El estruendo hace prever que sobre la colina se libra una terrible batalla.
Las bestias atacaban brutal y desordenadamente, no dando un respiro al pequeño grupo para que se logre agrupar y organizar.
Miroku miró angustiadamente a su alrededor para constatar que todos se encontraban vivos todavía, pero la verdad que no podrían resistir mucho tiempo más.
Divisa a Sango que tenia una innumerable cantidad de moustros muertos a su alrededor, se veía agotada, se daba cuenta, apenas podía sostener el peso de su temible arma, Kagome por otra parte utilizaba su arco, pero todavía no era lo suficientemente fuerte para ser considerada un buen oponente para esas bestias y a su lado estaba shippo, que apenas es una cría y por eso razón eran protegidos fieramente por Kiara.
Miroku miro desesperado, Inuyasha no llegaba todavía, y no quería imaginar la suerte de ambas muchachas a manos de esas bestias, era preferible que ellas murieran a quedar a disposición de aquellos.
-Debemos salir de este bosque, corran en dirección del Río- gritaba Miroku, para ser escuchado sobre el estruendo de la batalla.
Todos corrían hacia el río, quedando el monje en la retaguardia para frenar el ataque de sus atacantes con el agujero de su mano, pero estaba agotado, era difícil asimilar toda esa carga negativa.
-Inuyasha, maldición, donde estas?- pensaba el monje.
Miroku salió del bosque y su sangre se helo en sus venas, estaban al final del camino, frente a un gran precipicio, dos youkai de baja categoría tenían acorralados a Kagome y Shippo, no podría utilizar su mano porque necesariamente el poder de absorción de su agujero también se los llevaría, se lanzo a correr desesperadamente cuando un relámpago cruzo frente a él, y con fuertes movimientos destajo a ambas bestias.
Al paso de unos pocos minutos, no quedaba ninguna bestia con vida e Inuyasha limpiaba cabizbajo su "Colmillo de acero" de líquidos y asquerosas viscosidades.
-Disculpen, no pude dar alcance a Naraku, fui atacado por unas violentas bestias, no tan primitivas como estas, por lo que me fue imposible perseguirlo o regresar antes acá- dijo Inuyasha sin mirar a los ojos a nadie.
Inuyasha no levantaba la vista del suelo, en sus ojos todavía se reflejaba el terror que sintió a ver a esos dos youkai tan cerca de Kagome y sabia que esta estrategia de salir en manada era utilizada para cazar hembras, ya que, extrañamente esa especie, solo estaba compuesta por machos y en la hora de aparearce debían buscar hembras en otras especies ( eso explicaba que en la manada hubieran individuos tan diferentes unos de otros), para ellos, las humanas eran la caza preferida porque principalmente, no daban pelea, casi siempre sobrevivían al acto de apareamiento y daban a luz a robustos, sanos youkai, pero lamentablemente quedaban en tal mal estado que después solo podían sacrificarlas.
-Lo que me preocupa ..- dijo Miroku, mientras sostenía y ayudaba a ponerse de pie a Kagome y Shippo -. es que relación tenían ellos con Naraku, porque él se retiro cuando ellos comenzaron a atacar-
-Debemos ver si encontramos alguno todavía con vida- dijo Inuyasha mientras comenzaba a vagar tratando de encontrar alguno que pudiera contestar sus preguntas.
-Esto es asqueroso.- exclamó con nauseas Kagome, al separar los distintos pedazos fétidos y pegajosos, en espera de encontrar a alguno que estuviera vivo
Miroku, lentamente se había acercado a Sango, estaba preocupado por ella, y lo que es peor se sentía avergonzado, su preocupación principal durante la pelea había sido Kagome y Shippo, debido a que ellos eran los más débiles, y por eso se sentía culpable con la joven.
-Sango te encuentras bien?- pregunto preocupado mirando a la joven directamente a los ojos, cuando escucho la impertinente voz de Inuyasha.
-Claro que esta bien, ella es un buen guerrero, inclusive creo que si alguna vez pelearan podrías quedar bastante mal herido- mientras se reía y sin ningún gesto de repugnancia separaba los cuerpos destrozados.
Kagome, Shippo, Miroku y Sango lo miraban con una gotita en la frente, de verdad debía ser un hombre mitad bestia, sin estomago inclusive, para que hiciera esa labor sin inmutarse y riendo además.
-Inuyasha, de verdad eres asqueroso- le gritó Shippo, mientras saltaba para esquivar los proyectiles que este le lanzaba, -Perro tonto, no me alcanzas-, se reía, cuando de golpe quedó sepultado bajo un cuerpo 10 veces mayor que él.
-Inuyasha, te odio- le gritó el zorrito al lograr salir de ese lugar, y ver en que estado había quedado su ropa y su piel.
La única que seguía trabajando era Sango, la verdad es que estaba confundida, esos ojos la habían desarmado y daba gracias a los dioses que Inuyasha interviniera en ese momento, hace bastante tiempo se había dado cuenta que sentía algo especial por ese degenerado, libidinoso, aprovechado, monje de pacotilla, pero cuando le hablaba debía hacer esfuerzos para no caer rendida ante su sexy voz, y esa mirada, no era propia de él, con esa mirada le había demostrado que de verdad se había preocupado por ella, había también sentimiento de culpa, y de ansiedad.
-Mejor me dejo de pensar estupideces, si llegara a ceder lo único que lograría es que me utilizara para darle un hijo y después me abandonara como un trapo viejo, pero esa voz, me deja helada.- pensaba la joven cazadora, -..y ahora más encima esa mirada- gritó molesta, todos la miraron extrañados y la joven se sonrojo profundamente.
-Inuyasha, ven acá- grito el monje, mientras contemplaba a un agonizante youkai.
-Por que nos atacaron?, que hacían con Naraku?- gritaba el joven hanyou, mientras zamarreaba violentamente el cuerpo del destrozado youkai.
-Amo Inuyasha, nada sacara matando a este desgraciado, mejor déjeme intertarlo a mí..- dijo la pulga Mioga, saliendo de no se que oscuro lugar -.. Y tu desgraciado, contesta la pregunta del amo, porque tu manada nos ataco, están bastante lejos de sus territorios-
-Hace dos lunas, nos visito en nuestra madriguera un demonio poderoso llamado Naraku, nos dijo que lo ayudáramos a matar a dos seres despreciable..- dijo el youkai con una desagradable voz gutural, -.. y como premio podríamos gozar y aparearnos con dos jóvenes doncellas.- y miro descaradamente a las dos muchachas, cuando un sobreprotector monje se interpuso entre este y las chicas, mientras el youkai gritaba de dolor al ser torturado por el hanyou.
-Continúa hablando y no te insolentes- y el tono de voz de Inuyasha era extrañamente bajo y amenazador.
-Dijo que podríamos violar y aparearnos con esas dos hembras, y debíamos saber que no eran simples mortales, una era una gran guerrera, de la tribu de los cazadores y la otra una joven Miko, que nos asegurarían crías más fuertes de lo normal y lo que es mejor podrían parir varias veces, solo debíamos matarlos a ustedes dos y entregarle el medallón que lleva esta hembra.- mientras miraba a Kagome con una mirada cargada de deseo.
-Debemos irnos, el hedor de este lugar de verdad me esta enfermando- dijo Inuyasha mientras sus camaradas caminaban, saltando los cuerpo de las criaturas muestras, y solamente escucharon el ruido de "Colmillo de Acero" mientras cortaba el aire.
-Busquemos un lugar para pasar la noche- dijo un taciturno monje, de solo pensar la jugada traicionera de Naraku le hacia arder la sangre, ya no solo debían preocuparse de salvar sus vidas, sino que además de proteger a las jóvenes de youkai machos en celo, por primera vez no estaba tan preocupado por Kagome, sabia a ciencia cierta que Inuyasha la defendería a morir, bastaba ver como se había puesto ante las palabras de esa bestia desgraciada, pero Sango, por ella si temía, ella nunca se dejaba proteger, como si lo de cuidarse mutuamente fuera una debilidad para ella, sabia que él no era tan fuerte como el joven hanyou y si eran atacados por una nueva horda y sin la ayuda de Inuyasha, él moriría y no quería pensar en la suerte de la muchacha.
-Primero hay que bañarnos en esas termas- dijo sonriendo Sango mientras Kagome asentía con la cabeza.
-A estas horas, están locas - dijo un no muy convencido Inuyasha.
-Pues no pienso pasar un minuto más con este hedor en mi piel, y todos nos bañaremos, quedo claro- fue la respuesta cortante de Kagome.
-Pues yo no me bañare...- dijo secamente Inuyasha parado en el borde de la terma -.no pienso bañarme, además hay una sola poza, y yo jamas me bañare contigo- mientras cruzaba los brazos sobre su pecho cuando vio una sonrisa sospechosa en los labios de Kagome
-ABAJOOOO- el joven hanyou era arrastrado por el poder del hechizo de Kagome y su cuerpo se sumergía en el pozo de la terma, mientras un preocupado monje y una cría de zorro saltaban sin pensarlo dos veces al lugar para tratar de romper el hechizo y levantar a un suicida muchado.
-Creo que se te paso la mano Kagome.- dijo Sango al saltar también para ayudar a levantar al joven hanyou.
Resultado, cinco personas en el pozo y mojadas completamente, un muchacho atontado todavía por el hechizo, un dulce zorrito que nadaba a sus anchas sin pensar en el susto recién pasado, una muchacha tratando de calmar a un molesto humano mitad bestia, una joven que intentaba ocultar sus bien formado cuerpo a las miradas y manos de un joven monje libidinoso.
Habían cinco figuras sentadas frente a una fogata, solo llevaban unas delgadas prendas, mientras sus ropas colgaban de los arboles a su alrededor.
-Inuyasha, perdóname, pero olías muy mal- le hablo bajito Kagome poniendo unos ojitos dulces e inocentes.
-Mujer, casi me matas- fue la respuesta de un ofendido muchacho, mientras se giraba y le daba la espalda.
Kagome, se dio cuenta que mejor no era hablarle más por esa noche, cuando dejaba de llamarla por su nombre era mejor desaparecer por algunas horas.
Sango se giraba de un lado para otro, Miroku la había cubierto con una manta, pero no era eso lo que no la dejaba pensar, sino todas las emociones del día, primero la agotadora batalla que habían tenido, después los ojos del monje, y para colmo y maldición de su suerte no podía olvidar cierto monje sexy y mojado, y lo que es peor la forma en que la miro en el pozo la tenia inquieta, ella no había sido criada como una cualquiera pero la forma en que la toco la había dejado sin palabras.
Miroku se odio, sino fuera por su caballerosidad ahora podría estar contemplando la bella silueta de la joven, cuando una presencia lo sobresalto, saltando al mismo tiempo que Inuyasha al presentir el peligro.
Frente a ellos estaba un peligroso youkai, con poder de fuego, noble (no tanto como cierto joven, hermoso y arrogante Taiyoukai, Lord de las Tierras Occidentales) y con ganas de pelea.
Continuara
Este es mi segundo Fic que escribo, espero que les guste, solamente he visto el anime los primeros 20 capitulo así que no tengo mucha información por lo que me disculpo si cometi algun error.
Porfa dejen Reviews para saber como voy.
Las bestias atacaban brutal y desordenadamente, no dando un respiro al pequeño grupo para que se logre agrupar y organizar.
Miroku miró angustiadamente a su alrededor para constatar que todos se encontraban vivos todavía, pero la verdad que no podrían resistir mucho tiempo más.
Divisa a Sango que tenia una innumerable cantidad de moustros muertos a su alrededor, se veía agotada, se daba cuenta, apenas podía sostener el peso de su temible arma, Kagome por otra parte utilizaba su arco, pero todavía no era lo suficientemente fuerte para ser considerada un buen oponente para esas bestias y a su lado estaba shippo, que apenas es una cría y por eso razón eran protegidos fieramente por Kiara.
Miroku miro desesperado, Inuyasha no llegaba todavía, y no quería imaginar la suerte de ambas muchachas a manos de esas bestias, era preferible que ellas murieran a quedar a disposición de aquellos.
-Debemos salir de este bosque, corran en dirección del Río- gritaba Miroku, para ser escuchado sobre el estruendo de la batalla.
Todos corrían hacia el río, quedando el monje en la retaguardia para frenar el ataque de sus atacantes con el agujero de su mano, pero estaba agotado, era difícil asimilar toda esa carga negativa.
-Inuyasha, maldición, donde estas?- pensaba el monje.
Miroku salió del bosque y su sangre se helo en sus venas, estaban al final del camino, frente a un gran precipicio, dos youkai de baja categoría tenían acorralados a Kagome y Shippo, no podría utilizar su mano porque necesariamente el poder de absorción de su agujero también se los llevaría, se lanzo a correr desesperadamente cuando un relámpago cruzo frente a él, y con fuertes movimientos destajo a ambas bestias.
Al paso de unos pocos minutos, no quedaba ninguna bestia con vida e Inuyasha limpiaba cabizbajo su "Colmillo de acero" de líquidos y asquerosas viscosidades.
-Disculpen, no pude dar alcance a Naraku, fui atacado por unas violentas bestias, no tan primitivas como estas, por lo que me fue imposible perseguirlo o regresar antes acá- dijo Inuyasha sin mirar a los ojos a nadie.
Inuyasha no levantaba la vista del suelo, en sus ojos todavía se reflejaba el terror que sintió a ver a esos dos youkai tan cerca de Kagome y sabia que esta estrategia de salir en manada era utilizada para cazar hembras, ya que, extrañamente esa especie, solo estaba compuesta por machos y en la hora de aparearce debían buscar hembras en otras especies ( eso explicaba que en la manada hubieran individuos tan diferentes unos de otros), para ellos, las humanas eran la caza preferida porque principalmente, no daban pelea, casi siempre sobrevivían al acto de apareamiento y daban a luz a robustos, sanos youkai, pero lamentablemente quedaban en tal mal estado que después solo podían sacrificarlas.
-Lo que me preocupa ..- dijo Miroku, mientras sostenía y ayudaba a ponerse de pie a Kagome y Shippo -. es que relación tenían ellos con Naraku, porque él se retiro cuando ellos comenzaron a atacar-
-Debemos ver si encontramos alguno todavía con vida- dijo Inuyasha mientras comenzaba a vagar tratando de encontrar alguno que pudiera contestar sus preguntas.
-Esto es asqueroso.- exclamó con nauseas Kagome, al separar los distintos pedazos fétidos y pegajosos, en espera de encontrar a alguno que estuviera vivo
Miroku, lentamente se había acercado a Sango, estaba preocupado por ella, y lo que es peor se sentía avergonzado, su preocupación principal durante la pelea había sido Kagome y Shippo, debido a que ellos eran los más débiles, y por eso se sentía culpable con la joven.
-Sango te encuentras bien?- pregunto preocupado mirando a la joven directamente a los ojos, cuando escucho la impertinente voz de Inuyasha.
-Claro que esta bien, ella es un buen guerrero, inclusive creo que si alguna vez pelearan podrías quedar bastante mal herido- mientras se reía y sin ningún gesto de repugnancia separaba los cuerpos destrozados.
Kagome, Shippo, Miroku y Sango lo miraban con una gotita en la frente, de verdad debía ser un hombre mitad bestia, sin estomago inclusive, para que hiciera esa labor sin inmutarse y riendo además.
-Inuyasha, de verdad eres asqueroso- le gritó Shippo, mientras saltaba para esquivar los proyectiles que este le lanzaba, -Perro tonto, no me alcanzas-, se reía, cuando de golpe quedó sepultado bajo un cuerpo 10 veces mayor que él.
-Inuyasha, te odio- le gritó el zorrito al lograr salir de ese lugar, y ver en que estado había quedado su ropa y su piel.
La única que seguía trabajando era Sango, la verdad es que estaba confundida, esos ojos la habían desarmado y daba gracias a los dioses que Inuyasha interviniera en ese momento, hace bastante tiempo se había dado cuenta que sentía algo especial por ese degenerado, libidinoso, aprovechado, monje de pacotilla, pero cuando le hablaba debía hacer esfuerzos para no caer rendida ante su sexy voz, y esa mirada, no era propia de él, con esa mirada le había demostrado que de verdad se había preocupado por ella, había también sentimiento de culpa, y de ansiedad.
-Mejor me dejo de pensar estupideces, si llegara a ceder lo único que lograría es que me utilizara para darle un hijo y después me abandonara como un trapo viejo, pero esa voz, me deja helada.- pensaba la joven cazadora, -..y ahora más encima esa mirada- gritó molesta, todos la miraron extrañados y la joven se sonrojo profundamente.
-Inuyasha, ven acá- grito el monje, mientras contemplaba a un agonizante youkai.
-Por que nos atacaron?, que hacían con Naraku?- gritaba el joven hanyou, mientras zamarreaba violentamente el cuerpo del destrozado youkai.
-Amo Inuyasha, nada sacara matando a este desgraciado, mejor déjeme intertarlo a mí..- dijo la pulga Mioga, saliendo de no se que oscuro lugar -.. Y tu desgraciado, contesta la pregunta del amo, porque tu manada nos ataco, están bastante lejos de sus territorios-
-Hace dos lunas, nos visito en nuestra madriguera un demonio poderoso llamado Naraku, nos dijo que lo ayudáramos a matar a dos seres despreciable..- dijo el youkai con una desagradable voz gutural, -.. y como premio podríamos gozar y aparearnos con dos jóvenes doncellas.- y miro descaradamente a las dos muchachas, cuando un sobreprotector monje se interpuso entre este y las chicas, mientras el youkai gritaba de dolor al ser torturado por el hanyou.
-Continúa hablando y no te insolentes- y el tono de voz de Inuyasha era extrañamente bajo y amenazador.
-Dijo que podríamos violar y aparearnos con esas dos hembras, y debíamos saber que no eran simples mortales, una era una gran guerrera, de la tribu de los cazadores y la otra una joven Miko, que nos asegurarían crías más fuertes de lo normal y lo que es mejor podrían parir varias veces, solo debíamos matarlos a ustedes dos y entregarle el medallón que lleva esta hembra.- mientras miraba a Kagome con una mirada cargada de deseo.
-Debemos irnos, el hedor de este lugar de verdad me esta enfermando- dijo Inuyasha mientras sus camaradas caminaban, saltando los cuerpo de las criaturas muestras, y solamente escucharon el ruido de "Colmillo de Acero" mientras cortaba el aire.
-Busquemos un lugar para pasar la noche- dijo un taciturno monje, de solo pensar la jugada traicionera de Naraku le hacia arder la sangre, ya no solo debían preocuparse de salvar sus vidas, sino que además de proteger a las jóvenes de youkai machos en celo, por primera vez no estaba tan preocupado por Kagome, sabia a ciencia cierta que Inuyasha la defendería a morir, bastaba ver como se había puesto ante las palabras de esa bestia desgraciada, pero Sango, por ella si temía, ella nunca se dejaba proteger, como si lo de cuidarse mutuamente fuera una debilidad para ella, sabia que él no era tan fuerte como el joven hanyou y si eran atacados por una nueva horda y sin la ayuda de Inuyasha, él moriría y no quería pensar en la suerte de la muchacha.
-Primero hay que bañarnos en esas termas- dijo sonriendo Sango mientras Kagome asentía con la cabeza.
-A estas horas, están locas - dijo un no muy convencido Inuyasha.
-Pues no pienso pasar un minuto más con este hedor en mi piel, y todos nos bañaremos, quedo claro- fue la respuesta cortante de Kagome.
-Pues yo no me bañare...- dijo secamente Inuyasha parado en el borde de la terma -.no pienso bañarme, además hay una sola poza, y yo jamas me bañare contigo- mientras cruzaba los brazos sobre su pecho cuando vio una sonrisa sospechosa en los labios de Kagome
-ABAJOOOO- el joven hanyou era arrastrado por el poder del hechizo de Kagome y su cuerpo se sumergía en el pozo de la terma, mientras un preocupado monje y una cría de zorro saltaban sin pensarlo dos veces al lugar para tratar de romper el hechizo y levantar a un suicida muchado.
-Creo que se te paso la mano Kagome.- dijo Sango al saltar también para ayudar a levantar al joven hanyou.
Resultado, cinco personas en el pozo y mojadas completamente, un muchacho atontado todavía por el hechizo, un dulce zorrito que nadaba a sus anchas sin pensar en el susto recién pasado, una muchacha tratando de calmar a un molesto humano mitad bestia, una joven que intentaba ocultar sus bien formado cuerpo a las miradas y manos de un joven monje libidinoso.
Habían cinco figuras sentadas frente a una fogata, solo llevaban unas delgadas prendas, mientras sus ropas colgaban de los arboles a su alrededor.
-Inuyasha, perdóname, pero olías muy mal- le hablo bajito Kagome poniendo unos ojitos dulces e inocentes.
-Mujer, casi me matas- fue la respuesta de un ofendido muchacho, mientras se giraba y le daba la espalda.
Kagome, se dio cuenta que mejor no era hablarle más por esa noche, cuando dejaba de llamarla por su nombre era mejor desaparecer por algunas horas.
Sango se giraba de un lado para otro, Miroku la había cubierto con una manta, pero no era eso lo que no la dejaba pensar, sino todas las emociones del día, primero la agotadora batalla que habían tenido, después los ojos del monje, y para colmo y maldición de su suerte no podía olvidar cierto monje sexy y mojado, y lo que es peor la forma en que la miro en el pozo la tenia inquieta, ella no había sido criada como una cualquiera pero la forma en que la toco la había dejado sin palabras.
Miroku se odio, sino fuera por su caballerosidad ahora podría estar contemplando la bella silueta de la joven, cuando una presencia lo sobresalto, saltando al mismo tiempo que Inuyasha al presentir el peligro.
Frente a ellos estaba un peligroso youkai, con poder de fuego, noble (no tanto como cierto joven, hermoso y arrogante Taiyoukai, Lord de las Tierras Occidentales) y con ganas de pelea.
Continuara
Este es mi segundo Fic que escribo, espero que les guste, solamente he visto el anime los primeros 20 capitulo así que no tengo mucha información por lo que me disculpo si cometi algun error.
Porfa dejen Reviews para saber como voy.
