Disclaimer: Sé que los personajes no son míos, pero me divierto con ellos un poco y no gano nada. Así que ¿qué hay de malo en ello?

Nota: No apto para menores ni anti-slash, por favor pekes leed fics de rating G, por vuestra' muelaaaaas. Creo que *todos* los capítulos son y serán fuertes. Éste lo es en especial, el punto de vista de Lucius se mantiene durante todo este capítulo.

AMA A TU ENEMIGO, TEME A TU AMANTE

CAP.8: OBEY THY LORD

(Flashback de Lucius)

       Siempre tuve muy claro que quería convertirme en mortífago, ponerme al lado del más poderoso, de aquel a quien todos obedecían. Por eso cuando salí de Hogwarts hablé con mi padre, y éste a su vez con los integrantes del círculo más cercano a Lord Voldemort. Mi padre no era mortífago a causa de cierto problema de salud, pero los apoyaba en la sombra, sobre todo económicamente, y Él lo tenía en gran estima.

       Me casé con Narcissa y la llevé a vivir a la mansión Malfoy; decidí dejarla básicamente tranquila para que hiciera lo que le pareciese, siempre que no olvidara sus nuevas obligaciones. No le gustaba la perspectiva de mi nuevo oficio pero nunca dijo nada. Poco tiempo después de la boda, me preparé para la ceremonia de iniciación por la que pasaríamos algunos ex-compañeros Slytherin y yo la noche del 13 de septiembre. Me sentía tranquilo, o al menos todo lo posible en mis circunstancias, pues a pesar de lo que me había jurado a mí mismo no conseguía olvidarme de Snape ni un momento.

       Al fin llegó esa noche, reuní toda la determinación que poseía, que no era poca, me puse mi capa negra de terciopelo con capucha, para ocultar mi identidad en un principio, y me trasladé junto con mi padre al lugar señalado para la reunión, una especie de gruta húmeda y tenuemente iluminada en el extremo de un valle sombrío de Gales. Contuve la respiración mientras atravesábamos la entrada en silencio, tras haber dado la contraseña a una mujer también vestida de negro.

       El silencio del interior era sepulcral, a pesar de que se distinguían las siluetas de muchas personas. Los que debían de ser mortífagos de plena condición, pues llevaban una máscara blanca además de la capa, estaban alineados formando dos filas paralelas a ambos lados de un pasillo de piedras que llevaba al fondo de la gran gruta. Alcé la vista un momento y vislumbré a Lord Voldemort sentado entre dos antorchas, en la pared del fondo de la cueva, posando sus horribles ojos rojos sobre cada uno de los presentes. Al fin, cuando jóvenes y mayores estuvimos reunidos a cierta distancia suya, habló.

-Bienvenidos, mis mortífagos, y también mis nuevos ayudantes-dijo con voz fría.-Ahora que solo queden los jóvenes enfrente mío. Con los demás tendré ocasión de hablar más tarde.

Mi padre se retiró de mi lado, lanzándome una mirada que venía a decir que recordara cómo tenía que actuar. Reconocí a Thomas Wilon, uno de mis compañeros de cuarto en Hogwarts, a mi lado, pero permanecí en silencio.

-Apuesto a que habéis sido dignos miebros de la casa Slytherin, y ahora elegís el camino del poder y la gloria a mi lado. Muy bien...Decidme entonces, ¿para qué habéis venido?

Todos respondimos a coro a la pregunta que conocíamos de antemano.

-Para serviros, Lord.

-¿Y qué estáis dispuestos a sacrificar por servirme?-prosiguió.

-Nuestra vida si es necesario-contestamos de nuevo.

-¿Qué requisitos creéis cumplir para convertirnos en mortífagos?

-Somos de sangre limpia y antigua tradición mágica. Leales con nuestra causa, temibles con los enemigos, despiadados ante una víctima.

-Muy bien. Ahora acercáos de uno en uno a la sala contigua para que os conozca y decida si vais a llevar la Marca Tenebrosa.

La mujer que antes guardaba la entrada nos condujo a otra parte de la gruta, donde esperamos hasta que nos pidió que entráramos por turnos para una breve entrevista privada con Voldemort. Mis compañeros fueron entrando y saliendo a los pocos minutos, con aire de orgullo y satisfacción. Al fin llegó mi turno y entré en la sala, bastante más iluminada que el pasillo principal. Voldemort esperaba de pie, con una gran serpiente a su lado, muy alerta, que me miró emitiendo un silbido. El gran mago tenía el rostro muy pálido y similar en sus facciones al de la serpiente, sobre todo en los ojos rojos y brillantes. Traté de no mostrarme intimidado.

-Descúbrete-ordenó.

Eché mi capucha hacia atrás y le miré directamente.

-Vaya...otro Malfoy...el hijo único de Perseus, si no me equivoco.

-Soy Lucius Malfoy, señor.

-Ya veo...No me es necesario ponerte a prueba, tu familia me ha apoyado desde el principio. De todas formas te digo lo mismo que a los demás, no me gustan nada las traiciones así que no hagas más que lo que yo te ordene, ¿queda claro? A nadie le ha resultado muy beneficioso volverse en mi contra.

-No soy ni seré ningún traidor-dije sin poder evitarlo.

-Eso espero. Se te ve determinado, incluso más que tus compañeros, diría yo. Todos han entrado con cierta cara de susto...De hecho-dijo acercando más su rostro casi mortecino al mío-una hermosa carita de ángel inocente es toda una ventaja para un diablo.

Dicho esto cogió mi brazo izquierdo para que lo extendiera, y con su varita realizó sobre él un hechizo bastante doloroso que acabó dibujando la temida calavera negra sobre mi piel.

-Cuando te llame deberás desaparecerte de donde estés y acudir a mi presencia. Entre tus compañeros y en la lucha deberás llevar siempre una máscara blanca cubriéndote el rostro, sólo podrás descubrirte cuando yo te lo ordene expresamente...que probablemente será a menudo. Puedes retirarte por el momento.

Obedecí y salí de la sala, reuniéndome con los demás que estaban fuera poniéndose sus nuevas máscaras. Tenía un presentimiento muy extraño y al mismo tiempo optimista, que por supuesto, y para mi gloria y mi desgracia, se acabó cumpliendo. Pasaron otras dos horas, con más discursos de Voldemort dirigidos a todos en general, y al fin nos dispusimos mi padre y yo a abandonar la cueva. Ya había salido y desaparecido casi todo el mundo, y nosotros estábamos a punto de hacerlo, cuando la Marca ardió desgarradoramente en mi brazo, y me detuve en seco.

-Volveré a la casa más tarde, padre-le dije con decisión.-Creo que siento una llamada.

-No le hagas esperar, entonces. Trata de hacer que me sienta orgulloso de ti-me respondió con su habitual frialdad.

*      *      *

Apenas tuve que esforzarme para aparecerme en presencia de Voldemort, puesto que él me había llamado. La cueva parecía casi vacía, excepto por algunos mortífagos de su círculo más cercano, que vigilaban las salas y las diversas entradas existentes.

-Eres rápido-me dijo al verme.

-¿Qué ordenáis?

-Esa máscara y esa capucha fuera de nuevo, Lucius.

Obedecí otra vez, apartando mi melena rubia y algo alborotada a causa de la capucha hacia atrás.

Había una mirada carnívora en sus ojos, tal como había presentido antes, y supe con certeza lo que se acercaba. Extendió una de sus manos acabadas en garras casi curvas hacia mí, sujetando mi barbilla. Me mentalicé para no demostrar mi asco, y prácticamente requirió toda mi fuerza de voluntad el aguantar firme mientras sentía el roce de su lengua bífida contra mi mejilla.

-No re retiras, Lucius...Sabes jugar, ¿verdad?-dijo apartándose y mirándome a los ojos.-Aunque parezcas una bonita estatua de hielo...

Por un momento pensé en los beneficios que me reportaría el dejarle hacer lo que qusiese, pero luego despertó mi orgullo. Recordé a mis antiguos amantes, a los que elegí y abandoné yo mismo. Recordé a Severus por encima de todos...No podía. Y sin embargo era mi obligación.

-Puedo entender tu silencio como un asentimiento.

Observé como hacía, con un movimiento de varita, que apareciera una gruesa alfombra negra sobre el duro suelo de la gruta. Di un paso atrás.

-Vamos...¿Te disgusta mi aspecto? Eso tiene fácil solución.

Un humo negro lo envolvió y apareció ante mi con el aspecto que probablemente tenía antes de transformarse definitivamente en un ser espantoso. Sus ojos seguían del color de la sangre, pero su rostro era más juvenil y tenía el pelo negro. Pero ni siquiera así podría aceptarlo mi cuerpo, pensé. Decidí no hablar pero tampoco resistirme, y a los pocos minutos me tenía atado sobre la alfombra. Recuerdo claramente el dolor de su tortura, sus dedos dejaban marcas enrojecidas en mi espalda descubierta, el más leve contacto con su piel me quemaba hasta las entrañas. Yo tenía mucha experiencia en torturar levemente a mis amantes, nunca había sido precisamente un santo, pero aquello me superaba. Mi nivel de magia no podía compararse al suyo, así que estaba totalmente a su merced.

Quise mantener las fuerzas pensando en que ya tenía asegurada una posición de privilegio en su círculo de mortífagos más influyentes, pero lo conseguí a duras penas.

-Buen chico-me dijo.-Tienes mucha resistencia, mucha fuerza de voluntad. Pero tal vez así me apropie de tu voluntad...

       Se adentró en mi cuerpo sin más aviso, haciéndome sentir totalmente humillado, y el placer me sobrevino de golpe confundido entre el dolor en cada centímetro de mi piel, de tal modo que en un lapsus de mi consciencia llegué a pensar que ambos eran inseparables.

-Dime que lo necesitas, quiero oírte gritarlo...-dijo sin dejar de moverse.

-No...paréis-murmuré, sin apenas fuerza, ni voluntad, ni orgullo.

-¡Más alto!-rugió, clavando sus garras en mi vientre.

Lo grité, el sudor cayendo a chorros por mi rostro. No recuerdo mucho más de aquello momentos. Parece ser que acabé por perder el conocimiento, y cuando él me despertó vi que había recuperado su aspecto presente, y que una sonrisa perversa torcía sus labios.

(Continuará)

******************

Notas de autor: Ejem...Lady Angel...Ay si lee esto me va a matar...Bueno gente, debo reconocer que me ha costado sangre escribir este capítulo, me ha resultado tan desagradable y tan duro que hasta mis dedos se negaban a teclear para escribirlo, pero esta era una idea que tenía desde el principio, y sin este acontecimiento la trama perdería mucho de lo que le pienso añadir. Así que...respetad mi vida ok? Dejadme reviews si os gusta, y si no no me mandéis virus ni nada de eso. Se lo dedico como siempre a mi Ginger y a mis amigas (*Isilme huye antes de que Angels la asesine por haber puesto así a su Tommy*). Besitos a todos/as.