3.- IMAGIUM MEMORIAM
- Muy bien...- Dijo Lily con su varita.- Imagium memoriam.
De la varita de la mujer surgió un rayo de color rojizo que se dirigió hacía Harry y que él dejó que le impactara de lleno y unos momentos después comenzaron a formarse una serie de imágenes, que a sorpresa de todos, incluido el mismo Harry eran de la misma casa en la que estaban en esos momentos.
"Se veía una habitación claramente infantil en la que se apreciaba una gran cuna en el medio del cuarto y a dos adultos inclinados en la cuna donde había un bebé. Rápidamente pudieron identificarlos como una versión más joven de James y Lily.
- Vamos Harry, di: 'Cornamenta' 'Cor-na-men-ta'- Decía James.
- ¡Oh, James! ¡Eres imposible! ¿Cómo quieres que diga eso? ¡Solo tiene quince meses!- Le reñía Lily.
- Por intentar que no quede.- Sonreía él.
- Me gustaría saber cuando crecerás.- Dijo ella mientras cogía a Harry.- Vamos Harry, es hora de cenar.
Los tres bajaron hasta la planta inferior y Lily puso a Harry en una silla alta, y comenzó a alimentar al bebé, mientras James iba a la habitación de al lado, al cabo de unos momentos se escuchó el grito angustiado del joven hombre.
- ¡Lily! ¡Es él! ¡Coge a Harry y huye! ¡Yo lo entretendré!
- Pero el encanto... ¿¡Cómo ha podido romper el encanto!?- Preguntó ella asustada.
- ¡Da lo mismo eso! ¡Coge a Harry y huye!
Lily sacó a Harry de la silla mientras escuchaba como su esposo trataba de darles tiempo. Corrió al piso de arriba para coger el traslator que había en la habitación de su hijo. Todavía no había entrado en la habitación cuando escuchó un ruido sordo y una risa fría.
- ¡James!- Gritó Lily con lágrimas.
Lo más rápido que pudo entró en la habitación de su hijo y cerró la puerta con magia. Sabía que aquello no lo detendría pero tal vez le daría tiempo para huir. Pero no había dado ni dos pasos cuando la puerta se abrió violentamente y allí estaba Voldemort. Rápida como un rayo Lily dejó al bebé en la cuna y se colocó delante de esta.
- Sal del medio.- Dijo Voldemort mientras intentaba apuntar a Harry con la varita.
- ¡Harry no! ¡Por favor, Harry no!- Dijo Lily.
- Sal del medio, niña tonta. Sal del medio ahora...
- No, Harry no. Por favor, mátame a mí, pero no a él. ¡Por favor, Harry no! ¡Ten piedad! ¡Ten piedad!
Voldemort susurró algo y un rayo de luz verde surgió de la varita y se dirigió de forma veloz hacía Lily, que gritó al mismo tiempo que él reía de forma perversa. Cuando la mujer cayó al suelo, Voldemort apuntó con la varita al bebé.
- Avada Kedavra.- murmuró.
Otro rayo de luz verde surgió de la varita y se dirigió de forma inexpugnable al bebé, impactándole en la frente. En el mismo momento que le tocó, el niño gritó de dolor y comenzó a llorar, pero la maldición no lo mató, rebotó y volvió hacía Voldemort que en cuanto le tocó, gritó al mismo tiempo que había una pequeña explosión."
Las imágenes de Hagrid recogiendo a Harry y llevándolo con Dumbledore siguieron a aquella escena, pero nadie las miró. Harry miraba sus manos en silencio, al mismo tiempo que lágrimas silenciosas bajaban por sus mejillas, mientras el resto de personas en la habitación lo miraban a él. Una mirada rápida, les hizo ver que a pesar de ser una memoria del muchacho, él no podía recordarlo... ¿Y como iba a poder, si cuando todo aquello ocurrió ni tan siquiera tenía año y medio?
- Harry... si quieres lo dejamos.- Dijo Lily.
- No.- Escribió Harry.- No hace falta. Más o menos ya sabía lo que había pasado.
Todos fueron viendo diferentes escenas de Harry y su vida con los Dursley, imágenes que pusieron realmente enfadados a ambos adultos, mientras veían diferentes escenas de abuso (psicológico) y la explotación a la que lo sometieron los Dursley. A Harry le hizo mucha gracia cuando Lily estuvo a punto de aparecerse en casa de su hermana y transformar a su sobrino en un cerdito, a pesar de no tratarse de las mismas personas que Harry conocía.
Se rieron con fuerza cuando vieron la memoria del zoo. Les pareció muy gracioso ver como Harry hacía desaparecer el vidrio de la boa constrictor, y como esta aterrorizaba a Dudley y provocaba un ataque nervioso en su "querida" hermana mayor Petunia, aunque también se indignaron cuando luego lo castigaron.
Les llenó de un gran orgullo cuando Harry recibió su carta de Hogwarts pero al mismo tiempo les enfureció como reaccionaron los Dursley, cuando destruían las cartas, pero también se alegraron cuando vieron que las cartas seguían llegando no importa lo que Vernon Dursley intentara. Gritaron de alegría cuando vieron a Hagrid que le entregaba la carta a Harry y como le ponía una colita de cerdo a Dudley, se entristecieron con Harry cuando Hagrid le explicó que era lo que había sucedido realmente y se entusiasmaron junto a Harry cuando fue por primera vez al Callejón Diagon.
"Hagrid y Harry caminaban por el Callejón, el niño llevaba una gran jaula con una lechuza blanca medio dormida y agradecía tartamudeando.
- Ni lo menciones. No creo que los Dursley te hagan muchos regalos. Ahora nos queda solamente Ollivanders, el único donde venden varitas, y tendrás la mejor.
Ambos se dirigieron hacía la tienda, que era pequeña y de mal aspecto, entraron y esperaron hasta que una voz amable les saludó a ambos que se sobresaltaron.
- Ah, sí.- Dijo el hombre que les había saludado.- Si, sí... pensaba que iba a verte pronto. Harry Potter. Tienes los ojos de tu madre. Parece que fue ayer el día en que ella vino aquí, a comprar su primera varita. Veintiséis centímetros de largo, elástica de sauce. Una preciosa varita para encantamientos.
Tu padre, por otra parte, prefirió una varita de caoba. Veintiocho centímetros y medio. Flexible. Un poquito más poderosa y excelente para transformaciones. Bueno he dicho que tu padre lo prefirió, pero en realidad es la varita la que elige al mago.- El señor Ollivander estaba tan cerca de Harry que casi estaban nariz contra nariz.- Y aquí es donde...- Dijo tocando la cicatriz.- Lamento decir que yo vendí la varita que hizo eso. Treinta y cuatro centímetros y cuarto. Una varita poderosa, muy poderosa, y en las manos equivocadas... Bueno, si hubiera sabido lo que esa varita iba a hacer en el mundo...
Después de aquello y tras unas palabras con Hagrid, comenzó a darle varitas a Harry, pero se fueron rechazando tan buen punto se las fueron poniendo en las manos, de forma que cada vez habían más y más varitas y el señor Ollivander cada vez parecía más contento y entusiasmado.
- Que cliente más difícil, ¿no? No te preocupes, encontraremos a tu pareja perfecta por aquí, en algún lado. Me pregunto... sí, por qué no, una combinación poco usual, acebo y pluma de fénix, veintiocho centímetros, bonita y flexible.
Harry tocó la varita y la agitó y una corriente de chispas rojas y doradas estallaron en la punta como fuegos artificiales, arrojando manchas de luz por las paredes. Hagrid lo vitoreó y aplaudió.
- ¡Oh... bravo! Oh, sí, oh, muy bien. Bien, bien, bien... que curioso... Realmente curioso...
- Perdón...- Dijo Harry.- Pero ¿qué es tan curioso?
- Recuerdo cada varita que he vendido, Harry Potter. Cada una de las varitas. Y resulta que la cola de fénix de donde salió la pluma que está en tu varita dio otra pluma, solo una más. Y realmente es muy curioso que estuvieras destinado a esa varita cuando fue su hermana la que te hizo esa cicatriz.
Sí, veintiocho centímetros. Ajá. Realmente curioso como suceden estas cosas. La varita escoge al mago, recuérdalo... Creo que debemos esperar grandes cosas de ti, Harry Potter... Después de todo, El-que-no-debe-ser-nombrado hizo grandes cosas... Terribles, sí, pero grandiosas."
Lily y James miraron a Harry con asombro puro, mientras el muchacho se ruborizaba con fuerza. Al final fue Lily quien hizo la pregunta.
- Voldemort y tú... ¿tenéis varitas hermanas?- A lo que Harry asintió.
Después de aquello las imágenes eran más claras y también más selectivas. El momento en que conoció a Ron, su selección (todos los Potter se sintieron muy orgullosos cuando fue seleccionado en Griffindor, aunque se asustaron cuando vieron que casi le pusieron en Slytherin) su primera lección de vuelo y cuando le hicieron buscador.
- ¿En tu primer año?- Preguntó James orgulloso.- ¿Entraste en el equipo en tu primer año?
- Sí, fui el buscador más joven del siglo.- Escribió el muchacho.
- No puedo creer que fuera Mc Gonagall quien te propusiera para el equipo. ¡Si era muy estricta con las normas!- Dijo Lily.
Todos miraron asombrados el primer encuentro con Fluffy y mostraron su indignación y enfado con Snape, al igual que se mostraban muy interesados en todo el asunto de la Piedra. Vieron con admiración como se enfrentaban a los diferentes acertijos para saber que era lo que se estaba escondiendo en el castillo y se entristecieron y emocionaron cuando vieron los encuentros de Harry con el espejo de Oesed, el mayor deseo de Harry era estar con su familia.
Cuando vieron como se enfrentaban a las diferentes pruebas para llegar hasta la Piedra todos aguantaban la respiración en absoluto silencio, solo roto por James para manifestar su admiración en lo buen jugador de ajedrez que era Ron, se asombraron con Harry al descubrir a Quirrell y mostraron su confusión cuando el muchacho consiguió la piedra. Bella lanzó un gran grito cuando Quirrell se quitó el turbante y apareció Voldemort, aguantando la respiración durante el enfrentamiento de Harry y Quirrell.
Todos se mantuvieron en silencio mientras veían como se iba desarrollando el segundo curso de Harry, y como se enfrentó al heredero de Slytherin y no dijeron nada hasta que James vio en los recuerdos de Harry que era lo que sucedía con Sirius, pero se mantuvo callado hasta que vio que era lo que pretendía Snape.
- ¡Pero que se cree ese idiota!- Exclamó indignado.- ¿¡Que le cuesta esperar hasta que termine de explicarse!?
- Mira... los chicos le han atacado.- Dijo Lily cuando los tres muchachos lanzaron el hechizo de desarme a la vez.
- ¡Bien hecho!
Y los tres miraron como aparecía Peter y como Harry le salvó la vida por preocupación exclusiva de Remus y Sirius, al igual que mostraron su indignación cuando Peter escapó y su orgullo cuando entre Harry y Hermione salvaron a Sirius.
Pero sin duda, lo que más orgulloso los puso fue toda la participación de Harry en el Torneo de los tres magos, el cómo se enfrentó al Colacuerno, al lago o al laberinto y como en todo momento ayudó a los demás. Pero también vieron como Cedric murió como Voldemort resurgió y el duelo.
Cuando las imágenes terminaron, Bella corrió a abrazar al muchacho que lloraba de forma silenciosa ante los últimos recuerdos sobre su cuarto año. No podía dejar de pensar que si se hubiera mantenido callado, ahora Cedric seguiría vivo.
- Harry... tú no puedes culparte.- Dijo Lily con dulzura.- Tú no le mataste, quisiste hacer un bien, no podías saber que la copa sería un traslator.
- Será mejor que descanses.- Le dijo James con amabilidad.- Vamos, Bella, déjale dormir un rato.
