Todos bajaron de sus caballos y entraron enseguida pues tenían muchas ganas de descansar. Legolas fue a reunirse con el rey, al que hacía tiempo que no veía.
- Legolas, querido amigo.
- Aragorn - digo Legolas mientras inclinaba la cabeza en señal de respeto, después se dirigió a la Reina y le besó la mano - Reina Arwen.
- ¿Cómo van las cosas por el norte? - preguntó Aragorn, aunque su pregunta no pudo ser respondida pues Legolas miraba hacia la puerta indicando la presencia de Kate, que se había distraído mirando por la ventana del pasillo. Aragorn se sorprendió al ver a la chica que había visto en el Palantir.
- La encontré en el bosque, me dijo que no sabía cómo había llegado hasta allí.Creo que es cosa de Gandalf.
- Hablaré con él y ahora descansa, el viaje ha debido de ser agotador. Hasta luego - el Rey se marchó acompañado de la Reina y Legolas salió de la sala.
- Vamos, te conduciré a tu habitación. Luego podrás hablar con Gandalf.
- De acuerdo - dijo Kate soltando un leve suspiro y siguió de nuevo a Legolas por los pasillos por los que habían venido.
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2 Kate regresó a su casa por el mismo camino de siempre, aunque todos los días viese lo mismo, su vida no le parecia para nada monótona; le gustaba ayudar a las personas, sobre todo a los niños, ese era su trabajo. Trabajaba de enfermera en un hospital, el "4 de Julio", y su trabajo la enorgullecía profundamente y, a la vez, la entristecía ver a niños pequeños con enfermedades terminales. Pero, al llegar a su casa, intentaba olvidarse de todo eso y relajarse; se tomó un baño y se vistió con unos vaqueros, unas botas y un abrigo largo, no tenía ganas de cocinar y decidió ir a comer fuera, pero, cuando estaba a punto de marcharse, un ruido se lo impidió; podría no haberle hecho el más mínimo caso pero, había algo que la atraía hacia el ático, que era el lugar de donde había venido el ruido.
Subió las escaleras lentamente y cuando llegó a la puerta y estaba a punto de abrirla, una luz blanca salió de debajo de la puerta, Kate retrocedió unos pasos pero al final se decidió a abrirla y la luz la cegó por completo...
Cuando despertó estaba en medio de un bosque, estaba muy aturdida; se sentó apoyada en un árbol cercano y fue reconstruyendo los hechos, lo último de los que se acordaba era una figura blanca que era la que, con su luz, la cegó por completo. Miró a su alrededor, no había casas por allí, solo árboles; hundió su cabeza entre las rodillas y cerró los ojos, le dolía mucho la cabeza.
Lo que Kate no sabía es que por el bosque iba a a pasar una comitiva de Elfos que se dirigían al palacio del Rey Elessar, todos ellos dirigidos por el Príncipe Legolas del Bosque Verde. A la izquierda del príncipe iba una de sus escoltas personales, Níriel, una joven Elfa, delgada y un poco baja para su raza, pero muy hábil en el manejo de la espada; ella fue la que con sus penetrantes ojos azules, divisara a Kate.
- Majestad, allí hay alguien - dijo señalando con la mano.
Legolas paró la comitiva y, junto a Níriel, se acercó a donde estaba Kate. La muchacha no oyó a los Elfos llegar pues, al ser estos tan livianos, no hacían ruido al pisar las hojas secas del suelo. Legolas se arodilló y posó su mano sobre la cabeza de Kate, esta la levantó y sus ojos se cruzaron con los maravillosos ojos azules del Elfo.
- ¿Estás bien? - le preguntó Legolas amablemente.
- Sí, bueno, me caí y me dí un golpe y ahora estoy un poco mareada.
- Ven - El Elfo se levantó y le tendió la mano - te llevaremos con nosotros.
La muchacha se levantó y ambos Elfos se extrañaron al ver la ropa de Kate, al mismo tiempo, Kate se quedó mirando las orejas élficas. Después de unos incómodos segundos, los tres se dirigieron a los caballos.
-Tú montarás conmigo en Arod - los demás se sorprendieron ante la idea del Príncipe de cabalgar con aquella extraña, pero Legolas intuía algo.
Ambos subieron al caballo y la comitiva siguió su camino.
- ¿Cómo te llamas?
- Kate Evans.
- ¿De dónde vienes?
- Pues, verá ... yo.... Es difícil de explicar.
- ¿Explicar el qué?
- Pues, que no sé como llegué aquí, yo... yo estaba allí y, de repente, una luz y... estoy muy confundida.
- ¿Una luz dices?
- Sí, una luz blanca me cegó por completo y cuando desperté estaba aquí.
- Creo que tus preguntas serán respondidas cuando lleguemos al palacio del rey.
- ¿Crees?...¿Rey?¿Qué Rey? Y por cierto, ¿cómo te llamas?
- Legolas, Príncipe del Bosque Verde.
-Y, ¿se puede saber dónde estoy?
- Estás en Gondor, país gobernado por el Rey Elessar.
- Creo que el golpe que me dí fue muy fuerte, o, tal vez, esto es un sueño.
- Ni lo uno ni lo otro, más bien es cosa de Gandalf.
- ¿¿De Mithrandir?? - dijo Níriel, que hasta entonces había permanecido callada.
- Sí, Níriel y el corazón me dice que nada bueno va a pasar.
Ninguno de los tres dijo una palabra más en todo el camino hasta llegar al epicentro de Minas Tirith, el Palacio del Rey.
- Vaya, es... increíble - dijo Kate encantada por la grandeza del palacio.
Todos bajaron de sus caballos y entraron enseguida pues tenían muchas ganas de descansar. Legolas fue a reunirse con el rey, al que hacía tiempo que no veía.
- Legolas, querido amigo.
- Aragorn - digo Legolas mientras inclinaba la cabeza en señal de respeto, después se dirigió a la Reina y le besó la mano - Reina Arwen.
- ¿Cómo van las cosas por el norte? - preguntó Aragorn, aunque su pregunta no pudo ser respondida pues Legolas miraba hacia la puerta indicando la presencia de Kate, que se había distraído mirando por la ventana del pasillo. Aragorn se sorprendió al ver a la chica que había visto en el Palantir.
- La encontré en el bosque, me dijo que no sabía cómo había llegado hasta allí.Creo que es cosa de Gandalf.
- Hablaré con él y ahora descansa, el viaje ha debido de ser agotador. Hasta luego - el Rey se marchó acompañado de la Reina y Legolas salió de la sala.
- Vamos, te conduciré a tu habitación. Luego podrás hablar con Gandalf.
- De acuerdo - dijo Kate soltando un leve suspiro y siguió de nuevo a Legolas por los pasillos por los que habían venido.
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