Capítulo 5: Mis huellas, tus huellas

Hermione se agachó y recogió el material aguamarina. Harry la observó y se extrañó al ver que lo que había recogido era un simple pedazo de tela o papel.

- ¿Pero qué es eso? – preguntó.

- No lo sé, lo encontré cuando el chico se fue, en el piso – dijo Hermione – pero no sé muy bien qué es – Harry lo tomó entre sus manos. Hermione sintió latir su corazón al rozárselas.

- Hermione, esto es papel de seda – dijo Harry moviéndolo entre sus dedos. – ¿Dijiste que lo encontraste cuando el muchacho se fue?

- Sí – dijo Hermione algo confusa – ¿Por?

- Bueno, aquí también podemos buscar las huellas – dijo Harry con una sonrisa que hizo soñar a Hermione.

- Por mí, estaría bien empezar ahora – dijo Hermione, quería descubrir quién era, y recuperar su historia cuanto antes.

- Bueno, ahorita ando un poco cansado – dijo Harry rascándose la cabeza. – Tal vez mañana después de las clases.

- Bien, ¿y en dónde nos encontramos? Mañana tengo a última hora Aritmancia – dijo Hermione, guardando el pedazo de tela y la historia en su bolso.

- ¿Qué tal en el viejo baño de Myrtle? – preguntó Harry.

- Genial – dijo Hermione, sonriendo, y saludó a Harry con la mano para dirigirse a su habitación.

***

Por la noche, Hermione había tenido que soportar el frío ambiente que había en su habitación, entre ella y Parvati. Lo último que habría querido era pelearse con su compañera de cuarto, por envidia de un chico que ella desconocía y crítica hacia el hobby que a ella más le gustaba. Además, se sentía un tanto confusa porque no tenía idea si se estaba enamorando de Harry. Pero, ¿cómo era posible que después de siete largos años, ahora se estuviese enamorando de él? Era algo absurdo, simplemente ilógico. Pero también se debía a aquel juego de la botella que había hecho semanas atrás. Y en él, había tenido que besar a Harry.

El beso no había sido la gran cosa; claro, en un principio. Pero la situación se había vuelto más complicada cuando había tenido que besar a Harry por segunda vez. Ella se había sentido nerviosa, mientras que él en vez había parecido tomarle gusto a la cosa. De todos modos el segundo beso había sido más largo; y para más, había sido con lengua.

Sinceramente Hermione no había besado nunca antes a nadie de ese modo. Bueno, sí, de pequeña, jugando con sus compañeros. Pero más nada. Las únicas veces que había sentido un escalofrío recorrerle el cuerpo habían sido con Harry, en ese juego. Pero ahora que lo pensaba, el beso del muchacho que le había robado la historia esa tarde no le había parecido nada mal.

Había sido algo extraño, algo muy imprevisto. Sus labios no habían más que hecho roce por varios segundos, pero por alguna razón Hermione les había tomado gusto. Habían sentido el sabor, eran un tanto deliciosos. Claro, no más de los que había probado de Harry. Pero también había sentido un dejo frío en ellos. Claro, ¿cómo no se podían estar fríos con lo helado que el castillo había estado en esas últimas semanas, más en un depósito? Era algo más que lógico entender que no eran fríos físicamente. Hermione después de tanto carcomerse el alma por buscar una explicación a ese beso, terminó durmiéndose.

Al día siguiente Hermione deseó que la jornada pasara lo más rápido posible. Quería descubrir de una buena vez quién había osado besarle sin permiso y robarle la historia así como así, además, quería estar un poco a solas con Harry. Definitivamente, parecía estar enamorándose.

En ese momento los Gryffindors habían tocado con los Slytherins en la clase de Transfiguraciones. Parkinson no hacía más que fastidiar hablando estupideces con sus amigas sobre Hermione, realmente la cosa sobre las historias había sido un gran pretexto para fastidiarla, y cómo no, no se podía perder aquella oportunidad.

- ¿Qué creen muchachas? Me han dicho por ahí que la historia de la Granger se trata de animales que se vuelven en humanos y que tratan a toda costa de volver como eran antes – Hermione no pudo evitar una risa irónica, ¿quién escribiría tal estúpidez? Ella, de seguro, no.

- Te gustaría, Parkinson, que eso ocurriera contigo – murmuró Hermione mientras con mucho éxito transformaba una cinta roja en un mil piez (para su desagrado) – no más mirarte, se sabe que eres una rata andante en cuerpo de chica SD (súper deformada) – muchos Gryffindors ahí cerca se rieron. Parvati también rió. Después de todo, Hermione prefería mil veces a Parvati que a Parkinson.

- No insultes a las ratas, Hermione – dijo Harry. Los dos trataron de no explotar en carcajadas y de no causar el enojo de McGonagall.

Después de otras horas de clases, finalmente llegó el almuerzo. Ron como siempre tenía hambre y no veía la hora de posar sus peligrosas manos sobre unas carnosas patas de pollo. Cuando finalmente estuvieron en la mesa, Hermione estuvo apunto de sentarse, que encontró en el asiento unos papeles. Hermione los agarró y en un momento los guardó en su bolso, temerosa.

- ¡Justo ahora me los debía dar, cuando alguien podía ver las hojas y tener otro motivo de burla! – pensó Hermione, mientras con afán guardaba la historia. De repente vio una nota que sobresalía de ellas. Pensando que era del tal Y.O., la metió en la mochila también.

- ¿Qu' pa'a, He'm'one? – preguntó Ron, mientras comía un pedazo de la pata de pollo. Hermione agitó la mano izquierda en signo de que no era nada importante. Harry, desde el otro extremo de Ron, la miró alzando las cejas, interrogativamente. Hermione asintió, moviendo los labios en signo de "yo".

Ya que habían llegado tarde al comedor, habían tenido que atragantarse para poder llegar a tiempo a la clase de Encantamientos que les tocaba con Ravenclaw. En ella Hermione pudo ver que de su capítulo tres estaban las diez hojas enteras, y con ellas la notita del "ladrón". La tomó y la empezó a leer.

 Granger.

Uff menos mal que pasó eso con Helene. Desde un inicio me cayó mal, así que no esperaba más que desapareciera del mapa. Ya seguiré leyendo, se pone interesante.

                                                                                              Y.O.

PD: no intentes saber quien soy, perderás tu "preciado" tiempo.

Hermione quedó algo seca. Helene era uno de los personajes favoritos de su historia, y el que la hubiese hecho desaparecer por un tiempo no significaba que no volviera a entrar en escena. También algo más la hizo sentir un tanto mal: la postdata. ¿Acaso por ser una "sabelotodo" significaba que siempre estaría sumergida en el estudio? Es que sinceramente, ese lector debía de ser muy odioso.

Guardó la nota en su maletín. Escribiendo en un pergamino, le contó todo a Harry, y se lo pasó, tratando de que Ron no se diese cuenta de que se pasaban notas en clase.

- Ya me regresó el capítulo tres de la historia, y me volvió a dejar una nota. Dice también que no perdamos el tiempo en tratar de saber quién es U.U – leyó Harry. Luego escribió algo rápido y se lo pasó, a tiempo para que Ron no lo notase.

- No te preocupes, estoy seguro de que algo encontraremos ^-^ – leyó Hermione. Otra vez escribió algo y se lo pasó con discreción.

- Gracias Harry, eres todo un amor ^^U.

- Ya lo sabía ;).

Las dos horas de Encantamientos pasaron volando, cuando finalmente era la hora de dividir al trío y de que Hermione se fuera a su clase de Aritmancia, mientras que Harry y Ron a Adivinación. Se saludaron con la mano, recordándose con la mirada dónde tenían que encontrarse después de esa última clase.

En clase de Aritmancia Hermione no estuvo muy atenta. No hacía más que pensar en la postdata del muchacho Y.O. ¿Posible que ya se había enterado de que querían descubrirlo através de las huellas digitales? ¿Y si era así, cómo lo había logrado?

- Señorita Granger – dijo el profesor O'Hagerty, quitándose los lentes y mirando a Hermione con una mirada cansada pero muy penetrante. – ¿Le traigo café para que pueda estar atenta en mi clase? – Hermione empezó a sonrojarse, y bajó la cabeza, mientras que todos los demás de Hufflepuff se reían, bueno, al menos casi todos.

- No profesor – dijo muy bajito Hermione. El profesor siguió explicando la lección, con Hermione que trataba de prestar lo más posible de atención.

Pasaron unos tres cuartos de hora, que ya se estaba por acabar la lección.

- Bueno, para la próxima vez háganme los ejercicios de la página 365... – decía el profesor O'Hagerty, mientras que Hermione veía el reloj, que dentro de unos treinta segundos haría sonar el timbre. Apenas sonó, Hermione parecía ir a cámara rápida de como guardaba las cosas, estaba impaciente, tanto que se chocó con una Hufflepuff al salir.

- ¡Discúlpame Abbott! – exclamó ya alejándose.

Con mucho atore subió escaleras y demás, para ir al baño de Myrtle la Llorona. No quería llegar tarde al encuentro porque no quería hacer esperar a Harry. Pero parecía que el destino no hacía más que jugarle trucos pesados, porque al subir una escalera no hizo más que volver a chocarse, con la persona menos deseada, Malfoy.

- ¡Sangre sucia! ¡Pero qué te pasa! ¡Mira donde pones tus sucios pies de muggles! – exclamó Draco, atrayendo la atención de muchos por ahí, cosa que fue un grave error.

- ¡¡Ya deja de insultar, imbécil!! – gritó Hermione dándole una cachetada que lo hizo tambalear un tanto. Después de unos segundos, el chico rubio que tenía la mano en la mejilla bofeteada, la miró con sorpresa y también con aborrecimiento. Muchos por ahí cerca "aplaudieron", nunca habían visto a alguien que pusiera a Malfoy en su lugar, sobretodo Hermione. La Gryffindor lo miró con triunfo, y se dirigió un poco más alegre al baño de Myrtle.

- Se lo merecía – dijo mientras entraba, y escuchaba los estruendos sollozos de Myrtle. Vio por todos lados y notó que Harry aún no había llegado.

- ¿Quién... anda ahí? – dijo la voz rota de Myrtle, saliendo de un retrete. Hermione se asomó al baño.

- Soy yo, Myrtle.

- ¿Qué haces aquí?

- He venido para... emh... reunirme con alguien.

- ¿Aquí? – preguntó Myrtle, rodeando los lavamanos.

- Sí, aquí – de repente oyó pasos acercarse, que abrieron la puerta del baño.

- ¡Ah, Hermione! – dijo Harry, un tanto cansado – Disculpa si llegué tarde, es que la Trelawney me entretuvo en su clase.

- No te preocupes, Harry – dijo Hermione esbozando una sonrisa.

- Hola, Harry – dijo Myrtle, con una sonrisa rara en ella y una voz tratando de ser agradable.

- Emh... hola Myrtle – dijo Harry, indicando a Hermione de sacar los papeles y las notas.

- ¿Cómo has estado? Me alegra de verte, Harry, hace años que no me visitas – dijo Myrtle flotando encima de ellos. Harry sintió un escalofrío en su espalda, no podía creer de gustarle a un fantasma.

- Emh... ya sabes... he tenido que estudiar mucho y... combatir el mal – dijo Harry, tratando de que Myrtle dejara de flotarle al lado.

- Eh, Myrtle, ¿podrías dejarnos solos? Es que verás, tenemos que hacer un experimento, y nos gustaría estar un poco a solas para concentrarnos – dijo Hermione, de un tiro. Myrtle la miró con desprecio.

- Uysh, como quieras – dijo Myrtle, regresando a su retrete.

- Uf, gracias Hermione – dijo Harry, acercándose y sacando su varita. – No la aguanto más.

- Tranquilo – dijo Hermione. – Entonces, ¿cómo vamos a hacer?

- Bien – dijo Harry frotándose las manos. – ¿Dónde están todas las cosas que él ha tocado? – Hermione las tenía en sus manos, las hojas de los capítulos uno, dos y tres, más el papel de seda y las notas que el muchacho había dejado. – Muy bien. A ver, pásame esas hojas – Hermione le pasó las hojas de los capítulos, y Harry sacó su varita.

- ¡Wingardium Leviosa! – dijo, haciendo que todas las hojas de su mano flotaran en el aire.

- ¿Y ahora qué harás? – preguntó Hermione, muy curiosa. Harry alzó la varita e indicó las hojas, que estaban en fila.

- ¡Aparecium Imago! – dijo Harry, indicando la primera hoja. Esta tomó primero un color azul, como envolvida en una capa, y luego volvió al color normal. Después se volvió hacia Hermione con la cabeza. – Ahora con el hechizo de atracción atraela a ti y ponla en un lugar seco, pero no la toques con las manos – Hermione obedeció y cada hoja que Harry hechizaba la ponía en un lavamanos donde ya no salía ni una gota de agua. A las diez hojas, Harry ya se estaba cansando.

- Hermione, ¿por qué tus capítulos son unos testamentos? No sé como el tipo ese o la tipa haya logrado leerse tres capítulos en dos días – dijo Harry. Hermione se medio sonrojó.

- ¡Accio hoja! – dijo Hermione – Sinceramente eso también me dejó impresionada, aunque si te pones a ver, los primeros dos capítulos no son tan largos.

- ¿Siete-ocho hojas son pocas para tí? – preguntó Harry arqueando una ceja, mientras hechizaba otra hoja. – ¡Aparecium Imago!

- Bueno, para mí y para él como que no – dijo Hermione con una sonrisa divertida. – ¡Accio hoja!

- Oye, ¿y cómo es que estás tan segura de que es hombre? ¡Aparecium Imago!

- Bueno, lo oí hablar, ¿no? Su voz era de hombre, te lo aseguro – dijo Hermione, omitiendo por supuesto la escena del beso. – ¡Accio hoja!

- ¿Sabes que hoy en día con un simple hechizo uno se puede modificar la voz? ¡Aparecium Imago! – dijo Harry y viendo que, para su desgracia, aún le faltaba otra decena de hojas.

- Sí – dijo Hermione pensativa. – ¡Accio hoja!

- ¿Cómo era la voz del tipo? ¡Aparecium Imago!

- ¡Accio hoja! No lo sé... era algo profunda pero no tanto. También muy misteriosa. Y creo que algo fría... pero no mucho. El problema es que lo oí hablar muy poco.

- Umh... – murmuró Harry pensativo. – ¡Aparecium Imago!

Por el resto de las hojas (si así se podría decir), los dos se mantuvieron callados. Hermione pensaba que tal vez esa voz no era la verdadera del chico, pero... si no era así, ¿cómo podía ser?

- ¡Aparecium Imago! ¡Sí! ¡Última! – dijo Harry con alivio.

- ¡Accio hoja! Muchas gracias Harry. ¿Pero ahora qué se debe hacer? – dijo Hermione, Harry que se acercaba al lavamanos donde estaban las hojas.

- Bueno, como verás ahora que le hicimos el hechizo ya se le pueden identificar las huellas – dijo Harry, indicando la primera hoja del montón. – ¿Las ves?

- Umh... no – dijo Hermione acercándose a la hoja. Harry indicó unas manchas amarillas que habían en ellas, y Hermione entendió – ¿Pero cómo podemos saber si no son mías o de él?

- Muy buena pregunta – dijo Harry, tomando su mochila y arrancando un pedazo de pergamino y agarrando su tintero.

- Bueno, no sé si funcionará – dijo dándole el tintero a Hermione – mójate los cinco dedos de cada mano y luego marca el pergamino. Luego veremos si corresponden o no a las de las hojas – Hermione obedeció, aunque no muy convencida. Después de poner sus huellas en el pergamino, se lavó las manos mientras que Harry empezaba a examinar.

- Harry, esto nos llevará siglos. Creo que un hechizo nos haría la vida más fácil – dijo, luego sonriendo a la cara de por qué-no-lo-pensé-antes de Harry.

- Cierto. Ya se me olvidaba que eramos magos. ¿Pero te sabes algún hechizo? – Hermione se puso a pensar, a pensar y a pensar, empezando a dar vueltas por todos lados, hasta que, como si una lamparita se le hubiese encendido en la cabeza, le vino en mente el hechizo.

- ¡Ah, ya sé! Tal vez el hechizo de identificación funcione. Sólo espero aplicarlo bien...

- Bueno, al menos inténtalo – dijo Harry. Hermione asintió.

- ¡Wingardium Leviosa! – indicó Hermione a las hojas, que se pusieron todas en fila, en el aire. Luego hizo lo mismo con el pergamino donde sus huellas estaban – ¡Agnovi Imago! – las hojas se envolvieron en una capa verde fosforescente por unos varios segundos, hasta que finalmente desapareció. El pergamino estaba igual que antes, pero las demás hojas tenían un color diferente.

- Bueno, no se puede más que revisar – dijo Harry – ¡Accio hojas!

Vieron las hojas de los capítulos. Todas las huellas que habían en ellas eran amarillas, lo que significaban que pertenecían a Hermione. Los dos Gryffindor examinaron cada hoja dos veces por delante y por detrás, sin encontrar una sola huella de color diferente. Hermione suspiró.

- Ah, es inútil. Él mismo lo dijo. Perdimos tiempo al hacer esto, de seguro se puso guantes antes de tocar las hojas. Estoy segura de que no serviría de nada revisar las notas y aquel pedazo de papel de seda.

- Bueno, al menos lo intentamos – dijo Harry. – Pero no te desanimes. Mira que pierdes tu encanto al ponerte así – dijo con una sonrisa, mientras que Hermione guardaba las hojas en su bolso, que ya empezaban a perder el efecto del hechizo.

- Gracioso – dijo Hermione sonriendo. Después de guardar las cosas, se dispuso a disculparse con Harry, por haberle hecho perder tiempo.

- Discúlpame, Harry, te hice perder tiempo al hacer esto para saber quién es ese bendito chico. De todos modos gracias.

- No te preocupes, Hermione. Sabes que es un placer ayudarte, tú siempre lo has hecho. Y yo por ti haría cualquier cosa – dijo Harry con una sonrisa de oreja a oreja, y dando dos palmaditas en la cabeza de Hermione. Ésta sonrió, algo sonrojada.

- Tal vez después de todo sí tenga alguna oportunidad con él – pensó, mientras salían del baño de Myrtle la Llorona.


N/A: Yaiiiih!!! Este capítulo me quedó precioso, o almenos así pienso. Bueno, no sé qué más decir, sólo que me parece que la intriga aumenta! Y también quiero agradecer a todoas loas que me dejaron Reviews: Glamb Potter, kary, Abril, miaka82, vegalone86, Agatha-NecroPrincess, Diel, lora chang, lissy, Hermione_de_Potter, Hikaru Ceres, Sora-15, Akira Akizuki, fram!, Luadica, Arwen-Magic16, Misao Kirimachi Surasai y a Minue, sobretodo a ella, más fanática imposible de este fic, y que cada vez que entro al MSN viene y me dice "El capítulo!! Ponlo yaaaaaa!!" XD.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡REVIEWS!!!!!!!!!

*soN graTis Y haCen seNtir biEn A La escRitora*

16-01-2003