BEFORE THE DAWN

by Raquel

Capítulo 3 ~ Time to Say Goodbye

Cerró sus ojos, concentrándose en su objetivo a través de su olfato y sus oídos. No era la primera vez que lo hacía, aunque sí lo era en su estado humano. Se arrastró por la oscuridad sin emitir ningún sonido, casi sin respirar, concentrado en su empresa. Sus manos tocaron la pared fría en su trayecto, mientras sus sentidos alertas le indicaban el camino que debía seguir y sus instintos casi animales bullían de excitación.

Era Sirius Black, pero de alguna forma ya no lo era.

El cambio se produjo y ahora predominaba en su personalidad otra faceta de él mismo. Ya no era el mago que gastaba bromas en el colegio junto a sus inseparables amigos Remus, James y Peter, ya no era el padrino de bodas de James y Lily, o el tutor de Harry, ni siquiera el fugitivo de Azkaban. Era su contraparte, el animal, el perro... en ese instante era sólo sentidos salvajes. El predador detrás de una presa. Estaba de caza y no necesitaba ver, sólo escuchar, oler y sentir el suave movimiento, sus dientes royendo, su casi insignificante respiración...

Con un veloz movimiento, le tomó con una de sus manos con fuerza, con ira y con odio, imaginando en su poder a alguien más, apenas conteniendo sus instintos animales más primitivos, aquellos que sólo querían sentir la sangre tibia corriendo entre sus dedos, aquellos que sólo querían matar... y devorar.

La rata se retorcía atrapada en esa mano poderosa, luchando desesperada por su vida, hiriendo la piel nívea con sus diminutas garras, desgarrando con sus colmillos, chillando, incapaz de rendirse nunca. Sirius esperó, su parte animal regocijándose por la agonía de su víctima, sintiendo la victoria inminente y deseando con todas sus fuerzas que fuera Voldemort aquel que sufría esa muerte lente y dolorosa... hasta que el roedor ya no hizo ningún movimiento y posteriormente dejó de respirar. Había muerto al fin. El animago no sintió ningún remordimiento con esa muerte, pues sabía que la rata les asechaba desde hacía horas, esperando su posible final y no iba a darle esa satisfacción a ningún animal carroñero y cobarde como aquél, que esperaba oculto en las sombras por sus muertes para usarlos como alimento.

Sobretodo porque en la mente de Sirius, aquella rata era Peter Pettigrew.

Entonces volvió sobre sus pasos, sosteniendo al animal muerto con una mano, mientras se guiaba con la otra, hasta que sus pies rozaron con el cuerpo de Severus echado en el suelo. Se arrodilló a su lado y recorrió con esa misma mano su torso y pecho, subiendo hasta su cuello y rostro, buscando a sus labios. Su piel estaba fría y sudorosa y de vez en cuando su cuerpo convulsionaba en agonía y dolor... No podía hacer nada por él allí, encerrado, más que aquello. Ejerciendo presión con sus dedos, separó sus labios y colocó el cuerpo inerte de la rata sobre ellos. Entonces apretó con toda su fuerza, sintiendo que todos esos diminutos huesos crujían y destrozaban, mientras la sangre comenzaba a manar lentamente, directo a la boca de Snape.

Sirius no pudo contener un suspiro de alivio cuando sintió que el otro recobraba el conocimiento, apenas el líquido hizo contacto con sus labios agrietados. Severus giró su rostro, tosiendo, tratando de evitar beber más de ese desagradable líquido tibio y espeso que resultaba asqueroso, pero el animago le obligó a tragar un poco más.

"No debes despreciarlo –advirtió Sirius, continuando con su labor- . Sé que no es agradable, pero es todo lo que tenemos...".

"¿Black? –murmuró el ex-mortífago, aturdido- ¿qué... qué me estás dando de beber? ¡sabe horrible!".

"Vaya profesor de pociones que resultaste ser, ¿no reconoces el sabor de la sangre de rata?".

"¿Acaso me consideras tan loco como para beberla y saberlo?".

"Yo conozco su sabor a la perfección. Desde que me fugué de Azkaban, mi dieta se ha basado en ratas y frutas silvestres...".

"Pues pobre de ti... ¡déjame en paz!, ¿por qué no la bebes tú si tanto te gusta?".

"Porque estás deshidratado y tienes cierto grado de desnutrición y esta rata en todo lo que hay para comer. Sabe mal pero igual tiene proteínas y te alimenta".

Hubo un momento de silencio y entonces Sirius sintió que Severus apartaba al animal de sí. "Si es todo lo que hay, entonces no debes desperdiciarlo en mí. Es mejor que te alimentes tú".

"No me salgas con esas tonterías ahora. Tú la necesitas más que yo...".

"Black...".

"... No es por nada pero estoy en mejor condición física y...".

"Escucha, Black...".

"Y tú estás débil y necesitas recobrar tus fuerzas...".

"¡Cállate y escucha!".

"¡No quiero escucharte, Severus!".

"¡Pero debes hacerlo! Trata de observar todo el panorama en conjunto y piensa con algo de frialdad y objetividad".

"Si eso significa que no debemos compartir el poco alimento que tenemos, entonces me niego".

"Deja de comportarte como el típico Gryffindor, ¿quieres? Aquí nadie te va a dar puntos por ser un héroe... Si me concedieras la razón por una vez en tu vida, sabrías que quizás tengas una posibilidad de escapar de este infierno, pero sólo si recobras energías", acotó Severus bastante exasperado.

Balck no respondió a esas palabras inmediatamente; estaba demasiado ocupado con otro pensamiento como para sentirse ofendido por ellas. Odiaba admitir ante sí mismo que se sentía preocupado por su rival, pero no pudo ocultar más aquello que había comenzado a atormentarlo, a través de una simple pregunta:

"¿Y qué va a pasar contigo?".

"¿Por qué preguntas algo que sabes bien? Yo me estoy muriendo... para mí no hay ninguna oportunidad", dijo el otro con una sencillez que asombró al otro y dejó boquiabierto en un principio, pero posteriormente le enfureció.

Snape sintió un ruido ensordecedor y supo que Black había golpeado la pared con su puño.

"¡¿Y eso es lo que quieres que escuche?!, ¡Si es así mejor cierra la boca!".

Había odio en esa voz, ira y desesperación, pero también había mucha tristeza. Severus prefirió ignorar ese vendaval de emociones encontradas, pues no sabía cómo podía enfrentarlas y la idea de consolar a su enemigo de toda la vida le resultaba demasiado descabellada como para llevarla a cabo.

"Aliméntate con la rata, Black, y huye de aquí si puedes. Huye sin mirar atrás".

"No sin ti", afirmó el animago con convicción.

"Yo no soy James Potter, ¡entiéndelo! No quieras redimir tus culpas conmigo, intentando salvar mi vida; no soy la persona indicada, ¿o ya olvidaste que tú mismo quisiste verme muerto un día? ¿que trataste de matarme?".

Sirius estaba al borde de una crisis nerviosa y definitivamente Snape no le estaba ayudando. Sentía claustrofobia al estar encerrado de nuevo... como cuando estuvo todos esos años terribles en Azkaban, sufriendo una sentencia de la cual no era culpable, sabiendo que jamás tuvo ni siquiera la oportunidad de probar su inocencia puesto que no le dieron un juicio. Sufrió el peor de los castigos en aquella isla perdida en los confines del mundo, en aquella cárcel que no necesitaba de paredes o barrotes, pues el verdadero claustro era la mente... atrapado en medio de los peores recuerdos, incapaz de sentir ninguna alegría jamás, hasta que simplemente perdías la razón... por instantes sentía mucho frío y odio y miedo, como cuando estaba cerca de los dementores y si agudizada sus oídos casi estaba seguro de poder escuchar el batir furioso de las olas contra las rocas escarpadas, frías  y oscuras, como la desesperación que inundaba al espíritu mientras se estaba allí.

Era el infierno y Sirius lo conocía muy bien.

Agobiado por los recuerdos, el animago quiso golpear a Severus y descargar en él toda esa agonía contenida por tanto tiempo, pero de alguna forma logró contenerse. Era orgulloso, quizás en exceso, pero sabía que el momento había llegado. Había cometido un error terrible y era el momento de redimirse o al menos de intentarlo.

"Tienes razón".

"¿Qué?", balbuceó el profesor de pociones, incrédulo.

"Mientras estudiamos en Hogwarts, fuimos los más grandes enemigos. Detestaba que siempre trataras de hacernos castigar a mí, a James, a Remus y –Dios me perdone- hasta a Peter. Me odiabas, lo sé, igual que yo a ti, por eso te gasté esa estúpida broma sin sentido, pero era joven y no sabía lo que hacía... cuando se es adolescente uno no sabe de remordimientos y consecuencias, ¿entiendes? Sin embargo no quería matarte... quería humillarte, quizás que sufrieras algunos arañazos, pero nada más allá de eso... lo que quiero decir con toda esta cháchara interminable es que me... perdones".

Severus no supo qué decir. Imaginaba que al otro debía haberle costado mucho expresar aquello, pues él mismo era una persona que no sabía disculparse, aún cuando las circunstancias así lo ameritaran... la verdad es que nunca había podido perdonarle a Black aquel capítulo de sus vidas. James Potter le había salvado de una muerte segura aquella vez, sumiéndolo en una deuda desesperante que jamás pudo pagarle y aunque hubiese ayudado a su hijo ahora, no era lo mismo... le había odiado desde entonces y si le perdonaba ahora, ¿qué haría con ese sentimiento?

Aunque, por otro lado, estaba cansado de llevar esa carga sobre sus hombros... quería librarse de ella, dejarla ir... simplemente hacerla desaparecer...

Tanteando en la oscuridad, tomó su mano firmemente. "Te creo".

Sirius supo que aquello era lo más cercano a un: 'Te perdono y espero que tú hagas lo mismo conmigo' que iba a obtener y no le importó. Hizo grandes esfuerzos para no echarse a llorar.

"Gracias", dijo, aliviado.

"Sólo si... ", prosiguió Severus, esbozando una sonrisa cínica en la oscuridad.

"¿Si...?".

"No sigues intentando salvarme la vida... y menos cuando pretendes que me coma una rata, ¡puaj!" .

Trataron de contenerse unos instantes pero finalmente ambos rieron. Y fue una risa sincera, para beneplácito de ambos, quienes se sintieron muy ligeros, luego de haberse liberado de ese peso que ya resultaba insoportable...

Pero pronto la risa de Severus se convirtió en una tos severa que le cortó el aliento. Se llevó una mano al pecho, sintiendo que todo se destrozaba en su interior. Soltó la mano que sostenía Black para tratar de contener la sangre abundante que manaba de sus labios y repentinamente sintió pánico... no podía respirar.

"Black...", jadeó en dolor.

"Aquí estoy, Severus", respondió Sirius, abrazándolo.

Snape sintió la calidez de ese cuerpo que le cobijaba con delicadeza y preocupación, mientras se aferraba a sus ropas, desgarrándolas más en medio de su desesperación, incapaz de soportar más tiempo esa agonía. Quería que todo terminara; no había cura para él, ¡entonces por qué no se moría de una vez!

"Duele... duele tanto...", sollozó sin poder evitarlo, aunque era lo que más deseaba.

"Resiste, por favor... –casi gritó Black con desesperación- Pronto amanecerá y alguien vendrá, ¡alguien vendrá y podrá ayudarte!".

"Para mí no... ya no es posible, ¡lo sabes bien!".

"Calla... no hables, ¡guarda energías!".

"N... no... –negó Severus- No habrá ayuda... escúchame bien: debes huir... ellos vendrán por ti al amanecer...".

"¿Qué dices?".

"Voldemort... él estuvo aquí, él te trajo y... me dijo sus planes... s-serás ejecutado apenas salga el Sol".

Sirius permaneció en silencio. Conque esos eran sus planes... por eso le habían dejado vivo, sólo para ser mostrado como ejemplo a los demás. Sintió una opresión en el pecho cuando pensó en Harry y en lo que sería de él si llegaba a morir. Le había prometido a sus padres que siempre iba a protegerlo, pero al parecer no sería posible. Pensó también en la carta que había escrito para él; la había dejado en manos de Dumbledore en caso de no regresar, quizás presintiendo lo que iba a pasar.

Porque no podía dejar a Snape abandonado en esa sucia celda, solo...

"¿Qué... tanto estás pensando?, ¡huye de una vez!", exigió Snape con ira.

"No es tan fácil –dijo Black finalmente, resignado-. ¿Cómo podría escapar? Todo el lugar está rodeado de mortífagos y sé que Voldemort está cerca, puedo sentirlo...".

Pero Severus sabía que el otro no era completamente sincero: Black ya había escapado una vez de Azkaban y si alguien podía huir en esas condiciones era él... entrecerró sus ojos, comprendiendo oscuramente que no lo hacía por él, porque no lo quería dejar solo ahora que agonizaba...

"¡Tienes que irte!, ¡Potter te necesita!", repitió, incapaz de creer que Black renunciara a su posibilidad de escapar sólo por estar a su lado...

"Harry va a estar bien...".

"¿Es que tienes que colmarme la paciencia hasta el final? Vete... simplemente escapa...".

"Descansa", fue su única respuesta.

Sirius se recostó en la pared y atrajo a Severus en un abrazo protector, acomodando su cuerpo en su regazo. Su espalda ardió terriblemente cuando estuvo en contacto con la pared, pero no emitió ninguna queja; quería que el otro estuviera lo más cómodo posible... pero, más importante aún, quería que tuviera compañía en esos momentos. Ellos no eran grandes amigos, nunca lo fueron, pero no había nadie más allí, y para el animago era impensable la posibilidad de abandonar al otro en su agonía mientras él trataba de escapar, simplemente no podía hacerlo... sabía que Harry lo comprendería, que le perdonaría por dejarle.

Severus supo que no había nada que hacer y se alegró de la oscuridad que les rodeaba, pues no quería que le viera llorar en silencio; sería algo muy vergonzoso... le entristecía mucho que no intentara salvarse sólo por brindarle compañía, aunque en el fondo estaba también... muy... agradecido.

Abrazó al animago con todas sus fuerzas, suspirando en su pecho un: "Gracias, Sirius...".

Black sonrió a pesar de todo, recostando su cabeza en la pared. "De nada".

"¿Crees que ellos van a estar bien?", preguntó Severus casi sin fuerzas de repente y algo sobresaltado.

"¿Quiénes?".

"Potter y... y Draco...".

"No lo sé, pero espero que sí".

"Y-yo... también".

No hubo más palabras, sólo el contacto de sus cuerpos. Ambos estaban allí, completamente solos y abrazados, sintiendo la intimidad que proporcionaba el saberse próximos al fin... juntos.

En el lejano horizonte, los primeros coletazos de luz dorada anunciaron el comiendo de un nuevo día. Severus y Sirius cerraron sus ojos con fuerza, compartiendo su último amanecer.

~*~

Querido Harry:

Si recibes esta carta significa que algo ha salido mal en mi misión y he muerto. No sabes lo difícil que resulta escribir estas líneas sabiendo que ellas trasmitirán mis últimos pensamientos, pues estas escasas y apresuradas frases son incapaces de expresar todo aquello que quisiera decirte; sé que no existen suficientes palabras en el mundo para describir la totalidad de mis sentimientos en este momento, pero anhelo que puedas entenderme igual. Me entristece saber que la vida me jugó una mala pasada y me impidió pasar más tiempo a tu lado, como fue mi deseo desde el instante de tu nacimiento. Pasamos poco tiempo juntos, pero ten la seguridad que esos instantes bastaron para saber la maravillosa persona que eres y la gran fuerza interior de tu espíritu. Quiero que sepas que te admiro y respeto infinitamente y estoy seguro que James se sentiría tan orgulloso de ti, si estuviera con vida, como yo lo hago ahora. Te pareces mucho a tus padres y créeme que no hay mayor verdad que pueda decirte.

No sientas pena por mí, pues no le temo a la muerte. Sólo espero haber cumplido mi deber hasta el final sin desfallecer un instante, pues no quiero abandonar este mundo con la sensación de haberte fallado. Se avecinan tiempos oscuros, pero jamás he dudado que podrás salir adelante victorioso. Eres fuerte y valiente y no temo por ti; sé que no vas a rendirte nunca, que vas a estar bien... Sin embargo, si algo llegara a suceder, no dudes en buscar el apoyo de Dumbledore. En mi ausencia, no hay nadie en quien confíe más que en él para protegerte. No tendrás aliado más poderoso tampoco.

Por favor, cuida de Remus, Hagrid, Ron y Hermione. Ellos van a necesitar mucho de tu fortaleza cuando nuestra cruzada se torne violenta y despiadada. Ahora que no estoy, te los encargo mucho. Mis últimos pensamientos, sin importar dónde esté o bajo qué circunstancias, estarán dirigidos a todos ellos, mis amigos y a ti, Harry, mi familia.

Nunca olvides lo importante que has sido para mí y lo mucho que te quiero. Recuerda siempre que luché con todas mis fuerzas por darte un futuro mejor, que traté siempre de cumplir la promesa que le hice a tus padres, que sin importar lo que suceda, siempre voy a estar a tu lado.

Nunca me olvides.

Hasta siempre,

Sirius Black

Fin

NdA: Esto es el fin de Before The Dawn, pero no de la historia que tengo pensada; como ya dije antes, esto es sólo una precuela. Me han preguntado el nombre de la continuación, pero no lo tengo aún, aunque sí hay algo que puedo decir con certeza: será angst, dark y slash. Será un Draco/Harry y tratará sobre las consecuencias que tendrán las muertes de estos dos personajes importantes en las vidas de ellos. Porque sin duda Severus y Sirius son muy importantes para Draco y Harry, y eso nadie me lo quita de la cabeza... Lo digo para que estén prevenidos.

Agradezco enormemente los reviews que recibió este fanfic; yo no pensé tener muchos, pues esta historia es bastante... hum, ¿cómo describirla desde mi punto de vista? Simple, quizás... no sé, las personalidades de Severus y Sirius son tan complejas que no creo haberlas descritas adecuadamente. Pero hice el intento, ¿eh?

Espero seguir esta historia pronto, aunque tengo un proyecto más tentador en mente por ahora: Un Draco/Ron bastante oscuro, cuyo nombre muy probablemente será: "Corrupción" o "Corruption". Me gustan las relaciones amor/odio, y esta vez tampoco va a ser la excepción. 

De todas formas espero no haberles aburrido demasiado ^^. Hasta la próxima y muchas gracias por leer.

Terminado el 12 de marzo de 2003

Corregido el 27 de marzo de 2003