¬Estoy llorando.

Conversando con tu interior.

Tal y como lo había dicho una tormenta comenzó. Sakura creía recordar algo sobre espíritus, pero ya se estaba hartando de intentar recordar y no lograr nada. Entró a la casa y se sentó en el mueble más cercano. Estaba completamente mareada y sentía muchas náuseas. Se llevó una mano al vientre y se recostó sobre un cojín, tenía bastantes ganas de vomitar pero no quería hacerlo. Se puso a llorar, sin razón alguna, sólo sentía que quería hacerlo, extrañaba su vida aunque no recordaba cómo era.

- ¿Estás bien Jade? Te ves un poco pálida... bueno, mejor dicho, un poco mucho – La niña se le acercó un poco y tocó su frente.

- Me siento bien, gracias Mel por preocuparte, es sólo que estoy algo cansada... creo – Mel negó con la cabeza, estaba segura de que no sólo estaba cansada, tenía algo más que cansancio.

- No... Yo creo que estás mal, voy a llamar a mi mamá,  lo mejor hasta hay que llevarte a un hospital. Por favor espérame ahí que ya regreso – Y con estas últimas palabras se fue corriendo.

- Syaoran – Murmuró antes de desmayarse.

¿Dónde estoy?

¿Dónde piensas que estás?

Tengo miedo... está muy oscuro aquí.

¿Por qué tienes miedo? Tú decidiste estar aquí.

¡No!... yo sólo quiero... quiero estar donde era feliz, quiero volver a mi otra vida.

Por eso estás aquí, quieres recordar lo que has olvidado, y sabes que yo tengo esos recuerdos.

¿Tú los tienes? ¿Por qué? ¿Qué me pasó?

Yo los tengo porque tú quisiste que los tuviera, porque quisiste olvidar...

¿No fue a causa de un golpe que los perdí?

No. Fue por ti misma. Porque quisiste olvidar el dolor, ahora se te hará más difícil recordar.

¿No me ayudarás?

Tal vez... pero eres tú la que tienes que ayudarte. Siempre has sido muy débil, y yo no puedo hacer nada por eso. Eres tú.

¿Pero... cómo? No recuerdo como soy.

En eso sí puedo ayudarte.

¿Quién eres?

Yo soy tú y tú eres yo. Lo que pasó fue que tú no quisiste más tener tu vida porque tenías miedo de perderlo todo, porque eres cobarde y tienes miedo.

Pero yo... No sé de qué hablas.

No lo sabes porque renunciaste a ello.

¿Cómo una persona puede decidir que hacer con sus recuerdos? Es imposible que yo los haya borrado...

¿Olvidas que tú no eres normal? ¿Olvidas que llevas magia en tus venas? ¡Claro! Lo olvidaste porque tú quisiste deshacerte de todas tus habilidades. No te importó la felicidad que podías obtener de otras cosas, sólo te ocupaste en pensar lo infeliz que serías porque ya no tendrías a esa persona especial.

Ya lo sé... soy muy débil, pero... ¿Qué hice para olvidarlo todo?

Lo deseaste. Deseaste nunca haber vivido lo que viviste, deseaste ser normal, por eso activaste algo... Una carta. Una que creaste tú misma.

¿Una carta? ¿Pero cómo que una carta?

Trata de recordar, lucha por tu vida y la carta desaparecerá.

¿Y cómo lo hago? No sé por lo que lucharé.

Confórmate con saber que es por ti misma... Confórmate por saber que es por esa persona que está creciendo en ti.

¿De qué hablas?

Ya fue suficiente por hoy, debes regresar a la realidad.

¿Qué realidad? ¡Yo quiero quedarme aquí! ¡Quiero saber toda la verdad!

Dale tiempo al tiempo.

Pero...

- ¡Jade! – Gritaba la niña mientras la agitaba de un lado a otro. - ¡Ya despertaste! ¡Que bueno! – Dijo mientras veía que sus ojos aún se abrían lentamente.

- ¿Dónde estoy? – Exclamó repleta de sudor. Lo había sentido como una terrible pesadilla... Se preguntaba si aquello había querido decir algo o era simplemente un sueño.

- Vamos a llevarte a un hospital, está un poco lejos pero espero que aguantes – Comentó la madre de la chiquilla.

- No hace falta... debe ser sólo por hambre... O algo pasajero. De veras no necesito un hospital – La señora le cortó las palabras con leves negaciones.

- Irás, sólo mírate, estás más pálida que la leche y estás sudando un río entero, además Mel me dijo que estabas mareada y tenías náuseas – Sakura miró hacia el suelo y luego volteó a verla.

- ¡Pero ya se me pasó! ¡De verdad!... – Por un momento analizó las palabras de la mujer – Yo... yo... yo nunca le dije a Mel que me sentía mareada  y menos que tenía náuseas.

- Pero es... imposible – Dijo su madre mientras se volteaba a ver a su hija – Si ella me lo dijo es porque tú se lo dijiste.

Melissa parecía aterrada, como si su madre estuviera descubriendo a su verdadera hija, o como si descubriese uno de tantos secretos. Enseguida tomó por excusa que buscaría un vaso de agua y se fue corriendo hacia la cocina. Dejó a su mamá totalmente confundida, aunque muy dudosamente más que a Sakura, quien ya de paso tenía sus propias confusiones mentales. Esperaron a que la niña regresara y se fueron camino al hospital.

Quería recordarlo todo, como había llegado allí con ellas, qué realmente había pasado en su vida, por qué era diferente y de qué carta hablaba su sueño. Tantas cosas por saber y ninguna parecía querer encontrar respuesta, o tal vez sí pero ella no se prohibía a sí misma hallarla. Se durmió mientras se trasladaban hasta el hospital, esperaba soñar de nuevo para enterarse de más cosas, pero durmió sin tener una sola imagen en su cerebro. Y hasta que no llegaron no despertó.

****

Era un hospital pequeño, parecía más bien una casa, Sakura creía recordarlo... Como si antes lo hubiese visto, como si le hubiese pasado por al lado. Se esforzaba por completar la información exacta de ese lugar pero no lograba hacerlo, le costaba, le hacía sentirse incluso más mareada de lo que estaba. Ya no sabía si el mareo era por una enfermedad o por aquel supuesto golpe que se había dado.

La llevaron inmediatamente a un cuarto para examinarla. Cada vez se ponía más pálida y esto asustaba un poco a sus acompañantes. La recostaron libremente sobre una camilla y el doctor se puso a realizarle unas cuantas preguntas.

- ¿Qué has sentido últimamente? – Preguntó sentándose en una silla cercana.

- Sólo han sido un poco de mareos y náuseas... Más nada – Le respondió despreocupadamente.

- Bien... ¿Eres casada? O tienes algún novio... ¿Has tenido alguna relación recientemente? Has roto con algún novio – Le molestaba que le hicieran tantas preguntas a la vez.

- Pues... no lo sé... No recuerdo nada – Respondió tímidamente.

- ¿Has perdido la memoria acaso? – preguntó sarcásticamente.

- Bueno, la verdad es que sí... – El doctor se quedó en silencio al escuchar esas palabras. Volteó  ver a Melissa y a su madre y luego se volvió de nuevo a Sakura con una expresión de preocupación.

- Vaya... No me habían dicho que también era un caso de amnesia – Guardó silencio y se quedó pensativo – En ese caso habrá que hacerte otros análisis.

- Por ahora preferiría que sólo me hicieran exámenes por la debilidad y mareos que siento, sino fuera mucha molestia.

- De acuerdo. Pero luego vendrán los otros.

- Gracias – Dijo con una libre sonrisa, que bien dejó al doctor un poco ruborizado.

Se quedó totalmente dormida después del análisis. Sentí escuchar voces por todos lados, voces que le hablaban como si la conociesen. Pero ella no recordaba ninguna de ellas. Lo único que quería era hablar con aquella mujer de la otra vez... Bueno, según la mujer era ella misma, ¿Pero cómo podía serlo? ¿No estaba ella ahí? Cada vez las cosas eran más confusas.

Pero entonces le volvió a hablar...

¿Para qué deseas tanto hablar conmigo?

Quiero saber la verdad.

La verdad es la que tú crees que es, yo no puedo decírtela, tu creaste tu verdad, y es que lo quisiste olvidar todo.

Pero estoy arrepentida... me siento tan confundida, necesito saber por qué soy diferente, también a qué te refieres con eso de que hay una persona creciendo en mí...

No tardarás en saberlo. Es más, sólo es cuestión de horas... ahora, lo de por qué eres diferente... eso no puedo decírtelo, así que tendrás que averiguarlo tú sola.

¿No puedes aunque sea darme una pista?

Usa a quienes tengas más cerca.

¿A quiénes te refieres?

¿No crees que ya te dije mucho?

No me gusta que me respondan con preguntas.

¿Cómo puedes saberlo si ya olvidaste quién eres y cómo eras?

No sé... simplemente lo sé.

Crees saber mucho ¿No? Te repito, dale tiempo al tiempo, usa a los que tienes cerca... Hazme caso, tal vez así salgas pronto de esta.

Háblame sobre la carta... esa que dices que yo creé. ¿Cómo es?

Es como tú quisiste que fuera.

¿Y cómo quise yo que fuera?

¿No te dije ya que fue lo que tú quisiste, acaso no te lo he repetido mucho?

¡Basta! ¡Me confundes! No quiero saber más nada, prefiero quedarme así para siempre... ¡No necesito tu ayuda!

No te he estado ayudando, eres tú sola la que te confundes y creas rollos mentales.

...

¿Por qué lloras?

Lloro porque es lo único que siento que debo hacer.

Estás siendo débil de nuevo.

¡Si dices que lo he sido siempre no serás tú la que lo cambie! ¡Déjame en paz!

¿Por qué no primero te dejas en paz tú misma? En toda tu vida no has hecho más que reclamarte lo que hacías, crearte confusiones innecesarias.

¡Porque así soy! ¡Porque todo es culpa mía! ¡Y si él muere también será culpa mía!

¿Quién? ¿De quién hablas?

Yo... nunca he hablado de nadie...

Lástima que niegues tus recuerdos.

Yo no los niego. Sólo no los encuentro.

Di lo que quieras, ya yo te di un consejo, allá tú si quieres tomarlo o dejarlo.

¿A dónde vas?

A esconderme de nuevo.

¿De quién?

De ti.

¿Por qué?

Porque me gusta estar sola.

Se movía de un lado a otro, murmurando nombres que creía no recordar. Estaba medio dormida y medio despierta. Escuchaba las voces de sus sueños y las voces que provenían de afuera. Tanto ruido la enrollaba, así que de repente se despertó exaltada.

No había nadie en la habitación. Estaba sola y aún en aquél hospital. Por un momento sintió miedo. Miedo a quedarse más sola de lo que estaba. De pronto escuchó dos personas hablando. Eran un hombre y una mujer. Le hacían recordar algo, pero por una extraña razón cada vez que intentaba recordar su mente se bloqueaba y en vez de llenarse de cosas, todo estaba en blanco.

- ¿Cómo está Syaoran, Tomoyo? – Preguntó una voz masculina que venía del pasillo - ¿Han sanado sus heridas?

- No mucho, él sigue pidiendo ver a Sakura, y por eso no descansa... Estoy muy preocupada por ella y por él... Tengo un mal presentimiento, no voy a dormir tranquila hasta que la encontremos – El hombre hizo un movimiento que ella no logró ver pues sólo los estaba escuchando.

- Tranquila, todo saldrá bien. Sé que alguien está protegiendo a Sakura, no le pasará nada malo. Ahora ¿Por qué no te vas a casa a dormir? Te haría falta una buena siesta, yo me encargo de Syaoran.

- Gracias Eriol...

Estaba recordando algo... Tal vez conocía esos nombres, o quizás era sólo producto de su imaginación. Decidió mejor ignorar aquello, pero lo único que no se le borraba de lo que había escuchado era el nombre de Syaoran. Algo le decía que era lo más importante que debía recordar.

- ¡Jade! – Exclamó la pequeña - ¡Ya despertaste! El doctor ya tiene listo el resultado del examen. Ya viene para acá, y creo que con buenas noticias.

- ¡Qué pronto! – Y en ese mismo momento llegó.

- Bueno, no sé como te caerá esto... – Sakura le murmuró un "Jade" sabiendo que él se lo pedía – Jade. Pero según los exámenes tú estás... estás embarazada.

Por cinco segundos guardó silencio espantada e impresionada. Lo primero que logró pensar fue en su sueño, cuando hablaba con esa mujer... Ella le había dicho que cuidaba de una criatura... y era cierto.

- ¿Pero cómo es eso posible? ¿Eso quiere decir que ella tiene razón? – Preguntó Sakura muy confundida.

- ¿Quién Jade? – Preguntó el doctor con curiosidad.

- No puede ser...

- ¿No sabes quién es el padre de tu hijo? – Fue la última pregunta que escuchó de aquél joven doctor, ya que después de pensar varias veces en el nombre de Syaoran cayó rendida en la cama.

Notas de la autora:

Lis frustrada -___- juré que más nunca continuaría esta historia, no sé como Carol me convenció tan rápido jeje, bueno, sé que este chap está algo amorfo, anormal, raro, pero esperen... que si decido hacer el siguiente se enterarán de más cosas XDD

Muchas gracias a las que me dejaron reviews, no les respondo porque enseguida me tengo que ir a dormir así que sólo les pido que sigan dejándolos.

Hasta la próxima si es que hay...

Lis Jade Black.