Capítulo 4: Just 4 U
Hermione se restregó la frente, en signo de confusión. ¡No estaba entendiendo nada! La confusión era tal, que hasta Lavender pudo entenderlo desde las expresiones que hacía cada dos segundos.
- Hermione, ¿qué pasa? ¿No pensabas que fuera por esa razón? – le preguntó inquisidora. La susodicha se quitó la mano de la frente, y se paró algo nerviosa.
- No lo sé, iré a tomar un poco de aire – dijo Hermione saliendo definitivamente de la habitación y dejando a una Lavender cohibida.
Bajó las escaleras a toda potencia y sin más tiempo que perder se dirigió a la biblioteca, donde encontraba el lugar perfecto para relajarse en momentos tensos. Mientras corría pensaba en la posible persona que podía estar enamorada... y, por razón alguna, pensaba en Harry.
¿Por qué tenía que pensar que era él? ¿Cómo su amigo se podía fijar en ella? ¿En la chica que siempre estudiaba y que no pensaba más que en "cuentos de hadas"? No, Harry Potter no podía ser. Qué problema, Hermione ya empezaba a descartar muchachos.
En un momento se encontró en la biblioteca de Madame Pince. Sin pensarlo, fue hacia un estante cualquiera y agarró un libro que resultó ser la Odisea de Homero. Se sentó en su mesa favorita, y abrió en cualquier página, pues no le importaba lo que leería, con tal de distraerse.
Después de leer una página, al voltearla notó un pedazo de papel, donde una fina letra escribía:
Tus ojos son la miel que endulzan mi vida,Tu melena es el brillo que ilumina mi existencia,
Y tu andar es el futuro que junto a ti construiría.
Hermione suspiró y una ligera sonrisa apareció en sus labios. De seguro esa nota tenía centenares de años (pensando en lo viejos que debían de ser los libros de la biblioteca), y seguro que había sido destinada a una chica que había tenido un admirador secreto, pero que la chica no había llegado a leer la nota. Ya que no pertenecía a nadie, se lo puso en el bolsillo; en cuanto tuviera toda la historia se inspiraría en esa romántica nota para continuar los capítulos.
Continuó a leer lentamente, porque obviamente los textos de Homero eran difícil de comprender al instante. Después de dos páginas, increíblemente encontró otra nota: el papel (o el pergamino) era de un color verde turquesa. La nota decía:
Granger.
Tu segundo capítulo estuvo muy corto pero algo emocionante. Lo podrás encontrar en cuanto termines de leer este libro.
Y.O.
Hermione suspiró. Ya era la segunda nota que ese muchacho misterioso le daba, y todo eso le daba mucha curiosidad. ¿Quién sería? ¿Por qué estaba haciendo todo eso? ¿No podía pedirle la historia así en la cara, civilizadamente?
De repente leyó de nuevo la nota. Supuestamente las hojas del segundo capítulo estaban... ¿después de que ella terminara de leer el libro?
- ¿Ah? – se interrogó a sí mísma. Se puso a pensar... y otra chispa se le prendió en el cerebro. Se paró de la silla, y fue directamente al lugar en donde había agarrado el libro; de hecho, ahí se encontraban unas seis hojas dobladas. Hermione, al abrirlas, las reconoció enseguida, y una sonrisa apareció en su cara.
- Bueno – dijo Hermione regresando a su mesa – almenos ya tengo el segundo capi – se sentó y volvió a abrir el libro, pero los acontecimientos apenas sucedidos le hicieron quitar todas las ganas de seguir leyendo. Así que lo cerró y lo puso aparte en la mesa. Se quedó en blanco por pocos minutos, sin saber qué hacer, cuando una lamparita se le prendió en la cabeza, parándose de golpe y sobresaltando Madame Pince.
- ¡Madame! – exclamó Hermione, dirigiéndose hacia la señora. Ésta la miró con asombro, Hermione nunca había hecho ruido en la biblioteca. Le indicó de bajar la voz.
- ¿Qué sucede, Granger?
- Emh... bueno... – Hermione no sabía como pedirle lo que quería; la idea le había venido de golpe – Bueno le quería preguntar si... si en la biblioteca se guarda el registro de los alumnos de toda Hogwarts – Madame Pince ensanchó los ojos; ningún alumno le había hecho tal pregunta antes. Como se veía que esa muchacha era especial.
- Sí, por supuesto – repondió después de unos segundos. – ¿Deseas verlo?
- Sí gracias – respondió Hermione entusiasmada. La señora Pince buscó algo en un gran cajón, y sacó un libro de grandes dimensiones, con arriba escrito "TABULAE DISCIPULUS". Hermione quedó pasmada ante la visión de tal libro.
- Es un poco pesado, pues tiene los alumnos de los últimos cincuenta años – dijo Madame Pince.
- Ay señora, ¿pero no hay uno que hable de los últimos... diez años?
- Umh – Madame Pince se esforzó en meter de nuevo el enorme libro en el cajón, y en compensación buscó en otro cajón donde encontró un libro de dimensiones normales, con el mismo título pero con fecha diferente. Hermione sonrió.
- Gracias – lo tomó y se sentó de nuevo en su mesa. Lo que tenía pensado hacer con ese libro era buscar alguien que correspondiese a ciertas iniciales: Y.O.
- A ver, a ver, a ver... amh... – notando la fecha en la que el libro había sido escrito, ella tenía que aparecer en el sexto año, así que mejor empezaba por los de tercero. De ese modo podía saber si el chico que la había besado era menor que ella por... tres años.
- Vale, si es menor que yo por tres años, entonces tiene catorce. ¡Wao, soy una asalta-cuna! – Hermione trató de no reír fuerte. Jamás pensó de ser tan irónica.
Por otros trece minutos se dio cuenta de que nadie correspondía a esas iniciales de los años cuarto y quinto, por lo cual Hermione se sentía muy aliviada. Ahora seguiría sexto, donde encontraría su propio nombre. De hecho lo encontró entre Lavender y Parvati. Luego recorrió dos veces los alumnos de ese año, casa por casa, y no encontró rastro alguno de Y.O., preocupándose. En el séptimo año no podía estar, si no en ese momento el muchacho no habría de estudiar más en Hogwarts. Entonces, Hermione pensó que esas no eran sus verdaderas iniciales. ¿Y si no, cuáles?
- ¡¿Pero quién eres, maldita sea?! – murmuró Hermione cansada.
- Chester Bennington – dijo alguien a su izquierda. Ron la veía divertido.
- Ah, hola Ron – dijo Hermione mientras Ron tomaba asiento. Lo notó bien y vio que andaba un poquitín sucio en la cara – ¿Entrenamiento de Quidditch?
- Exacto – dijo Ron limpiándose el sudor con la manga – Fue muy duro, imagínate tú que Harry salió destrozado – Hermione agarró las hojas de su segundo capítulo y las puso en su mochila. Luego agarró las dos notas de Y.O. ... y su mirada cambió un poco al verlas fijamente.
- Hermione, ¿qué te pasa? Te veo decaída – le preguntó Ron con una mirada interrogativa.
- No, nada, yo también estoy cansada – mintió Hermione. De repente vio a Ron fijamente. Posible que... ¿él estuviera enamorado de ella?
- Sí, ajá Hermione, ahora le gustas a todo el mundo, como no, sobretodo a Ron que está enamorado perdidamente de Giselle – Giselle era una chica de Ravenclaw con la cuál tocaban muchas clases con los Gryffindors. Era simpática y a Hermione le caía muy bien.
- Por cierto, ¿qué te estabas preguntando antes? – dijo Ron. Hermione hizo como si no había entendido la pregunta, y respondió otra cosa.
- Sí, a Giselle la vi antes entre los estantes. Tal vez siga aquí por allá atrás – Ron ensanchó los ojos, ya ni él se recordaba qué había preguntado, y se levantó dirigido hacia donde había señalado Hermione. Ésta se paró de su asiento, y dando el libro de la Odisea a Madame Pince, salió por la puerta de la biblioteca.
- Lo siento Ron – dio una última mirada al lugar, sintiéndose en culpa por haberle mentido, pero para su asombro notó que Ron había encontrado a Giselle y se había enganchado en una animada conversación.
- Vaya, me volveré adivinadora algún día – dijo Hermione pensando ya a otro de sus planes para el futuro. Caminó por varios pasillos, hasta encontrar unas escaleras. Iba a bajarlas, cuando sintió que unos pasos se dirigían hacia la escalera también, pero desde el otro lado. Draco Malfoy.
- Sangre sucia Granger – dijo con su típica frialdad – ¿Cómo van los cuentitos? – preguntó con una mirada superior. Hermione bufó.
- Mortífago Malfoy, ¿me dejarías en paz? Tengo muchos rollos en la cabeza como para andar escuchando tus estupideces – dijo eso sin dignar de una mirada al joven Slytherin, y cuando estaba por bajar las escaleras, sintió que Draco le agarraba fuertemente del hombro. – ¡Hey! ¿Qué te pica? – Draco acercó el rostro al de Hermione y la miró muy fijamente con... rabia y odio.
- Ni se te ocurra, Granger, volver a llamarme mortífago – le apretó luego el cuello hacia una columna que había al lado de la escalera. Hermione podía notar el odio en sus fríos ojos grises – ¿Te quedó claro? Porque la próxima vez.. – Hermione sentía que el aire se le acababa, se estaba asfixiando, cuando Draco le soltó el cuello – Lamentarás haber nacido con esa asquerosa sangre, querida muggle – Hermione se puso dos manos en el cuello, y se dejó caer de rodillas. Respiraba con dificultad, y miraba al suelo. Draco en vez la miró con desprecio y una sonrisa divertida en su rostro, para luego irse escaleras abajo. Hermione sentía no sólo arder su garganta, sino también su espíritu. Ardía de odio.
Se levantó del suelo agarrando la mochila, y decidida a no bajar por las escaleras: capaz y Malfoy seguía rondando por ahí, ahorcando quien se le atravesara por el camino. Para "organizarse" un poco, se puso a pensar en todo los problemas que estaba teniendo: su historia robada, Parvati celosa de ella, alguien enamorado de ella, los estudios para su graduación, y Malfoy que la ahorcaba y amenazaba. Sinceramente, ese año iba a ser bien duro.
Cruzó a la izquierda de una esquina por donde había venido Draco, y al levantar la vista pudo notar a Harry dirigiéndose a donde estaba ella. Genial, ahora se daba cuenta de otro problema: no sabía si se estaba enamorando de él.
- Hola Harry – saludó tranquilamente viendo a Harry que se detenía ante ella – ¿qué hay?
- A ti te buscaba – dijo Harry secándose el sudor de la frente. Hermione lo miró extraña.
- ¿Por qué, qué pasa?
- ¿Tienes ya el segundo capítulo de tu historia?
- Sí, aquí está – dijo Hermione abriendo su maletín y sacando unas hojas. Harry las agarró y pasó rápido las páginas.
- ¿Qué buscas? – preguntó Hermione ojeando las hojas también. Harry luego la miró a los ojos.
- Creo que ya podemos saber quién es el que está detrás de todo esto – dijo seriamente Harry. Hermione ensanchó los ojos.
- ¿Y cómo? ¿Con un hechizo?
- Exacto. Si el tipo no fue tan inteligente como para agarrar las hojas con las manos desnudas, entonces podemos identificar las huellas digitales con el hechizo y luego buscar en el registro de alumnos la persona a quien les pertenezca – dijo de un tiro Harry. A Hermione le brillaron los ojos.
- Yo busqué hace poco en el registro las iniciales de su nombre, pero no lo encontré en ninguno de los años – explicó – pero si tenemos suerte con esto creo que podremos descubrirlo – Hermione de repente sintió que algo se le deslizaba de las manos que sostenían las hojas del capítulo. Miró hacia abajo y notó que se le había caído aquel pedazo de tela o papel color aguamarina, que había encontrado aquella vez en el depósito.
N/A: Muchííííííííísimas gracias por los reviews, realmente me dan ganas de seguir la historia y escribir lo más pronto posible ^^. Por favor antes de irse no se olviden sus comentarios sobre este capítulo, quiero saber qué tal les pareció.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡REVIEWS!!!!!!!!!!!!!!!!
*SoN GraTiS y haCeN SeNTiR biEN a La EsCriToRa*
9-01-2003
