No me dejes

Capítulo IV: "Cartas y una decisión."

Era una mañana soleada en "La Madriguera". Ron y Harry, que este último iba a pasar unos días en casa de Ron para luego volver a su penosa vida en Privet Drive, estaban tirados bajo la sombra de un árbol en el jardín.

-¡Que horrible existencia! Hagamos algo, Ron- le propuso Harry, mirando a su amigo.

- No tengo ganas de hacer nada, Harry, ¿es tan difícil de entender?- respondió Ron.

- Vamos, Ron no me gusta que estés así, todo estará bien.- lo apoyó su amigo.

- Si, claro como la que se va no es la chica que te gusta a ti. Aprovecha que estas aquí, puedes aclarar las cosas con Ginny.- dijo Ron, sacándole los pétalos a una flor.

- ¿A que te refieres?- repuso Harry, algo ruborizado.

- No nací ayer, Harry. Se nota que te gusta... Como la miras... Todo... – le dijo Ron, sonriendo.

- ¿Se nota mucho?- preguntó Harry.

- Si, demasiado, diría yo... Aprovecha que ella aún está aquí.- dijo Ron. En ese momento 2 lechuzas se acercaron a ellos, dejando unas cartas.

- ¿De quienes podrán ser?- se extraño Ron.

- No sé... - contestó Harry tomando una de las cartas y abriéndola- ¡Es de Sirius!

- ¿De Sirius? ¿Y que dice? – preguntó Ron, emocionado. Harry empezó a leer con la vista. De repente abrió los ojos como platos y miró a Ron.

- ¿Qué? ¿Qué pasó?- exclamó éste, alarmado.

- No lo puedo creer... ¡Me voy a vivir con Sirius!- gritó Harry, poniéndose de pie y dando saltos.

- ¿Qué? ¿En serio?

- ¡¡Sí!! ¿No es genial?- repuso Harry, sonriendo.

- ¿Y que paso? ¿Cómo?

- Lo que pasa es que con la derrota de Voldemort, los mortífagos fueron atrapados. Entonces atraparon a Colagusano y Sirius quedó libre, ¿entiendes, Ron? ¡Ah, no puedo creerlo!- exclamó Harry, volviendo a dar saltos.

- Es maravilloso Harry. Es lo que siempre quisiste... –le dijo Ron.

- Si, y por fin se me cumplió... – dijo Harry.

- ¿Por qué no vemos de quien es la otra carta?- preguntó Ron.

- ¡Buena idea! Veamos... –dijo Harry, volviéndose a sentar y tomando la carta.- Valla, es de Hermione.

Ron y Harry se juntaron y leyeron la carta. Esta decía:

Queridos Ron y Harry:

¡Hola! ¿Cómo están? Espero que muy bien. Seguro que les parecerá tonto que les halla escrito una carta, ya que ayer nos vimos, pero les quería contar que el sábado estaré viajando para los Estados Unidos. Me gustaría que ambos estuviesen en el aeropuerto, quisiera saludarlos, ya que por mucho tiempo no los veré. Mi vuelo sale a las 19:00. Les agradecería mucho que estén conmigo. Los espero, besos

Hermione.

- El sábado a las 19. Allí estaremos.- dijo Harry, doblando la carta.

- Tu estarás, porque yo no iré.- acotó Ron.

- ¿cómo que no iras? Ron, Hermione es nuestra amiga.- razonó Harry, sin poder creer lo que decía su amigo.

- Si, pero ella prefirió estar con Vicky... – respondió Ron.

- Pero, Ron no digas tonterías... –dijo Harry. En ese momento la voz de la señora Weasley les anunció que ya era la hora de cenar.

Era el viernes a la tarde y Harry acomodaba sus cosas. Esa tarde tendría que partir hacia su nuevo hogar, con Sirius.

-¿Sabes que, Harry?- le dijo Ron, mientras Harry colocaba todas sus pertenencias en una enorme maleta.

-¿Qué?

- Te echaré de menos. Creo que todos te echaremos de menos.- respondió Ron.

- Pues, yo también a ustedes.- dijo Harry sonriendo. -¿Por qué no vienes mañana a visitarnos a mi casa?

-¿Mañana?

- Sí, ¿por qué no?

- Por nada, claro que iré.

Justo en ese momento la señora Weasley entró a la habitación.

- Ya esta aquí tu padrino.- le anunció sonriendo.

- Bien, gracias. Vamos Ron.- respondió Harry, tomando su maleta.

Bajaron las escaleras y en la mesa de la cocina lo esperaba Sirius, algo nervioso.

- Hola, Sirius.- lo saludó Harry.

- Harry, que gusto verte. A ti también Ron. ¿Ya estás listo?- le preguntó con una sonrisa nerviosa.

- Sí, vamos.- respondió Harry.

La señora Weasley abrazó a Harry con mucha fuerza.

- Mamá, no se irá para siempre.- le dijo Ron.

Enseguida, Harry y Sirius abandonaron la Madriguera.

Ron se quedó muy triste, iba a extrañar a Harry, siempre él lo ayudaba y lo escuchaba.

Hermione estaba en su habitación, ordenando sus cosas. Sobre la cama se hallaba una enorme maleta abierta con alguna ropa adentro. Tocaron a la puerta y la madre de Hermione entro al cuarto.

- Hermione, ¿necesitas ayuda?- le ofreció.

- No, madre, gracias.- respondió Hermione, tomando 5 libros enormes y dejándolos sobre la maleta. Uno de ellos cayó al suelo y la señora Granger lo tomó. Observó que dentro del libro se encontraban tres fotografías. Una mostraba a Hermione y sus amigos Harry y Ron, otra a Hermione con Harry y la última a Hermione con Ron abrazados en Hogwarts. La señora Granger se detuvo en ésta última y la miró por un rato.

- Supongo que querrás llevártela.- le dijo a su hija.

-¿Qué cosa?- preguntó Hermione. La señora Granger le mostró la fotografía. Hermione la miró detenidamente.

- Gracias mamá. – dijo sonriendo. Su madre salió de la habitación. Hermione miró otra vez la foto. Se veían tan contentos... pero no debía pensar más en ello. Lo que siempre había querido era trabajar en eso y no podría desperdiciar esa oportunidad. Metió la fotografía en un libro de encantamientos y continuó empacando.

Al día siguiente Ron se levanto temprano y desayunó. Se despidió de sus padres y les anunció que iría a visitar a Harry a su nuevo hogar que quedaba en el Londres muggle.

Leyendo la dirección que Harry le había indicado, logró llegar a un departamento muy moderno que quedaba en el centro de la ciudad. Toco la puerta y lo atendió Harry.

-¡Hola, Ron! Pasa.- le dijo Harry, sonriendo.

Ron entro y vio un montón de cajas sobre el suelo.

- Lo siento, todavía no terminamos de acodarnos.- se disculpó Harry.

-¿Dónde esta Sirius?

- No me lo vas a creer.

-¿Qué?

- Sirius se fracturó.

-¿Cómo?

- Si, ayer mientras subíamos las cosas se tragó un escalón. El pobre esta enyesado.

- Oh, que mal. ¿Puedo verlo?

- ¡Claro, pasa!

Ambos entraron a una habitación donde se hallaba Sirius.

- Lo lamento Sirius... - dijo Ron.

- No te preocupes. El medico dijo que estaré bien.- le dijo Sirius.

Enseguida, Harry y Ron estaban almorzando y charlando animadamente.

-¿Y como esta Ginny?- preguntó Harry, luego de almorzar.

- Ella esta bien, pero creo que te extraña mucho.- respondió Ron.

Durante la siesta estuvieron charlando de diversos temas.

- Ron, ¿vas a ir a despedir a Hermione?

- Ya te dije que no iré Harry.

- Pero Ron, debes ir, porque yo no puedo. Debo quedarme con Sirius, capaz que necesite algo.

- No iré Harry, no puedo ir...

- Ron, son casi las 18:30. El vuelo de Hermione sale a las 19... no puedes dejarla ir.

- Ya la deje...

- ¡Ron reacciona! Tu la quieres Ron...

- Harry...

- Ron, no la dejes ir...

Harry miraba a Ron con una mirada suplicante. Ron estaba confundido. Pero Harry tenía razón... no podía dejarla ir porque él la quería...

- Harry, debo irme.- le dijo. Harry sonrió y los dos salieron a la vereda para buscar un taxi.

- Harry, ¿cómo es esto? No entiendo...

- Solo págale, aquí tienes dinero.- le dijo Harry entregándole unas libras.- no pierdas tiempo.

- No lo haré. Deséame suerte Harry.

- ¡Suerte Ron!

**********

Hola! Cómo andan? Espero que bien. Aquí el 4° capítulo presente. Espero que les haya gustado. En el próximo capítulo sabrán si Ron logró detener a Hermione, mmmmmmm... no dejen de leerlo!!!

Le dedico este capi a mi hermana, a Mariana y a todos los fieles lectores que me dejan reviews!

Thank you so much!

Dejen más reviews!!!

Gracias por leer,

Vero Granger.