CAPITULO 6

- Los daños ocasionados por los tres voomers descontrolados en el centro comercial del distrito de Akihabara de Tokyo, fueron considerables dejando como saldo una víctima fatal…

- ¡Anya, ven a ver esto! - Nicolas Romanova subió el volumen del televisor para escuchar mejor la noticia.

- La intervención de una persona misteriosa en armadura que detuvo a las tres máquinas, generó…

- ¡Qué demonios!

- Parece que la transmisión se cortó - agregó Anya al tiempo que tomaba el control remoto para comprobar si los demás canales aún tenían señal. Y al ver que todos los demás continuaban transmitiendo sin problemas, regresó al noticiero para ver que sucedía.

Un anuncio de "problemas técnicos" apareció en pantalla y se extendió por casi un minuto. Cuando la transmisión fue reanudada, la periodista había sido reemplazada y la noticia del incidente tomó un leve giro inesperado.

- Los voomers con apariencia de Papá Noel que lamentablemente perdieron el control ayer en el centro comercial del distrito de Akihabara, fueron detenidos gracias a la intervención de la Policía A.D., registrándose sólo una víctima fatal. La causa del malfuncionamiento de estos voomers aún no ha sido esclarecida, pero Genom declaró que se encuentra investigando dicho asunto.

- Bueno, al menos la Policía A.D. pudo controlar la situación - afirmó Nicolas mientras rascaba su cabeza tratando de entender bien todo el asunto.

- Pero, no entiendo por que dieron una noticia falsa al principio- agregó su mujer.

- ¿Qué te hace pensar que la primer noticia fue la falsa? Ya no se puede confiar en nada ni nadie…

- Como sea, Tokyo está cada vez peor. Ni siquiera se puede ir a un centro comercial tranquilo sin que una de esas cosas se vuelva loca. Es una pena que Nene no haya visto las noticias, así comprendería porque no queremos que vaya sola a Tokyo.

- ¿Dónde está? - preguntó Nicolas resultándole extraño que su hija no estuviese presente siendo que ya se acercaba la hora del almuerzo.

- En su habitación, iré a despertarla.

Anya entró en el dormitorio de su hija de manera sigilosa. La escasa luz que se filtraba a través de las persianas permitía ver sin necesidad de encender la lámpara. La computadora se hallaba prendida y en la cama, el cuerpo acurrucado de Nene bajo las frazadas indicaba que aún dormía profundamente. Su madre se sentó a su lado y comenzó a hablarle para despertarla. Pero al no obtener respuesta por un rato, le dio un golpecito en la espalda. Algo le pareció muy extraño, la espalda de Nene parecía demasiado mullida e inmediatamente imaginó lo que estaba pasando. Corrió rápidamente las frazadas para hallar en lugar de su hija a un enorme oso de peluche. Miró hacia el monitor de la computadora y puso atención al salvapantallas que estaba en funcionamiento. El mismo consistía en un pequeño avatar con la forma de Nene y un mensaje que se escribía una y otra vez cíclicamente. Se acercó para poder leerlo detenidamente. "No se preocupen por mí, en estos momentos ya estoy en Tokyo". Anya sabía que su hija era testaruda y que no sería fácil detenerla, pero jamás imaginó que llegaría a fugarse de la casa. Se sentía enojada pero no con Nene, sino con ella misma. Algo había fallado en su rol de madre y había hecho que su hija huyera, o tal vez el peor error que había cometido había sido el subestimarla.

Bajó las escaleras envuelta en sus reproches sin siquiera poner atención a su marido que le estaba hablando.

- ¿Qué sucede Anya? - Nicolas apagó el televisor al ver que se mujer estaba tan callada.

- Nene se fue.

- ¡¿Cómo que se fue?!

- A Tokyo. Se fugó mientras dormíamos, dejó un mensaje en su computadora.- Anya tomó asiento enfrente de Nicolas.

- ¡Esa mocosa me las va a pagar!

- ¿Crees que hicimos algo mal? Quizás no quisimos admitir que Nene ya creció, que necesita su espacio…

- ¡No digas tonterías!

- ¿Quieres que vayamos a buscarla a Tokyo?

- No, esperaremos por el día de hoy. Veamos que tan bien puede arreglárselas sola. - El hombre volvió a encender el televisor y continuó mirando el noticiero. Y aunque quisiese disimularlo, la preocupación estaba presente en su rostro.

Anya no comprendía muy bien la postura de su esposo. Ella sabía que Nene era una chica inteligente y que bajo circunstancias normales, sabría valerse por si misma. Pero igualmente se hallaba expuesta a un sinfín de peligros en una ciudad desconocida.

- ¡Pero Nicolas! ¡Es una niña! No me quedaré tranquila sabiendo que está sola tan lejos de casa.

- Haz lo que quieras. Esa jovencita tendrá que darme muchas explicaciones cuando regrese.

*****

No tenía miedo y tampoco estaba nerviosa, por el contrario se sentía inundada por una calma y seguridad que nunca antes había experimentado. Era la primera vez que tomaba una decisión sin que nadie interviniera. Sentía que estaba dando un paso gigante y que no podía volverse atrás, porque de hacerlo significaría su mayor fracaso. Y mientras en su cabeza se debatían todas estas cavilaciones, la rubia adolescente observaba el paisaje por la ventanilla del shinkansen. En un principio, su idea era tomar el trasbordador hacia Tokyo, pero debido al escaso dinero que había logrado juntar, tuvo que conformarse con el tren. Igualmente cuando sus padres repararan de su ausencia, ella ya estaría en Megalocity, lejos de casa y lista para comenzar una vida nueva.

*****

Priss había estado mirando las noticias, esperando encontrar información sobre la misteriosa aparición en el centro comercial. Era muy extraño pero en todos los noticieros habían ignorado por completo el incidente, minimizando las causas y consecuencias. Siempre era lo mismo, pero ella había estado allí, sumergida en ese infierno que sólo pudo llegar a su fin gracias a la intervención divina de ese ángel de metal.

¿Cómo era posible que un ser humano pudiese luchar de esa manera? ¿Era realmente una persona o se trataba de algún experimento oculto de Genom? El televisor seguía encendido mostrando noticias triviales, y Priss estaba a punto de apagarlo cuando un golpe en la puerta de su remolque la distrajo repentinamente. No esperaba recibir visitas y muchos menos al mediodía. Nigel estaba trabajando y los chicos de la banda no estaban en la ciudad.

- ¿Quién es? - preguntó mientras apoyaba el oído en la puerta tratando de captar algún ruido del exterior.

- Entrega especial para Priscilla Asagiri.

Reconoció al instante la voz de Maxon y la risotada de Jaid. Abrió la puerta con su característica expresión de fastidio y con una maldición a punto de salir de sus labios.

- ¿Qué demonios hacen aquí?

- Vaya recibimiento que nos das…- protestó Maxon.

- ¿No se supone que deberían estar en sus casas con sus familias? Además…- Priss iba a continuar con su protesta pero se detuvo al observar lo que ambos llevaban en sus manos.

- Cuando te demorabas en atender, por un momento pensamos que estabas ocupada con tu novio.- agregó Jaid con una risa algo nerviosa.

- ¡Idiotas!

- Oye Priss, si no es molestia, ¿Podemos pasar y dejar esto? - Maxon ya se estaba cansando de su carga, llevaba un viejo monitor de computadora, cuyo peso ya se estaba tornando incómodo. Jaid tenía bajo su brazo izquierdo la cpu pero parecía no incomodarle.

Priss los hizo pasar, con cierto desconcierto, sin entender muy bien que se traían entre manos sus compañeros.

- Aquí tienes. Este es nuestro presente de Navidad.- dijo Maxon mientras buscaba un lugar libre para dejar el monitor.

- ¡Y nos debes 100.000 yenes! - agregó Jaid.

-¡Idiotas! Si hubiese sabido que ustedes podían conseguir una computadora no hubiese arriesgado mi trasero en ese maldito centro comercial…

- Bueno, si no la quieres, nos la llevamos. De seguro encontraremos a alguien que la compre. ¿Y desde cuándo tú frecuentas los centros comerciales? - inquirió Maxon mientras trataba de encontrar en medio de todo el desorden un enchufe para conectar la máquina.

- ¡No! Pero…¿Enserio debo pagarte 100.000 yenes?

- ¿Acaso me viste cara de Papá Noel?

- Podemos hacerte un descuento si quieres.- Jaid miró a Maxon y le guiñó un ojo.

Maxon pensó por un instante, sacó un par de cuentas mentalmente y aprobó la idea de Jaid.

- Está bien, pero sólo porque se trata de ti Priss, puedes quedártela por 60.000.

- ¡Maldito hijo de puta! ¡Pensabas cobrarme casi el doble!

- Je, je, tranquila. Eso sí, si quieres Internet tendrás que pagarme extra.

Jaid lo miró molesto y le dio un codazo en el brazo para hacerle notar el abuso que estaba teniendo con Priss.

- Hey, ¿Qué te pasa? …está bien, Internet irá de regalo. ¿La quieres?

Priss pensó por un momento, mientras fuese gratis no tenía de que quejarse. Además sería una buena herramienta. Ya estaba cansada de depender de los demás para usar Internet o lo que era mucho peor tener que pagar en un ciber café para chequear su email. Pero su rostro se iluminó cuando pensó que a través de la red podría obtener la información que estaba buscando.

- Sí está bien.

- OK, manos a la obra.

- A propósito, aún no me han dicho por qué están aquí y no en sus casas.- Priss se dirigió hacia la cocina para preparar algo de café caliente, sabía que la tarde sería bastante larga y el trailer se estaba transformando poco a poco en una heladera.

- Ah, es una historia curiosa. Estábamos yendo a nuestro pueblo y cuando paramos en el camino conocimos a un sujeto que vendía unas cuantas cosas.- comenzó a contar Jaid mientras observaba como Maxon hacía todo el trabajo.

- Y entre toda la basura que tenía, encontramos esta computadora y se la regateamos por un buen precio.- agregó Maxon.

- Decidimos traértela ahora, no era muy cómodo viajar con esta cosa.

Priss les sirvió el café, Maxon ya había acabado con las conexiones. Ahora debía comenzar con la parte más tediosa que era instalar los programas necesarios para que funcione. Había bastante trabajo por delante y en vez de sentarse a mirar, Priss aprovechó el tiempo para escribir algunas ideas para una nueva canción.

*****

En una enorme oficina dentro de las instalaciones de Genom, sentado delante de un inmenso ventanal, Brian Mason buscaba información en Internet sobre los incidentes del día anterior. El hecho de que un noticiero había mencionado al ser en armadura, lo había preocupado. Y si bien la situación estaba bajo control y se habían tomado las medidas necesarias con los diferentes medios de comunicación, la red seguía siendo tierra de nadie. Recorrió infinidad de sitios de noticias, pero tuvo que hacer uso de métodos poco ortodoxos para hallar lo que buscaba.

"Las Knight Sabers han regresado", rezaba el titular de una página cuya fecha de actualización era del mismo 22 de diciembre del 2038.

- Vaya que interesante…- se dijo a sí mismo mientras navegaba los vínculos y leía detenidamente todo el artículo. El sitio en el que se hallaba no era público, de hecho era una comunidad a la que sólo los miembros subscriptos podían ingresar y tener acceso a la información allí publicada. Mason sabía como hackear cualquier sitio, ya que era una herramienta muy valiosa al momento de manipular las numerosas piezas del juego de ajedrez de su vida real. Pensó que sería una buena idea dejar allí un pequeño presente para todos los fans de las Knight Sabers que eran más o menos unos 800. Fue así como instaló un virus en el servidor para que todo aquel que entrara en la comunidad tuviese un pequeño caos cibernético, ya que no sólo se borrarían todas sus cuentas de email y demás datos ingresados en ese sitio, sino que literalmente el disco rígido quedaría totalmente vacío en cuestión de segundos. Era lo mínimo que Mason podía hacer por el momento. Ya que no podía destruir a las Knight Sabers, al menos podía arruinar a sus seguidores.

Un llamado por el intercomunicador lo distrajo de su trabajo, pero no por ello postergó la maldad que tenía en mente. Después de todo Rosenkrauzt podía esperar, sabía perfectamente lo que el viejo le diría y él ya tenía preparadas con antelación sus respuestas. Lo más importante en ese momento era que sus sospechas no estaban erradas, y después de casi un año de silencio esas guerreras habían vuelto a meter sus narices donde no debían.

*****

Tokyo podía ser un paraíso o un infierno como toda gran ciudad y aquel que visitara por primera vez semejante metrópolis podía sentirse cohibido ante tanta ostentación de tecnología.

Salió de la estación y se encontró en medio de la calle, rodeada de extraños que parecían autómatas y de voomers que eran mucho más humanos que las propias personas. Nene Romanova no pudo evitar por un segundo, el breve deseo de estar nuevamente en su casa junto a sus padres. Pero ya era tarde, el primer paso ya había sido dado, ahora tenía un enorme camino por delante que recorrer.

Llevaba consigo una pequeña computadora con los planos de Megalocity y sus diferentes distritos, comenzó a buscar en su base de datos la ubicación precisa del edificio de la Policía A.D. Según la información que ella tenía, no se hallaba tan lejos, y no tendría necesidad de tomar ningún transporte.

*****

Hacía una hora ya que Silky Doll había cerrado. Sylia estaba tomando una ducha reponedora después de un día de trabajo. Pero su actividad no acababa allí, aún le esperaba bastante por hacer. Continuar su trabajo con las armaduras, y analizar la grabación del incidente del centro comercial. Era su oportunidad de observar detenidamente a Priss en acción y de ver una vez más su expresión de estupefacción. Sin proponérselo, había logrado que su presa pusiera los ojos en ella, y se había convertido en su centro de atención por un momento. Sylia no podía evitar preguntarse que pasaría por la cabeza de Priss, cuales serían sus conjeturas. Sabía que el momento de atraparla estaba muy próximo, pero igual tendría que esperar todavía un poco más. El tiempo adecuado llegaría cuando ella menos lo esperara.

El vapor que generaba el agua caliente había empañado la mampara y sumado al hecho de su momentánea distracción, hacían prácticamente imposible que Sylia advirtiera la silueta que se traslucía vagamente en el vidrio. Estaba a punto de lavar sus cabellos cuando cayó en la cuenta de que había olvidado el shampoo fuera de la ducha. Corrió la puerta de la mampara para tomar la botella y la invadió una mezcla de susto y sorpresa, al encontrarse frente a la persona que desde hacía unos minutos la estaba aguardando.

-¡Nigel! ¿Qué haces aquí?

-¿Puedo entrar?- El hombre terminó de quitarse lo que aún llevaba de ropa para ingresar en la ducha.

La aparición repentina de él mezclada con su agresiva actitud desconcertó por completo a Sylia, pero poco le importaba cuales eran los motivos que lo impulsaban a actuar así. Su mirada en la que aún perduraba la sorpresa cambió inmediatamente a una mucho más cómplice, al tiempo que se hacía a un lado para que él pudiese entrar.

Sylia tomó el shampoo olvidado que estaba en el suelo y cerró la puerta de la mampara.

-Y…¿Obtuviste alguna información sobre Priss?- Preguntó de manera casual mientras abría la botella del shampoo para verter un poco del contenido en su mano.

-Ya te dije que no pienso involucrarme en eso.

- No estoy pidiendo que le ofrezcas un trabajo como Knight Saber…sólo debes guiarla hacia mí- continuó al tiempo que comenzaba a masajear suavemente su cabeza, levantando de forma deliberada sus brazos.

-¿Y por qué crees que confiará en mi? - Nigel seguía sin entender la obstinación de Sylia con el hecho de involucrarlo en sus asuntos. Podía ser posible que ella supiese algo de la relación que él tenía con Priss...después de todo tenía una habilidad especial para obtener información. Pero si ella ya supiese del vínculo que los une a ambos su reacción sería muy diferente.

- No lo sé, quizás sea tu encanto…- Sylia sintió un ligero ardor cuando la espuma del shampoo entró levemente en sus ojos. Nigel retiró el mechón de pelo que le estaba ocasionando la molestia, Sylia tomó su mano y besó su palma tratando de convencerlo aún más.

- Veré que hago, pero no te garantizo nada.

Luego, ella se apartó unos pasos para colocarse debajo de la ducha y así enjuagar sus cabellos. Mientras el agua caía sobre su cabeza, pudo sentir como los brazos de Nigel la rodeaban por detrás.

- No necesitas mi ayuda, puedes hacerlo sola. Tienes mucho más encanto que yo…- Nigel le susurró al oído, mientras sus manos comenzaban a recorrer suavemente la figura de Sylia.

*****

Era ya de noche cuando Jaid y Maxon se marcharon, después de haber estado toda la tarde armando la computadora para Priss. Aunque había que reconocer que una vez que configuraron la conexión de Internet aprovecharon para chequear sus e-mails. Priss se sintió realmente aliviada cuando se fueron, no era que ella no disfrutara de la compañía de sus amigos, pero ciertamente quería estar sola para hacer uso de su flamante adquisición y de lo que más le interesaba, el acceso a la red.

Antes de instalarse delante de la máquina, busco en la alacena una sopa de udon instantánea y la puso en el microondas. Tenía hambre y algo caliente le sentaría de maravillas debido al frío que hacía. Mientras esperaba el tiempo necesario, decidió chequear su e-mail y encontró bastantes mensajes sin leer, entre ellos varios de un tal Takeshi. El timbre del microondas le avisó que la sopa estaba lista, la sacó y la abrió pudiendo sentir el aroma del caldo. Busco los ohashi y retornó frente al monitor para continuar. No sabía exactamente como hacían sus admiradores para conseguir su e-mail. Lo cierto era que le resultaba sumamente molesto recibir mensajes de esos sujetos que por momentos podían parecer sumamente aterradores. Una vez acabada la rutina de los mails, empezó la búsqueda de lo que realmente le interesaba. Pero al parecer en ningún lado hacían mención al incidente del shopping o ignoraban por completo la aparición de la persona en armadura.

Cuando ya estaba a punto de darse por vencida, y sin saber exactamente como, halló el titular de una página que decía "Las Knight Sabers han regresado" el mismo hablaba sobre el incidente del día anterior y mostraba una foto de baja calidad de la armadura. Pero cuando intentó ingresar en el vínculo se encontró con que el acceso era restringido sólo para miembros registrados. Llenó el formulario con todos sus datos y una vez obtenida la autorización intentó nuevamente su ingreso. Pero para su sorpresa, cuando finalmente había logrado entrar no halló nada, mas que un mensaje que indicaba un problema con el servidor hasta que la pantalla quedó totalmente en negro con una sola palabra titilante: "borrando".

- ¡Qué demonios!- Priss se asustó, no sabía que hacer y a lo único que atinó fue apagar la computadora. Aguardó por un instante, hasta que se animó a encenderla nuevamente. Pero nada aparecía en pantalla, el monitor parpadeó por unos segundos, hasta que un mensaje corto pero muy directo apareció. "Disco rígido formateado satisfactoriamente, por favor instale un sistema operativo". Priss no era una genia en computación pero sabía lo suficiente como para comprender el significado.

- ¡Mierda!- Se encontraba a punto de pegarle un puñete al monitor pero se detuvo al darse cuenta que no era culpa de la máquina lo que había sucedido. Ella no había cometido ningún error, lo único que había hecho era conectarse a Internet. Y si sus deducciones no eran erradas, el entrar en esa página había desatado todo el caos. Lo que era peor aún, sólo Jaid y Maxon tenían los instaladores del sistema operativo y de los programas, así que tendría que esperar a que ellos regresaran para volver a usar su computadora. Pero ¿Qué demonios podía tener ese sitio? De seguro se trataba de un virus. ¿Pero por qué alguien pondría un virus en una comunidad? Lo que significaba que muchas personas se hallaban en la misma situación que ella y quizás peor. Y el interrogante más importante ¿Quiénes eran las Knight Sabers?

Priss apagó la computadora, era increíble como el trabajo de toda una tarde podía desaparecer en unos segundos. Se tiró en la cama para pensar por un rato. Lo que había descubierto hacía que su curiosidad por saber aún más al respecto creciese. Pero estaba muy cansada como para seguir pensando y se entrego sin oponerse al sueño que ya la estaba dominando.

*****

Sylia había tenido que hacer un giro inesperado en sus planes para esa noche. Las armaduras podrían esperar, inclusive Priss podría aguardar por un día más, después de todo estar con Nigel le generaba mucho más placer que cualquier otra cosa. La visita imprevista en la ducha y todo lo que había venido después era algo que nunca hubiese imaginado como iniciativa de él.

Cubiertos únicamente con el silencio permanecieron abrazados por bastante tiempo, compartiendo de forma cómplice ese momento placentero. En un instante la quietud fue perturbada cuando Sylia encontró un tema que estaba dando vueltas en su mente.

- ¿Y ya haz decidido que harás en Navidad?

- Ya te dije que tengo otros compromisos.

Sylia se incorporó un poco rápidamente ante semejante respuesta.

- ¿Más importantes que yo?

Nigel permaneció callado, la miró de soslayo y pudo percibir cierto temor en los ojos de ella. Comprendía perfectamente los miedos de Sylia y la tremenda necesidad de no sentirse sola, porque en el fondo eran iguales a sus propios temores. Pero como explicarle que su otro "compromiso" era la mujer que los obsesionaba a ambos, la presa que ella deseaba cazar y tener en sus garras. Nigel giró para quedar sobre ella y la besó tratando de distraerla de la presente preocupación. Tenía una carta bajo la manga, si la utilizaba podría saber que había realmente en el corazón de Sylia y quizás la respuesta no sería del todo de su agrado.

- Sylia…si renuncio a los compromisos que tengo y paso la Navidad contigo…

- Sí…- Sylia buscaba los labios de él para continuar el beso que había sido momentáneamente interrumpido. Nigel se incorporó levemente y la miró fijo a los ojos.

- No cuentes conmigo para reclutar a Priss.- Se aproximó nuevamente a ella y continuó besándola.

- ¡Qué!- Sylia exclamó al tiempo que lo apartaba.- ¿Acaso me estás chantajeando?- Su pregunta quedó sin respuesta.- Bueno…después de todo no necesito tu ayuda para reclutar a nadie, puedo hacerlo yo sola. Pero…pasar la Navidad sin ti…

Nigel ganó la partida, Sylia había optado por él, era algo que lo tranquilizaba. Pero en el fondo hubiese deseado todo lo contrario.

- Pero…¿Puedes decirme por qué no quieres tener trato con esa chiquilla? - Sylia percibía en las decisiones de Nigel algo oculto.

- Simplemente no quiero ser partícipe de una locura. Creo que lo que lo pasó hace un año es suficiente como para no volver a cometer los mismos errores.

Ella permaneció en silencio, la mención de ese pasado no muy lejano la paralizó y prefirió seguir disfrutando del momento presente para callar a los demonios que intentaban torturarla nuevamente.

No aceptar ayudar a Sylia, no evitaría que ella continuase con sus planes y Nigel lo sabía muy bien. Priss seguiría siendo su presa hasta que Sylia lograse su cometido. Al menos él se abría del juego, antes de que éste comenzara, y su conciencia quedaría más aliviada aunque no menos limpia. Sabía que iba a ser muy duro inventar una buena excusa ante Priss y decirle que no pasaría la Navidad con ella, pero de seguro hallaría la manera de confortarla y resarcirla. "Perdóname Priss" fue el último pensamiento que cruzó su mente mientras volvía a hacer el amor con Sylia.

*****

El apartamento era pequeño pero se sentía acogedor. Era su hogar, lo había conseguido por si misma. Bueno en realidad la Policía A.D. se lo había asignado, pero no dejaba de ser un mérito propio.

No le había costado mucho trabajo llegar hasta el Tótem guiada por su mini computadora. Una vez allí al darse a conocer, la presentaron ante sus superiores y le hicieron entrega de su uniforme y de las llaves de su flamante casa. Comenzaría a trabajar al otro día a primera hora de la mañana y no podía evitar cierta ansiedad y nerviosismo.

El sitio tenía el amoblamiento básico y en cuanto cobrara su primer sueldo comenzaría a hacer algunos cambios en la decoración. Se dirigió a lo que de ahora en más sería su habitación, acomodó sus cosas en el closet y colocó su comadreja en la mesita de luz. Se recostó en la cama, se sintió rara por un instante, extrañaba el mullido colchón de la habitación de su casa. Nene no pudo evitar pensar en sus padres. De seguro estarían molestos y preocupados. Sintió el impulso de llamarlos por teléfono, al menos para decirles que todo estaba bien. Se contuvo, no lo haría esa noche, debían aprender la lección. Debían ver la realidad y aceptar que su hija ya era una persona adulta.

*****

Faltaba sólo un día para la víspera de Navidad y la ciudad parecía un manicomio. Todos realizaban compras de último momento y era casi imposible circular por las calles. Priss detestaba ese tipo de aglomeraciones, así que optó por quedarse en su casa trabajando. Había llamado por teléfono a Nigel para avisarle que no saldría a ningún lado, pero que al día siguiente ella iría a pasar la Navidad con él. Tuvo que dejar el mensaje en la contestadora, ya que al parecer Nigel no se encontraba en su casa. Otra cosa que también detestaba, tener que hablar con las máquinas.

El frío era intenso y el remolque seguía pareciendo una heladera. El sistema de calefacción no funcionaba muy bien, así que se abrigó, preparó café caliente y continuó escribiendo las ideas que rondaban en su mente y que podrían transformarse en nuevas canciones. Mientras una melodía sonaba en su cabeza y decidió plasmarla en una hoja pentagramada antes de que su memoria decidiera desecharla. Pasó el día entero absorta en su trabajo y en sus breves momentos de distracción su mente se transportaba nuevamente hasta el centro comercial en el preciso instante en que el ángel de metal descendía por la claraboya. Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando su estómago le avisó que ya era de comer, abandonando por un instante su actividad para buscar algo de alimento.

*****

La fría mañana del 24 de Diciembre había amanecido oscura debido a las nubes que cubrían el sol. La nieve había comenzado a caer lentamente desde las primeras horas y todo indicaba que sería sin duda una Navidad blanca.

Nene había tenido que ir a trabajar, pero tendría que quedarse sólo hasta pasado el mediodía y por suerte al otro día no tendría que ir. Se sentía orgullosa usando el uniforme policial y pensó que sus padres serían muy felices se la vieran vestida así. Esa noche los llamaría, no postergaría más tiempo la llamada que ahora sentía que debería haber hecho desde un principio. Al menos los saludaría por Navidad.

Se hallaba aburrida frente a su consola, no sucedía nada interesante y aún no había entablado conversación con sus compañeros. Así que decidió hacer uso de sus "habilidades" para matar el aburrimiento. De esta forma pudo tener acceso a su computadora que se hallaba en Nagoya, aunque eso no tenía nada de hacker en sí y era algo muy común tener un acceso remoto desde una cualquier máquina hacia la propia. Quería saber si había habido alguna actividad extraña en sus cosas, pero halló todo en orden. En cuanto lo peor pasase, iría de visita a su casa y se llevaría su computadora, podía decirse que la extrañaba y por el momento no tenía suficiente dinero como para comprar una unidad nueva.

Una vez que acabó de chequear todo, siguió jugando, y accidentalmente logró entrar en el servidor de la Policía A.D. al que en teoría ella tenía acceso denegado. Se sorprendió al encontrar los registros de todos los incidentes con voomers descontrolados que habían sucedido durante los últimos dos meses. El que más llamó su atención fue el último que había ocurrido hacía sólo un par de días y cuya fecha coincidía con la de su llegada a Tokyo. Pero lo más extraño era que había dos versiones de los mismos hechos. En una que tenía carácter de oficial, la Policía A.D. había logrado controlar la situación y en la otra las cosas habían sucedido de forma muy distinta. Se hacía mención a la intervención de alguien de identidad desconocida que utilizando una armadura de alta tecnología había destruido por completo a los voomers fuera de control y al arribo de la Policía A.D. nada quedaba por hacer. En ese mismo archivo había también dos  comunicados de Genom catalogados como "urgente". En esos mensajes se prohibía la divulgación pública y cualquier tipo de alusión a esa persona sin identificar que había intervenido en el incidente. Aquellos que violaran esa orden serían penalizados.

Nene se dio cuenta que no sólo había ingresado al servidor principal y que estaba en un sitio en el que no debía, sino que había violado altos protocolos de seguridad. Eso quería decir que el sistema tenía muchos defectos o que alguien había abierto el muro de fuego para ingresar, dejando la puerta abierta. Eso significaba también que no estaba sola y que su presencia podía ser descubierta en cualquier momento.

Salió inmediatamente de allí y borrando toda huella de su estadía y retornó a su actividad. Después de todo no era cuestión de que la despidieran en su segundo día de trabajo.

Sin pensarlo, el tiempo pasó volando y cuando menos lo esperaba había acabado su turno. Juntó sus pertenencias y se preparó para marcharse.

Estaba tratando de juntar fuerzas para llamar a sus padres en cuanto llegara a su casa. Igualmente antes debía hacer algunas compras ya que no podría vivir eternamente de comida hecha. Esas preocupaciones distrajeron a la adolescente en el momento en que atravesaba el hall del edificio y se disponía a salir. Sin percibir de este modo una figura alta y robusta que se hallaba cerca de la puerta dialogando con alguien más. Nene iba caminando cabizbaja matizando sus pensamientos con el diseño de las baldosas del piso que le resultaban sumamente atrayente. Hasta que su cabeza chocó de lleno contra algo, más bien contra alguien.

- ¡Hey! ¿Qué demonios?- Exclamó la figura alta y robusta girando la cabeza para ver que era lo que lo había impactado.

Nene se apartó inmediatamente, y cuando levantó su mirada encontró ante ella a un sujeto bastante bien parecido, de tez morena que la miraba con confusión.

- ¡Perdón! Es que…- la joven no sabía que responder.

- ¡¿Acaso estás ciega?!- El hombre estaba a punto de gritarle pero al ver el rostro totalmente encendido de la chica cambió su actitud. El sujeto que estaba a su lado acomodó sus anteojos con el dedo índice de su mano derecha mientras trataba de disimular la risa que estaba a punto de dominarlo.

- ¡Lo siento! No fue mi intención…- Nene se sentía muy apenada, era nueva allí y no quería que la tomaran por tonta.

- Está bien, no es para tanto. ¿Cómo es tu nombre?- El hombre cambió la expresión de su cara por una más amable.

- Nene Romanova.

- ¿Eres nueva aquí, verdad?

- Sí, es mi segundo día de trabajo.

- Detective Leon Mc Nichols, un gusto conocerla oficial Romanova.- Y tratando de mostrarse mas amigable le extendió la mano.

- Encantada…Detective Mc Nichols

- Pero tú puedes llamarme Leon- el joven estrechó la mano de Nene con fuerza al tiempo que le guiñaba el ojo.

- ¡Leon!- el hombre que se hallaba a su lado le llamó la atención.

Leon se hizo a un lado para presentar a su amigo sin soltar la mano de la joven. - Y él es mi compañero, el Detective Daley Wong.

Nene se sentía incómoda y trataba de soltarse pero no quería pecar de grosera. Al darse cuenta Leon de que aún tenía a Nene de la mano y la soltó rápidamente tratando de disimular su turbación.

- Nosotros también somos nuevos aquí, hace dos semanas que comenzamos a trabajar. Si quieres podemos almorzar juntos.

- Lo siento, estoy apurada ahora…pero otro día encantada.- Nene se encaminó hacia la puerta, tratando de zafar de semejante situación.

- OK Nene, nos vemos. Y…¡Feliz Navidad!

- ¡Adiós! ¡Feliz Navidad para ustedes también!- La joven apresuró su paso y salió a la calle.

- Leon, Leon…¿Qué voy a hacer contigo?- Daley apoyó su mano en el hombro de su amigo, mientras mostraba en su rostro una expresión de resignación ante semejante comportamiento.

- ¡Oh Daley! Aunque sea una niña, vale la pena intentarlo.- Leon rascaba su cabeza mientras seguía con su mirada a Nene que ya se perdía en la multitud.

Nene no estaba acostumbrada a semejante aglomeración, no era que en Nagoya hubiese pocas personas, por el contrario. Pero Tokyo podía ser un verdadero pandemonium. Allí podía encontrarse de todo. Aún se hallaba perturbada por su encuentro con los detectives, era el primer contacto que había tenido con alguien que no fueran sus superiores. Debía admitir que ambos eran sumamente apuestos pero no estaba acostumbrada a ese tipo de trato, especialmente porque siempre había sido muy tímida con los chicos en la escuela.

Compró bastantes provisiones ya que al otro día todo estaría cerrado y se dirigió a su casa dispuesta a hacer la tan postergada llamada a su familia. Ingresó en el edificio con los bolsos del mercado, se subió al ascensor, y en cuanto llegó a su piso reconoció frente a la puerta de su apartamento a una mujer de aspecto sumamente familiar.

-¡¿Mamá?!- la exclamación de Nene fue prácticamente un suspiro al tiempo que dejaba caer al suelo todos sus bolsos.

En cuanto su madre la vio, fue corriendo hacia ella para abrazarla. Nene permanecía inmóvil sin siquiera reaccionar ante la efusiva demostración de cariño de la mujer.

-¿Qué pasa cariño? - Anya se apartó, extrañándose ante la frialdad de su hija.

-¿Qué haces aquí mamá?

- Sólo vine a asegurarme que te encuentras bien. ¡Mírate, este uniforme te queda precioso!- La mujer se apartó unos pasos para apreciar a su hija de cuerpo entero.

- ¿Cómo llegaste hasta aquí? - preguntó Nene sin mostrar signos de emoción alguna.

- Averigüé tu dirección en la Policía A.D.

Nene abrió la puerta de su departamento e invitó a su madre a pasar. Anya entró mirando todo a su alrededor, Nene fue hasta la pequeña cocina y acomodó sus compras en el más absoluto silencio. Su madre no dejaba de observarla como si les costase creer que su hija estuviese viviendo sola en ese lugar.

- ¿Eres feliz Nene?

La joven miró de soslayo a su madre, se sentía molesta y no sabía exactamente por que. Pero en el fondo sabía que era normal que su madre estuviese preocupada y se sentía aliviada de que estuviese allí, aunque nunca lo admitiría.

- Sí, soy feliz.

Anya la abrazó, sintiéndose más aliviada. Por mucho tiempo pensó en el momento en que debería dejar libre a su hija, al fin había llegado. Ahora lo único que le importaba era si con esa libertad, la pequeña que ella se negaba a ver convertida en mujer, se hallaba simplemente bien. De ser así, ella también lo estaría.

- Eso era lo único que quería saber.

- ¿Cómo está papá?

- Un poco enojado, pero ya se le pasará. Ya sabes como es él.

Nene se dispuso a preparar algo para comer, pero como ya era tarde y no quería demostrarle a su madre cuan poco sabía sobre cocina, sacó del refrigerador arroz con curry instantáneo y puso a calentarlo en el microondas. Anya tomó asiento, mientras su hija preparaba la mesa.

- ¿Te quedarás o regresarás a Nagoya?- preguntó Nene, tomando asiento frente de su madre mientras esperaba que la comida estuviese lista.

- Debo regresar a casa o tu padre no me perdonará.- contesto dándole un aire gracioso a la respuesta, pero su rostro se tornó serio cuando miró a su hija - Nene, ¿Quieres venir conmigo?

- Pero…

- Puedes tomar un vuelo mañana y podrás a regresar a Tokyo rápidamente. En cuanto al dinero, no te preocupes, tómalo como un regalo de Navidad.

- Está bien.- Nene sonrió tratando de reconfortar a su madre, pero no sintiéndose del todo segura en su interior. Comprendía la preocupación que sus padres sentían por ella y que no era justo que no pasaran la Navidad en familia…pero parecía como si no hubiesen entendido del todo el mensaje y una vez más quisieran controlar su vida. Accedería esta vez porque se trataba de una ocasión especial, pero debía estar preparada para lo que fuese que le esperase en su casa.

El microondas anunció con un pitido que el almuerzo estaba listo. Nene sirvió el arroz con curry y ambas empezaron a comer. Por la ventana el mediodía se mostraba oscuro y plomizo y la nieve que había cesado por unas horas volvía a caer suavemente.

*****

Eran casi las cinco de la tarde cuando Priss se despertó. Había dormido prácticamente todo el día y no se había dado cuenta de la hora que era. Envuelta en las frazadas y un mullido acolchado había logrado burlarse del frío y se había dejado llevar por el intenso cansancio y sueño que ya la estaban dominando desde hacía unos días.

Cuando se levantó y se dirigió a prepararse un poco de café, vio que la luz del contestador automático estaba titilando, lo que indicaba que tenía un mensaje grabado. Al parecer había tenido un sueño muy pesado ya que ni siquiera había escuchado sonar el teléfono dentro del remolque. Antes de escuchar el mensaje, recordó que había olvidado su celular apagado desde la noche anterior en el bolsillo de la chaqueta. Cuando lo prendió comprobó que también tenía un mensaje.

Mientras servía el café intentó escucharlo pero la batería del celular estaba casi agotada. Había olvidado cargarla por varios días, así que decidió escuchar primero el mensaje del teléfono fijo. Cuando puso en play la grabación, reconoció al instante la voz de Nigel y eso la inquietó un poco.

"Hola Priss, no se donde te metiste. Te he estado llamando al celular y a tu casa, pero no respondes. Bueno espero que escuches esto a tiempo…Esta noche no estaré en casa, me surgió algo imprevisto. Lo siento, sé que te había prometido que pasaríamos la Navidad juntos…Eso es todo. Cuídate. Adiós."

Priss seguía bebiendo su café, el mensaje no la perturbó en lo más mínimo. Dejó la taza y puso a cargar el celular, esperando encontrar algo diferente. Mientras, trató de no preocuparse, después de todo sería como una noche más y los festejos poco le importaban. El celular terminó de cargarse y el mensaje que tenía pendiente efectivamente era de Nigel. Al escucharlo comprobó que era justamente idéntico al otro. Decidió llamar al taller, pero nadie contestaba, evidentemente él ya se había marchado. Se dio por vencida, ya no le importaba. Otra Navidad sola no la afectaría, podría ser peor. Preparó todo para tomar un baño caliente. Ya encontraría la manera de divertirse esa noche.

Después del baño, analizó las posibles opciones que tenía para pasar la noche. Porque por más que no quisiera admitirlo y no le diera importancia, Priss se sentía herida por la repentina decisión de Nigel. Y lo único que podía aplacar ese creciente sentimiento de ira, era un buen paseo en moto y un par de cervezas. Así que sin pensarlo dos veces, montó su motocicleta y aunque estaba nevando, emprendió su viaje hasta Hot Legs.

En el trayecto, muchas imágenes desfilaron por su cabeza. Pasado y presente una vez más iniciaron su tortura y todo tipo de interrogantes empezaron a salir a la luz. ¿Nigel realmente la amaba? ¿O ella era solamente alguien con quién pasar la noche? Mientras más pensaba, más lastimada se sentía. Hiroshi sí la había amado, de eso podía estar segura. La rescató de la soledad en el peor momento de su vida, le dio todo lo que ella ahora tenía, la convirtió en una verdadera mujer, y la había protegido hasta con su propia vida…había muerto por ella…Sintió un dolor punzante en su pecho, como si alguien le clavase una daga en el corazón. Porque lo que acababa de recordar, era algo que ella había tratado de tener sepultado en sus recuerdos durante los últimos seis meses.

Estaba llegando a Hot Legs, cuando notó que sus ojos se estaban nublando con las lágrimas. No era momento para llorar, no era momento para estar triste. Pero tampoco podría sentirse feliz…Aparcó la moto en el callejón, como de costumbre. Se sacó el casco y se frotó los ojos para no dejar rastro del incipiente llanto. Al entrar al boliche, le llamó la atención encontrar bastante gente. Obviamente no estaba lleno como los días normales, pero aún así esperaba encontrarse con el sitio prácticamente vacío.

Priss fue directamente a la barra, ignorando las miradas que la reconocieron inmediatamente.

-Priscilla, ¿Qué te trae por aquí en una noche como ésta?- le preguntó el barman, extrañado ante la presencia de la joven cantante.

- Mejor no preguntes y sírveme una cerveza.

- Como tú digas.

La cerveza fresca y espumosa logró enfriar aunque más no sea por un instante las fuertes pasiones que se debatían en su interior. El ambiente era agradable y tranquilo, tratándose de Hot Legs. Y si bien por esa noche no había presentaciones en vivo, la música era muy buena. Priss acabó la cerveza en dos tragos y sentía que por más que quisiera no lograba desterrar el dolor que golpeaba a su corazón. ¿Era por Nigel? Mientras observaba la jarra vacía con la espuma deslizándose trataba de encontrar la razón de su angustia. Sin duda era por él, pero también lo era por Hiroshi. Porque sabía que Hiroshi nunca le hubiese escondido nada y siempre hubiese estado a su lado, pero Nigel…no era la primera vez que desaparecía sin motivos y nunca le daba una explicación concreta al respecto. Ahora la puerta del pasado se había abierto una vez más y necesitaba cerrarla de alguna manera…

- ¿Tienes algo más fuerte?

- Todo depende de a qué le llamas tú fuerte…

- No compliques mi existencia más de lo que ya está…dame lo más fuerte que tengas… no me importa si me prendo fuego cuanto lo tome. Y mientras sírveme otra cerveza.- Priss le extendió la jarra indicándole que quería más.

La última vez que había necesitado del alcohol para olvidar su dolor, había sido después de la muerte de Hiro. Bebió tanto que había tenido que pasar en cama una semana para recuperarse de la resaca. Esta vez los motivos no eran tan fuertes, pero no tenía ganas de enfrentar la soledad en Nochebuena, así que prefería eludirla. Bebió su segunda cerveza, mientras el barman preparaba una mezcla que con solo mirarla parecía que iba a explotar.

- Aquí tienes Priss.

- Vaya, ¿y qué se supone que tiene esto? Al menos quiero saber con que voy a morir…- Priss tomó la copa en su mano derecha y la observó a través de la escasa luz, el color rojizo le gustaba.

- Es lo más fuerte que tengo.Tiene…bueno…mejor no preguntes…

La joven lo bebió prácticamente de un solo trago, sintió como si el fuego quemara su garganta. Se sentía bien y sin pensarlo pidió otro trago igual. Comenzó a sentir una leve confusión en su mente como si sus pensamientos se disiparan en una nebulosa y cuando tomó la tercera copa empezó a dudar seriamente de su cordura.

- ¿Te sientes bien Priss?- el barman se preocupó por un momento, al verla vacilante sin prácticamente poder mantenerse sentada, riéndose de manera extraña. Como respuesta a su pregunta, Priss se desmayó en la barra, sosteniendo en su mano aún la copa y balbuceando palabras sin sentido.

Priss se encontraba perdida, quería moverse pero su cuerpo no le respondía. Todo giraba a su alrededor y su único deseo era poder focalizar su visión en algo concreto. Y así vio como su vista se nublaba gradualmente. Estaba a punto de perder el sentido por completo y de entregarse a la somnolencia, pero antes de hacerlo sintió que se movía sin siquiera haberlo pensado. Y lo último que cruzó por su mente antes de desvanecerse por completo fue un interrogante, de quién podían ser las manos que la estaban sujetando y llevándola lejos de allí.

Continuará…