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Por todos los dioses, por fin he acabado este capítulo, el que más tiempo he tarado en escribir hasta ahora, y es que una gran cantidad de factores me han impedido terminarlo en un tiempo razonable, el más importante y grave es el hecho de que mi pequeña musa de la literatura murió a causa de los exámenes (es decir que, y prescindiendo de mi absurdamente superdesarrollada imaginación, a causa e los exámenes me quedé sin tiempo libre para escribir y además a causa del estrés me quedé sin inspiración).
Pero bueno, esto es agua pasada, solamente me queda hacer la selectividad y seré libre, por fin, y mi musa resucitó hace un par de días y gracias a mi completa falta de responsabilidad pude robar algunas horas al estudio para acabar el capítulo (el sexto, fíjate tú, qué ilusión!).
Ah, por cierto, ahora que lo pienso... hace tanto tiempo que no escribo nada que espero que alguien se acuerde de qué va la historia...
Ah, y quisiera agradecer (de una forma muy tardía ) los reviews de:
Celeste: No lo continué pronto, lo siento mucho... pero aquí está, espero que te guste.
Chu-Cheng: Arrrgh, ¿te has fijado que en el tiempo que subo un capítulo tú escribes tres??? Tendrás que contarme tu secreto de la eterna inspiración...
Fernalika: No me odies, querida, porque el misterio está ahí para que os guste la historia, ñajñajñaj. Ah, y sabes que yo también leo fanfics en clase de informática? ( es que son taaaan aburridas...)
Sakura – Corazón: ¡Y dale con que soy mala! No soy mala, lo que pasa es que no me gusta descubrir las cosas antes de tiempo.... Ah, celebro que te haya gustado también mi otra historia y espero que sigas con la tuya, porque tú no te quedas corta con eso del misterio...
Anna Voig : Gracias por el review, me alegro mucho de que te guste mi historia, espero que cuelgues pronto el siguiente capítulo de la tuya; estoy ansiosa por leerlo!
Lucil: Bueno, para ti, Lucil, un capítulo en que Harry sale casi todo el rato!!!
Lora chang: Gracias por tu review, ahora mismo voy a leerme el nuevo capítulo de tu fic (ya te mandé un review, no?)
Quiara: Comparto tu opinión; Deimos es quizá mi personaje original favorito... ah, y no, Draco no va a ser tan capullo como hasta ahora, puedes estar tranquila.
Claudia: Estic contenta de que t'agradi, a veure si els altres capítols també...
Mione_chan: Mione, carinyu, ja veus que he tardat molt, però tu saps que és per una bona raó, eh? A més, no et mereixes que actualitzi re, perque m'envies un miserable reiew per cada tres capítol, vaga, més que vaga... ( aaah és brometa...)
Bitxuuu: Como puedes ver no, no saqué pronto el cap.6, pero muchas gracias por tu review de todos modos.
( aaaaah, estoy muy contenta porque cada vez hay más gente que envia un review, aunque claro, me paso media hora para agradecerlos todos... pero es una media hora que me llena de satisfacción.)
Ale, creo que ya he dicho bastante por hoy...
6- CALMA ANTE TEMPESTATE
La calma antes de la tempestad.
Aina abrió los ojos y la luz del sol hizo que los cerrara rápidamente. Se incorporó y miró a su alrededor.
Estaba en su cama.
Se llevó las manos a la cabeza, y recordó la noche anterior, aquella máscara, aquella palpable oscuridad... aquél beso... y por unos momentos las lágrimas acudieron a sus ojos, no podía ser, no había sido...
– ¿Un sueño? Pero era tan... real... – Las imágenes se arremolinaban en su mente, y entonces se dio cuenta.
No había máscara, ni túnica. Su corazón se aceleró de repente, pero pareció pararse cuando reparó en algo; tal vez el disfraz había desaparecido por la mañana tal como había aparecido de la tarjeta por la noche, quizá sí había sido solo un sueño, pero quizá...
– Mmmnh, buenos días... ahh, qué sueño, por los dioses. – Nausica se levantó frotándose los ojos; lucía unas descomunales ojeras y fue tambaleándose hacia el baño para ducharse.
* * * * * * * * * * * *
– Hay que ver qué mala cara hacéis, chicas. – Galceram bajaba por las escaleras junto a Aina, Nausica, Hermione y Ginny. Ron y Harry se habían levantado pronto para hacer unas prácticas de quiddich bajo los nubarrones otoñales. – ¿Habéis hecho una fiesta o algo así?
Aina y Nausica se miraron ignorantes de lo que había pasado a la otra y negaron con la cabeza.
– Dioses, claro que no, Galce, es sólo que... ayer me quedé leyendo hasta muy tarde. – Ya llegaban al comedor. – Bueno, hasta lueg... ¡Eh, cuidado! – Una figura había chocado contra ella. – Oh... buenos días.
Deimos Lawson se disculpó brevemente y tras dirigir una ligera inclinación de cabeza hacia Hermione se alejó. Aina lo siguió con ojos tristes hasta que se perdió entre la multitud.
– Vaya, otro que no ha pasado una buena noche. – Ginny negó resignadamente con la cabeza.
– Hay que ver que farras se pegan esos Slytherin...
Las chicas dieron un respingo pues de repente un desconocido había aparecido entre ellas y había soltado semejante frase. El chico sonrió como si no pasara nada e hizo una pequeña reverencia. Tenia el pelo pajizo muy rizado y algo largo, una perilla cuidadosamente afeitada y un rostro ovalado y agradable en el que destacaban un par de ojos almendrados y llenos de vida.
– Oh, permitir que me presente; soy Roger, Roger Pseudolos, estoy en sexto curso de Hufflepuff, encantado. – Con total confianza plantó dos besos en la mejilla de cada chica y dio una fuerte palmada en la espalda de Galceram. Evidentemente, todos estaban demasiado sorprendidos para reaccionar. – Me he fijado que os habéis cruzado con mi buen amigo Lawson, ¿cierto? Quisiera disculparme por él, parece que hoy no está muy despejado y ha sido algo descortés con la dama. – Tomó las manos de Nausica pero sus ojos se fijaron en Aina. – Creo que su comportamiento se debe a la pequeña fiesta que dieron los Slytherin anoche, un baile de disfraces que celebran anualmente; una evento muy exclusivo. Ayer se pasaron con la cerveza e mantequilla y todos tienen resaca. Bueno, yo me voy a desayunar, que aproveche.
Dijo todo esto sin apenas parase a respirar y se marchó dejándolos a todos perplejos. Aun estando quietos, Nausica habló en voz de todos cuando exclamó:
– ¿Y quién cojones era ése?
Sentados en la mesa de Gryffindor Ron y Harry mordisqueaban unas tostadas con gesto cansado; habían estado jugando a quiddich desde la salida del sol y les dolían todos los músculos del cuerpo.
Harry se servía otro tazón de cereales cuando Nick-casi-sin-cabeza se plantó enfrente de él con semblante abatido.
– Buenos días, joven Potter. – El fantasma saludó levantó su polvoriento sombrero.
– Buenos días, Sir Nicholas. ¿ Qué tal la fiesta de anoche?
Nick pareció recordar algo desagradable y frunció el entrecejo. – Mal, muy mal.
– ¿Y eso?
– Hum... la verdad, joven Potter es que la fiesta estaba perfectamente organizada, pero nos falló el invitado principal, y por eso no fue tan agradable como cabría esperar.
– Pero bueno, Sir Nicholas, una fiesta es una fiesta, no?
Ante esas palabras, Nick-casi-sin-cabeza se cruzó de brazos. – No si esta fiesta es de bienvenida y el homenajeado no aparece. – Algo mosqueado se alejó volando.
– Vaya con el fantasma. – Comentó Ron molesto. – Oh, mira, aquí llegan las chicas, y por lo que oigo, también el correo.
Al tiempo que Ginny, Aina y Nausica se sentaban pesadamente en la mesa una enorme masa de lechuzas entró volando por las altas ventanas del comedor. Entre la lluvia de paquetes siguieron conversando hasta que una enorme lechuza parda se posó entre Ron y Ginny. La chica tomó con cuidado la nota que había atada en la pata del animal.
– Mira, Ron, ¡es una carta de Charlie! – La carta de su hermano Charlie, que se dedicaba a la caza de dragones le fue arrancada literalmente de las manos por Ron, que empezó a leer ansioso.
– Nos manda un abrazo a todos los de Hogwarts, ¡y mira, no está en Rumanía! ... ¿Gales? ¿Qué demonios hace Charlie en Gales? – Siguió leyendo. – Oh, las migraciones de los dragones, entiendo.
Ron dobló cuidadosamente la carta de su hermano y miró a sus compañeros. – ¿Vamos?
Todos asintieron; aquél domingo había la primera visita a Hogsmeade y todos deseaban ir al pueblo.
Cuando estaban en el vestíbulo se les acercó el profesor Lupin. – Buenos días. ¿Vais a ira al pueblo?
– S... sí... hay algún problema, ¿profesor? – Musitó Harry temeroso de que le prohibieran salir.
– Oh, por supuesto que no, es sólo que... Harry, podrías hacerme un favor? Verás, alguien debería ir a mi casa en Hogsmeade y dar de comer a mi perro. Lo haría yo mismo pero me es imposible, y claro, no puedo dejar al viejo Canuto sin comer, ¿verdad?
Harry se quedó unos momentos perplejo. ¿Canuto? Oh, claro, el gran perro negro, su padrino. Vio como Lupin le guiñaba un ojo y sintió una ola de gratitud hacia el hombre de la túnica raída y la mirada bondadosa. – Descuide, profesor, me aseguraré de hacer una visita a su perro para traerle la comida.
– Muchas gracias, chico. Toma, las llaves de la casa, calle Aquelarre número cinco. Nos vemos en la cena. – Dicho esto se marchó y Harry no pudo evitar contárselo a Ron y Hermione de inmediato y lleno de emoción.
El camino hacia Hogsmeade no era largo, así que fueron charlando animadamente mientras jugueteaban con sus monederos; todos estaban ansiosos por comprar alguna novedad interesante o un capricho, cosa que hicieron con solo entrar en Honeyduke's. A parte de las golosinas tradicionales había una gran cesta repleta de unos raros caramelos, "mutalenguas", rezaba envoltorio. Ginny no se lo pensó dos veces y compró uno; en el momento en que el caramelo tocó su boca se dio cuenta de algo; su lengua se estaba estrechando por momentos. Sorprendida alertó a sus amigos, pero su voz no era como siempre, sino que ahora tenia un timbre sibilante y agudo. No pudo evitar una mueca de enfado cuando sus amigos se echaron a reír.
–¿ Sssshe puede sssshaber qué esssshhh tan grassshiossssho?
– Ginny, querida, te importaría mirarte la lengua en el espejo? – Contestó Hermione entre carcajada y carcajada
Temerosa, la chica se encaró hacia su propio reflejo y soltó una alarido coreada por las risas de los demás, puesto que allí donde debería haber su lengua pequeña y roja colgaba una larga y verde lengua de serpiente.
– ¿Un apéndice poco apropiado para una Gryffindor, no, Weasley? - Draco Malfoy se unió a las risas; había entrado solo en la tienda pero parecía muy seguro de sí mismo.
– ¿ Quieresssssh dessshir que le esssshtaria mejssssshor a un Sssschlythhhheryn?
– Quizá, aunque, de hecho, ya hay uno de los vuestros que tiene lengua de serpiente. ¿Me equivoco, Potter? – Harry no respondió pero sabía muy bien a qué se refería su enemigo. Lengua de serpiente... a Harry no le hacía ninguna gracia que le recordaran que era reptilingüe. – Ahora, si me permitís pasar, voy a pagar. – Sin decir nada más Malfoy se acercó al tendero, pagó una gran bolsa repleta de golosinas y salió tranquilamente de la tienda.
Se hizo un silencio incómodo en Honeyduke's. Nausica carraspeó disimuladamente.
– Estooo, nosotros vamos a comprar un par de cosillas... nos vemos a la hora de regresar, ¿eh?
Rápidamente los tres jóvenes salieron de la tienda. Harry Ron y Hermione intercambiaron una mirada extrañada mientras Ginny leía con cara de enfado el envoltorio del "mutalenguas"
– Lo sssshhhhuponía... ssshortilégiossshsshhss Weasssshhhtley.... esssshosssh dossssssh me lassssh van a pagarrrrr... el efffecto del disssssschhhosssshhhho caramelo dura hasssshta que beba algo. Me voy a lassssh tressssssh essssshcobasssssh.
Se marchó indignada y cerrando la boca con fuerza.
– Bueno... casi mejor vamos a traerle es desayuno a Canuto... – Discretamente pagaron y se fueron.
La calle Aquelarre estaba situada casi a las afueras de Hogsmeade; era una zona tranquila, mucho mejor que la vieja casa abandonada donde acostumbraba a esconderse Lunático durante sus transformaciones.
– Número 5, aquí es.
La casa no era, en realidad, muy grande. De construcción tradicional, hecha con ladrillo y grandes ventanales. Tenía un jardín descuidado alrededor y numerosas hierbas y arbustos crecían a su libre albedrío por entre el césped. Aun así, la casa parecía estar habitada.
Harry sacó una argolla de cobre dónde había las llaves colgadas e introdujo la más grande y oxidada en la cerradura; al instante llegó a sus oídos el fuerte ladrido de un perro. El chico dio la vuelta a la llave lo más rápido que pudo y atravesó la verja metálica a tiempo de abrazar fuertemente el negro animal que se acercaba corriendo.
– ¡S... Canuto! ¡Te he echado tanto de menos!
El enorme perro negro meneó la cola y entró trotando en la casa. Cuando Harry y los otros entraron, ya les esperaba el hombre de pelo negro y ojos de un azul penetrante con una enorme sonrisa en la cara.
– Yo también me alegro mucho de verte, Harry. – Pasó la mano por el pelo azabache del chico con fuerza. – Me hubiera gustado ponerme en contacto antes, pero no pude hasta que Remus consiguió esta casa. ¿Os gusta?
Los chicos miraron a su alrededor; la casa, por dentro, estaba mucho más cuidada de lo que podía hacer pensar el exterior; el fuego crepitaba tranquilamente en una gran chimenea y en el centro de la sala había un par de enormes sofás. Harry se fijó en una estantería repleta de libros y fotografías. Con un nudo en la garganta se acercó a una en especial.
Con sumo cuidado tomó el marco entre sus manos y acarició el cristal. Sirius se acercó a él y esbozó una sonrisa triste. – Esta foto la hicimos poco tiempo después de que nacieras, cuando nos reunimos todos... todos los merodeadores para felicitar a James y a Lily por su primer hijo... – Habló con voz vacilante mientras observaba con ternura los rostros de James y Lily Potter; estaban radiantes de felicidad sosteniendo a un bebé de apenas dos meses.
Sirius se pasó brevemente una mano por los ojos y sacudió la cabeza. – Bueno, basta de hablar de cosas tristes... venid, ¿tenéis hambre? – Los guió hasta una espaciosa cocina que olía a canela y harina. – Tengo unos pastelillos que me ha mandado una buena amiga. Mmmmh, probadlos, están de muerte.
En una pequeña bandeja había efectivamente una docena de pastelillos de chocolate que los chicos probaron con ganas. Tras el primer mordisco comprobaron que estaban realmente buenos.
– ¿Veis? Aún siendo un perro que vive en casa de un hombre lobo las mujeres me adoran. – Rió estrepitosamente, volteó su silla para sentarse con los brazos apoyados en el respaldo – A ver... y vosotros qué tal el curso; ¿ha pasado algo emocionante?
Los tres se miraron a la vez.
– Pues... la verdad, Sirius, – Harry tomó otro pastelillo. – el año ha sido bastante tranquilo; tenemos tres alumnos nuevos, españoles, ¿sabes? Hubo un accidente en su escuela y tuvieron que repartirse en otros lugares.
El hombre sonrió enigmáticamente. – Así que un accidente, ¿eh? Remus me contó algo acerca de eso. ¿Y qué tal son?
– Ah... pues mira... buena gente; vienen a menudo con nosotros tres pero apenas si sabemos algo de su vida, no hablan mucho de ellos mismos... Ah, por cierto, ahora que lo recuerdo, sí que nos pasó algo. ¿Recordáis la noche en que fuimos a cazar aquél kelpie?
Ron bostezó.– Pues claro. Aquella especie de maldición estúpida que nos echó el aún más estúpido Malfoy, ¿verdad?
– ¿Malfoy os lanzó una maldición? El día que pille a ese criajo se va a enterar... – Sirius chasqueó fuertemente los dientes enseñando un par de colmillos que, aunque humanos, no eran nada despreciables.
– Bueno... no estamos seguros de que fuera Malfoy... técnicamente no vimos que la conjurara él, pero justo después de que perdiéramos la magia...
Sirius dio un respingo por lo que Hermione calló abruptamente.
– ¡¡¡¿Cómo que perdisteis la magia?!!!
– Pues verás... simplemente de repente perdimos las fuerzas y la magia, porque el hechizo traductor que Dumbledore había lanzado a las chicas españolas se interrumpió, fue como si alguien nos hubiera absorbido la energía y suponemos que fue alguna de las artimañas de Malfoy, porque al poco rato apareció por el camino...
Los ojos azules del hombre se oscurecieron aunque mantenía una forzada sonrisa y se levantó. – Uy, mirad que tarde es... ¿no deberíais estar de vuelta ya?
Ron negó con la cabeza y tomó un cuarto pastelillo. – No, pero si es muy temprano... tenemos tiempo de sobras.
– ¡Anda! ¡Tienes razón, Sirius, es tardííííííííííísimo! Vamos, Harry, Ron... – Hermione había pillado la indirecta y se levantó tirando de sus amigos. – Bueno, Sirius, ahora que estás con el profesor Lupin Harry y tu os podréis ver más a menudo, así que hasta otra...
Sirius sonrió afablemente a la chica y los acompañó hasta la puerta. Cuando su ahijado y el resto se fueron, el hombre suspiró y buscó una pluma y pergamino; al poco rato un veloz halcón salió por la ventana de la vieja casa.
– Bueno; ¿y qué hacemos ahora, eh, chica lista? . – Ron cruzó las manos tras la cabeza y bostezó.
– Pueees... no sé, podríamos pasear por el pueblo; en otoño es muy bonito, con todos esos árboles cargados de hojas rojizas...
– Me refería a algo interesante, Mione, tu concepto de diversión es deprimente.
Ella frunció el entrecejo. – Si no te gusta puedes hacer lo que te plazca, Ronniekins. Yo por mi parte voy a "aburrirme" en aquella colina. – Con paso decidido se encaminó hacia una colina cercana que dominaba parte del pueblo; el sol del mediodía bañaba completamente el césped salpicado por algunas hojas secas.
Ron y Harry la miraron mientras se alejaba. El primero desafiante; el segundo con expresión desolada.
– Que haga lo que quiera, nunca voy a entender a esta chica... Yo me voy a mirar los nuevos modelos de escobas de competición. ¿ Vienes, Harry?
– Eh... no sé, Ron, no creo que sea muy buena idea dejarla sola...
– Mira, no importa, quédate con ella, si es lo que prefieres. – Ron dijo esto con algo de enfado y se fue sin decir nada más dejando a Harry un poco perplejo en pie y en medio de la calle.
– Vaya un par...
Resignado, el chico fue a sentarse al lado de su amiga y restaron unos minutos en silencio.
Al rato Harry carraspeó y miró a la chica con cautela. – Esto... Mione, ¿no crees que deberías ser un poco menos susceptible? Quiero decir... no crees que deberías...
– Harry, espero que no continúes esta frase; no tengo ningunas ganas de discutir ahora contigo.
– Vale, vale, tranquila... entonces, cuéntame lo que hiciste en vacaciones; aun no nos has dicho nada...
Ella, que hasta entonces había estado recostada en el césped perezosamente abrió los ojos. – No os he dicho nada porque sabía que Ron se enfadaría; a veces parece un crío, pero como veo que la curiosidad te corroe por dentro te lo voy a decir; sí, fui a Bulgaria a visitar a Víctor.
Harry no se enfadó, al contrario, se alegró mucho por Hermione y le pidió que le contara más, así que la chica, con una sonrisa en los labios le contó acerca de las escarpadas montañas y los profundos lagos búlgaros, y de su buen amigo (y nada más) Krum. Tan enfrascados estaban en la conversación que el tiempo pasó volando y pronto fue tiempo de volver al castillo para comer.
– Hum... qué pereza... con lo bien que se está aquí, al sol escuchando el sonido de la brisa...
– Tienes toda la razón, Mione, los pájaros, las hojas amarillas, la brisa... es todo taaaan poético. – Dijo esto con un tono tan burlón que Hermione no pudo hacer menos que darle un empujón amistoso mientras el chico soltaba una carcajada. De repente, ambos callaron abruptamente y se pusieron en pie.
– Harry; ¿has oído eso?
– Me temo que sí. – Harry miró a su alrededor desde la colina, pero no había nada extraño bajo el sol del mediodía, el pueblo estaba extremadamente tranquilo, y el único movimiento visible se encontraba en el camino hacia Hogwarts donde los lejanos alumnos retomaban el camino hacia la escuela.
Hermione agarró el brazo de Harry asustada, porque nada a su alrededor parecía explicar el aterrador sonido que llegaba a sus oídos; un grito escalofriante e inhumano, y sobretodo ese batir de alas, ese horrible y ensordecedor batir de alas.
Fin del sexto capítulo.
Quiero dejar una cosa clara, y es que este capítulo no es un H&Hr, ellos dos son simplemente muy amigos, ¿queda claro? No tengo nada en contra de esta pareja, por supuesto, pero digamos que no es una de mis favoritas.
Ah, quisiera hacer una pregunta que espero que la gente me responda; es acerca de los personajes originales que he introducido en esta historia: ¿Os gustan?¿ Los detestáis? Quisiera saber qué opinión tiene la gente de ellos, porque intento darles una personalidad y un trasfondo pero no sé si en realidad lo consigo. Agradeceré muchísimo cualquier comentario sobre ellos, sobre la historia, sobre mi manera de escribir... ( es decir, sobre todo en general, así que por favor, por favor, por favor, ¡necesito reviews!)
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Por todos los dioses, por fin he acabado este capítulo, el que más tiempo he tarado en escribir hasta ahora, y es que una gran cantidad de factores me han impedido terminarlo en un tiempo razonable, el más importante y grave es el hecho de que mi pequeña musa de la literatura murió a causa de los exámenes (es decir que, y prescindiendo de mi absurdamente superdesarrollada imaginación, a causa e los exámenes me quedé sin tiempo libre para escribir y además a causa del estrés me quedé sin inspiración).
Pero bueno, esto es agua pasada, solamente me queda hacer la selectividad y seré libre, por fin, y mi musa resucitó hace un par de días y gracias a mi completa falta de responsabilidad pude robar algunas horas al estudio para acabar el capítulo (el sexto, fíjate tú, qué ilusión!).
Ah, por cierto, ahora que lo pienso... hace tanto tiempo que no escribo nada que espero que alguien se acuerde de qué va la historia...
Ah, y quisiera agradecer (de una forma muy tardía ) los reviews de:
Celeste: No lo continué pronto, lo siento mucho... pero aquí está, espero que te guste.
Chu-Cheng: Arrrgh, ¿te has fijado que en el tiempo que subo un capítulo tú escribes tres??? Tendrás que contarme tu secreto de la eterna inspiración...
Fernalika: No me odies, querida, porque el misterio está ahí para que os guste la historia, ñajñajñaj. Ah, y sabes que yo también leo fanfics en clase de informática? ( es que son taaaan aburridas...)
Sakura – Corazón: ¡Y dale con que soy mala! No soy mala, lo que pasa es que no me gusta descubrir las cosas antes de tiempo.... Ah, celebro que te haya gustado también mi otra historia y espero que sigas con la tuya, porque tú no te quedas corta con eso del misterio...
Anna Voig : Gracias por el review, me alegro mucho de que te guste mi historia, espero que cuelgues pronto el siguiente capítulo de la tuya; estoy ansiosa por leerlo!
Lucil: Bueno, para ti, Lucil, un capítulo en que Harry sale casi todo el rato!!!
Lora chang: Gracias por tu review, ahora mismo voy a leerme el nuevo capítulo de tu fic (ya te mandé un review, no?)
Quiara: Comparto tu opinión; Deimos es quizá mi personaje original favorito... ah, y no, Draco no va a ser tan capullo como hasta ahora, puedes estar tranquila.
Claudia: Estic contenta de que t'agradi, a veure si els altres capítols també...
Mione_chan: Mione, carinyu, ja veus que he tardat molt, però tu saps que és per una bona raó, eh? A més, no et mereixes que actualitzi re, perque m'envies un miserable reiew per cada tres capítol, vaga, més que vaga... ( aaah és brometa...)
Bitxuuu: Como puedes ver no, no saqué pronto el cap.6, pero muchas gracias por tu review de todos modos.
( aaaaah, estoy muy contenta porque cada vez hay más gente que envia un review, aunque claro, me paso media hora para agradecerlos todos... pero es una media hora que me llena de satisfacción.)
Ale, creo que ya he dicho bastante por hoy...
6- CALMA ANTE TEMPESTATE
La calma antes de la tempestad.
Aina abrió los ojos y la luz del sol hizo que los cerrara rápidamente. Se incorporó y miró a su alrededor.
Estaba en su cama.
Se llevó las manos a la cabeza, y recordó la noche anterior, aquella máscara, aquella palpable oscuridad... aquél beso... y por unos momentos las lágrimas acudieron a sus ojos, no podía ser, no había sido...
– ¿Un sueño? Pero era tan... real... – Las imágenes se arremolinaban en su mente, y entonces se dio cuenta.
No había máscara, ni túnica. Su corazón se aceleró de repente, pero pareció pararse cuando reparó en algo; tal vez el disfraz había desaparecido por la mañana tal como había aparecido de la tarjeta por la noche, quizá sí había sido solo un sueño, pero quizá...
– Mmmnh, buenos días... ahh, qué sueño, por los dioses. – Nausica se levantó frotándose los ojos; lucía unas descomunales ojeras y fue tambaleándose hacia el baño para ducharse.
* * * * * * * * * * * *
– Hay que ver qué mala cara hacéis, chicas. – Galceram bajaba por las escaleras junto a Aina, Nausica, Hermione y Ginny. Ron y Harry se habían levantado pronto para hacer unas prácticas de quiddich bajo los nubarrones otoñales. – ¿Habéis hecho una fiesta o algo así?
Aina y Nausica se miraron ignorantes de lo que había pasado a la otra y negaron con la cabeza.
– Dioses, claro que no, Galce, es sólo que... ayer me quedé leyendo hasta muy tarde. – Ya llegaban al comedor. – Bueno, hasta lueg... ¡Eh, cuidado! – Una figura había chocado contra ella. – Oh... buenos días.
Deimos Lawson se disculpó brevemente y tras dirigir una ligera inclinación de cabeza hacia Hermione se alejó. Aina lo siguió con ojos tristes hasta que se perdió entre la multitud.
– Vaya, otro que no ha pasado una buena noche. – Ginny negó resignadamente con la cabeza.
– Hay que ver que farras se pegan esos Slytherin...
Las chicas dieron un respingo pues de repente un desconocido había aparecido entre ellas y había soltado semejante frase. El chico sonrió como si no pasara nada e hizo una pequeña reverencia. Tenia el pelo pajizo muy rizado y algo largo, una perilla cuidadosamente afeitada y un rostro ovalado y agradable en el que destacaban un par de ojos almendrados y llenos de vida.
– Oh, permitir que me presente; soy Roger, Roger Pseudolos, estoy en sexto curso de Hufflepuff, encantado. – Con total confianza plantó dos besos en la mejilla de cada chica y dio una fuerte palmada en la espalda de Galceram. Evidentemente, todos estaban demasiado sorprendidos para reaccionar. – Me he fijado que os habéis cruzado con mi buen amigo Lawson, ¿cierto? Quisiera disculparme por él, parece que hoy no está muy despejado y ha sido algo descortés con la dama. – Tomó las manos de Nausica pero sus ojos se fijaron en Aina. – Creo que su comportamiento se debe a la pequeña fiesta que dieron los Slytherin anoche, un baile de disfraces que celebran anualmente; una evento muy exclusivo. Ayer se pasaron con la cerveza e mantequilla y todos tienen resaca. Bueno, yo me voy a desayunar, que aproveche.
Dijo todo esto sin apenas parase a respirar y se marchó dejándolos a todos perplejos. Aun estando quietos, Nausica habló en voz de todos cuando exclamó:
– ¿Y quién cojones era ése?
Sentados en la mesa de Gryffindor Ron y Harry mordisqueaban unas tostadas con gesto cansado; habían estado jugando a quiddich desde la salida del sol y les dolían todos los músculos del cuerpo.
Harry se servía otro tazón de cereales cuando Nick-casi-sin-cabeza se plantó enfrente de él con semblante abatido.
– Buenos días, joven Potter. – El fantasma saludó levantó su polvoriento sombrero.
– Buenos días, Sir Nicholas. ¿ Qué tal la fiesta de anoche?
Nick pareció recordar algo desagradable y frunció el entrecejo. – Mal, muy mal.
– ¿Y eso?
– Hum... la verdad, joven Potter es que la fiesta estaba perfectamente organizada, pero nos falló el invitado principal, y por eso no fue tan agradable como cabría esperar.
– Pero bueno, Sir Nicholas, una fiesta es una fiesta, no?
Ante esas palabras, Nick-casi-sin-cabeza se cruzó de brazos. – No si esta fiesta es de bienvenida y el homenajeado no aparece. – Algo mosqueado se alejó volando.
– Vaya con el fantasma. – Comentó Ron molesto. – Oh, mira, aquí llegan las chicas, y por lo que oigo, también el correo.
Al tiempo que Ginny, Aina y Nausica se sentaban pesadamente en la mesa una enorme masa de lechuzas entró volando por las altas ventanas del comedor. Entre la lluvia de paquetes siguieron conversando hasta que una enorme lechuza parda se posó entre Ron y Ginny. La chica tomó con cuidado la nota que había atada en la pata del animal.
– Mira, Ron, ¡es una carta de Charlie! – La carta de su hermano Charlie, que se dedicaba a la caza de dragones le fue arrancada literalmente de las manos por Ron, que empezó a leer ansioso.
– Nos manda un abrazo a todos los de Hogwarts, ¡y mira, no está en Rumanía! ... ¿Gales? ¿Qué demonios hace Charlie en Gales? – Siguió leyendo. – Oh, las migraciones de los dragones, entiendo.
Ron dobló cuidadosamente la carta de su hermano y miró a sus compañeros. – ¿Vamos?
Todos asintieron; aquél domingo había la primera visita a Hogsmeade y todos deseaban ir al pueblo.
Cuando estaban en el vestíbulo se les acercó el profesor Lupin. – Buenos días. ¿Vais a ira al pueblo?
– S... sí... hay algún problema, ¿profesor? – Musitó Harry temeroso de que le prohibieran salir.
– Oh, por supuesto que no, es sólo que... Harry, podrías hacerme un favor? Verás, alguien debería ir a mi casa en Hogsmeade y dar de comer a mi perro. Lo haría yo mismo pero me es imposible, y claro, no puedo dejar al viejo Canuto sin comer, ¿verdad?
Harry se quedó unos momentos perplejo. ¿Canuto? Oh, claro, el gran perro negro, su padrino. Vio como Lupin le guiñaba un ojo y sintió una ola de gratitud hacia el hombre de la túnica raída y la mirada bondadosa. – Descuide, profesor, me aseguraré de hacer una visita a su perro para traerle la comida.
– Muchas gracias, chico. Toma, las llaves de la casa, calle Aquelarre número cinco. Nos vemos en la cena. – Dicho esto se marchó y Harry no pudo evitar contárselo a Ron y Hermione de inmediato y lleno de emoción.
El camino hacia Hogsmeade no era largo, así que fueron charlando animadamente mientras jugueteaban con sus monederos; todos estaban ansiosos por comprar alguna novedad interesante o un capricho, cosa que hicieron con solo entrar en Honeyduke's. A parte de las golosinas tradicionales había una gran cesta repleta de unos raros caramelos, "mutalenguas", rezaba envoltorio. Ginny no se lo pensó dos veces y compró uno; en el momento en que el caramelo tocó su boca se dio cuenta de algo; su lengua se estaba estrechando por momentos. Sorprendida alertó a sus amigos, pero su voz no era como siempre, sino que ahora tenia un timbre sibilante y agudo. No pudo evitar una mueca de enfado cuando sus amigos se echaron a reír.
–¿ Sssshe puede sssshaber qué esssshhh tan grassshiossssho?
– Ginny, querida, te importaría mirarte la lengua en el espejo? – Contestó Hermione entre carcajada y carcajada
Temerosa, la chica se encaró hacia su propio reflejo y soltó una alarido coreada por las risas de los demás, puesto que allí donde debería haber su lengua pequeña y roja colgaba una larga y verde lengua de serpiente.
– ¿Un apéndice poco apropiado para una Gryffindor, no, Weasley? - Draco Malfoy se unió a las risas; había entrado solo en la tienda pero parecía muy seguro de sí mismo.
– ¿ Quieresssssh dessshir que le esssshtaria mejssssshor a un Sssschlythhhheryn?
– Quizá, aunque, de hecho, ya hay uno de los vuestros que tiene lengua de serpiente. ¿Me equivoco, Potter? – Harry no respondió pero sabía muy bien a qué se refería su enemigo. Lengua de serpiente... a Harry no le hacía ninguna gracia que le recordaran que era reptilingüe. – Ahora, si me permitís pasar, voy a pagar. – Sin decir nada más Malfoy se acercó al tendero, pagó una gran bolsa repleta de golosinas y salió tranquilamente de la tienda.
Se hizo un silencio incómodo en Honeyduke's. Nausica carraspeó disimuladamente.
– Estooo, nosotros vamos a comprar un par de cosillas... nos vemos a la hora de regresar, ¿eh?
Rápidamente los tres jóvenes salieron de la tienda. Harry Ron y Hermione intercambiaron una mirada extrañada mientras Ginny leía con cara de enfado el envoltorio del "mutalenguas"
– Lo sssshhhhuponía... ssshortilégiossshsshhss Weasssshhhtley.... esssshosssh dossssssh me lassssh van a pagarrrrr... el efffecto del disssssschhhosssshhhho caramelo dura hasssshta que beba algo. Me voy a lassssh tressssssh essssshcobasssssh.
Se marchó indignada y cerrando la boca con fuerza.
– Bueno... casi mejor vamos a traerle es desayuno a Canuto... – Discretamente pagaron y se fueron.
La calle Aquelarre estaba situada casi a las afueras de Hogsmeade; era una zona tranquila, mucho mejor que la vieja casa abandonada donde acostumbraba a esconderse Lunático durante sus transformaciones.
– Número 5, aquí es.
La casa no era, en realidad, muy grande. De construcción tradicional, hecha con ladrillo y grandes ventanales. Tenía un jardín descuidado alrededor y numerosas hierbas y arbustos crecían a su libre albedrío por entre el césped. Aun así, la casa parecía estar habitada.
Harry sacó una argolla de cobre dónde había las llaves colgadas e introdujo la más grande y oxidada en la cerradura; al instante llegó a sus oídos el fuerte ladrido de un perro. El chico dio la vuelta a la llave lo más rápido que pudo y atravesó la verja metálica a tiempo de abrazar fuertemente el negro animal que se acercaba corriendo.
– ¡S... Canuto! ¡Te he echado tanto de menos!
El enorme perro negro meneó la cola y entró trotando en la casa. Cuando Harry y los otros entraron, ya les esperaba el hombre de pelo negro y ojos de un azul penetrante con una enorme sonrisa en la cara.
– Yo también me alegro mucho de verte, Harry. – Pasó la mano por el pelo azabache del chico con fuerza. – Me hubiera gustado ponerme en contacto antes, pero no pude hasta que Remus consiguió esta casa. ¿Os gusta?
Los chicos miraron a su alrededor; la casa, por dentro, estaba mucho más cuidada de lo que podía hacer pensar el exterior; el fuego crepitaba tranquilamente en una gran chimenea y en el centro de la sala había un par de enormes sofás. Harry se fijó en una estantería repleta de libros y fotografías. Con un nudo en la garganta se acercó a una en especial.
Con sumo cuidado tomó el marco entre sus manos y acarició el cristal. Sirius se acercó a él y esbozó una sonrisa triste. – Esta foto la hicimos poco tiempo después de que nacieras, cuando nos reunimos todos... todos los merodeadores para felicitar a James y a Lily por su primer hijo... – Habló con voz vacilante mientras observaba con ternura los rostros de James y Lily Potter; estaban radiantes de felicidad sosteniendo a un bebé de apenas dos meses.
Sirius se pasó brevemente una mano por los ojos y sacudió la cabeza. – Bueno, basta de hablar de cosas tristes... venid, ¿tenéis hambre? – Los guió hasta una espaciosa cocina que olía a canela y harina. – Tengo unos pastelillos que me ha mandado una buena amiga. Mmmmh, probadlos, están de muerte.
En una pequeña bandeja había efectivamente una docena de pastelillos de chocolate que los chicos probaron con ganas. Tras el primer mordisco comprobaron que estaban realmente buenos.
– ¿Veis? Aún siendo un perro que vive en casa de un hombre lobo las mujeres me adoran. – Rió estrepitosamente, volteó su silla para sentarse con los brazos apoyados en el respaldo – A ver... y vosotros qué tal el curso; ¿ha pasado algo emocionante?
Los tres se miraron a la vez.
– Pues... la verdad, Sirius, – Harry tomó otro pastelillo. – el año ha sido bastante tranquilo; tenemos tres alumnos nuevos, españoles, ¿sabes? Hubo un accidente en su escuela y tuvieron que repartirse en otros lugares.
El hombre sonrió enigmáticamente. – Así que un accidente, ¿eh? Remus me contó algo acerca de eso. ¿Y qué tal son?
– Ah... pues mira... buena gente; vienen a menudo con nosotros tres pero apenas si sabemos algo de su vida, no hablan mucho de ellos mismos... Ah, por cierto, ahora que lo recuerdo, sí que nos pasó algo. ¿Recordáis la noche en que fuimos a cazar aquél kelpie?
Ron bostezó.– Pues claro. Aquella especie de maldición estúpida que nos echó el aún más estúpido Malfoy, ¿verdad?
– ¿Malfoy os lanzó una maldición? El día que pille a ese criajo se va a enterar... – Sirius chasqueó fuertemente los dientes enseñando un par de colmillos que, aunque humanos, no eran nada despreciables.
– Bueno... no estamos seguros de que fuera Malfoy... técnicamente no vimos que la conjurara él, pero justo después de que perdiéramos la magia...
Sirius dio un respingo por lo que Hermione calló abruptamente.
– ¡¡¡¿Cómo que perdisteis la magia?!!!
– Pues verás... simplemente de repente perdimos las fuerzas y la magia, porque el hechizo traductor que Dumbledore había lanzado a las chicas españolas se interrumpió, fue como si alguien nos hubiera absorbido la energía y suponemos que fue alguna de las artimañas de Malfoy, porque al poco rato apareció por el camino...
Los ojos azules del hombre se oscurecieron aunque mantenía una forzada sonrisa y se levantó. – Uy, mirad que tarde es... ¿no deberíais estar de vuelta ya?
Ron negó con la cabeza y tomó un cuarto pastelillo. – No, pero si es muy temprano... tenemos tiempo de sobras.
– ¡Anda! ¡Tienes razón, Sirius, es tardííííííííííísimo! Vamos, Harry, Ron... – Hermione había pillado la indirecta y se levantó tirando de sus amigos. – Bueno, Sirius, ahora que estás con el profesor Lupin Harry y tu os podréis ver más a menudo, así que hasta otra...
Sirius sonrió afablemente a la chica y los acompañó hasta la puerta. Cuando su ahijado y el resto se fueron, el hombre suspiró y buscó una pluma y pergamino; al poco rato un veloz halcón salió por la ventana de la vieja casa.
– Bueno; ¿y qué hacemos ahora, eh, chica lista? . – Ron cruzó las manos tras la cabeza y bostezó.
– Pueees... no sé, podríamos pasear por el pueblo; en otoño es muy bonito, con todos esos árboles cargados de hojas rojizas...
– Me refería a algo interesante, Mione, tu concepto de diversión es deprimente.
Ella frunció el entrecejo. – Si no te gusta puedes hacer lo que te plazca, Ronniekins. Yo por mi parte voy a "aburrirme" en aquella colina. – Con paso decidido se encaminó hacia una colina cercana que dominaba parte del pueblo; el sol del mediodía bañaba completamente el césped salpicado por algunas hojas secas.
Ron y Harry la miraron mientras se alejaba. El primero desafiante; el segundo con expresión desolada.
– Que haga lo que quiera, nunca voy a entender a esta chica... Yo me voy a mirar los nuevos modelos de escobas de competición. ¿ Vienes, Harry?
– Eh... no sé, Ron, no creo que sea muy buena idea dejarla sola...
– Mira, no importa, quédate con ella, si es lo que prefieres. – Ron dijo esto con algo de enfado y se fue sin decir nada más dejando a Harry un poco perplejo en pie y en medio de la calle.
– Vaya un par...
Resignado, el chico fue a sentarse al lado de su amiga y restaron unos minutos en silencio.
Al rato Harry carraspeó y miró a la chica con cautela. – Esto... Mione, ¿no crees que deberías ser un poco menos susceptible? Quiero decir... no crees que deberías...
– Harry, espero que no continúes esta frase; no tengo ningunas ganas de discutir ahora contigo.
– Vale, vale, tranquila... entonces, cuéntame lo que hiciste en vacaciones; aun no nos has dicho nada...
Ella, que hasta entonces había estado recostada en el césped perezosamente abrió los ojos. – No os he dicho nada porque sabía que Ron se enfadaría; a veces parece un crío, pero como veo que la curiosidad te corroe por dentro te lo voy a decir; sí, fui a Bulgaria a visitar a Víctor.
Harry no se enfadó, al contrario, se alegró mucho por Hermione y le pidió que le contara más, así que la chica, con una sonrisa en los labios le contó acerca de las escarpadas montañas y los profundos lagos búlgaros, y de su buen amigo (y nada más) Krum. Tan enfrascados estaban en la conversación que el tiempo pasó volando y pronto fue tiempo de volver al castillo para comer.
– Hum... qué pereza... con lo bien que se está aquí, al sol escuchando el sonido de la brisa...
– Tienes toda la razón, Mione, los pájaros, las hojas amarillas, la brisa... es todo taaaan poético. – Dijo esto con un tono tan burlón que Hermione no pudo hacer menos que darle un empujón amistoso mientras el chico soltaba una carcajada. De repente, ambos callaron abruptamente y se pusieron en pie.
– Harry; ¿has oído eso?
– Me temo que sí. – Harry miró a su alrededor desde la colina, pero no había nada extraño bajo el sol del mediodía, el pueblo estaba extremadamente tranquilo, y el único movimiento visible se encontraba en el camino hacia Hogwarts donde los lejanos alumnos retomaban el camino hacia la escuela.
Hermione agarró el brazo de Harry asustada, porque nada a su alrededor parecía explicar el aterrador sonido que llegaba a sus oídos; un grito escalofriante e inhumano, y sobretodo ese batir de alas, ese horrible y ensordecedor batir de alas.
Fin del sexto capítulo.
Quiero dejar una cosa clara, y es que este capítulo no es un H&Hr, ellos dos son simplemente muy amigos, ¿queda claro? No tengo nada en contra de esta pareja, por supuesto, pero digamos que no es una de mis favoritas.
Ah, quisiera hacer una pregunta que espero que la gente me responda; es acerca de los personajes originales que he introducido en esta historia: ¿Os gustan?¿ Los detestáis? Quisiera saber qué opinión tiene la gente de ellos, porque intento darles una personalidad y un trasfondo pero no sé si en realidad lo consigo. Agradeceré muchísimo cualquier comentario sobre ellos, sobre la historia, sobre mi manera de escribir... ( es decir, sobre todo en general, así que por favor, por favor, por favor, ¡necesito reviews!)
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