La enfermedad de amor
El timbre resonó insistentemente varias veces antes de que uno de los empleados de la mansión llegasen para abrir la puerta principal y se topasen con un joven de cabello marrón bastante alborotado y despeinado que traía en brazos una niña de cabellos rozados y un semblante que se dividía entre preocupación y desesperación.

-¡necesito ver a Eriol! - ordenó Shaoran mientras dejaba a la carta en el sillón del vestíbulo - ¡AHORA! - volvió a gritar al notar que nadie parecía moverse pues estaban todos anonadados con el notable mal estado de la pequeña.

-Li ¡¿qué sucedió?! - se alarmó al ver el rostro desbocado del joven.

-Es la carta, creo que tiene fiebre - volvió a tocar la frente de la carta y la notó mucho más caliente que antes - tienes que ayudarla, no sé que hacer.

-LLAMEN A JAN - ordenó Eriol a sus empleados y todos comenzaron a correr en dirección de la gitana.

Segundos después la joven ingresó a la habitación con una bata de baño, el cabello mojado y descalza.

Se dirigió directamente a la carta sin detenerse a saludar o preguntar lo que sucedía; tocó la frente de la pequeña y acarició sus mejillas.

-debo llevarla a mi cuarto, ¿puedes cargarla? - preguntó dirigiéndose al joven preocupado de ojos marrones el cual asintió y tomó a la enferma en brazos - quiero que me traigan, lavanda, menta, miel, romero, sauce, Angélica y cedro las necesito rápido - Eriol hizo un ademán a sus sirvientes para indicarles que buscasen todas las hierbas que la joven había dicho y a continuación se dirigió a su amiga.

-¿puedo ayudar en algo?.

-Lo siento Eriol, pero necesito que estemos solos - la gitana cerró la puerta dejando a su amigo del otro lado mientras indicaba a Shaoran que recostase a la pequeña en la cama.

No tardaron en traer todos los elementos que Jan había pedido y ni bien las tuvo en sus manos comenzó a trabajar, mientras Lee, tomado de la mano de la carta, sólo se podía limitar a ver a la joven triturar ciertas hojas y flores en un recipiente al cual luego le agregaba un poco de esencias aromatizantes; toda la habitación estaba alumbrada únicamente por velas de color índigo, blanco y púrpura lo que aportaba una extrañeza mágica al aire; las sombras parecían bailar entre el vaivén de las llamas, el aire embriagaba los sentidos con aquellos aromas a hierbas, flores y especias.

Jan parecía trabajar duro y con mucha energía y dedicación, su concentración estaba al máximo nivel, sus pensamientos estaban calmos pero ansiosos de hacer las cosas de la mejor manera posible; recitaba sus hechizos confiada y segura, totalmente segura de que podría ayudar a aquel ser mágico.

Sin darse cuenta y casi inconscientemente, el reciente dueño de las cartas mágicas se descubrió admirando la apariencia de aquella joven, aquellos ojos color miel que resplandecían entre la luz de las velas, que derrochaban pasión a cada segundo que pasaba y que hechizaban con una sola mirada; aquel cabello mojado que le caía casi molestamente en el rostro en una cascada lacia y oscura brillaba como si estuviese adornada con diamantes debido a las pequeñas gotas de agua que se deslizaban por él; el susurro de su voz se acoplaba perfectamente a la dulzura del aire en una armonía irresistible; todo su cuerpo brillaba exquisitamente mientras expedía un aroma delicioso a violetas.

-necesito que me ayudes a que beba esto - pidió Jan sacando a Shaoran de su absorta admiración... ¿acaso le estaba pareciendo atractiva?.

-¿Qué le sucede? - preguntó casi en un susurro intentando no despertar a la carta.

-Aun no lo sé, y no quiero apresurarme a dar un diagnóstico, pero es necesario que no-té apartes de ella. Toma bebe esto - le ofreció un poco del mismo brebaje que le había dado a la carta en un vaso pero el joven miró el líquido con desprecio y desagrado - tú y ella tienen un nexo muy fuerte, a tal punto que si ella enferma entonces té enfermas tú y por lógica pasará lo mismo pero a la inversa, así que toma esto para evitar que ella tenga una recaída o que tú enfermes por su causa - Shaoran obedeció al comprender la importancia de este deber y bebió todo aquel brebaje que sabía extrañamente dulce y suave a la vez - ¿Ves? No fue desagradable ¿Verdad? - Jan sonrió al muchacho con tal energía que él no pudo evitar hacer lo mismo pero un poco menos efusivo.

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Era un trabajo pesado, no tenían esperanza de ganar ese caso a menos que ocurriera un milagro, todos en la oficina habían trabajado afanosamente, pero... ganarían "todo va a estar bien" suspiro al recordar que esa era la frase a la que más recurría Sakura -disculpe- Kumiko estaba en la puerta del despacho -pase- esa secretaria era una inoportuna, no-tenia importancia, miro su reloj, las 4:00 de la tarde -¿va a salir a comer?- Touya la contemplaba, era una hermosa chica de eso no había duda, tal vez... si se portaba más amable con ella, otra vez estaba pensando estupideces -si- volvió a pensar, sí ¿por qué no? -¿te gustaría acompañarme?- ni bien había terminado de decirlo ya se había arrepentido, ni modo no había marcha atrás, -con gusto, tengo mucha hambre- poniéndose de pie y observando otra vez sus ojos azules se dispuso a salir

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La pequeña Love, se encontraba durmiendo tranquilamente, la fiebre iba cediendo poco a poco y más tranquilo Shaoran, observaba a la nena, nuevamente su atención se centro en Jan, que aprovechando que la crisis había terminado se había ido a vestir. Entro en la habitación nuevamente su aroma dejo embriagado al joven, al mismo tiempo que lo confundía, sin pensar claramente, se levanto dirigiéndose a la mesa donde Jan ordenaba las cosa que anteriormente había ocupado, -me gustaría que me contaras algo sobre ella- dijo volteando suavemente al sentir su presencia -¿sobre Sakura?-contesto extrañado -si, claro, he notado que tanto Eriol como tu, la querían mucho, debió ser una gran persona para dejar una huella tan profunda- inmediatamente cambio su seria expresión por una de infinita ternura -bueno... ella era... Era la mujer más hermosa que jamás he conocido..., tenia el cabello largo castaño y sedoso, siempre olía a cerezas, sus ojos siempre demostraron bondad e inocencia, eran tan verdes que parecían dos esmeraldas, y su sonrisa..., su sonrisa lo iluminaba todo, bastaba con que ella sonriera, para saber que todo, por mas mal que estuviera saldría bien, su mas grande preocupación era que los demás fueran felices... - una fina lagrima se deslizaba por su rostro, Jan lo miro comprensiva -la querías Demasiado... - la miro a los ojos -la amaba... aun la amo- otra lagrima, la joven las seco con su mano delicada, solo podía mirarla a los ojos ¿qué estaba ocurriendo? Por su parte ella dejo la mano en su mejilla, lo miraba con ternura, lentamente acerco su rostro "¿qué estoy haciendo? "Se detuvo "¡no puedo! Pero..." le veía a los ojos esperaba que el se resistiera, que le pusiera fin, pero estaba en la misma situación, continuo, finalmente sus labios se encontraron y se fundieron en un beso, mil pensamientos cruzaban por su cabeza "¿qué me pasa?..."

por la puerta abierta Eriol contemplaba la escena petrificado, mientras la niña despertaba abriendo desmesuradamente los ojos ante lo que estaba viendo...

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en definitiva, cuando no estaba de malas Touya podía ser una persona bastante agradable, de hecho hoy había sonreído, se veía tan lindo cuando lo hacia, otra vez pensando que rea lindo, ya eran dos veces en un solo día, pero es que hoy si estaba raro, cuando la invito a comer, casi se le sale el corazón, después de todo, desde el momento que lo conoció solo habían peleado, tal vez por tener el carácter igual de fuerte es que podían llevarse tan bien (cuando no se estaban gritando) tal vez con el tiempo podrían ser buenos amigos...

-¡¿Pero que demonios Acabo de hacer??

-calma Touya, invitar a comer a una chica no es algo malo-

-¡malo!, Yuki estamos hablando de Kumiko-

-¿ya la llamas por su nombre?- esta vez Yukito había sonreído, ¿cómo es que Touya podía ser tan viceral?

-mira que no estoy parta tus bromas-

-pero entonces lo estas admitiendo-

-NO-

-si té molesta tanto ¿por qué lo hiciste? ¿Acaso te gusta?-

-NO, solo no quería irme solo-

-Que te preocupa entonces-

-¡hay, tu no entiendes nada!-

el sonido del beeper, interrumpió su conversación, Yukito leyó el mensaje

-lo siento, pero tendrás que contarme tus traumas existenciales después, tengo un paciente esperando-

-esta bien, nos veremos luego-

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lentamente se separaron, aun con los ojos cerrados Jan comenzó a disculparse, -lo siento... yo no quise... -

-no... la culpa fue mía... - Eriol se aclaro la garganta para llamar su atención, los dos estaban sonrojados a mas no poder, pero por alguna razón, en esta ocasión no le hizo ni la más mínima gracia, -solo quería saber, si la pequeña ya esta mejor-

-he... si... en este momento esta durmiendo-

los tres adultos voltearon a donde la pequeñita, dormía, pero...

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Ahora si las cosas estaban malas, la pequeña que suponian estaba durmiendo durante la "romántica" escena sucedida momento antes estaba hecha una furia cosa que sé podia notar fácilmente por el sonrojo de sus mejillas y las lagrimas que la niña se esforzaba sin resultado por no dejar caer. Ante esto los jóvenes solo se les ocurrió tratar de averiguar el motivo, pero cuando Shaoran se acerco la nena lo rechazo violentamente -NO te me acerques- -pero... - -yo nací del amor que té tenia... pero... TU NO LA AMAS- cada palabra se clavaba como puñal en la cabeza de Shaoran -pero... - -la has traicionado... VETE- -espera, no es que. - -no te preocupes por mí... - ahora la niña se dirigía Eriol -¿puedo quedarme aquí?, no quiero regresar con él- dijo al tiempo que señalaba a Shaoran el hechicero solo asintió... ************************ La hora de la comida había llegado pero el prestigioso abogado se encontraba encerrado en su oficina bastante nervioso por la cita que debía tener con Kumiko. Se encontraba paseando de un lado al otro totalmente histérico e impaciente cuando escuchó que alguien tocaba a la puerta. ¿Señor Kinomoto? ¡Kumiko! - dijo saltando de los nervios. Espero que no se halla arrepentido de invitarme a comer - por momentos esa muchacha parecía tener una tranquilidad asombrosa. ¡Claro que no! - Touya se encontró con que no podía manejar sus nervios - estaré listo en un minuto - logró decir algo más calmado. Kumiko abandonó la oficina cerrando la puerta tras de sí y una vez solo el joven se dijo a sí mismo: No puedes ponerte nervioso por algo así, has tenido muchas citas en el pasado y nunca te sentiste de esta forma. no es momento para ser tan débil - respiró hondo y decidió ir tras su acompañante - vamos - dijo abriendo la puerta mientras hacia un ademán para que ella pasase primero. Al parecer aun le quedan algunos rasgos de caballerosidad - comentó la muchacha con una sonrisa, mientras el aludido sólo apretaba el puño y reprimía la necesidad de gritar. El restaurante al que fueron era muy elegante, en cada mesa había un arreglo floral y velas, tenía grandes ventanales que permitían tener una vista preciosa hacia un pequeño lago artificial que se encontraba en el patio del lugar donde también había mesas para quienes preferían algo más romántico. Tiene buen gusto señor Kinomoto. No vengo a este lugar por la apariencia, sino por la comida. me gusta el sashimi que preparan en este lugar - de cierta manera extraña aquel lugar preparaban ese platillo de la misma manera que Sakura, esa era la razón por la cual le gustaba comer allí. ¿Qué desean ordenar? - dijo interrumpiendo la conversación el mesero. Tráigame lo de siempre Muy bien señor Kinomoto. ¿y para usted señorita? A mí me gustaría unos langostinos frescos con nieve de sake - contesto Kumiko luego de revisar el menú. Tú también tienes gustos refinados - comentó Touya una vez que el mesero se había marchado. Que trabaje de secretaria no significa que no conozca la buena comida - lo desafió con una mirada seria. ¡Eso no fue lo que quise decir! - dijo levantando un poco la vos - ¿Cómo puedes ser tan irritable de un momento a otro? ¿Acabas de llamarme irritable?, Yo no soy quien se pasa todo el día gritando en la oficina porque no tolera un poco de música. ¡Si grito es porque tú me provocas! ¡¿Yo te provoco?! - se puso de pie ya sin poder contenerse. ¡Claro que lo haces!, ¡Pareciera que no sabes hacer otra cosa que fastidiarme! - Touya también se levantó de su asiento mientras todos comenzaban a dejar de ver sus platos para concentrarse en la extraña discusión. ¡NO PUEDO CREER LO QUE OIGO!, ¡Eres una persona detestable, no tienes modales, no tienes paciencia! ¡Y tú eres molesta, irritable, detestable, intolerable.! - ambos se gritaban sin percatarse del espectáculo que estaban dando ! eres descortés, malhumorado, histérico! insolente, impertinente, excéntrica! !desconsiderado, devergonzado, grosero...! En un movimiento rápido Touya tomó el rostro de la muchacha con ambas manos y la besó en los labios deteniendo los insultos que ella estaba pronunciando, mientras Kumiko, asombrada y atónita, no podía reaccionar ante el suceso. Cuando el muchacho dejó en libertad los labios de la joven, cayó en cuenta de lo que había hecho. Kumiko lo vio unos segundos con los ojos desorbitados y luego, sin desviar su vista de los ojos de Kinomoto, tomó su bolso que se encontraba en el respaldo de la silla y corrió hacia la salida apresurada y algo exaltada; mientras su "jefe" se quedaba estático y algo paralizado sin terminar de comprender lo que acababa de suceder. Deberías ir tras ella - dijo una anciana que estaba sentada en la mesa de al lado. Recién entonces Touya reaccionó y dejando apresuradamente algunos billetes sobre la mesa corrió en busca de la joven. Por desgracia al salir del lugar no encontró a nadie... ***************************** sentado en su sillón favorito, Eriol reflexionaba los acontecimientos de la tarde, ciertamente después de ya 4 largos meses de la muerte de sakura era justo que el joven Li empezara a vivir, pero de eso a besar a Jan, ya era mucha la diferencia, estaba convencido del inmenso amor de Shaoran por Sakura, pero... No, no podía permitir que... La pequeña Love entro en la habitación -hola- dijo tristemente -hola- -sabes, tengo un poco de hambre... - el joven abrió desmesuradamente los ojos, ¡la pequeña dijo tener hambre! -JAN-

================== el doctor Yukito Tsukishiro era reconocido por su amabilidad y alegre carácter, además de ser muy apuesto y tener atontadas a todas las enfermeras del hospital, pero su atención se centraba en una amable chica de ojos azules que últimamente le visitaba muy seguido en su consultorio, esta chica era ni más ni menos que Tomoyo Daidouji, que le había tomado como confidente y mejor amigo, par alegría del joven y enojo de todas sus admiradoras, precisamente, se encontraba en una de estas visitas cuando el sonido del celular los interrumpió... -hola- -a Touya- -si ya te dije que es normal... - -¿QUE?- ******************* las notas de furby

bueno espero que les agrade ya que nos esforzamos mucho en esta historia siento la tardanza pero es que el semestre acaba de arancar y nos traen como burritos de carga, ni modo el precio de la educación.

Gracias a todos los que nos han dejado un review.