28 de noviembre. 10:30 AM. Calles del pueblo Ainu
Horo Horo caminaba cabizbajo por la calle diciéndose a si mismo.
-Necesito un cigarrillo, aunque solo sea uno, aquí se que no hay pero al otro lado de la montaña si...
A esa hora, la calle ya estaba muy animada. En medio de toda esa gente, aparecieron las amigas de Pilika.
-¡Horo Horo, que madrugador eres!- exclamaron
-Dejadme en paz
Las amigas de Pilika se lanzaron sobre el como de costumbre a pesar de lo que les dijo el chico. Pero no se dieron cuenta que Kororo habia posesionado la tabla de snow.
-¡HE DICHO QUE ME DEJÉIS EN PAZ!- Horo Horo lanzo su ataque. En su momento se vio rodeado de unos cuantos cubitos de hielo gigantes, a los que dio una patada y los tiro al suelo. La gente se le quedo mirándole.
-¿Ese no es el chaval que se fue a Tokyo para una competición de no se que?- dijo una mujer a otra
-Si, es Horo Horo. Es el hijo de mi vecina. Creo que fue a un torneo de shamanes, que me lo contó la madre- explico la otra
-¿De shamanes? No sabia que teníamos a alguien tan especial entre nosotros- dijo la primera
-Si. Aunque no se cuando volvió. Mira que se fue hace unos pocos meses y el decía que hasta por lo menos un año que no volvía
-¿Crees que es por eso por lo que esta de mal humor? Fijate, no ha pasado ni un año entero. Igual esta así porque le descalificaron...
Esas dos mujeres no fueron las únicas que cuchichearon. Horo Horo se vio rodeado de mogollón de gente que hablaba sobre el y sobre lo que acababa de hacer. No lo soporto mas y salio corriendo camino a la montaña.
Pilika no se había decido aun si contar el por que de la situación o no.
-Ren ¿Puedes venir un momento?- le pidió a Ren. Le llevo hasta el vestíbulo.
-¿Que quieres?- pregunto Ren
-Mama esta llorando y no me gusta verla así. Me gustaría poder contarle lo que pasa pero os he prometido que no iba a decir nada...- dijo Pilika sin dejar de mirar al suelo
-¡Ni se te ocurra!- exclamo Ren. Le daba vergüenza que los demás supiesen lo irresponsable que fue la noche anterior
-Pero...
-Mira, vamos a ir tu y yo a buscarle y le tranquilizamos un poco. Pero solo nosotros, nadie mas- propuso Ren
Pilika afirmo con la cabeza. Ren cogio su abrigo y su lanza y ambos salieron de la casa.
-¿Quien se ha ido?- dijo Ryu cuando oyó el sonido de la puerta
-Pilika no esta... Ni tampoco Ren...- dijo Tamao mirando a su alrededor
-Yoh, te vienes conmigo a ver a donde fueron- ordeno Anna
-Pero... ¿Por que yo? ¿Y que hacemos con la madre de Horo Horo?- pregunto Yoh
-Tiene a Tamao, Manta, Ryu y a su marido para consolarla. Vamos- explico mientras le agarraba de la muñeca y salieron de la casa.
-¿A donde crees que ha podido ir?- pregunto Pilika a Ren
-A cualquier sitio donde haya tabaco- contesto Ren
-Pues aquí no encontrara nada... ¡Mira!- Pilika señalo a un multitud de gente. Fueron a mirar que pasaba. Pilika dejo escapar un grito- ¡Son mis amigas! ¡Que les ha ocurrido!
Las amigas de Pilika estaban tiradas en el suelo congeladas, pero la gente no había hecho nada por ayudarlas. Simplemente cuchicheaba.
-Ha sido tu hermano- dijo una mujer
-¿Mi hermano?- Pilika no se lo creía
-Si. No se que le paso que de repente se puso de mal humor y las congelo
-¿Que paso aquí?- Yoh y Anna aparecieron. Venían fatigados de la carrera que se acababan de echar.
-¡Horo Horo ha congelado a mis amigas!- exclamo Pilika
-Dígame ¿A donde ha ido?- pregunto Ren a la mujer
-Camino a la montaña
-Muy bien. Yoh, Anna y Pilika que se queden aquí ayudando a las chicas a descongelarse. Yo iré a por el- dijo Ren
-Vale. Si acabamos, te alcanzaremos por el camino- dijo Yoh
Ren afirmo con una sonrisa y salio corriendo camino a la montaña.
-Espera muchacho, no es buen momento para ir a la montaña. Va a...- un hombre intento advertir a Ren sobre algo, pero el chico lo ignoro- Va a empezar la ventisca.
Horo Horo ya estaba llegando a la cima de la montaña. Había subido muy deprisa pero la ventisca le había detenido. Se había sentado al lado de una roca, encogido como si fuese una bola y con la cabeza escondida entre los brazos. Kororo no entendía lo que le ocurría.
Ren llego mas tarde. Como no había escuchado la advertencia del hombre del pueblo, tuvo que luchar contra la ventisca y abrirse camino apartando los montones de nieve con su lanza. Cuando llego a la cima, encontró a Horo Horo encogido como un ovillo.
-¡Horo Horo!- exclamo Ren corriendo hacia donde estaba el, pero Horo Horo no le hizo caso.
-Ko Koroko!- exclamo Kororo dándole toquecitos en el hombro a su amo para comunicarle que Ren estaba ahí, pero tampoco le hizo caso.
-Horo Horo ¿Que te pasa?- pregunto Ren agachándose para ponerse a su mismo nivel
-Soy imbécil- contestó Horo Horo sin levantar la cabeza
Ren estaba a punto de decirle "eso ya te lo digo yo todos los días" cuando descubre que Horo Horo se le había echado a sus brazos, empujándole y sentándole en el suelo. Estaba llorando.
-¡No quiero crecer!- gimoteo
Ren no entendía nada. Desde que llegaron al pueblo Ainu, no había parado de decir que era mayor. Que era mayor para fumar y beber... Y ahora esto. Pero le alegraba saber que no hablaba sobre tabaco.
-¡Soy un mierda! Pienso que soy un adulto y tan solo soy un crío que necesita que su madre le de de comer. Y además, soy un irresponsable. Por creerme tan mayor, ahora estoy enganchado al tabaco...- siguió gimoteando Horo Horo
Ren había pensado muy rápido sobre eso de que Horo Horo no hablaba de tabaco. Escucho atentamente todas las palabras de su amigo sin saber como consolarlo. Lo único que se le ocurrió fue abrazarlo como una madre abrazaría a su hijo. Horo Horo le abrazo como un hijo abrazaría a su madre.
-Venga, Horo Horo, todo eso son paranoias tuyas. Todo esto es lo que se llama adolescencia. No eres ni un niño pequeño como piensa tu madre ni un adulto como tu creías. Eres un adolescente y todos pasamos por esas situaciones- explico Ren despacito.
Horo Horo le agradeció el consejo abrazándole mas fuerte. Ya había dejado de llorar. La ventisca había amainado.
-¿Se puede saber que estáis haciendo?- dijo una voz
Era la voz de Anna. Unos cuantos trineos tirados por perros siberianos habían aparecido. Los trineos estaban liderados por las amigas de Pilika, aunque también estaban Yoh, Anna, Manta, Ryu, Tamao y Pilika. Ren y Horo Horo se soltaron inmediatamente. Ren se dio cuenta de que las amigas de Pilika estaban practicando una posesión de objetos.
-Pilika ¿tus amigas son shamanes?- pregunto
-Si, yo las entrene. Y ellas no protestan tanto como otros...- contesto Pilika mirando a su hermano
-Porque seguro que con ellas no eres tan bestia como lo eres conmigo- dijo Horo Horo sacándole la lengua a su hermana
-Bueno, venga, volvamos al pueblo- dijo una de las amigas de Pilika. Horo Horo se había preparado para aguantar encima suyo a todas las chicas de pelo azul, pero asombrosamente no hicieron su habitual montonin encima suyo.
-¡Yo bajo en mi snowboard!- exclamo Horo Horo. Miro hacia Ren- ¿Te vienes conmigo?
-¿Es seguro?
-¡Como la leche materna!- exclamo el del pelo azul con una sonrisa
Los dos se subieron a la tabla. Horo Horo se puso el seguro en lo pies.
-Agarrate bien fuerte, Ren
-Tranquilo- dijo Ren abrazándose bien fuerte a su compañero
-WIHOOOO!!!- grito eufórico Horo Horo, deslizándose el primero. Los dos chicos volaron por la pendiente. Los trineos le siguieron.
-Oye, Anna, tu y yo nunca nos abrazamos así- dijo Yoh
-¿Estas insinuando algo?- pregunto Anna
-No, nada, nada...- dijo Yoh mirando hacia otro lado
______
¡Volvió la inspiración! Aunque ya voy diciendo que el siguiente capitulo será el ultimo (Manta no me permite escribir mas porque ya le he hecho perder 5 días de clase XD) ¿A que los discursillos de Horo Horo y Ren son pésimos? Es que a mi se me da muy mal esto de expresar lo que uno siente ¡Lo mío son las acciones de los personajes! (y si no, volved a leer el capitulo 5... XD)
