Verano Muggle
Capitulo 8: Licor, Ajedréz y… Adam Granger?!
Por: MissIntelligence.
A/N: Espero que este capitulo larguito compense el largo tiempo que han tenido que esperar! (PG-13, especialmente en este capitulo!! OJO)
***
El agradable aroma que llenaba la cocina y el resto de la casa era delicioso. Los padres de Hermione corrían de un lado a otro, haciendo llamadas de última hora, arreglado las decoraciones florales y ayudando a los mozos y sirvientes que habían sido contratados para el gran evento del año.
Encima de la mesa principal del comedor, se encontraban pequeños canapés, bollitos, empanadas y, por supuesto, el favorito del Señor Granger, pequeños lomitos con palta. Harry y Ron ya habían logrado escabullirse con uno o dos rápidamente. Hermione por su parte, estaba inquieta e insegura. No sabía que pensar o de que manera actuar a estos nuevos sentimientos. No sabía como demostrarlos o si debería siquiera intentarlo. Ron era una persona complicada y siempre era dificil predecir los que sucedería con él. Es por eso que esa mañana, Hermione decidió que si algo iba a suceder, pasaría por destino y no por esfuerzo, esa noche era para divertirse y eso pretendía hacer.
Hermione se despojó de sus mantas y se levantó al aire tibio de la despejada mañana de verano. Su cuarto estaba, ya, completamente iluminado haciendo que el blanco de sus paredes se destacara y que su vestido, que colgaba en su silla, brillara con fuerza. Hermione se sentía ligera y descanzada por primera vez en días.
Luego de varios bostezos, se comenzó a mover por el cuarto buscando las prendas que ocuparía ese día y ordenándolas en un montón a un lado de su cama. Crookshanks atravezó el cuarto para acariciar su pierna con tibios ronroneos.
"Buenos días, lindura." Saludó Hermione cariñosamente. El animal respondió con un simple 'Meow'. Una sonrisa apareció en el rostro de Hermione.
Ella tomó el pequeño montón de ropa y se dirigió al baño con algo de culpa, sabiendo muy bien que ella era la última en despertar en un día tan ocupado en la casa, sabiendo que debía estar ayudado a sus padres, quienes, por el olor, ya estaban trabajando duro para satisfacer el apetito de los invitados que llegarían esa noche.
El agua refrescó a Hermione en gran parte y le ayudó a relajarse una vez más. Se vistió rápidamente y pasó un cepillo ligermente por su cabello.
"¡Al fín!"Exclamó su madre cuando Hermione apareció al pie de la escalera, "Estamos como locos tratando de organizar esto."
"Lo siento."
Su madre descartó su disculpa con un movimiento de su mano, "Necesito ayuda con los arreglos florales en la entrada de la casa y con los del jardín. Tus amigos te pueden ayudar no es tan difícil. Ah, sostiene esto por un segundo." Y la Señora Granger colocó el las manos de Hermione una fuente de cristal que contenía un flan de caramelo recién salido del horno.
"Mamá…"Dijo Hermione.
Su madre no hizo caso y siguió su conversación con un mozo, apuntando al techo e imitando con sus manos de la forma que debía caminar.
"Mamá, por favor." La fuente del flan aún estaba caliente.
Su madre retiró la fuente de sus manos y desapareció en la cocina una vez más.
"Despertaste al fín." Dijo la voz de Harry a sus espaldas. "Estabamos seguros de que habías tomado pastillas para dormir o algo por el estilo."
"Vamos, son recién las…"Hermione miró su reloj de pulsera, y con algo de orgullo dijo, "la una."
Ron asintió con una ceja en el aire y sonriendo maliciosamente, "La una. Debería darte vergüenza."
Harry negó en desacuerdo agregando pequeños 'clicks' con su lengua. Apuntó un dedo a Hermione, "Mal hecho."
Hermione cruzó los brazos y levantó el mentón, "Tengo derecho , por lo menos una vez al año, a despertarme más tarde de lo normal."
"NO en el día de cumpleaños de tu propio padre." Dijo Ron, fingiendo lágrimas y secándose en el hombro de Harry, quién lo miraba con desagrado pero sin embargo le siguió el juego 'acariciando' su cabeza. "¡ES TU PROPIA SANGRE HERMIONE!"
Ella tomó un poco de aire, "Ron… madura un poco."
Harry y Ron estallaron en un millón de carcajadas y antes de que su orgullo puediera actuar sobre ella la risa se escapó de la boca de Hermione.
"Tenemos que- ir al ja-jardín…" Respiró Hermione entrecortadamente, "Hay que ayudar con los arreglos florales."
Una vez que se habían calmado y que habían tomado un vaso de agua para tranquilizar los ánimos, los tres amigos se dirigierón al jardín trasero de la casa de Hermione. Entremedio de la cancha de Mini-Golf y cerca de la piscina, habían instalado una carpa blanca con capacidad para más de 90 personas y en los alrededores habían mesas con velas violetas esperando para ser encendidas esa noche. También habían flores de todos colores desparramadas en el suelo, esperando ser amarradas en un elegante arreglo floral que deleitaría a los invitados esa noche. A un lado de las flores se encontrba una mujer mayor, con pelo canoso y de baja estatura. Estaba clásificando las diferentes flores en pequeños ramitos, para luego formar una gran corona.
"Disculpe." Dijo Hermione educadamente. La Señora levantó la vista brevemente y sonrió. "Mi madre me dijo que le haría bien un poco de ayuda."
La mujer analizó a los tres amigos con ojos amistosos y luego de unos segundo de inspección levantó las manos en bienvenida.
"Claro que me haría bien un poco de ayuda. Mi nombre es Elisa Sole." Se presentó, estirando su arrugada mano para estrechar la del grupo.
"Yo soy Hermione, y estos son Ron y Harry."
"¿En qué la podemos ayudar?" Preguntó Harry recordándo sus modales.
La Señora Sole miró alrededor del jardín un par de veces antes de contestar, "Bueno, creo que no necesito ayuda con esta corona porque ya está casi terminada, pero… ¿Ven ese pequeño montón de violetas que está a un lado de la mesa de cocktail? Necesito que se deshagan de las flores muertas y que corten los tallos a la mitad. Con eso me acortan el trabajo."
Hermione sonrió, "Claro."
La Señora Sole les entregó unas pinsas de jardín y un par de guantes café y embarrados a cada uno, luego se pusieron a trabajar cómodamente entre el montón de violetas.
"Me encantan las violetas, me atrevería a decir que son mis flores favoritas." Confesó Hermione aspirando el agradable aroma de una de las flores.
"Yo siempre creí que las chicas preferían las rosas." Comentó Ron.
"Ese es el estereotipo, yo soy diferente."
Harry reprimió una risa.
"¿Qué?" preguntó Hermione resentida.
"Nada."Aseguró Harry mantaniendo un rostro serio con una pisca de humor.
El aroma de las violetas y el agradable sol de la tarde los acompañó hasta que terminaron de retirar los pétalos muertos y de cortar los tallos a la mitad. Apilaron las flores en una montaña y observaron detenidamente a la Señora Sole. El montón pronto fue transformado en una elegante corona violeta.
"Gracias por su ayuda niños." Sonrió la anciana.
El trio de amigos devolvió la sonrisa.
Fue solo una vez que sus estómagos comenzaron a pedir comida que se dieron cuenta que no habían almorzado. Era de esperar que con todo el trabajo que sus padres tenían no hubieran pensado en algo tan mínimo con el almuerzo de ese día.
"Tengo hambre."Alegó Ron agarrándose el estómago con sus dos manos.
"Yo también."Dijo Harry mirando a Hermione.
"Hmmm… supongo que podríamos ir a un Pizza Hut."Pensó ella en voz alta.
El rostro de Ron se iluminó completamente, "¿Pizza Hut? ¿Qué es eso? Ah… a quién le importa, suena bien."
Hermione asintió, "Está bien."
Ya que su madre estaba a punto de morir de un ataque cardiaco, Hermione, Ron y Harry tuvieron que caminar hacia el centro por más de quince minutos. Ron parecía estar lleno de preguntas sobre el mundo Muggle y llamaba la atención de varios peatones que se dirigían a almorzar. Hermione estaba un poco molesta por la cantidad de chicas que 'miraban con deseo' a Ron y a Harry, quienes no dudaban en devolver las miradas de la misma forma.
El restaurante de comida rápida estaba, como de constumbre, repleto de gente. Se veían pocas mesas vacías y el olor que desprendían las exisitas pizzas era delirante. La fila de gente se extendía hasta la salida del local.
"Busquen una mesa, mientras yo compro." Se resignó Hermione poniéndose a la cola.
Harry y Ron se miraron el uno al otro por un momento, decidiendo mentalmente que hacer. Ron tomó a Hermione del brazo y la sacó de la cola, Harry tomó el dinero.
"Nosotros hacemos la cola, tú buscas una mesa." Sonrió Harry volviendose a la fila.
Hermione sonrió ampliamente, "Está bien." Y comenzó la busqueda de una mesa en el local. Al final del lugar había una mesa vacía para dos personas y eso era todo lo que había disoponible para el trio. Algo molesta, ella se sentó en una de las dos sillas y comenzó a esperar observando el lugar. A su derecha se encontraba la sala de juegos, donde un montón de niños jugaban siendo observados por sus padres. A su izquierda, un señor gordo y grasoso mascaba un pedaso de pizza con extra queso y chorizillo. Hermione reprimió las ganas de gritar.
"¡Hermione!" Gritó Harry sin darse cuenta de que estaba llamando la atención de todo el local. Se estaba riéndo a carcajadas sosoteniendo una caja de cartón cuadrada con una sola mano. "¡No vas a creer lo que Ron está haciendo!"
Ella se llevó una mano a la frente en desgracia. Ron era capaz de todo. "¡Harry, lo que sea que esté haciendo dentenlo!" exclamó Hermione intentando manter su voz en un tono aceptable. Pero Harry ya se había dado media vuelta y estaba tirando a Ron de la manga de su camisa. Entre gritos y carcajadas, los dos magos se sentaron a un lado de la pequeña mesa.
"Hermione, esta ja-ja, mesa es para dos personas."Dijo Ron ago incómodo.
"No hay nada mejor, Ronald."
"No vas a creer lo que este imbécil se le ocurrió hacer."Soltó Harry sin poder aguantar más.
"Harry, cállate." Advirtió Ron apuntando un dedo a su mejor amigo. Harry sonrió malvadamente y abrió la boca para hablar. "Te lo advierto… Potter no sales vivo de este local."
"Está bien… me callo."
"Tampoco me interesa saber." Dijo Hermione sirviéndose un pedazo de pizza.
"Ron eres un perdedor." Se burló Harry. Ron lo ignoró.
Comieron en silencio, Harry de vez en cuando soltaba un risita ahogada pero Ron lo cortaba con una mirada penetrante.
***
"Harry, ¡Necesito A-Y-U-D-A!"
"Ya voy, Ron. No es tan complicado, ¿Sabes?"
Se estaban arreglando para la fiesta que ya se acercaba. Ron estaba teniendo problemas con tu corbata ya que no sabía como amarrarla. Harry le dio unas vueltas y la apretó un poco, asegurándose de que no se abriera.
"Listo."
Ron se miró al espejo de pies a cabeza. Debía admitir que se veía mejor que nunca y que el traje le asentaba muy bien. Se dio media vuelta para mirar a Harry, "¿Cómo me veo?"
"Supongo que bien, Ron. ¿A quién quieres impresionar de todos modos?" Preguntó Harry pícaramente.
Ron se hizo el desentendido, "A nadie."
Hubo un suave golpe en la puerta. Harry la abrió. "Wow." Respiró al ver a Hermione vestida elegantemente en el vestido que había comprado unos días atrás. Lucía unos zapatos de tacón y un rodete en su cabello dejando que unos pequeños risos se escaparan del peinado. El vestido se asentaba perfectamente en sus curvas.
"¿Wow qué?"Preguntó Ron acercándose a la puerta, pero no esperó por un respuesta. "Wow es poco decir."
Hermione se sonrojó profundamente a los comentarios de sus amigos y sonrió, "Gracias, ustedes también se ven… wow."
"Gracias." Dijieron los dos al mismo tiempo.
Ella sonrió torpemente una vez más, "Bueno los venía a buscar, abajo está todo listo, faltamos nosotros para recibir a los invitados."
Los dos amigos asintieron y con Hermione bajaron las escaleras. La sala estaba reluciente. Globos plateados y dorados adornaban las paredes, flores de todos colores y especies decoraban las esquinas. Una mesa de cocktail estaba repleta de los mas exquisitos bocadillos y brebajes. Una agradable música venía desde el jardín donde se encontraba la enorme carpa que ocuparían los invitados como pista de baile. Las violetas de la Señora Sole agregaban un toque de aroma natural a todo el lugar.
"Esto es genial." Sonrió Hermione a su madre quién había aparecido de la cocina unos segundos antes.
"¿Les gusta?" Dijo ella abriendo sus brazos y dando una vuelta mostrando el lugar a su hija y a sus amigos.
"No había visto nada igual, Señora Granger." Aseguró Harry.
"Se ve fantástico." Dijo Ron.
"Me alegro mucho que les guste, nos tomó más de una semana para organizar todo esto."
"¿Dónde está papá?" Preguntó Hermione dandose cuénta de que no había visto a su padre en todo el día.
"Está en la casa de tu tío, va a llegar con ellos."
Hermione asintió. "¿Hay algo en lo que podamos ayudar?"
Su madre negó con la cabeza, "Solo esperar a que lleguen los invitados. Ah y, Hermione, quiero que saludes a todo el mundo, incluso a la tía Betty."
El rostro de Hermione calló completamente, "Tu sabes que-
"Sé muy bien que la tía Betty es algo… excentrica, pero esa no es razón para no decir un pequeño 'hola'." Su madre desapareció en las escaleras.
"¿Qué problema tienes con tu tía Betty?" Preguntó Ron con curiosidad.
"Ay, no quieres saber, no vale la pena contar la vieja historia de la tía Betty." Murmuró Hermione.
Ron se encogió de hombros. "Si tu lo dices."
"No puede ser peor que la tía Petunia." Comentó Harry, tomándo asiento en uno de los sillones. Hermione y Ron siguieron su ejemplo.
"No conosco muy bien a tu tía Harry, pero no creo que haya alguien peor que la tía Betty en todo el mundo."
Pasaron el rato conversando sobre pequeñas anécdotas y luego contándo chistes Muggle, de los cuales, Ron no entendía muy bien pero sin embargo reía.
Poco a poco llegaron los mozos y sirvientes para esa noche. Todos vestidos elegantemente de negro y blanco. Con corbatas de moñito (Ron hizo un gran esfuerzo y no se rió de ellos) y zapatos bien lustrados. Todos listos para serivir a los invitados que estaban por llegar.
Sonó la campana de la casa por primera vez y ya que su madre pareció no escuchar, Hermione se levantó a abrirla. En la puerta se encontraba un hombre joven, de unos 20 años, con lentes oscuros, pelo castaño oscuro y un sombrero de los años '50. Llevaba en sus manos un maletín y una caja llena de discos.
"¿Si?" preguntó Hermione.
"¿Iluminación y música para la fiesta del Señor…" revisó un papel que tenía en su mano, "¿Granger?"
"Si, por favor, adelante." Hermione abrió la puerta ampliamente, "En el jardín trasero está la carpa."
El hombre hizo una reverencia y partió al jardín trasero.
"¿Música e Iluminación? Vaya, esto promete ser una gran fiesta." Dijo Harry.
"Creo que se pasaron de la raya, después de todo es solo un cumpleaños."
"Yo daría cualquier cosa por tener un cumpleaños tan masivo, Hermione. Tu padre tiene suerte." Dijo Ron con voz soñadora, acomodando sus brazos en su cabeza.
Poco a poco comenzaron a llegar los invitados, habían personas que Hermione nunca había visto en su vida. Colegas del trabajo de sus padres, familiares lejanos y amigos de la universidad. Su madre parecía llena de emoción y muy contenta saludando a cada persona que ponía un pie en la casa de los Granger. Los mozos se paseaban entre las multitudes con sus bandejas llenas de exquisiteses, ofreciendo licores y vinos. La música de la sala era suave y la iluminación tenue, adormeciendo a los invitados. Los bocadillos de la pequeña mesa de cocktail desaparecian con rapidez con cada minuto que pasaba.
"¡Hermione!" Llamó su madre por encima de la multitud, "Ven a saludar a tía Betty."
"Oh no."
Harry le dio una palmadita en la espalda, "Buena suerte."
"¡Y trae a tus amigos contigo!" Agregó la Señora Granger.
Hermione sonrió, "Ustedes vienen conmigo."
Se hicieron camino por medio de los invitados hacia la puerta principal. En los primeros escalones de la puerta se encontraba Betty Granger, una mujer cuarentona con mejillas sorojadas, sobra de ojos azules, labios rojos y carnudos. Vestía un camisón azul eléctrico con medias amarillas y un gorro de lana francés.
"¡Ninny!" Chilló la mujer en cuanto reconció a Hermione. "¡Pero si es mi Ninny, no te reconocí. Dame un abrazo!" Y abrazó a Hermione con sus brazos largos y arrugados. Hermione creyó que moriría asfixiada. Le tomó unos segundos para recuperarse luego de que la soltó.
"¿Cómo estás tía Betty?"
"¡Muy bien! ¿Y quienes son estos caballeritos tan distiguidos?" Preguntó en voz chillona apuntando a Harry y a Ron con una sonrisa.
"Mis amigos del colegio. St. Peter's."
"¡OH! Por supuesto, St.Peter's, que gran colegio. Si tienen suerte llegarán a ser como su tía Betty." Harry y Ron parecían enfermos cuando la mujer los abrazó y plantó un beso en sus mejillas.
Una vez que estaban lejos de la alocada tía Betty y de sus besos, Harry dijo, "Tienes razón, es peor qu ela tía Petunia."
"Mucho peor." Ron se estaba limpiando la mejilla dejando una marca roja.
Luego de experiencia, los tres amigos decidieron que era mejor mantenerse al marjen y en silencio, evitando a la mayoría de los invitados. Hermione murmuraba de vez en cuando un par de dato de los invitados que llegaban.
"Ese hombre de ahí es un colega de mi padre, se ha casado más de 10 veces ilegalmente."
"La mujer del vestido rojo solía trabajar en un prostíbulo."
"¿Ven aquél viejo en la esquina? Tiene problemas de prostata."
Rieron y comieron hasta que se hizo silencio. "¡Shh! Ahí vienen." Nadie necitaba que le dijiera a quién se refería. El cumpleañero estaba llegando a la casa. El Señor Granger sabía perfectamente que había una fiesta pero la Señora Granger quiso ponerle algo de suspenso al asunto. Las luces bajaron y la música paró repentinamente, dejando la sala en silencio y en penumbras. Murmuros ahogados resonaban en el lugar, pequeñas risitas y sonidos irreconosibles. La manilla de la puerta giró. Se sentían las voces de varias personas afuera, una de ellas era la de el Señor Granger. El sonido de un llavero en el agujero.
"¡FELIZ CUMPLEAÑOS!" Gritaron todos, alegrandose al ver la cara de felicidad del cumpleañero. Hermione corrió hacia su padre y se avalanzó sobre él, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello.
"Felicidades." Murumó en su oído, sonriendo ampliamente.
"Gracias, Nee-nee." Tomó su mano y le dio una vuelta, "Te ves preciosa."
Hermione solo podía sonreir aún más, "Papá, no me digas Nee-nee." Su padre se rió en voz alta. Luego procedió a estrechar las manos de todos los invitados, incluyendo a Harry y a Ron.
"¡Hermione, cariño!" Una voz masculina la sobresaltó, "¡Dale un abrazo a tu adorado padrino!" Brendan Granger era el hermano de su padre. Era un hombre alto y robusto, de ojos claros y pelo castaño claro. En la opinión de ella, su padrino era una persona algo extraña y nunca había pasado más de un día entero en su compañía. Lo único que Hermione sabía sobre él, era que se había casado y que había tenido un hijo y una hija.
"¿Cómo estás?" Preguntó Hermione intentando sonar amable.
"De lo mejor." Se dio vuelta buscando algo… o alguien. "¡Adam, ven a saludar a tu prima!" Ahora que su nombre fue mencionado Hermione se acordó de su primo por primera vez en la noche. Adam Granger era conocido por causar un gran alboroto donde quiera que fuese. Sus padres lo clasificaban como 'rebelde sin causa', pero para Hermione era algo como 'El payaso de la familia.' Las memorias de su primo no eran las más agradables y cuando el chico de 16 años apareció frente de ella, todas esas memorias volvieron repentinamente a su mente.
"Nee-nee, ¿Cómo estás?, ¿Ya viste el nuevo vestido de la tía Betty?" Dijo Adam abrazandola, "Es mucho mejor que la bata floreada de la otra vez, ¿no crees?" Era un chico alto como su padre, pero de pelo oscuro al igual que sus ojos. Vestía un traje azul marino, su camisa estaba arrugada y mal puesta. Llevaba una corbata negra y que leía 'I'm an ass.' En letras rojas flourencentes. Su pelo estaba enmarañado y aparentemente se había bañado en colonia.
Hermione solo sonrió ya que no sabía cuál de las preguntas responder primero.
Adam miró hacia todos lados antes de sacar una pequeña botella de un bolsillo al interior de su traje, "Para alegrar un poco la noche." Rió, bebiendo un poco del contenido. "Ya sabes que la ley es 'No hay tragos para los viejos o para los jóvenes' bueno Adam Granger llegó para cambiar las leyes. Hay mucho más de donde salió esta pequeña botella primita."
Volvió a esconder el licor en su bolsillo para luego prestar atención a Harry y a Ron, "Hey, compadre, ¿Cómo andan las cosas? Yo soy Adam Granger, primo de, la aquí presente, Señorita Nee-nee Granger. ¿Cón quién tengo el placer?"
"Harry Potter."
"Ron Weasley."
Adam estrechó sus manos sonriendo maliciosamente, "Un gustazo." Se volvió para mirar a Hermione, "Nee-nee, ¿Sabía qu emi madre está embarazada?"
Ella levantó las cejas en sorpresa, "No, no lo sabía. Me alegro mucho por ti."
"Gracias por alegrarte por mí porque yo no tengo nada de alegría al respecto." Dijo Adam con voz monótona apoyándose en la pared.
"Creí que te gustaban los niños." Rió Hermione a la expresión de su primo.
"Me gustan los niños – fritos." Sonrió él, ganando una risita de Ron y Harry, quienes hasta el momento se habían mantenido en silencio. "Lo que está claro es que mi vida está arruinada."
"¿Por qué?" Habló Harry por primera vez en frente de Adam. Los chicos parecían tenerle algo de respeto.
Adam tomó una de las sillas que estaban disponibles para los invitados y se sentó, cruzando los brazos y hundiéndose en la silla. "Seamos sinceros, mi vieja está mayorcita como para tener otro hijo lo que significa que el peso cae en mi y en mi hermana. Mi viejo está siempre trabajando en el banco y no pasa mucho tiempo en la casa. Además, Nee-nee, tu conoces las manía de mi madre."
"No creo que sea tan terrible, Adam." Aseguró Hermione.
"¡Ja! Tengo que ser un Dios para sobrevivir a lo que viene."
"¿Y desde cuando eres un Dios, Adam?" Dijo una voz suave y femenina a sus espaldas. Hermione se dio vuelta para encontrarase con los ojos verdes de su prima.
"¡Liv!"
"¿Cómo estás, Hermione?" Saludo Liv Granger, abrazando a Hermione. Ella, era una chica de baja estatura, de ojos verdes y cabello castaño claro. Tenía 15 años recién cumplidos, teneindo la misma edad que Ginny Weasley, la hermana de Ron. Unas pocas pecas adornaban el puente de su nariz y sus mejillas.
"¿Cuándo descubri que era un Dios? Estaba rezando y derrepente me di cuenta que estaba hablando conmigo mismo." Rió Adam ganando una plamada en la cabeza por parte de Liv. Hermione sonrió a sus primos y luego se acordó de Harry y Ron.
"Liv, este es Ron Weasley." Liv estrechó la mano del pelirojo sonriendo.
"Y este es Harry Potter." Liv procedió a estrechar la mano de Harry, quién parecía estar hipnotizado mirando a Liv.
"Mucho gusto, ¿Amigos de St.Peter's?" Preguntó Liv a Hermione, quién asintió. "Ya veo, es una látima que tengas que viajar y querdarte en el colegio por tanto tiempo. De lo contrario podríamos salir o pasar algún tiempo juntas."
"Creeme que es lo mejor, cuesta menos concentrarse." Dijo Hermione. Adam se levantó de la silla al escchar un 'bip'. Sacó de su bolsillo interior un pequeño teléfono celular. Ron parecía completamente impresionado por el aparato Muggle.
"¿Sí?... al fín…no.. cinco…necesitamos cinco…gracias… te pago después… adiós." Terminó guardando el celular.
"¿Qué fue eso Adam?" Preguntó Liv a su hermano curiosamente.
"Era Alex," dijo él vagamente y viendo que los cuatro adolecentes aún no entendian prosiguió, "Tiene cinco botellitas más de esto." Dijo sacando la botella de su bolsillo una vez más y moviendola entre sus dedos.
"Adam, tu sabes que a mamá…
"Sé muy bien lo que piensa de esto, no tienes que repetirlo, Livy."
La música murió y toda la atención fue dirigida al Señor Granger, quién estaba listo para dar su discurso anual. Estaba parado en una silla con un vaso de vino tinto en la mano. Se veía algo nervioso. "¡Un poco de silencio, por favor!"
Silencio absoluto. Hermione esperaba inpacientemente.
"Parientes, amigos, colegas. ¡Hoy día es mi cumpleaños número cuarenta y cinco!" Aplausos de los invitados resonaron en la habitación, "Tengo que agradecer a mi querida esposa por preparar esta gran fiesta y por veinte años de completo placer. Primero te olvidas de los rostros de tus seres queridos y de sus nombres.Luego te olvidas de subirte el cierre y finalmente nos olvidamos completamente de bajarlo." Los invitados estallaron en risas. Hermione solo cerró los ojos, intentándo alejar las mala imágenes de su mente. "Cuento con la precencia de uno de mis seis hermanos, Brendan Granger." Aplausos. "Cuento con la precencia de mi adorable hija, Hermione y de sus dos amigos del colegio." Más aplausos, "Y aunque me hubiera gustado contar con la precencia de mis otros cinco hermanos, quienes viven en el extranjero, esa no es razón para no bailar y pasarlo bien." Gritos y aplausos, "Me crié con seis hermanos, asi es como aprendí a bailar—esperando el baño." Risas y aplausos. "Bueno amigos, espero que tengan una noche de maravillas y… ¡A PASARLO BIEN! ¡TODOS AL JARDÍN TRASERO!"
Hubo una momentanea estampida de invitados que corrían hacía el jardín trasero, entrando con entusiasmo a la carpa, en la cuál el DJ ya estaba tocando música y donde las luces de colores ya brillaban con intensidad al ritmo de la música.
"El tío nos ha proporcionado información explícita." Rió Adam estúpidamente.
"Eres insufrible." Dijo Liv remarcando la última palabra y negando con la cabeza.
"Es la primera vez que me llaman insufrible. Me han llamado vulgar, pero yo creo que eso es toda una mierda." Dijo Adam sonriendo a su hermana. Ron y Harry estallaron en risas.
"¿Por qué no vamos al jardín trasero?" Preguntó Hermione, sintiendose un poco ahogada. "Hace un poco de calor."
Los otros asintieron y juntos se dirigieron al jardín trasero, donde la música y las luces dominaban el ambiente. Hermione se dejo llevar por la música, moviendo su cabeza al ritmo y cantando las palabras de las caciones que sabía. El aire estaba fresco y agradable. Las violetas de la Señora Sole emanaban un aroma exquisito. La carpa estaba llena de gente bailando y tomando, los padres de Hermione parecían estar pasando un rato de maravillas con sus amigos. Otros invitados estaban tomando vino o cerveza sin moderación. La tía Betty parecía estar a punto de desmayarse. El DJ giraba sus discos en su plataforma con ganas y las luces no dejaban de dar vueltas.
Los cinco adolecentes se sentaron en una de las pocas mesas vacías de la carpa. Un mozo se acercó a ellos con una bandeja repleta de mariscos. Adam parecía algo enfermo al ver los bocadillos. "No comeré ostras, quiero mi comida muerta. No enferma o herida. Muerta."
Hermione y Harry por el contrario se sirvieron un par de ostras. Liv y Ron se mantuvieron al marjen.
Otro mozo pasó sirviendo bebidas. Había para elegir: jugos, bebidas de fantasía o bebidas alcohólicas. Adam se sirvió un vaso de vino tinto, asegurándole al mozo que tenía la edad suficiente. Hermione y los demas elijieron bebidas gaseosas.
"¿Puedo porbar un poco?" preguntó Liv a su hermano, mirando de reojo la copa de vino tinto que tenía en su mano.
Adam asintió, "Seguro." Le pasó la copa de cristal a su hermana. Liv tomó un sorbo y luego un poco más.
"Hmm… no está mal. Debrían probar." Le dijo a los demás que miraban con curiosidad.
"Solo un sorbo." Aseguró Harry tomando la copa. A esta altura Adam había conseguido otra copa de vino. Harry tomó un poco del vino tinto.
"De verdad, Ron, deberías probar." Dijo pasando la copa al pelirojo, quién, al igual que los demás tomó de la bebida. Luego le pasó la copa a Hermione, quién buscó entre la multitud a sus padres, asegurandose que no la vieran. El Señor y la Señora Granger parecían haber tomado mas de un sorbo de vino, ya que su madre bailaba arriba de una mesa y su padre besaba sus piernas. Hermione volvió su atención a la copa de vino.
"No sé…"
"Vamos Hermione, un sorbo no le hace mal a nadie, de hecho, los científicos dicen que el vino tinto es bueno para el corazón." Aseguró su primo, tomando de su propia copa.
Ella no parecía muy segura, pero de todas maneras tomó. "Hmm.. no está nada de mal." Dijo con algo de orgullo.
"Te lo dije." Sonrió Adam, llamando una vez mas al mozo, tomando cuatro copas más de la bandeja y repartiendolas entre los demas sin remordimiento. "Ahí tienen."
Liv, Harry, Ron y Hermione observaban las copas con cautela, sin saber que hacer. Intercambiaron varias miradas confundidas antes de que Liv finalmente tomara la iniciativa. Ella tomó la fragil copa de cristal en sus finas manos y tomó un sorbo. Harry siguió su ejemplo rápidamente lo que hizo que Ron tomara de su propia copa. Hermione, aún con dudas, siguió observando la copa solitaria que esperaba ser vaciada por ella o por alguien más, alguien que quiera tomar riesgos en una noche importante.
"¿Vas a tomarte el vino, Hermione?" Preguntó Adam, "Si no lo quieres, no te preocupes, me lo tomo yo."
Eso para Hermione era un ultimatum. Sabía perfectamente que si luego se arrepentía el mozo no le proporcionaría con otra copa de vino, sabiendo perfectamente su edad y quienes eran sus padre. Y su orgullo sería demasiado grande para pedirle a Adam una copa. Asi que finalmente, Hermione tomó la copa con manos temblorosas y bebió de ella, saboreando el exquisito vino tinto. Adam solo sonrió una vez más.
"Te vas a ir derechito al infierno por habernos presionado, Adam." Rió Liv.
Adam se encogió de hombros, "Tal vez no exista un sitio llamado infierno. Quizás un infierno es tener que escuchar a tus abuelos respirar por la nariz cuando están comiendo empanedados de pollo."
Liv tuvo que dejar la copa de vino a un lado para poder reír en paz, mientras Harry, Ron y Hermione aguantaban la risa sin mucho éxito.
"¿Cómo llegas a esas conclusiones, Adam?" preguntó Hermione de la nada, aún riendo y tomando vino.
Su primo volvió a encogerse de hombros, "Son cosas que me pregunto día a día. Por ejemplo, piensa en esto: Típico que cuando se cae una tostada cae boca abajo y todo el suelo queda con mantequilla, ¿verdad? Y los gatos siempre caen de pie cuando saltan. ¿Qué sucedería si amarras una tostada a un gato y los lanzas del segundo piso?"
Para Liv, esto fue demasiado. Salió de la carpa para tomar un poco de aire y para alejarse de su hermano por un momento. Harry se ofreció como acompañante con sus mejillas ardiendo.
"¡Mozo!" silbó Adam, llamando la atención de los pocos invitados que quedaban sobrios. El mozo se acercó a la mesa. "¿De que sabor es ese helado?"
"Vainilla."
"Uy." Dijo agarrando un plato de helado de la bandejas y metiendose una cucharada a la boca al mismo tiempo que el mozo desaparecía entre la multitud. "El helado es delicioso. Es una lástima que no es ilegal."
Adam terminó su helado rápidamente y se levantó sin previo aviso, asustando a Hermione y haciendo que Ron saltara. "Salgamos de aquí, estamos muy encerrados. Además tengo que vigilar a ese tal Potter, después de todo es mi hermana la que está en peligro." Dijo incentivando a Hermione y a Ron a levantarse de sus cómodas sillas. "¡Vamos, vamos! Hay que mantenerse en forma. Mi abuela comenzó a caminar cinco millas diarias cuando tenía sesenta. Ahora tiene noventa y siete y no sabemos donde diablos está."
Ron se levantó de la pura risa. No había hablado mucho pero Adam lo había hecho reír como nunca.
Salieron de la carpa para encontrar a Harry y a Liv sumergidos en una conversación, al parecer, muy interezante. "Voy a ir a arruinar el momento, permiso." Dijo Adam caminando hacía la pareja que estaba sentada en el pasto. "¡Ron!" gritó Adam dándose vuelta y lanzando dos botellas pequeñas de licos y guiñándole un ojo. "¡Para que lo pasen bien!"
Ron se volvió para mirar a Hermione, quién se econgió de hombros. "¿Qué quieres hacer ahora?"
"Hmmm, ¿Quieres jugar ajedréz?" Probó Ron.
"Esta bien, pero tenemos que usar el tablero muggle, creo que los invitados sospecharían de nosotros si ven como las piesas se mueven solas." Sonrió Hermione. Juntos se dirigieron a la casa para buscar el tablero. Una vez que Hermione recordó donde lo guardaba su padre lo tomaron y volvieron al jardín trasero, donde se sentaron en una mesa a un lado de la corona de violetas de la Señora Sole. Ordenaron las piezas en el tablero y una vez que Ron se había acostumbrado a la idea de que era un tablero Muggle, comenzaron a jugar. Ron dejó las dos botellas de licor a un lado de la mesa, abandonadas… por el momento.
"No sé porque insistes en jugar conmigo, los dos sabemos muy bien el resultado final de este juego." Dijo Hermione, moviendo uno de sus peones.
Ron dio una pequeña risa, "Alimenta mi ego."
"Qué tanto más puede crecer…" murmuró Hermione.
"Parece que Harry está un poco… impresionado con tu prima." Comentó Ron, sacándo una torre de Hermione del tablero.
"No es raro. Liv siempre ha llamado la atención de los chicos fácilmente."
"Yo que tú Hermione no movería esa pieza…" dijo una voz más que conocida a espaldas de Hermione. Por la expresión de Ron, Hermione podía adivinar perfectamente que se trataba de Zara Palmer.
Continuará…
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A/N: Decidí dividir este capitulo en dos porque sé que para algunos lectores es muy mareador leer un capitulo muy largo, sobre todo en el computador!! Prometo que luego de sacar el prox cap de 'Lo que las brujas quieren' viene la continuación. DEJEN REVIEWS!
