Capítulo 23: ¿Eres tú?

La chica se hallaba en un jardín muy precioso, lleno de flores de todo tipo, como las rosas o los tulipanes. También habían margaritas y girasoles, acompañadas por unas lindas orquídeas. El sol brillaba hermoso en lo alto del cielo, despejado de nubes y de un color azul rey. El césped estaba podado a una medida muy precisa, por lo tanto pasear através de él era muy agradable. Tenía un olor tan fresco, que recordaba en algo a la menta, o más aún, a la hierbabuena. Plantas por doquier decoraban alegramente el entero jardín, ayudado por las coloridas flores. La chica caminaba alegremente através de ellas, y a veces se detenía para oler el fresco aromaba que ellas expulsaban.

Exáminandola con atención, se podía notar claramente que esa niña debía de tener sí o no unos diez u once años. Su rostro pálido era iluminado suavemente por los dulces y débiles rayos del sol escocés. Era un milagro que en esa temporada se asomase el sol de entre las nubes, pues, pensando al clima de Escocia, no era que se podían esperar maravillas. La niña corría alegramente como todo chico a esa edad, donde la pubertad no se ha avecinado aún y la niñez aún no se va del todo. Pronto, detrás de ella, apareció un chico más o menos de su misma edad, de cabellos negros y ojos claramente esmeralda. Llevaba unos lentes rotos y tenía una curiosa cicatriz en la frente, a forma de rayo.

A medida que los dos niños avanzaban por el vasto jardín, otros más iban apareciendo detrás de ellos, todos de casi la misma edad, a excepción de pocos. Reían, gritaban, bailaban, corrían, jugaban, hacían todo lo que niño pequeño hace a esa edad. Sonreían alegremente mientras trataban de no pisar las flores matutinas, pues, ellas eran sus amigas. Se perseguían unos a otros mientras que la sonrisa en sus rostros no se atrevía a desaparecer.

Pero pronto... pronto el sol se fue apagando, dejó de iluminar los rostros infantiles de los niños, y se fue escondiendo detrás de unas repentinas nubes grises que habían aparecido. La flores dejaron de sonreírle a los niños, y se fueron durmiendo, o más aún, se fueron escondiendo. Las nubes chocaron unas contra otras, haciendo estruendos ruidos y provocando el pánico en los niños. El fresco olor a hierbabuena fue desapareciendo muy rápidamente, como si él también tuviera que esconderse... esconderse de algo terrificante que se aproximaba amenazantemente. Los niños empezaron a huír, huír de algo desconocido, huír sin saber exactamente por qué. Ya no les importaba pisar las flores y las plantas, tan sólo querían huír de aquellos estruendos ruidos que las nubes grises provocaban. Gritaban, pero esta vez no eran gritos de alegría, sino de terror, y corrían muy rápidamente para alejarse de aquel "algo" terrificante que se avecinaba.

De repente, las nubes grises cesaron de chocarse una contra otra, y empezaron a llorar, a llorar incesantemente, mientras que lágrimas grises caían libres en el suelo. Eran frías y congeladas como el viento del norte, pero no lo suficiente como para volverse copos de nieve. Cada vez caían más y más, caían grandes, pesadas, duramente golpeaban el suelo, como tratando de desquitarse con él. Desquitarse de un sentimiento que era inevitable sentir.

A los pocos minutos, y ni siquiera, a los pocos segundos, las nubes grises empezaron a volverse cada vez más y más oscuras. Su color empezó a teñirse de un negro horrible, mientras que las pesadas gotas del cielo también hacían lo mismo. Los colores vivaces de las flores, quedaron sin problema alguno en el olvido, como si fueran ya un dulce y viejo recuerdo. El aire se volvió denso, como contaminado, y difícilmente las plantas pudieron emplear su fotosíntesis. Ningún ser humano, que tuviese la suficiente capacidad mental de entender que aquella lluvia era nociva, hubiera permanecido allí, pero ciertamente había una excepción. Una niña de cabellos sumamente enmarañados observaba atentamente la lluvia que caía sobre sus tiernas y pequeñas manos, con mucha curiosidad. De hecho, el haberse quedado ahí bajo aquella lluvia negra, se debía simplemente a su curiosidad, a sus ganas de saber qué estaba pasando y por qué. Pero su cuerpo ya se había mojado lo suficiente como para que esa lluvia no le afectara. La niña alzó la cabeza al cielo, y observó atentamente. A lo lejos, entre las nubes oscuras, pudo notar dos grandes ojos de color escarlata, con unas pupilas parecidas a la de una simple serpiente. La chica sintió de repente un gran dolor en el corazón, y se echó al suelo, llevándose una mano al pecho infantil.

Y fue ahí cuando Hermione se despertó.

*

Sus ojos se abrieron de par en par, mientras que su cuerpo se sobresaltaba. Su corazón latía velozmente, y parecía no querer disminuir su velocidad. Su respiración era agitada y algo de sudor resbalaba por su frente sin atore alguno. No lograba entender qué tipo de imagen pudiese tener enfrente, pues aún no lograba enfocar bien. Se rodó en el asiento y lo que encontró fueron dos pares de ojos oscuros que la observaban atentamente, acompañados por una melena negra con mechas rojizas.

- ¡Ginny! – exclamó Hermione de repente recargándose en el sofá, mientras veía a Ginny con ojos muy abiertos. La chica estaba sentada enfrente suyo, y la observaba con una sonrisa.

- ¡Oh qué bien! ¡Me has reconocido! – dijo muy animadamente. Hermione ahora miraba a su alrededor, con mirada aterrada.

- ¿Dó... dónde estamos? – preguntó con un hilo de voz, observando las decoraciones. Ginny sonrió.

- Estamos en la Sala Común de Gryffindor. El pasaje que descubrimos antes sí que nos ayudó en mucho – dijo con su aguda voz. Hermione frunció el ceño, extrañada.

- ¿Cómo es que... que no recuerdo nada? – dijo mientras se restregaba un ojo y se sentaba en el sofá. Ginny suspiró y hablo con tono más serio.

- Verás Hermione, antes de llegar acá tú te pusiste a gritar de repente que te sacaramos de ahí rápidamente, que no querías quedarte allí. Entonces tratamos de adelantar el paso, pero tú te negabas a caminar, y continuabas gritando y llorando que no querías estar ahí. Por lo tanto, Malfoy tuvo que agarrarte en brazos para poder salir de ahí, y al llegar a la Sala Común, tú no querías soltarlo. De hecho, creías que él era Harry y que yo era una tal Kelly... pensábamos que te habías vuelto loca, pero me parece que no es así – Hermione la miró atónita, y algo enrojecida. ¿Malfoy la había tomado en brazos?

- Dices que... ¿lo había confundido con Harry y a ti con Kelly? – Ginny asintió. – ¿Y dónde está él ahora? – dijo luego notando que Malfoy no estaba ahí con ellas.

- En el baño. Ya sabes, tenía que... – pero Hermione se paró de golpe.

- Un momento, ¿dijiste que esta es la Sala Común? – preguntó dirigiéndose a la chimenea.

- Por supuesto – dijo Ginny con tono de "obvio". Hermione se volvió y la miró preocupada.

- ¿De hace cuánto que estamos aquí? – Ginny observó su reloj, pero negó con la cabeza.

- No lo sé. Hemos perdido la noción del tiempo porque nuestros relojes ya no funcionan, así que no tengo idea de cuánto hayas dormido... – Hermione se acercó a Ginny, con expresión enojada.

- ¡¿Qué?! ¡Por qué me dejaron dormir! ¡¿Están locos o qué?! ¡Si hemos llegado a la Sala Común es por puro milagro! ¡No tenemos que perder tiempo e ir a mi habitación! – Hermione sacó su varita de su bolsillo y se dirigió a las escaleras que dirigían a los dormitorios. Ginny se apresuró a seguirla, pero lo que hizo fue tomarla del brazo cuando Hermione había pisado el primer escalón.

- ¡No Hermione! ¡No debemos de ir! – exclamó. Hermione la miró atónita.

- ¡¿Pero qué dices?! – intentó zafarse pero fue inútil. La expresión de Ginny era de suma preocupación.

- ¡Entiéndelo Hermione! ¡Es una trampa! Si vas ahí será peor, caerás en la trampa de él inevitablemente...

- ¿De él...?

- Sí Hermione. Malfoy y yo hemos discutido el asunto, y hemos llegado a la conclusión de que todo esto es obra de Quién-tú-sabes. El año pasado él actuó através de Ron, ¿recuerdas? Por poco Ron y asesina a Harry, y por puro milagro logramos evitarlo. Y si te das cuenta, gracias a la gran influencia que tuvo Quién-tú-sabes en él por un año entero, Ron ya no es el mismo... y tú eso lo sabes muy bien – Hermione la observó sin palabras. No podía creerlo. ¿Cómo no se había dado cuenta ella? Era tan obvio. Lord Voldemort quería deshacerse de Harry esta vez através de ella, utilizando su historia. Pero si ella no hacía nada, lo lograría.

- Ginny, es posible que tengas razón pero eso a mí no me importa. ¿Que acaso te quieres quedar así por siempre? ¿Quieres que el mundo de mi historia se fusione con el nuestro? ¿Quieres que Quién-tú-sabes logre su propósito? – Ginny bajó la cabeza y negó lentamente. Hermione observó luego como salía Draco de una puerta, y se dirigía hacia ellas. Llevaba una expresión impasible en su rostro.

- ¿Es que acaso prefieres arriesgar, Granger? – dijo arrastrando las palabras, y con ese tono que Hermione tanto odiaba: ese tono que había tenido que soportar por tanto tiempo. Parecía ser que la parte de David en él se estaba debilitando. La Gryffindor frunció el ceño.

- No sé tú Malfoy, pero yo no soy ninguna cobarde como para evadir a mis problemas. No voy a permitir que mi historia se siga fusionando con nuestro mundo delante de mis ojos, sabiendo que muy bien podría hacer algo para evitarlo. Yo no soy de esas personas que se...

- ¿No querrás decir que tienes miedo a que San Potter olvide su amor por ti? ¿O a que tú estés enamorada no sólo de él, sino también de mí? – Hermione frunció aún más el ceño, mientras que Malfoy la miraba divertido: no se equivocaba del todo. Negó con la cabeza y le dirigió una de las miradas que siempre habían sido reservadas para él.

- Eres un imbécil, no sé cómo pude inspirar a David en ti – murmuró, mientras empezaba a subir las escaleras. Ginny lo miró de reojo y siguió a Hermione.

- Hermione, ¿qué quiso decir Malfoy con...?

- Mejor no preguntes, Ginny. ¡Ya tengo suficiente de él! Si quiere seguirme que me siga, pero yo no lo voy a obligar – murmuró con tono enfadado mientras que subían las escaleras a caracól.

- Pero en verdad, ¿no te parece que todo esto es muy peligroso? – Hermione se detuvo y observó a su amiga muy enfadada.

- Mira Ginny, si tienes tanto miedo será mejor que no vengas y te quedes allá abajo con Malfoy. Después de todo, pareciera como si no te disgustara su presencia... – Ginny pareció digustada ante este comentario, mientras continuaban avanzando.

- ¡Por Dios, pero qué dices! Odio a Malfoy al igual que tú, por lo tanto no digas idioteces – murmuró indignada. Hermione suspiró para sus adentros.

- Probablemente mucho más que yo....

*

Después de subir la interminable escalera a caracól (que se había vuelto así de infinita gracias a la fusión), finalmente habían llegado a la puerta del dormitorio femenino. Como era de esperarse, la puerta no se abrió con un sólo giro de la manija, así que Hermione tuvo que emplear su magia.

- Aloho...

- Emmh... ¿Hermione? – la susodicha se dio la media vuelta.

- ¿Qué? – Ginny la miró temerosa.

- No por nada pero... ¿qué piensas hacer en cuánto estés en tu habitación? – Hermione bajó la varita y se puso una mano en la cintura.

- Pues, tomar mi historia y... y... – Ginny la miró.

- ¿Ves Hermione? No tienes ni la más mínima idea – Hermione frunció el ceño, pero no con odio, sino con confusión. Después de fijar el suelo por unos segundos, se dio media vuelta otra vez, negando con la cabeza.

- Ya se verá. Estoy segura de que Quién-tú-sabes debe de estar vigilando mi habitación, por lo tanto vacía y desprotegida no lo está. Así que...

- ... Al entrar de seguro nos encontraremos con él – Ginny tragó saliva, y apoyó una mano en el hombro de su compañera – Hermione, ¿que no tienes miedo? – Hermione la miró a los ojos, pero luego apartó la mirada y la fijó en la puerta.

- Por supuesto que sí. Todos nosotros siempre tenemos miedo de algo... y obviamente Quién-tú-sabes no es la excepción. Pero sabes, le tengo mucho más miedo porque no sé su forma exactamente. Mientras menos se le conoce, más se le tiene miedo... – Ginny asintió: ese tipo de experiencia ya la había tenido con Ryddle. Hermione subió la varita y pronunció el hechizo.

- Alohomora.

La manija de la puerta se movió muy lentamente, tanto que parecía tardar una eternidad. Las puertas se abrieron chillando, como si nadie las hubiera aceitado en años. Hermione observó a Ginny para asegurarse de que quería seguirla, y ella asintió. Empezaron a caminar pero a medio pasillo se detuvieron.

- ¿Cuál es mi habitación? – se preguntó Hermione, iluminando el pasillo con la luz de la varita.

- ¿Y me lo preguntas a mí? – dijo Ginny, iluminando también. – Deberías saberlo, pues...

- Es que todo esto ha cambiado Ginny. No son nuestras habitaciones de antes... – la chica apoyó una mano en la pared de la izquierda, y fue recorriéndola con ella – Además, estoy segura de que la puerta de mi habitación está camuflajeada al igual que las salidas... prueba a buscarla tú también, por favor – Ginny asintió y trató de detectar la puerta de la habitación de su compañera, en la pared de la derecha. Obviamente habían otras puertas, en las que antes se veían los nombres de las personas que dormían ahí, pero con esto de la fusión los nombres se habían vuelto unos simples números. Hermione veía cómo los números daban varios saltos entre sí, es decir, que de docientos ochenta y ocho pasaban a trecientos veinte... era algo que de alguna manera le hacía estremecerse.

- Docientos tres, quinientos cuarenta y tres... ¿Cómo demonios hacemos a saber cuál es la correcta? – murmuró Ginny, fastidiada. Pero Hermione estaba demasiado concentrada en la última puerta de su pared como para hacerle caso. Veía atentamente el número de aquella puerta, que era ciento noventa y nueve...

- Ciento noventa y nueve... ciento noventa y nueve... ¿por qué será que me suena? – susurraba Hermione para sí mísma. Ese número le era algo familiar... y no sabía por qué.

- Hermione... ¿qué me dices de esta puerta? Tiene el número seicientos sesenta y seis... ¿es el número del diablo, no? Probablemente representa quién-nosotros-sabemos...

- Espera Ginny... creo que tengo un mal presentimiento de esa, pero de ésta... no sé – Hermione indicó el número de la puerta que estaba examinando. Ginny se le acercó, y lo observó atentamente. Luego miró a Hermione.

- ¿Estás segura? – preguntó.

- No del todo... pero no sé, creo que esta es la correcta. Algo me lo dice...

- Entonces ábrela – oyeron a sus espaldas. Las dos se sobresaltaron, y se dieron media vuelta para ver a un Malfoy cruzado de brazos que se iba acercando a ellas. – El por qué sientes que es la correcta es muy simple. Esos son los números de tu cumpleaños, ¿lo ves? Diecinueve por el día y nueve por el mes de Septiembre – Hermione frunció el ceño.

- ¿Cómo haces a saber mi cumpleaños? – preguntó. Draco alzó las cejas y el dedo índice.

- Eso es un secreto – y le guiñó un ojo. Hermione se sonrojó un poco y le indicó a Draco y a Ginny de apartarse. Posó una mano en la manija y muy fácilmente la giró. Demasiado fácilmente. Hermione empujó la puerta con mucho cuidado, manteniendo la varita en alto. Dio un sólo paso hacia adelante y observó atentamente la habitación: todo estaba como lo había dejado, a excepción de una cosa. Cerca de la ventana se hallaba un chico de cabellos rebeldes y piel pálida... tenía una expresión muy vagabunda, pues parecía concentrarse en lo que veía através de la ventana. Su cabello iba entre el negro y el marrón, y sus ojos, por lo que se podía notar, iban del verde al azul...

- ¡Harry! – exclamó Hermione. El chico se sobresaltó y la observó un momento. Una sonrisa apareció en su rostro pálido.

- ¿Hermione? – dijo el chico acercándose a ella. Hermione en vez corrió donde él, y lo abrazó fuertemente.

- Harry, Harry, Dios mío, eres tú Harry, eres tú – murmuraba Hermione mientras lo abrazaba. Harry recibió el abrazo con gusto, pero no entendía el comportamiento de la chica. Hermione se separó de él un poco y lo observó atentamente.

- Hey... has cambiado, ¿eh? – comentó. Harry la miró de arriba a abajo.

- Tú también... ¿qué te pasó?

- Es una larga historia – dijo Hermione sonriendo. – Oh Harry, no sabes qué tan preocupada estaba – la chica se acercó a su rostro para besarlo pero él se alejó.

- Hey, hey, hey... ¿pero qué haces? – dijo con una mirada confundida. La sonrisa de Hermione se desvaneció un poco.

- Besarte, ¿qué otra cosa podría hacer...? – Harry frunció el ceño confundido y se separó de los brazos de Hermione.

- ¿Pero por qué lo haces? – preguntó. Hermione sonrió nerviosa.

- Porque somos novios, Harry... ¿no? – la Gryffindor lo miraba inquisidoramente mientras sentía su corazón latir a millón. Harry negó con la cabeza como si fuera algo obvio.

- Claro que no – comentó. Hermione sintió su corazón romperse en mil pedazos. Estaba en lo cierto. La fusión entre él y Henry había sido completamente efectiva. Harry se había olvidado de su amor por ella. Se había olvidado de todo, y ahora ella no era más que su mejor amiga. Era increíble el modo en que debía darse cuenta de que su amor no era tan fuerte después de todo.

- Pero Harry...

N/A: Ñaca ñaca ñaca =) ustedesssss, todos ustedes creían que Harry no se había olvidado del amor por Hermione, pero no, yooooo decidí hacerle olvidar todo, yoooooo kise    que esto sucediera porque sí, muajajajaja (6)!!

Primero que todo quiero decirles una cosa muy importante: El próximo capítulo será el CAPÍTULO FINAL. Síp, dentro de cuatro días (el tiempo que siempre me tardo para actualizar) podrán dar por concluido este fic. Aunque les tengo una sorpresita... ;)

Muchas gracias por sus reviews ^^U: esteffy, vicu-malfoy (créeme, a mí me duele más q a ti T_T pero al- disfruta lo que ponga eh? ^-^), lora chang (pues mi niñito mimado es muy inteligente ^^ jaja no vale pues logró detectarlo porque sabía que Harry no había podido aparecer así como así detrás de ellos), dnyc, Minue (final alternativo? Tú tás loka niña? Naah, ya sabes como va ir a parar, así q no pienses en otro final ¬¬! Y por cierto, espero q te haya gustado la parte de Draco que decía "Eso es un secreto" XD lo puse pensando en ti!), Arwen-Magic16 (el perrito negro como Sirius? O.o Jaja hubiera sido imposible xq en la historia de Hermione no existe Sirius XD jajaja Bebé-Ginny-Fea, me gusta, me gusta! XD), Agatha-NP, Lis Jade Black (ejem, Draco no dijo que Ginny era linda, dijo que "no estaba tan mal"...jeje, no tenía fiebre, tranquila ^^'' [KaroL le regresa el termometro a Lissy con la misma carta] digamos un pekeño regalito departe mía para ti, eh?^^' Jajaja ya te imagino corriendo con un perro atrás jajaja XD! Los fics HHm se respetan? JAJAJAJA no me hagas reír(6)! Ah niña, y aún no has aprendido nada de la juguetería y la librería que llevaba al curso de dibujo todo el tiempo? Si tú mísma con Mariale me decías "fanática compulsiva" XD! Así que ya deberías saber como es cada fanatismo mío, siempre tan compulsivo XDDD), Nadesiko-san (toy de acuerdo contigo! Pero no puedo T_T de todos modos me alegra que hayas comprendido aquella parte real en Hermione, te felicito ^.^ y me alegro que Draco no haya caído en cursilería ^^'), y miaka82 (jajaja como que Hermi-Scully tendrá muxo q hacer xq no te decides a leer los caps XD jajaja me encantaron las oloqueseaevoluciones, me hicieron reír mucho XD como siempre! Jajaja sigue así lokiña dejando reviews tan cómicos pa subirme la moral!).

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡REVIEWS!!!!!!!!!!

*son gratis Y HACEN sentir bien A LA escritorA*

8-04-2003