Un mes, un mes completo había pasado desde el incidente en el apartamento,
todo parecía perfectamente tranquilo salvo por el hecho de que la carta
tenia ya dos semanas sin volverse carta por completo, algo bastante raro,
ya había sanado por completo de la herida y a pesar de que Eriol no
mencionara nada al respecto, no le quitaba de la cabeza el hecho de que era
bastante anormal, tendría que hablar con él, después de todo el experto era
él.
================
-señorita traiga una taza de café por favor-
-o con gusto señor Kinomoto-
(cinco minutos después)
-¡¡¡¡brrrr!!!!!! ¡QUE LE PASA! ¡¿ACASO ME QUIERE ENVENENAR?!
-¡ESTA DICIENDO QUE EL CAFÉ QUE PREPARO ES TAN MALO?!
- ¡AL MENOS DEBERIA PONERLE AZUCAR!-
Esta se había vuelto una escena normal en el prestigiado bufete de abogados, de hecho después de la batalla, los compañeros apostaban cuanto más aguantaría la Srta. Kumiko.
El lic. Kinomoto estaba encerrado en su oficina, nuevamente se había puesto de malas al ver a la irascible secretaria que solo sabia ponerle los pelos de punta, pero de todas maneras le parecía agradable y extremadamente bonita. Un momento acaso había pensado que esa chica era ¡bonita! , empezaba a volverse loco por completo, aunque después de todo...
Kumiko escribía una carta. Sinceramente dudaba que el mismo se soportara, aun no entendía que alguien tan amable como el Dr. Tsukishiro fuera su amigo aun así no era mala persona, le parecía que solo no sabia expresar sus sentimientos de otra manera, después de todo a pesar de mostrarse enojado siempre, sus lo traicionaban revelando una gran tristeza, claro que no comentaba nada con nadie al respecto, tal vez ella podría averiguarlo...
=============
Tomando una bocanada de aire toco la puerta, tenia que saber lo que ocurría, no le agradaba que las cosas se salieran de control y no fuera su culpa, desde pequeño, Eriol era el autor de los misterios no el desafortunado que tenia que resolverlos, así que necesitaba toda la ayuda posible para hacerlo, aunque esto involucrara a su mejor amiga. El rostro sonriente de Jan se vio en la puerta
-Eriol, que sucede?- el hechicero tenia esa sonrisa enigmática
-nada, solo quería charlar contigo-
-cuando sonríes así, nada quiere decir que sucede algo grave- (vaya sí lo conocía bien)
-esta bien, si, pasa algo, ¿recuerdas a mi amigo Shaoran?-
-Sí- -bueno, pues él es el nuevo Card master. Cuando murió Sakura las cartas por decisión propia a pasaron
Su poder, poco después de esto, una de ellas empezó a comportarse de una manera muy extraña, primero rompió su sello un par de veces sin ser invocada y luego hizo un desperfecto en el departamento de li, lo que nos lleva al problema principal, que es que la carta se hirió, como ya te había contado, lo peor de todo y mas extraño es que desde eso hace ya un mes y la linda niña no ha vuelto al sello de la carta, lo que me lleva pensar que esta muy débil ¿o no?-
-ya te dije, que una manifestación mágica, no se lastima de esa manera... a menos que... -
El sonido del timbre anunciaba la llegada de una visita, era Shaoran acompañado de Mei lin. Y la pequeña carta Love...
******
Un hombre uniformado atendió la puerta de la gran mansión donde vivía Eriol invitando a los recién llegados a pasar al vestíbulo y ponerse cómodos para esperar la llegada del dueño del lugar. El trío obedeció las instrucciones y agradeció a una sirvienta que les ofrecía algo para tomar. El lugar era lujoso y se notaba que Hiragizawa no reparaba en gastos cuando se trataba de vivir bien.
- bienvenidos - saludó el joven de ojos azules detrás de aquellos lentes.
- Hola Eriol - saludó Mei Ling.
- Hola Mei Ling - respondió al saludo haciendo un breve ademán y a continuación dio un paso al costado para dar paso a Jan, quien lucía un largo vestido entallado hasta la cintura y luego un poco más flojo y con mayor caída de color cobre, en la cintura llevaba un cinturón fino engarzado con piedras brillantes y de su cuello colgaba un amuleto extraño que lucía un símbolo aun más extraño; llevaba el cabello semi recogido y en la parte posterior se veían caer dos cuerdas negras y finas con plumas rojas en sus extremos en forma de adorno - ella es una muy querida amiga; Shaoran tú ya lo conoces... su nombre es Jan Brooks.
- Mucho gusto - contestó la prima de Lee con suma cordialidad, exactamente como le habían enseñado en el clan al momento de presentarse con extraños.
- Hola - saludó cortantemente Shaoran recordando la no muy apropiada primera impresión que le había dado aquella mujer al conocerlos.
- Hola pequeña - saludó la joven gitana dirigiéndose a la carta Love - ¿cómo te encuentras? - En cuanto la joven se acercó la niña corrió a esconderse detrás de las piernas de Shaoran dejando bien en claro que no quería que se acercase - esto será mucho más complicado de lo que pensé - sonrió.
- ¿De donde eres? - Preguntó Mei Ling - porque no pareces ser de por aquí - una gota se deslizó sobre la cabeza de su primo, definitivamente ella nunca aprendería a ser discreta.
- No tengo un lugar de origen exacto, soy gitana y por ello voy de lugar en lugar recorriendo todos los sitios posibles para aprender de magia y hechizos, y así poder ayudar a cuanta persona me necesite - explicó mientras se ponía de pie - pero ese no es un tema para hablarlo en este momento - volvió a sonreír levantando un poco los hombros - ¿Lee, podrías hacerme un favor?.
- ¿Qué necesitas? - contestó con aquella seriedad que casi siempre lo dominaba.
- Necesito ver la cicatriz de la herida que sufrió la carta, pero no creo que permita que yo me le acerque, así que necesito que la convenzas de que me la muestre.
Shaoran se arrodilló en la alfombra y miró fijamente a la pequeña.
- ¿Confías en mí? - Preguntó con una dulzura repentina debido al reciente mal humor que emanaba; a lo que la aludida respondió moviendo la cabeza de abajo para arriba - entonces necesito que le muestres a esta señorita la herida que tienes ¿puedes hacer eso por mí? - Los ojos preocupados y temerosos de la niña denotaron los sentimientos que la llenaban - ten, puedes tener mi mano para que sepas que no permitiré que nada malo te pase - la carta se aferró con fuerza a la mano que le ofrecía su dueño
- muy bien, puedes hacerlo - inquirió dirigiéndose a la joven de ojos color miel.
- bien, estoy lista - Jan pasó su mano derecha por encima de la cicatriz cerrando los ojos y dejando que una luz violeta apareciera en la distancia entre su mano y la piel de la niña...
Mientras tanto, Eriol observaba absorto a su joven amiga; la había conocido hace mucho, cuando ella aun se ganaba la vida tirando las cartas en un pequeño local y ahora se asombraba ante el gran poder que había logrado desarrollar. Se había convertido en una gran hechicera y en una hermosa mujer. El tiempo que transcurrió desde que se separaron hasta esos pocos días en los que se habían vuelto a encontrar no parecían haber sido muchos, pero sin embargo no había notado su ausencia sino hasta que la vio aquella tarde. Es como si el peso de tantos años separados se le hubiese caído encima arrojándolo a la imposibilidad de recobrarlos; pero aun así, se sentía sumamente reconfortado de volverla a tener cerca.
- muy bien, es todo lo que necesito por ahora - dijo Jan poniéndose de pie - la carta está sumamente incómoda y no quiero molestarla si no es necesario.
- ¿eso es todo? - preguntó un poco molesto el dueño de la carta.
- Si así es - lamento tener que dejarlos tan abruptamente pero es mejor que comience a trabajar en este preciso momento. Buenas noches - se inclinó para despedirse y desapareció por una de las tantas puertas.
- Es una broma no es así - preguntó Shaoran a punto de perder la paciencia.
- Tranquilízate Lee, Jan sabe exactamente qué hacer. ¿Por qué mejor no se quedan a cenar hoy?, así podremos conversar un poco y quizás despejen sus mentes por un momento - sonrió esperando una respuesta.
- Te agradezco Hiragizawa pero estoy muy cansado, quizás otro día - la mirada de Eriol cambió por un segundo como si se hubiese percatado de algo que nadie más lo había hecho.
- Muy bien, quedará para otra ocasión.
Shaoran y su prima se despidieron del joven de ojos azules y se marcharon. Mientras él permanecía encerrado en su mente intentado descubrir todas las piezas de este rompecabezas.
Ya habían pasado dos semanas desde que Jan había comenzado a investigar sobre la extraña situación de la carta Love, pero nada parecía darle indicios de lo que sucedía. Había recurrido a las runas, a las cartas de tarot, a la clarividencia, etc, pero por primera vez en su vida ningún método parecía servirle para descifrar lo que en verdad sucedía. Agotada de tantos hechizos y procedimientos decidió salir un rato a despejarse, ya que era sabido que no se debía utilizar esos poderes cuando no se estaba totalmente concentrada o con pocas energías.
Corrió la silla hacía atrás y se desperezó un momento estirando los brazos hacia atrás antes de levantarse.
Una vez fuera de la habitación que Eriol le había ofrecido en su mansión para que la utilizase para realizar todos sus hechizos he investigaciones, se encaminó al tocador; necesitaba con urgencia un baño caliente para relajar su cuerpo y dejar su mente en blanco; pero en medio del camino se topó con la amable figura de la reencarnación de Clow que la miraba complacido y feliz.
- has estado trabajando mucho - comentó el mago - deberías descansar más de seguido.
- Lo sé - sonrió la gitana - pero la situación de tu amigo me tiene verdaderamente preocupada - una sombra de misterio se dibujó en el bello rostro de la joven.
- ¿Has descubierto algo?.
- Sabes que no puedo decírtelo, si es que quiero que todo marche bien.
- Lo olvidaba, no puedes decir nada hasta que todo haya culminado... uno de los cuatro mandamientos de la magia gitana.
- Así es, me gustaría mucho volver a hablar con tu amigo y ver a la carta nuevamente ¿crees que sea posible?.
- Claro, te llevaré allí en cuanto tú quieras.
- Déjame darme un baño para relajarme un poco y luego iremos ¿sí? - le sonrió de tal manera que Eriol no pudo evitar el responderle con la misma sonrisa.
Mientras la joven desaparecía por el amplio pasillo que llevaba al baño, el muchacho a sus espaldas se quedaba sonrojado y en espera de que los minutos pasasen con más velocidad para volver a verla.
Jan había llenado la habitación del baño con velas aromatizadas, incienso, y pétalos de flores silvestres.
Las velas eran blancas porque son buenas para la meditación, la adivinación, la clarividencia, la verdad, la paz y la fuerza espiritual.
Y en cuanto a los pétalos de flores se trataban de Artemisa, gardenia, sándalo y violeta, porque sirven para aumentar la espiritualidad. Aunque de todos estos pétalos se podía advertir un predominio de pétalos de violeta, porque era la flor preferida de Jan.
Todo el lugar era exquisito, la paz y la tranquilidad que emitía el cuarto relajaban el cuerpo y el alma de cualquiera que ingresase allí. Era justo lo que la gitana necesitaba para recobrar fuerzas.
Shaoran comenzaba a acostumbrarse a la presencia constante de la carta Love, aunque también empezaba a advertir que sus energías disminuían con drástica rapidez.
Ya casi se iban a cumplir cuatro meses desde la muerte de Sakura, pero el tiempo no parecía tener efecto en los que la recordaban, sobre todo en Lee.
Mei Ling venía de manera seguida a controlar que su primo se alimentase de manera adecuada, a limpiar su departamento y a obligarlo a salir de su encierro para tomar un poco de aire por la plaza. Pero ante cada día que pasaba notaba que su querido Shaoran parecía morirse un poco más, ya no era el mismo vigoroso joven que conocía, incluso sus poderes comenzaban a dormirse por no ser utilizados, y como si esto no fuese suficiente sus familiares comenzaban a insistir que volviese a Hon Kong para que comenzase su entrenamiento como futuro sucesor del clan. Pero nadie parecía tener el valor de arrancarlo de aquel lugar, donde se había aferrado a un recuerdo, a un amor y aun gran dolor.
- ¿quieres jugar? - preguntó con inocencia la carta mientras le mostraba una pequeña pelota de colores.
- En este momento no tengo muchas ganas - esforzó una sonrisa y acarició su pequeña cabeza rozada mientras la pequeña cerraba los ojos y devolvía la sonrisa - si quieres cuando llegue Mei Ling le pido que te lleve al parque.
- SÍ - gritó con énfasis la carta.
El rostro de Lee se transformó de inmediato cuando, aun manteniendo la mano en la cabeza de la pequeña, la notó muy caliente. Dirigió su mano hacía la frente de la niña y ésta estaba ardiendo... recién entonces se percató del color rosado de sus mejillas y del intenso brillo de sus ojos.
- tienes fiebre - murmuró Shaoran segundos antes de que la pequeña perdiese el conocimiento y cayese al suelo totalmente agitada y sudando de gran manera.
El nuevo dueño de las cartas intentó hacerla volver a su forma original pero todo fue inútil; la espada que utilizaba para despertar y sellar las cartas no parecía tener poder sobre la pequeña y ante el desconcierto y la desesperación no tuvo otra opción que cargarla en brazos y dirigirse al único lugar donde la podrían ayudar por no ser humana.
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-señorita traiga una taza de café por favor-
-o con gusto señor Kinomoto-
(cinco minutos después)
-¡¡¡¡brrrr!!!!!! ¡QUE LE PASA! ¡¿ACASO ME QUIERE ENVENENAR?!
-¡ESTA DICIENDO QUE EL CAFÉ QUE PREPARO ES TAN MALO?!
- ¡AL MENOS DEBERIA PONERLE AZUCAR!-
Esta se había vuelto una escena normal en el prestigiado bufete de abogados, de hecho después de la batalla, los compañeros apostaban cuanto más aguantaría la Srta. Kumiko.
El lic. Kinomoto estaba encerrado en su oficina, nuevamente se había puesto de malas al ver a la irascible secretaria que solo sabia ponerle los pelos de punta, pero de todas maneras le parecía agradable y extremadamente bonita. Un momento acaso había pensado que esa chica era ¡bonita! , empezaba a volverse loco por completo, aunque después de todo...
Kumiko escribía una carta. Sinceramente dudaba que el mismo se soportara, aun no entendía que alguien tan amable como el Dr. Tsukishiro fuera su amigo aun así no era mala persona, le parecía que solo no sabia expresar sus sentimientos de otra manera, después de todo a pesar de mostrarse enojado siempre, sus lo traicionaban revelando una gran tristeza, claro que no comentaba nada con nadie al respecto, tal vez ella podría averiguarlo...
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Tomando una bocanada de aire toco la puerta, tenia que saber lo que ocurría, no le agradaba que las cosas se salieran de control y no fuera su culpa, desde pequeño, Eriol era el autor de los misterios no el desafortunado que tenia que resolverlos, así que necesitaba toda la ayuda posible para hacerlo, aunque esto involucrara a su mejor amiga. El rostro sonriente de Jan se vio en la puerta
-Eriol, que sucede?- el hechicero tenia esa sonrisa enigmática
-nada, solo quería charlar contigo-
-cuando sonríes así, nada quiere decir que sucede algo grave- (vaya sí lo conocía bien)
-esta bien, si, pasa algo, ¿recuerdas a mi amigo Shaoran?-
-Sí- -bueno, pues él es el nuevo Card master. Cuando murió Sakura las cartas por decisión propia a pasaron
Su poder, poco después de esto, una de ellas empezó a comportarse de una manera muy extraña, primero rompió su sello un par de veces sin ser invocada y luego hizo un desperfecto en el departamento de li, lo que nos lleva al problema principal, que es que la carta se hirió, como ya te había contado, lo peor de todo y mas extraño es que desde eso hace ya un mes y la linda niña no ha vuelto al sello de la carta, lo que me lleva pensar que esta muy débil ¿o no?-
-ya te dije, que una manifestación mágica, no se lastima de esa manera... a menos que... -
El sonido del timbre anunciaba la llegada de una visita, era Shaoran acompañado de Mei lin. Y la pequeña carta Love...
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Un hombre uniformado atendió la puerta de la gran mansión donde vivía Eriol invitando a los recién llegados a pasar al vestíbulo y ponerse cómodos para esperar la llegada del dueño del lugar. El trío obedeció las instrucciones y agradeció a una sirvienta que les ofrecía algo para tomar. El lugar era lujoso y se notaba que Hiragizawa no reparaba en gastos cuando se trataba de vivir bien.
- bienvenidos - saludó el joven de ojos azules detrás de aquellos lentes.
- Hola Eriol - saludó Mei Ling.
- Hola Mei Ling - respondió al saludo haciendo un breve ademán y a continuación dio un paso al costado para dar paso a Jan, quien lucía un largo vestido entallado hasta la cintura y luego un poco más flojo y con mayor caída de color cobre, en la cintura llevaba un cinturón fino engarzado con piedras brillantes y de su cuello colgaba un amuleto extraño que lucía un símbolo aun más extraño; llevaba el cabello semi recogido y en la parte posterior se veían caer dos cuerdas negras y finas con plumas rojas en sus extremos en forma de adorno - ella es una muy querida amiga; Shaoran tú ya lo conoces... su nombre es Jan Brooks.
- Mucho gusto - contestó la prima de Lee con suma cordialidad, exactamente como le habían enseñado en el clan al momento de presentarse con extraños.
- Hola - saludó cortantemente Shaoran recordando la no muy apropiada primera impresión que le había dado aquella mujer al conocerlos.
- Hola pequeña - saludó la joven gitana dirigiéndose a la carta Love - ¿cómo te encuentras? - En cuanto la joven se acercó la niña corrió a esconderse detrás de las piernas de Shaoran dejando bien en claro que no quería que se acercase - esto será mucho más complicado de lo que pensé - sonrió.
- ¿De donde eres? - Preguntó Mei Ling - porque no pareces ser de por aquí - una gota se deslizó sobre la cabeza de su primo, definitivamente ella nunca aprendería a ser discreta.
- No tengo un lugar de origen exacto, soy gitana y por ello voy de lugar en lugar recorriendo todos los sitios posibles para aprender de magia y hechizos, y así poder ayudar a cuanta persona me necesite - explicó mientras se ponía de pie - pero ese no es un tema para hablarlo en este momento - volvió a sonreír levantando un poco los hombros - ¿Lee, podrías hacerme un favor?.
- ¿Qué necesitas? - contestó con aquella seriedad que casi siempre lo dominaba.
- Necesito ver la cicatriz de la herida que sufrió la carta, pero no creo que permita que yo me le acerque, así que necesito que la convenzas de que me la muestre.
Shaoran se arrodilló en la alfombra y miró fijamente a la pequeña.
- ¿Confías en mí? - Preguntó con una dulzura repentina debido al reciente mal humor que emanaba; a lo que la aludida respondió moviendo la cabeza de abajo para arriba - entonces necesito que le muestres a esta señorita la herida que tienes ¿puedes hacer eso por mí? - Los ojos preocupados y temerosos de la niña denotaron los sentimientos que la llenaban - ten, puedes tener mi mano para que sepas que no permitiré que nada malo te pase - la carta se aferró con fuerza a la mano que le ofrecía su dueño
- muy bien, puedes hacerlo - inquirió dirigiéndose a la joven de ojos color miel.
- bien, estoy lista - Jan pasó su mano derecha por encima de la cicatriz cerrando los ojos y dejando que una luz violeta apareciera en la distancia entre su mano y la piel de la niña...
Mientras tanto, Eriol observaba absorto a su joven amiga; la había conocido hace mucho, cuando ella aun se ganaba la vida tirando las cartas en un pequeño local y ahora se asombraba ante el gran poder que había logrado desarrollar. Se había convertido en una gran hechicera y en una hermosa mujer. El tiempo que transcurrió desde que se separaron hasta esos pocos días en los que se habían vuelto a encontrar no parecían haber sido muchos, pero sin embargo no había notado su ausencia sino hasta que la vio aquella tarde. Es como si el peso de tantos años separados se le hubiese caído encima arrojándolo a la imposibilidad de recobrarlos; pero aun así, se sentía sumamente reconfortado de volverla a tener cerca.
- muy bien, es todo lo que necesito por ahora - dijo Jan poniéndose de pie - la carta está sumamente incómoda y no quiero molestarla si no es necesario.
- ¿eso es todo? - preguntó un poco molesto el dueño de la carta.
- Si así es - lamento tener que dejarlos tan abruptamente pero es mejor que comience a trabajar en este preciso momento. Buenas noches - se inclinó para despedirse y desapareció por una de las tantas puertas.
- Es una broma no es así - preguntó Shaoran a punto de perder la paciencia.
- Tranquilízate Lee, Jan sabe exactamente qué hacer. ¿Por qué mejor no se quedan a cenar hoy?, así podremos conversar un poco y quizás despejen sus mentes por un momento - sonrió esperando una respuesta.
- Te agradezco Hiragizawa pero estoy muy cansado, quizás otro día - la mirada de Eriol cambió por un segundo como si se hubiese percatado de algo que nadie más lo había hecho.
- Muy bien, quedará para otra ocasión.
Shaoran y su prima se despidieron del joven de ojos azules y se marcharon. Mientras él permanecía encerrado en su mente intentado descubrir todas las piezas de este rompecabezas.
Ya habían pasado dos semanas desde que Jan había comenzado a investigar sobre la extraña situación de la carta Love, pero nada parecía darle indicios de lo que sucedía. Había recurrido a las runas, a las cartas de tarot, a la clarividencia, etc, pero por primera vez en su vida ningún método parecía servirle para descifrar lo que en verdad sucedía. Agotada de tantos hechizos y procedimientos decidió salir un rato a despejarse, ya que era sabido que no se debía utilizar esos poderes cuando no se estaba totalmente concentrada o con pocas energías.
Corrió la silla hacía atrás y se desperezó un momento estirando los brazos hacia atrás antes de levantarse.
Una vez fuera de la habitación que Eriol le había ofrecido en su mansión para que la utilizase para realizar todos sus hechizos he investigaciones, se encaminó al tocador; necesitaba con urgencia un baño caliente para relajar su cuerpo y dejar su mente en blanco; pero en medio del camino se topó con la amable figura de la reencarnación de Clow que la miraba complacido y feliz.
- has estado trabajando mucho - comentó el mago - deberías descansar más de seguido.
- Lo sé - sonrió la gitana - pero la situación de tu amigo me tiene verdaderamente preocupada - una sombra de misterio se dibujó en el bello rostro de la joven.
- ¿Has descubierto algo?.
- Sabes que no puedo decírtelo, si es que quiero que todo marche bien.
- Lo olvidaba, no puedes decir nada hasta que todo haya culminado... uno de los cuatro mandamientos de la magia gitana.
- Así es, me gustaría mucho volver a hablar con tu amigo y ver a la carta nuevamente ¿crees que sea posible?.
- Claro, te llevaré allí en cuanto tú quieras.
- Déjame darme un baño para relajarme un poco y luego iremos ¿sí? - le sonrió de tal manera que Eriol no pudo evitar el responderle con la misma sonrisa.
Mientras la joven desaparecía por el amplio pasillo que llevaba al baño, el muchacho a sus espaldas se quedaba sonrojado y en espera de que los minutos pasasen con más velocidad para volver a verla.
Jan había llenado la habitación del baño con velas aromatizadas, incienso, y pétalos de flores silvestres.
Las velas eran blancas porque son buenas para la meditación, la adivinación, la clarividencia, la verdad, la paz y la fuerza espiritual.
Y en cuanto a los pétalos de flores se trataban de Artemisa, gardenia, sándalo y violeta, porque sirven para aumentar la espiritualidad. Aunque de todos estos pétalos se podía advertir un predominio de pétalos de violeta, porque era la flor preferida de Jan.
Todo el lugar era exquisito, la paz y la tranquilidad que emitía el cuarto relajaban el cuerpo y el alma de cualquiera que ingresase allí. Era justo lo que la gitana necesitaba para recobrar fuerzas.
Shaoran comenzaba a acostumbrarse a la presencia constante de la carta Love, aunque también empezaba a advertir que sus energías disminuían con drástica rapidez.
Ya casi se iban a cumplir cuatro meses desde la muerte de Sakura, pero el tiempo no parecía tener efecto en los que la recordaban, sobre todo en Lee.
Mei Ling venía de manera seguida a controlar que su primo se alimentase de manera adecuada, a limpiar su departamento y a obligarlo a salir de su encierro para tomar un poco de aire por la plaza. Pero ante cada día que pasaba notaba que su querido Shaoran parecía morirse un poco más, ya no era el mismo vigoroso joven que conocía, incluso sus poderes comenzaban a dormirse por no ser utilizados, y como si esto no fuese suficiente sus familiares comenzaban a insistir que volviese a Hon Kong para que comenzase su entrenamiento como futuro sucesor del clan. Pero nadie parecía tener el valor de arrancarlo de aquel lugar, donde se había aferrado a un recuerdo, a un amor y aun gran dolor.
- ¿quieres jugar? - preguntó con inocencia la carta mientras le mostraba una pequeña pelota de colores.
- En este momento no tengo muchas ganas - esforzó una sonrisa y acarició su pequeña cabeza rozada mientras la pequeña cerraba los ojos y devolvía la sonrisa - si quieres cuando llegue Mei Ling le pido que te lleve al parque.
- SÍ - gritó con énfasis la carta.
El rostro de Lee se transformó de inmediato cuando, aun manteniendo la mano en la cabeza de la pequeña, la notó muy caliente. Dirigió su mano hacía la frente de la niña y ésta estaba ardiendo... recién entonces se percató del color rosado de sus mejillas y del intenso brillo de sus ojos.
- tienes fiebre - murmuró Shaoran segundos antes de que la pequeña perdiese el conocimiento y cayese al suelo totalmente agitada y sudando de gran manera.
El nuevo dueño de las cartas intentó hacerla volver a su forma original pero todo fue inútil; la espada que utilizaba para despertar y sellar las cartas no parecía tener poder sobre la pequeña y ante el desconcierto y la desesperación no tuvo otra opción que cargarla en brazos y dirigirse al único lugar donde la podrían ayudar por no ser humana.
