Los personajes y todo aquello reconocible en esta historia es obra de JKRowling... Yo sólo soy un peón en todo este juego... ^^;;


Responsabilidad Aprendida
Peón

Advertencia: Creo que es obvio que esta historia va a tratar temas suicidas... así que si hay personas que no están de acuerdo con el asunto, por favor paren de leer... Va a ser una actitud recurrente.

Voy a utilizar alguno de los términos en inglés, simplemente porque no estoy acostumbrada a escucharlos en español (o porque no los sé...) ^^;;
-Marauders = Medoreadores
-Head Girl = Umm... No sé cómo se dice... ¬¬ La pareja que es jefe de los prefectos...? -_- En este caso la chica de 7mo año...

~*~

El eco de mis pasos me hacen sentir más solitario de lo que en realidad me encuentro. Sé que ese desgraciado tiene sus métodos y técnicas para espiar por todo el castillo. Sino, cómo explicar todas las veces que...

La adrenalina aún corre por mis venas.

Lo odio.

Lo aborrezco.

Con toda la fuerza de mi ser. El maldito...

El aire frío de la noche no apacigua mi estado de humor. El control que ejercí en ese momento para no atacarlo, se me estaba deslizando de las manos. Necesitaba liberar tensión. Necesitaba tener una larga conversación. Necesitaba un baño de agua fría. Necesitaba tiempo. Necesitaba...

-¿Qué es lo que tenemos aquí, mi querida?

Pero no necesitaba a Filch.

-Obliviate -murmuro al pasarlo en mi camino a la torre Gryffindor.

Fuerzo mis piernas a moverse de la escena del crimen. Con la rabia luchando por salir, me creo capaz de utilizarlo como blanco de todas las maldiciones que conozco.

He de mencionar que tengo un amplio repertorio... Conocimiento que está por encima de un alumno promedio de séptimo año.

Pero yo nunca fui un alumno promedio.

Una sádica sonrisa rompe mi inexpresivo rostro.

Doblo en la esquina.

Aún no sé si la fama que muchos me otorgan es realmente mía. Ni siquiera estoy seguro si deberían tratarme como si fuera un ser superior. Yo sólo soy... y posiblemente seguiré siendo hasta el fin de mis días, un simple peón en el juego.

Bueno, quizá una reina. Un tono de humor en mis pensamientos.

Después de todo, ella tiene un importante papel en el juego. Aunque éste no termina si es eliminada del tablero.

En cambio, si Dumbledore fuera a desaparecer...

Esa sería otra historia.

Pero el mundo mágico sin nuestro querido Albus, no sería lo que es. Tom Riddle no sería quien es sin él, también. Yo no sería el Harry Potter. Draco Malfoy no sería mi rival. Gryffindor no sería mi casa. Ron y Hermione no serían mis amigos. Poppy no me vería cada tres días a la semana. Snape no me envidiaría. Sirius no hubiera sufrido en Azkaban. Pettigrew no sería un traidor. Lupin no sería amigo de los Marauders. Los Dursleys no me hubieran maltratado. Hagrid no me tomaría importancia. Los Weasleys no serían mi -casi- segunda familia. No habría tantos muertos en mi conciencia. No sería huérfano. No tendría horribles visiones. No sería torturado al final de cada año. No...

Nueva ola de desprecio por el causante de todo este sufrimiento y dolor.

Albus Dumbledore es el responsable de toda la guerra. Jugar a ser dios y dársela de espectador es toda una arrogancia.

Tomo el atajo detrás del tapiz exquisitamente bordado. Subo las escaleras en la oscuridad.

Sé que debo calmarme. No me serviría estallar en medio de la sala común.

Ron y Hermione me preguntarán dónde he estado. Y el por qué no llevé la capa de invisibilidad en todo caso... Pero ya no confío en ese dudoso artefacto. ¿Quién sabe si es realmente la misma de mi padre? Tantos años en el cuidado del hijo de puta... Deben de haber trillones de hechizos en la materia cuasi-líquida...

Detengo mis pasos y respiro. Honda y profundamente, apoyando mi espalda en la pared de piedra.

Largo tiempo.

Mi agitación desciende a niveles controlables.

Poniéndome la máscara que utilizo para pretender que nada malo me sucede, aparto el tapiz enfrente mío y doy los pocos pasos que faltan para ver a la Dama Gorda.

-Voldemort -digo antes que pueda comentar sobre mi padre, o cualquiera de lo acostumbrado.

Tengo que sonreír ante la contraseña de esta semana.

Hermione, ahora Head Girl, está obsesionada con hacerles perder el miedo a un simple nombre. Forzando a decirlo cada vez que quieran entrar, espera obtener resultados positivos. Aún recuerdo los rostros pálidos al enterarse del arreglo... Mione tuvo que darles un sermón de lo que implicaba ser un Gryffindor y bla bla bla... Ron ciertamente ayudó a aceptar la palabrita, les comentó de su anterior pavor al nombre y cómo se dio cuenta que no valía la pena el esfuerzo.

Tengo dos geniales amigos que me apoyan y me quieren.

Los voy a extrañar inmensamente.

-¡Harry! ¿Dónde has estado?

Veo a Hermione correr hacia mí, seguida de un Ron malhumorado.

-¿Por qué no nos dijiste que ibas a salir? -me reprende.

Ese tono... es el mismo que utiliza cada vez que no hacemos los deberes.

Sonrío internamente.

Un tono que he aprendido a amar y a buscar. El que me recuerda que hay gente que se preocupa por mí. Que realmente les intereso. Que no estoy solo en este mundo. Que no soy un as bajo la manga, un arma que utilizar. Que soy una persona, y que tengo derecho a ser feliz...

Que Hermione Granger está preocupada.

-Estoy bien, Mione. Sólo necesitaba un poco de aire fresco -sonrío inocentemente.

Ron nos da el alcance.

-¡No es seguro salir de noche, Harry! Tu sabes eso... -empieza su clásico sermón de puntos Gryffindor, Voldemort, Filch, exámenes, Voldemort, tareas, hábitos de estudio, Voldemort, día de clases, Guerra, Voldemort...

-Mione... -Ron la toma por los hombros, jalándola para sí.- Creo que Harry es capaz de cuidarse solo y no necesita que le recuerdes el presente...

Ella hace un puchero y apoya su peso en el pelirrojo.

-Me preocupo demasiado, ¿verdad? -murmura triste y cansada- Debería ir con Madam Pomfrey para que me dé otro de esos tranquilizantes...

Suspiro al escucharla decir eso. Me rompe el corazón verla así.

-No creo que sea necesario -comento, apoyando una mano sobre su hombro.- Sé que estabas preocupada. Lamento causarles tantas penas... -susurro mirando el suelo.

Todos los que me rodean sufren.

En momentos como estos es cuando pienso que sólo nací para traer dolor a los que me rodean. Quizá por eso intenté alejarme de ellos.

No resultó.

Y me alegro por ello. Los necesito tanto. Ellos son mi familia. Mis iguales. Me entienden y comprenden, y buscan sólo lo mejor para mí.

Cuán difícil va a ser despedirme.


Reeditado el 21-Oct-2002