Nota: Perdón por la tardanza, cualquier comentario en los reviews.
CAPÍTULO VIII: La sed.
Paz!!!
La puerta de la sala común de Slytherin se abrió de repente, una mano pálida y delgada sostenía, con la pobre fuerza que le quedaba, el peso de todo un cuerpo convaleciente. Los ojos grises se movían desesperadamente, estaban secos, igual que su corazón, igual que su boca.
Draco logró llegar a uno de los primeros sillones forrados con piel negra, se sentó. Ya era tarde, el reloj (con sus extrañas manecillas) marcaba las dos de la mañana, el fuego aún estaba encendido y chisporroteaba dando algo de calor a la sala. Hizo un gesto de disgusto, le agobiaba sentirse acalorado, no soportaba siquiera que una sóla gota de sudor rodara por su cuerpo, era algo sucio, en los partidos de quidditch siempre se untaba en el cuerpo una poción especial anti-transpiración. Pero ahora, no sólo era el maldito calor lo que lo hacía sentirse mal, era esa sed inmensa que tenía, era inaguantable, los labios los traía siempre resecos hasta partidos, la lengua la tenía tieza como roca y cada vez que intentaba pasar saliva se lastimaba pues toda la garganta parecía estar hecha de lija. Reposó la cabeza en el respaldo del sillón y se pasó una mano por el cuello, tratándo de aliviar un poco el sufrimiento. Esto ya había llegado al colmo!! era la tercera vez que salía por las noches a tomar agua de la llave del baño, durante las primeras horas se acababa la jarra que les dejaban en las recamaras, vaso tras vaso, uno por uno, la jarra se iba vaciando hasta que ya no quedaba nada pero, entonces, él tenía más sed, las ansias se acrecentaban y no podía resistirlas, necesitaba más agua, más y más.
Era desesperante, casi agonizante, una parte le decía la solución pero la otra opinaba lo contrario... pensó más objetivamente otra vez. Lo sabía, no había otra salida y era mejor darle prisa o acabaría volviéndose loco...
El desayuno empezó como de costumbre, las casas estaban animadas porque la cena del día de brujas ya estaba cerca y si en Hogwarts se acostumbraba tener una gran cena, con las invitadas Cackle sería un gran festejo, sin duda. La profesora Vamp estaba muy emocionada ensayando, aunque tuviera que darle clases particulares al sr. Malfoy y este aún asistiera a regañadientes del profesor Lupin, estaba segura de que la presentación de Draco sería todo un éxito, sobre todo si él lograba recordar la letra de aquella canción que la había impresionado. Mientras tanto, los que no habían sido escogidos, gozaban de su libertad durante esas horas. Harry y Ron se habían hecho la costumbre de irse al campo de quidditch y practicar mientras Rubí, Enid y Jadú revoloteaban en sus escobas jugando a ser árbitros.
Pero mientras eso llegaba, tenían clases normales y probablemente un poco más duras de lo acostumbrado ya que como Cackle había tenido que que adoptar costumbres hogwarianas, también Hogwarts había tenido que ceder en algo, pero para su sopresa tuvieron que hacerlo en algo que por lo menos a Ron molestaba.
- Cómo es posible que ahora tengamos exámenes departamentales cada dos meses, es totalmente injusto, parece que están en nuestra contra!!! y cómo es posible que ustedes lo acepten así nada más!!
- No lo aceptamos, Ron, simplemente, esas son las reglas de Cackle, no podemos hacer nada para cambiarlas. - siempre le contestaba, Maud.
Sin embargo, no había nada que hacer y por lo menos, por ahora, todo el mundo estaba repasando sus apuntes o ensayando algún hechizo para presentarlas bien. El único motivo para no escapar de aquello era que, por algún acuerdo, las pruebas se harían en parejas: si se hacía una poción, lo harían juntos y uno de ellos lo probaría, si era un hechizo uno de ellos tendría que ser el ejecutor y el otro el receptor.
Las parejas habían sido por sorteo para que no hubiera quejas posteriores. Y ahora que ya estaban comidos, bebidos y escogidos, debían pasar el mayor tiempo posible metidos en los libros. Para suerte de... quien sabe... a Harry le había tocado trabajar con Enid, esto no le había causado mayor problema puesto que la actitud de ambos había cambiado notablemente y por ahora las cosas estaban tranquilas.
- Vamos a practicar esta mañana, cierto? - preguntó, Harry, terminando de engullir el último sorbo de cereal.
- Claro, Harry!! no podemos perder tiempo!! - contestó, Maud, levantándose de la mesa.
Ron volteó a ver a Harry.
- Es mi imaginación o se parece bastante a Hermione??
- No, no es tu imaginación.
- Maud, aveces, se pone un poco nerviosa cuando tenemos examenes, no se por qué, es muy buena estudiante.- dijo, Mildred.
- Definitivamente, no es mi imaginación.
Enid, se puso de pie y acomodándose la túnica hizo seña a Harry de que la siguiera.
- Al mal paso, darle prisa, no crees?
- Claro, será mejor que practiquemos la poción de la Cristalografía, ayer no logré dominarla.
- Harry, ya te dije que debes pensar que eres un cubo de hielo, si tu mente está distraída en otras cosas, nunca lo lograrás.
- De acuerdo, de acuerdo, lo intentaré de nuevo - Harry miró a Enid con ojos algo retadores y levantando una ceja - pero tu, debes ensayar el encatamiento convocador más de una vez si quieres dominarlo - y rió burlonamente.
- No le veo la gracia!!
- Pues, si me disculpas, yo si - rió otra vez, pero trató de controlarse al ver la cara de enojo de Enid - ... oh, vamos, no te enojes... el que las cosas se alejen de ti en lugar de acercarse no es caso grave, creeme, a todos nos pasó...
Enid detuvo la marcha y vió a Harry directamente, su cara expresaba una tremenda fuerza por contenerse.
- Hay, ya!! riéte!! - dijo, por fin y él soltó unas carcajadas.
- No, ya en serio, a mí también me costó trabajo aprenderlo, Hermione se pasó ensayando conmigo durante varios días el año pasado, antes de la primera prueba del Torneo.
- Usaste ese hechizo para la primera prueba... pero cómo?
- Convoqué a mi Saeta de Fuego... así logré esquivar al dragón.
- Un dragón?? debes estar bromeando!! no te dió miedo??
- Que si no me dió!!
Iban camino a los jardines, platicando muy agusto y no se dieron cuenta de que Ethel y Drusilla estaban flanqueando la puerta.
- Oh, valla, pero si es Enid... y Harry - dijo, Ethel.
- Oh, valla, pero si es el duo busca-problemas - respondió, Enid, sin voltear a verlas.
- Parece que estas de buen humor, eh, Enid? ... no, creo que no... de hecho creo que disimulas bastante mal.
- Disimular qué?
- Tu enojo, se que ahora me odias más que nunca, pero, dime, yo que puedo hacer?, él me quiere a mi.
- De qué estás hablando?
- Basta, Enid, no les hagas caso - dijo, Harry, empezando a notar una próxima riña.
Enid asintió y comenzaron a caminar de nuevo. Sin embargo, la voz de Ethel se oyó a lo largo de todo el pasillo.
- Nos vemos, Enid, le daré tus saludos a Draco.
Enid se paró y volvió la cabeza, Harry hizo lo mismo, pero al parecer, su duda era mucho más grande que la de ella. Trató de saber si el comentario había sido por él, pero después reflexionó más profundamente y se dió cuenta de que Ethel no tendría porqué saber nada de la poca amistad que llevaba con Draco, y mucho menos tendría por qué involucrar a Enid.
- Qué pasa? - preguntó, al fin.
- No lo sé, bromas tal vez...
Harry, aunque asintió y siguió caminando a su lado, no estaba del todo convencido: la voz de ella había temblado después de aquel comentario.
- No crees que fuiste muy dura? digo, si realmente le gusta... debió dolerle no?
- Y crees que eso me importa, Drusilla? Por favor!! Ya deberías saberlo, siempre consigo lo que quiero y esta vez no iba a ser la excepción, lo siento por Enid, pero una familia como los Malfoy no pueden mezclarse con cualquiera, habemos muy pocas familias de sangre pura y hay que conservarlo así...
- Bueno, pero tu familia no es la única de ese rango, por ejemplo, también están los Weasley, los Parkinson, los Flint... los Paddock!!
Ethel sonrió, volteó a ver a su familia con ironía y cruzó los brazos.
- Los Weasley: pobretones, los Parkinson: idiotas, los Flint: demasiado grandes, los Paddock.... bueno, no es por hablar mal de tu familia pero... bueno, no podrás negar que no son la mejor familia del mundo mágico. Acéptalo, nosotros los Hallow somos una de las mejores familias que aún subsisten... y los Malfoy no se quedan atrás. Draco no podría haber encontrado mejor pareja que yo, por lo menos no aquí en Hogwarts.
Ethel tomó el camino rumbo a la mazmorra de Slytherin, pero Drusilla se había quedado estupefacta, su amiga nunca había llegado al extremo de ofenderla de esa forma.
La maestra Mim seguía, también, las reglas para la gran fiesta que se iba a dar para el día de brujas... sin embargo, las cosas no le iban muy bien. Había dado la propuesta de hacer una competencia de deportes, después de todo esa era su materia, pero al parecer, no a todos les agradaba el tener que hacer deportes de muggles aunque el quidditch también estuviera incluido en el maratón. Uno de ellos, por supuesto era el profesor Snape, que no cabía en si del coraje al tener que convivir con una muggle tan... tan como la maestra Mim.
Ahora, como ella era la única maestra que conocía a fondo los deportes que sugirió, era la única encargada de organizar el torneo..., cosa nada fácil para una sola persona. Desde hacía dos semanas, la pobre pasaba más tiempo en el campo de quidditch que en cualquier otro lugar del castillo: acomodando pelotas, haciendo una lista de los faltantes, sacudiendo cosas viejas, etc. No recibía ayuda de nadie, aveces, la profesora Hooch se daba una vuelta para ver como iba pero nada más, ni siquiera la maestra Vamp, porque ella, aunque comprensiva con Imogen Mim, tenia el tiempo ocupado con los ensayos de su coro... ah! claro y con las quejas que ciertos gemelos le daban acerca de quien sabe qué asunto que los acongojaba.
Imogen tomó una de las pelotas de basquetbol, ya estaba cansada y los músculos se le habían entumecido, puesto que habia estado ordenando los cajones que contenían los artículos de seguridad de los juegos (cascos, rodilleras, etc), se levantó y la votó un rato. Después se encaminó a la canasta que había instalado en uno de los postes de quidditch (tenía que adaptar el campo a todos los juegos que iban a incluirse), aventó la pelota y ésta entró sin ningun esfuerzo... pero a la hora de caer de nuevo al piso, revotó mal y salió disparada al estómago de la maestra. Imogen se lamentó y maldijo la pelota.
- Es por el piso... en el quidditch no le dan mucha importancia porque es irrelevante... por eso es irregular.
Volteo y vió a un hombre de ojos cafés, parado detrás.
- Si, ya lo creo... si fuera bruja ya lo habría cambiado por una duela para cuando se jugara basquetbol, pero no lo soy y tengo que conformarme con lo que hacen mis manos por si solas.
- Usted no es bruja?
- No... sólo soy la profesora de Deportes de la Academia Cackle, sólo eso... - la maestra observó al individuo - a usted no lo había visto por aquí, soy Imogen Mim, para servirle - le dijo, extendiéndole la mano.
- Ah... mucho gusto, no, creo que no nos habíamos visto, mi nombre es Lupin, Remus Lupin - contestó, aceptándole el saludo.
- Enseña en Hogwarts?
- Enseñé... hace algún tiempo, pero... bueno, las circunstancias no fueron las adecuadas, ahora sólo estoy de visita, vine por un llamado del profesor Dumbledore.
- Claro...
Imogen recogió la pelota.
- Bueno, creo que debo seguir trabajando.
Remus la siguió con la mirada, la maestra Mim era la más jovén de las profesoras de Cackle y al parecer la más espavilada.
- Espere, no quiere jugar más?
- Eh? no...
- Segura? No quisiera acompañarme en un juego... hace bastante tiempo que no practico basquetbol, me serviría un entrenamiento.
Mim observó todo el campo.
- En estas condiciones?
- Ah, de eso no se preocupe.
Lupin sacó de entre sus ropas la varita.
- Conditionem acquirere palestra!!
Una luz café mortensina surgió de la punta de la varita y cubrió todo el piso del campo. Ahora, el pasto verde había desaparecido y en su lugar, se encontraba una duela de roble hermosa y perfecta.
- Así está mejor no?. Ahora, veamos que tan buena es usted para esto.
- Me está retando? - dijo, Mim, con voz distraída porque aún veía con asombro el cambio.
- Así es - respondió, Remus, mientra le quitaba de las manos la pelota y empezaba a jugar.
El profesor Dumbledore caminaba por los pasillos de la escuela al lado de maestra Cackle, las profesoras McGonagall y Ogrumm. Platicaban, como la mayoría, de la fiesta que se avecinaba.
- Creo que sería conveniente, sí, sin duda mis alumnas lo tomarían con agrado - decía, la maestra Amelia Cackle.
- Si claro, con agrado para el desorden!! - contradijo, Constancia Ogrumm.
- Vamos, no creo que resulte tan malo, maestra Ogrumm.
- Bueno, y usted qué opina, profesora McGonagall? - preguntó, Dumbledore.
Minerva McGonagall no había dicho palabra en toda la tarde...
- eh... Bueno, no lo sé, profesor Dumbledore. Realizar un baile para completar los festejos suena bien, pero no sé cuál será la reacción de los alumnos.
- Bueno, el baile del año pasado por el Torneo de los Tres Magos no resultó del todo mal, no lo cree? Además nuestros alumnos se han acoplado bien, no es cierto, Maestra Cackle?
- Eh...
Amelia Cackle iba a responder pero en ese momento unas puertas adelante de donde estaban, se abrió y de ellas salió Draco Malfoy, agitando el puño en el aire y volteando hacia adentro del aula.
- No quiero oír más acerca de las Cackle, lo entiendes?? Estoy harto!!
Draco estaba tan ensimismado en su berrinche que no se dió cuenta de los que lo miraban, azotó la puerta y salió disparado hacia otro pasillo. Los profesores quedaron un momento en silencio mirando el espectáculo.
- Eh... creo que no todos, profesor - asentuó, Amelia.
- Oh... bueno, pero el sr. Malfoy nunca se ha destacado por sus buenas relaciones o por su esfuerzo en aceptar a los demás, créame, estoy seguro que sus alumnas no le han dado motivo para comportase así, es más...
Pero unas voces y unos pasos interrumpieron a Dumbledore, se volvieron a quedar quietos todos. Del lado contrario del mismo pasillo donde había desaparecido Draco, ahora venían, aparentemente muy molestas, Griselda Blackwood y Fenella Feverfew.
- No puedo creerlo!! Es absolutamente horrible que digan eso!! - dijo, Griselda.
- Exacto!! que se creen? los gemelos de oro?? - puntualizó, Fenella.
- Esto no puede quedarse así.
- Eso!! el prestigio del canto de las Cackle está en juego, debemos darles su merecido a esos pelirrojos... - conluía, Fenella, mientras se alejaban.
Todos los profesores tenían el entrecejo fruncido.
- Bueno, creo que nos equivocamos acerca de esta supuesta amistad entre las escuelas - dijo, Ogrumm.
- No hay que desanimarnos - dijo, Cackle - tal vez, sean dos problemitas entre todos. Además, no creo que sea algo que no se pueda resolver.
Amelia y Constancia empezaron a caminar, pero la profesora McGonagall esperó al profesor Dumbledore.
- Eso espero, profesor, eso espero.
Draco sonrió al detenerse en una esquina, por lo menos había logrado escapar de Pansy, quien empezaba a acosarlo de nuevo con el pretexto de contarle cosas sobre las Cackle. Lo había logrado antes de que la sed empezara de nuevo, porque si eso ocurría, tendría que ir rápido por la cura y Pansy, sin duda, era un impedimento para eso. "Esto no es justo, qué me pasa?" Aunque ya había hecho el pacto con Ethel para darle la cura, su interior aún no lo aceptaba, ni siquiera se quería imaginar la reacción que tendría su padre si se enterara... aunque tal vez no le afectaría tanto cuando se enterara de que era con una Hallow, una de las familias que podía compararse en poder con los Malfoy. Si, seguro, eso le interesaría más a Lucius... sin embargo, si llegara a enterarse de la verdad, de la debilidad de su hijo, entonces ni siquiera eso lo alegraría y sólo pensaría en hacerle ver a Draco su error y ha reprenderlo.
Movió los labios, los empezaba a sentir resecos otra vez, separó la boca y sintió que ese sabor a desierto le venía de nuevo y la garganta empezaba a cecársele... era hora de ir con Ethel.
- Me buscabas?
Draco volteó, ella ya estaba ahí, cómo lo hacía? parecía saber, exactamente cuándo él iba a tener sed.
- Estaba por hacerlo. - contestó.
Porqué dijo eso? Él era Draco Malfoy, no debía obedecer a nadie, tenían que obedecerle!! Pero sabía que la debilidad que le causaba la sed era terrible... mientras más avanzaba más descontrolado estaba, no podía contra ella.
- Y bien?
- Y bien qué?
- Vas a querer el antídoto?
- S.. s-si.
- Perfecto.
Ethel se acercó hasta él, mientras Draco cerraba los ojos le pareció ver la sombra de alguien reflejada en el techo pero no le dió importacia, lo necesitaba ya, tomó a Ethel por la cintura: sus labios eran la única cura que conocía.
RESPUESTAS:
-----: Bueno, puse este fic en H/D porque en realidad ellos son los personajes principales... bueno, de hecho son ellos y las cackle pero en FF no hay categoría de la Academia Cackle... so, por eso está ahí.
A todos: Garcias por seguir leyendo.
CAPÍTULO VIII: La sed.
Paz!!!
La puerta de la sala común de Slytherin se abrió de repente, una mano pálida y delgada sostenía, con la pobre fuerza que le quedaba, el peso de todo un cuerpo convaleciente. Los ojos grises se movían desesperadamente, estaban secos, igual que su corazón, igual que su boca.
Draco logró llegar a uno de los primeros sillones forrados con piel negra, se sentó. Ya era tarde, el reloj (con sus extrañas manecillas) marcaba las dos de la mañana, el fuego aún estaba encendido y chisporroteaba dando algo de calor a la sala. Hizo un gesto de disgusto, le agobiaba sentirse acalorado, no soportaba siquiera que una sóla gota de sudor rodara por su cuerpo, era algo sucio, en los partidos de quidditch siempre se untaba en el cuerpo una poción especial anti-transpiración. Pero ahora, no sólo era el maldito calor lo que lo hacía sentirse mal, era esa sed inmensa que tenía, era inaguantable, los labios los traía siempre resecos hasta partidos, la lengua la tenía tieza como roca y cada vez que intentaba pasar saliva se lastimaba pues toda la garganta parecía estar hecha de lija. Reposó la cabeza en el respaldo del sillón y se pasó una mano por el cuello, tratándo de aliviar un poco el sufrimiento. Esto ya había llegado al colmo!! era la tercera vez que salía por las noches a tomar agua de la llave del baño, durante las primeras horas se acababa la jarra que les dejaban en las recamaras, vaso tras vaso, uno por uno, la jarra se iba vaciando hasta que ya no quedaba nada pero, entonces, él tenía más sed, las ansias se acrecentaban y no podía resistirlas, necesitaba más agua, más y más.
Era desesperante, casi agonizante, una parte le decía la solución pero la otra opinaba lo contrario... pensó más objetivamente otra vez. Lo sabía, no había otra salida y era mejor darle prisa o acabaría volviéndose loco...
El desayuno empezó como de costumbre, las casas estaban animadas porque la cena del día de brujas ya estaba cerca y si en Hogwarts se acostumbraba tener una gran cena, con las invitadas Cackle sería un gran festejo, sin duda. La profesora Vamp estaba muy emocionada ensayando, aunque tuviera que darle clases particulares al sr. Malfoy y este aún asistiera a regañadientes del profesor Lupin, estaba segura de que la presentación de Draco sería todo un éxito, sobre todo si él lograba recordar la letra de aquella canción que la había impresionado. Mientras tanto, los que no habían sido escogidos, gozaban de su libertad durante esas horas. Harry y Ron se habían hecho la costumbre de irse al campo de quidditch y practicar mientras Rubí, Enid y Jadú revoloteaban en sus escobas jugando a ser árbitros.
Pero mientras eso llegaba, tenían clases normales y probablemente un poco más duras de lo acostumbrado ya que como Cackle había tenido que que adoptar costumbres hogwarianas, también Hogwarts había tenido que ceder en algo, pero para su sopresa tuvieron que hacerlo en algo que por lo menos a Ron molestaba.
- Cómo es posible que ahora tengamos exámenes departamentales cada dos meses, es totalmente injusto, parece que están en nuestra contra!!! y cómo es posible que ustedes lo acepten así nada más!!
- No lo aceptamos, Ron, simplemente, esas son las reglas de Cackle, no podemos hacer nada para cambiarlas. - siempre le contestaba, Maud.
Sin embargo, no había nada que hacer y por lo menos, por ahora, todo el mundo estaba repasando sus apuntes o ensayando algún hechizo para presentarlas bien. El único motivo para no escapar de aquello era que, por algún acuerdo, las pruebas se harían en parejas: si se hacía una poción, lo harían juntos y uno de ellos lo probaría, si era un hechizo uno de ellos tendría que ser el ejecutor y el otro el receptor.
Las parejas habían sido por sorteo para que no hubiera quejas posteriores. Y ahora que ya estaban comidos, bebidos y escogidos, debían pasar el mayor tiempo posible metidos en los libros. Para suerte de... quien sabe... a Harry le había tocado trabajar con Enid, esto no le había causado mayor problema puesto que la actitud de ambos había cambiado notablemente y por ahora las cosas estaban tranquilas.
- Vamos a practicar esta mañana, cierto? - preguntó, Harry, terminando de engullir el último sorbo de cereal.
- Claro, Harry!! no podemos perder tiempo!! - contestó, Maud, levantándose de la mesa.
Ron volteó a ver a Harry.
- Es mi imaginación o se parece bastante a Hermione??
- No, no es tu imaginación.
- Maud, aveces, se pone un poco nerviosa cuando tenemos examenes, no se por qué, es muy buena estudiante.- dijo, Mildred.
- Definitivamente, no es mi imaginación.
Enid, se puso de pie y acomodándose la túnica hizo seña a Harry de que la siguiera.
- Al mal paso, darle prisa, no crees?
- Claro, será mejor que practiquemos la poción de la Cristalografía, ayer no logré dominarla.
- Harry, ya te dije que debes pensar que eres un cubo de hielo, si tu mente está distraída en otras cosas, nunca lo lograrás.
- De acuerdo, de acuerdo, lo intentaré de nuevo - Harry miró a Enid con ojos algo retadores y levantando una ceja - pero tu, debes ensayar el encatamiento convocador más de una vez si quieres dominarlo - y rió burlonamente.
- No le veo la gracia!!
- Pues, si me disculpas, yo si - rió otra vez, pero trató de controlarse al ver la cara de enojo de Enid - ... oh, vamos, no te enojes... el que las cosas se alejen de ti en lugar de acercarse no es caso grave, creeme, a todos nos pasó...
Enid detuvo la marcha y vió a Harry directamente, su cara expresaba una tremenda fuerza por contenerse.
- Hay, ya!! riéte!! - dijo, por fin y él soltó unas carcajadas.
- No, ya en serio, a mí también me costó trabajo aprenderlo, Hermione se pasó ensayando conmigo durante varios días el año pasado, antes de la primera prueba del Torneo.
- Usaste ese hechizo para la primera prueba... pero cómo?
- Convoqué a mi Saeta de Fuego... así logré esquivar al dragón.
- Un dragón?? debes estar bromeando!! no te dió miedo??
- Que si no me dió!!
Iban camino a los jardines, platicando muy agusto y no se dieron cuenta de que Ethel y Drusilla estaban flanqueando la puerta.
- Oh, valla, pero si es Enid... y Harry - dijo, Ethel.
- Oh, valla, pero si es el duo busca-problemas - respondió, Enid, sin voltear a verlas.
- Parece que estas de buen humor, eh, Enid? ... no, creo que no... de hecho creo que disimulas bastante mal.
- Disimular qué?
- Tu enojo, se que ahora me odias más que nunca, pero, dime, yo que puedo hacer?, él me quiere a mi.
- De qué estás hablando?
- Basta, Enid, no les hagas caso - dijo, Harry, empezando a notar una próxima riña.
Enid asintió y comenzaron a caminar de nuevo. Sin embargo, la voz de Ethel se oyó a lo largo de todo el pasillo.
- Nos vemos, Enid, le daré tus saludos a Draco.
Enid se paró y volvió la cabeza, Harry hizo lo mismo, pero al parecer, su duda era mucho más grande que la de ella. Trató de saber si el comentario había sido por él, pero después reflexionó más profundamente y se dió cuenta de que Ethel no tendría porqué saber nada de la poca amistad que llevaba con Draco, y mucho menos tendría por qué involucrar a Enid.
- Qué pasa? - preguntó, al fin.
- No lo sé, bromas tal vez...
Harry, aunque asintió y siguió caminando a su lado, no estaba del todo convencido: la voz de ella había temblado después de aquel comentario.
- No crees que fuiste muy dura? digo, si realmente le gusta... debió dolerle no?
- Y crees que eso me importa, Drusilla? Por favor!! Ya deberías saberlo, siempre consigo lo que quiero y esta vez no iba a ser la excepción, lo siento por Enid, pero una familia como los Malfoy no pueden mezclarse con cualquiera, habemos muy pocas familias de sangre pura y hay que conservarlo así...
- Bueno, pero tu familia no es la única de ese rango, por ejemplo, también están los Weasley, los Parkinson, los Flint... los Paddock!!
Ethel sonrió, volteó a ver a su familia con ironía y cruzó los brazos.
- Los Weasley: pobretones, los Parkinson: idiotas, los Flint: demasiado grandes, los Paddock.... bueno, no es por hablar mal de tu familia pero... bueno, no podrás negar que no son la mejor familia del mundo mágico. Acéptalo, nosotros los Hallow somos una de las mejores familias que aún subsisten... y los Malfoy no se quedan atrás. Draco no podría haber encontrado mejor pareja que yo, por lo menos no aquí en Hogwarts.
Ethel tomó el camino rumbo a la mazmorra de Slytherin, pero Drusilla se había quedado estupefacta, su amiga nunca había llegado al extremo de ofenderla de esa forma.
La maestra Mim seguía, también, las reglas para la gran fiesta que se iba a dar para el día de brujas... sin embargo, las cosas no le iban muy bien. Había dado la propuesta de hacer una competencia de deportes, después de todo esa era su materia, pero al parecer, no a todos les agradaba el tener que hacer deportes de muggles aunque el quidditch también estuviera incluido en el maratón. Uno de ellos, por supuesto era el profesor Snape, que no cabía en si del coraje al tener que convivir con una muggle tan... tan como la maestra Mim.
Ahora, como ella era la única maestra que conocía a fondo los deportes que sugirió, era la única encargada de organizar el torneo..., cosa nada fácil para una sola persona. Desde hacía dos semanas, la pobre pasaba más tiempo en el campo de quidditch que en cualquier otro lugar del castillo: acomodando pelotas, haciendo una lista de los faltantes, sacudiendo cosas viejas, etc. No recibía ayuda de nadie, aveces, la profesora Hooch se daba una vuelta para ver como iba pero nada más, ni siquiera la maestra Vamp, porque ella, aunque comprensiva con Imogen Mim, tenia el tiempo ocupado con los ensayos de su coro... ah! claro y con las quejas que ciertos gemelos le daban acerca de quien sabe qué asunto que los acongojaba.
Imogen tomó una de las pelotas de basquetbol, ya estaba cansada y los músculos se le habían entumecido, puesto que habia estado ordenando los cajones que contenían los artículos de seguridad de los juegos (cascos, rodilleras, etc), se levantó y la votó un rato. Después se encaminó a la canasta que había instalado en uno de los postes de quidditch (tenía que adaptar el campo a todos los juegos que iban a incluirse), aventó la pelota y ésta entró sin ningun esfuerzo... pero a la hora de caer de nuevo al piso, revotó mal y salió disparada al estómago de la maestra. Imogen se lamentó y maldijo la pelota.
- Es por el piso... en el quidditch no le dan mucha importancia porque es irrelevante... por eso es irregular.
Volteo y vió a un hombre de ojos cafés, parado detrás.
- Si, ya lo creo... si fuera bruja ya lo habría cambiado por una duela para cuando se jugara basquetbol, pero no lo soy y tengo que conformarme con lo que hacen mis manos por si solas.
- Usted no es bruja?
- No... sólo soy la profesora de Deportes de la Academia Cackle, sólo eso... - la maestra observó al individuo - a usted no lo había visto por aquí, soy Imogen Mim, para servirle - le dijo, extendiéndole la mano.
- Ah... mucho gusto, no, creo que no nos habíamos visto, mi nombre es Lupin, Remus Lupin - contestó, aceptándole el saludo.
- Enseña en Hogwarts?
- Enseñé... hace algún tiempo, pero... bueno, las circunstancias no fueron las adecuadas, ahora sólo estoy de visita, vine por un llamado del profesor Dumbledore.
- Claro...
Imogen recogió la pelota.
- Bueno, creo que debo seguir trabajando.
Remus la siguió con la mirada, la maestra Mim era la más jovén de las profesoras de Cackle y al parecer la más espavilada.
- Espere, no quiere jugar más?
- Eh? no...
- Segura? No quisiera acompañarme en un juego... hace bastante tiempo que no practico basquetbol, me serviría un entrenamiento.
Mim observó todo el campo.
- En estas condiciones?
- Ah, de eso no se preocupe.
Lupin sacó de entre sus ropas la varita.
- Conditionem acquirere palestra!!
Una luz café mortensina surgió de la punta de la varita y cubrió todo el piso del campo. Ahora, el pasto verde había desaparecido y en su lugar, se encontraba una duela de roble hermosa y perfecta.
- Así está mejor no?. Ahora, veamos que tan buena es usted para esto.
- Me está retando? - dijo, Mim, con voz distraída porque aún veía con asombro el cambio.
- Así es - respondió, Remus, mientra le quitaba de las manos la pelota y empezaba a jugar.
El profesor Dumbledore caminaba por los pasillos de la escuela al lado de maestra Cackle, las profesoras McGonagall y Ogrumm. Platicaban, como la mayoría, de la fiesta que se avecinaba.
- Creo que sería conveniente, sí, sin duda mis alumnas lo tomarían con agrado - decía, la maestra Amelia Cackle.
- Si claro, con agrado para el desorden!! - contradijo, Constancia Ogrumm.
- Vamos, no creo que resulte tan malo, maestra Ogrumm.
- Bueno, y usted qué opina, profesora McGonagall? - preguntó, Dumbledore.
Minerva McGonagall no había dicho palabra en toda la tarde...
- eh... Bueno, no lo sé, profesor Dumbledore. Realizar un baile para completar los festejos suena bien, pero no sé cuál será la reacción de los alumnos.
- Bueno, el baile del año pasado por el Torneo de los Tres Magos no resultó del todo mal, no lo cree? Además nuestros alumnos se han acoplado bien, no es cierto, Maestra Cackle?
- Eh...
Amelia Cackle iba a responder pero en ese momento unas puertas adelante de donde estaban, se abrió y de ellas salió Draco Malfoy, agitando el puño en el aire y volteando hacia adentro del aula.
- No quiero oír más acerca de las Cackle, lo entiendes?? Estoy harto!!
Draco estaba tan ensimismado en su berrinche que no se dió cuenta de los que lo miraban, azotó la puerta y salió disparado hacia otro pasillo. Los profesores quedaron un momento en silencio mirando el espectáculo.
- Eh... creo que no todos, profesor - asentuó, Amelia.
- Oh... bueno, pero el sr. Malfoy nunca se ha destacado por sus buenas relaciones o por su esfuerzo en aceptar a los demás, créame, estoy seguro que sus alumnas no le han dado motivo para comportase así, es más...
Pero unas voces y unos pasos interrumpieron a Dumbledore, se volvieron a quedar quietos todos. Del lado contrario del mismo pasillo donde había desaparecido Draco, ahora venían, aparentemente muy molestas, Griselda Blackwood y Fenella Feverfew.
- No puedo creerlo!! Es absolutamente horrible que digan eso!! - dijo, Griselda.
- Exacto!! que se creen? los gemelos de oro?? - puntualizó, Fenella.
- Esto no puede quedarse así.
- Eso!! el prestigio del canto de las Cackle está en juego, debemos darles su merecido a esos pelirrojos... - conluía, Fenella, mientras se alejaban.
Todos los profesores tenían el entrecejo fruncido.
- Bueno, creo que nos equivocamos acerca de esta supuesta amistad entre las escuelas - dijo, Ogrumm.
- No hay que desanimarnos - dijo, Cackle - tal vez, sean dos problemitas entre todos. Además, no creo que sea algo que no se pueda resolver.
Amelia y Constancia empezaron a caminar, pero la profesora McGonagall esperó al profesor Dumbledore.
- Eso espero, profesor, eso espero.
Draco sonrió al detenerse en una esquina, por lo menos había logrado escapar de Pansy, quien empezaba a acosarlo de nuevo con el pretexto de contarle cosas sobre las Cackle. Lo había logrado antes de que la sed empezara de nuevo, porque si eso ocurría, tendría que ir rápido por la cura y Pansy, sin duda, era un impedimento para eso. "Esto no es justo, qué me pasa?" Aunque ya había hecho el pacto con Ethel para darle la cura, su interior aún no lo aceptaba, ni siquiera se quería imaginar la reacción que tendría su padre si se enterara... aunque tal vez no le afectaría tanto cuando se enterara de que era con una Hallow, una de las familias que podía compararse en poder con los Malfoy. Si, seguro, eso le interesaría más a Lucius... sin embargo, si llegara a enterarse de la verdad, de la debilidad de su hijo, entonces ni siquiera eso lo alegraría y sólo pensaría en hacerle ver a Draco su error y ha reprenderlo.
Movió los labios, los empezaba a sentir resecos otra vez, separó la boca y sintió que ese sabor a desierto le venía de nuevo y la garganta empezaba a cecársele... era hora de ir con Ethel.
- Me buscabas?
Draco volteó, ella ya estaba ahí, cómo lo hacía? parecía saber, exactamente cuándo él iba a tener sed.
- Estaba por hacerlo. - contestó.
Porqué dijo eso? Él era Draco Malfoy, no debía obedecer a nadie, tenían que obedecerle!! Pero sabía que la debilidad que le causaba la sed era terrible... mientras más avanzaba más descontrolado estaba, no podía contra ella.
- Y bien?
- Y bien qué?
- Vas a querer el antídoto?
- S.. s-si.
- Perfecto.
Ethel se acercó hasta él, mientras Draco cerraba los ojos le pareció ver la sombra de alguien reflejada en el techo pero no le dió importacia, lo necesitaba ya, tomó a Ethel por la cintura: sus labios eran la única cura que conocía.
RESPUESTAS:
-----: Bueno, puse este fic en H/D porque en realidad ellos son los personajes principales... bueno, de hecho son ellos y las cackle pero en FF no hay categoría de la Academia Cackle... so, por eso está ahí.
A todos: Garcias por seguir leyendo.
