No se si les sucede pero después de leer algo de Misao-CG da un poquito de vergüenza publicar algo, sus fic son maravillosos.

Pero vamos adelante, todos estos personaje no me pertenecen y bla, bla bla.
Por la forma que esa bestia la miraba o en su forma ambigua de sonreír y lentamente al pasar a su lado le susurro al oído:

-Si la tocas, te juro que te mato- y en sus ojos había un destello de crueldad.
Capitulo 3

Los aldeanos se retiraban a sus casas asustados, dejando el paso a esta extraña caravana, llamaban profundamente la atención para cualquiera que los contemplara que viajaran en completa tranquilidad tres monstruos, dos muchachas, y un monje.

Llevaban más de un mes en búsqueda de la tribu del yuokai, pero cuando pensaban que los alcanzaban estos desaparecían como arte de magia.

La compañía de Ihrue había triado al grupo nuevos aires, había que reconocerle que era alegre, despreocupado para ser más especifico, atento (solo con las muchachas), en las largas caminatas su extraño canto animaba a los más cansados, en resumidas cuentas un completo seductor.

-Miroku, tu sabes que hacen?- pregunto Inuyasha, extrañado que en todos los lugares que pasaban su marcha era acompañada por extraños gestos.

-No te preocupes, es gente supersticiosa, solo se están protegiendo del mal de ojo- fue su sencilla respuesta.

-Más deberían preocuparse de la miseria en que viven- fue la cínica respuesta de Ihrue y su mirada se cruzo por unos segundos con las de Sango.

Esa mirada no paso desapercibida por Inuyasha, miro al monje y vio que su gesto se había endurecido perdiendo esa sonrisa tan característica.

Desde las dos últimas semana -pensó Inuyasha- Miroku estaba cada vez más distante, frío, su mirada estaba triste y con ese cruce de mirada comprendió la razón, Sango, quien lo hubiera pensado? que el arrogante, atrevido y libidinoso monje fuera derrotado de esa forma, si lo pensaba mejor, la actitud del monje en los ultimas aldeas había sido cada vez más atrevida, incluso había tenido una fuerte pelea con la joven por eso en donde él no la trato muy bien.

Esa actitud en Miroku era completamente extraña, él era un hombre educado e independiente que cuando estaban solos su forma de hablar o expresarse cambiaban radicalmente, jamás había gritado a Sango y menos contestarle groseramente que no se metiera en lo que no le importaba.

Miroku miro de soslayo a Sango, la verdad es que le dolía sentir la actitud de ella y que además no le dirigiera en ningún momento su dulce sonrisa, y esa mirada que vio entre ellos dos lo dejo completamente desarmado.

No entendía, comprendería que ella nunca se fijara en él, era una mujer dulce y él había perdido su inocencia hacia mucho tiempo, pero con él?, se le revolvía el estomago de solo pensarlo, de solo pensar que él en algún momento la poseería lo hacia enloquecer, ahora para ella solo existía Ihrue, siempre caminaban juntos, reía como nunca la escuchara, y generalmente por cualquier comentario tonto y lo que es peor la noche anterior la había visto enrojecer cuando el youkai le retiro una hebra de pasto de su cabello.

Sango, silenciosamente se bañaba en la pequeña laguna, ella había preferido quedarse un rato más después que Kagome se fue, necesitaba estar sola, una solitaria lagrima corría por su mejilla.

Agradecía la compañía que le había brindado Ihrue.

La verdad es que le había ayudado a soportar estas duras semanas, Miroku se había convirtió de golpe en un desgraciado, nunca le importo de gran manera la actitud del monje hacia otras mujeres, pero cuando reconoció que le sucedían cosas con él, estas actitudes de verdad más que molestarla, la herían, cada vez era más atrevido.

El nunca antes le había gritado y mucho menor decir que ella no era nada de él, por primera vez en mucho tiempo se sintió profundamente sola, no tenia a nadie, no había una familia que esperara su regreso, no habrían brazos fraternos que la cobijara en sus momentos de pena, y como una tonta había buscado refugio en su pequeño grupo y se sintió como en familia, pero Miroku de golpe le había hecho sentir que no pertenecía a ningún lugar.

-Tonta- sollozo la joven -me sentí tan protegida, feliz, pense que yo de verdad haría que el cambiara, que había encontrado un compañero en quien confiar hasta mi vida si fuera necesario, incluso pense que sentiría al ser besada, acariciada, amada por él, y ahora? me arrojó como un trapo viejo.

-Ihrue es bueno- penso la joven -la noche de ayer me miro, como comprendiendo mi pena, y me invito a ir con él cuando todo esto se acabe, que él entiende lo que no es tener tribu, y me la ofrece completamente sin mala intención, y la verdad no pude evitar sonrojarme, es como si hubiera leído en mi mente.

Horas más tarde

-Kagome, necesito que me acompañes- dijo un serio Inuyasha, cuando vio las miradas de todos sus compañeros fijas en él, y rápidamente se llevo a la joven, de verdad se sentía avergonzado.

-Kagome estoy preocupado...- a lo que la muchacha lo miro con una clara pregunta en sus labios -..hoy no habrá luna, desaparecerá, y no podré estar con ustedes.-

Continuo Inuyasha sin darle tiempo a que la muchacha le dijera algo -había pensado contarles a Miroku y Sango, creo que es justo que ellos lo sepan, pero no haré mientras este un youkai tan cerca, y la verdad que no confío en él.- y su mirada se perdió en la profundidad de la mirada de la joven.

"Concéntrate, concéntrate, compórtate como un verdadero hanyou" se repetía mentalmente una y otra vez tratando de escapar del hechizo de esa mirada.

-Y temo, temo por ti, con Shippo, Sango y hasta por Miroku, me asusta que ese youki se aproveche que yo no es.- se cayo abruptamente al sentir en su mejilla una suave caricia.

"Por todos los dioses, en que momento se me acerco tanto?", "Por favor que no me acaricie de esa forma, sino de verdad no respondo" penso Inuyasha, mientras se alejaba bruscamente de la muchacha.

Kagome sintió como si la hubieran golpeado, su mirada por un segundo se nubló, Inuyasha jamas la quería, y esa certeza la destrozo completamente.

-Inuyasha, debes aprender a confiar en él, él es bueno, nada nos pasará y además no te iras por mucho tiempo, solo un par de horas- mientras le sonrío y tarareando una canción se fue.

Kagome camino sola hacia el refugio, solo vio una vez para atrás, había dejado bastante lejos a Inuyasha, él ya se había marchado y tambaleándose se apoyo en un árbol mientras los sollozos y las lagrimas la remecían violentamente.

-Tonta, mil veces tonta, nunca aprenderás- se recrimino cuando se logro calmar y respirando firmemente partió.

Inuyasha, ya había tomado una decisión, la verdad es que no confiabs en ese sujeto, jamas estaría tranquilo al saber que se encontraba tan cerca de Kagome, saltando y corriendo llego a un manantial, donde se desnudo esperando que fuera el momento mientras de un árbol cercano sacaba un pequeño bulto.

La verdad es que nadie lo reconocería, su aspecto humano y la ropa que vestía no lo delatarían y menos mal que este youkai no tenia un fino olfato porque sino estaría perdido.

Su plan era simple:

Espiaría al grupo, no permitiría que esa bestia se le acercara.

En otro lado de ese bosque se veía la solitaria silueta de una mujer.

Sango caminaba distraídamente, le perturbaba lo que había hecho, El Sacerdote, siempre él, por culpa de él quizá cometió una imprudencia pero nada podía hacer.

*****Inicio del Recuerdo******

Habían pasado por una aldea en persecución de una alimaña que tenia un fragmento de la perla, la pelea había sido bastante agitada y al final lograron derrotar a esa bestia, pero en ese momento cuando paso la mayor vergüenza de su vida de exterminadora, debido a un movimiento inesperado cayo en las porquerizas de l aldea.

Le molesto la risa burlona del monje, pero dentro de todo eso lo soporto, pero fue el comentario de él el que la saco fuera de sí ( o habrá sido verle rodeada de tantas jóvenes?).

-Nuestro trabajo es duro, pero nuestra finalidad es ayudar a todas las personas que lo necesiten. aunque hecho de menos convivir con una verdadera mujer.- y su voz sonaba como un insulto -..una mujer fina y delicada, ustedes, mis señoras lo entenderán- dijo irónicamente mientras le indicaba y su gesto era acompañado por las risas de las doncellas.

La vergüenza y la humillación que sintió no tenia nombre, no tenia derecho a tratarla así, es verdad quizás ella no fuera tan femenina y delicadas como ellas, incluso su cuerpo contaba con gran cantidad de cicatrices, pero ese había sido su destino, él no tenia derecho a lastimarla de esa forma.

- Ihrue.- dijo lo suficientemente fuerte para que el monje la escuchara -. anoche tomé una decisión, si todavía esta en pie tu oferta, cuando terminemos con Naraku, me iré contigo-.

Esta decisión dejo perplejo a más de una persona, Miroku sintió como si de golpe toda su vida fuera absorbida por su maldición, su estomago dio un vuelco, Kagome la miro sin entender nada, ella siempre penso que su amiga sentía algo por el monje, Shippo la miro sonriendo, era demasiado pequeño para entender la magnitud de este tipo de decisiones.

"Miroku, torpe, esto fue todo lo que conseguiste con tu arrogancia" fue lo único que penso Inuyasha.

Inhrue no podía de felicidad, y pasando frente a Miroku le sonrío

-Esta vez si perdiste, ella ya es mía- y se sonrío cínicamente.

Miroku estaba de una sola pieza, no entendía, y su mirada como a la deriva se encontró con la de Inuyasha.

Miroku sintió como Inuyasha se detenía a su lado, y lentamente acercaba sus labios al su iodo

-Una vez te lo dije, nadie a mi lado se rinde, eso no lo tolero y eso es tan cierto como que no confío en él-

Miroku le sonrío, de verdad le agradeció, se sintió tan abandonado que solo quería desaparecer, pero nuevamente Inuyasha lo rescataba, algunas veces de una agresión física y otras, como ahora, a de la tortura de sus propias ideas

*****Fin del Recuerdo******

Fin del capitulo

Espero que les haya gustado, por favor dejen reviews.

Gracias a mis dos inseparables amigas, siempre adoro sus mensajes.