Muchísimas gracias a la gente que dejó Rewiews. Romana: si te gustó la relación de Lucy y Alexis con Hermilu, entonces agarrate a la silla con el capítulo 4 (que no tardaré en subir), ya sabrás porque... ^-^

Capítulo 3: Sally

Un llanto estridente lo despertó. Harry miró el reloj que estaba sobre la mesita de luz.

–Las ocho de la mañana...– gruñó– He dormido demasiado...

Al llegar a la salita de estar el potente llanto se volvió a oír. De repente, la Sra. Figg apareció junto a Harry. Debía venir de la cocina.

– ¿Quién está llorando?–preguntó.

–No lo sé, Sra. Figg– contestó Harry.

– ¿Por qué no abres la puerta y me retiras las botellas de leche?–propuso la anciana– Tibbs tiene mucha hambre.

Resignado, Harry abrió la puerta y casi pegó un grito. Dos ojitos brillantes lo miraban. Era un bebé. Sus pequeñas manitos apretaban una carta. Harry dejó las botellas en su debido lugar y lo llevó adentro. Cuando se lo mostró a la Señora Figg, ésta lo reprendió.

–Chiquito, es una niña. – Harry se sonrojó. Nunca había visto a una beba tan curiosa. Su mirada recorría todo el cuarto, parecía estar muy triste.

–Tenía con ella una carta– dijo, mientras se la entregaba. La mujer la leyó y luego dijo:

–Harry, chiquito, el desayuno está listo. Tengo que hacer unas compras. –y agregó–Por favor, cuida a Sally. Si tiene hambre, dale de la leche que está en la heladera. ¿De acuerdo?

–Entendido– dijo, pero luego preguntó– ¿Quién es Sally?

–Sally, Harry, la bebé. Cuídala, no tardaré mucho.

La Señora Figg cerró la puerta. Se había ido. Una gran duda se le formuló a Harry. ¿Cómo iba a cuidarla? Se suponía que alguien tenía que cambiarle los pañales, darle la mamadera, dormirla y Harry sabía que ese alguien era él. Se le ocurrió una idea: le escribiría a Evangelina para pedirle auxilio. Ella había ayudado en la guardería de sus tíos, así que debía saber mucho sobre el cuidado de los bebés. Cuando terminó la carta, la leyó.                     

 Lucy,

                      Hoy apareció en la puerta de la casa de la Señora Figg una beba llamada Sally. Necesito que me expliques por escrito:

1) Cómo cambiarle los pañales.

2) Cómo dormirla.

3) Cómo alimentarla.  

Sé que estas preguntas te parecerán tontas, pero nunca en la casa de los Dursleys ha habido un bebé que no fuese mi primo Dudley o yo. Contéstame lo antes posible,

                                                                             Harry

"Supongo que así está bien"–pensó. Hedwig ya estaba a su lado. Al oír el rasgar de la pluma, había disparado junto a su dueño, que lo esperaba.

–Entrégale esto a Evangelina Méndez, la chica que viste ayer. ¿Entendido?

Hedwig emprendió el viaje, sin antes ulularle a Harry, como diciéndole que estuviera tranquilo. Harry la miró por un momento, pero el estridente llanto de Sally lo sacó de sus pensamientos. ¡La niña debía tener hambre! Buscó frenéticamente en la heladera la leche, y al fin la halló.

Sólo habían pasado quince minutos pero la casa (sin la señora Figg aún) era un desastre: a Sally no le gustó la leche que Harry le había dado. ("Vamos, Sally ¿no tenías hambre"?) Luego la derramó por el suelo, cosa que a Harry le hizo mucha mala sangre. Justo cuando iba a reprenderla, Hedwig entró en el hall y, casi inmediatamente, el timbre sonó.

– ¿Quién es?– preguntó.

– ¡Nosotros, Harry! ¡Los niñeros a domicilio!– le contestaron. Y el chico les abrió a Lucy y a Alexis. Lucy cargaba un bolso rosa; Alexis, una mochila.

–A ver, Harry ¿Dónde está la niña?– preguntó Lucy.

–En el comedor, no hace falta decírtelo–respondió éste con una leve nota de sarcasmo en la voz.

Cuando Lucy se fue, Harry le hizo una pregunta a Alexis.

–Y Ron, ¿Se quedó en casa?– Alexis rió.

–Percy lo dejó venir– dijo sonriendo el chico– No quiere que estropee su cita con Penélope.

– ¿Cuándo llegará?

–Tal vez dentro de quince minutos–contestó el chico.

– ¿Por?

–Porque tiene que usar el autobús muggle–fue la respuesta de Alexis. En ese momento, la voz de Lucy se escuchó.

–Harry, Alexis, vengan aquí. – los chicos fueron junto a ella.

–Primero: Harry, ¿dónde aprendiste que a los bebés se les da la leche helada?

–Lo siento, Lucy, yo no lo sabía...–respondió Harry tímidamente. La niña siguió con su discurso.

–Segundo: ¿Qué es necesario para cambiarle los pañales (además de gran paciencia)?

–Eeh...–dijo dudando. Alexis levantó la mano.

– ¿Si?–dijo Lucy.

–El talco. –Aquello cada vez se parecía más a una clase en Hogwarts.

– ¿Entendido, Harry?

–Sí, entendí–fue la respuesta.

Después de la mini–clase, los chicos intentaron enseñarle cómo cambiar pañales, pero les faltaba algo MUY importante: el cambiador. En ese momento sonó otra vez el timbre. Harry se ofreció a atender.

– ¿Quién es?–dijo.

– ¿¡Harry!?–Era Ron– ¡Hace diez minutos que los estoy buscando!–Lucy le abrió la puerta al exhausto chico pelirrojo, que acarreaba un bolso azul. En cuanto se repuso, empezó a rezongar.

–La próxima vez denme un mapa. –dijo–No conozco esta zona.

–Bueno, –le contestó Alexis–tú nos dijiste que conocías Londres.

–El Londres mágico, no el muggle–resopló.

–Vos tenés la culpa...

Lucy y Ron se estaban mostrando los dientes, listos para pelearse de nuevo. Alexis debió darse cuenta, porque intervino lo más rápido posible.

–Ron ¿Trajiste el cambiador?

–Sí aquí lo tienes.

Luego de enseñarle a Harry lo básico, los tres chicos se fueron. El otro se quedó medio pensativo. Desde luego, cuidar a Sally no sería cosa fácil, pero ya sabía como hacerlo.

–"Pronto regresaré a Hogwarts"–pensó–"Para eso sólo faltan tres semanas más." Rendido de cansancio, Harry Potter se dispuso a darle la mamadera al bebé. Después de todo, cuidar a una niña no era tan difícil.

En el próximo capítulo: (con Butter-Fly de Digimon de fondo)

¿Quién esa extraña mujer? ¿Harry es niñera? ¿Qué es esa extraña charla entre nuestros amigos argentinos? Todo esto y mucho más en el próximo capítulo: Arabella Figg.