Nota: Perdón por la tardanza, pero he estado en exámenes finales y en decisiones macabras acerca de mi destino... so, aquí tienen el capítulo y ahora sí prometo ya no tardarme tanto. También comprendan que no sólo tengo este fic, así que me tengo que repartir entre los otros y este.
CAPÍTULO X: Tres lágrimas.
Estaba sentado con las piernas cruzadas, encima de su cama, se balanceaba una y otra vez... atrás, adelante, atrás, adelante... cualquiera que lo hubiera visto habría dicho que era un auténtico autista, pero no era la realidad.
Sus manos sujetaban la unión de las piernas, su espalda, en curva, de tal modo que los huesillos de la columna saltaban y se mostraban agudamente, dando la impresión de que, de un momento a otro, rasgarían la carne. Sus pupilas estaban perdidas en lontananza y su pensamiento estaba mucho más lejos que los límites que ponían las gruesas cortinas que cubrían su cama. Llevaba horas con esa posición, su indiferencia sólo lo había dejado llegar a su habitación, encerarse en su lecho y empezar a cambarse, pero ni siquiera eso había terminado, sólo los pantalones habían logrado tomar su lugar. En cambio, su torso estaba completamente desnudo y, aunque la noche era una de las más frías de la temporada, él no se inmutaba. De pronto parpadeó y una gota , sólo una, salió de su ojo derecho, cayó en su mejilla y resbaló hasta su cuello. Sin embargo, su expresión no cambió en lo absoluto, seria. Sus labios sólo se movieron para decir un "por qué" tan vano y seco que sólo sus dientes pudieron escucharlo.
Draco estaba en trance, en un trance del cual se sentía incapaz de salir y del cual no estaba seguro de querer hacerlo. Todo él se encontraba en ese momento en el que el corazón está tan confundido y la mente tan desconcertada que no hay modo de que los sentimientos se muestren, en alguna parte dentro de él había una voz que le decía lo que debería estar sintiendo, pero no lo sentía. Era como un pergamino arrugado y viejo del cual no se entiende nada del contenido.
Cerró lo ojos provocando que otra lágrima inexpresiva escapara, inmediatamente las imágenes vivieron a él y se maldijo de nuevo por haber utilizado la "Poción Recordaris" aquél día.
Lo primero que vio en sus imágenes mentales fue a él mismo, reflejando en el espejo, revisando muy concienzudamente su cabello, aunque no iba completamente rígido no podía permitirse ir desarreglado. Era una especie de peinado rápido y cotidiano con la extraña apariencia de perfecto. Se acomodó mejor el nudo de la corbata, se miró de un lado, del otro, y complacido se sonrió a si mismo. El reflejo desapareció y Draco pudo ver la misma recámara en la que, sabía, estaba pero iluminada por pequeños rayos de sol que se colaban por las rendijas de las ventanas altas. Ya nadie estaba ahí y todas las cortinas estaban corridas, casi inmediatamente después, estaba tomando la poción que había preparado la noche anterior a aquella mañana. Salió.
La mazmorra estaba vacía, al contrario del Gran Comedor que estaba repleto de estudiantes animados porque la fiesta de Noche de Brujas estaba muy cerca, habría un baile y un festejo mucho más grande del acostumbrado y la mayoría hablaba de eso. Antes de entrar, se detuvo, dando una repasada a todas las mesas, era su costumbre así que nadie se sorprendió ni se incomodó.
Del lado izquierdo logró percibir la voz de uno de los Weasley, George al parecer, venía quejándose de alguien y sólo alcanzó a oír claramente cuando al pasar lo testereó diciendo: "Muévete, Malfoy", a lo que instintivamente contestó: "Estás muy ancho, Weasley?" y siguió su caminata a la mesa de slytherin, Crabbe y Goyle ya estaban comiendo, tomando con las manos puños de panqué para meterlos a sus bocazas, sintió un revolcón de asco. Pansy, como siempre, le había apartado un lugar al lado de ella, que esta vez, curiosamente, quedaba enfrente del Ethel Hallow, el revolcón se hizo más profundo. Se sentó y quedó mirando el tenedor fijamente. Una voz le perforó el oído: "No piensas comer, Draco?", era Drusilla, pero no hizo ningún movimiento para delatarse, y sólo respondió con un mohín de indiferencia que provoco un estúpido suspiro por parte de Parkinson. Tomó el vaso de plata y sorbió el té helado de ella, sus ojos se desviaron y cayeron en la mesa de gryffindor, despejó un poco los labios pero no bajó la copa, sólo la meneó entre sus manos. Potter estaba sentado al lado de Enid, sonriendo ante algo que había dicho Weasley, Enid también sonrió pero no tan abiertamente. Dirigió los ojos hacia el reloj de péndulo que estaba en el extremo norte del salón. "Tienes sed de nuevo. Draco?", bruscamente miró a Ethel que sonreía con malicia, "Por qué no bajas la copa?". Parpadeó y dejó de verla en un intercambio de ángulo que claramente decía "Qué te importa?". Tomó otro sorbo del té cuando un movimiento lo hizo perder la concentración y el líquido bajó por el lado equivocado, instantáneamente, el aire se fue, tiró la copa y se abrazó por el estómago para controlarse, pero el oxígeno se negaba a entrar. A su alrededor veía caras preocupadas y voces preguntándole idioteces como "Te sientes bien, Malfoy?". De pronto divisó la varita de Pansy sobre la mesa, la tomó y se apuntó a la garganta: "Locum Expedire", dijo casi sin voz. La angustia paró y pudo respirar. Todos los slytherins lo veían extrañamente, Draco Malfoy jamás había hecho un ridículo como ese. Se levantó y voz baja (en parte por la amenaza que iba a hacer, en parte porque tenía adolorida la garganta) pero clara dijo: "Quien se atreva a hacer algún comentario lo utilizaré como blanco de mis prácticas". Nadie dijo nada.
Salió del Gran Comedor y se dijo estúpido a sí mismo. Enid se había levantado y se había ido. Era hora de su cita y no sabía a dónde dirigirse, la nota sólo decía que la siguiera después del desayuno... por dónde empezar? Respiró hondo y decidió revisar cerca del Bosque Prohibido, después de todo era un lugar acogedor para hablar.
Caminó un largo rato y estaba a punto de regresar al castillo cuando oyó las voces, venían de detrás de los arbustos cercanos al campo de Quidditch. No sabía se hacerlo, pero sus piernas no dejaron de moverse en esa dirección. "Draco, no puedes perder el tiempo en esto, qué te importa a ti quienes sean, no ahora. Enid te está esperando, ya bas...". Su voz interna se calló y Draco pudo volver a verlo, volver a vivirlo, tan claramente que comenzaba a ser más doloroso de lo que podía aguantar. Era Enid la que estaba ahí, pero no esperándolo, era obvio que no lo estaba porque se encontraba en los brazos de Potter, quien la abrazaba suavemente y la besaba.
Sintió que la boca se le secaba de nuevo, que el aire le faltaba otra vez. En ese momento su cara tomó la actitud que hasta ahora conservaba: fría, indiferente. Sentía una rabia inmensa pero contrastaba con algo nuevo que también lo invadía. Otra lágrima salió de los ojos inmóviles.
El día de la Noche de Brujas, no hubo clases, todos estaban demasiado emocionados para concentrase en ellas, Dumbledore lo comprendió y las canceló, la maestra Ogrumm no estuvo muy contenta con la decisión, pero puesto que ellas eran las invitadas, accedió de buena gana, ahora que la maestra Cackle había tenido que ir al Ministerio de Magia a rendir declaración sobre los ataques. Harry había logrado que Cho fuera con él al baile y había animado a Ron para que se lo pidiera a Hermione, ahora los dos estaban sumamente nerviosos arreglándose y pensando de qué platicar con sus parejas.
- Crees que deba hablar sobre algún libro? Después de todo a Mione le gusta leer no?
- Ron, deja de preguntarme eso, conoces a Hermione, no te costará trabajo hablar con ella,... en cambio yo, de qué puedo hablar con Cho?
- De Quidditch... por cierto, no sabes con quienes irán las cackle?
- Bueno, pues creo que Mildred y Maud no piensan asistir con pareja y Enid... no sé.
Ron miró de reojo a Harry y después a Neville quien seguía peleando con la bragueta atorada del pantalón que llevaría debajo de la túnica.
- Neville... por qué no lo intentas con la varita? Pero en el baño!!
Neville se sonrojó un poco, cogió con una mano la varita y con la otra el pantalón y salió. Ron volvió su concentración hacia Harry.
- Puedo preguntarte algo?
- Claro - respondió, Harry, medio distraído.
- Que pasó entre Enid y tu?
Harry dejó caer el cepillo chorreando el gel de peinado que iba a utilizar para tratar de alisar un poco su cabello, con gesto de disgusto se dirigió hacia la caja de pañuelos.
- Qué? – dijo, al fin, después de regresar para limpiar el desastre.
- Me oíste – Ron, había dejado de intentar el hechizo renovador para aplicarlo en sus zapatos y se había quedado mirando fijamente a su amigo.
Harry siguió en su ensayo por tener un cabello más controlado.
- No tengo idea de qué estás hablando, Ron.
- Bueno... entonces supongo que tampoco has notado que Enid está más callado que nunca cuando nosotros estamos presentes.
Ron se había puesto frente a Harry mientras hablaba y ahora estaba cruzado de brazos con cara de interrogación. Harry botó el cepillo, en parte rindiéndose ante su alborotada cabellera, en parte por lo harto de las preguntas de Ron.
- Y qué quieres que te diga, eh?
- La verdad, Harry. Te conozco y tu también te has portado extraño.
- ... – Harry no sabía que contestar – fue una estupidez...
- Qué fue una estupidez?
- La besé...
Ron abrió mucho los ojos pero no pudo decir nada, así que Harry prosiguió con su arreglo, mientras él trataba de poner sus ideas en orden.
El Gran Comedor se había convertido en un enorme salón de baile, muy parecido a lo que había sido en el Torneo de los Tres Magos pero esta vez, las paredes estaban decoradas en negro y morado, con algunas cosas naranjas. Calabazas talladas y calaveras luminosas flotaban por todo el techo, simulaciones de telarañas atravesaban las paredes, cuando alguien atravesaba la entrada se le aparecía un perro gigantesco (que a Harry, Ron y Hermione les recordó a Fluffy) que parecía que se los tragaba. Y los fantasmas vagaban libres por doquier, hasta Peeves había sido invitado, con bastantes amenazas de Dumbledore y el Barón Sanguinario de que si no los obedecía lo echarían del castillo. Era un baile de máscaras así que todos ahí tenían la cara cubierta.
Harry estaba ensimismado en encanto... Cho se veía realmente fantástica con la máscara de plumas que cubría su rostro (aunque él hubiera preferido que no la trajera) y una túnica roja de gala, además estaba contento, Ron estaba estrenando vestuario, una túnica de gala color turquesa, cortesía de los gemelos, quienes habían cumplido su promesa.
Todos los amigos se sentaron en una mesa cercana al rincón delantero del lado izquierdo del salón. Harry logró ver al profesor Lupin en la pista de baile... con la maestra Mim, sonrió, parecía que los dos se sentían muy alegres juntos, no pudo dejar de sentirse jubiloso un poco más, Remus Lupin había sufrido ya lo suficiente y era muy agradable verlo feliz. Todo marchaba de maravilla, la música se filtraba por todos los cobijos del lugar y las parejas, enamoradas o no, bailaban con agrado, todos reían y hasta el más mínimo detalle parecía perfecto para la mayoría de los que se encontraban ahí, hasta que alguien abrió las grandes y pesadas puertas con tal histeria que el viento se coló fuertemente, haciendo que los músicos pararan y que todos se quedaran quieto viéndolo... Harry sintió un vuelco en el estómago cuando vio su figura hecha una sombra entre la luz que venía del corredor, estaba completamente sucio, las ropas las traía rasgadas y los ojos llenos de lágrimas. De pronto, Ron se separó de Hermione, con una expresión incrédula.
- Bill?
* Comentarios en los reviews.
PIRRA: hola, gracias por seguir leyendo mi fic.
RINOA: bueno... esas preguntas ya se van a empezar a responder, de hecho, por eso llegó Bill en este...jiji...
IRIS POLLENS: hola... por cierto, a ti también te debo una disculpa personal, tu fic de La heredera del destino, si lo he estado leyendo, es más lo imprimí... por cierto tengo una duda: tengo leerlos en orden verdad? Es decir, cap. 1, cap. 2, etc... porque están revueltos y como que me entró la duda. No lo he podido terminar por lo que ya mencioné arriba pero espero que esta semana ya tenga mis comentarios y te los subo.
