Primero que nada quiero agradecer los reviews que me enviaron, tengo que confesar que esta es la primera vez que escribo un fic y que lo envío a algún lugar, así que entenderán que estoy un poco nerviosa. Lo segundo que debo aclarar que soy una autentica fans de la relación entre Inuyasha y Kagome, pero también se que para el pobre de Inuyasha la cosa no debe ser muy fácil, un amor tan fuerte por Kikyo no se olvida de un día para otro, y puede que ésta al final ayude a unir a nuestra querida pareja.

RENCUENTROS

Segundo Capitulo

Kagome estaba en su habitación, tendida en su cama, la verdad es que esos días no habían sido nada fáciles para ella, quizás había cometido un gran error pero amaba demasiado a Inuyasha para obligarlo a estar con ella por un simple traspié, que para él nada significaba.

Todavía recordaba cuando regreso a su época, el dolor que sintió de verdad la destrozo, el pensar que no lo vería nunca más se contrarrestaba con la rabia de haberse sentido utilizada, y entrando a su casa reunió a su familia y simplemente les informo que ya no volvería a viajar a la época de las guerras civiles, que este periodo de su vida que involucraba más de dos años había terminado y que ahora retomaría su vida como si esto nunca hubiera pasado.

-Kagome, hija, necesito hablar contigo- escucho a su madre mientras habría la puerta.

-De verdad me tienes preocupada, desde que regresaste hace más de un mes ya no eres la misma, ya no sonríes, duermes todo el día, ni siquiera sales cuando vienen a buscarte, niña a mi no engañas, se que algo te sucedió y presiento que tiene relación con cierto joven hanyou-

Kagome miro intensamente a su madre, cuando volvió a su casa oculto la verdadera razón de su regreso, penso que no lo detectarían. -Es tan obvio mama?- y después de muchas semanas su madre la vio sonreír -es por él que me encuentro así, pense que al terminar todo lo referente a los fragmentos cada uno retomaría su propia vida..- su madre solo la miraba sabia perfectamente que su hija le ocultaba algo que era primordial para la decisión tomada, pero su hija ya era una mujer, y aunque se preocupara debía respetar su silencio.

-Mamá, me escuchas - escucho gruñir a su hija que la miraba con cara de molestia.

-Perdona hija, me acorde que no hice las compras de esta semana- mientras se retiraba otorgándole una dulce mirada, ahora estaba más tranquila sabia que su hija pronto estaría bien.

Kagome no podía detestar a su madre, la verdad que tampoco le podría contar todo lo sucedido, y lo que ahora le tenia preocupada eran los últimos sueños que había tenido, hace más de una semana que soñaba con shippo, Sango y Miroku, que se reencontraban entre gritos y abrazos y en un rincón se encontraba Inuyasha que la miraba profundamente y en sus ojos había otro mirar, más calmado, más serio, acaso triste??

Esos sueños la habían perturbado, por primera ves después de tanto tiempo sentía que su decisión había sido demasiado apresurada, que el despecho que sintió no la dejaron pensar con claridad, la verdad que si detestaba a Kikyo con todas su alma, pero el huir no era la opción, simplemente se retiro, ella, Kagome que siempre lucho por lo justo, que siempre peleo por lo que quería, ni siquiera permitió que Inuyasha hablara con ella, y simplemente se marcho.

Era cierto, Inuyasha estaba confundido, que acaso ella no lo estaria?, es verdad él había gritado el nombre de Kikyo, pero no era menos cierto que él la había cuidado en todo momento y que al abrazarla había susurrado su nombre, mientras sus labios eran sellados con un profundo beso, y al mirarlo a los ojos los vio envuelto en lagrimas y esa sonrisa, esa si que era un truco sucio, esa sonrisa la desarmaba, nunca podría resistirse a ella e incluso por culpa de una de esas sonrisas estaba ahora en esta situación, no le importo absolutamente nada, solo quería estar entre sus brazos, no se cuestiono en ningún momento entregarse por primera vez a él.

Una solitaria lagrima recorría su mejilla, nunca sabría el verdadero sentimiento de Inuyasha hacia ella, ya que en su furia le hizo prometer que jamas la buscaría y sabia que para un hanyou tan honorable y orgulloso como él jamas la rompería la palabra dada, y rápidamente el sueño la invadió.

-Dulce niña- susurro Inuyasha oculto en las sombras, hace más de una semana que venia todas las noches a velar el sueño de su amada, había dado su palabra, por lo que ella jamas sabría que él estaba allí, pero no significaba que el no podría verla dormir, incluso la noche anterior, el se metió como un ladrón a su pieza y la contemplo desde el lugar más oscuro de la habitación durante horas, y en un momento habría jurado que lo había visto, pero después de eso solo siguió durmiendo, mientras el hanyou trataba de serenar su corazón, ya que sentía que con su rápido palpitar despertaría a todo la familia.

Ya estaba amaneciendo, cuando Inuyasha se lanzo por el pozo, cabizbajo caminaba por el claro cuando una voz lo detuvo.

-Inuyasha, creo que debemos hablar- y se sobresalto al escuchar la voz del monje y vio a Miroku que lo miraba seriamente- esto no puede continuar, no te hace bien a ti, a Kagome o ninguno de nosotros-

Continuara