Por lis.

Estoy llorando.

Un golpe fuerte.

          Miraba hacia todos lados aterrada, no sabía en dónde estaba, se sentía tan confundida, estaba tan atareada. Aquella sala daba vueltas sobre su cabeza, sentía como si ésta le fuera a explotar. Un leve dolor crecía y se apoderaba de ella. Sintió cómo la pequeña niña se le acercó ofreciéndole un poco de comida, pero ella no sabía quien era aquella chiquilla, no sabía dónde estaba y... tampoco sabía quién era.

-¿Dónde estoy? – La niña sonrió.

-Pues estás en mi casa. ¿Cómo te llamas? Te encontré en el parque sola, a parecer esos señores te andaban molestando, que suerte que pasaba por allí, entonces ¿Cómo te llamas?

-¿Cómo... me... llamo...? Es que... No lo sé... No lo recuerdo – La miró sorprendida.

-Debe ser por ese golpe en la cabeza que tienes, mi mamá ya viene con unas vendas. Note preocupes ¿Te duele?

-Sí... un poco.

-¿Cómo está hija? – Una señora no mayor de treinta y cinco años entró a la habitación. Dejó a un lado unas vendas y un poco de alcohol - ¿Te sientes bien linda?

-No mami, no recuerda nada, creo que ha perdido la memoria. Pobre.

-¿No recuerdas nada? – Sakura asintió, se sentía un poco débil, la cabeza le dolía al igual que el vientre. La mujer notó enseguida como se tambaleaba y la recostó de nuevo. Le indicó a su hija que le diera la comida.

-Me siento un poco mal, creo que es por el golpe – Se tocó la cabeza.

-Tú tranquila, primero tendremos que ponerte un nombre ya que no recuerdas el tuyo, como tus ojos asimilan a una esmeralda, puede ser esmeralda o... Jade ¿Qué prefieres?

-Jade es más corto – Sonrió levemente.

-Bien, Jade, entonces ahora duérmete, más tarde trataremos de hacer que recuerdes algo, tal vez es sólo pasajero.

*

           La chica heló sus ojos. Syaoran estaba allí, parado en la puerta, herido y cansado. Cayó al suelo apenas se vieron, la chica gritó llamando a su novio para que la ayudara. Los dos estaban impresionados, pero ahora que Sakura no estaba ¿Qué le dirían a Syaoran? ¿Qué cosa le podrían decir? Lo dejaron en la habitación de Sakura, con la esperanza de que ella estuviera allí, pero no era así... Tomoyo fue por un poco de vendas y desinfectante, él estaba muy lastimado, no había que descartar la idea de llevarlo a un hospital, parecía muy lastimado.

           Estaba inconsciente, y era mejor que lo estuviera por un buen tiempo, al menos hasta que Sakura decidiese regresar. No se podían imaginaban la reacción de Syaoran al saber que su esposa no estaba en la casa, sobre todo después de regresar de una guerra. La chica comenzó a llorar, Eriol pudo entender por qué, pero no se le ocurrían palabras exactas para calmar su dolor. Lo único que ayudaría en ese momento, era el regreso de Sakura.

*

          Volvió a despertarse después de dos horas, esta vez miraba asustada hacia la puerta. Sentía unos cuantos nervios, dónde estaba, pero... ¿Cómo iba a saberlo? Ni siquiera sabía quién era ella... ¿Qué le pudo haber pasado? Tuvo que haber sido algo grave, por suerte aquella niña le había salvado la vida, pero ¿Dónde estaba esa pequeña ahora? ¿Por qué sentía como si en a casa no hubiese más nadie sino ella?.

-Ya regresé, uy estás despiertas, de seguro te dio miedo estar sola. No te preocupes, aquí te traje unas medicinas, y otras vendas porque esas ya están muy manchadas. Mi mami vendrá pronto, está trabajando. Ten, el chocolate siempre hace sentir mejor, por lo menos a mí – La chica aceptó el chocolate, pero aún así se sentía extrañada.

-Gracias, eres muy dulce...

-Melissa, me puedes llamar Mel o Meli, cómo quieras – Sonrió, ella le devolvió la sonrisa amablemente – ¿Ahora qué quieres hacer? Debemos ayudarte a que recuerdes, pero... Bueno, qué crees que te gustaría hacer, tal vez así recuerdes algo.

-Bueno... No lo sé...

-Trata de recordar algo, vamos inténtalo – Ella lo hizo, comenzó a tratar de recordar, pero un fuerte dolor de cabeza volvió a surgir.

-No puedo, me duele la cabeza cada vez que intento recordar algo... Creo que no es pasajero.

-Bueno al menos recuerdas eso que te dijo mi mamá en la mañana. No estás del todo mal. Ven, salgamos al patio, el aire fresco te hará muy bien.

-De acuerdo.

-Pero intenta no buscar los recuerdos y ya verás como ellos te encuentran a ti – Trató de mentalizar esas palabras, tal vez de verdad le sirvieran, y mucho.

*

         Tomoyo y Eriol habían llevado a Syaoran a un hospital, como se veía muy grave tenían que hacerlo. Parecía tener señales de fracturas, y algunas heridas profundas. Los dos estaban muy preocupados, sobre todo por Sakura. No sabían dónde estaba y mucho menos si estaba bien. Podía haberle ocurrido cualquier cosa, temían hasta lo peor, pero tenían que tener la mente siempre en positivo, después de todo, ninguno estaba pasando por un buen momento.

-¿Cómo está doctor? ¿Se repondrá?

-De que va a estar bien, lo estará, pero tendrá muchos días de reposo y medicinas ¿Cómo pudo ocurrirle semejante barbaridad a este muchacho tan joven?

-Las cosas pasan – Tomoyo trataba de evitar el tema de "¿Cómo pasó?", no podía decirle a aquel señor que ese muchacho tenía magia y que se había ido a una guerra.

-¿Cómo está él cariño? – Eriol se le acercó por un lado.

-Él estará pronto en casa, tendremos que darle atención especial, no creo que siendo Syaoran acepte una enfermera personal – Los dos rieron, poco a poco lo cosa iba mejorando. Sólo faltaba Sakura. La sonrisa de la chica volvió a ensombrecerse.

-Ya veras como ella regresa más pronto de lo que crees, y se llevará una gran sorpresa cuando vea que Syaoran está de vuelta, solo quédate tranquila. Todo se va a solucionar.

-Eriol... estamos olvidando al niño... – él la miró extrañado – Sí, al hijo que está esperando Sakura, ese niño corre más peligro porque ella no sabe que está embarazada, tenemos que encontrarla, tal vez un conjuro sirva...

-Los conjuros para buscar personas se prohibieron, porque la mayoría los utilizaba para matar, no creo que podamos utilizar eso, Sakura sabe dónde está la casa, ella volverá, tiene que volver...

-Ya cambiaste la oración, pero tienes razón, ella tiene que volver.

-Ya ha despertado, anda preguntando por una tal Sakura, ¿Es usted señorita? – Tomoyo asintió. Mentía pero era preferible -  Bien, pueden pasar los dos, pero no lo hagan alterar – Los dos entraron cautelosamente.

-¿Dónde está Sakura? – Enseguida al entrar se encontraron con la triste mirada de Syaoran.

-Verás Syaoran, sé que esto no será fácil... pero... No sabemos dónde está desde ayer después de la tormenta.

-¿Cómo has dicho? – Syaoran se levantó de un golpe, sintió un dolor por todo el cuerpo, las heridas le ardían y algunas sangraban.

-Por favor, no te alteres, ella va a aparecer...

-¡¿Cómo quieres que me calme?! La vida de Sakura y de mi hijo están en peligro, yo no puedo permitir eso, tengo que encontrarla lo antes posible.

-Relájate Syaoran – Eriol intentó calmarlo - Estoy seguro de que ella regresará pronto, sólo tienes que esperar.

-Cómo pude dejarla... No debí irme... El solo imaginarme lo que sufrió...

-Y hay algo que lo empeorará – Tomoyo lo miró preocupada – Ella no sabe que está embarazada, no sabe que pone en riesgo a ese bebé.

-¿Y cómo entonces ustedes lo saben? Tengo que encontrarla – Syaoran comenzaba a desesperarse cada vez más.

-Porque nos enteramos justo un poco antes de su desaparición.

-¡Demonios! Sakura... Ojalá que estés muy bien... no me lo podría perdonar nunca...

*

-¿Te gusta el aire fresco verdad? A mí me encanta, siempre salgo a saltar un poco, me libero.

-Es una vista hermosa – Los ojos verdes de la chica se fijaron en el paraíso que observaba. El viento mecía sus cabellos de un lado a otro. Cerró sus ojos y sintió como sus pensamientos volaban y le dejaban la mente en blanco.

-Eres muy bonita, me recuerdas a mi abuelita. Murió cuando tenía seis años, era idéntica a ti, pero tenía el cabello negro. Mientras te quedes me harás mucha compañía, como mi mami y yo estamos solas ella tiene que trabajar todo el día para mantenernos, por eso adoraba a mi abuelita, siempre jugaba conmigo y me contaba cuentos lindos, pero ahora que no está, estoy sola en esta casa... A veces me da mucho miedo porque puedo ver fantasmas, mi madre nunca me ha creído, pero yo los veo, no es mentira. Mi abuelita sí me creía, decía que ella también los veía.

-¿Fantasmas? ¿Espíritus? ¿Puedes verlos?

-No me crees ¿Cierto? Bueno, es comprensible.

-No, no, no, claro que te creo, debe ser magnífico poder verlos como...

-¿Cómo quien? ¡Jade! Acabas de recordar algo, es decir que algún familiar o amigo también podía verlos ¿Recuerdas su nombre?

-No, es más... no sé de dónde salió eso, a lo mejor lo dije por decirlo sin darme cuenta...

-No lo creo, a veces lo que no dice sin darse cuenta puede ser sumamente importante.

-¿Lo crees? Bueno, sí... tal vez sí conozca a alguien... sólo quisiera recordar a quién...

-Ya verás como todo regresará a tu mente, ahora entremos, los espíritus me avisan que va a haber otra tormenta, espero que mi mamá no tenga problemas al regresar...

Notas de la autora:

Perdonen 100% la espera, jeje, pero ¿Saben? Tengo como cinco fics que continuar y por eso me atraso, no se preocupen, esto será lento pero de que lo hago lo hago, qué les pareció? Pobre Sak, su memory se fue de viajecito. Y Sya, echito marre, tan ilusionado que había llegado de ver a Sak.

Adelantos, weno... Les puedo decir que esa niña jugará un papel esencial^^

Besos.

Lis Jade Black Malfoy.