Before the Dawn
by Raquel
Capítulo 2 ~ Sirius Black
Estaba conciente desde hacía algunos instantes pero el terrible dolor en su cuerpo le había impedido moverse o hablar. Podía sentir con claridad cada uno de los latigazos en su espalda, acompañado de un fuerte ardor que le desesperaba y la calidez líquida que descendía de cada una de sus heridas... era sangre, y la estaba perdiendo rápidamente.
¿Pero por qué estaba vivo?
Voldemort le había torturado sin misericordia, y durante esas horas interminables de agonía había deseado fervientemente no sentir nada, perder el conocimiento, morir... cualquier cosa era mejor a ese dolor, a ese sufrimiento sin fin, sin descanso. Jamás había sufrido tanto en su vida y por instantes pensó que se volvería loco, pero el recuerdo de alguien muy importante para él le había impedido a su corazón rendirse nunca. Sirius se aferró a esos recuerdos, a sus anhelos durante esos instantes para no desfallecer...
Porque no quería morir sin ver de nuevo a Harry Potter.
El recuerdo de su ahijado le había impedido sucumbir a la muerte, lo sabía muy bien, porque aunque no se permitiera exteriorizar esos sentimientos en muchas oportunidades, quería a Harry profundamente, como jamás pensó volver a hacerlo después de la muerte de Lily y James, gracias a la traición de Peter Pettigrew.
Durante esos años terribles en Azkaban estuvo seguro que su corazón no podría albergar otro sentimiento distinto al odio, a la ira y a los deseos de venganza que llevaría a cabo con sus propias manos –o sus garras, lo que resultara más doloroso- en contra de Pettigrew. Pensó que ya nada en el mundo podría llegar a conmoverlo, a agitar ninguna otra fibra de su ser, pero bastó ver a Harry y sentir su gran fuerza interior para saber que estaba equivocado; fue suficiente ver la nobleza del hijo de sus queridos amigos al tratar de defender al asesino de sus padres y comprobar el parecido que tenía con Lily y James para comprender que su corazón roto podía llegar a sentir cariño de nuevo... que podía amar otra vez.
Quería a Harry como al hijo que nunca tuvo y por él estaba dispuesto a sobrevivir a las peores torturas, porque quería estar a su lado durante la gran cruzada en contra de lord Voldemort, así que no se iba a morir sin importar nada...
Trató de moverse y descubrió por primera vez que su cabeza estaba recostada sobre algo blando y cálido en contraste con el resto de su cuerpo, que se encontraba echado sobre el suelo frío y húmedo. La oscuridad era tan profunda que era imposible llegar a ver sobre quién estaba apoyado, aunque estaba seguro que alguien le sostenía con delicadeza... podía sentir ahora unos brazos débiles rodeándole y Sirius se sintió a gusto en ellos, protegido.
Severus se había quedado dormido después de horas de espera, sosteniendo aún el cuerpo inerte de Black en sus brazos. La verdad no sabía por qué lo hacía realmente, pero se sentía tan agotado que no le interesaba una respuesta más allá de la sensación de compañía que le brindaba ese contacto. Se estaba muriendo y no quería hacerlo en soledad.
Los movimientos de Sirius le despertaron. Sobresaltado y en un acto completamente involuntario, se apartó de ese cuerpo en movimiento lo más deprisa que sus escasas energías le permitieron, mientras Black emitía un gemido de dolor pues su cabeza, al perder todo punto de apoyo, cayó al suelo.
"¿Quién... quién está allí?", preguntó con cierto temor finalmente, sin saber dónde estaba o qué había pasado.
"Soy yo, Severus Snape".
"¿Severus...?! ¿en serio eres tú?", exclamó con asombro y turbación y enojo hacia sí mismo al darse cuenta que ese odioso sujeto le había estado abrazando todo ese tiempo, ¡y él se había sentido reconfortado por su cercanía!
"Sé que no puedes verme, pero al menos deberías poder reconocer mi voz", respondió Snape con furia, al sentir el leve tono de asco en la voz de su antiguo rival.
"La reconozco... –balbuceó, recostándose en el suelo de nuevo- reconocería tu voz entre miles", concluyó, y Severus supo que aquello no había sido un halago.
Furioso, el ex-mortífago preguntó: "¿Se puede saber qué haces aquí?"
"No sé dónde estamos, así que, ¿cómo esperas que te responda?".
"No seas idiota, sabes bien a lo que me refiero. Es obvio que estamos en las manos de Voldemort, que somos sus prisioneros...".
"Oh, ¿tú también lo eres? ¿no serás más bien un espía enviado por ese monstruo para sacarme información? Porque si es así te digo desde ya que estás perdiendo el tiempo!"
"Por dios, ¿cómo puede ser alguien tan estúpido? ¡Ahora veo por qué te atraparon tan fácilmente!".
Posiblemente Sirius estaba herido y débil pero aún era fuerte en su fuero interno y no iba a dejarse humillar por ese hombre al que había despreciado desde siempre. Sintiendo la fuerza del animal que habitaba dentro de él, y que era parte de su espíritu, se arrastró en la dirección de la que provenía esa voz y se arrojó sobre su cuerpo como lo haría una fiera sobre su presa: con furia y fuerza, sintiendo unas incontrolables ganas de matar con sus garras, de devorar con sus colmillos afilados... Las heridas en su espalda se abrieron aún más con el movimiento, pero eso no le interesó en lo más mínimo.
Severus sintió el ataque inminente, aún antes de sentir el cuerpo pesado sobre el suyo, pero no tenía fuerzas para resistirse. Cuando las manos de Black se aferraron con salvajismo animal a su cuello, sintió que no podía respirar... que se iba a morir allí mismo.
Rió, a pesar del dolor y de no poder respirar, rió con ganas ante ese hecho. "Al fin te muestras como eres realmente, asesino..."
¿Asesino...?
Esa palabra retumbó en el subconsciente de Sirius con fuerza, con terror. Él no era un asesino, jamás lo había sido, aunque con gusto hubiera matado en su momento a Pettigrew y a Voldemort, ¡no quería matar a Snape! No... no quería, ni cuando estaban en el colegio, ni ahora, aunque se hubiesen odiado uno al otro desde siempre. Es verdad que le había hecho esa estúpida broma cuando estudiaban en Hogwarts, pero sólo había querido darle el susto de su vida, lastimarlo en su orgullo, no dañarlo seriamente, ¡mucho menos matarlo!
Con su respiración agitada, Sirius soltó al otro lleno de espantó ante lo que estuvo a punto de hacer y dejó que sus manos descendiera lentamente a través de la anatomía del profesor de pociones, mientras apoyaba su rostro en su pecho, sin fuerzas para hacer ninguna otra cosa. Severus estaba tan impactado por ese comportamiento que no opuso ninguna resistencia.
Aún en su estado humano, los sentidos de Sirius eran más agudos y sensibles que el de resto de personas normales, así que el sólo contacto de sus manos en el cuerpo de Severus le mostró la realidad de su situación. Podía verlo con claridad en su mente: la humedad viscosa de su sangre derramada aquí y allá, los cortes en su cuello le indicaron que ya alguien le había tomado de allí, haciéndole mucho daño. Con algo de desesperación y brusquedad recorrió con sus dedos el pecho, el abdomen; sintió con precisión los cortes, las heridas, la ropa desgarrada, la respiración irregular de quien siente un profundo dolor... ¡todo! Snape trató de oponer resistencia cuando sintió el escrutinio de esas manos, pero Black no dejó de examinar, tratando de deducir el verdadero estado de su compañero de celda y el resultado le dejó sin habla.
Le habían torturado igual o quizás más que a él. Le habían destrozado el cuerpo... cerró sus ojos con odio y dolor al descubrirlo, sintiendo cómo le hervía la sangre, furioso con él mismo y con el mago tenebroso que les había hecho todo aquello a ambos.
"Si ya has terminado lo que sea que estés haciendo, ¿podrías dejarme en paz?", exigió Severus, incómodo con el recorrido de esas manos temblorosas sobre él. Abrumado ante el hecho de saberse ruborizado por el roce de esos dedos en su cuerpo moribundo... como... como si fuera un chiquillo tímido y asustadizo, anhelante de cariño.
El animago no hizo caso de ese tono de voz; aferró los hombros del otro y preguntó con horror: "¿Qué te han hecho?"
Severus quiso responder con el desprecio característico en él, con odio y rencor, pero estaba demasiado cansado para continuar esos juegos de ver quién era capaz de herir más al otro. Estaba harto de ser fuerte, insensible, duro... simplemente ya no podía más y sintió a sus ojos humedecerse cuando supo que hubiera dado todo por un abrazo de ese hombre que mostraba preocupación por él y que en otros tiempo había intentado matarlo.
¿Acaso era un ser tan débil ahora que ya no podía depender de sí mismo para seguir adelante? ¿acaso ya no podía valerse de su fuerza de voluntad para seguir respirando...? ¿hasta qué punto le habían herido que necesitaba valerse desesperadamente de alguien como Sirius Black? Su rival de todo la vida...
Furioso de su propia ridiculez, Severus apartó bruscamente esas manos de sus hombros. "Eso es algo que no te incumbe, Black"
"No evadas mi pregunta, ¿qué hicieron contigo, Severus?, ¿la maldición Cruciatus? Pero no pudo ser sólo eso... hay mucho daño físico, ¿qué más te hizo Voldemort?".
"Ah, finalmente no me crees un traidor, ¿eh?"
"¡Respóndeme!"
"¿Por qué preguntas? No creo que sea algo que te importe realmente, ¿o sí?"
"¡Claro que me importa, maldita sea!", respondió, azorado por la firmeza de su voz. "A-además... ¡no soy el único al que le interesas!".
Ese tono de voz sonó bastante gracioso ante los oídos de Severus, quien hizo grandes esfuerzos para no demostrarlo y reír, aunque no contaba con el agudo oído del otro.
"¡¿Me podrías explicar qué es tan divertido?!".
"Lo ridículo de la situación: estar encerrado en un fría mazmorra de Voldemort con quien jamás lo imaginé: contigo, ¡Oh, dios, y encima me dices que te preocupas por mí!, ¿estás enfermo? ¿delirando quizás?", quiso saber, tocando la frente de su homónimo y tratando de hallar indicios de fiebre allí.
Sirios apartó esa mano con un golpe brusco de la suya. "No.estoy.bromeando".
Severus suspiró, agotado, sintiendo que las fuerzas le abandonaban. "¿Qué haces aquí, Black?, respóndeme tú primero, ¡y sin juegos tontos!".
"De acuerdo, de acuerdo, seamos sinceros mutuamente. Tu larga ausencia sin comunicación preocupó mucho a Dumbledore, así que me envió a buscarte".
"¿Que Dumbledore estaba preocupado por mí y te envió a ti en mi búsqueda?".
"Sí, pensé que transformado en perro no podría ser detectado tan fácilmente por los mortífagos, pero parece ser que Pettigrew ha advertido sobre mi capacidad de transformarme y estaban atentos esperándome... –Black apretó sus manos con ira contenida- Ese traidor, ¡cómo lo odio por todo lo que nos ha hecho!".
Severus también estaba furioso, pero por otras razones. "¡Pero qué tonto ha sido Dumbledore!"
"¿Qué dices?", preguntó el animago, confundido por ese comentario.
"Dumbledore sabía perfectamente los riesgos que corría al tratar de infiltrarme de nuevo entre los mortífagos como un espía. Sabía que quizás no iba a regresar y acordamos que no mandaría a nadie en mi búsqueda si mi ausencia se prolongaba demasiado, que hacerlo sería completamente inútil, que me dejaría a mí resolverlo todo, entonces, ¡¡¿por qué te mandó a ti?!!".
"Ya te lo he dicho, Dumbledore temía por tu bienestar. Él es tu amigo y ya deberías saber perfectamente a estas alturas que no te abandonaría a tu suerte por nada del mundo".
"Dejemos esas cursilerías de lado, ¿quieres? Estamos en guerra, y en la guerra siempre hay bajas. Hay que aprender a aceptarlas o perderemos sin remedio".
Sirius no podía creer lo que estaba oyendo; sin pensar en nada volvió a tomar de los hombros a Severus y le agitó con fuerza, furioso con él. "Cuál es tu maldito problema, ¿eh?! El viejo está preocupado por ti. No somos sólo soldados en lucha, ¡somos seres humanos con sentimientos! ¡¿Te cuesta tanto entender que hay gente que te quiere y daría tu vida por ti?!"
"Mira, dejarnos guiar por sentimentalismos estúpidos sólo hará que perdamos nuestra batalla contra Voldemort, ¿es que no te das cuenta de eso? ¿qué logró Dumbledore mandándote a este lugar? ¡Nada! Sólo que te atraparan a ti también. Además, no me interesa que nadie dé su vida por mí, ni siquiera tú, pues eso no servirá de nada!".
"¡Hablas como si ya estuviéramos muertos!"
"¡Porque lo estamos! Tú y yo, Black, ya estamos muertos...".
"¿Qué quieres decir?", preguntó Sirius, horrorizado, pero no obtuvo respuesta.
Ansioso por saber a lo que se refería Severus, volvió a agitarle con fuerza, pero sólo logró que un bulto inerte cayera sobre él.
Severus Snape había perdido el conocimiento
****
NdA: Quisiera dar las gracias por los reviews que me han dejado, pues me hacen sentir que alguien está leyendo esta historia. En respuesta a algunas preguntas que me han hecho, comento que este fic no fue concebido como un slash, aunque yo adoro la pareja de Sirius/Severus, no sé, me gustan mucho la relaciones amor/odio, y sin duda la de ellos sería bastante tormentosa… adoro el género angst y es lo que más escribo. Por eso esta historia es dark, pero en principio no lo es, pues su fin es servir de prólogo a otra historia que tengo en mente, sin embargo, como que se me va la mano sin querer y ya por allí se ven ciertos indicios extraños que podrían ser mal interpretados (o al menos yo lo haría) así que, hum, no lo sé… el capítulo siguiente es el último y no será hasta que lo escriba que toma la decisión ir más allá de lo que pensé en un principio, ¿slash o no slash? E ahí la pregunta ^^
Terminado el 27 de febrero de 2003
