El Señor de los Anillos: La Leyenda Continúa
5
Durante el viaje, Beren le contó algunas leyendas gondorianas a Kate; Legolas la miraba de reojo, no se fiaba demasiado de Beren o quizás es que . . .
- ¿Qué pasa, Legolas? - interrumpió Vorhir , el mejor amigo de Legolas desde la infancia, sacando al Príncipe de sus pensamientos.
- Nada, solo que no me fío mucho de ese tal Beren.
- ¿No te fías o es que tienes celos de él? - dijo Vorhir con una sonrisa a lo que Legolas respondió con una mirada amenazadora.
- Vamos no es para ponerse así - dijo Vorhir y se acercó a Níriel para hablar con ella.
- ¿Qué tal Níriel?
- Bien . . . - dijo la Elfa algo triste.
- ¿Te ocurre algo?
- No, nada.- dijo Níriel aunque mentía pues estaba preocupada por Legolas.
Un gesto de Legolas con la mano hizo parar a los viajeros. Descansarían y reponerían fuerzas. El Elfo ayudó a Kate a bajar del caballo y ambos se quedaron mirando durante un instante que a la muchacha le pareció eterno.
- Señor! - interrumpió un Elfo - este vagabundo intento atacarnos.
Legolas soltó a Kate y se dirigió al vagabundo que se encontraba arrodillado en el suelo y con las manos atadas a la espalda; llevaba una túnica bastante gastada de color marrón, su cara estaba llena de arrugas y estaba cubierta por una espesa barba blanca y su pelo, también blanco, le cubría parte de la cara.
- ¿Cómo te llamas y de dónde vienes? - preguntó Legolas pero el vagabundo permaneció en silencio.- Atadlo a un árbol y haced turnos de vigilancia para que no escape.
- Si señor.
Antes de que pudieran llevárselo, Kate, pudo oír una palabra que nadie más escuchó.
- Ayúdame!
El anciano la pronunció para que solo ella la escuchara. Legolas se volvió hacia Kate y vió que tenia la vista fija en el anciano aunque después se volvió hacia su caballo y el Elfo se fue a hablar con el capitán Faramir.
- Amarrarré tu caballo aquí - dijo Beren acercándose a Kate.
- Gracias - dijo la muchacha sonriendo.
En ese momento alguien tiró de su pantalón y al mirar hacia abajo vió a un niño Elfo sonriendo.
- ¿Es verdad que viene usted de otro mundo?
- Sip - dijo mientras se ponía a la altura del niño. A ellos se les unieron dos pequeños más, un niño y una niña, también de raza élfica.
- ¿Por qué no nos cuentas alguna leyenda de tu tierra?
- ¿Una leyenda? Por supuesto.
- ¡Bien! - gritaron los niños al unísono.
Los cuatros se sentaron cerca de un árbol y, mientras comían, Kate les fue contando algunos cuentos y leyendas. Pronto los pequeños se quedaron dormidos y Kate los arropó con algunas mantas y después se echó un rato a descansar. El viaje había sido agotador y se durmió enseguida, pero, pronto despertó, era medianoche y todos dormían; se levantó y llegó hasta un claro del bosque donde, sentado y meditando, se encontraba el vagabundo, nadie le vigilaba.
Thaliost, que así se llamaba el anciano, volvió su mirada hacia la joven y ambos se quedaron mirando un rato. Entonces Kate se percató de el Elfo que había durmiendo no muy lejos del anciano.
- Tuve que dormirlo con un conjuro.
- ¿Un . . . conjuro?
- Puedo ayudarte.
- ¿Ayudarme a qué?
- A destruir al Elfo oscuro.
Se escucharon unos pasos, alguien se acercaba a ellos.
- Vamos, ¡desátame y te ayudaré!
Kate estuvo a punto de hacerlo pero retrocedió unos pasos, ¿y si todo era una trampa?
- Vamos, ¿a qué esperas?
- No lo haré.
- ¿Cómo dices?
- ¿Qué haces aquí? - dijo una voz desde atrás.
Al volverse, pudo ver que la voz procedía de Legolas.
- Yo . . .
- ¿Dónde está el vagabundo?
En el sitio donde estuvo el anciano solo quedaban las cuerdas elficas que le ataban las manos.
- Hace . . . hace un segundo estaba ahí - dijo Kate asustada.
Legolas se quedó pensativo, en su interior sabía que aquél anciano era un mago . . .
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Níriel
Todos la veían como una Elfa débil, aunque era todo lo contrario, pero todos la juzgaban por su aspecto: era algo bajita para su raza y delgada; su aspeco era de aspecto frágil, su pelo era rubio y le llegaba por el hombro. Al contrario de lo que decían era muy buena con la espada.
Conocía a Legolas desde la infancia al igual que a Vorhir y los tres eran buenos amigos desde entonces; su padre pertenecía a la guardia personal del Rey Thranduil, una vez la llevó a palacio y allí conoció a Legolas y todos los día jugaban juntos, a medida que fueron mayores, Níriel fue sintiendo algo más que amistad por el Príncipe, aunque él estaba muy ocupado con los asuntos de palacio y jamás se dió cuenta de sus sentimientos.
Y ahora estaba ella, y él la vigilaba todo el rato, quizás era por la promesa que le hizo a Gandalf o, quizás era que sentía algo por ella. Lo cierto es que la cabeza de la Elfa no había hecho otra cosa que darle vueltas al asunto durante el viaje y, aqunue no lo sabía, estaba ignorando a la persona que más la quería en este mundo . . .
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Durante el viaje, Beren le contó algunas leyendas gondorianas a Kate; Legolas la miraba de reojo, no se fiaba demasiado de Beren o quizás es que . . .
- ¿Qué pasa, Legolas? - interrumpió Vorhir , el mejor amigo de Legolas desde la infancia, sacando al Príncipe de sus pensamientos.
- Nada, solo que no me fío mucho de ese tal Beren.
- ¿No te fías o es que tienes celos de él? - dijo Vorhir con una sonrisa a lo que Legolas respondió con una mirada amenazadora.
- Vamos no es para ponerse así - dijo Vorhir y se acercó a Níriel para hablar con ella.
- ¿Qué tal Níriel?
- Bien . . . - dijo la Elfa algo triste.
- ¿Te ocurre algo?
- No, nada.- dijo Níriel aunque mentía pues estaba preocupada por Legolas.
Un gesto de Legolas con la mano hizo parar a los viajeros. Descansarían y reponerían fuerzas. El Elfo ayudó a Kate a bajar del caballo y ambos se quedaron mirando durante un instante que a la muchacha le pareció eterno.
- Señor! - interrumpió un Elfo - este vagabundo intento atacarnos.
Legolas soltó a Kate y se dirigió al vagabundo que se encontraba arrodillado en el suelo y con las manos atadas a la espalda; llevaba una túnica bastante gastada de color marrón, su cara estaba llena de arrugas y estaba cubierta por una espesa barba blanca y su pelo, también blanco, le cubría parte de la cara.
- ¿Cómo te llamas y de dónde vienes? - preguntó Legolas pero el vagabundo permaneció en silencio.- Atadlo a un árbol y haced turnos de vigilancia para que no escape.
- Si señor.
Antes de que pudieran llevárselo, Kate, pudo oír una palabra que nadie más escuchó.
- Ayúdame!
El anciano la pronunció para que solo ella la escuchara. Legolas se volvió hacia Kate y vió que tenia la vista fija en el anciano aunque después se volvió hacia su caballo y el Elfo se fue a hablar con el capitán Faramir.
- Amarrarré tu caballo aquí - dijo Beren acercándose a Kate.
- Gracias - dijo la muchacha sonriendo.
En ese momento alguien tiró de su pantalón y al mirar hacia abajo vió a un niño Elfo sonriendo.
- ¿Es verdad que viene usted de otro mundo?
- Sip - dijo mientras se ponía a la altura del niño. A ellos se les unieron dos pequeños más, un niño y una niña, también de raza élfica.
- ¿Por qué no nos cuentas alguna leyenda de tu tierra?
- ¿Una leyenda? Por supuesto.
- ¡Bien! - gritaron los niños al unísono.
Los cuatros se sentaron cerca de un árbol y, mientras comían, Kate les fue contando algunos cuentos y leyendas. Pronto los pequeños se quedaron dormidos y Kate los arropó con algunas mantas y después se echó un rato a descansar. El viaje había sido agotador y se durmió enseguida, pero, pronto despertó, era medianoche y todos dormían; se levantó y llegó hasta un claro del bosque donde, sentado y meditando, se encontraba el vagabundo, nadie le vigilaba.
Thaliost, que así se llamaba el anciano, volvió su mirada hacia la joven y ambos se quedaron mirando un rato. Entonces Kate se percató de el Elfo que había durmiendo no muy lejos del anciano.
- Tuve que dormirlo con un conjuro.
- ¿Un . . . conjuro?
- Puedo ayudarte.
- ¿Ayudarme a qué?
- A destruir al Elfo oscuro.
Se escucharon unos pasos, alguien se acercaba a ellos.
- Vamos, ¡desátame y te ayudaré!
Kate estuvo a punto de hacerlo pero retrocedió unos pasos, ¿y si todo era una trampa?
- Vamos, ¿a qué esperas?
- No lo haré.
- ¿Cómo dices?
- ¿Qué haces aquí? - dijo una voz desde atrás.
Al volverse, pudo ver que la voz procedía de Legolas.
- Yo . . .
- ¿Dónde está el vagabundo?
En el sitio donde estuvo el anciano solo quedaban las cuerdas elficas que le ataban las manos.
- Hace . . . hace un segundo estaba ahí - dijo Kate asustada.
Legolas se quedó pensativo, en su interior sabía que aquél anciano era un mago . . .
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Níriel
Todos la veían como una Elfa débil, aunque era todo lo contrario, pero todos la juzgaban por su aspecto: era algo bajita para su raza y delgada; su aspeco era de aspecto frágil, su pelo era rubio y le llegaba por el hombro. Al contrario de lo que decían era muy buena con la espada.
Conocía a Legolas desde la infancia al igual que a Vorhir y los tres eran buenos amigos desde entonces; su padre pertenecía a la guardia personal del Rey Thranduil, una vez la llevó a palacio y allí conoció a Legolas y todos los día jugaban juntos, a medida que fueron mayores, Níriel fue sintiendo algo más que amistad por el Príncipe, aunque él estaba muy ocupado con los asuntos de palacio y jamás se dió cuenta de sus sentimientos.
Y ahora estaba ella, y él la vigilaba todo el rato, quizás era por la promesa que le hizo a Gandalf o, quizás era que sentía algo por ella. Lo cierto es que la cabeza de la Elfa no había hecho otra cosa que darle vueltas al asunto durante el viaje y, aqunue no lo sabía, estaba ignorando a la persona que más la quería en este mundo . . .
