Disclaimer Habitual :-)

Elendil: Celebro que te haya gustado. Lo escribí pensando en ti. Espero que este capítulo te traiga vagos recuerdos de un oscuro pasado ^_^

Enya: ¡Eres una verdadera vidente! Bueno, algo de acción hay... Espero que te guste. ¡Ah! Leí tu ff de Harry Potter y me gustó mucho.

Leire: Gracias por tu review. Si, pobre Snape ¿no? Espero que este capítulo y el epílogo también te gusten =)

Shagy Sirius: Si, es algo así. Claro que como están encerrados en Hogwarts, no pueden irse a la casa de uno de ellos, ¿no? Así que están obligados a buscar alternativas ;) Remus Lupin también se divertirá, no te preocupes.

Naiko: No te preocupes, el otro fic lo voy a terminar, al igual que este. Y si, Snape meterá su cuchara en esta historia, pero sin ofender a Remus no te preocupes.

CAPÍTULO 2

-¡Para con las calabazas fritas! -le gritó Sirius a Peter, que comía frenéticamente-. ¡Déjale algo a los demás! Eres una maldita rata acaparadora.

-Ya córtala Sirius -gruñó Remus-. Déjalo que coma, hemos traído montones de comida.

-Además, así no se pone tan escandaloso cuando se cure -añadió riendo James. Las chicas soltaron la risa.

-Todos deberíamos comer bastante en ese caso -continuó Lily observando las botellas vacías que se apilaban en un rincón-. Además, mañana es jueves y tenemos clases.

-¿Y nos lo tienes que recordar? -le gruñó James-. ¡Eres una condenada aguafiestas!

-¿Cómo que condenada aguafiestas? -respondió Lily haciéndose la ofendida-. ¡Ven acá inmediatamente que te de tu merecido!

James abrió los ojos como huevos fritos y salió corriendo por la sala, con su novia persiguiéndolo. Sirius y Remus reían, mientras que Peter y Marta se habían retirado a un rincón oscuro y más tranquilo, detrás de un enorme telescopio.

-¡Ahhhhh! -gritaba James mientras se refugiaba al otro lado de la gran mesa.

-¡Cobarde! -le gritó Lily riendo, mientras trataba infructuosamente de alcanzarlo-. Ya verás cuando te atrape.

-¡Sangre! ¡Sangre! ¡Sangre! -les gritaban mientras tanto Sirius y Remus a coro, animando la pelea.

De pronto, James salió corriendo alejándose de la mesa y corrió a refugiarse detrás de los telescopios. Con tan mala suerte que, por estar mirando hacia su espalda a la chica que lo venía persiguiendo, tropezó con el par de tortolitos. Antes de entender lo que le ocurría se encontró tirado en el piso, enredado con Marta y Peter. Lily, que tampoco tenía la mente muy clara tropezó con ellos y añadió 62 kilos al montón.

Aquel recoveco detrás del gran telescopio, que era suficientemente grande para que dos humanos adultos pudieran retozar tranquilamente, pero era largamente insuficiente para cuatro, quedó de pronto saturado con un enredo de cabezas, brazos y piernas. Los cuatro involucrados trataron infructuosamente de liberarse, pero sólo consiguieron enredarse más. Estaba completamente oscuro.

-¡Ahhhhhh! Mi codo -gritó Marta-. ¿Quién mierda está parado sobre él?

-¡Sácame la rodilla del busto, James, que me estás aplastando una... -le gritó Lily.

-Ehmmmm, Lily -la interrumpió Peter-. Creo que no es la rodilla de James, sino mi mandíbula...

-¡Pedazo de puerco! -le gritó James al instante-. Saca de inmediato tu cara del cuerpo de mi novia si no quieres que te la parta.

James comenzó a tratar de liberarse, pero sólo consiguió darse un cabezazo contra un pedazo de fierro, y que los demás gritaran adoloridos por los codazos, empujones y apretones a los que eran sometidos por aquel movimiento.

-¡Cálmate James! -le gritó Peter tratando de defenderse-. No era mi intención, te lo juro.

-Mas te vale... -le gruñó Marta.

Sirius y Remus se acercaron, atraídos por el caos.

-Que egoístas que son... -les reprochó Sirius-. Miren que ponerse a gozar la vida y no incluirnos.

-Si -continuó Remus riendo-. Háganos un huequito...

Sirius y Remus se miraron y sonrieron.

-A las una... a las dos... ¡y a las TRÉS! -gritaron a coro y se tiraron sobre le montón de brazos y piernas.

Por unos segundos todo fue caos. Cuatro trataban infructuosa y dolorosamente de liberarse, mientras dos, riendo, trataban de enredarse todavía más. Después de varios minutos de agotadora lucha, los seis se encontraban completamente enredados y agotados. Detuvieron los intentos de movimiento mientras recuperaban el aliento.

-Yo... creo... que... no puedo... más... -murmuró Lily tratando de respirar con normalidad. Su mente se encontraba un poco confundida. Los casi dos litros de cerveza y vino que se había tomado habían hecho su efecto, de golpe. Estaba calientito ahí. Y blandito.

-Que rico hueles, Marta -murmuró Remus, sin pensar mucho en los alcances de lo que acababa de decir. El alcohol también había hecho su efecto en el hombre lobo.

-¿Verdad que si? -se rió Peter, demasiado ebrio como para enojarse.

-Se me ocurre una idea -se rió Sirius-. ¿James? ¿Estás pensando en lo mismo que yo?

-¿Qué cosa Sirius?

Afuera, comenzó a chispear.

~ * ~

Severus Snape comenzó a subir la escalera. Hace rato que había dejado de escuchar gritos y risas. Se preguntaba si se habrían quedado dormidos, y si abrían dejado algo para beber. La sed comenzaba a molestarlo.

Cuando llegó arriba, al principio se sorprendió. ¡No había nadie! ¿Estarían escondidos bajo la capa de invisibilidad de Potter? No... la capa estaba sobre una silla, cerca de la escalera. Miró alrededor de la habitación. El suelo se encontraba llenos de botellas vacías de cerveza y de vino. Y sobre la mesa había restos de picadillos varios, incluido un trozo medio desmoronado de pastel de vainilla con crema. Todavía quedaban un par de botellas de vino llenas.

Tomó una, y comenzó a beber. Miró alrededor. ¿Dónde se habían metido? De pronto escuchó una risa, proveniente del armario mágico donde se guardaban los dispositivos para los telescopios. Recordó que, por dentro tenía dimensiones de una habitación pequeña. Así que ahí se habían metido...

Tomando otro largo trago de vino, se acercó al armario. Se sentó en el suelo, escondido entre la pared del mueble y la base de un telescopio. Apoyó un oído. Adentro se escuchaban risas.

~ * ~

Marta alejó sus labios del cuellos de James, mientras los otros cuatro los aclamaban. James comenzó con una risa nerviosa.

-Lánzalos de nuevo, Remus -se rió Lily mirando a su novio y a su amiga-. Quiero una revancha.

-¿Otra más? -exclamó Sirius, soltando la risa-. ¡Pero si ya te has vengado con Peter y conmigo!

-¿Tal vez la nena quiere algo más fuerte? -sugirió James, cerrándole un ojo pícaro a su novia.

-Bastaría con agregarle más caras a los dados -observó Remus.

Habían transformado unas tuercas en dados, para poder jugar a un juego muggle que Lily conocía. En ese instante los cuatro dados tenían seis caras. Dos de ellos tenían, en cada una de sus caras, el nombre de uno de los seis jugadores. Eran los dados de víctima y victimario. Otro tenía, en cada una de sus caras, una zona del cuerpo, y el último, acciones a realizar en dicha zona.

-Sácale esa tontería de soplar, y lo del estómago, que no tienen mucha gracia -propuso Peter.

-Nooooo, -respondió Remus-. A mi me gusta.

-Lunita tiene razón -declaró Lily-. Mejor agrégale una cara al dado de acción, con una estrellita.

-¡¡¡Esa es mi Lily!!! -gritó James besando a su novia.

-¡Ehhhhh, paren!. Recuerden que durante este juego nadie es el novio de nadie -les recordó Sirius.

-Pero Lily -exclamó Remus que se había quedado pegado pensando en la sugerencia-, ¿Cómo quieres que haga un dado de siete caras? ¡Ni siquiera puedo hacer la imagen en mi mente! ¡La transformación no me va a salir!

-Si, eso es verdad -observó Peter.

-Entonces agrégale dos caras en vez de una -respondió Lily encogiéndose de hombros-. Puedes visualizar un octaedro, ¿no?

-¿Un qué? -preguntó Peter extrañado.

-Es como un cubo, pero en vez de tener seis caras cuadradas tiene ocho caras triangulares -le explicó Lily.

-¿Así? -preguntó orgulloso Remus tendiéndole el dado que acababa de transformar en octaedro.

-¡Si! -se rió Lily-. ¡¡¡Ese es mi lobito!!!

-¿Y que le ponemos en las caras que están en blanco? -preguntó Sirius mirando los dados.

-Estrellitas -dijo Lily.

-Si, para ver estrellitas -se rió James.

~ * ~

-Vaya con ellos... -se rió Snape. Tomó él último trago de vino de la botella, y se paró tambaleante a buscar la otra que recordaba estaba sobre la mesa. Volvió a esconderse a su refugio.

Apenas había alcanzado a sentarse que escuchó la puerta del armario abrirse. Por suerte en su escondite no corría riesgos de ser visto desde ese punto de vista. Se quedó mirando y casi se le cae la botella de la impresión. Eran Black y Pettigrew. Corrió la vista horrorizado. ¿Qué pretendían?

-Oye Canuto... -murmuró Peter- no sé tú, pero yo no tengo ninguna gana de hacerlo contigo.

-Yo tampoco -se rió Sirius.

-¿Y qué hacemos?

-Teatro -dijo Sirius encogiéndose de hombros-. Un buen espectáculo de sonido y quedarán felices.

-¿Por qué mejor no sugerimos que cuando salgan estrellitas, mejor tiren una moneda para ver si sale Marta o Lily, y un... una pirámide para ver quien de nosotros cuatro va a la pelea?

-¿Y quitarle la emoción? Que aburrido eres... Además, no creo que sea justo para las chicas.

~ * ~

Snape, que se había quedado escuchando a los chicos sonrió divertido. No eran tan valientes como pretendían. Se alegró. No tenía ninguna gana de ver a dos chicos retozando frente a su -monstruosa pero pura- nariz.

Observó divertido como los chicos comenzaban a gemir y a murmurar estupideces. Incluso, tuvo que contenerse de soltar una carcajada cuando Black comenzó a dar unas pataditas compulsivas en la puerta, mientras le hacía cosquillas a Pettigrew para que se riera de forma nerviosa.

-¡Quédate quieto, Colagusanito! -le decía riendo, lo suficientemente alto como para que los cuatro pudieran escuchar-. Quietecito que no te pasará nada malo.

-¡No por favor, Sirius! -dijo entre risas nerviosas Pettigrew, mientras trataba infructuosamente de alejar sus costillas de los dedos de su amigo-. No sigas por favor que me duele.

Snape escuchó una carcajada cuádruple desde adentro del armario.

-¡Ya Sirius! -se escuchó la voz de James-. No abuses de los más débiles.

-Terminen y entren de una vez -agregó Marta.

~ * ~

Después de ese espectáculo tocaron varias cosas, que dieron lugar a jocosas situaciones. La más extraña se presentó cuando tocó "James" con "James", estrellita. Severus escuchó divertido para ver como solucionaron el problema. James no salió, y supuso que había debido hacer alguna clase de espectáculo adentro ya que escuchó varias carcajadas y "dale James". Salieron, en algunas oportunidades parejas. Peter y Marta, que lo hicieron más que felices, aunque sin el suficiente escándalo, ya que escuchó como pifiaban los cuatro que se habían quedado adentro. Escuchó como entreabrieron la puerta, y la cerraron inmediatamente al ver que el asunto, afuera, iba en serio.

Pasaron las horas. A Snape se le acabó la segunda botella. De vez en cuando salía alguna pareja, testimoniando de la estrellita que había salido. Salieron todas las combinaciones, algunas incluso varias veces. Observó que tanto los chicos como las chicas hacían sólo teatro cuando les tocaba salir juntos, y que no siempre hacían el amor cuando salían en parejas.

Pero sintió una punzada en el estómago cuando vio que Lily no le decía que no ni a Black, ni a Lupin. Que lo hiciera con Potter no le había extrañado. ¿Pero con ellos? ¡Con un hombre lobo y con el mejor amigo de Potter ! Cerró los ojos.

Afuera llovía. Algo dentro de él también llovía. Llevaban mas de media hora en la que nadie había salido. Sentía asco. Se reprochaba a si mismo de haberse quedado allí arriba a ver todo eso. Quería volver a su sala común. Se había parado cuando la puerta del armario volvió a abrirse. Se escondió rápidamente, aunque notó que una de las figuras lo había visto. Era Lily. Iba acompañada de Lupin, que caminaba apoyado en su brazos, mientras caminaba haciendo eses.

-No sé si pueda de nuevo, Lily querida -le decía el hombre lobo mientras se apoyaba en la mesa con los restos de comida.

-No te preocupes -se rió Lily mientras miraba de reojo hacia donde había visto a alguien-. Siéntate aquí y descansa un rato.

Apenas Lupin se sentó, apoyó la cabeza en la mesa y se quedó dormido. Lily aprovechó para ir a investigar. Estaba bastante mareada, y le costaba caminar derecho. Llegó a donde estaba Snape escondido.

-¿Quién anda ahí? -preguntó insegura sacando su varita.

Un enorme rayo surcó el cielo iluminando sus caras. El ruido que produjo ahogó el grito de Lily. Casi se cae de la impresión (y del mareo). Él la sostuvo lo suficiente para que no se cayera.

-¡Severus!

-¡Shhhhh! -le murmuró Snape al oído. No sabía muy bien que decirle.

-¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó ella extrañada. Un enorme ronquido proveniente de Remus Lupin la distrajo.

-Se me había quedado un libro aquí que quería leer -respondió Snape antes de que pudiera darse cuenta de lo estúpida que sonaba su excusa. Lily soltó una carcajada.

-Seguro... -se rió ella. Se llevó una mano a la frente-. Estoy un poco mareada. ¿Y si nos sentamos?

Se sentaron el uno al lado del otro, y Severus Snape sintió como su corazón latía furiosamente cuando Lily apoyó la cabeza en su hombro.

-¿Desde hace cuanto que estás aquí? -preguntó ella con los ojos cerrados.

-No... no recuerdo -respondió el otro tragando saliva.

-Imagínate que eres Remus... -se rió ella mientras le acariciaba el pelo.

Otro rayo iluminó sus caras, cayendo tan cerca del castillo que sintieron temblar el suelo. Y ese era solo el comienzo.

~ * ~

Adentro del armario, Marta, Peter, Sirius y James se habían quedado dormidos también, a pesar del ruido de la tormenta. Era una suerte, porque si hubieran salido en ese momento probablemente Severus Snape no hubiera salido vivo de la torre de astronomía, y Hogwarts se hubiera quedado sin un excelente profesor de pociones.

~ FIN ~