Las cosas estaban muy tensas, los nervios a flor de piel, el doctor Gensai
se enteró cuando Yahico fue a avisar a la policía y fue a ver su querida
Kaoru, a la que dio un calmante para dormirla. La muchacha estaba muy
nerviosa, amargada, consumida por el llanto.
-Le he dado un sedante Kenshin san.-Dijo el doctor Gensai con pesadumbre en la voz.
-Gracias doctor Gensai.
-De nada Kenshin, intenta que no se ponga nerviosa, no es bueno para el bebé, ¿quién sabe? Puede que su leche ya no valga, Dios no lo quiera. Me vuelvo a la clínica, cuidaos, y avisadme cuando haya noticias de Kenji chan.
-Desde luego doctor Gensai- le dijo Kenshin mientras abría la puerta de salida del dojo.
Kenshin se quedó en la puerta del dojo viendo como el doctor se alejaba de su vista, cuando ya no lo veía se metió para adentro y se dirigió a ver a su esposa.
-¿Kenshin? Dijo la voz de Yahico-, Voy a hacer algo de cena, tenemos que comer algo.
-Gracias Yahico, yo no tengo hambre- Dijo kenshin con una pesada sonrisa de agradecimiento.-Por cierto, ¿Y Sano?
-En la cocina, está derritiendo unos cirios que me mandó traer cuando fui a la ciudad a denunciar. ya sabes.
-Aha.- Kenshin se quedó callado unos segundos- Voy a ver como está Kaoru.
-Estaré en la cocina, ven ahora, aunque sea por un té.
-Está bien Yahico.
...................................
En la cocina Sano derretía en una olla un montón de velas rojas que había echo a Yahico traer.
-Buaa! ¡Que asco, apesta a cera! ¿Qué haces Sanosuke?- Dijo Yahico al entrar en la cocina.
-Lo vi hacer decenas de veces en Europa y América. Ellos fotografían las pruebas de un delito, y toman moldes de cera para archivarlos.
-Pero nosotros no tenemos para hacer fotografías.
-Ya lo sé Yahico chan. Pero voy a intentar sacar un mole de la huella que encontramos en el patio. Quizás Aoshi la conozca, o la policía tenga algún dato.
-Parece buena idea. ¿Te ayudo?
-No gracias, ya está. Vamos al patio.
Ambos jóvenes se dirigieron al patio para sacar el molde de la suela que Sanosuke había encontrado.
....................................
Kenshin entró sigilosamente en su domitorio, en el futon yacía Kaoru, con una amarga expresión en la cara. Se sentó junto a ella, y le acarició el rostro, y después el vientre.
-Te prometo que todo saldrá bien, que antes de que nazca nuestra pequeña, Kenji estará de nuevo con nosotros, sano y salvo, de una pieza.
Kaoru se estiró un poco en su sueño, pero no despertó, el sedante era lo suficientemente potente como para que no despertara hasta el día siguiente.
Kenshin se echó a su lado, y cerró los ojos un minuto, relajándose en la reconfortante presencia y calor de su mujer.
Oyó a Sanosuke y a Yahico trasteando en el patio y salió a investigar.
-¿Qué hacéis ahí?- Preguntó curioso Kenshin.
-Sanosuke pone en práctica una técnica que vio en occidente.
-¿Ah sí? ¿Yen qué consiste esa técnica?
-Saco un molde en cera de la huela que vimos antes, para que la policía o Aoshi puedan identificarla, puede que Aoshi pueda decirnos a través de esta huella, que tipo de ninja se llevó a Kenji.
-Gracias Sano, no lo había pensado, eres de gran ayuda. Tú también Yahico. - acabada la frase les dedicó a ambos una sutil reverencia.
Todos observaron mientras Sanosuke trabajaba. Cuando hubo sacado el molde, se lo dio a Kenshin, quien lo puso sobre una tabla dura, a salvo del calor y de los golpes. Decidieron comer algo, el Kenji no estuviera no significaba descuidarse, quizás tuvieran que luchar pronto.
La tarde pasó sin mucha acción, Yahico tuvo que dar clase muy a su pesar, pero Kenshin le dijo que tenían que seguir adelante. Sano se fue a buscar a Tsunan, quería que dibujase todo, los árboles, el patio, si no podía fotografiar la escena del crimen, podía pintarla. Sanosuke que se le daba bien la investigación y que le gustaba, quizás buscara trabajo después de que el caso Kenji se solucionara y después se instalaría definitivamente en Tokio, cerca de su familia.
..................................
Misao despertó de una siesta por el llanto de su pequeño "Hora de comer", cuando vio su marido sumergido en sus tareas y pensamientos, que en esos momentos eran, "Hacer maleta, deprisa"
-¿Aoshi? ¿Qué haces?-preguntó
-Me voy- respondió secamente a su mujer
-Ah, que bien, y ¿a dónde vas si se puede saber?
-A Tokio.
- ¿A ayudar a Himura?
-Hai.
-Ahhh, ¿por eso te ibas sin decirme nada?
Con esto Aoshi levantó la cabeza de golpe, sus ojos estaban abiertos como platos, y se giró para mirar a su mujer con una gran gota de sudor recorriéndole el rostro.
¿Y si así fuera?-Preguntó desafiante. "Uh oh"
-¿Cómo? "pero ¿qué se ha creído?" ¿Pero qué te has creído, qué te puedes ir sin decirme nada, y dejarme aquí sóla con tu hijo?
-Si es por vuestro bien, sí Misao. Puedo.- contestó con sinceridad.
-Oh mi amor no quería decir eso- dijo Misao mientras se abalanzaba hacia los brazos de su marido- es que. no quiero que vayas sólo, quiero ir contigo, déjame ir contigo, Kaoru chan está embarazada, necesitará a alguien que esté con ella.
Aoshi pareció meditar unos segundos, y después asintió.
-Está bien, ven, pero date prisa. Quiero salir lo antes posible.
-Lo que tú digas mi amor, pero tendrás que esperarme, tengo que preparar mis cosas y las de Hannia chan y avisarle a Okina.
-Tú haz maletas, y yo avisaré al grupo.
...................................
Kenji viajaba en la espalda de Matsuo, estaba cansado y mareado, hambriento, y por una vez, deseó que su madre estuviera ahí para obligarle a darse un baño, realmente lo necesitaba.
-Ya llegamos -dijo Matsuo.
-Al fin veremos de lo que este canijo capaz- agregó el hombre desagradable mientras removía el pelo de Kenji, Kenji le respondió con un mordisco. Este intentó entonces abofetear al pequeño pero Matsuo le paró la mano con un movimiento veloz.
Kenji abrió los ojos como platos, este señor era tan bueno como su papá.
-¿Ma'suo chan?
-¿Cómo?- dijo Matsuo sorprendido ante su nuevo nombre.- ¿qué pasa pequeño?
-¿Jugarás con Kenji chan cuándo lleguemos a donde vamos? Papá siempre juega conmigo.
Matsuo rió divertido -Ya veremos pequeño.
A su paso, salieron varios hombres que estaban escondidos entre los árboles y las ramas. Todos querían ver al pequeño tras el que su jefe había estado por un tiempo al menos de cuatro meses, no es cómo si todos los días el líder de un grupo tan importante como el suyo se preocupara tanto por un niño de apenas cuatro años.
...................................
Aoshi miraba a su mujer mientras le daba de mamar a su hijo, ambos estaban sucumbiendo al sueño. No dejaba de preguntarse qué haría si algo les pasara, y tampoco cómo se sentiría, desesperado, perdido, sólo, aterrado, sí; aterrado, así debía estar Himura, aunque en el pasado había tenido sus percances con Batousai, la verdad es que se habían pulido bastante bien, incluso el episodio contra Enishi, se saldó alegremente para todos gracias a su vital aportación en el descubrimiento del fiasco del cadáver de Kaoru san. Aún así, Himura había vivido ya demasiadas experiencias como esta, primero con su mujer y ahora con su hijo.
Observó que su hijo había dejado de mamar pero mantenía su boca en el pezón de su madre, y ahora dormía plácidamente en los brazos de Misao, quien también dormía, con una postura en el cuello que corrigió Aoshi delicadamente colocándole algo detrás par que estuviera cómoda mientras le arrebataba al hijo de ambos de las manos, para, primero acunarlo en su brazos por unos instantes y luego depositarlo suavemente en su cuna.
Pronto llegarían a Tokio, una nueva aventura les esperaba, aunque esperaba que la aventura se saldara tan alegremente como la de Enishi.
-Le he dado un sedante Kenshin san.-Dijo el doctor Gensai con pesadumbre en la voz.
-Gracias doctor Gensai.
-De nada Kenshin, intenta que no se ponga nerviosa, no es bueno para el bebé, ¿quién sabe? Puede que su leche ya no valga, Dios no lo quiera. Me vuelvo a la clínica, cuidaos, y avisadme cuando haya noticias de Kenji chan.
-Desde luego doctor Gensai- le dijo Kenshin mientras abría la puerta de salida del dojo.
Kenshin se quedó en la puerta del dojo viendo como el doctor se alejaba de su vista, cuando ya no lo veía se metió para adentro y se dirigió a ver a su esposa.
-¿Kenshin? Dijo la voz de Yahico-, Voy a hacer algo de cena, tenemos que comer algo.
-Gracias Yahico, yo no tengo hambre- Dijo kenshin con una pesada sonrisa de agradecimiento.-Por cierto, ¿Y Sano?
-En la cocina, está derritiendo unos cirios que me mandó traer cuando fui a la ciudad a denunciar. ya sabes.
-Aha.- Kenshin se quedó callado unos segundos- Voy a ver como está Kaoru.
-Estaré en la cocina, ven ahora, aunque sea por un té.
-Está bien Yahico.
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En la cocina Sano derretía en una olla un montón de velas rojas que había echo a Yahico traer.
-Buaa! ¡Que asco, apesta a cera! ¿Qué haces Sanosuke?- Dijo Yahico al entrar en la cocina.
-Lo vi hacer decenas de veces en Europa y América. Ellos fotografían las pruebas de un delito, y toman moldes de cera para archivarlos.
-Pero nosotros no tenemos para hacer fotografías.
-Ya lo sé Yahico chan. Pero voy a intentar sacar un mole de la huella que encontramos en el patio. Quizás Aoshi la conozca, o la policía tenga algún dato.
-Parece buena idea. ¿Te ayudo?
-No gracias, ya está. Vamos al patio.
Ambos jóvenes se dirigieron al patio para sacar el molde de la suela que Sanosuke había encontrado.
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Kenshin entró sigilosamente en su domitorio, en el futon yacía Kaoru, con una amarga expresión en la cara. Se sentó junto a ella, y le acarició el rostro, y después el vientre.
-Te prometo que todo saldrá bien, que antes de que nazca nuestra pequeña, Kenji estará de nuevo con nosotros, sano y salvo, de una pieza.
Kaoru se estiró un poco en su sueño, pero no despertó, el sedante era lo suficientemente potente como para que no despertara hasta el día siguiente.
Kenshin se echó a su lado, y cerró los ojos un minuto, relajándose en la reconfortante presencia y calor de su mujer.
Oyó a Sanosuke y a Yahico trasteando en el patio y salió a investigar.
-¿Qué hacéis ahí?- Preguntó curioso Kenshin.
-Sanosuke pone en práctica una técnica que vio en occidente.
-¿Ah sí? ¿Yen qué consiste esa técnica?
-Saco un molde en cera de la huela que vimos antes, para que la policía o Aoshi puedan identificarla, puede que Aoshi pueda decirnos a través de esta huella, que tipo de ninja se llevó a Kenji.
-Gracias Sano, no lo había pensado, eres de gran ayuda. Tú también Yahico. - acabada la frase les dedicó a ambos una sutil reverencia.
Todos observaron mientras Sanosuke trabajaba. Cuando hubo sacado el molde, se lo dio a Kenshin, quien lo puso sobre una tabla dura, a salvo del calor y de los golpes. Decidieron comer algo, el Kenji no estuviera no significaba descuidarse, quizás tuvieran que luchar pronto.
La tarde pasó sin mucha acción, Yahico tuvo que dar clase muy a su pesar, pero Kenshin le dijo que tenían que seguir adelante. Sano se fue a buscar a Tsunan, quería que dibujase todo, los árboles, el patio, si no podía fotografiar la escena del crimen, podía pintarla. Sanosuke que se le daba bien la investigación y que le gustaba, quizás buscara trabajo después de que el caso Kenji se solucionara y después se instalaría definitivamente en Tokio, cerca de su familia.
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Misao despertó de una siesta por el llanto de su pequeño "Hora de comer", cuando vio su marido sumergido en sus tareas y pensamientos, que en esos momentos eran, "Hacer maleta, deprisa"
-¿Aoshi? ¿Qué haces?-preguntó
-Me voy- respondió secamente a su mujer
-Ah, que bien, y ¿a dónde vas si se puede saber?
-A Tokio.
- ¿A ayudar a Himura?
-Hai.
-Ahhh, ¿por eso te ibas sin decirme nada?
Con esto Aoshi levantó la cabeza de golpe, sus ojos estaban abiertos como platos, y se giró para mirar a su mujer con una gran gota de sudor recorriéndole el rostro.
¿Y si así fuera?-Preguntó desafiante. "Uh oh"
-¿Cómo? "pero ¿qué se ha creído?" ¿Pero qué te has creído, qué te puedes ir sin decirme nada, y dejarme aquí sóla con tu hijo?
-Si es por vuestro bien, sí Misao. Puedo.- contestó con sinceridad.
-Oh mi amor no quería decir eso- dijo Misao mientras se abalanzaba hacia los brazos de su marido- es que. no quiero que vayas sólo, quiero ir contigo, déjame ir contigo, Kaoru chan está embarazada, necesitará a alguien que esté con ella.
Aoshi pareció meditar unos segundos, y después asintió.
-Está bien, ven, pero date prisa. Quiero salir lo antes posible.
-Lo que tú digas mi amor, pero tendrás que esperarme, tengo que preparar mis cosas y las de Hannia chan y avisarle a Okina.
-Tú haz maletas, y yo avisaré al grupo.
...................................
Kenji viajaba en la espalda de Matsuo, estaba cansado y mareado, hambriento, y por una vez, deseó que su madre estuviera ahí para obligarle a darse un baño, realmente lo necesitaba.
-Ya llegamos -dijo Matsuo.
-Al fin veremos de lo que este canijo capaz- agregó el hombre desagradable mientras removía el pelo de Kenji, Kenji le respondió con un mordisco. Este intentó entonces abofetear al pequeño pero Matsuo le paró la mano con un movimiento veloz.
Kenji abrió los ojos como platos, este señor era tan bueno como su papá.
-¿Ma'suo chan?
-¿Cómo?- dijo Matsuo sorprendido ante su nuevo nombre.- ¿qué pasa pequeño?
-¿Jugarás con Kenji chan cuándo lleguemos a donde vamos? Papá siempre juega conmigo.
Matsuo rió divertido -Ya veremos pequeño.
A su paso, salieron varios hombres que estaban escondidos entre los árboles y las ramas. Todos querían ver al pequeño tras el que su jefe había estado por un tiempo al menos de cuatro meses, no es cómo si todos los días el líder de un grupo tan importante como el suyo se preocupara tanto por un niño de apenas cuatro años.
...................................
Aoshi miraba a su mujer mientras le daba de mamar a su hijo, ambos estaban sucumbiendo al sueño. No dejaba de preguntarse qué haría si algo les pasara, y tampoco cómo se sentiría, desesperado, perdido, sólo, aterrado, sí; aterrado, así debía estar Himura, aunque en el pasado había tenido sus percances con Batousai, la verdad es que se habían pulido bastante bien, incluso el episodio contra Enishi, se saldó alegremente para todos gracias a su vital aportación en el descubrimiento del fiasco del cadáver de Kaoru san. Aún así, Himura había vivido ya demasiadas experiencias como esta, primero con su mujer y ahora con su hijo.
Observó que su hijo había dejado de mamar pero mantenía su boca en el pezón de su madre, y ahora dormía plácidamente en los brazos de Misao, quien también dormía, con una postura en el cuello que corrigió Aoshi delicadamente colocándole algo detrás par que estuviera cómoda mientras le arrebataba al hijo de ambos de las manos, para, primero acunarlo en su brazos por unos instantes y luego depositarlo suavemente en su cuna.
Pronto llegarían a Tokio, una nueva aventura les esperaba, aunque esperaba que la aventura se saldara tan alegremente como la de Enishi.
