Negación. Todos los personajes y lugares conocidos mencionados en esta narración pertenecen a J.R.R. Tolkien, y son usados sin fines de lucro, los demás personajes ajenos a la historia original son inventos míos. Clasificado R por contener escenas un tanto eróticas. Gracias a Dios - Thalía
Rosswen encontró a Altadil a su llegada a su hogar en Lothlorien, siempre feliz y sonriente le recibía, vestida enteramente de azul, con escote profundo dejando expuestas su suave y blanca piel ante tal espectador que le miraba embelesado.
- ¿Has llegado mi querido Altadil? ¿ y me saludas así, sin un beso ni un abrazo?
- Tuyo soy por completo y lo sabes, mi corazón siempre latirá a la par que el tuyo, ¡ven a mi brazos!
Así lo hizo Rosswen y dio dos pasos que cerró Altadil estrechándola entre sus fuertes brazos rodeándole con mucho cariño.
- ¡Te extrañe tanto amado mío!
- Y yo a ti! – respondió el elfo rubio –
- ¡Ah! Altadil, ¡tu mano! ¿te has herido? ¿De que ha sido esto? – pregunto preocupada la bella elfa al ver que su amdao llevaba un vendaje sencillo.
- No ha sido nada, un pequeño sacrificio para mi hermano.. la desgracia de encontrar a mi hermano herido me han obligado a pasa la noche en el palacio de la Dama Galadriel
- ¡Oh! Lamento escuchar esa noticia, me hubiera gustado conocerle en mejor ocasión y elevare oraciones para que se recupere. ¿Ha sido grave?
- Aun no lo sé, sus heridas físicas han sido casi sanadas, mas no se que tan herido este en su interior, y por eso..
- ¿Si? – preguntó ella con algún temor.
- Debo de regresar a nuestro reino, mañana mismo.
- ¿Me dejarás Altadil? – interrogó la joven de cabellos rubios
- Solo quiero dejar a mi hermano en un lugar seguro, mas yo regresaré.
- ¿Pasaras la noche aquí? ¿Me harás ese obsequio? – preguntó Rosswen poniendo sus manos en las mejillas del príncipe.
- Claro.
La tarde apenas caía, Altadil y Rosswen hablaron durante mucho tiempo después de la ultima comida del día, el se sentía muy afortunado al conocerla, feliz de haberla conocido, ella mostraba toda la dulzura y amor de la que ra capaz, amaba en verdad a ese joven elfo no por su título, ni opr el reino que algún día heredaría, sino por quién era.
Los ojos de la dama de un color gris matizado, empezaban a mostrar un misterioso resplandor, había visto caer los últimos rayos del sol por la ventana, y eso significaba que la noche estaba cerca, que el momento de compartir los mejores momentos con su amado llegarían pronto.
Rosswen era una dama muy bella y culta, casi de la misma edad que Altadil, siendo ella mayor por 271 años solamente, pequeña en verdad la diferencia. Muy tierna y atenta la joven elfa, su compañía era agradable a cualquier persona, tenía el cabello rubio mas no tan largo como los demás, prefería mantenerlo al margen de sus hombros, con bellas ondulaciones que corrían a través de él, no le recogia y le gustaba que coquetamente atravesara por su rostro.
- Isilme ya nos regala los primeros rayos de plata, nos anuncia el momento del descanso
- Deja que ella llegue y traspase estas fronteras, que mi descanso lo tengo cada momento mientras te contemplo.
- ¿Me amas tanto como dices? – preguntó la dama tomando las manos a su amado, poniendo los ojos tiernos.
- Te amo tanto, que si te llegase a perder, mi corazón no soportaría tan grave pena y clamaría por tu regreso. Espero que el amor que me profesas sea tan hermoso y sublime como el mismo que te dedico yo mi querida Rosswen.
- ¡Oh! Altadil, mi corazón no es el mismo desde el día que le inundo tu presencia
- ¿sientes el haberme conocido? – preguntó el joven seriamente
- Nunca, nunca sentiría tal cosa, agradezco este bendición que es el tenerte a mi lado.
- ¿Me regalas un beso, Rosswen?
- Te regalo todo mi ser, Altadil
Aun sobre la mesa, con las manos entrelazadas se acercaron el uno a otro, y compartieron un dulce beso. Hacía tiempo que se conocían, muy propia y formal habían iniciado sus relaciones, siempre con halagos, presentes y detalles que endulzaban su existencia, cierto día, ella no soportó mas la cortesía de Altadil y le imprimió unbeso que el correspondió con gusto.
- Desearía poder asearme, no he conseguido un minuto de paz y toda mi dedicación a sido para mi hermano. Rosswen serías tan amable de permitirme..
- El cuarto esta por este camino, sígueme..
Altadil sonrió y dejó que ella le condujera a la habitación destinada al baño. Una tina de color azul se encontraba al fondo de aquel cuarto, junto a ella una mesita conteniendo todos los artículos necesarios para el aseo personal, jabón, extracto de hierbas para el cabello, franelas, sobre una mesa mas allá unas toallas de diferentes tamaños y colores, así como unas batas de baño que ella misma confeccionó. Rosswen encendió las candelas, ilumino tenuemente la habitación mientras Altadil le observaba, que atenta esposa sería Rosswen en un futuro, que feliz podría ser el al compartir la eternidad con ella.
- ¿traes contigo algún cambio de ropa?
- Traigo conmigo un cambio solamente. – dijo mostrando una espcie de mochila en su espalda.
- Bien, puedes colocarle allí, en aquella mesa, la tina esta llena con agua mas me imagino que estará un poco helada.
- No te preocupes, así estara bien, te lo agradezco.
Ella dio un nuevo beso, sonrió y salió del lugar dejando a Altadil a solas.
Comenzó el joven príncipe a desatar sus amarres, quito su saquillo y camisas, dejando a la vista su torso desnudo, deshizo la trenza que quedaba en su cabello, echando de menos aquel trozo que donó para la curación de Legolas, mas ya crecería y por eso no se preocupaba.
Rosswen tocó a la puerta una vez mas y el joven fue en su búsqueda, llevaba ella en sus manos un recipiente con agua caliente, Altadil le cedió el paso y observó como ella vertía el liquido en la tina de baño.
- Esto hará mas reconfortante tu baño. ¿tienes problemas con tus vestiduras?
- No, ¿por qué?
- Deseo prestarte mi atención, deseo servirte hoy y siempre – declaró Rosswen acercando a Altadil hacia ella, le tomo de la pretina de su cintura y le besó. - ¿Me permites librarte de estas ropas que te impiden tomar tu merecido descanso?
- Rosswen, yo..
- Ssssh, no digas mas y déjame servirte amado mío, es la única finalidad mía el hacerte sentir feliz..
Allí se encontraba Altadil, absortó en esa imagen que se le presentaba, Rosswen se había hincado ante el y lentamente desataba las correas que sostenían su mallones, mas al ver que aun conservaba el calzado exclamó:
- ¿Puedes tomar asiento? Así podré quitar tu calzado
- No, Rosswen nunca consentiría que actuases como una esclava..
- Mi corazón es tu esclavo y por eso te sirvo, acaso ¿no podrías actuar alguna vez así conmigo?
- Siempre.
Altadil se sentó en la silla cercana a la tina, y pudo percibir que el aroma que emitía el agua en ella era de rosas. Rosswen quito el calzado con cuidado y le coloco debajo de la mesa, regreso una vez mas a las correas de la cintura y fue desatando una a una, el príncipe temblaba de emoción. La joven le desnudo por completo y observó con gusto la magnifica obra que la naturaleza había hecho con su amado.
- Entra a la tina por favor, que yo te enjabonare el cabello. – señaló la joven dejando las ropas de su amado en el piso junto al calzado.
- Pero mojaras tus vestidos
- Los quitare entonces.
Así lo hizo la joven a los ojos de su amado, el cual no podía creer lo sensual que era ese espectáculo, ver como ella bajaba las mangas de su vestido, dejaba libres al aire sus pechos suaves y redondos, como pasaba las manos por su cintura y se despojaba de aquellas prendas tan intimas.
- ¿Contento estas ahora?
- Rosswen, yo...
- ¿No sabes decir nada mas amor?
Ella le abrazó y replegó su cuerpo al del elfo frente a ella, pudo sentir la tibieza de su miembro que trataba en vano de contenerse ante aquella escena.
- ¡Que hermoso eres Altadil! – exclamó la joven besándole. Nunca le pareció tan hermoso, deseaba entregarse a el como si se tratase de la ultima vez
El no respondió mas, se sentía cohibido ante la forma de actuar de su pareja. Habían compartido tantos momentos de intimidad, mas siempre el acostumbraba a tomar la iniciativa, siempre el lecho había sido el único testigo de su amor, mas ahora..
Altadil entro a la bañera y recostó su cabeza en la orilla dejando que la dama enjuagara primero su cabello. Sus manos le recorrían y dejaban caer el extracto de hierbas que formaban bastante espuma sobre su cabeza, hasta que en un momento ella paro de frotarle el cuero cabelludo.
- Dejaremos que las hierbas hagan su trabajo unos minutos..
- ¿Qué? ¿Dejaras la jabonadura en mi cabeza? ¡No podré ver! – exclamó el elfo con ojos cubiertos de espuma.
- ¡Oh! Lo siento tanto amor mío, pero yo resolveré ese problema pues he tomado el jabón y la franela y tallare con mucho gusto tu cuerpo entero.
- ¡Rosswen!
- ¿te molesta?
- .. No.. pero .. no podré ver nada..
- Tu recuéstate y descansa.
Rosswen se hincó nuevamente a un lado de el , y observó con malicia el desnudo cuerpo de su elfo, el cual se aferraba con incertidumbre a las orillas de la tina. Ella no sabía en donde concentrar sus manos ni miradas, todo a puntaba a un lugar, mas ese sería el ultimo y al que con mas cuidado prestaría atención.
"Vamos a jugar" pensó Rosswen con sonrisa maliciosa.
Paso la franela una vez mas por el jabón, junto su pecho desnudo a la tina justamente encima de la mano derecha de Altadil, quien al sentir aquellas carnes tan tibias quiso responder a sus impulsos.
- Le ruego, señor mío, que deje su mano quieta como esta. – suplicó ella tomando una actitud servicial.
* Cuando estoy contigo
No me importa nada
Solo tu cariño
Solo tus palabras
Altadil obedeció desilusionado. Rosswen talló el rostro del príncipe con suavidad, una alegría completa le embargaba. Pasó la franela tallando efusivamente por su cuello para bajar dando giros por su pecho, y llegando hasta la cintura se brincó la parte que tanto esperaba Altadil que llegara.
- Permiteme lavar tu espalda mi amor.
* Cuando estoy contigo
Se cambia mi vida
A un mundo divino
Lleno de alegría
El príncipe obedeció, hincado en la bañera le dio la espalda, Rosswen se acercó mas y empezó a tallarle, desde arriba hasta abajo, cuando hubo terminado le enjuagó pasando agua desde la base de su cuello, le besó al retirar el cubo y como para alentar la carrera de la corriente, le siguió besando al tiempo que bajaba por la columna, poniendo sus manos en los brazos de su amado quien dejaba caer la cabeza hacia atrás. Cuanto disfrutaba Altadil de esas caricias, cuantas veces mas quería repetirlas.
* Cuando estoy contigo
No me importa nada
Solo tu cariño
Solo tus palabras
Rosswen tallo con mucho amor sus nervudos brazos, luego su pecho, le lleno de espuma suavemente, entro a la tina con su amado, hallándose ella de pie a espaldas de Altadil, enteramente desnuda.
* Tu eres el amor que yo esperaba
Lo que tanto habia soñado
Hasta que llegaste tu
Dejó caer toda el agua que llevaba el recipiente en su mano sobre la cabeza del príncipe, enjuagando su cabello y rostro, el seguía hincado, tratando de limpiar sus ojos, Rosswen se acercó mas al elfo, pegó su pecho a su cuello mientras sus manos jugaban con el jabón y la franela.
- ¿qué haces, amor?
- Aun falta una parte, y debo prepararme para atenderle..
* Le di gracias a la vida
Le di gracias al amor
Por estar contigo, contigo
Rosswen le rodeo por la cintura con sus brazos, la cercanía de sus cuerpos inició la reacción que el príncipe aún trataba de contener. Ella besaba su cuello, su espalda sus hombros, y sus manos jugaban con el dulce miembro del elfo, le rodeaba con la franela, y subía y bajaba en su medida, con sumo esmero le tallaba. Altadil pasaba sus manos sobre las caderas de ella imposibilitado en ver por la caída de su húmedo cabello.
Tomo una vez mas Rosswen el cubo y le llenó de agua, su franela cayó accidentalmente a la tina.
- ¡Oh! Que tonta he sido, ahora que tendré que enjuagar con mis propias manos.
Altadil sintió entonces las suave mano de su amada recorrer su miembro con gentileza, volvía a recorrer aquella distancia, mientras con la otra vaciaba el agua en aquella febril parte..
*Por haberte encontrado
Por haberte conocido amor
Por ser tan feliz contigo
Por estar enamorados
- Debo enjuagar todo – dijo ella mientras sus dedos bajaban hasta aquellas suaves esferas que guardaban la sagrada semilla que ella esperaba portar algún día.
- .. Ross.. wen.. – suspiraba Altadil ante aquellas caricias, las manos ansiosas del elfo apretaban las suaves carnes de ella acercándole mas a el.
*Por que ahora estas conmigo
Por que ahora estoy contigo
Yo le doy gracias, le doy gracias
Gracias a Dios
Así siguió unos minutos mas mientras dulces gemidos de placer salían de boca del joven heredero.
- Ahora enjuagaré su cabeza y me dirá el señor si mi trabajo merece alguna recompensa. – dijo la joven saliendo de la tina
Enjuagó pues la cabeza del príncipe quien por fin pudo ver de frente a su amada la cual le esperaba ansiosa de recompensa. Altadil, profundamente excitado se puso en pie, frente a ella y dio dos pasos fuera de la tina acercándose a ella.
- ¡Oh! No, señor mío aun no he secado su cuerpo, no merece que salga así.
- No Rosswen ya no resisto mas.
- Tendrá que resistir, señor y amo mío – indicó ella tomando unas toallas de la mesa mostrando una picara sonrisa en su boca.
*Le doy gracias a la vida
Le doy gracias al amor
Le doy gracias a la vida
Le doy gracias al amorSecó su cabello con rapidez, su rostro, cuellos, hombros, pecho, cintura... piernas..
- ¿No piensas secarme por completo? – preguntó Altadil intrigado al ver que nuevamente ella omitía esa parte.
- Si señor, mas esta parte deseo secarla con mis labios.
- ¡Aah! – suspiro el príncipe.
*Tu eres el amor que yo esperaba
Lo que tanto habia soñadoHasta que llegaste tu
Rosswen empezó a dar besos desde la punta a la base, ligeramente rozando sus labios tan febril carne, no descuido ningún centímetro, ni siquiera paso de largo aquellas esferas contenedoras de esperanza, tan suaves al tacto, tan ricas al gusto, pensaba ella.
- ¿Le gusta a mi amado el trato que le ofrezco?
- ¡Ven aquí amada mía!- exclamó Altadil llenó de éxtasis tomándole del brazo y ayudándola a ponerse en pie.
*Le di gracias a la vida
Le di gracias al amor
Por estar contigo, contigo..
Ambos se besaron apasionadamente y las manos del joven por fin podían tocar a su antojo aquellos formidables senos, su boca ya podía sentir la dulzura de sus labios, la tersura de su cuello, ella se dejaba querer decidida a disfrutar su gratificación. Altadil era feliz y ese fue el día en que se su estrella brillo mucho mas en el firmamento. Inesperadamente el detuvo sus caricias.
- ¿Qué sucede amor?
- Aquí no. – respondió el príncipe tomándole en brazos y llevándole al lecho que tantas veces habían disfrutado.
*Tu eres el amor que yo esperaba
Lo que tanto habia soñado
Hasta que llegaste tu
Allí, húmedos aún, el repasaba el esbelto cuerpo a su capricho, succionaba el dulce sabor de sus pechos desnudos, recorría las largas piernas de la joven deteniéndose en aquel intimo lugar para otorgarle un poco de atención. Entonces, absortos dos en aquellos movimientos, ingresó Altadil a aquel lugar tan exquisito para el, que le llenaba de profundo placer, y en cada movimiento en cada posición, exhalaban los labios de la joven pequeños gritos de profunda satisfacción.
*Le di gracias a la vida
Le di gracias al amor
Por estar contigo, contigo
Así quedaron los dos desnudos, uno junto al otro, con los cabellos enredados, con manos entrelazadas, mientras una de Altadil le tomaba por la cintura y otra de ella la ubicaba en su cuello. Fue el momento mas sublime, mas hermoso que quedaría grabado en el pensamiento de ella hasta el final de sus días. Al día siguiente Altadil partiría con su hermano y compañeros, la despedida por la mañana fue triste, y no sabía por que el príncipe había sentido la necesidad de verla una última vez y regresó por un beso mas dulce, mas amoroso como que en el, se daban totalmente uno al otro.
*Gracias a la vida
gracias al amor..
Yo le doy gracias, muchas gracias
gracias a Dios...
Le doy gracias, muchas gracias
gracias a Dios..
