LA PAZ INTERRUMPIDA

¿ES ESTE MI HOGAR?

Como ya nisabeis, ni Rurouni Kenshin niguno de sus personajes me pertenecen a mi, porque si me pertenecieran, escribiria esto desde un yate en las islas griegas, y no desde mi casa. No os olvideis de los reviews!!!!!

............................................................................ ............................................................. La vida parecía otra en Tokio; Sanosuke, no podía creerlo, todo estaba tan cambiado. Tokio, había dejado de ser la ciudad tradicional japonesa, encontraba en su ciudad rasgos que le recordaban a las ciudades que en su vaije había visitado, no dejaba de pensar cuanto habría cambiado la vida de sus amigos, y si estaba todo bien, se preguntaba, si el baka de Kenshin seguiría llamando a Jo chan, Kaoru dono, o si por el contrario, había hecho algún movimiento, lo dudaba seriamente, Batousai podía ser realmente denso en cuanto a mujeres.
Sus pensamientos cesaron al vislumbrar la puerta del dojo, se paró delante de ella, ecrutandola con su mirada, buscando en la puerta algún signo que le ayudara a imaginar que iba a encontrar tras atravesar el umbral. Todo parecía normal, la madera de la puerta seguía teniendo ese aroma a hogar que siempre tenía, el aroma de la madera cuando está vieja, añeja y seca, un aroma que de olerlo en cualquier parte, le recordaba al hogar, le recordaba al dojo Kamiya.
Escuchó ruidos, gente gritando, ya sabía algo; en el dojo, había alumnos otra vez, esto le alentó a cruzar la puerta, ¿ llamar o no llamar? esa era la cuestión, prefirió llamar, probablemente de no haber llamado hubiese destrozado la puerta y Jo chan le habría obligado a arreglarla, eso si vivía, teniendo en cuenta que el susto de su repentina aparición podría despertar al Batousai que Kenshin llevaba dentro.
Desde dentro se oyó una voz joven pero varonil que provocó un vuelco en su corazón, la voz grave y profunda pertenecía a Yahico sin ninguna duda, -Busu!, abre la puerta!, ¿qué te has quedado sorda además de parecer una vaca o qué? Las palabras le delataban, probablemente Jo chan seguía siendo preciosa y delgada, pero eso a Yahico chan no le importaba.
La puerta empezó a abrirse, Sanosuke contuvo la respiarción, ante él, se encontraba su Jo chan, la miró de arriba a abajo, buscando en alguna parte de su cambiado cuerpo algo de lo que un día fue la Kaoru que consideraba una hermana, sólo halló una mujer, nunca más una niña, una mujer con un cuerpo.... voluminoso, una mujer que lanzó un grito penetrante de alegría, y que contra todo lo esperado en un japonés, se lanzó a sus brazos impulsivamente llorando como solía hacer, Al menos algo no ha cambiado pensó Sanosuke, Kaoru se despegó de él y gritó -Kenshin!, Kenshin!, Yahico!, venid! Corred! Sano ha vuelto a casa, sonrió y se secó las lágrimas de felicidad que le humedecían la cara.
Sanosuke, viendo esto, tuvo el impulso de tomar a Kaoru de nuevo en sus brazos, y así lo hizo, muy dulcemente, con un amor fraternal, la subió en brazos, y dio vueltas a su alrededor, calibrando el nuevo peso de su vieja amiga, vio a Kenshin y a Yahico corriendo hacia él, ambos sonrientes, el muchacho, ya no era Yahico Chan, y desde luego Kenshin, no era Kenshin el rurouni, su sonrisa incierta se había borrado de su rostro para dar paso a una sonrisa igualmente gentil, pero sincera, Yahico y Kenshin estaban ya junto a él, dejó a Kaoru en el suelo y comentó jocosamente Guau Jo chan!, estás muy...muy... muy ... embarazada.
-¿Es tu forma de decirme que estoy gorda? Replicó Kaoru claramente molesta, -¿No estoy tan gorda? ¿a que no Kenshin? Díselo anata. Kenshin sonrió ampliamente a su esposa, le rozó el brazo al pasar junto a ella en su ida hacia Sanosuke, apenas le acarició el barzo, se fue directamente a abrazar al que fue y es, sin lugar a duda, su mejor amigo, Sanosuke, no pudo contener un sollozo de alegría, Kenshin era su amigo, su compañero, ese amigo con el que todo hombre tiene un vínculo especial. Bienvenido a casa, Sano, amigo. Kenshin dijo mientras le abrazaba, Yahico, se unió al abrazo Sí Sano, bienvenido, ya estamos todos juntos. El abrazo cesó cuando los tres hombres se giraron tras oir el amargo sollozo emitido por Kaoru -¡Mou! ¿Y yo qué?, ¿A mi no me quereis?.
Kenshin se apartó de Sanosuke y se fue hacia Kaoru, le enjugó las lágrimas con el dorso de sus mano, y la abrazó, en el abrazo Kenshin giró el cuerpo y en sus labios se formó una palabra dirigida a sus amigos; en especial a Sanosuke, que parecía algo desconcertado y divertido; sus labios gesticulaban la palabra -hormonas. Sanosuke, no pudo hacer más que reir gustosamente, mientras Kaoru, seguía con su cara en el cuello de su esposo, con sollozos que sonaban como sus adorables "Mous".
Kenshin ahogó una risita en su garganta, lo que hizo que Kaoru se despegará de su cuello, ella le miró al rostro como pidiéndole explicaciones de si se estaba riendo de ella, él le cogió la cara dulcemente, con ambas manos, y le besó juguetonamente en su naricita, que en esos monetos, a Kenshin le pareció la cosa más deliciosa del mundo, estaba toda rojita y salada por las lágrimas, después de ese beso juguetón, rozó su nariz con la de Kaoru, mientras ella, arrugaba la nariz en un intento de finjir disgusto. Sanosuke, mientras tanto, obsevaba las diferencias con el pasado, miles de preguntas le vinieron a la cabeza, en la cena, obtendría respuestas y también información, quería saberlo todo, para poder sentir, que jamás, había dejado a su familia.
-Vayamos dentro, la comida está casi hecha, y a Kaoru se le hinchan su preciosos piececitos cuando está mucho tiempo de pie, dijo Kenshin, mirando divertidamente de reojo a su disgustada y ahora preocupada esposa, que no pudo evitar preguntar.
-¿Te gustan mis pies verdad?, ¿Eh?,¿Kenshin? Ahora fueron los tres hombres los que rieron, Kenshin sintió el impulso de llevarla hasta su dormitorio y enseñarle cuánto le gustaban sus pies y el resto de su cuerpo, Sanosuke se adelantó a sus planes, y cogió a Kaoru en brazos, quien puso una cara de extrañeza, -Vamos Jo chan, esa barriga tuya debe de pesarte mucho, no quiero que te canses.
Yahico fue hacía el dojo a terminar la clase, mientras Kenshin y Sanosuke con Kaoru en brazos se dirigían a la cocina, donde se sentaron. Sanosuke, depositó dulcemente a Kaoru en su lugar habitual, donde ella solía comer, y después se sentó en el que era su sitio antes de irse de Japón, por sus problemas con la policía, aguardando la comida con ansiedad, aunque con más ansiedad aguardaba la historia de sus amigos durante el periodo de su ausencia.