Capítulo 18: Como siempre, sola

Hermione miró perpleja la muchacha que se hallaba a unos metros de distancia de ella. No podía creer lo que veía. La chica tenía un aspecto completamente diferente al de la Hillary que Hermione siempre se había imaginado: el pelo, de color castaño claro, era ondulado con pocos mechones rizados; los ojos eran de un color idéntico al de Hermione. Y la expresión del rostro era idéntica a la de Hillary.

Lo que impresionaba a Hermione era que, sin esa expresión del rostro, ella se hubiera podido ver como en un espejo. Parecía tan igual al reflejo que había visto en la bandeja de plata, que no lograba encontrarle alguna diferencia, a excepción de la expresión.

- ¿Hi... Hi... Hillary? – preguntó Hermione sin dejar de mirarla. La chica asintió – Pe... pero... ¡¿Pero cómo...?!

- ¿Cómo he llegado hasta aquí? – dijo Hillary, también observando a Hermione. – Pues, es posible que de la misma manera en la que tú llegaste a mi mundo – hizo una breve pausa. – Es decir... tu mundo.

- Pero... pero... ¿Por qué estás así de... cambiada? Yo nunca te... eh... imaginé así... – Hillary suspiró.

- Creo que es por la misma razón por la cual tú también has cambiado – dijo Hillary indicándola de arriba a abajo. Hermione entendió.

- ¿Fusión...? – el personaje empezó a caminar entorno al reloj, muy lentamente.

- Así es. Y cada vez se hace más presente. Tarde o temprano estos dos mundos terminarán por ser uno solo... – Pero Hermione no había escuchado esto último. Observaba el rostro semitransparante de Hillary.

- ¿Y por qué... por qué eres... transparente? – la expresión de Hillary pareció algo triste.

- No lo sé. Me volví así cuando llegué aquí. De hecho puedo traspasar las cosas, excepto mi propia varita y mis ropas – la chica sacó la varita de su bolsillo, e hizo ver que no la traspasaba, al igual que su vestimenta. Se acercó a una pared y, como si nada, hundió una mano en el cemento. Hermione quedó perpleja.

- Entonces... ¡es por eso que no me hice daño aquella vez en mi historia! ¡Los caballos y el carruaje me habían transpasado! – pensó Hermione, encontrando lógica la cuestión, mientras miraba como Hillary sacaba la mano de la pared.

- Pero... ¿a qué has venido? – preguntó al fin la Gryffindor. Hillary observó atentamente el reloj.

- Verás, yo exactamente no sé muy bien a qué he venido... pero lo sospecho. Al llegar aquí me encontré justamente en esta habitación. El reloj para ese entonces marcaba las diez y media. Las flechas seguían en la misma posición que ahora. No sabía qué hacer, me sentía perdida mientras veía como los minutos pasaban. En el momento cumbre de mi desesperación, oí una voz hablarme. No recuerdo muy bien lo que dijo pero... después de oírla, tuve como un impulso. Salí de esta habitación y caminé rápidamente por varios pasillos. Entonces vi una luz y...

- ¡Un momento! – exclamó Hermione de repente, haciendo sobresaltar a Hillary – ¡Tú! ¡Has sido tú quién ha hecho desaparecer a Malfoy! ¡¿Dónde está?! ¡¿Dime, dónde te lo has llevado?! – Hillary frunció el ceño.

- ¡Calma Hermione! ¡Calma! ¡No sé de qué demonios estás hablando! ¡¡Yo sólo vi una luz proveniente de un pasillo a la vuelta de una esquina y por casualidades de la vida supuse que eras tú!! – gritó Hillary a su vez. Hermione no quería creerle. Recogió su varita y la empuñó con fuerza.

- ¡Mentira! ¿Dónde te lo has llevado? – Hermione apuntó a la chica imaginaria.

- Ya te he dicho de que no sé dónde se ha metido. ¡No tengo ni la más mínima idea de dónde se encuentra! – la Gryffindor no lograba convencerse. Pero Hillary parecía sincera. De hecho, la chica era sincera, y Hermione lo sabía muy bien. Bajó la varita y estimuló a Hillary de continuar hablando.

- Bueno... al ver esa luz supuse que eras tú. Fácilmente logré convencerte de venir hasta aquí y bueno... ahora las dos nos hallamos acá.

- ¿Por qué me has traído hasta aquí? – preguntó Hermione, frunciendo un poco el ceño. Hillary no se percató del tono brusco de Hermione.

- ¿Ves aquel reloj que ahora marca exactamente las once y veinticinco? – Hillary apuntó el dibujo en el piso. Hermione asintió. – Bien. Ahora debes pararte encima de él, juntando los dos pies exactamente en el nucleo de las manecillas, y de esa manera te explicaré todo – Hermione la miró desconfiada. El personaje notó esto. – ¿Qué pasa?

- ¿Qué me va a suceder apenas le ponga un pie encima? Antes me avisaste de no hacerlo – Hillary, para sorpresa de Hermione, sonrió.

- Pensé que era mejor si te explicaba primero toda la situación – dijo. Hermione suspiró. Empuñó aún más su varita y caminó hacia adelante.

Al posar el primer pie con cuidado no pasó nada. Hermione veía como las manecillas (que eran simples dibujos) se movían debajo de ella. No sabía si posar el otro pie. Pero al final lo hizo. Tampoco pasó nada. Hillary la miraba ansiosa. Hermione tragó saliba. Posó primero un pie en el centro del reloj, muy lentamente, y luego el otro, de la misma manera. Y entonces, así de repente, todo en la sala cambió.

*

Al juntar los dos pies justamente en el centro, como lo había dicho Hillary, la ya extraña luz azulada se difuminó hasta volverse más clara. Las flechas al márgen del reloj que parecían pequeños rayos del sol, se alargaron y se bifurcaron en diferentes direcciones. En tres diferentes direcciones. Hermione notó esto, y luego alzó la mirada.

Delante de ella, a muy pocos metros de distancia, se hallaba la pared blanca a la que Hermione había querido inspeccionar. Su sexto sentido de bruja le había dicho que algo raro se escondía tras de ellas, y efectivamente era cierto. Ahora ya no se veía aquella pared lisa lisa de cerámica blanca. Ya no más. Delante de ella se hallaba una puerta, a su derecha otra, y a su izquierda otra. Justamente a dónde las tres flechas se dirigían. El marco de cada puerta era de un plateado muy reluciente, y a la cabecera de cada uno, se hallaban las cabezas de tres animales diferentes. En la puerta del centro, había una serpiente. En la puerta de la izquierda, había un unicornio. Y en la puerta de la derecha, había un león.

Hermione observó las tres puertas con atención y sorpresa. No podía creerlo. ¿Qué significaba todo aquello? Puertas con marcos plateados y decoraciones raras, flechas doradas que las indicaban, un reloj que justamente debajo de ella marcaba la hora... Hermione conocía la magia de hacía siete años, pero todo aquello le parecía muy insólito.

- ¿Qué... qué... qué son? – murmuró viendo ahora a Hillary. La chica se le acercó.

- Estas son las Tres Puertas del Destino. Yo las descubrí de la misma manera que tú, pisando accidentalmente el nucleo del reloj. De la nada aparecieron estas tres puertas y las flechas se movieron. Al inicio me asusté y di un paso hacia atrás. Entonces las puertas empezaron a desaparecer lentamente... deshaciéndose – Hermione la miró interrogativamente.

- ¿Las Tres Puertas del Destino? – preguntó. Hillary indicó ciertas insignias arriba de las cabeceras de las puertas, insignias que antes no habían. Hermione desconocía el significado.

- Esas insignias están escritas en griego, y como muy bien debes saber, en Hoobdargs nos enseñan aquel idioma. Las insignias quieren decir "Atraviesa una de las Tres Puertas del Destino, y tu futuro será decidido", o almenos así logro entender.

- ¿Cómo es eso de que mi futuro será decidido si atravieso una de las Tres Puertas del Destino? – preguntó Hermione.

- Verás – comenzó la chica – por miles y miles de generaciones esta cámara ha aparecido en diferentes partes del mundo mágico y no-mágico. La cámara tardaba cien años en aparecerse de nuevo, y en todo ese tiempo divagaba en un universo paralélo, uno completamente desconocido y al cual no se sabe aún el paradero. La función de estas tres puertas, es dirigir la persona que la atraviese a un determinado mundo...

- ¿Cómo haces a saber todo esto? – a Hermione todo le parecía muy misterioso. Hillary indicó el techo a forma de cúpula, donde se podían ver otras insignias de color plateado.

- Toda esta información la he recabado gracias a esas insignias. Al llegar a esta habitación me puse a observar atentamente toda la cámara a ver si descubría algo, y en fin logré decifrar esas insignias – Hermione sonrió para sus adentros. Se sorprendía de haberse olvidado que había creado a Hillary muy curiosa.

- Ya veo – dijo la Gryffindor – creo de haber entendido mucho ahora – de repente la expresión de Hillary se volvió seria. Hermione la miró atentamente.

- Escúchame bien ahora, Hermione – pronunció – mucha gente anteriormente se ha encontrado en esta cámara y no ha salido más hasta tomar una cierta desición – Hermione sintió como su corazón empezaba a latir rápido otra vez.

- ¿Qué quieres decir con...? – Hillary indicó las tres puertas.

- Cada una de ellas lleva a un mundo diferente. Una te puede regresar a tu querida realidad; otra te puede llevar a la fantasía, es decir, tu historia; y en fin, la última, te puede llevar hasta el mundo que minuto a minuto se está creando, es decir, la completa fusión entre el mundo de fantasía y el de realidad – Hermione ya no la veía a los ojos, sino que observaba las tres puertas. – Tú, Hermione, tienes que decidir cuál escoger. Lamentablemente no se sabe cuál sea la puerta que dirija a un cierto mundo, pero tú tienes un tiempo límite para decidir cuál escoger. Tienes que tomar una desición antes de las doce en punto.

Ahora Hermione la miraba incrédula, con una sonrisa nerviosa, intentando decir que todo aquello era imposible. Ella no podía tomar tal desición. ¡Era una desición de demasiado grande para ella!

- Nada que ver... esto... esto es una broma, ¿verdad?... No es posible que... que yo tenga que decidir... sobre una cosa tan importante... ¿cierto? – Hillary cerró los ojos y negó.

- Lo siento Hermione, pero... es así como debe ser. Tienes que elegir antes de que se acabe el tiempo... – ya habían pasado dos minutos desde que el tiempo había empezado a correr. Hermione de todos modos no se convencía.

- Pero y si... si por ejemplo llegara a... a no decidirme antes del tiempo establecido... ¿qué pasaría conmigo y los demás? Y si eligiera determinado mundo... ¿qué sucedería con los otros dos?

- Si por ejemplo eligieras casualmente la puerta que te lleva a la realidad... los otros dos mundos se perderían, y ya no se correría el riesgo de que se internasen en la realidad... Pero si, por ejemplo, no te decidieses antes de tiempo... tú empezarías a vagar en medio de la nada, en el mismo mundo en el que la Cámara del Destino divaga por cien años, y donde miles y miles de personas antes que tú sufren aún las consecuencias de no haber elegido a tiempo. Y la gente de los mundos, pues... se olvidarían de ti completamente, todo referente a ti desaparecería, como si nunca hubieras existido...

Hermione sintió como un nudo en la garganta se le formaba terriblemente mientras se dejaba caer de rodillas en el piso. Se llevó una mano a la boca y lágrimas cristalinas le empezaron a bajar de los ojos. Sollozos inevitables escaparon de su boca, haciendo eco gracias al gran espacio de la cámara. No podía creer la situación en la que se encontraba. Estaba entre la espada y la pared. Sin alguna vía de escape. Sin nadie que la ayudara.

Estaba sola.

- Por qué maldición, por qué... por qué me está pasando todo esto... – sollozó Hermione, mientras intentaba secarse las lágrimas – por qué... yo nunca he hecho nada a nadie... y aún así todo está recayendo sobre mí... – sollozó aún más fuerte, soltando la varita y tapándose la cara. – Por qué me ponen un problema tan grande, si yo no soy capaz de resolverlo... por qué... – Hillary se agachó a su costado, con expresión de lástima.

- Hermione... – dijo Hillary el ser humano desde el inicio del mundo siempre ha querido obtener una respuesta a lo que le sucede a su alrededor, desde el más cavernícola de todos hasta hoy en día... ha tratado siempre de buscar una explicación desde el más mínimo relámpago hasta el último milagro... no ha querido quedarse con la duda y ha inventado todo tipo de hipótesis, que en fin de cuentas, nadie es capaz de decir cuál es correcta y cuál no... Pero el ser humano se conforma con aquella respuesta, con aquella esperanza, con aquella ilusión de que todo es tal y como lo piensa... de que las cosas suceden a causa del destino, de que suceden por pura mala o buena suerte, de que suceden por simple voluntad de Dios... ha querido cegarse volutariamente a la verdadera razón de que las cosas pasan porque pasan, sin una precisa explicación... En este mundo no hay respuesta que responda correctamente a todas las preguntas... porque las cosas suceden porque suceden, Hermione... sin un motivo preciso, sin un significado exacto... sólo suceden.

Hermione escuchó el relato con atención. La chica imaginaria tenía razón. Las cosas pasaban porque pasaban, sin un motivo exacto al cual darle la razón. Sólo sucedían y ya está. No había por qué buscarle la quinta pata al gato para darse una respuesta, pero... Hermione aún no estaba muy convencida. Como todo ser humano, exigía una respuesta a sus preguntas.

- Pero yo no entiendo... por qué tengo que ser la única... a enfrentar estos problemas... no lo entiendo – sollozó. – Siempre me toca a mí enfrentar todo esto, siempre... yo sola tengo que seguir adelante, por mi propia cuenta... y los demás se marchan, y me dejan sola... Siempre sola... – Hillary se alzó.

- ¡Eso no es cierto, Hermione! ¡No todos los problemas recaen sobre ti! ¡No todos! – exclamó – ¿Qué me dices de Harry, entonces? ¿Ah? Él que tiene que combatir contra el Señor Tenebroso, que ha arriesgado la vida más de una vez por los demás, por salvar al mundo mágico del abominable poder de Quién-no-debe-ser-nombrado... ¿No debería tener más derecho él que tú de quejarse? Sí que lo tiene, pero de todos modos no se queja, porque sabe muy bien de que no tiene por qué quejarse, porque su vida es maravillosa a pesar de todo lo que le sucede – Hermione sollozó aún más al oír todo esto.

- Pero... pero él...

- Piénsalo, Hermione. Si no eliges una de las tres puertas antes de tiempo, desaparecerás, al igual que Harry y Ron, y todos los demás... porque gracias a ti fue que Harry logró derrotar al Señor Tenebroso, al tomar la poción correcta, aquella vez en primer año... Y dime, si hubiera tomado la incorrecta a causa de tu ausencia... ¿Qué hubiera pasado? Hubiera muerto enseguida... y el poder del mal hubiera incumbido en el mundo mágico y no-mágico.

La Gryffindor refleccionó. Su personaje estaba en lo correcto. Si no decidía rápidamente cuál puerta escoger, la vida de todos cambiaría en un sólo momento. Y todo gracias a ella. Harry desaparecería y Lord Voldemort ya no tendría un enemigo público al cual temer...

Pero ella de todos modos se sentía sola. Harry siempre había tenido en quién contar, había contado con la amistad de ella y de Ron para combatir el Señor Tenebroso, con la ayuda de Dumbledore, de Sirius, de la Orden del Fénix, de todos... todos juntos se habían reunido para combatir el mal uniendo las fuerzas... todos habían ayudado y cooperado con Harry, desde siempre. Pero... ahora que la desición estaba en manos de ella, ¿quién la estaba apoyando? No tenía a nadie, nadie estaba con ella en ese momento... Harry y los demás se encontraban en quién sabía donde, Malfoy había desaparecido... y ahora... ahora ella se encontraba sola... teniendo que enfrentar todo aquello... por su propia cuenta.

- Te quedan veinte minutos Hermione. ¿Cuándo vas a dejar de llorar? Actuando de este modo jamás solucionarás nada. ¡Jamás! – Hermione no aguantó este regaño.

- ¡YA BASTA! – sollozó Hermione, quitando las manos de su rostro y viendo a Hillary completamente encolerizada – ¡Ya basta he dicho! ¡Déjame en paz! ¡Déjame sola como todos los demás! ¡Como todo el mundo siempre ha hecho, como todo el mundo sigue haciendo! ¡Siempre me han dejado sola! Sufriendo, llorando, jugando, bromenado, riendo, ¡SIEMPRE SOLA! ¡Siempre! – Hillary frunció el ceño.

- ¡¿Y qué me dices de Harry y Ron, ah?! ¿Qué son ellos para ti? – le gritó la chica. Hermione se puso de pie e hizo varias muecas con los brazos mientras le respondía, con lágrimas en los ojos y mejillas coloradas.

- ¡A ellos qué les importa! ¡¿Qué soy yo para ellos?! ¡Nada! ¡Sólo una persona de quién aprovecharse de su inteligencia! ¡Ni siquiera me concideran como una chica!

- ¡¿Entonces qué cosa te considera Harry, eh?! – exclamó Hillary. Hermione no respondió mas continuó a sollozar. Estaba harta. – ¿Qué eres tú para él? ¿Que te confesó su amor fijándose en ti por tu interior, en vez que en otra por su exterior? ¿Él no es nadie para ti? ¿Tampoco los demás, que tanto han compartido contigo? – pero Hermione no respondió a su respuesta.

- "Los amores y las amistades van y vienen"... eso fue lo que dijo Kelly, aquella vez... – murmuró Hermione, mientras se soplaba la nariz – Debí hacerle caso e irme con ella... estaría en mi historia, en mi propio mundo, sin preocuparme de nada... sin tener que estar pasando esto... sin tener que sentirme sola... – Hillary la miró a los ojos decepcionada.

- Pero Hermione... ¿es que no te recuerdas por qué decidiste volver a la realidad? Por Harry, Hermione, por Harry... sabías muy bien que no podrías vivir sin él, ni él sin ti... y decidiste volver a la realidad, aún sabiendo que tendrías que enfrentar varios problemas antes de que todo volviera a la normalidad... ¿Y ahora te estás echando para atrás? ¿Te estás rindiendo? ¿Estás mostrando tu punto débil? – Hermione la observaba mientras ya más calmada se secaba las lágrimas. Pero una razón la hizo sollozar más, mientras se tapaba la boca.

- Yo pensé que todos juntos... que Harry, Malfoy, Ron y Ginny me acompañarían en esto... que me ayudarían como Ron y yo hemos siempre hecho con Harry... como todos hacían cuando el peligro incumbía sobre Harry... – el sollozo se hizo más agudo – Pero yo ahora... ahora estoy sola... no sé dónde se encuentran ni Harry, ni Ron, ni Ginny... tenía la compañía de Malfoy pero él... ha desaparecido sin dejar rastro... y ahora estoy sola... como siempre, sola... – Hillary no supo qué decir ante esto. Hermione sollozó aún más y observó el reloj bajo sus pies. Le quedaban sólo quince minutos antes de que el tiempo se venciera. Antes de que tuviera que tomar una desición por su propia cuenta. Antes de tener que elegir una de Las Tres Puertas del Destino.

Como siempre, sola.

N/A: Sí, ya sé... este cap es una decepción completa... sé que se esperaban más pero de mí no pueden pedir mucho XP... pero les aseguro que el prox será mejor!

Bien! los agradecimientos: Dark Poly, Hermionet2002 (qué! No tienes porqué dudarlo! Draco/Hermione es lo mejor! Tiene que gustarte más el DHm!), vicu-malfoy, Iremione (vaya, te gusta más la segunda parte? Woa!), Arwen-Magic16, Lis Jade Black (vamos no es pa tanto...), vegalone86 (no entiendo.. primero me piden q ponga DHm y luego dicen que no... bah!), Luadica, Minue, lora chang, Miaka82 (mujerrr!!! Como me haces reír!!! Sigue dejando tus teorías, sí?), Lin_Granger_Halliwell y Agatha-NP. Mil gracias!!

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡REVIEWS!!!!!!!!

*sON GRAtiS y HaCEN SEntiR BIEn a LA ESCritorA*

20-03-2003