Yahico acababa de dejar a Kenji en su habitación,
el pequeño era un
demonio despierto, pero verlo dormir, apaciguaría a un león, simplemente, parecía un
angel, Yahico lo arropó y le dejó al lado a su conejito preferido, le dio un beso en la frente
y dejó el cuarto silenciosamente para dirigirse al porche.
Allí encontró a Sano, y el tiempo se detuvo por un momento, miró a
Sano y se miró a si mismo, y pareció verse de nuevo con diez años, Sano estaba recostado
en el suelo, apoyando la cabeza sobre un brazo, con lo ojos cerrados como saborenado el
silencio, jugueteando con su raspa de pescado en la boca, respirando profundamente de
aire fresco, como queríendo retener el olor del hogar en sus pulmones, sus pensamientos,
no obstante, fueron interrumpiods por la voz suave de Sanosuke
- No te quedes ahí Yahico, cuéntame como ha ido todo , le he dicho a
Kenshin que quería saberlo todo ahora mismo, pero creo que tardará un poco en salir
de esa habitación, dime ¿es siempre así ahora?, ¿me refiero con Jo chan?
Yahico lo miró y asintió, - Desde lo de Enishi ha sido así, más cuando
Kaoru se quedó embarazada de Kenji, ahora es más moderado, Kaoru le dijo que era un
paranoico y entonces él...Sanosuke le interrumpió -¡¡No bobo!! Me refiero a lo cariñoso,
está mu pegajoso, no parece él, antes apenas miraba a Jo chan y ahora... ¡Mírale!-
Yahico levató una ceja, y sacudió la cabeza -Pues vete acostumbrando, porque es
siempre así, y ahora más, porque los cambios de humor de kaoru, sólo los aguanta él.-
Ambos hombres produjeron una risotada varonil tras el comentario.
............................................................................ .........................................................
Kenshin depositó suavemente a Kaoru en su futón, en su estado, debía
dormir y descansar a menudo, pero el bebé resultaba ser demasiado enérgico por las
noches, y un minuto de sueño para Kaoru, era un gran tesoro.
Kenshin arropó a Kaoru, mientras ella adoptaba una de sus posturas
favoritas, sobre todo ahora que su prominente barriga no la dejaba estar cómoda muy a
menudo; con el el brazo en el pecho de Kenshin y su mano derecha dentro de su gi,
acariciando la piel que reposaba sobre el corazón que ella mantenía en sus manos, su
pierna derecha, reposaba sobre la cadera de Kenshin, esta era la parte que menos le
gustaba a Kenshin, y no porque su esposa estuviera gorda, Kaoru seguía teniendo las
piernas más asombrosas de la tierra, al menos en su opinión, y los brazos finos y suaves, su
único problema, es que los dedos de sus manitas se hinchaban a menudo, y también los de sus pies
si permanecía demasiado tiempo de pie.
El problema de la postura en sí, era que colocando la pierna así, mientras ella dormía, Kenshin
tenía que controlarse con su esposa, y eso no le gustaba, tenerla tan cerca, y no poder
tenerla realmente.
La verdad, Kenshin la veía más bella que nunca, por mucho que dijera
ella que estaba más fea, cierto es que su pelo negro había perdido algo de brillo, y Kaoru
incluso tuvo que cortarlo un poco para sanearlo, el Doctor Gensai dijo que el bebé
provocaría esos cambios.
Kenshin iba todos los dias a por un líquido blanco y asqueroso al paladar
para que Kaoru se lo tomara, desde entonces su pelo había mejorado, pero ella siempre se
quejaba de que el bebé hacia estragos en su precioso pelo y en sus uñas, además, Kenshin
tenía que darle masages habitualmente, porque su espalda y sus huesos se resentían del
embarazo.
Pero Kenshin era feliz, estaba seguro que esta vez nadie le libraba de
tener una niña," ummmm una niñita, con los ojos azules y el pelo negro, jeje." Kenshin le
acarició la tripa, y notó como el bebé se movia, cada vez se movía más, cada vez era más
grande, y con el paso del tiempo su pequeña debía sentirse incómoda en ese pequeño
espacio que era la tripa de su madre.
Kaoru se estiró en su sueño, y despertó e hizo un puchero -Mou, este
niño no me deja dormir- Kenshin la miró, y le corrigió,- ¿Niño?, Yo creo que no.-
Kaoru se incorporó y le preguntó preocupada, - Kenshin, dime una
cosa, si....ummmm... el bebé resultara ser varón, ¿te enfadarías conmigo? Kenshin la
miró como si estuviera loca -No, Kaoru, Por Kami! Claro que no Koishi -la beso en los
labios, Kenshin prefería mostrar con gestos a su ahora homonal esposa sus opiniones- Es
que... me hace ilusión una niña; no se; las niñas, quieren más a los padres, y ya tenemos
un hijo, de todas formas, aunque fuera un varón, no creas que iba a quererle menos por
ello; además, si es un niño, siempre podemos seguir buscando la niña, a mi no me
importa dejarte embarazada, es más, me encanta-dijo Kenshin en un ronroneó.
Kaoru dio una risita vergonzosa, -¡¡¡Kenshin!!! ¡¡¡No seas malo!!!
Kaoru le pellizcó juguetonamente el brazo, se recostó en el futón, -Yo sólo quiero que
esté sano, y que nazca bien. Me da igual lo que venga.- Kaoru miró su marido mientras
jugueteaba con su pelo rojo, y veía la mirada de su adorable marido cambiar de color, de
dulce malva a potente dorado."Cuanto tiempo!, Batousai.. ¿eh?" pensó Kaoru.
En ese momento, Kenshin habló -Mataría por vovotros, sin pensarlo, sin
remordimientos, por tí y por Kenji, por lo que está por venir-, y a Kaoru le pareció lo más
maravilloso que jamás había escuchado de la boca de su marido, "Es increible lo que
puede cambiar la mente de una persona cuando tiene una familia" Pensó Kaoru, y no lo
pensaba por su marido, sino porque ella, la idealista Kaoru había dado paso a una mujer
madura, una esposa, una madre que no dudaría tampoco en proteger a toda costa el
bienestar de los suyos, "¿que esposa o madre no lo haría?" Es natural, mi hijo, es lo
primero.
La tarde avanzó. Kaoru tuvo después de eso su merecido descanso, apenas por dos horas,
pero lo tuvo, al igual que Sanosuke a quien el viaje había agotado, Yahico se fue a buscar
a Tsubame al Akabeko, le esperaba, pensaba, una tarde romántica al lado de su primer y
único amor; y Kenshin se encargó de enseñar en el dojo a los alumnos que acudían por la
tarde, Kaoru, no podía dar clases en su estado, así que Yahico y él habían acordado que
Kenshin enseñaría a los alumnos de Kaoru. Mientras Kenji; Kenji trasteaba con todo
aquello que se encontraba a su paso en el patio.
demonio despierto, pero verlo dormir, apaciguaría a un león, simplemente, parecía un
angel, Yahico lo arropó y le dejó al lado a su conejito preferido, le dio un beso en la frente
y dejó el cuarto silenciosamente para dirigirse al porche.
Allí encontró a Sano, y el tiempo se detuvo por un momento, miró a
Sano y se miró a si mismo, y pareció verse de nuevo con diez años, Sano estaba recostado
en el suelo, apoyando la cabeza sobre un brazo, con lo ojos cerrados como saborenado el
silencio, jugueteando con su raspa de pescado en la boca, respirando profundamente de
aire fresco, como queríendo retener el olor del hogar en sus pulmones, sus pensamientos,
no obstante, fueron interrumpiods por la voz suave de Sanosuke
- No te quedes ahí Yahico, cuéntame como ha ido todo , le he dicho a
Kenshin que quería saberlo todo ahora mismo, pero creo que tardará un poco en salir
de esa habitación, dime ¿es siempre así ahora?, ¿me refiero con Jo chan?
Yahico lo miró y asintió, - Desde lo de Enishi ha sido así, más cuando
Kaoru se quedó embarazada de Kenji, ahora es más moderado, Kaoru le dijo que era un
paranoico y entonces él...Sanosuke le interrumpió -¡¡No bobo!! Me refiero a lo cariñoso,
está mu pegajoso, no parece él, antes apenas miraba a Jo chan y ahora... ¡Mírale!-
Yahico levató una ceja, y sacudió la cabeza -Pues vete acostumbrando, porque es
siempre así, y ahora más, porque los cambios de humor de kaoru, sólo los aguanta él.-
Ambos hombres produjeron una risotada varonil tras el comentario.
............................................................................ .........................................................
Kenshin depositó suavemente a Kaoru en su futón, en su estado, debía
dormir y descansar a menudo, pero el bebé resultaba ser demasiado enérgico por las
noches, y un minuto de sueño para Kaoru, era un gran tesoro.
Kenshin arropó a Kaoru, mientras ella adoptaba una de sus posturas
favoritas, sobre todo ahora que su prominente barriga no la dejaba estar cómoda muy a
menudo; con el el brazo en el pecho de Kenshin y su mano derecha dentro de su gi,
acariciando la piel que reposaba sobre el corazón que ella mantenía en sus manos, su
pierna derecha, reposaba sobre la cadera de Kenshin, esta era la parte que menos le
gustaba a Kenshin, y no porque su esposa estuviera gorda, Kaoru seguía teniendo las
piernas más asombrosas de la tierra, al menos en su opinión, y los brazos finos y suaves, su
único problema, es que los dedos de sus manitas se hinchaban a menudo, y también los de sus pies
si permanecía demasiado tiempo de pie.
El problema de la postura en sí, era que colocando la pierna así, mientras ella dormía, Kenshin
tenía que controlarse con su esposa, y eso no le gustaba, tenerla tan cerca, y no poder
tenerla realmente.
La verdad, Kenshin la veía más bella que nunca, por mucho que dijera
ella que estaba más fea, cierto es que su pelo negro había perdido algo de brillo, y Kaoru
incluso tuvo que cortarlo un poco para sanearlo, el Doctor Gensai dijo que el bebé
provocaría esos cambios.
Kenshin iba todos los dias a por un líquido blanco y asqueroso al paladar
para que Kaoru se lo tomara, desde entonces su pelo había mejorado, pero ella siempre se
quejaba de que el bebé hacia estragos en su precioso pelo y en sus uñas, además, Kenshin
tenía que darle masages habitualmente, porque su espalda y sus huesos se resentían del
embarazo.
Pero Kenshin era feliz, estaba seguro que esta vez nadie le libraba de
tener una niña," ummmm una niñita, con los ojos azules y el pelo negro, jeje." Kenshin le
acarició la tripa, y notó como el bebé se movia, cada vez se movía más, cada vez era más
grande, y con el paso del tiempo su pequeña debía sentirse incómoda en ese pequeño
espacio que era la tripa de su madre.
Kaoru se estiró en su sueño, y despertó e hizo un puchero -Mou, este
niño no me deja dormir- Kenshin la miró, y le corrigió,- ¿Niño?, Yo creo que no.-
Kaoru se incorporó y le preguntó preocupada, - Kenshin, dime una
cosa, si....ummmm... el bebé resultara ser varón, ¿te enfadarías conmigo? Kenshin la
miró como si estuviera loca -No, Kaoru, Por Kami! Claro que no Koishi -la beso en los
labios, Kenshin prefería mostrar con gestos a su ahora homonal esposa sus opiniones- Es
que... me hace ilusión una niña; no se; las niñas, quieren más a los padres, y ya tenemos
un hijo, de todas formas, aunque fuera un varón, no creas que iba a quererle menos por
ello; además, si es un niño, siempre podemos seguir buscando la niña, a mi no me
importa dejarte embarazada, es más, me encanta-dijo Kenshin en un ronroneó.
Kaoru dio una risita vergonzosa, -¡¡¡Kenshin!!! ¡¡¡No seas malo!!!
Kaoru le pellizcó juguetonamente el brazo, se recostó en el futón, -Yo sólo quiero que
esté sano, y que nazca bien. Me da igual lo que venga.- Kaoru miró su marido mientras
jugueteaba con su pelo rojo, y veía la mirada de su adorable marido cambiar de color, de
dulce malva a potente dorado."Cuanto tiempo!, Batousai.. ¿eh?" pensó Kaoru.
En ese momento, Kenshin habló -Mataría por vovotros, sin pensarlo, sin
remordimientos, por tí y por Kenji, por lo que está por venir-, y a Kaoru le pareció lo más
maravilloso que jamás había escuchado de la boca de su marido, "Es increible lo que
puede cambiar la mente de una persona cuando tiene una familia" Pensó Kaoru, y no lo
pensaba por su marido, sino porque ella, la idealista Kaoru había dado paso a una mujer
madura, una esposa, una madre que no dudaría tampoco en proteger a toda costa el
bienestar de los suyos, "¿que esposa o madre no lo haría?" Es natural, mi hijo, es lo
primero.
La tarde avanzó. Kaoru tuvo después de eso su merecido descanso, apenas por dos horas,
pero lo tuvo, al igual que Sanosuke a quien el viaje había agotado, Yahico se fue a buscar
a Tsubame al Akabeko, le esperaba, pensaba, una tarde romántica al lado de su primer y
único amor; y Kenshin se encargó de enseñar en el dojo a los alumnos que acudían por la
tarde, Kaoru, no podía dar clases en su estado, así que Yahico y él habían acordado que
Kenshin enseñaría a los alumnos de Kaoru. Mientras Kenji; Kenji trasteaba con todo
aquello que se encontraba a su paso en el patio.
