Capítulo 16: Fusión incontrolable
La chica atravesó la puerta de la enfermería, y con paso firme caminó hasta dar la vuelta a la esquina. En un primer momento no se dio cuenta del pasillo que estaba por cruzar, pero apenas alzó la mirada, Hermione quedó estupefacta.
No era un pasillo común, es decir, no era como los que se encontraban en Hogwarts: techo alto a forma de arco, piso cubierto por una alfombra oriental de terciopelo, ventanales enormes con todo tipo de diseños que cambiaban respecto a la estación del clima, cuadros que charlaban entre sí y que a veces salían de ellos para hacer una visita al vecino. Todo esto había tenido un ligero cambio, que dejó a Hermione completamente perpleja.
El techo a forma de arco aún se podía admirar, pero en ese momento no estaba tan alto como antes: de siete metros de altura había pasado a apenas tres metros y medio. El piso, que ahora en vez de ser de madera era de cerámica, ya no estaba cubierto elegantemente por aquella alfombra oriental de terciopelo. Los ventanales se habían como restringido y se habían vuelto simples ventanas no más largas de un metro y medio, y las decoraciones habían desaparecido. Los cuadros obviamente ya no tenían vida y casi todos ahora tenían motivos de naturaleza muerta.
La chica parpadeó varias veces, no creyendo a lo que sus ojos veían. Suponía en vez que la realidad y la fantasía se estaban fusionando cada vez más y más. Se sentía como atrapada entre dos mundos, sin saber exactamente en cuál se encontraba.
Caminó lentamente por el pasillo, como teniendo miedo a que algo más cambiara frente a sus ojos. No sería un espectáculo muy bonito, ahora que lo pensaba. Al final del pasillo, que daba sólo a izquierda, tuvo que encontrarse con otro pasillo más, aunque este no estaba tan cambiado y no había sido afectado tanto por la fusión de los dos mundos. De repente algo le vino a la mente. Buscó su varita en el bolsillo: por suerte y estaba ahí. Bien. Cualquier cosa rara o amenazadora que interviniera en su camino, ella estaría lista para deshacerse de ella con un simple pero eficiente hechizo.
Hermione pudo notar que estaba oscureciendo, dado a los pocos rayos de sol fríos que se estiraban hasta pasar por las ventanas y ventanales. Pronto tendría que utilizar el hechizo de iluminación para poder alumbrar su camino y no sentirse intimidada por la oscuridad de la noche.
Hermione caminaba cerca de las paredes, en cierto modo apoyar una mano en ellas le daba sentido de orientación y también algo de seguridad. La verdad, no tenía idea de dónde se estaba dirigiendo, pero algo le decía que iba por el rumbo justo. Hermione se preguntaba en dónde se encontraba. ¿En la fantasía, o en la realidad? Suponía que estaba en la realidad. Después de lo que había vivido su subconsciente, después de lo que le había dicho el supuesto Harry... no podía haberse quedado en su historia, no después de todo aquello que sentía por Harry.
Pero, ahora que se encontraba en la realidad (si era que lo estaba), ¿qué tenía que hacer? Posiblemente la mejor cosa sería buscar a sus amigos, y sobretodo a Harry. Tendría que explicarles la situación y así juntos poder encontrar una solución al problema. Tenían que detener esa fusión de los dos mundos, o pronto... pronto ya no quedaría nada de los dos mundos, sino que se crearía uno más aparte, que se alejaría tanto de la fantasía cuanto de la realidad.
La realidad se estaba fusionando con el mundo creado por sí mísma, es decir, su historia, que desde un principio se había estado internando en su propia vida. Pero alguien estaba detrás de todo aquel asunto mezquino. Alguien quería exactamente que los dos mundos se fusionasen. ¿Pero quién era ese alguien? ¿Y por qué lo hacía?
Hermione tenía una vaga idea del porqué, pero no sabía como justificar sus sospechas: ese alguien quería acabar con toda la gente de Hogwarts, o almenos así pensaba. Pero ¿y para qué? Eso sí que no lo sabía.
La Gryffindor empezó a temblar de frío, dado a la temperatura que como el día se estaba bajando, y también de miedo. Estaba completamente sola en unos pasillos helados como la propia palabra y sin saber exactamente en cuál mundo se encontraba. Lo único que necesitaba para saberlo, era ver a algún alumno conocido de Hogwarts... o a cualquier personaje de su propia historia.
Por suerte las velas que iluminaban los estrechos pasillos (sí, la mayoría eran todos muy estrechos) no se habían apagado del todo. Con ayuda de su varita iluminada, podía alumbrar su camino tranquilamente. Pero algo la inquietaba. De hacía unos pasillos que el ambiente era demasiado calmo. Le daba miedo. No le gustaba los lugares muy silenciosos. O mejor dicho, a Hillary no le gustaban.
- Maldición – murmuró entre dientes, mientras ya llegaba al final de un pasillo – Ahora tengo que sentir los miedos de est...
Se calló de repente, al toparse con alguien dando la vuelta a una esquina. En un primer momento soltó un grito agudísimo, mientras caía en el suelo. El encuentro la había tomado desprevenida. Y más porque se había encontrado con un Draco Malfoy del todo cambiado.
*
- ¡¡AAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!! – gritó la chica con un tono de voz muy agudo, mientras caía de trasero en el piso. El joven no se cayó ni tampoco gritó, pero sí soltó un gritillo ahogado. Tampoco él se esperaba toparse con alguien en medio de ese laberinto de pasillos. Y más con una Hermione Granger del todo cambiada.
- ¡Aua! – se quejó Hermione con la cabeza baja. Por un segundo se había olvidado de haberse topado con alguien, ya que el dolor de la caída desprevenida la había distraído un poco. Sí, pero por un segundo. Un breve lapso de tiempo, pues.
Hermione subió la cabeza y miró al chico que tenía delante. Éste le devolvió la mirada, de la misma manera que ella: con sorpresa, impresión e incredulidad. El cambio había sido demasiado drástico.
Hermione estaba tan sorprendida como escéptica a lo que veía. La fusión entre David y Malfoy había sido increíble. El cabello no era tan rubio como siempre lo tenía el chico dragón, sino un poco más oscuro, como Hermione le había donado desde un principio a David, y ya no lo llevaba completamente hacia atrás. Sus ojos en ese momento eran de un azul claro con un destello plateado. La expresión del rostro en ese momento era de sorpresa y confusión, pero de seguro en los momentos normales era más noble que la que siempre llevaba Malfoy delante de Hermione. Su cuerpo... bien, su cuerpo... cómo decir... ya no era exactamente un cuerpo flacucho y débil como el de Malfoy. Tampoco parecía ser tan pálido. Era un poco más robusto, eso era todo.
Draco hizo un gran esfuerzo para mantener la boca cerrada. No podía creer lo que sus ojos veían. ¿Esa era Granger? No, eso era imposible. Completamente imposible. Pero era verdad. La chica que estaba tirada en el suelo con una expresión de incredulidad era la Hermione Granger de siempre. Bueno, no la de siempre.
No podía creerlo. Después de ese cambio, ya no podría llamarla escoba andante. No podría. Su cabello era de un color marrón en vez de ser castaño claro como el de la paja. Al inicio era liso y luego se dividía en pequeños rizos y bucles que le donaban un aspecto gracioso. Sus ojos eran igual que siempre. La expresión del rostro, aún siendo pasmada, podía traicionar cierto encanto. Pero lo que más impresionaba a Draco, como antes había definido Hermione, era su cuerpo. Por lo poco que veía, ya que Granger estaba sentada, le parecía increíble. Tenía un busto en verdad de mayor tono del que Granger tenía siempre, y lo poco que podía ver de sus curvas le parecían perfectas. Del resto no podía ver mucho. Pero una cosa sí lograba ver bien... las piernas. Las piernas que Granger unía por las rodillas, sin darse cuenta de que las tenía muy alzadas y que algo de sus bragas se veían. Así que con todo esto se podría decir que Draco encontraba a Granger... cómo decirlo... muy atractiva.
- ¿Qué... qué demonios te... te ha pasado, Granger? – murmuró Draco, observándola de arriba a abajo, y deteniéndose un poco más en las piernas. Hermione se percató de esto y las bajó, mientras se enrojecía bruscamente.
- Fu-fusión... – fue lo único que logró pronunciar Hermione, mientras apartaba la mirada de los ojos de Draco y se ponía de pie. El chico dragón no le quitaba un ojo de encima.
- ¿Fusión? – repitió Draco, mientras posaba su mirada en el trasero de Hermione, que sacudía el polvo de su túnica.
- Ah, es una larga histo... – Hermione se detuvo de repente, y miró atentamente al Slytherin. Había pensado en una cosa que supuestamente la tendría que alegrar. Había encontrado a Malfoy. Había encontrado alguien de la realidad. Osea, que se encontraba en la realidad. – ¡Dios mío, qué bien!
Inconscientemente y dejándose llevar por el entusiasmo, Hermione se abalanzó contra Draco y lo abrazó fuertemente. Era una noticia maravillosa. Draco estaba más que asombrado por el comportamiento de la chica, y trataba de safarse de los brazos de Hermione. Su cara ahora no tan pálida había tomado un color rosado. Jamás habría pensado que Hermione Granger llegara a estar tan cerca de él como en aquel momento.
- ¡Granger! ¡Pero qué demonios haces! – exclamó el chico. Hermione lo soltó y, enrojecida y muy avergonzada, se llevó una mano a la boca. No sabía cómo justificar su comportamiento.
- Lo lamento, es que... – murmuró bajito. Draco ahora había adquerido aquella expresión irónica e inquisidora que Hermione le había visto siempre. – Olvídalo. Será mejor que nos encaminemos para llegar a la salida o ir donde...
- No se puede – murmuró Draco mientras sacaba la varita de su bolsillo. – Estos pasillos se han vuelto un laberinto y es imposible salir de ellos. He buscado por horas y horas la salida y nada que la encuentro. Además que no sé porqué los pasillos han cambiado y...
- Tú también has cambiado – concluyó Hermione, mientras notaba como un mechón le caía a Draco en la frente. Draco asintió.
- Sí... cuando me vi casualmente en un espejo de un pasillo que prácticamente era muggle, me quedé sin palabras... nunca pensé que llegaría a ser más hermoso de lo que era ya – Hermione bufó ante tal declaración – pero sinceramente todo esto me preocupa. No entiendo qué demonios le pasa al entero castillo... – Draco observó a Hermione de arriba a abajo – además de qué nos pasa a nosotros – la chica suspiró.
- Yo tengo una idea de qué puede estar pasando. Pero la historia es larga, así que mejor encaminemosno mientras tanto te cuento, aunque no sepamos a donde vamos.
*
Hermione trató de resumir lo que más podía los hechos desde que se había desmayado hasta ese momento, pero hacerlo de aquel modo hacía que los detalles más importantes se perdieran; así que en fin de cuentas su resúmen no fue tanto un resúmen. Varias veces miraba el cuerpo de Draco de reojo, instintivamente, sin pensarlo, y el chico también le dedicaba una que otra mirada. Se encontraban siempre con nuevos pasillos de todo tipo de formas, mientras Hermione sentía que su garganta se secaba cada vez más por la habladera. Donde Draco tuvo que pedir que Hermione explicara de nuevo, fue en el relato de Hermione y la lucha del subconsciente. La chica suspiró.
- Entonces, ya te conté que de repente me encontré en medio de una nada oscura, ¿cierto? Y que de repente apareció Kelly, luego Ginny, luego David, tú y después Harry, ¿no?
- Sí. Lo que no entiendo es cómo es eso de que yo aparecí y...
- Verás. Ninguno de los que estaban ahí en esos momentos eran reales. Ni mis personajes, ni Ginny, ni Harry ni por supuesto tú. Yo tampoco era yo mísma, sino quien yo representaba ahí era mi subconsciente. ¿Entiendes? – Draco dio la vuelta a una esquina seguido por Hermione.
- Creo.
- Kelly y David exactamente representaban la parte de la fantasía que quería convencerme de irme para siempre a la historia. Tú y Ginny en vez representaban la realidad que quería convencerme de volver a mi vida de antes.
- ¿Yo y la Weasley? – preguntó Draco mientras estaban apunto de entrar a un pasillo muy oscuro y sin velas encendidas.
- Ajá – murmuró Hermione distraída mientras hacía intensificar la luz de su varita. Draco la imitó y se detuvo un momento.
- ¿Por qué exactamente ella y yo? – Hermione vio como sus ojos ahora tenían un destello azul y eran de color plateado, a la luz de la varita.
- No lo sé – Hermione era completamente sincera. – Tal vez porque Ginny es una persona muy cercana a mí, al igual que Harry.
- ¿Y por qué no apareció el pobretón en mi lugar? – preguntó Draco mirándola inquisidoramente. Hermione, por alguna razón exatraña, se enreojeció.
- No... no tengo la más mínima idea – Draco se acercó un poco a Hermione, a quién le latía el corazón a full millón. ¿Por qué la parte de la realidad había mandado junto a Ginny a Draco, y no a Ron? Supuestamente debían de ser las personas más cercanas a ella, ¿no? ¿Pero por qué Malfoy? Otras preguntas más sin responder. El chico la miró a los ojos. Después se alejó y continuó su camino. Hermione suspiró, como quitándose un peso de encima. Lo que Draco había pretendido con aquella mirada (o almenos así Hermione pensaba), había sido "No entiendo porqué aparecí yo ahí".
- ¿Entonces Potter también era un personaje de la parte de la realidad, pero no el verdadero? – fue lo que preguntó. Hermione caminó un poco más rápido para estar a su alcance.
- Exacto. Tal cual tú y Ginny – Hermione miraba el perfil iluminado de Draco.
- ¿Qué fue lo que hizo el supuesto Potter para convencerte de venir a la realidad? – ahora la estaba mirando. La chica se enrojeció visiblemente.
- Él... dijo que me amaba y que... para él sería la fin del mundo si yo... si yo me iba. Luego me besó y... y... y yo no supe resistirme y empecé a llorar, diciendo que no quería alejarme de Harry. Obviamente no era el verdadero, pero yo estoy segura de que de ese modo actuaría Harry en la misma situación. Así que finalmente desperté en la enfermería, sin saber exactamente dónde me encontraba. Temía de que en vez de haberme regresado a la realidad, me habrían llevado a la fantasía. Me puse a pensar y a pensar, de que alguien debía de estar detrás de todo esto, y que por alguna razón desconocida lo estaba haciendo. Después me percaté de que los dos mundos se estaban fusionando, notando mi cambio más el cambio del castillo y... y finalmente pude ver de que sí había vuelto a la realidad, cuando te encontré a ti – Draco caminaba silencioso, tratando de iluminar lo más posible aquel pasillo oscuro con su varita, mientras continuaba a caminar. Parecía interminable.
- Ya veo. ¿Y qué piensas hacer ahora? – Hermione estaba esperando justamente esa pregunta.
- Pues verás, como la fuente de todo este cambio es mi historia estaba pensando que sería bueno dirigirnos a la torre de Gryffindor y ahí ir a mi habitación. La última vez que estuve en ella fue cuando una pluma estaba escribiendo por sí sola el capítulo final de mi historia. Me recuerdo que de ahí fui directamente donde ti para pedirte una explicación sobre lo que estaba pasando – Draco la miró, mientras finalmente daban la vuelta a una esquina.
- Cierto... – se detuvo por un momento e indició a Hermione de no dar la vuelta a la esquina.
- ¿Qué pasa, Malfoy? – preguntó Hermione. Draco se asomó.
- El pasillo es algo estrecho – murmuró. Hermione frunció el ceño.
- ¿Cómo así...? – dijo Hermione dando vuelta a la esquina. Cuando vio que lo que decía Draco era cierto, se quedó callada. En el pasillo se podía ir nada más uno detrás del otro.
- ¿Ves? – dijo el chico rubio – Será mejor que yo vaya a la cabeza. No será que aparezca algo extraño por ahí y te agarre desprevenida – a Hermione le pareció un gesto muy dulce. Tal vez machista, pero dulce.
- Está bien – dijo sin preámbulos, e indicó a Draco de caminar.
Por un momento se quedaron sin nada qué decir. Hermione caminaba jugueteando con su varita, como si fuera una luz de vengala. Hacía formas en el aire de todo tipo y escribía su nombre de diferentes formas. Pero de vez en cuando dejaba de hacerlo y seguía caminando tranquila mientras veía a Draco delante de ella, que a veces se daba la vuelta para ver si lo seguía.
- No se puede negar que ahora Malfoy está como quiere – pensó Hermione, mientras miraba con ojo crítico la espalda bien formada de Draco – Se ve que este cambio le ha favorecido... ya no está tan flacucho como antes.
- ¿Dijiste algo? – Draco se detuvo y se volvió hacia Hermione. La chica se estremeció. No se olvidaba de aquella vez en que Draco le había revelado ser Y.O., cuando le había leído la mente mil veces.
- N-no, nada – dijo Hermione. Draco, algo sospechoso, se volvió y continuó caminando.
- No Hermione – pensó de nuevo la chica – No debes pensar de aquel modo. ¿Te estás oyendo? Prácticamente estás diciendo que Malfoy es atractivo. ¡Osea, Malfoy! Sabes muy bien que el atractivo aquí es David. No Malfoy.
- Cierto – continuó pensando la chica, mientras empezaba de nuevo a hacer figuras con su varita – Al igual que a mí: la atractiva aquí es Hillary, no yo. Además, ¿qué hago yo pensando en Malfoy? Es Harry en quien debo pensar. Tengo que pensar en qué hacer después de llegar a la torre de Gryffindor. Me pregunto dónde se encuentra Harry... Dios mío Harry, espero que estés bien. De seguro te has vuelto en parte como Henry, pero... espero que no te hayas olvidado de nuestro amor, ya que Henry y Hillary son sólo amigos... y yo no quiero que ahora... te hayas olvidado de lo nuestro... no quiero que ahora pienses que somos... sólo amigos....
- Harry... – sollozó Hermione, llevándose las dos manos a la cara y deteniéndose. Draco oyó esto, y se detuvo también, acercándose a Hermione.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué estás llorando? – la chica no le respondió por unos segundos, mientras sollozaba lo más bajo que podía. Se sentía destrozada. Estaba harta de toda aquella situación que estaba viviendo. No quería que Harry hubiese cambiado, no quería. Tampoco quería seguir así como era, odiaba tener ese cuerpo. Y pensar, a causa de Hillary que estaba medio enamorada de David, que Malfoy era atractivo.
- Es que... si tú y yo hemos cambiado, también Harry debe haber cambiado, es decir, él debe de haberse fusionado con el personaje de Henry... y el problema es que Henry ve a Hillary como una simple amiga y ya... en vez Harry... Harry me quiere y... si ahora tiene algo de Henry es posible que... que... que ya no me ame... – Draco frunció el ceño. Algo que odiaba él, o mejor dicho, que odiaba David, era ver a una chica llorar.
- Vamos, no creo que un simple hechizo o lo que sea pueda hacer que... que bueno Potter se olvide de lo que siente por ti... – Hermione alzó lentamente la mirada, y miró a Draco a los ojos.
- ¿Tú crees? – preguntó con un hilo de voz. Draco no quería ser amable con ella, ni mucho menos inculcarle seguridad. Pero era inevitable. David se fusionaba cada vez más con él, haciendo resaltar su lado bueno y noble.
- No lo creo, lo sé – dijo amablemente, y a la luz de la varita esbozó una linda sonrisa, nunca antes vista en el rostro de Draco Malfoy. Hermione rió, mientras se secaba los ojos. – ¿Qué? ¿Qué tengo?
- Me es raro ver a Draco Malfoy siendo tan amable. Es increíble.
- Y yo ver a una Hermione Granger tan atractiva y sensible – murmuró Malfoy. Hermione se enrojeció.
- Demos las gracias a mis personajes – susurró con una sonrisa. – O mejor dicho, a mi imaginación.
- ¿No será mejor a quién está causando todo esto? – sugirió Draco, mientras observaba a Hermione. Ésta se apoyó en la pared, la sonrisa se le había borrado en algo.
- Será... – no tuvo tiempo de pronunciar algo más referente a ese tema, que Draco Malfoy la besó.
N/A: Ja ja ^^ je je ^^U ji ji ^^' jo jo ^^'' ju ju ^^'U.
Ok... lo siento, ¿sí? ^^' No pude aguantarme... ya que el 0,5% de mi fanatismo HHm se presenció en el capítulo anterior, mi gran fanatismo DHm sintió celos y pues... el resultado de sus celos están justamente aquí, en este capítulo... ju ju ^^' Todos: ¿Preparados para linchar a KaroL en este momento? =). KaroL: ¡¡NAAAHHHH!!
Pero díganme... les gustó, ¿verdad? ^^ Vamos que este fic necesitaba un poquitín de Draco/Hermione, porque sin él, está como muy aburrido... sólo amor es muy monótono, se necesitaba algo más que amor, es decir pasión (pasión = DHm), eh? Je je je ^^... alto con esas piedras, que si me linchan, no podré seguir escribiendo... Todos: Con lo que nos importa, no vemos la hora de que se termine el fic ¬¬. Ah, cierto... ¡pero qué digo! Je je no ven la hora de que todo este enredo se acabe, ¿cierto? Je je pues entonces me complace decirles que este fic está llegando a su fin... sí señores, y esta vez será un verdadero F-I-N-A-L... no más continuaciones, no... sería una tortura para ustedes... aunque, quién sabe... apuesto a que mi continuación sería mucho más romántica, pues, tengo romance acumulado harto porque no lo he descargado de hace tiempo gracias a este fic... claro que, "El Mejor San Valentín" y estos dos capítulos ayudaron mucho... sobretodo este último xP...
Ah, sí... ahora los agradecimientos ^^ sinceramente mil gracias, parece que el cap anterior gustó mucho: vicu_malfoy, Arwen-Magic16 (es posible que hayas adivinado...), Agatha-NP, lora chang, esteffy, Lis Jade Black (sí mujer... eso a mí me pareció un DG exagerado... magínate tú!), mariale!!, Nariko-chan, Amanda, kendeer, VeGaLoNe86, Vane Riddle, piper; y sobretodo mil gracias a Minue por brindarme su amistad y ser mi confidente =P en serio mil gracias por tu compresión! TQQJ wapa.
¡¡¡¡¡¡¡REVIEWS!!!!!!!
*Son gratis y haCen sentir bien a la escritorA*
9-03-2003
