Creo que me he excedido en el último capítulo, teniendo en cuenta que la
historia no es acerca de Leona y Heidern, pero tenía ganas de profundizar
un poco en su trato. Ahora os dejo con el epílogo de la historia, porque
con Goenitz ya sabemos qué es lo que sucede, pero, ¿y Kanako? Es un
capítulo breve, pero me apetecía escribirlo.
EPÍLOGO:
Estaba a punto de llamar a la puerta, pero alguien abrió antes de que lo hiciese. Era una muchacha joven, delgada y de estatura considerable.
-¿Qué quieres?- le preguntó con no muy buenas maneras.
-Yo... Bueno...- titubeó Kanako.
-Apestas a Orochi. ¿No nos habéis hecho ya suficiente daño?
-Sí... Lo sé. Yo misma he cometido demasiados errores. He dejado las cosas suceder como si no fuesen asunto mío. Creía que yo sola no podía cambiar nada y por eso ni lo he intentado... Pero ahora quiero hacer algo. Si no quiero que la humanidad sea destruida por Orochi no basta con quedarme de brazos cruzados esperando a que otros lo eviten. Por eso estoy aquí.
-¿Y qué crees que puedes hacer?
-Yo... Puedo ver cosas. Y además... ¿Te suena el nombre de Goenitz?
-Goenitz es...
-El que mató a tu hermana.
La joven miró a Kanako con algo de desconfianza.
-He conocido a Goenitz prácticamente desde que nací. Lo conozco mejor que nadie. No siempre ha sido como es ahora.
-Puedo ver que dices la verdad, pero... No creo que quieras ayudar solamente por convicción moral. También buscas venganza personal, ¿no es así?
-No, yo...- los ojos de Kanako se humedecieron.- Por su culpa los únicos amigos de verdad que he tenido están muertos.
-Está bien, te entiendo. Pero si luchas por venganza no serás mucho mejor que él. Acepto tu ayuda... Si prometes luchar por el bien de la humanidad y no tan solo por el mal de Goenitz.
-De acuerdo.- aceptó Kanako.- Te aseguro que puedes confiar en mi.
-Lo sé. Pero al menos dime tu nombre, ¿de acuerdo?
-Ah, sí, lo siento. Me llamo Kanako.
-Kanako ¿qué mas?
-No, solamente Kanako, sin apellido.
-Encantada, Solamente Kanako, yo soy Chizuru Kagura, aunque supongo que ya lo sabías.
EPÍLOGO:
Estaba a punto de llamar a la puerta, pero alguien abrió antes de que lo hiciese. Era una muchacha joven, delgada y de estatura considerable.
-¿Qué quieres?- le preguntó con no muy buenas maneras.
-Yo... Bueno...- titubeó Kanako.
-Apestas a Orochi. ¿No nos habéis hecho ya suficiente daño?
-Sí... Lo sé. Yo misma he cometido demasiados errores. He dejado las cosas suceder como si no fuesen asunto mío. Creía que yo sola no podía cambiar nada y por eso ni lo he intentado... Pero ahora quiero hacer algo. Si no quiero que la humanidad sea destruida por Orochi no basta con quedarme de brazos cruzados esperando a que otros lo eviten. Por eso estoy aquí.
-¿Y qué crees que puedes hacer?
-Yo... Puedo ver cosas. Y además... ¿Te suena el nombre de Goenitz?
-Goenitz es...
-El que mató a tu hermana.
La joven miró a Kanako con algo de desconfianza.
-He conocido a Goenitz prácticamente desde que nací. Lo conozco mejor que nadie. No siempre ha sido como es ahora.
-Puedo ver que dices la verdad, pero... No creo que quieras ayudar solamente por convicción moral. También buscas venganza personal, ¿no es así?
-No, yo...- los ojos de Kanako se humedecieron.- Por su culpa los únicos amigos de verdad que he tenido están muertos.
-Está bien, te entiendo. Pero si luchas por venganza no serás mucho mejor que él. Acepto tu ayuda... Si prometes luchar por el bien de la humanidad y no tan solo por el mal de Goenitz.
-De acuerdo.- aceptó Kanako.- Te aseguro que puedes confiar en mi.
-Lo sé. Pero al menos dime tu nombre, ¿de acuerdo?
-Ah, sí, lo siento. Me llamo Kanako.
-Kanako ¿qué mas?
-No, solamente Kanako, sin apellido.
-Encantada, Solamente Kanako, yo soy Chizuru Kagura, aunque supongo que ya lo sabías.
