CAPITULO 4. Cicatrices
Megumi se quedó toda esa tarde cuidando a Kenshin en el dojo. Al caer la noche se dedicó a preparar la cena y cuando regresó a la habitación de Kenshin lo encontró despierto y sentado sobre su futón. Él permaneció cabizbajo mientras ella se sentaba a su lado dejando una charola llena de comida frente a él.
- ¿Cómo te sientes, Ken-san? ¿Mejor?
Kenshin asintió sin decir nada más.
- Te traje algo de cenar.
- No tengo hambre. Gracias.
- Pero Kenshin, estás muy débil. Tuviste fiebre muy alta y estás muy pálido…
- Megumi-dono… Si no es mucha molestia, me gustaría estar solo.
- Es que…
- Por favor.
Unos segundos de silencio le dieron valor a Megumi para preguntar:
- ¿Todo esto es por ella, verdad?
En respuesta, Kenshin apretó con fuerza entre sus manos parte de la sabana que le cubría.
- "Sé que le prometí a Kaoru no decirle nada a Kenshin pero…". Ken-san… Yo sé…
- Todo fue culpa mía...
- ¿Eh?
- No debí tratarla así… Yo creí que al hablarle de esa forma dejaría de preocuparse por mí y así no estaría en peligro por mi culpa, pero nunca creí que esto pasaría… Lo peor de todo… es que sé que algo malo le sucedió… y yo no estoy allí para ayudarla. ¡Soy un estúpido!...
- ¡Deja de culparte!... No entiendo que fue lo que pasó entre ustedes pero estoy segura que Kaoru regresará muy pronto y no va a gustarle encontrarte en ese estado.
- ¿Y… si no vuelve? -replicó con voz temblorosa.
- ¡No puedo creer que el Kenshin que conozco se deje hundir de esta forma! Tú eres de las pocas personas que conozco que son optimistas por naturaleza. Confía en Kaoru… Estoy convencida de que volverá sana y salva… ¿No has pensado salir a buscarla tu mismo?
- Sanosuke y Yahiko ya la han buscado por todo Tokio… Además, ya me encargue de enviar un recado a Kyoto pero aún no me han contestado.
- Se que esto no es un consuelo pero… solo han pasado dos días. Seguramente pronto aparecerá. Kaoru no puede permanecer lejos de ti por mucho tiempo, ¿lo recuerdas?
Kenshin no respondió. Parecía haberse encerrado en su propio mundo otra vez.
- "Creo que esta vez Kaoru tiene razón… Si Kenshin llega a verla en el estado en que se encuentra se culpará día y noche por lo sucedido y decidirá marcharse. Eso si sería un gran problema… Aún así, no es justo que uno sufra por el otro de esta forma. Debo asegurarme de que Kaoru se recupere rápidamente o si no este hombre se matará poco a poco de angustia".
- Por favor, quiero estar solo… -insistió él.
Megumi se dio por vencida y salió de la habitación dándole las buenas noches a su amigo. El no le contestó.
- "Tampoco puedo decirle a Kaoru lo que está pasando aquí -pensaba la doctora mientras cerraba la puerta del cuarto- Ella se preocuparía y vendría de inmediato a verlo a pesar de su estado. Por ahora… será mejor mantener todo como está. Ojala en dos semanas la calma regrese a este lugar".
******
Tres días más pasaron desde entonces. Sanosuke se hacía cargo de cuidar de Yahiko y Kenshin mientras contactaba a varios amigos para verificar si alguno sabía algo de Kaoru pero todo era inútil. En tanto, Kenshin seguía hundiéndose en su depresión sin que nadie más pudiera ayudarlo y sin que Kaoru lo supiera.
Por otra parte, en la clínica, Kaoru seguía siendo atendida la mayoría del tiempo por Tetsuya quien se desvivía por lograr que ella mejorara. Kaoru, por su parte, demostraba agradecimiento a aquel doctor que la trataba diferente a como ningún otro hombre la había tratado, ni siquiera Kenshin.
- ¿Al fin me quitarán estas vendas?
- Así es -dijo Tetsuya mientras se acercaba a ella- Es hora de asegurarnos de que no haya secuelas de ningún tipo.
- Está… bien… -balbuceaba al observar como Tetsuya se acercaba a ella para retirarle las vendas. No entendía porqué la cercanía del doctor le ponía tan nerviosa.
Tetsuya hizo su trabajo, luego quitó la gasa que cubría el ojo derecho de Kaoru.
- Mantén cerrados los ojos… Ahora trata de abrirlos lentamente.
Ella obedeció. Al principio veía muy borroso con el ojo derecho pero a los pocos minutos su visión comenzó a mejorar.
- Sigue mi mano con tus ojos -le pidió el doctor mientras movía su mano de lado a lado. Kaoru no tuvo problemas para obedecerlo- ¿Sientes alguno dolor?
- No.
- ¡Perfecto!... Pues al parecer todo esta bien. Lo único que tardará en desaparecer será la cicatriz.
- ¿Cicatriz?
El doctor le acercó un pequeño espejo en ese momento. Al verse en él, Kaoru observó que una profunda cicatriz nacía desde su ceja derecha y cruzaba el parpado hasta terminar unos cuantos centímetros debajo del ojo.
Luego de observarse fijamente un rato Kaoru dejó el espejo a un lado suyo bajando la mirada. Tetsuya observó como la chica cerraba los puños con fuerza mientras su respiración se volvía más rápida.
- "¿Y ahora… que voy a hacer?... ¿Qué pensarán los demás cuando vean está cicatriz?… ¿Y qué dirá Kenshin?... Seguramente debo verme horrible… ¿Por qué? ¿Por qué tenía que pasarme esto?..."
- Si deseas llorar puedes hacerlo, Kaoru-dono.
- ¿Eh?...
- Tú no tuviste la culpa de lo que sucedió. Además… Tu belleza nunca podría opacarla una cicatriz como esa.
Kaoru le miró sorprendida. Realmente apreciaba el apoyo del doctor pero escucharle decir esas palabras le hizo sentir un extraño hormigueo en el estomago. Era cierto que deseaba desahogar su impotencia al no haber podido evitar lo pasado, pero estaba satisfecha de tener a su lado a Megumi y a Tetsuya, y aunque éste último había aparecido en su vida desde hacía pocos días, comprendía que él había llegado a ser una parte fundamental en su recuperación física y espiritual.
- Tetsuya-san… -murmuró mientras varias lágrimas se acumulaban en sus ojos.
- Por favor, llámame Tetsuya -le sonrió mientras acercaba su mano para acariciarle la mejilla- Kaoru-dono… Lo que dije es verdad. Tu alma es hermosa… El brillo de tus ojos lo refleja y por eso no es justo que te lastimes más.
Kaoru no pudo aguantarse más las lágrimas así que, sin pensarlo siquiera, se acercó al doctor para buscar consuelo en sus brazos. Tetsuya permaneció inmóvil, desconcertado por la reacción de la chica, pero a los pocos segundos correspondió a su abrazo mientras escuchaba sus sollozos.
- Tranquila… Te prometo que nadie más te hará daño…
Permanecieron abrazados durante varios minutos más hasta que el llanto de Kaoru cesó. Ella poco a poco se alejó de él apenada por su proceder.
- Lo… Lo siento -murmuró mientras se secaba el rostro con la manga de su bata- Sigo… Sigo comportándome como una niña algunas veces…
- Claro que no. Kaoru-dono ya es una bella jovencita… que seguramente tiene muchos pretendientes que la están esperando allá afuera.
- ¿Pre…tendientes? -le miró indignada- Bueno… Yo no creo que nadie quiera a una chica como yo como su esposa… No se cocinar, me gusta el kendo, soy muy regañona y además…
- Y además tiene muchas virtudes como ser comprensiva, buena amiga, cooperativa y tener un buen corazón… Eso me ha dicho Megumi-dono de usted.
- ¿Eso… dijo?
- Si. Y yo también creo lo mismo, Kaoru-dono.
- Por favor, deja de llamarme así… Solo dime Kaoru.
- Muy bien, Kaoru… Será como tú digas.
Kaoru le sonrió en respuesta. No tenía idea de cuan satisfecho había dejado a Tetsuya al verla más animada. Sin embargo, el silencio se apoderó del lugar en ese momento. Ninguno dejó de mirar al otro por varios segundos hasta que la puerta de la habitación se abrió de repente.
- ¡Kaoru-chan! -saludaron Ayame y Suzume al mismo tiempo sorprendiéndolos.
Kaoru se mostró feliz al ver a ambas niñas pero logró observar que Tetsuya estaba algo apenado. Inclusive creyó ver que se había sonrojado.
- ¿Te encuentras bien, Kaoru-chan? -preguntó una de las niñas llamando su atención.
- La señorita Megumi nos dio permiso de venir a verte.
- Ya me siento mejor. Gracias por preocuparse por mi, niñas.
- Bueno, debo ocuparme de algunos otros pacientes. Regresaré en un rato -dijo el doctor antes de marcharse- Con permiso.
- Adiós, Tetsuya-san -cantaron las niñas en coro.
- "¿Habrá sido mi imaginación? -pensaba Kaoru desconcertada. Aún no podía creer lo que había visto- Si… Eso debió ser… Después de todo Tetsuya solo está preocupado por mi porque soy su paciente… ¿o no?...".
Las niñas de inmediato la sacaron de sus pensamientos.
- Kaoru-chan… ¿Por qué no ha venido Ken-chan a verte?
Definitivamente las niñas la habían agarrado desprevenida esta vez.
- ¿Eh?... Bueno… Es que…
- Tampoco ha venido Yahiko.
- Lo que pasa es que… ellos tienen mucho trabajo, niñas. Por eso, si llegan a verlos, no les digan que estoy enferma o que estoy en la clínica porque se preocuparían mucho.
- Eso mismo nos pidió la Señorita Megumi, pero… estoy segura de que Ken-san debe extrañarte mucho.
- Yo también lo extraño… -confesó, aunque esta vez un raro sentimiento evitó que su angustia fuera evidente- al igual que a Yahiko… Pero les aseguro que muy pronto volveré al dojo y todos podremos jugar juntos, ¿les parece?
Ambas niñas gritaron llenas de felicidad. Kaoru las miraba complacida.
CONTINUARA...
****
¿Que les parecio?... En el proximo capitulo Kenshin merodeará por la clinica y sucederá algo importante.... ¡¡¡No se lo pierdan!!!!
Espero sus comentarios.
Megumi se quedó toda esa tarde cuidando a Kenshin en el dojo. Al caer la noche se dedicó a preparar la cena y cuando regresó a la habitación de Kenshin lo encontró despierto y sentado sobre su futón. Él permaneció cabizbajo mientras ella se sentaba a su lado dejando una charola llena de comida frente a él.
- ¿Cómo te sientes, Ken-san? ¿Mejor?
Kenshin asintió sin decir nada más.
- Te traje algo de cenar.
- No tengo hambre. Gracias.
- Pero Kenshin, estás muy débil. Tuviste fiebre muy alta y estás muy pálido…
- Megumi-dono… Si no es mucha molestia, me gustaría estar solo.
- Es que…
- Por favor.
Unos segundos de silencio le dieron valor a Megumi para preguntar:
- ¿Todo esto es por ella, verdad?
En respuesta, Kenshin apretó con fuerza entre sus manos parte de la sabana que le cubría.
- "Sé que le prometí a Kaoru no decirle nada a Kenshin pero…". Ken-san… Yo sé…
- Todo fue culpa mía...
- ¿Eh?
- No debí tratarla así… Yo creí que al hablarle de esa forma dejaría de preocuparse por mí y así no estaría en peligro por mi culpa, pero nunca creí que esto pasaría… Lo peor de todo… es que sé que algo malo le sucedió… y yo no estoy allí para ayudarla. ¡Soy un estúpido!...
- ¡Deja de culparte!... No entiendo que fue lo que pasó entre ustedes pero estoy segura que Kaoru regresará muy pronto y no va a gustarle encontrarte en ese estado.
- ¿Y… si no vuelve? -replicó con voz temblorosa.
- ¡No puedo creer que el Kenshin que conozco se deje hundir de esta forma! Tú eres de las pocas personas que conozco que son optimistas por naturaleza. Confía en Kaoru… Estoy convencida de que volverá sana y salva… ¿No has pensado salir a buscarla tu mismo?
- Sanosuke y Yahiko ya la han buscado por todo Tokio… Además, ya me encargue de enviar un recado a Kyoto pero aún no me han contestado.
- Se que esto no es un consuelo pero… solo han pasado dos días. Seguramente pronto aparecerá. Kaoru no puede permanecer lejos de ti por mucho tiempo, ¿lo recuerdas?
Kenshin no respondió. Parecía haberse encerrado en su propio mundo otra vez.
- "Creo que esta vez Kaoru tiene razón… Si Kenshin llega a verla en el estado en que se encuentra se culpará día y noche por lo sucedido y decidirá marcharse. Eso si sería un gran problema… Aún así, no es justo que uno sufra por el otro de esta forma. Debo asegurarme de que Kaoru se recupere rápidamente o si no este hombre se matará poco a poco de angustia".
- Por favor, quiero estar solo… -insistió él.
Megumi se dio por vencida y salió de la habitación dándole las buenas noches a su amigo. El no le contestó.
- "Tampoco puedo decirle a Kaoru lo que está pasando aquí -pensaba la doctora mientras cerraba la puerta del cuarto- Ella se preocuparía y vendría de inmediato a verlo a pesar de su estado. Por ahora… será mejor mantener todo como está. Ojala en dos semanas la calma regrese a este lugar".
******
Tres días más pasaron desde entonces. Sanosuke se hacía cargo de cuidar de Yahiko y Kenshin mientras contactaba a varios amigos para verificar si alguno sabía algo de Kaoru pero todo era inútil. En tanto, Kenshin seguía hundiéndose en su depresión sin que nadie más pudiera ayudarlo y sin que Kaoru lo supiera.
Por otra parte, en la clínica, Kaoru seguía siendo atendida la mayoría del tiempo por Tetsuya quien se desvivía por lograr que ella mejorara. Kaoru, por su parte, demostraba agradecimiento a aquel doctor que la trataba diferente a como ningún otro hombre la había tratado, ni siquiera Kenshin.
- ¿Al fin me quitarán estas vendas?
- Así es -dijo Tetsuya mientras se acercaba a ella- Es hora de asegurarnos de que no haya secuelas de ningún tipo.
- Está… bien… -balbuceaba al observar como Tetsuya se acercaba a ella para retirarle las vendas. No entendía porqué la cercanía del doctor le ponía tan nerviosa.
Tetsuya hizo su trabajo, luego quitó la gasa que cubría el ojo derecho de Kaoru.
- Mantén cerrados los ojos… Ahora trata de abrirlos lentamente.
Ella obedeció. Al principio veía muy borroso con el ojo derecho pero a los pocos minutos su visión comenzó a mejorar.
- Sigue mi mano con tus ojos -le pidió el doctor mientras movía su mano de lado a lado. Kaoru no tuvo problemas para obedecerlo- ¿Sientes alguno dolor?
- No.
- ¡Perfecto!... Pues al parecer todo esta bien. Lo único que tardará en desaparecer será la cicatriz.
- ¿Cicatriz?
El doctor le acercó un pequeño espejo en ese momento. Al verse en él, Kaoru observó que una profunda cicatriz nacía desde su ceja derecha y cruzaba el parpado hasta terminar unos cuantos centímetros debajo del ojo.
Luego de observarse fijamente un rato Kaoru dejó el espejo a un lado suyo bajando la mirada. Tetsuya observó como la chica cerraba los puños con fuerza mientras su respiración se volvía más rápida.
- "¿Y ahora… que voy a hacer?... ¿Qué pensarán los demás cuando vean está cicatriz?… ¿Y qué dirá Kenshin?... Seguramente debo verme horrible… ¿Por qué? ¿Por qué tenía que pasarme esto?..."
- Si deseas llorar puedes hacerlo, Kaoru-dono.
- ¿Eh?...
- Tú no tuviste la culpa de lo que sucedió. Además… Tu belleza nunca podría opacarla una cicatriz como esa.
Kaoru le miró sorprendida. Realmente apreciaba el apoyo del doctor pero escucharle decir esas palabras le hizo sentir un extraño hormigueo en el estomago. Era cierto que deseaba desahogar su impotencia al no haber podido evitar lo pasado, pero estaba satisfecha de tener a su lado a Megumi y a Tetsuya, y aunque éste último había aparecido en su vida desde hacía pocos días, comprendía que él había llegado a ser una parte fundamental en su recuperación física y espiritual.
- Tetsuya-san… -murmuró mientras varias lágrimas se acumulaban en sus ojos.
- Por favor, llámame Tetsuya -le sonrió mientras acercaba su mano para acariciarle la mejilla- Kaoru-dono… Lo que dije es verdad. Tu alma es hermosa… El brillo de tus ojos lo refleja y por eso no es justo que te lastimes más.
Kaoru no pudo aguantarse más las lágrimas así que, sin pensarlo siquiera, se acercó al doctor para buscar consuelo en sus brazos. Tetsuya permaneció inmóvil, desconcertado por la reacción de la chica, pero a los pocos segundos correspondió a su abrazo mientras escuchaba sus sollozos.
- Tranquila… Te prometo que nadie más te hará daño…
Permanecieron abrazados durante varios minutos más hasta que el llanto de Kaoru cesó. Ella poco a poco se alejó de él apenada por su proceder.
- Lo… Lo siento -murmuró mientras se secaba el rostro con la manga de su bata- Sigo… Sigo comportándome como una niña algunas veces…
- Claro que no. Kaoru-dono ya es una bella jovencita… que seguramente tiene muchos pretendientes que la están esperando allá afuera.
- ¿Pre…tendientes? -le miró indignada- Bueno… Yo no creo que nadie quiera a una chica como yo como su esposa… No se cocinar, me gusta el kendo, soy muy regañona y además…
- Y además tiene muchas virtudes como ser comprensiva, buena amiga, cooperativa y tener un buen corazón… Eso me ha dicho Megumi-dono de usted.
- ¿Eso… dijo?
- Si. Y yo también creo lo mismo, Kaoru-dono.
- Por favor, deja de llamarme así… Solo dime Kaoru.
- Muy bien, Kaoru… Será como tú digas.
Kaoru le sonrió en respuesta. No tenía idea de cuan satisfecho había dejado a Tetsuya al verla más animada. Sin embargo, el silencio se apoderó del lugar en ese momento. Ninguno dejó de mirar al otro por varios segundos hasta que la puerta de la habitación se abrió de repente.
- ¡Kaoru-chan! -saludaron Ayame y Suzume al mismo tiempo sorprendiéndolos.
Kaoru se mostró feliz al ver a ambas niñas pero logró observar que Tetsuya estaba algo apenado. Inclusive creyó ver que se había sonrojado.
- ¿Te encuentras bien, Kaoru-chan? -preguntó una de las niñas llamando su atención.
- La señorita Megumi nos dio permiso de venir a verte.
- Ya me siento mejor. Gracias por preocuparse por mi, niñas.
- Bueno, debo ocuparme de algunos otros pacientes. Regresaré en un rato -dijo el doctor antes de marcharse- Con permiso.
- Adiós, Tetsuya-san -cantaron las niñas en coro.
- "¿Habrá sido mi imaginación? -pensaba Kaoru desconcertada. Aún no podía creer lo que había visto- Si… Eso debió ser… Después de todo Tetsuya solo está preocupado por mi porque soy su paciente… ¿o no?...".
Las niñas de inmediato la sacaron de sus pensamientos.
- Kaoru-chan… ¿Por qué no ha venido Ken-chan a verte?
Definitivamente las niñas la habían agarrado desprevenida esta vez.
- ¿Eh?... Bueno… Es que…
- Tampoco ha venido Yahiko.
- Lo que pasa es que… ellos tienen mucho trabajo, niñas. Por eso, si llegan a verlos, no les digan que estoy enferma o que estoy en la clínica porque se preocuparían mucho.
- Eso mismo nos pidió la Señorita Megumi, pero… estoy segura de que Ken-san debe extrañarte mucho.
- Yo también lo extraño… -confesó, aunque esta vez un raro sentimiento evitó que su angustia fuera evidente- al igual que a Yahiko… Pero les aseguro que muy pronto volveré al dojo y todos podremos jugar juntos, ¿les parece?
Ambas niñas gritaron llenas de felicidad. Kaoru las miraba complacida.
CONTINUARA...
****
¿Que les parecio?... En el proximo capitulo Kenshin merodeará por la clinica y sucederá algo importante.... ¡¡¡No se lo pierdan!!!!
Espero sus comentarios.
