Desafiando las Leyes del Corazón
Escrito por Natalia
Cinco
"Tamao," la voz de mi papa me levantó.
Tomó un momento antes de sacar las últimas migajas de sueño que había en mis ojos. Se sentía bien el soñar. Levantando un perezoso brazo para cubrir mis ojos del sol, pregunté, "¿Qué hora es?"
"Bastante tarde," respondió. "Casi siempre te levantas antes que el sol. ¿Tuviste una buena noche?"
La sonrisa que le dio tomó su tiempo para extenderse sobre mi cara, como en un gato desperezándose de su posición encorvada. "La mejor en mucho tiempo."
"Has estado tan deprimida últimamente, que es bueno verte sonreír nuevamente," continuó francamente. "Vamos, princesa."
Era de mañana.
***
Su cabello marrón resplandecía con el sol de la mañana, pero fuiste vos quien llamó mi atención, siempre la paciente sombra a su lado. Te estabas riendo dulcemente de algo que él dijo que parecía una lastima interrumpir. Pero vos te diste cuenta de que estaba parada detrás de él, y le tomaste el brazo de tu manera casual para que se diera vuelta. Y lo hizo. Sus labios y ojos sonreían, un rico negro como yo imaginaba que las profundidades del mar se verían. Me podía ahogar en ellos. Por un momento, me olvidé siquiera que estabas ahí.
"Hola," dije suavemente.
"Hola," él respondió. "Creí que seguirías durmiendo hoy."
Pretendí enojarme. "No te librarás de mi tan fácilmente."
Él rió suavemente. Tú sonreíste un momento más tarde, un poco insegura de estar interrumpiendo. Me gire para verte. Lo siento, Anna, me fue mi intención excluirte. "Hola, Anna."
"Tamao," me dijiste. Hiciste un gesto hacia tu casa. "Uh, escucha, me tengo que ir. Los veré más tarde." Luego, con una sonrisa de perdón – ¿o fue triste? -- desapareciste.
Te miré.
¿Alguna vez te dije qué tan celosa estaba de vos antes? Él nunca hizo un movimiento sin vos. Yo era su novia, pero era a ti a quien elegía para acompañar a su casa. Yo era su novia, pero era a vos a quien veía por primera vez en la mañana. Pero no te podía odiar. ¿Cómo podría? Vos eras su amiga. Vos eras su ancla. Vos lo hacías sonreír.
Vos elegiste ese momento para mirarnos. Yoh ya se había dado la vuelta y no vio la mirada en tu cara.
Pero yo si. Y entendí: estabas enamorada.
Yoh, eres un tonto.
***
"Lo amas," dije sin preámbulos.
El sol se estaba poniendo en el horizonte, y como representantes de clases, vos y yo nos encontramos después de una reunión. Yoh prometió que nos acompañaría a ambas a casa, a pesar del hecho de que vivíeramos en sitios opuestos de la ciudad. Vos protestaste, diciendo que podías manejarte sola. Pero él fue decisivo.
Estaba en lo cierto; no podías decirle que no.
Por eso acá estamos sentadas, en los escalones delanteros del colegio, sólo esperando. Cuando hice mi inesperado comentario, te asustaste un poco. Pero no huiste.
"Es difícil no amarlo," respondiste, después de un tiempo. Tu voz hablaba de resignación y de veranos y largas tardes esperando como ahora y de alguna manera, me di cuenta de que jamás había escuchado nada tan triste y cruel antes. Pero profundamente dentro de tu respuesta había un desafió, como si me estuvieras desafiando a hacer algo sobre el hecho de que tu amabas al hombre que yo también amaba.
"¿Qué es lo que te atrae de él?" No puedo creer que estoy teniendo esta conversación, o que siquiera la comencé en primer lugar. Creo que solo quería aprender todo sobre vos, a verlo como tu lo ves, a comprender porque estabas tan dolida ahora.
Te acomodaste las medias. "No creo que tengas tiempo."
Me encogí de hombros, aunque sabía que no podías ver el gesto. "Tengo toda la tarde."
Me miraste, con el corazón en tus ojos. "No creo que tengas tiempo," repetiste con una sonrisa de arrepentimiento.
"¿Alguna vez se lo dijiste?" te pregunte. Mi territorio era un hombre y solamente unas semanas con él. Vos tuviste una vida. Perdóname, sólo tenía que saber.
"¿Para qué?" contestaste. "De todas formas no cambiaría nada. Él siempre te ha amado. Yo solo complico las cosas." Paraste. "¿Se lo dirás?"
"No," te aseguré. Eso era puramente entre él y vos.
Afirmaste con la cabeza.
Quería tomar tu mano y decir que todo estaría bien. Que lo iba amar lo suficiente por las dos. Era una mujer también; sé lo que es vivir con el miedo de perder todo lo que siempre has amado.
"La gente siempre asume que solo se piensa en la pareja en todas las historias de amor. Pero lo que nunca se dan cuenta es que siempre hay alguien más. Hay tres lados en toda historia: el de él, el tuyo, y el mío. Todo siempre estará en un confuso triángulo."
No podía evitarlo. No podía detenerte y evitar que te sintieras así. Pero continuarás amándolo a tu manera y yo en la mía. Respeto eso. Creo que sólo quería que supieras que estaba bien si lo hacías. Siempre le darás algo que no me pediría a mí, y por eso te estaré siempre agradecida.
Sacudiste tu cabeza. Para todas tus sonrisas, te ves muy cansada. Amarlo te había dolido de manera profunda, y yo no ayude en nada. En tus ojos, vi que sentías que no tenías el derecho de sentirte dolida. Tu voz no fue más que un suspiro cuando dijiste, "Sólo hay dos lados en todo triángulo. Adentro. Y afuera." Te paraste. "Creo que mejor me voy ahora."
Tal vez, si las circunstancias hubiesen sido diferentes, podríamos haber sido amigas. Tal vez, en algún nivel, ya lo éramos, juntas en el corazón por esta emoción innegable que sentíamos hacia este hombre. Pero te vi alejarte porque sabía que no necesitabas mi amistad. O mi lastima. Caminaste en el mismo camino que elegiste Dios sabe cuantos años atrás, y no había nada que pudiera detenerte.
Lo amabas sin preguntar. Era una lastima que él no pudiera corresponder tus sentimientos. Pero sólo porque lo amaste antes no significa que yo lo amara menos.
Él llegó unos minutos más tarde, y preguntó por vos.
Le dije la verdad. Le dije que estabas cansada de esperar.
***
Esa noche me abrazó fuerte y me contó sus sueños. Como quería tener una familia. Cómo quería terminar sus estudios y conseguir un buen trabajo. Cómo quería devolverle el favor a todos por haberlo ayudado.
En el revés de mi mente, yo seguía pensando, ¿qué si él te estuviera abrazando a vos en vez de a mí? ¿Qué pasaría si, al final, él vuelve a vos? Sabía sin dudar que tú lo amarías tanto por sus debilidades como por sus fuerzas. Tal vez algún día, tendrás la oportunidad de decírselo. Y mostrárselo. Pero hasta entonces, no me estaba yendo a ningún lado.
"¿En qué estás pensando?" murmuró en mi oreja.
"En cuanto te amo," respondí.
"¿Y cuánto es eso?" bromeó.
Se lo demostré. Esa noche soñamos juntos.
*************************
Notas de la Autora:
Lo siento por los fans del YohxAnna, pero no se preocupen que esto aún no termina. Por cierto el próximo capítulo va a ser desde el punto de vista de Anna. Al fin sabremos que es lo que le está pasando por la cabeza. Yo estaría destrozada *sniff*
