Nota: es un capítulo corto... aunque al principio era largo, pero decidí partirlos a la mitad porque así se le da la importancia que tiene a lo que sucede en este. Disfrútenlo.

CAPÍTULO VII: El beso.

Pero resultó ser que la nota no era de Sirius sino de la persona menos imaginada: Bill Weasley. Harry dudó un poco, tendría que decírcelo a Ron, quien parecía bastante consternado y preocupado por lo que su hermano hacía... o primero la leería el sólo? Con sumo cuidado, abrió la nota, era mejor saber qué era lo que quería decirle Bill y después, con más calma, se lo diría a su amigo.

La letra estaba totalmente desordenada, la nota no parecía tener ni pies ni cabeza ya que los garabatos la ocupaban por completo. La pluma que había usado debía estar muy gastada porque la caligrafía era gruesa.

Harry:

Debo advertirte acerca de nuevos peligros que acechan a Hogwarts, pero no me parece muy seguro este medio. Sólo te pido, por favor, que evites, ahora más que nunca, cualquier trato con los Malfoy. Avísale también a Ron. No se metan en problemas.

Bill.

Qué clase de aviso era ese? No tener tratos con los Malfoy? Era increíble que Bill dijera eso, cuando hacía unas semanas lo había oído charlando con Lucius. Además, él sabía perfectamente (bueno, tal vez no tan perfectamente, pero sí tenía una idea) que Ron y él no se llevaban con Draco, entonces para qué tanta preocupación.

No sabía muy bien la razón pero tenía ganas de romper aquella nota. De pronto, recordó a Lupin, tal vez, Bill tenía algo de razón, de lo contrario ese no habría sido el medio para entregarle el recado. Dobló de nuevo el pergamino, se lo metió a la bolsa y caminó en dirección de la torre.

Draco había llegado a la mazmorra y se había desparramado, literalmente, en el sofá de la sala común, que, por ser horas de clase, estaba vacía. Se puso las palmas cubriendo su cara y dio el más grande suspiro que sus pulmones hubieran tenido.

En su mente se dibujó, de nuevo, la imagen de Enid... por qué le gustaba tanto?...por qué se juntaba con Potter y no con él? Por primera vez en su vida, odió ser un slytherin.

- Enid – susurró.

- Enid!! No creí que por ella suspirarás...

Draco se incorporó de inmediato, el esfuerzo hizo que el brazo volviera a dolerle pero, afortunadamente su cara no expresó nada.

- Oh, valla! Una cackle ... dijo en tono despectivo.

- Supongo que mi nombre no te lo sabes... o no también como el de Enid.

- Que te importa, Ethel – respondió entornando los ojos.

- Oh! Así que sí te lo sabes.

- Por qué no me dejas en paz?

Ethel hizo caso omiso a sus comentarios y se sentó a su lado, a su vez, Draco hizo cara de más fastidio.

- He investigado, parece que eres realmente popular en Hogwarts.

- En serio? – contestó con tono irónico.

- O por lo menos, se nota a leguas que le gustas a Pansy, es casi tan obvia como tu con Enid.

Draco volteó a verla con verdadera rabia. Esa niña idiota no se atrevería a decirle semejantes cosas a un Malfoy otra vez, cuando terminara de gritarle.

- No te pedí tu opinión, niña tonta!! Además...

- Además, qué??... ahora vas a negar que te gusta?

Se sentía extraño, no podía negar que Enid le gustaba... pero, por qué? Desde hace un tiempo, Ginny Weasley también lo había atraído pero eso era muy fácil de ocultar... Por fin decidió pararse y dejar a Ethel por la paz.

- Ultimadamente a ti que te importa? – dijo, acomodándose la túnica.

- Te equivocas – contestó, Ethel, también parándose – me importa mucho...

Ethel caminó más rápido que él y lo alcanzó justo antes de que llegara al tercer escalón que bajaba a sus dormitorios, lo tomó del brazo bueno y lo obligó a verla.

- Me importa más delo que te imaginas.

Ethel trastabilló un poco pero al fin, se fue acercando poco a poco a Draco. Él frunció el entrecejo pero no se movió, el olor de Ethel le resultaba agradable.

- Qué haces? – preguntó mucho más dócil.

- Nada...

Los dos hablaban en susurros... Ethel acarició la mejilla de Draco, después dirigió la mano hacia la parte trasera de su cuello. Ya estaban muy cerca, así que sólo bastó un pequeño jalón para que él cediera.

Sus labios se juntaron, Ethel primero lo besó "tiernamente" pero cuando Draco empezó a responderlo, el beso se convirtió en algo salvaje.

Draco sentía aquél beso como lo más delicioso que hubiera tenido en la boca en toda su vida. Era algo dulce pero no llegaba a ser empalagoso por eso lo correspondía; quería seguir probando aquella dulzura mientras su corazón se sentía estrujado. No podía moverse de tan extasiado que estaba y al parecer Ethel lo había notado porque tomó su mano sana y la colocó en su cintura, después pasó los dos brazos alrededor del cuello de Draco.

Para impresión de él, ella fue la que lo obligó a abrir la boca, y no sólo eso, sino que, despacio, lo obligaba a ir hacia la pared. Cuando su espalda estuvo totalmente pegada, Ethel terminó el beso sin aviso.

Draco sintió un tremendo vacío, la abrazó más fuerte, con su único brazo, de la cintura y la volvió a acercar, pero Ethel no permitió que sus labios volvieran a juntarse, esquivó su cara, le dio un pequeño beso entre la oreja y el inicio del cuello.

- No seas goloso...

Draco cerró los ojos pero volvió a abrirlos para ver como Ethel salía de la mazmorra.

El dolor le volvió no sólo al brazo sino al cuerpo entero. Resbalándose, llegó a sentarse en el escalón donde estaba parado. Recargó la cabeza en la pared: nunca había tenido un beso como aquél, los besos que le había dado a Pansy en el baile del año pasado había sido tontos, ella no sabía cómo besar, o tal vez había sido su primera vez... en una ocasión, al inicio del año, también había besado a una niña de primero, pero se había asustado cuando Draco trató de acariciarle la espalda levantando un poco las ropas que llevaba. "Después de que ella fue la que propició todo", pensó.

Y era cierto, aquel día, él se había quedado hasta tarde en clase de Transformaciones debido a un castigo, que a su ver había sido ocasionado por los gryffindors. Ya había terminado, así que iba directo a los dormitorios, cuando esa chiquilla, slytherin también, se le apareció en la sala común con pijama de escasas piezas y proclamando que no entendía bien su tarea de Pociones, en cualquier otra situación, Draco le hubiera importado un comino si entendía o no, pero... la chica se veía realmente tentadora.

Pero ninguna de las dos bocas que había probado le había sabido tan dulce como la de Ethel Hallow, se lamió los labios. Tenia una sed horrible.

Enid estaba recargada en el alfeizar de la ventana  que daba la vista del Bosque Prohibido... cuando sintió unas tremendas ganas de llorar.