Una muerte, un culpable.
La tarde del catorce de Febrero estaba despejada. Una luz tenue cubría como un manto todo Hogwarts. Pero ya se le estaba dando paso a la noche, a la noche del baile tan esperado. Los alumnos y alumnas se arreglaban para dicho evento, para las chicas era casi tan importante como su primer beso. Harry había olvidado completamente que ese día le llegarían cientos de cartas, tal vez pensó que ese año se salvaría. Pero no resultó ser así, apenas abrió la gaveta de su escritorio, salieron varias cartas volando de lo apretujadas que estaban allí dentro. Ese no era buen momento para leerlas, se había pasado casi toda la tarde corrigiendo trabajos.
Se le estaba haciendo tarde para arreglarse, pero quería terminar ese trabajo en ese instante. Con un poco más de empeño lo lograría. Pero el empeño ya se le había ido, estaba cansado de corregir, lo único que quería era llegar a su recámara y darse una buena ducha.
Decidió optar por la ducha, ya habría tiempo de terminar ese trabajo. Se levantó se estiró un poco, estaba realmente agotado. Se fue encaminando a su habitación. Hermione de seguro estaría esperando muy preocupada. Normalmente él no solía corregir y planificar tanto en un día.
Sin embargo notó que al llegar a la habitación no había nadie dentro, pero sí una nota. Se acercó a leerla, a primera vista se notaba que era de la caligrafía de Hermione. De seguro esa era la justificación de su ausencia. Leyó:
Fui a arreglar unas cosas con Minerva. Te espero abajo.
Hermione.No le sonaba del todo amable. Pero la verdad era que últimamente las cosas entre ellos dos estaban mucho más tensas. Además Hermione había comenzado a sentirse peor, y eso la hacía estar emocionalmente mal. A veces la invadía un terrible mal humor, pero a veces parecía una magdalena. Lloraba sin tener razón alguna, estaba muy sensible, ahora con cualquier cosa podía resultar herida. Pero eso no era lo que lo molestaba, ni siquiera en esos cinco años de matrimonio se habían peleado tanto.
Lo primero que hizo fue despojarse de sus ropas y meterse en la ducha. Puso el agua tibia y decidió hacer el intento de dejar de pensar. En menos de quince minutos ya había terminado, debía darse prisa para no llegar tarde. Se puso su túnica verde oscura y s peinó un poco. Dejó los lentes aun lado y se puso los de contacto, no le hacía falta más nada, bueno... tal vez un poco de ánimos no le vendrían nada mal.
-Profesor – Era un alumno de sexto. El mejor en Quiddich, él y Harry se la llevaban muy bien. Se preguntaba qué podría querer en un día como ese, cuando de seguro debería estar arreglándose para la fiesta.
-Hola Mattew, ¿Qué te trae por aquí? – El alumno esbozó una sonrisa. Se fue acercando a su profesor poco a poco.
-Lo que pasa es que... que la profesora Potter me mandó para darle un recado.
-Y ¿Se puede saber qué es?
-A lo mejor.
*
Hogwarts como siempre, había quedado divinamente bien arreglado. La decoración era rosa y rojo. Estaba lleno de chicos y chicas muy alegres y sonrientes. Un lugar, por decir, muy reconfortante. La comida se veía deliciosa, hace tiempo que había empezado el baile, pero Harry apenas y había llegado. Lo primero que notó fue a Hermione charlando animadamente con Tom. Nadie, hasta ese entonces se había percatado de su presencia. Hasta que se fue acercando a la mesa de profesores y saludó con un simple gesto.
Su esposa, notando su presencia, interrumpió su conversación con Tom y se dirigió hasta él.
-¿Se puede saber por qué has llegado tarde?
-Por nada que te interese – Su tono era frío y seco.
-Ah, ya veo, nada que me interese. Supongo que lo que te pase no es de mi incumbencia ¿No? – Su esposo movió la cabeza de lado a lado.
-Supongo – Sus únicas respuestas resultaban ser frases cortas.
-¿Qué pasa Harry? Por qué siempre tienes que tener el mismo humor en este tipo de fiestas. Nunca pensé que pudieras llegar a ser tan antipático – Estaba a punto de marcharse, cuando Harry le sujetó la mano.
-Espera, no te vayas. Que tal si bailamos un poco, estoy de mal humor eso es todo – Ella se quedó meditando las palabras de aquél hombre. Después asintió con la cabeza.
-De acuerdo, pero deja de comportarte de esa forma, no pareces tú – Aquellas palabras le llegaron a significar mucho, pero por alguna razón, no le dolieron.
La tomó por la cintura suavemente. Comenzaron a deslizarse al son de la música. Muchos alumnos estaban bailando en ese entonces, algunos simplemente observaban y otros ni siquiera estaban allí abajo.
-¿Por qué aún sigues estando tanto con Tom? – Hermione no se detuvo por la pregunta. Pero Harry entonces se paró.
-No creo que este sea el mejor lugar para discutirlo.
-Bien, entonces salgamos – Sin ninguna objeción salieron juntos.
Llegaron hasta las afueras de Hogwarts. Ya todo estaba oscuro. Harry no desvió su mirada de Hermione, ésta parecía un poco intimidada. Por segunda vez, Harry le preguntó.
-Pensé que el tema de Tom esta olvidado – Dirigió una mirada al suelo.
-Para mí lo estaba, pero al parecer tú no lo quisiste olvidar. Mira Hermione, no quiero ser rudo, ni nada de eso contigo, simplemente creo que ya lo nuestro no está funcionando, así que lo mejor es que...
-¿Qué nos separemos? ¿Es eso lo que quieres? Es decir, de un día para otro decides que quieres separarte de mí porque te mueres de celos por otro hombre. Te creí diferente Harry... Pensé que...
-Me vale un bledo lo que hayas pensado, lo único que yo quiero que entiendas es que yo ya no te amo.
Eso la paralizó. Aquellas palabras la golpearon y apuñalaron como un cuchillo filoso. Por un momento procesó esas palabras. Intentaba hablar, pero de sus labios no salían más que muecas sin sentido. Miró hacia el suelo y cerró sus ojos. No quería darle paso a las lágrimas. Se contuvo un poco y le miró firmemente.
-Conque ya no me amas... Vaya... Supongo que quieres que te diga que eso está muy bien – Se pasó las manos por la cara evitando el llanto - ¿a qué viene esto Harry? ¿Por qué en medio de esta fiesta?
-Porque ya no puedo retener más la verdad. Escucha Hermione, creo que en gran parte esto fue tu culpa.
-Ah... y ahora me culpas, claro. Yo... fui yo la que arruinó nuestra relación. Claro, porque es imposible que tú seas un celoso, la única celosa soy yo, la que rompió el matrimonio fui yo.
-Si tú lo dices. Mira, no tengo tiempo para estas cosas, así que yo mejor me voy – Y así se perdió de vista.
No pudo contenerse más. Las lágrimas se le desbordaron. Toda clase de pensamientos le llegaron a la mente. Todos muy confusos. La mente se le volvió una enredadera total, su corazón latía aceleradamente y unas terribles nauseas la invadieron. Sentía ganas de vomitar. Allí, en medio de la nada continuó llorando.
*
Al arribar su habitación, Harry abrió el closet. Arrastró por los suelos consigo al cuerpo yaciente de un hombre. Se quedo mirándolo por unos segundos y luego se miró en le espejo. Notó como su piel sufría el cambio. En cuestión de segundos ya no era Harry. Era sólo aquel joven que había llegado a la habitación y había dejado inconsciente a su profesor.
-Lo que puede hacer una simple poción multijugos – Esas fueron sus últimas palabras. El espíritu que aguardaba en sus adentros salió de su cuerpo. El muchacho quedó totalmente inconsciente. Aquel alma se apoderó del cuerpo del hombre yaciente en el suelo.
El instinto posesivo se apoderó totalmente del cuerpo inconsciente. Su primera reacción fue tomar un cuchillo que el muchacho tenía guardado y posteriormente, clavárselo directamente al corazón. Notó como de la boca del joven muchacho de diecisiete años, se expulsaba un líquido rojo. La sangre manchó toda su ropa limpia, hace tiempo que había querido sentir ese sabor a muerte y asesinato. Por fin había logrado su objetivo, y su primer asesinato había resultado ser aquel joven. Se sentía tan bien haber cumplido su misión de apoderarse del cuerpo de Harry Potter. Ahora todo el mundo estaba a sus pies, porque el único hombre que podría detenerlo resultaba ser él mismo.
Extrajo el cuchillo de la piel del muchacho. Observó cuidadosamente como la sangre caía de él. Ya habían cesado las convulsiones, ya no quedaban más que un endeble joven, muerto. Se llenaba de orgullo hacia sus adentros. Ya no había nada que arruinara el momento, ya nada podía cambiar el rumbo de las cosas. Ya era hora... era hora de acabar con todo. De vengarse. De vengar la vergüenza que le había hecho pasar, de acabar con todo el repudio que recibía.
Nada, excepto tal vez ella, podía arruinarle todo. Entonces fue en ese preciso instante que ella llegó, llorando. Llegó para destruir todo lo que había logrado. Llegó para una vez más salvar la vida de su "amado".
-Harry... – Aquel nombre no había sonado como comentario ni como pregunta. Más bien parecía como si ella estuviera totalmente anonadada, como si lo que sus ojos le mostraban, fuese imposible de ser real.
Ante sus ojos, ante su débil y triste mirada, estaba él. El hombre que le había destrozado el corazón, con un cuchillo en manos, cubierto de sangre fresca y con sabor agrio, como el que se siente al asesinar a alguien. Retrocedió unos pasos. Se tapó su boca con sus manos, y dibujó en su rostro una expresión indescriptible. Harry se levantó cuidadosamente y se acercó a ella con el cuchillo en las manos. Caminó y caminó hasta que dejó a la chica arrinconada en la pared. La amenazó con la mirada y luego con el objeto filoso. Sintió los gritos ahogados de la mujer a la que amenazaba, pudo de nuevo sentir el temor hacia su persona, y eso, una vez más, lo hizo sentir bien.
-No lo hago, simplemente porque espero el nacimiento de esa criatura... Pero luego... Luego no quedarán ni rastros tuyos – Aquellas palabras habían sonado totalmente sinceras. Pero no podía creer que Harry dijera tales barbaridades. Ese no era su Harry.
-Qué dices Harry...
-Lo que oyes, Ah, y no me llames Harry, creo que sería mejor que me llames Voldemort. Después de todo, ese es mi verdadero nombre – Estaba dispuesta a correr, pero él la detuvo sujetándola del brazo – Mn Mn, no te irás así de fácil, no puedo permitir que le cuentes lo que has visto a nadie. Tranquila, sólo será una pequeña borradita de memoria, ni lo recordarás.
-No creo que puedas hacerlo – Una voz masculina lo detuvo - ¿estás bien Hermione? – Ella no pareció atenderle a la pregunta – Lo siento amigo Voldie, pero te vas directo a Azcaban.
-No lo creo, no si me escapo antes – Estuvo apunto de terminar de ponerle el tono sarcástico a sus palabras, pero en ese momento llegó Albus Dumbledore, el hombre que le pondría fin a sus planes.
-Aquí está mi amigo Cornelius, voldemort, no creo que te dé gusto su visita – Albus Dumbledore dio paso al hombre.
-Irás derechito a Azcaban, y esta vez, no habrá nada que te saque de allí.
-Ja, ja, ja. Cómo me hacen reír. Bueno, si ustedes lo dicen – Hermione se liberó de Tom, quien amablemente la retenía en un abrazo de consuelo, y con tono llorón comentó, omitiendo e comentario sarcástico de "Harry":
-¡Pero no pueden llevárselo! Harry es inocente, esa maldita alma se apoderó de su cuerpo, ¡No pueden hacerlo! ¡No se lo pueden llevar! ¡Harry! ¡Libérate de esa maldita alma! ¡Maldigo el día en que naciste desgraciado! ¡Libera a mi Harry! – Tom la retuvo con un pequeño hechizo. Después de caer inconsciente, Dumbledore lo envió a llevarla a descansar. Aquello le iba a hacer mucho daño. Sobre todo en su estado.
-Me sorprende que no me hayan matado – Albus se le acercó.
-No te asombres mucho, sólo estamos buscando la manera de salvar a Harry. No creas que lo hacemos por ti.
-Vaya, pero qué amabilidad la tuya Albus. Bueno, cómo quieras. Nunca podrás salvarlo, él ya forma parte de mí, nada, absolutamente nada puede hacer algo por su cuerpo y alma. Ahora... él y yo formamos una sola persona. Qué lástima – Dijo en tono sarcástico – El único que podía salvarlos ahora está del lado de los malos. De verdad lo siento mucho, mis más sinceras condolencias.
-Deja tus comentarios sarcásticos para otro momento, y movilízate. Albus, hay que llamar a los padres del joven. Es una lástima que aún teniendo tanto por delante haya muerto. Eres una rata sucia – Lo último lo dijo dirigiéndose a "Harry"
-Sí, es una verdadera lástima. Y lo peor es que murió prácticamente siendo cómplice – "Harry" rió.
-No fue su culpa. Tú te apoderaste de su mente.
-Ohhhhhh, no me digas. Es una terrible noticia de veras.
-Ya cállate, maldita sea, eres aún más insoportable que antes. Sólo trata de no mover tus labios. Le harías un gran favor a todos.
-Con lo que me importa, Cornelius, hacerle un favor a todos.
-Aquí acaba todo para ti, después de que encontremos la manera de separar tu alma y la de Harry, serás alma en el infierno – Y con estas últimas palabras, desaparecieron de la vista.
Notas de la autora:
Aclaro primero que en el próximo capi no lo voy a llamar "Harry", sino simplemente Harry, era para que se acostumbraran y sepan que en realidad no es él.
Gracias adicionales a titi, por ayudarme a finalizar las ideas para este fic. Weno, sé que ya a nadie le interesa mucho, pero no puedo dejarlo cortado porque ya lo empecé.
No digo que los capis vayan a ser una maravilla, porque incluso pueden llegar a ser más cortos que este, pero bueh, algo es algo. Gracias de todas formas por los reviews. Si leen esto, tienen suerte de que ni haya decidido dejarlo. Jajajajaja, mentira.
Cuando termine este, me voy con infidelidad o amor. Y luego, nuevo fic, pero en un futuro muy lejano.
Les agradecería que dejaran sus reviews. Les digo que tengo ideas muy interesantes para el final, pero el problema es que se me hace difícil plantearlas aquí. No sean malitos conmigo.
Lo que pasó cuando el muchacho entró es simplemente que atacó a Harry, se tomó una poción miltijugos y se hizo pasar por él en la fiesta. Cualquier duda díganla, que yo se las aclaro.
Lis Jade Black.
Reviews!!!!!!
Perdón por lo corto ^^u
