Sirius y Remus una despedida, y un triste reencuentro.

Capitulo 1.- Reflejarme una ves mas en sus ojos

Una oscuridad y de pronto la luz tan cegadora, ese brillo era... ¿plata?, y esa silueta era él, era Remus, aun cuando corrió no pudo ser mas que testigo de lo inevitable.
Y de pronto despertó, tan solo era un sueño, Sirius Black se sintió confundido y terriblemente asustado, pero al oír la respiración pausada y lenta a su lado, cuando sus ojos contemplaron a su durmiente amante, su corazón respiro tranquilo; solo había sido un mal sueño, Remus estaba a salvo y aun mejor a su lado, después de doce largos años, al fin su vida volvía a empezar, el dolor se tendría que ir; el no era tonto, entendía perfectamente que justo en este momento, la guerra tan solo había comenzado, el peligro los rondaba y aun mas el no era inocente, era un prófugo y de Azkaban; aquellos que debían agradecer su esfuerzo que mantenía a algunos a salvo, tan solo le veían con odio, tan solo le temían; sí ,él no había podido probar su inocencia, ante el mundo Sirius Black era un traidor, el asesino de sus amigos, el aliado de Voldemort, cuan equivocados estaban, pues el con doce años, había pagado su error, con las lagrimas y el dolor de doce años había pagado por ese impulso, el siempre creador de trampas Black , había caído en una de la manera mas tonta, y todo por haber confiado en el, en esa rata; si había alguna luz en todo esto, alguna esperanza el podía basarlas en dos seres, su vida se llenaba con ellos; uno era Harry, su ahijado, el hijo de sus amigos, aquel pequeño al que le fallo una ves, no pudo proteger a sus amigos, pero moriría antes que permitir que algo le ocurriera a Harry; y el otro era el, su compañero, su amante, su amado, Remus Lupin, aquella luz en su vida, aquel con el que debió estar doce años, ambos se habían fallado, era ahora el tiempo de cerrar viejas cicatrices y empezar de nuevo, un amor que había quedado en el olvido por tanto tiempo, pero que ni aun en la celda mas oscura de Azkaban pudo apagarse.
Sintió su respiración de nuevo, y vio los rayos del sol que comenzaban a colarse por la ventana, cuando se posaban en los cabellos del durmiente, siempre adquirían un brillo dorado, sintió un dejo de tristeza al observar el mechón de cabellos grisáceos, no debía estar hay, las leves arrugas provocadas por el dolor tampoco; pero todo ello era por esa maldición, aquella que lo ligaba con la luna, y el odiaba a la luna y , sin poder evitarlo, al mismo tiempo le agradecía, pues era debido a ella que existía un pacto entre los dos, un lobo solo puede amar a una persona toda su vida, el era esa persona, y tal ves, Remus se había odiado por ello en esos doce años, pero ese pacto le había permitido mantenerse en su corazón, él, Sirius, no había perdido el amor de Remus, tembló de solo pensar que el hubiera amado a alguien mas, ¿la maldición era algo tan terrible?,si, de pronto recordó su sueño, un brillo, ¿plata?, que significaba, el sabia cuales eran las debilidades de un hombre lobo, el sabia que en su sueño, ese brillo los separaba, si algo le ocurriera a Remus el no podría seguir viviendo, y secretamente no pudo evitar pedir una ves mas, si estamos condenados a morir en esta batalla, por favor dios permite que sea juntos, no podemos volver a separarnos, permite que si deja de respirar yo deje también de hacerlo en el mismo instante; si tal ves su pensamiento no era muy esperanzador, pero quien tenia esperanza en ese momento, aun cuando no lo aceptaran, la orden del fénix por si sola no ganaría, nadie los apoyaba, como un puñado de adultos y algunos jóvenes podrían derrocar al maldito Voldemort, pero el quería aun conservar una secreta esperanza , en el fondo de su corazón, aun cuando su mente le dijera la verdad, el quería imaginar un mundo en el que el probaría su inocencia, un mundo donde Remus y él fundarían un hogar en el que Harry viviría con felicidad y olvidando la orfandad.
El sol le molesto en pleno rostro, y descubrió que era tarde, sus sueños y pensamientos se disiparon, contemplo al durmiente, mientras recogía su ropa, regada por todo el piso, prueba de esa salvaje noche, pues claro hoy era el aniversario de ese día, aquel en que se confesaron su amor, pero ese día también había luna llena, por eso habían festejado antes, recordó de pronto, precisamente hoy tenia que ver al contacto de Dumbledore, un espía, ojala y no fuera Snape, de solo pensarlo se le revolvió el estomago, y ¿por qué precisamente hoy?, detestaba no poder estar con Remus en su transformación, cuando el se encerraba sin nadie a su lado, tomaba su sangre, se lastimaba terriblemente, pero el mismo Remus le insistió, la misión era mas importante, salvar unas vidas, por una sola noche de luna solitario, cuando había pasado ya tantas solo, el quería creer que ahora no pasaría ninguna solo, nunca mas por que él, Sirius Black, estaría a su lado.
Observo de nuevo a su durmiente amado, cuanto adoraba todo de el, cuanto lo había añorado, pero de todo, en ese momento se ocultaba lo que llamaba siempre su atención, aquellos ojos dorados y brillantes, aquellos ojos de un oro liquido, esa mirada llena de ternura, tal como una ves James dijo: cuando el azul se encontró al dorado, el se había reído aquella ves eran unos niños, y James había bromeado, cuando sus ojos se reflejan en los tuyos es como si el sol se hundiera en el mar, después esas palabras serian proféticas, incluso pudo ser que James lo supiera, supiera de su amor por Remus, sin duda su mejor amigo hubiera sido feliz al saberlo, hubiera dicho que el había sido cupido.
Pero en ese momento precisamente esos ojos estaban ocultos, pues conocía bien al señor Lupin, el jamás se levantaba si podía dormir un poco mas, algo que el no podía hacer, Padfoot debía ir en busca de información, como era su deber temprano , mientras que Remus podía aun permitirse unos minutos mas, era un maestro muy puntual, únicamente debido a su buena suerte.
Así que Sirius Black, tuvo que alejarse del durmiente, cuando se disponía a salir volteo una ves mas, esperando poder contemplar esos ojos una ves mas, pero aun cuando escucho la vos, un poco mas ronca, pues hoy era luna llena, que dulcemente le decía adiós, los ojos permanecieron cerrados, definitivamente el era un perezoso.
Sonriendo Sirius, se alejo bajando las escaleras , recordó que no tendría tiempo de desayunar, así que corrió a la puerta, para emerger del otro lado un perro, la cabaña estaba en medio del boque, pero nunca podía faltar algún ojo espía por lo que las precauciones nunca estaban de mas.
Padfoot, sentía que su mismo instinto de perro le advertía, le suplicaba que no se alejara, sabia contra todo que debía estar con su amigo el lobo en esa noche, pero la parte humana de el, le recordó su deber y prosiguió.

Las personas del pueblo vieron pasar al perro negro y grande, no sentían temor pues sabían que era el perro del profesor Lupin, y que era tan educado como su dueño, así que únicamente se apartaban , ya saludarían al profesor Lupin cuando este amablemente pasara en unos minutos mas, corriendo por lo tarde que se había hecho.