Capítulo 15: Te amo, Hermione

Hermione miró atónita a aquel chico que se erguía a pocos metros ahora delante de ella. Estaba ahí, aquel chico que había conocido seis años atrás; aquel chico que en un año le había hecho perder la cabeza; aquel chico que la había enamorado perdidamente con su amabilidad y bondad, más aquella mirada encantadora y esa sonrisa deslumbrante; aquel chico al que había ayudado a derrotar innumerables veces el Señor Tenebroso; aquel chico que había riesgado su vida seis veces seguidas por los demás; aquel chico que tenía la cicatriz a forma de rayo en la frente... Aquel chico que era conocido por todo el mundo mágico, y llevaba el nombre de Harry Potter.

Hermione se reprochó a sí mísma el no haber pensado en él, cuando había estado apunto de internarse en su propia historia para siempre. ¿Cómo había sido posible que había olvidado su mirada esmeralda que lo decía todo, la inocente torpeza en ciertos movimientos, sus sonrisas que tranquilizaban a cualquiera, sus abrazos, sus caricias, sus besos, su sabor? ¿Cómo era que se había olvidado de todo aquello? ¿De los latidos en el corazón que sentía cada vez que él se acercaba, del aroma delicioso que él expulsaba cada mañana, del silencio que guardaba en cualquier discución, y de la calma que inculcaba con tan sólo dos palabras? ¿Cómo era que se había olvidado de todo aquello?

El silencio reinó en aquella oscuridad iluminada por la luz que emanaban todos los presentes. Un silencio tan incómodo y a la vez tranquilo, que podía hasta a llegar a poner los nervios de punta. Y un silencio que hizo que un gran sentimiento de culpa invadiera el pecho de Hermione, como una espina llena de veneno.

La muchacha echaba una corta mirada a los ojos de Harry, que la miraban intensamente. Ella podía notar tres sentimientos en aquella expresión de los ojos: los sentimientos de tristeza, dolor y desilusión... o mejor dicho, el único sentimiento de decepción.

- Harry... – murmuró Hermione ahora decidida a verlo a los ojos. Se sentía tremendamente mal. No había pensado en nadie más que en ella. Había pensado nada más en sí mísma, como la propia egoísta. Y sólo ahora se daba cuenta. El chico la miró aún más con decepción.

- ¿Te irás, entonces? ¿Nos dejarás? ¿Dejarás a todos tus amigos? ¿Me dejarás... a mí? – murmuró Harry con ese tono de voz que siempre lo caracterizaba, y que Hermione tanto amaba y a la vez odiaba. La chica apartó la mirada a un lado.

- No... no lo sé – murmuró poco audiblemente. Se oyó entonces un bufido proveniente del portal, que cada vez se cerraba más y más.

- ¡Decídete Hermione! ¡No nos queda mucho tiempo! – gritó David con un pie adentro del portal y otro afuera. Todos los presentes lo miraron. Harry frunció el ceño – ¿No me digas que les vas a hacer caso a esos, o sí? ¿Que no entiendes? ¡Ellos quieren que tú vuelvas a la realidad, porque claro, no saben cuáles son tus problemas y no les importa! ¡A ellos no les importa nada de ti, Hermione! – la escritora miraba fijamente el suelo sin pronunciar palabra alguna.

- ¡Los amigos y los amores van y vienen, Hermione! – gritó de repente Kelly, fúrica – ¡No son para siempre! ¿Quiéres quedarte en un mundo donde la gente que te rodea se alejará de ti lentamente? ¿Quiéres sentirte abandonada? ¡¿Lo deseas?! – Kelly avanzó de unos cuantos pasos hacia Hermione, mientras el portal se restringía cada vez más. – En el mismo mundo que tú has creado, nadie te abandonará nunca, Hermione. Nadie será capaz de dejarte sola como varias veces te han dejado. Nadie te dará la espalda nunca. Sería lo mismo que suicidarse, porque tú eres quien nos ha creado, Hermione.

Hermione permanecía callada. No sabía qué hacer. Las palabras apenas dichas por Kelly le retumbaban en la mente, una y otra vez. Cuánta razón tenían. Siempre sucedía así. Se decían "Amigos por siempre" "Jamás nos separaremos", cuando todo al final terminaba de otra manera. Se separaban para poder realizar sus ideales, sin importarles los años transcurridos como grandes amigos, o más que amigos. Se alejaban y no se volvían a ver. Y eso era lo que le sucedería a ella en ese último año en Hogwarts. Terminados los estudios, se alejaría de Harry, y, quién sabía, no se volverían a ver más nunca. Y lo mismo con Ron y su familia. ¿Volvería a ver a Ginny apenas terminado Hogwarts? Muy improbable. ¿Eran más fuertes los sueños e ilusiones que la amistad y el amor? Por lo visto, sí.

La Gryffindor subió la cabeza, y se miró alrededor, con ojo algo crítico. A su derecha, Ginny y Malfoy la observaban atentamente, esperando una respuesta. A su izquierda, se encontraban David y Kelly con una expresión impaciente un tanto infantil. Y frente a ella... frente a ella se encontraba Harry, que la miraba inquisidoramente, esperando también una respuesta.

- ¿Entonces, Hermione? ¿Te irás con ellos? – preguntó el chico. Hermione observó indecisa a sus propios personajes, y el paisaje que se erguía en el portal. Pensaba en las palabras de Kelly. "Abandono". Esa palabra no existía en la fantasía. ¿Qué debía hacer?

- Espero que tengas presente, Hermione – murmuró de repente Ginny – que si te vas, todos te recordaremos y te extrañaremos. Si piensas que en verdad nuestro propósito es ilusionarte, haciéndote creer que nunca nos separaremos de ti cuando en verdad no es así, te equivocas, y mucho. Nosotros jamás te abandonaríamos. Te queremos mucho aunque no lo creas, como para dejarte sola.

- Y aunque no te quisieramos, Granger – arrastró las palabras Draco – te aviso que en la fantasía que estás apunto de entrar no todo es como piensas. ¿Acaso crees que te tratarán de reina allá adentro? ¡Pero por favor! ¡No me hagas reír! Te están engañando, Granger. Quieren llevarte ahí para su propio bien. No para el tuyo. ¿Te dejarás engañar? ¿Tú, Hermione Granger, no detectas una mentira tan fácil como esa? – Hermione miraba fijamente aquellos ojos grises que la observaban como si trataran de hacerla entrar en razón.

- ¡Pero qué demonios dices! – exclamó David, mirando a Draco con rabia – ¡Qué puedes saber tú de cómo es la vida en la fantasía! ¡Hermione, no puedes hacerle caso a ese! – a la chica se le había formado un nudo en la garganta.

- Y ese personaje se inspiraba en ... – murmuró Draco irónico, mirando despectivo a David. – Creo que tienes una visión demasiado extraña de mí, Granger.

- Hermione, no les hagas caso – dijo Kelly – están haciéndolo apropósito. Vente con nosotros Hermione. No tendrás de qué preocuparte en nuestro mundo. Tu mundo.

- ¡Mentira! – gritó Ginny, histérica.

Draco y Ginny empezaron así a discutir con David y Kelly, ignorando que Hermione no les estaba haciendo caso. Miraba únicamente a su novio enfrente a ella, siempre con el nudo en la garganta, y la nariz humedecida. El chico se estaba acercando hacia ella, con una mirada baja y resignada. Pero su expresión traicionaba un sentimiento de profundo dolor.

El niño que vivió la tomó de los hombros, y la miró a los ojos intensamente. Hermione se sintió completamente agazapada como entre una espada y la pared.

- Respetaré tu desición, sea cual sea la que tú tomes – le dijo el chico, sin dejar de verla a los ojos – pero de todos modos quiero decirte que esta ida tuya me hará una profunda herida imposible de curar. Porque estos latidos que tú sientes en mi corazón, laten únicamente por ti. Las sonrisas que te muestro todas las mañanas, son especialmente para ti, y así siempre lo serán. Las lágrimas que podré derramar, serán solamente por ti. Y si me dejaré morir, será a causa de tu ausencia. Porque tú te has vuelto mi única ilusión, mi deseo, mi cariño, mi amor, mi vida. Mi todo. Te has vuelto mi única razón de seguir viviendo. Y no puedo imaginarme un mundo en el que tú no existas, en el que tú no estés. Una vida en la que tú no te hayas cruzado por mi camino. No soy capaz de imaginarmela. Me es completamente imposible, es como si me imaginara un universo sin luz y un bosque sin árboles.

- Harry... – a Hermione le resbaló una lágrima por la mejilla izquierda. Una lágrima solitaria llena de dolor y melancolía. Melancolía por todo lo que estaba apunto de dejar. Por quién estaba apunto de dejar.

- Así que quiero que sepas – le susurró el chico ahora al oído derecho, después de haber secado la triste lágrima – que te quiero y que nunca dejaré de quererte hasta mi último segundo de vida. Te amo, Hermione.

La chica pudo sentir como Harry le besaba ahora dulcemente los labios, sin hacer presión alguna. Era un beso lleno de amor y a la vez dolor, porque sabían que ese sería el último beso de ellos dos. Un beso inocente pero a la vez apasionado. Un beso sublime y a la vez mimador. Un beso, simplemente.

Harry se separó de ella lentamente hasta abrir finalmente los ojos. Hermione los tenía aún cerrados, porque no quería que otras lágrimas le bajaran libres por los cachetes. Pero era todo inútil. Parecían una cascada de agua dulce por la cual bajaban libremente gotas de agua cristalina. El chico le esbozó una linda sonrisa, que Hermione pudo ver borrosamente por las lágrimas. Se dio media vuelta, y caminó lento hacia la eterna oscuridad. Hermione rompió en un llanto irrevocable, echándose al suelo de rodillas.

- ¡No Harry! ¡No! – gritó la Gryffindor – ¡No quiero alejarme de ti! ¡No quiero! ¡¡Te amo Harry, te amo!! ¡No me dejes por favor! ¡Harry! ¡¡HARRY!!

*

Hermione sintió como si centenares de diminutos martillos le golpearan la cabeza todos al mismo tiempo. Parecían tener el propósito de hacerle venir una terrible jaqueca como de fiebre de treintainueve grados, y lo estaban logrando. La chica podía sentir como un martillo interno trataba de perforarle las sienes, o almenos así le parecía. Retumbaban y retumbaban al interno de su cabeza, como tratando de perforarsela para poder salir de ahí dentro. Era una sensación terrible, Hermione sentía como si su cabeza estuviese apunto de explotar o partirsele en dos.

De repente empezó a tomar conciencia de lo que estaba sucediendo. ¿Dónde se encontraba? ¿Por qué le dolía tanto así la cabeza? No lograba entenderlo. ¿Se hallaba acostada? Por lo visto sí. ¿Lograba mover las manos, las piernas, los pies, y los dedos? Después de unos segundos, en los que Hermione intentó aclarse esa duda, se dio cuenta de que sí podía moverlos.

Por lo tanto, sus sentidos finalmente empezaron a retomar sus labores. Su tacto se percató de que en la cama que se encontraba habían unas suaves y lisas sábanas. Su olfato pudo notar un cierto olor de medicina en el aire, o almenos así parecía. Su oído no advirtió algún ruido de molestia, pero tampoco uno que se asimilara a una melodía. Faltaba sólo que reaccionaran el gusto y la vista. El gusto le era inservible en esos momentos pero la vista... la vista le era esencial.

Luchando contra la jaqueca, Hermione comandó desde su mente a sus párpados para que se abrieran. Atendió unos segundos, en los que los demás sentidos ya funcionaban casi completamente, pero nada sucedió. Los párpados parecían de plomo, y no querían ni levantarse un poco. Hermione intentó subirlos de nuevo. Nada.

Para más, el martilleo en su cabeza no le era de mucha ayuda, era más bien una distracción. No lograba concentrarse mucho en subir los párpados, que el martilleo la interrumpía. No sabía qué hacer.

Despierta Hermione pensó. Abre los ojos. No continúes soñando. Vamos, sube esos párpados. La chica intentaba e intentaba seguir las órdenes de su mente, pero no lo lograba. Estaba demasiado concentrada en tratar de acabar con el martilleo en su cabeza, que no le hacía caso a nada más; además de que se sentía muy cansada.

Vamos. Levántate ya. No pierdas más tiempo. Ya es hora de levantarse. Vamos. Todo sonaba tan convincente. Pero el dolor de cabeza era mucho más fuerte, y lograba hacer que ella se distrajera, además de que el martilleo aumentaba cada vez más y más.

No le hagas caso se oyó otra voz en la mente de Hermione. No abras los ojos. Duerme otro poco más. Duérmete de nuevo profundamente, como antes. Así el dolor de cabeza se te pasará.

No, Hermione era la otra voz que hablaba. Así nunca se acabará este tormentoso martilleo. Vamos Hermione. Sube los párpados la chica estrechó los ojos. Abre los ojos.

Lenta pero finalmente, Hermione abrió los ojos. En un primer momento, todo era borroso, y no lograba distinguir nada. Parpadeó varias veces, mientras giraba su cabeza hacia la izquierda, para darle algo de movimiento. Subió lentamente la mano derecha hasta su cara y se restregó los ojos.

Encima de ella pudo ver un alto techo de madera antigua. Aún no sabía dónde se encontraba exactamente, pero almenos ya se había despertado. Un gran paso.

Se miró alfin hacia su derecha, donde pudo distinguir un estante de madera con varios frascos contenentes líquidos de todos los colores posibles, y etiquetas que los nombraban. Miró hacia donde se situaban sus pies, y notó que no muy lejos de su cama se hallaba una ventana por la cual atravesaba una luz muy brillante de fin de invierno. Miró a su izquierda y notó una puerta entreabierta, por la cual pasaba un viento refrescante. Pero, a todas estas, Hermione no sabía donde se encontraba.

Decidió incorporarse y apoyarse a las almohadas de atrás, para poder ver atentamente a su alrededor. Observó cada cosa, buscando algo que le fuera familiar. Nada. Lo único que podía distinguir, era que se encontraba en una enfermería, aunque muy diferente a la que conocía de Hogwarts.

Y bastó esta última palabra para recordar todo lo que de pronto había olvidado.

En un momento, en un instante, en un segundo, recordó todo. Recordó que misteriosamente, después de desmayarse en la entrada del castillo, se había internado en el capítulo final de su propia historia, que ni siquiera había sido escrito por ella. Que después de eso se había sumergido en una completa oscuridad, y al momento había aparecido Kelly, un personaje de su historia, para ofrecerle de llevarla al mundo creado por sí mísma. Por un momento había rechazado la oferta, y ahí había aparecido Ginny, para tratar de convencerla de volver a la realidad. Pero Kelly no se había rendido, y junto a ella había aparecido David para ayudarla con el convecimiento. Otra vez había creído que lo mejor era irse definitivamente a la fantasía. Y luego había aparecido Draco, para tratar de convencerla de regresar a su vida de todos los días, aunque había conseguido todo lo contrario. Había estado por milésima vez apunto de pasar por el portal, cuando de repente Harry había aparecido, confundiéndole las ideas. Las dos partes (es decir, sus personajes y sus compañeros) habían iniciado una discución a la cual Hermione no le había hecho caso, estando concentrada completamente en Harry. Éste último le había confesado plenamente lo que habría sentido apenas Hermione se habría alejado de él definitivamente, y se había marchado diciendo que siempre la amaría. Hermione había probado mucho dolor ante este discurso, y se había puesto a llorar, diciendo que en verdad no quería irse, que no quería alejarse de él. Y entonces había despertado en esa cama, en un lugar completamente desoncocido para ella.

Claro que, si se ponía a razonarlo, ni ella ni las demás personas que se habían encontrado en la oscuridad habían sido precisamente ellos mismos: sino que en verdad quienes se habían hallado ahí habían sido los personajes del subconsciente de Hermione y de las dos partes. Es decir, que ella en carne y hueso más su sistema mental no había vivido todo aquello, sino su mismo subconsciente. Las demás personas habían sido creadas por las dos partes, es decir, las que habían querido convencer a la conciencia de Hermione de irse a la fantasía o a la realidad. Las informaciones se habían procesado por la mente y habían chocado con la conciencia, sí, pero quién había vivido las razones por las cuales Hermione se habría debido de ir a la fantasía o a la realidad había sido exactamente el subconsciente. Así que, en pocas palabras, el subconsciente había hecho notar a la conciencia que si la chica se hubiese ido a la fantasía, hubiera sufrido muchísimo por alejarse de sus amigos y sobretodo de su amor Harry Potter (por lo tanto, ni el discurso de Harry ni el beso habían sido reales, pero Hermione se conformaba con eso, ya que estaba segura de que el verdadero Harry hubiese actuado exactamente).

Después de ese razonamiento, Hermione se detuvo a admirar el lugar en donde se encontraba: tenía la sensación de haberlo visto ya antes. No sabía dónde ni cuándo, pero sí lo había visto. Tal vez se debía a que se parecía en algo a la de Hogwarts.

Pero las preguntas eran otras: ¿Dónde se encontraba? ¿En Hogwarts o en su historia? Vaya duda. Desperezándose rápidamente, se destapó las sábanas, y miró atentamente su uniforme. No era de color negro azabache como solía hacerlo, más bien parecía un gris oscuro. Observó atentamente el escudo cocido en su túnica. Lo que notó la dejó impactada.

El escudo de Hogwarts había hecho una mezcla horripilante con el escudo de Hoobdargs. En vez de hallarse los cuatro animales de las cuatro casas, se hallaban un trebol, un diamante, un naipe y un corazón. El lema de la escuela en vez de ser "Draco Dormiens Nunquam Titillandus" era una mezcla con el de Hoobdargs, es decir, "QUE LA MAGIA TE ACOMPAÑE", ya que éste último lema estaba escrito en latín y con las letras en minúscola.

Hermione buscó rápidamente un espejo donde reflejarse. Si en verdad era todo como ella hipotizaba, es decir, que la realidad se había mezclado con la fantasía, ella también había tenido que cambiar... o mejor dicho, se había vuelto (en parte) como Hillary.

Se paró de la cama y encontró finalmente, en un escritorio cerca de la puerta, una bandeja donde almenos podía ver si su melena había cambiado. La pulió un poco con la túnica, y, temerosa, se reflejó en ella.

Su cabello en vez de ser tan enmarañado y rebeldemente desordenado como siempre, se había vuelto más liso y con unos rizos tipo los que siempre tenía apenas salía de la ducha. El color del pelo, en vez de ser castaño claro, había tomado un color marrón no muy oscuro, pero sí marrón. Los ojos, por suerte, no habían cambiado ya que Hillary los tenía igual que ella, y su expresión parecía ser la misma de siempre.

Hermione no osó reflejar el resto de su cuerpo. Como creadora de Hillary, sabía muy bien que a éste personaje le había donado un gran cuerpo, del que prácticamente muchos hombres voltearían a verlo. No quería ni pensar como se veía en ese momento, pues siendo tan púdica, andar con tal cuerpo sería una vergüenza para ella.

Apoyó la bandeja en su lugar y, sin saber qué hacer, se dispuso a salir de la enfermería. No tenía ni idea de dónde debía dirigirse, pero sabía muy bien que varias dudas le abundaban la cabeza: ¿Se encontraba en la fantasía, o en la realidad? ¿Quién estaba causando aquella mezcla entre los dos mundos, utilizando su historia? ¿Y por qué lo hacía?

N/A: Ñañañañañaña... VoLDemoRTa aL aTaqUE!!! =) Muajajaja, qué les hace pensar este capítulo? Todos: ¬¬. KaroL: Ok, ok... capté la indirecta XD.

Bueno, este capítulo espero que les haya gustado, le puse lo poco que quedaba de mi viejito fanatismo HHm, espero que les haya satisfecho lo suficiente como para quedarse calmaditos y no amenazarme a muerte. Todos: Sigue soñando ¬¬.

Espero haberlos dejado con suficiente intriga... aquí le agradezco a los que me hayan dejado sus opiniones, y por favor, los que no quieran dejarla, ¡déjenla! ¡Es esencial saber qué tal les parece y qué piensas de los capítulos através de los reviews!: Luadica, Arwen-Magic16, lora chang, Minue, mariale!!, esteffy (hasta que por fin, mujer! Aunq te hubieras esforzado a dejar review x cap! XD), vegalone86 y Lis Jade. ¡Byess! Hasta el próximo capítulo, que no veo la hora de escribirlo, je je =) (se debe a una gran razón que los que me conocen bien la entenderán!).

¡¡¡¡¡¡REVIEWS!!!!!!

*SoN GratiS y HaceN SentiR BieN a LA EscritorA*

4-03-2003