EL CUERVO
SAKURA Y EL CUERVO
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Sakura, en compañía de Kero y de Yue habían acudido al lugar donde el Cuervo –o mejor dicho, Shaoran– había cobrado su primera víctima. Un sujeto que estaba horriblemente apuñalado, a la altura del pecho, y la sangre había dejado un caprichoso y nada agradable decorado en el techo de aquel auto. Pudo escuchar con claridad lo que decía uno de los oficiales.
-Fue apuñalado con algo que medía más de 20 cm de largo. Eso, o era una espada o un cuchillo de carnicero.
-Pero lo hizo muy bien, la herida está cauterizada. Fue como si la hoja estuviera ardiendo.
-El caso es, que hay un asesino de policías suelto. Habrá reunión en la comandancia, así que muévanse –dijo un tercero interviniendo en la conversación.
Kero contuvo un gesto de asco al ver el cadáver. Tenía la cara contraída en un gesto de terror sublime. Además del pecho, tenía la pierna atravesada de cabo a cabo. En pocas palabras, un buen trabajo.
Entre tanto, Yue pudo escuchar como la señorita daba su versión de los hechos.
-Era un hombre alto, vestido con un abrigo negro largo, y tenía un objeto muy extraño en sus manos. De verdad, no sé como lo hizo ni como apareció aquí –dijo completamente shockeada la muchacha.
-Muy bien, puede retirarse –dijo el oficial, volviéndose a sus compañeros– bueno, no pudo dar una descripción detallada del sujeto, pero si del arma que utilizó. Es algo completamente fuera de lo convencional
-Mejor vamos a la comandancia y allí discutimos este problema –convino
Sakura quedó espantada ante semejante espectáculo. ¿Qué clase de persona sería capaz de matar a alguien, de esta manera? Más allá de todas las argucias que pudo haber usado para acabarlo, era una persona desalmada y sin ninguna clase de piedad.
-Sería interesante que Eriol viera esto –murmuró– seguramente podría deducir algo de aquí.
-De cualquier forma, hay un asesino suelto. Y uno peligroso –apuntó Yue
-Y nada tonto –agregó Kero– quien sea que lo haya hecho, sabía lo que estaba haciendo.
Los tres asintieron. Lo mejor era retirarse, hasta que los hechos estuvieran más claros. Además, mañana debía hacer una nada agradable visita al cementerio.
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Entre tanto, Eriol estaba recluido en su departamento. Desde la muerte de Shaoran, pasaba noches enteras, en medio de las sombras de la noche y frente a un tablero de ajedrez, trataba de imaginar todas las posibles razones por las cuales la familia Li haya desparecido, hasta el último heredero. Después de hablar con Tomoyo, se servía una taza de café, y trataba infructuosamente de hallar razones, sin llegar a ningún lado.
De repente, un chirriante sonido lo sacó de sus meditaciones. Un cuervo, graznaba en su ventana. Eriol se levantó, hizo un ademán que hizo volar al ave lejos. Se dio la vuelta, y encontró algo diferente. Uno de los alfiles había sido movido, y había un papelito, con un mensaje escrito bajo él:
"Hasta ahora es el primer movimiento"
-¿Pero qué...? –dijo Eriol mirando en derredor suyo. Solamente la inquietante soledad. Entonces un suave sonido invadió la estancia por completo. Relajante. Tranquilo. De alguna parte sonaba "luz de luna" de Beethoven. Una sonata de piano simplemente hermosa. Triste, calmada, que traía recuerdos de tiempos lejanos, felices, cuando los cuatro grandes amigos vivían. Ahora, uno de ellos se había marchado de este mundo, y este se había trastornado en uno gris y frío. Un gris, frío, moribundo y cruel mundo.
Sus ojos fueron cediendo entonces ante el susurro de las tonadas del piano. Y cuando al fin se quedó dormido, ante el narcotizante efecto de la música, Shaoran emergió de las sombras, también embelesado por la suave música.
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-Buenos días Sakura –le dijo Tomoyo, con un obvio gesto de tristeza velando su rostro.
-Hola Tomoyo –dijo Sakura con una voz todavía más deprimida
La razón por la cual estaban ambas tan deprimidas: se cumplían dos semanas de la muerte de Shaoran Li. Sakura, acudía por segunda vez a la tumba de su amado, con un racimo de flores blancas. Eriol aún no llegaba, aunque todavía era temprano.
-Ay Tomoyo...me siento tan sola... –murmuró Sakura
-Lo sé –dijo mientras la abrazaba consoladoramente– lo sé...
-Buenos días –dijo Eriol– lo siento, me levanté tarde y...
-No importa –dijo Sakura– mejor vamos ya.
Mientras esto sucedía a la entrada del cementerio, alguien más estaba allí adentro. Frente a su propia lápida, Shaoran dejaba un racimo de rosas rojas. Tenía el mismo vestido, y el mismo cuervo reposaba en su hombro. Leyó su nombre en la lápida, con una sonrisa completamente irónica en su rostro. Viéndose muerto, sintiéndose vivo y sabiéndose vivo y muerto al mismo tiempo.
-Seré vengado...se hará justicia, porque así lo he jurado... –dice mientras cierra los ojos. Su tumba, había sido puesta justo al lado de un árbol de Sakura. Que oportuno....
Entonces siente las presencias de Sakura, Eriol y Tomoyo acercarse a él. No sabe cómo pero los siente. Sus oídos casi pueden escuchar sus respiraciones, y no sabe la razón por la cual puede sentirlos de esa manera, pero por ahora, no se quedará a averiguarlo. Da media vuelta, y emprende lentamente su camino hacia algún lugar, en el no sé donde. Y en cuanto se marcha, la sangre ha comenzado a escurrir de las letras de su nombre.
Sakura, al llegar, contiene un grito de espanto. La sangre fluye lentamente por el frío mármol de la lápida. Todos quedan ingratamente asombrados por el espectáculo
-¿Pero qué...? –murmura Sakura viendo en derredor. Pero el cementerio está semivacío, no tiene idea de quien puede ser el autor de semejante broma. Lo único que encuentra es un indiferente cuervo, que grazna desde la copa de un árbol cercano. Sakura lo mira atentamente, sin saber cómo esa ave le es muy familiar.
¿Dónde te he visto antes?– pensó Sakura para sus adentros.
Y el cuervo pareció responder: nunca más
Sakura respingó asustada. Esa ave había hablado, y lo peor de todo, había leído su mente. Ese no era un cuervo cualquiera, era un ser dotado de extraordinarios poderes y habilidades. Volvió a ver, pero el ave se había desvanecido. Como si en realidad el cuervo solo lo viera ella, como si nunca hubiera estado allí realmente.
¡Ave o diablo! –gritó una voz– ¡sea esta palabra que dices nuestra señal de despedida!
¡Regresa a la tempestad, a la nocturna ribera!
¡Ni una pluma negra dejes, vestigio de la mentira que tu alma ha pronunciado!
¡Mi soledad deja intacta! ¡Abandona la escultura que está encima de mi puerta!
¡De mi alma quita el pico y del portal tu figura!
Pero el mismo cuervo respondió impasible: nunca más
-¿Y eso? –murmuró entonces Tomoyo al escuchar aquel peculiar diálogo. Un cuervo graznando en medio de la incesante oscuridad perenne, posado sobre un busto, escudriñando con su mirada hasta el último rincón del alma de alguien, cuya figura no reconoce. Pero el cuervo deja de serlo, y pasa a ser un hombre. Joven, con una extraña marca en el rostro, y con una mirada fría, penetrante, y sin ese brillo característico de los vivos. Es un hombre sin alma, no se le ocurre otro término para describir ese miedo cerval que siente.
-Se hará justicia...a cualquier costo....
Y Eriol también saltó en su lugar, sobresaltado por la frase. Alguien estaba allí, muy cerca. Un oscuro poder, se propagaba en el aire. Aunque, extrañamente, no atacaba. Parecía inofensivo.
-¿Qué rayos es lo que está pasando aquí? –preguntó Eriol a la nada, mientras la sangre aún fluía de la lápida
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Una noche más se cierne sobre Tomoeda. MMDD, dirían algunos. Sakura está en su habitación, recostada sobre su cama. Está pensando, y recuerda con dulce amargura los recuerdos de todo lo vivido hasta ese fatídico día. Sonríe entre lágrimas, al recordar a Shaoran, y los constantes cariños que tenía para con ella, y ahora, sepultado en la tierra...sin poder volverlo a ver.
Entonces, la imagen de aquel cuervo regresa a su mente. ¿Acaso sería que estaría viendo cosas? Pero estaba segura, ese cuervo le había hablado, y ese cuervo había visto en su mente. Ese cuervo era algo más que esa ave, guardaba algo en su interior...algo muy importante para ella...
Entonces se levantó, se puso un abrigo y salió a deambular por las calles de Tomoeda. Sin quererlo –o sin saberlo, quién sabe– acabó en el parque pingüino, testigo de sus hazañas con las cartas Clow y con Shaoran...Dios santo, todo tenía relación con él...todo tenía un recuerdo suyo...
Sakura observó como el bosque dibujaba fantasmales sombras con la mortecina luz de los postes, y con la ausencia de la luna, la oscuridad parecía ser más densa. Al mirar hacia un árbol, como todos los demás, lo vio. No había duda, era el mismo cuervo del cementerio. Pero al mirar con más atención, alguien estaba al pie de ese árbol. Las sombras no permitían ver quien era realmente, pero era joven.
-¿Quién anda ahí? –preguntó Sakura
-Nadie –respondió la figura, mientras salía hacia lo más claro– realmente no soy nadie.
Sakura contuvo un grito. Pero no supo definir si de alegría o de espanto. La palidez de aquel rostro hizo que lo relacionara, involuntariamente, con alguien ya muerto. Pero la fría belleza masculina de aquel cuerpo, le recordaron involuntariamente a Shaoran...
-Tú pareces ser alguien –dijo ella
-Mi nombre no sé si deba revelarlo –respondió Shaoran– pero me llaman El Cuervo...
-¿El Cuervo? –dijo Sakura mientras lo miraba atentamente al rostro. Este, le trajo a la memoria algo que quería con toda el alma saber, y sin embargo, no podía conectar las imágenes en su mente. Como cuando tienes una palabra en la punta de la lengua, y no puedes pronunciarla.
-Así es. Me llaman El Cuervo...
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Mientras tanto, Quan Cheng hacía sus brujerías. Tenía los brazos desnudos, y uno de ellos mostraba una cicatriz. Tres triángulos superpuestos.
-Quor Toth...–murmuró él– el poder oscuro más grande...alguien lo posee, y lo está usando. Debo saber quién es...y debo evitar que me encuentre a todo costo. Ni con todo mi poder, será suficiente para confrontarlo. Debo saber...debo hallar una forma para luchar contra alguien que no puede morir de ninguna forma...
Sabía perfectamente de la cacería que el cuervo había iniciado. Uno ya había caído, y otro se había salvado de caer ante él. Pero...¿y si lo encontraba? ¿estaría listo para enfrentarlo, y salir indemne?
No...claro que no. El cuervo era invencible, desde cualquier ángulo, y eso era intolerable. No podía ser vencido, no podía ser derrotado. No podía ser destruido...
-Mientras los Li vivieron, me vi forzado a estar escondido, y ahora que ya ninguno existe, alguien salido del noveno nivel del infierno*, estaba buscándolo, reclamando venganza. Necesitaba ayuda...necesitaba saber...
Nota del autor: gracias a todos los que dejaron sus reviews para la historia.
*MMDD: esta sigla, tomada abusivamente de "el cazador de sueños" quiere decir "misma mierda, diferente día", refiriéndose que los días se tornan insoportablemente rutinarios.
*noveno nivel del infierno: en "la divina comedia", se habla de que el infierno está dividido en nueve niveles, y cada uno corresponde a la gravedad del pecado cometido. El noveno nivel, está reservado para los peores pecadores –los traidores– así que nunca traicionen a nadie ¡¡o serán condenados al noveno nivel del averno!!
Creo que es todo por el momento. Nos vemos
NightWalker
