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*suspiro* Por más que deseara que todo esto fuera mío, ustedes saben que no es así ¬¬ JKRowling... |
Responsabilidad Aprendida
Verdad
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Prometí explicar en este capítulo algo, verdad? ^^;; Bueno, aquí explico por qué Harry odia tanto a Dumbledore. Comenten si les parece que hay más o si no entendieron la basura que escribí ^^;; -Snuffles = Hocicos (el nickname de Sirius cuando está en su forma de animago) -Padfoot = Canuto -Dark Lord = Señor Tenebroso -Moony = Lunático -Parseltongue = Lengua Parsel -Death eaters = Mortífagos -Triwizard Tournament = Torneo de los Tres Magos |
~*~
-¿Puedo preguntar por qué ese lugar?
Miro de reojo a Remus y le dirijo una ligera sonrisa.
Los árboles no se encuentran tan lejos ahora. Continuo caminando a paso lento.
Snuffles está preocupado por mí, lo sé porque no ha hecho más alboroto.
Sé que ambos conocen los rumores de mi presente estado mental. Saben que me he convertido en un muchacho introvertido y silencioso. Que prefiero escuchar a comentar. Que perdí mi interés en el quidditch. Que siento indiferencia con respecto a las clases. Que me gusta pasar tiempo solo. Que es extraño que yo comience una conversación.
Quizá por eso no han dudado en venir corriendo cuando les mandé aquella lechuza.
Respiro.
Estoy cansado.
Si hubiera sabido que acudirían el mismo día que mandé el mensaje, habría intentado dormir toda la noche.
Pero no puedo dormir aún.
Tengo demasiadas cosas que preparar, demasiadas cosas que decir y explicar. Luego puedo descansar todo lo que desee.
Creo que me lo merezco, ¿no crees?
Hemos llegado al borde del bosque.
Abro mi camino entre los árboles.
El olor a tierra es exquisito. No hay nada como pasar tiempo con la naturaleza para poder llegar a sentirte vivo. Vivo realmente. Con una gran calma y paz interior. Sentir el arrullo de las hojas. La energía del suelo. La brisa refrescante. Saber que por un momento puedes dejarte llevar, que Ella te reconfortará.
Aquí pienso hacer mi despedida final.
De ninguna manera dejaré que mi sangre corra por Hogwarts. Aquella roca corrupta y manchada no me proporcionaría lo que necesito.
Además, no hay nada más romántico que la luna -o la ausencia de ella- cuando rodea tu aura con sus tiernos brazos y te besa la frente.
Nada como una luna nueva para el término de una vida y un nuevo comienzo para el mundo mágico.
Porque maldita sea mi alma si es que no me llevo a uno de esos imbéciles, hijos de puta conmigo.
Detengo mis pasos en medio de un pequeño espacio despejado. No estamos tan adentro en el corazón del Bosque Prohibido, y sin embargo, tampoco estamos tan cerca del borde.
-Siéntense -señalo al suelo.
Ambos conectan miradas, decidiendo obedecer mi comando.
Aún de pie y varita en mano, comienzo a circular alrededor de sus formas. Una espiral con centro en donde ellos están sentados.
Maldición, lo que daría ahora por no estar tan cansado...
Hago extraños movimientos en el aire con mi pieza de madera, pronunciando aquellas complejas palabras grabadas en mi memoria. Forzando la barrera que orbita alrededor mío a manifestarse en un espacio mucho mayor.
Esto me iba a drenar tanto...
Concentro todo el poder y energía que siento puedo malgastar sin caer inconsciente.
Finalmente, me contento con la consistencia psíquica de la protección, así que doy unos cuidadosos pasos hacia el árbol en medio del invisible círculo. Dejo que la gravedad y mi peso hagan su trabajo.
Recuesto mi espalda en el tronco de siempre.
-Remus, ¿podrías sellar en silencio el lugar? -pregunto con mis ojos cerrados, tratando de recuperar el aire.
Siento una ligera vibración de poder pasar mi cuerpo.
Lupin había hecho la barrera de sonido.
Ahora ya nadie nos puede oír o espiar fuera de los límites del lugar.
Claro que si alguien fuera a penetrar el perímetro de los conjuros, no tendría mucho efecto... Pero entonces estaría lo suficientemente cerca como para que nosotros actuemos.
-Sirius, por favor, necesito ver tu rostro -digo abriendo mis ojos.
Sin perder mucho tiempo, mi padrino aparece frente a mí. Una expresión de preocupación y completa confusión, adorna su cara.
-Creo que nos debes muchas explicaciones, Harry -dice medio ronco.
Asiento seriamente.
-¿Por qué toda esta molestia? ¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué nos llamaste? ¿Qué hechizo fue el que hiciste? ¿Por qué...?
-Empecemos por calmarnos -interrumpo a Padfoot.
Lo veo tomar aire, intentando seguir mi consejo. Sirius Black no es conocido por su paciencia y capacidad de pensar analíticamente ante una situación de presión. Era de la clase de personas que se dejan llevar por sus impulsos antes que por su razón.
Gryffindor, sin duda.
Me pregunto si yo califico como un Gryffindor. Tal y como está el presente... Lo que no daría por hacer caso a mi corazón y olvidarme de toda esta mierda que pende de una simple decisión.
Suspiro.
¿Cómo decirles la verdad sobre Albus Dumbledore?
-Sirius. Remus. Ustedes saben lo mucho que los quiero, ¿verdad? -susurro.
Ambos hombres palidecen.
Intercambian miradas nerviosas.
-Hey, dime que ésta no es una de esas conversaciones donde confiesas lo asustado que estás ante la guerra y el efecto que el Dark Lord tiene en ti...
Sonrío amargamente.
-¿Y confiarles que tengo miedo a morir? -añado.- No, Siri. Aún me acuerdo de aquella abismal plática que tuvimos sobre el sexo en mi quinto año.
Mi sonrisa se vuelve burlona.
Remus se ríe a escondidas, mientras el otro hombre se sonroja.
-Bueno, soy tu padrino -finge indignación.- Tengo el deber de enseñarte las técnicas y los métodos más eficientes para...
Río ante la memoria.
-Padfoot, estoy seguro que NO quiero escuchar eso -reprende el licántropo, una sonrisa aún visible.
Las carcajadas cortan la tensión formada. De lo cual estoy agradecido, ambos van a necesitar todo el humor que pueda otorgar esta situación para asimilar las noticias.
-Ese hechizo evita que nos espíen por cualquier método mágico -mi tono con humor.
Aún intento mantener ligero el ambiente.
-Entiendo que haya gente interesada en vigilarte, Harry. ¿Pero por qué el bosque?
-No confío en Hogwarts, Remus -respondo serio.- Sobretodo en Albus Dumbledore.
¡Sorpresa!
Ahora hagan una broma e intenten ignorar lo que acabo de decir...
-¿A qué te refieres? Dumbledore siempre te ha protegido -el rostro de su padrino completamente desconcertado.
Carcajadas oscuras brotan de mi garganta.
-Lo siento, -me disculpo luego de calmarme- no pude evitarlo.
Siento perder el control y una expresión sombría se extiende en mi cara.
Levanto los ojos al cielo despejado.
-¿Te sientes bien, Harry?
¡Por supuesto que NO estoy bien! ¡¿Cómo PUEDO estar bien?! ¡¿Cómo te sentirías TU si el mundo reclamara tu sangre?! ¿Estarías BIEN?
Embotello mi furia para otro momento.
-Estoy bien, Moony -voz controlada.
Una bandada de pájaros cruza el firmamento.
-El Director de Hogwarts no es quien parece ser -comento casualmente.
La brisa ayuda a tranquilizar mis sentidos.
-Estás hablando en críptico -murmura una voz.
-Y empezaré a hablar en parseltongue dentro de poco, Siri -tono duro.- Así que escucha atentamente.
Lástima que no haya ninguna nube en el cielo. Me relaja buscarles formas.
-¿Sabes a quién me encontré en mi primera visita al callejón Diagón? -suavizo mi expresión.- A Draco Malfoy.
-¿Y eso que tiene que ver? -pregunta irritado el canino.
Parpadeo.
-Deja que termine de explicar antes de hablar, Padfoot.
Suspiro.
-Draco Malfoy fue mi primer contacto con mi futuro, Sirius -susurro.- El chico estaba tan entusiasmado por entrar a Slytherin que no dudó en compartir lo que pensaba sobre los muggles.
-Bastardos malvados -murmura mi padrino.
Remus lo calla.
-Esa fue mi primera reacción ante la casa de los estrategas -continuo.- Ese pequeño y desagradable encuentro, junto con el comentario de Hagrid al respecto, me hizo pensar que todos los de Slytherin eran impuros, corrompidos, maniáticos, obsesivos, egocéntricos y ridículos hijos de puta -tomo aire.- Sin embargo, Slytherin en sí no es malévolo.
-¡¿Cómo puedes decir eso?!
La fuerza superior del hombre lobo pudo contener la ira del otro adulto.
-Yo pude estar en Slytherin -bajo mis ojos para conectarlos con los del emotivo hombre.- De hecho, el sombrero seleccionador lo sugirió. Dijo que podría ser grandioso en esa casa.
Mi padrino se pone pálido.
-Por supuesto que habiendo conocido de primera experiencia a la clase de personas que Salazar Slytherin buscaba en su rebaño, tuve que negarme -sonrío sarcásticamente.- Lo único que pude hacer es repetir una y otra vez "Slytherin no, Slytherin no" -recuerdo el evento.- Draco entró en conflicto instantáneo con mis ideales de marginación, discriminación y maltrato, ¿saben? -pausa- Ahora, sin embargo, me arrepiento de no haber elegido a esa casa.
Slytherin no me hubiera permitido hundirme en este lío.
Respiro esperando el estallido de emociones por parte de los dos Gryffindors.
No llega.
Decido continuar.
-¿Alguna vez se han preguntado por qué me mandaron a vivir con los Dursleys?
Ambas figuras absortas en el caos de sus propios pensamientos y conjeturas. Supongo que mi revelación anterior aún les cuesta asimilar.
-Es cierto que Sirius estaba en Azkaban, -hablo conmigo mismo- y que a Remus no le otorgarían mi adopción por ser un licántropo. Pero ¿por qué con los muggles? El hecho que hayan sido mi única familia sobreviviente no tiene nada que ver, los Dursleys me odiaron antes que yo naciera. Debes ser un ciego para no darte cuenta de ello.
-¿Qué hay sobre la protección con tus familiares? -pregunta Moony.
Dirijo mi vista al hombre lobo.
-¿Cuál protección? -le pregunto irónicamente.- ¿No se suponía que Voldemort estaba muerto? Si te refieres a sus death eaters, pues he de informarte que aquellos podrían haber asesinado fácilmente a todos mis ignorantes parientes, ¡y yo me hallaría completamente indefenso bajo una podrida alacena! ¡Creo que tendría mayores oportunidades si cualquier mago me adoptaba! ¡MALDITA SEA! ¡INCLUSO PODÍA HABER VIVIDO EN HOGWARTS!
Maldito Dumbledore. ¿No decían que a su lado era el lugar más seguro del planeta? Además si el colegio no fuera seguro, ¡¿qué mierda hago yo aquí?!
Controlo mis emociones.
-Remus, ¿quieres que te diga por qué me mandó a vivir en ese agujero? -voz extrañamente calmada.
No espero su respuesta.
-Para utilizar mi ignorancia del mundo mágico en su propio beneficio. Para que mi cariño por los muggles me alíe automáticamente con su bando. Para crearme un estado mental en donde la sumisión y obediencia no es cuestionada. Para saltar de alegría al ser ofrecido una mejor opción. Para... -mi volumen incrementándose cada vez más.
-¡El maldito Dumbledore ha estado controlando mi vida todo el tiempo! Lo tenía todo planeado...
Incluso la actividad final que le pondrá en gran ventaja sobre el lado oscuro. Aquella faena que yo llevaré a cabo, no por sus invisibles manos y manipulaciones, sino por mi propia voluntad. Aquel espíritu Gryffindor que vive en mí me lo requiere. Me impulsa a hacerme responsable de la mierda de otras personas. A actuar a ser el héroe que todos quieren que sea.
¿Quién soy yo para negarles un final trágico pero esperado?
-¿Qué pruebas tienes al respecto? -un escéptico Remus me cuestiona, mi padrino simplemente enmudece ante las revelaciones.
-¿Pruebas? -sonrío maliciosamente.- ¿Qué te parecería la piedra filosofal? -le fijo una intensa mirada.- Seriamente hablando, Lupin, si tú quisieras proteger un instrumento importantísimo de las manos de tu mayor enemigo, ¿dejarías que un simple alohomora abra la puerta en donde está el camino?
-Habían trampas durante todo el recorrido, Harry.
Ingenuo.
-¿Trampas, dices? ¡¿Qué clase de trampas son si un trío de chiquillos de primer año pueden superarlas?! ¡¿Si todas las pruebas del recorrido eran substancialmente simples y directas?! Yo las pasé, Remus. Sé de lo que estoy hablando -mi rostro completamente serio.- ¿Sabías que Albus Dumbledore me dejó ver el espejo de Oesed? Incluso me explicó cómo funcionaba... -humedezco mis labios.- Ustedes dicen que siempre me ha protegido... dime si saber que tu herramienta más preciada va a enfrentarse a Voldemort y dejarlo es inteligente. Dime si le darías el conocimiento suficiente para la confrontación... Porque si lo harías, entonces, obviamente el equivocado aquí soy yo. A diferencia de ustedes jamás dejaría que se salga con la suya. Jamás le daría una capa de invisibilidad que le dé mayores oportunidades de matarse. Jamás sería completamente imparcial y le regalaría puntos para que gane la copa de casas y así se enamore de mi ilustre figura. Jamás le permitiría jugar al quidditch en un año que por razones explícitas está prohibido. Jamás contrataría a un incompetente, vano y narcisista profesor de las Artes Oscuras para que no le enseñe a defenderse. Jamás le daría una espada falsa que dice Gryffindor, tan sólo para que no dude de cuál es su lugar. Jamás lo dejaría sin vigilancia si es que sé un supuesto asesino maniático y psicótico está tras su sangre. Jamás dejaría que entre al Torneo Triwizard, para ver si puede sobrevivir sólo porque me entusiasma verlo en peligro. Jamás lo forzaría a recontarme toda la noche en la que fue testigo de un ritual de necromancia antes de llevarlo a la enfermería. Jamás...
-¡SUFICIENTE!
El silencio reinante pesa sobre los hombros de todos.
Sirius se ha puesto de pie y ahora está jadeante.
No es el único.
Había perdido el control de mis palabras y simplemente dejé que éstas degeneraran sin previa supervisión.
Yep. Todo un Gryffindor.
Maldición.
Reeditado el 21-Oct-2002
