¡Ya estoy aquí de nuevo! Muchas gracias por los reviews. Espero que me
sigan mandando más. Solo indicar que los personajes (de sobra conocidos por
todos) pertenecen a J. K. Rowling y los que no les suenan, evidentemente
son de mi invención.
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Capítulo 3: Hogwarts.
Hogwarts, 30 de agosto.
Severus Snape iba caminando por los pasillos de la escuela, que ahora se hallaban tranquilos y silenciosos. Pero dentro de dos días la tranquilidad se rompería con el comienzo del curso. Se dirigía a la Sala de profesores. No quería reconocerlo, pero esperaba encontrar a alguien allí que aliviara la soledad que sentía cuando estaba en la mazmorra. Cuando llegó a la sala entró y dentro encontró a Minerva McGonagall revisando unos papeles.
--"Buenos días Minerva"—saludó Severus.
--"Buenos días profesor Snape"—respondió al tiempo que levantaba la vista y le miraba fijamente. Parecía querer preguntarle algo.
--"¿Qué tal las vacaciones"—preguntó él al tiempo que se acercaba y tomaba asiento en una de las sillas.
--"Muy relajantes Severus"—y mirándole preguntó.—"¿Y que tal las tuyas? He oído algunos rumores bastante sorprendentes por ahí".
Severus se volvió a mirarla.
--"¿Qué rumores?—preguntó, aunque se imaginaba a que rumores se refería Minerva.
--"Bueno..."—empezó ella—"Me han contado que estuviste en el Callejón Diagon a principios de julio... y que no estabas solo".
Severus iba a responder pero en aquel momento se abrió la puerta dando paso a Albus Dumbledore y al profesor Flitwick.
--"Te ha faltado tiempo para contárselo Albus"—dijo dirigiéndose a Dumbledore con tono enfadado.
El profesor Dumbledore sonrío con cara de inocencia.
--"¿Contar qué Severus?"
--"Lo sabes bastante bien"—Severus estaba muy serio y parecía molesto.
--"¡Oh, vamos Severus! Sabes que nos habríamos enterado de todos modos"—dijo Flitwick mientras se acercaba y tomaba asiento. Era sabido por todos que el profesor Flitwick era el mayor cotilla de todo Hogwarts. Aquello iba a ser la comidilla de la escuela durante semanas.
Severus continuaba serio y algo enfurruñado. Albus, observándole le preguntó:
--"¿No has recibido ninguna lechuza últimamente?"—su tono sonaba bastante comprensivo pero si Severus hubiera mirado sus ojos habría visto un brillo divertido. También la profesora McGonagall lo observaba con una sonrisa bailándole en los labios.
--"No, y ya hace tres semanas desde la última"—Severus parecía preocupado.—"Me dijo que tenía que salir de viaje."—y mirando hacia le ventana, como si esperara que por allí entrara en aquel mismo instante una lechuza musitó—"Espero que no le haya pasado nada".
--"No te preocupes Severus. Eso solo te dará dolor de cabeza"—respondió Albus.—"Anímate, en dos día empieza el curso. Y ya verás como seguro que dentro de poco te manda una lechuza".
Severus levantó la vista y sonrió levemente.
--"Y cambiando de tema, ¿Qué tal las vacaciones Minerva?"—preguntó el profesor Dumbledore.
Severus agradeció aquel gesto por parte de Albus porque vio que Flitwick estaba a punto de preguntarle algo.
Sólo quedaban dos días, pensó. Dos días más y empezará el curso. Tal vez eso le ayudara a mantener su mente ocupada. Y volviéndose hacia los demás prestó atención a la conversación.
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¡Por fin era 1 de septiembre!. En eso iba pensando Harry Potter mientras recorría con Ron Weasley el andén 9 y ¾ buscando a Hermione Granger, su mejor amiga. Tras ellos, intentando alcanzarlos iba Ginny Weasley, la hermana pequeña de Ron. Aquel año empezaban su quinto curso en Hogwarts y Harry esperaba que no hubieran tantos problemas como en el curso anterior. Los sucesos ocurridos antes del fin del anterior curso todavía lo asaltaban en medio de la noche en forma de pesadillas.
--"¡Harry! ¡Ron! ¡Estoy aquí!—llamó una voz. Hermione les llamaba desde una de las entradas al tren.
Al verla se dirigieron rápidamente hacia ella.
--"¡Hola! ¿Qué tal el verano?—preguntó ella. Estaba bastante tostada por el sol y parecía que había conseguido domar un poco su pelo, siempre encrespado.
--"Muy bien"—dijo Harry mientras él y Ron metían los baúles en un compartimento del tren.
--"¿Y tu?"—preguntó Ron. Pero antes de que ella pudiera responder le dijo con sorna:--"¿Has ido a visitar a Vicky?".
Hermione le miró enfadada y Harry, viendo que se avecinaba una discusión optó por ponerse en medio.
--"Aún no hemos ni subido al tren y ya estáis discutiendo"—y mirándolos a los dos les dijo—"Parecéis una pareja de novios celosos".
No supo bien el impacto que habían causado aquellas palabras pero Hermione cerró la boca y entró al tren y Ron, poniéndose más rojo que su cabello y agachando la vista entró tras ella.
Harry se quedó fuera bastante sorprendido y unos segundos después entró tras ellos.
Cuando entró al compartimento se quedó mirando la escena:
Ron en un extremo mirando el suelo y bastante enfurruñado y Hermione en el otro extremo y mirando con cara de malas pulgas hacia la ventana.
Harry entró y se sentó.
--"¿Pensáis pasaros así todo el viaje?"—preguntó mirándolos.
Al no obtener ninguna respuesta volvió a preguntar.
--"¡¡CÁLLATE!!"—GRITARON Hermione y Ron al mismo tiempo.
Harry se encogió en su asiento esperando que le saltaran encima. De pronto, Hermione y Ron, mirándose, empezaron a reírse.
--"Lo si-siento mucho R-Ron"—dijo Hermione tratando de sofocar la risa.
--"Y yo también"—respondió este.
--"¡Bien!"—exclamó Harry—"Ya pensaba que iba a tener que ver esas caras de troll durante todo el viaje".
El tren ya se había puesto en movimiento. Se asomaron por la ventanilla y dijeron adiós con la mano a los padres de Ron, que estaban en la estación.
Se volvieron a sentar y empezaron a hablar de las vacaciones. Harry había pasado el último mes en la Madriguera, la casa de Ron así que dejó que fuera este quien hablara.
De pronto, la puerta del compartimento se abrió.
--"¡Vaya! Que pena"—dijo una voz que arrastraba las palabras—"Yo que creía que ya no tendría que soportar este año al insoportable Potter, al pobretón Weasley y a la sangre sucia Granger. ¡Qué lástima!".
Evidentemente, era Draco Malfoy. Los tres lo miraron con desagrado. Acompañaban a Draco sus inseparables guardaespaldas, Crabbe y Goyle, con una risa bastante estúpida en la cara.
Ron se levantó hecho una fiera. Hermione lo aguantó.
--"¿Se puede saber que quieres Malfoy?"—preguntó Harry fríamente.
--"Incordiar, como siempre, Potter"--dijo con una sonrisa burlona.
Ron le dijo una barbaridad y Malfoy se giró hacia él furioso al tiempo que levantaba la varita. Pero le detuvo una voz.
--"¿Sucede algo aquí?".
Todos se giraron para ver a la dueña de aquella voz. No era otra que Silvart. Lanzó una severa mirada a Malfoy y este se retiró murmurando.
--"Por esta vez te libras Weasley"—y se metió en otro compartimento.
Silvart lo vio alejarse y girándose hacia los tres que quedaban les preguntó.
--"¿Todo bien?".
Ellos asintieron y Silvart, sonriéndoles, se marchó.
Se habían quedado boquiabiertos. Era una chica realmente extraña.
--"Seguro que será una nueva profesora"—dijo Hermione.—"Me han informado de que este año habrán algunas nuevas asignaturas optativas".
--"¿Te han informado?"—preguntó Ron mirándola extrañado.
Hermione se puso roja y les dijo:
--"Es que... me había olvidado de deciros que... ¡Soy prefecta!"—exclamó mirándolos.
--"¡¡QUEEEEE!!"--exclamó Ron abriendo desmesuradamente los ojos.—"¡Lo que faltaba!".
--"¡Felicidades Hermione!"—dijo Harry.—"Sabía que lo conseguirías".
Hermione sonrió agradecida.
--"¡Pero tu te das cuenta Harry!"—seguía diciendo Ron—"¡Ahora no podremos hacer ni la mitad de cosas! ¡Estará todo el día regañándonos!".
--"Tampoco es para ponerse así Ron"—dijo Harry intentando calmarlo.
Hermione le miró enfadada.
--"Si no os saltarais las normas tantas veces no tendríais problemas. Así evitaré que os metáis en tantos líos"—y añadió—"Y no pienso dudar ni un momento si tengo que quitarle puntos a nuestra casa, ¿queda claro?".
--"Muy claro Hermione"—asintió Harry mientras observaba refunfuñar a Ron. Decidió volver al tema inicial.—"Bueno, ¿Que tal las vacaciones?".
Así transcurrió el resto del viaje, charlando tranquilamente. Para cuando llegaron a Hogwarts ya era de noche. Subieron a las diligencias y al cabo de un rato llegaron a Hogwarts.
Una vez hubieron dejado sus cosas en los dormitorios, bajaron al Gran Comedor para ver la Selección y cenar. Sentados a la mesa estaban todos los profesores menos la profesora McGonagall que estaba en pie unos pasos por delante de la mesa.
Harry recorrió con la mirada la mesa y cual no fue su sorpresa al ver a Remus Lupin y a Fleur Delacour. Remus giró la cabeza para mirarle y le saludó. Harry, con una sonrisa, le devolvió el saludo. Continuó recorriendo la mesa. Allí estaba Dumbledore, en el centro, charlando con el profesor Flitwick. Y un poco más allá, su profesor más odiado: Severus Snape. Para su sorpresa, observó que éste tenía una expresión ligeramente triste. Cuando se dio cuenta de que Harry le observaba, cambió su expresión. Harry se volvió hacia sus amigos y empezaron a charlar.
Severus miraba desde la mesa de profesores hacia las puertas. No había recibido ninguna lechuza en aquellos dos días, lo cual le hizo pensar que ella ya se había olvidado de él.
Volvió a centrar su atención en la puerta. En aquel momento entraban los nuevos alumnos y empezaban a colocarse en fila delante de la profesora McGonagall.
El viejo y raído sombrero que estaba sobre un taburete empezó a entonar una canción:
Oh, podrás pensar que no soy bonito,
pero no juzgues por lo que ves.
Me comeré a mí mismo si puedes encontrar
un sombrero más inteligente que yo.
Puedes tener bombines negros,
sombreros altos y elegantes.
Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts
y puedo superar a todos.
No hay nada escondido en tu cabeza
que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.
Así que pruébame y te diré
dónde debes estar.
Puedes pertenecer a Gryffindor,
donde habitan los valientes.
Su osadía, temple y caballerosidad
ponen aparte a los de Gryffindor.
Puedes pertenecer a Hufflepuff
donde son justos y leales.
Esos perseverantes Hufflepuff
de verdad no temen el trabajo pesado.
O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,
Si tienes una mente dispuesta,
porque los de inteligencia y erudición
siempre encontrarán allí a sus semejantes.
O tal vez en Slytherin
harás tus verdaderos amigos.
Esa gente astuta utiliza cualquier medio
para lograr sus fines.
¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!
¡Y no recibirás una bofetada!
Estás en buenas manos (aunque yo no las tenga).
Porque soy el Sombrero Pensante.
Acto seguido, la profesora McGonagall desplegó un largo pergamino y empezó a llamar a los alumnos. Después de unos quince minutos y cuando ya estaban todos sentados el profesor Dumbledore se levantó.
--"Bienvenidos alumnos"—empezó—"Hoy comienza un nuevo curso que esperemos no sea tan agitado como el anterior".—hubo algunos murmullos de asentimiento. Cuando pararon prosiguió.
--"Debo recordaros, que, como todos los años, el acceso al bosque está TERMINANTEMENTE PROHIBIDO para cualquier alumno. También debo recordar que está prohibido hacer magia en los pasillos, algo que constantemente olvidáis. Y el señor Filch me ha pedido nuevamente que os recuerde que tiene una lista casi interminable de objetos prohibido a la vista de todo el mundo en su despacho"—esto último lo dijo mientras miraba a los gemelos Weasley, los mayores bromistas de Hogwarts.
--"Así mismo"—prosiguió—"debo informaros que este año tendremos una nueva asignatura optativa para los alumnos de cuarto curso para arriba, llamada Defensa contra Dragones"—hubieron murmullos excitados. Aquello era interesante. Dumbledore continuó—"la profesora todavía no ha llegado pero no tardará. Les informo también de que la nueva profesora de Defensa contra las Artes Oscuras será Fleur Delacour, pero como es nueva, contará con el apoyo de un profesor conocido por todos: el profesor Lupin".
De la mesa de Gryffindor salieron una multitud de aplausos.
--"Bien, con esto queda todo dicho"—dijo Dumbledore sonriendo—"¡A comer!".
Y las mesas se llenaron de platos con las comidas más variadas.
Apenas habían empezado a cenar cuando en el comedor irrumpió una impresionante águila de cabeza blanca. Todos las cabezas se giraron, siguiendo su vuelo. Esta se paró delante de Dumbledore. Llevaba una nota atada en la pata. Dumbledore sonrió y se inclinó hacia al animal.
--"No es para mi"—le susurró.—"Esta vez es para él".—dijo al tiempo que señalaba a Severus.
El animal levantó la cabeza y mirando a Severus, se dirigió hacia él.
Éste puso cara de sorpresa y miró a Dumbledore, que sonrió y asintió con los ojos brillantes. En aquel momento todas las miradas estaban puestas en él.
Severus soltó la carta que tenía el animal atada a la pata y no pudo evitar sonreír al reconocer la letra. Abrió el sobre y leyó:
"¡Hola Severus!:
Levanta le vista"
Extrañado, alzó los ojos y miró hacia las puertas. Abrió los ojos, atónito. Por el pasillo avanzaba Silvart. Todas las miradas confluían en ella. Llevaba una túnica parecida a la que usaba la primera vez que se vieron, solo que negra con adornos blancos. Subió a la mesa y se sentó al lado de él, en la silla que había vacía. Giró la cabeza y le sonrió.
--"Ya te dije que nos volveríamos a ver"—le dijo.
Severus iba a decir algo pero en aquel momento habló Dumbledore. Mejor, pensó él, porque me he quedado sin palabras.
--"Queridos alumnos"—dijo Dumbledore al tiempo que señalaba a Silvart—"Os presento a vuestra nueva profesora de Defensa contra dragones: Silvart Dragg".
Dicho esto se sentó. Silvart saludo a los alumnos con una inclinación de cabeza y volvió su atención hacia Severus.
El resto de profesores los observaban. Algunos divertidos, como Dumbledore y Flitwick y otros atónitos, como la profesora Sprout y Lupin.
--"Podrías haberme avisado"—dijo Severus, ya más recuperado de la sorpresa.
--"Pero entonces no habría sido una sorpresa"—dijo mirándole divertida.
--"Dumbledore lo sabía"—afirmó más que preguntó Severus.
--"Si"—explicó ella.—"Cuando me dijiste donde dabas clase decidí darte una sorpresa, así que avisé a Dumbledore de que no te dijera quien seria la nueva profesora".—y añadió.—"¿Te ha gustado la sorpresa?".
Severus no quería reconocerlo pero, si, le había encantado.
--"Me alegro de verte"—le dijo mientras la miraba.
Ella sonrió y empezó a servirse la cena.
Cuando terminaron de cenar, Severus la acompañó hasta su habitación, situada en una de las torres.
--"¿Dónde has estado?"—le preguntó.
--"Estuve unos días en Grecia y después en Roma"—explicó ella.—"Ya te enseñaré las fotos de la Acrópolis. Es preciosa".
--"Tardaste mucho en escribir"—dijo con un tono de reproche.
--"Lo siento, pero al volver del viaje estuve muy ocupada y no pude escribir"—y mirándole dijo—"Pero creo que estar aquí lo compensa, ¿no?".
--"Si, y con creces"—dijo él.
Se detuvieron delante de una puerta.
--"Bueno"—dijo Silvart.—"Es hora de irse a dormir. Mañana empiezan las clases".
--"Te veré mañana en el desayuno"—dijo Severus.—"Buenas noches Silvart".
--"Buenas noches Severus"—dijo al tiempo que abría la puerta y entraba en la habitación.
Cuando se cerró la puerta Severus dio media vuelta y se dirigió a las mazmorras, donde estaba su habitación. Pero se detuvo un momento en medio del pasillo y, comprobando que no había nadie exclamó bajito:
--"¡Bien!"—al tiempo que daba un pequeño salto.
Después continuó su camino hacia las mazmorras.
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Bueno, este es el tercer capítulo. Espero que les guste. Por favor, sigan mandando reviews.
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Capítulo 3: Hogwarts.
Hogwarts, 30 de agosto.
Severus Snape iba caminando por los pasillos de la escuela, que ahora se hallaban tranquilos y silenciosos. Pero dentro de dos días la tranquilidad se rompería con el comienzo del curso. Se dirigía a la Sala de profesores. No quería reconocerlo, pero esperaba encontrar a alguien allí que aliviara la soledad que sentía cuando estaba en la mazmorra. Cuando llegó a la sala entró y dentro encontró a Minerva McGonagall revisando unos papeles.
--"Buenos días Minerva"—saludó Severus.
--"Buenos días profesor Snape"—respondió al tiempo que levantaba la vista y le miraba fijamente. Parecía querer preguntarle algo.
--"¿Qué tal las vacaciones"—preguntó él al tiempo que se acercaba y tomaba asiento en una de las sillas.
--"Muy relajantes Severus"—y mirándole preguntó.—"¿Y que tal las tuyas? He oído algunos rumores bastante sorprendentes por ahí".
Severus se volvió a mirarla.
--"¿Qué rumores?—preguntó, aunque se imaginaba a que rumores se refería Minerva.
--"Bueno..."—empezó ella—"Me han contado que estuviste en el Callejón Diagon a principios de julio... y que no estabas solo".
Severus iba a responder pero en aquel momento se abrió la puerta dando paso a Albus Dumbledore y al profesor Flitwick.
--"Te ha faltado tiempo para contárselo Albus"—dijo dirigiéndose a Dumbledore con tono enfadado.
El profesor Dumbledore sonrío con cara de inocencia.
--"¿Contar qué Severus?"
--"Lo sabes bastante bien"—Severus estaba muy serio y parecía molesto.
--"¡Oh, vamos Severus! Sabes que nos habríamos enterado de todos modos"—dijo Flitwick mientras se acercaba y tomaba asiento. Era sabido por todos que el profesor Flitwick era el mayor cotilla de todo Hogwarts. Aquello iba a ser la comidilla de la escuela durante semanas.
Severus continuaba serio y algo enfurruñado. Albus, observándole le preguntó:
--"¿No has recibido ninguna lechuza últimamente?"—su tono sonaba bastante comprensivo pero si Severus hubiera mirado sus ojos habría visto un brillo divertido. También la profesora McGonagall lo observaba con una sonrisa bailándole en los labios.
--"No, y ya hace tres semanas desde la última"—Severus parecía preocupado.—"Me dijo que tenía que salir de viaje."—y mirando hacia le ventana, como si esperara que por allí entrara en aquel mismo instante una lechuza musitó—"Espero que no le haya pasado nada".
--"No te preocupes Severus. Eso solo te dará dolor de cabeza"—respondió Albus.—"Anímate, en dos día empieza el curso. Y ya verás como seguro que dentro de poco te manda una lechuza".
Severus levantó la vista y sonrió levemente.
--"Y cambiando de tema, ¿Qué tal las vacaciones Minerva?"—preguntó el profesor Dumbledore.
Severus agradeció aquel gesto por parte de Albus porque vio que Flitwick estaba a punto de preguntarle algo.
Sólo quedaban dos días, pensó. Dos días más y empezará el curso. Tal vez eso le ayudara a mantener su mente ocupada. Y volviéndose hacia los demás prestó atención a la conversación.
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¡Por fin era 1 de septiembre!. En eso iba pensando Harry Potter mientras recorría con Ron Weasley el andén 9 y ¾ buscando a Hermione Granger, su mejor amiga. Tras ellos, intentando alcanzarlos iba Ginny Weasley, la hermana pequeña de Ron. Aquel año empezaban su quinto curso en Hogwarts y Harry esperaba que no hubieran tantos problemas como en el curso anterior. Los sucesos ocurridos antes del fin del anterior curso todavía lo asaltaban en medio de la noche en forma de pesadillas.
--"¡Harry! ¡Ron! ¡Estoy aquí!—llamó una voz. Hermione les llamaba desde una de las entradas al tren.
Al verla se dirigieron rápidamente hacia ella.
--"¡Hola! ¿Qué tal el verano?—preguntó ella. Estaba bastante tostada por el sol y parecía que había conseguido domar un poco su pelo, siempre encrespado.
--"Muy bien"—dijo Harry mientras él y Ron metían los baúles en un compartimento del tren.
--"¿Y tu?"—preguntó Ron. Pero antes de que ella pudiera responder le dijo con sorna:--"¿Has ido a visitar a Vicky?".
Hermione le miró enfadada y Harry, viendo que se avecinaba una discusión optó por ponerse en medio.
--"Aún no hemos ni subido al tren y ya estáis discutiendo"—y mirándolos a los dos les dijo—"Parecéis una pareja de novios celosos".
No supo bien el impacto que habían causado aquellas palabras pero Hermione cerró la boca y entró al tren y Ron, poniéndose más rojo que su cabello y agachando la vista entró tras ella.
Harry se quedó fuera bastante sorprendido y unos segundos después entró tras ellos.
Cuando entró al compartimento se quedó mirando la escena:
Ron en un extremo mirando el suelo y bastante enfurruñado y Hermione en el otro extremo y mirando con cara de malas pulgas hacia la ventana.
Harry entró y se sentó.
--"¿Pensáis pasaros así todo el viaje?"—preguntó mirándolos.
Al no obtener ninguna respuesta volvió a preguntar.
--"¡¡CÁLLATE!!"—GRITARON Hermione y Ron al mismo tiempo.
Harry se encogió en su asiento esperando que le saltaran encima. De pronto, Hermione y Ron, mirándose, empezaron a reírse.
--"Lo si-siento mucho R-Ron"—dijo Hermione tratando de sofocar la risa.
--"Y yo también"—respondió este.
--"¡Bien!"—exclamó Harry—"Ya pensaba que iba a tener que ver esas caras de troll durante todo el viaje".
El tren ya se había puesto en movimiento. Se asomaron por la ventanilla y dijeron adiós con la mano a los padres de Ron, que estaban en la estación.
Se volvieron a sentar y empezaron a hablar de las vacaciones. Harry había pasado el último mes en la Madriguera, la casa de Ron así que dejó que fuera este quien hablara.
De pronto, la puerta del compartimento se abrió.
--"¡Vaya! Que pena"—dijo una voz que arrastraba las palabras—"Yo que creía que ya no tendría que soportar este año al insoportable Potter, al pobretón Weasley y a la sangre sucia Granger. ¡Qué lástima!".
Evidentemente, era Draco Malfoy. Los tres lo miraron con desagrado. Acompañaban a Draco sus inseparables guardaespaldas, Crabbe y Goyle, con una risa bastante estúpida en la cara.
Ron se levantó hecho una fiera. Hermione lo aguantó.
--"¿Se puede saber que quieres Malfoy?"—preguntó Harry fríamente.
--"Incordiar, como siempre, Potter"--dijo con una sonrisa burlona.
Ron le dijo una barbaridad y Malfoy se giró hacia él furioso al tiempo que levantaba la varita. Pero le detuvo una voz.
--"¿Sucede algo aquí?".
Todos se giraron para ver a la dueña de aquella voz. No era otra que Silvart. Lanzó una severa mirada a Malfoy y este se retiró murmurando.
--"Por esta vez te libras Weasley"—y se metió en otro compartimento.
Silvart lo vio alejarse y girándose hacia los tres que quedaban les preguntó.
--"¿Todo bien?".
Ellos asintieron y Silvart, sonriéndoles, se marchó.
Se habían quedado boquiabiertos. Era una chica realmente extraña.
--"Seguro que será una nueva profesora"—dijo Hermione.—"Me han informado de que este año habrán algunas nuevas asignaturas optativas".
--"¿Te han informado?"—preguntó Ron mirándola extrañado.
Hermione se puso roja y les dijo:
--"Es que... me había olvidado de deciros que... ¡Soy prefecta!"—exclamó mirándolos.
--"¡¡QUEEEEE!!"--exclamó Ron abriendo desmesuradamente los ojos.—"¡Lo que faltaba!".
--"¡Felicidades Hermione!"—dijo Harry.—"Sabía que lo conseguirías".
Hermione sonrió agradecida.
--"¡Pero tu te das cuenta Harry!"—seguía diciendo Ron—"¡Ahora no podremos hacer ni la mitad de cosas! ¡Estará todo el día regañándonos!".
--"Tampoco es para ponerse así Ron"—dijo Harry intentando calmarlo.
Hermione le miró enfadada.
--"Si no os saltarais las normas tantas veces no tendríais problemas. Así evitaré que os metáis en tantos líos"—y añadió—"Y no pienso dudar ni un momento si tengo que quitarle puntos a nuestra casa, ¿queda claro?".
--"Muy claro Hermione"—asintió Harry mientras observaba refunfuñar a Ron. Decidió volver al tema inicial.—"Bueno, ¿Que tal las vacaciones?".
Así transcurrió el resto del viaje, charlando tranquilamente. Para cuando llegaron a Hogwarts ya era de noche. Subieron a las diligencias y al cabo de un rato llegaron a Hogwarts.
Una vez hubieron dejado sus cosas en los dormitorios, bajaron al Gran Comedor para ver la Selección y cenar. Sentados a la mesa estaban todos los profesores menos la profesora McGonagall que estaba en pie unos pasos por delante de la mesa.
Harry recorrió con la mirada la mesa y cual no fue su sorpresa al ver a Remus Lupin y a Fleur Delacour. Remus giró la cabeza para mirarle y le saludó. Harry, con una sonrisa, le devolvió el saludo. Continuó recorriendo la mesa. Allí estaba Dumbledore, en el centro, charlando con el profesor Flitwick. Y un poco más allá, su profesor más odiado: Severus Snape. Para su sorpresa, observó que éste tenía una expresión ligeramente triste. Cuando se dio cuenta de que Harry le observaba, cambió su expresión. Harry se volvió hacia sus amigos y empezaron a charlar.
Severus miraba desde la mesa de profesores hacia las puertas. No había recibido ninguna lechuza en aquellos dos días, lo cual le hizo pensar que ella ya se había olvidado de él.
Volvió a centrar su atención en la puerta. En aquel momento entraban los nuevos alumnos y empezaban a colocarse en fila delante de la profesora McGonagall.
El viejo y raído sombrero que estaba sobre un taburete empezó a entonar una canción:
Oh, podrás pensar que no soy bonito,
pero no juzgues por lo que ves.
Me comeré a mí mismo si puedes encontrar
un sombrero más inteligente que yo.
Puedes tener bombines negros,
sombreros altos y elegantes.
Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts
y puedo superar a todos.
No hay nada escondido en tu cabeza
que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.
Así que pruébame y te diré
dónde debes estar.
Puedes pertenecer a Gryffindor,
donde habitan los valientes.
Su osadía, temple y caballerosidad
ponen aparte a los de Gryffindor.
Puedes pertenecer a Hufflepuff
donde son justos y leales.
Esos perseverantes Hufflepuff
de verdad no temen el trabajo pesado.
O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,
Si tienes una mente dispuesta,
porque los de inteligencia y erudición
siempre encontrarán allí a sus semejantes.
O tal vez en Slytherin
harás tus verdaderos amigos.
Esa gente astuta utiliza cualquier medio
para lograr sus fines.
¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!
¡Y no recibirás una bofetada!
Estás en buenas manos (aunque yo no las tenga).
Porque soy el Sombrero Pensante.
Acto seguido, la profesora McGonagall desplegó un largo pergamino y empezó a llamar a los alumnos. Después de unos quince minutos y cuando ya estaban todos sentados el profesor Dumbledore se levantó.
--"Bienvenidos alumnos"—empezó—"Hoy comienza un nuevo curso que esperemos no sea tan agitado como el anterior".—hubo algunos murmullos de asentimiento. Cuando pararon prosiguió.
--"Debo recordaros, que, como todos los años, el acceso al bosque está TERMINANTEMENTE PROHIBIDO para cualquier alumno. También debo recordar que está prohibido hacer magia en los pasillos, algo que constantemente olvidáis. Y el señor Filch me ha pedido nuevamente que os recuerde que tiene una lista casi interminable de objetos prohibido a la vista de todo el mundo en su despacho"—esto último lo dijo mientras miraba a los gemelos Weasley, los mayores bromistas de Hogwarts.
--"Así mismo"—prosiguió—"debo informaros que este año tendremos una nueva asignatura optativa para los alumnos de cuarto curso para arriba, llamada Defensa contra Dragones"—hubieron murmullos excitados. Aquello era interesante. Dumbledore continuó—"la profesora todavía no ha llegado pero no tardará. Les informo también de que la nueva profesora de Defensa contra las Artes Oscuras será Fleur Delacour, pero como es nueva, contará con el apoyo de un profesor conocido por todos: el profesor Lupin".
De la mesa de Gryffindor salieron una multitud de aplausos.
--"Bien, con esto queda todo dicho"—dijo Dumbledore sonriendo—"¡A comer!".
Y las mesas se llenaron de platos con las comidas más variadas.
Apenas habían empezado a cenar cuando en el comedor irrumpió una impresionante águila de cabeza blanca. Todos las cabezas se giraron, siguiendo su vuelo. Esta se paró delante de Dumbledore. Llevaba una nota atada en la pata. Dumbledore sonrió y se inclinó hacia al animal.
--"No es para mi"—le susurró.—"Esta vez es para él".—dijo al tiempo que señalaba a Severus.
El animal levantó la cabeza y mirando a Severus, se dirigió hacia él.
Éste puso cara de sorpresa y miró a Dumbledore, que sonrió y asintió con los ojos brillantes. En aquel momento todas las miradas estaban puestas en él.
Severus soltó la carta que tenía el animal atada a la pata y no pudo evitar sonreír al reconocer la letra. Abrió el sobre y leyó:
"¡Hola Severus!:
Levanta le vista"
Extrañado, alzó los ojos y miró hacia las puertas. Abrió los ojos, atónito. Por el pasillo avanzaba Silvart. Todas las miradas confluían en ella. Llevaba una túnica parecida a la que usaba la primera vez que se vieron, solo que negra con adornos blancos. Subió a la mesa y se sentó al lado de él, en la silla que había vacía. Giró la cabeza y le sonrió.
--"Ya te dije que nos volveríamos a ver"—le dijo.
Severus iba a decir algo pero en aquel momento habló Dumbledore. Mejor, pensó él, porque me he quedado sin palabras.
--"Queridos alumnos"—dijo Dumbledore al tiempo que señalaba a Silvart—"Os presento a vuestra nueva profesora de Defensa contra dragones: Silvart Dragg".
Dicho esto se sentó. Silvart saludo a los alumnos con una inclinación de cabeza y volvió su atención hacia Severus.
El resto de profesores los observaban. Algunos divertidos, como Dumbledore y Flitwick y otros atónitos, como la profesora Sprout y Lupin.
--"Podrías haberme avisado"—dijo Severus, ya más recuperado de la sorpresa.
--"Pero entonces no habría sido una sorpresa"—dijo mirándole divertida.
--"Dumbledore lo sabía"—afirmó más que preguntó Severus.
--"Si"—explicó ella.—"Cuando me dijiste donde dabas clase decidí darte una sorpresa, así que avisé a Dumbledore de que no te dijera quien seria la nueva profesora".—y añadió.—"¿Te ha gustado la sorpresa?".
Severus no quería reconocerlo pero, si, le había encantado.
--"Me alegro de verte"—le dijo mientras la miraba.
Ella sonrió y empezó a servirse la cena.
Cuando terminaron de cenar, Severus la acompañó hasta su habitación, situada en una de las torres.
--"¿Dónde has estado?"—le preguntó.
--"Estuve unos días en Grecia y después en Roma"—explicó ella.—"Ya te enseñaré las fotos de la Acrópolis. Es preciosa".
--"Tardaste mucho en escribir"—dijo con un tono de reproche.
--"Lo siento, pero al volver del viaje estuve muy ocupada y no pude escribir"—y mirándole dijo—"Pero creo que estar aquí lo compensa, ¿no?".
--"Si, y con creces"—dijo él.
Se detuvieron delante de una puerta.
--"Bueno"—dijo Silvart.—"Es hora de irse a dormir. Mañana empiezan las clases".
--"Te veré mañana en el desayuno"—dijo Severus.—"Buenas noches Silvart".
--"Buenas noches Severus"—dijo al tiempo que abría la puerta y entraba en la habitación.
Cuando se cerró la puerta Severus dio media vuelta y se dirigió a las mazmorras, donde estaba su habitación. Pero se detuvo un momento en medio del pasillo y, comprobando que no había nadie exclamó bajito:
--"¡Bien!"—al tiempo que daba un pequeño salto.
Después continuó su camino hacia las mazmorras.
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Bueno, este es el tercer capítulo. Espero que les guste. Por favor, sigan mandando reviews.
