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¡Ajajah! ¡Ya estoy de vuelta! Lamento muchísimo haber tardado tanto en subir otro capítulo, pero la verdad es que esto de la universidad ocupa mucho tiempo, sniff... De todas formas espero que este cap. sea de vuestro agrado y disfrutéis leyéndolo tanto como yo escribiéndolo ^______^ Ultimamente no estoy muy inspirada para los comentarios que inevitable hago al inicio de cada cap. así que voy a pasar directamente a los reviews.

Rinoa: Muajajajajajajaaaaaaaa!!!!!! Sabia que t'agradaria lo del Cedric, jajajajajajajaajaj, m'alegro de que et fes ilusió, en serio! Però no et posis histèrica, dona, que ja saps que ell només t'estima a TU (quina putada que es morís el dia del teu aniversari, jo no podria celebrar-lo mai més...) Buenu, espero que t'agradi aquest capi, encara que potser el Ced no surt tant comm'agradaria ( aaaah, ja intentaré posar-hi remei, tu tranqui...)

Anna Voig : Aaaaawwww, lamento haberme demorado tanto : ( pero hago todo lo que puedo... en fin, celebro que te haya gustado ^_____^ ya sabes de sobras que a mí me encantan tus historias, verdad?

Marine: ¿Te gustó la sorpresa? Pues lee, lee, mujer, que en este cap. te vas a llevar unas cuantas más...

Luna: Aaaaay Lunita tienes razónal decir que deberías sacar más a menudo esa bolita de pelo adorable que se llama Sacch. En cuanto al "ho sent" sí, en valencia se dice así, y en algunas zonas de Catalunya también, pero por dónde yo vivo ( Tarragona,te lo dije, ¿verdad?) se dice "ho sento" es solamente una cuestión dialectal, nada más. A ver... quémás tenía que decir... que me gustaría secuestrarte a Andy ya te loimaginas, verdad? Bueno... mejor te dejo que leas...

Gin-Gin : ¿Te gustó el fanart? (al menos te llegó?) Mi amiga Mione-chan (la autora, vaya) se alegró muchísimode saber que te lo había mandado ( daba botes de lo feliz que estaba, la chica) Bueno, gracias por seguir leyendo y mandando reviews, espero que te guste este nuevo cap!

Mione-chan : Ei xiroiaaaaaa!!!!! No em penjis, que ja tinc prou feina, jo! Mira, et prometo que el pròxim cap. serà més ràpd, okiz??' Apa, a veure si em trukes o em fas perdudes, que sembla que a la uni t'oblidis de les amigues!!!!!!!!!

Gwen de Merilon : Aaaaawwww, realment la universitat si que ha afectat a la meva producció literaria, però procuraré evitar que em torni a passar... aah, no vull ni pensar què faré al febrer durant els exàmens, estaré tan nerviosa que no sabré distingir un ximpanzè d'un neandertal (deixam puntualitzar que estudio historia ^__^) Moltes gracies pel teu review, m'ha fet molta ilusió, de veritat !!! Aaah, espero que elspròxims capítols també t'agradin...

Arwen: Uooooo, gracias por el cumplido ^___^ me alegro mucho de que te haya gustado, a ver cuando subes tú un capi de tu historia ( ahora que me fijo aún no he leído tu otra historia, esa de "viaje al pasado" un error imperdonable por mi parte! Prometo que mañana por la tarde me lo leo, que hoy es muy tarde y tengo sueño...

Y sin más interrupciones de esta autora que trabaja por amor al arte y a los reviews, con todos ustedes:

12. Nox

(Noche)

– Pero... pero... no es posible. – Murmuró Harry entre dientes. Se separó unos pasos del quicio de la puerta y se acercó a la etérea figura del que había sido el buscador de Hufflepuff. Llevaba la misma ropa con la que murió, y al contrario que muchos de los fantasmas del castillo, su cuerpo no mostraba ningún signo de violencia salvo un ligero, casi imperceptible resplandor verdoso alrededor del corazón. Cedric apenas le miró; tenía la vista fija en Cho, que aún tumbada en el frío suelo seguía sollozando. Con cautela acercó una mano translúcida hacia su rostro, como si quisiera apartar uno de los largos mechones de cabello castaño que lo cubrían, pero Cho abrió mucho los ojos, horrorizada, y se echó hacia atrás instintivamente con un gemido ahogado.

– Cho, Cho... shhhhht, tranquila... – Galceram había reaccionado con decisión arrodillándose a su lado y sosteniéndola por los hombros. La chica gimoteó angustiada y miró al fantasma, después fijó la vista en los demás ocupantes de la sala y finalmente se desmayó entre los fuertes brazos de su compañero de residencia.

Entonces los dorados ojos del joven se fijaron en su amiga. – Sica, por favor, te importaría contarme qué demonios está pasando aquí?

Harry aprovechó aquél preciso instante para sentarse pesadamente en el suelo mientras observaba fijamente a Cedric.

– Oh, Dios, sabía que esto pasaría tarde o temprano... – Nausica saltó de la mesa saliendo de su anterior mutismo.

Carraspeó

– Galceram. – Dijo con voz solemne. – Te presento a Cedric Diggory.

Al instante él también fue a dar con el trasero en el suelo.

– Espera, espera, espera... Tu no estabas...

– ¿Muerto? Creo que es bastante obvio que sí. – Cedric giró sobre sí mismo mostrando todo el esplendor de su espectral figura. Entonces miró significativamente a Nausica. – Quizá deberías contárselo, Sica.

– Eso, quizá deberías contárnoslo. – Masculló Harry.

Ella asintió resignada. – La verdad no hay mucho que contar. ¿Recordáis el Hallowe'en pasado? Aquella noche yo me quedé levantada hasta tarde, leyendo.

– De tanto leer se te secará el cerebro (N/A Como a Don Quijote, jejejejejejeje ^___^)

Nausica le dedicó una mirada asesina a Galceram pero decidió seguir. – Pues el caso es que pasada la medianoche oí un ruido, algo parecido a un lamento, así que ni corta ni perezosa salí de los dormitorios para buscar el origen de aquel gemido. La verdad es que no se qué me pasó, sabéis lo poco que me gustan los pasillos oscuros y helados, pero el caso es que guiada por el ruido llegué hasta esta misma biblioteca, y bueno...

– Era la primera persona que veía en mucho tiempo. – Continuó Cedric. Su voz era cavernosa, como si proviniera de algún lugar muy lejano... aunque de hecho, eso era en parte cierto. – En un primer momento quería ocultarme como lo había hecho hasta entonces, lamentándome en la misma biblioteca donde tantos buenos momentos había pasado. – Esbozó una triste sonrisa y miró a Cho, que seguía inconsciente. - Pero supongo que en cierta manera no quería sentirme solo, así que me quedé, dejé que Nausica me viera... Y bueno, creo que eso se convirtió en una costumbre.

– ¡Entonces era eso! ¡Tanto tiempo rebanándome los sesos para saber qué hacías por las noches, y bajabas aquí para estar con él! – Exclamó Galceram de repente. – Cada noche... no puedo creer que nos ocultaras algo así.

Harry parpadeó extrañado. Galceram parecía... ¿celoso?

– ¿Y desde cuando?... Ya sabes... – Se aventuró a preguntar.

Cedric empezó a levitar en lentos círculos con la mano apoyada en el mentón. – Creo que desde que empezó el curso, aunque no lo sé seguro, Harry. – Y le miró con aquellos ojos que antaño rebosaban de vida. – Lo que está claro es que no... volví justo después de mi muerte.

Harry suspiró, así que lo que había salido de su varita hacía un año definitivamente no era el fantasma de Cedric.

Hemos estado mirando algunos de los libros acerca de los... fantasmas. – Estaba claro que odiaba aquella palabra. – Parece ser que muchos aparecen cuando sienten que sus seres queridos están en peligro. Creo que eso fue lo que me pasó, no quiero que haya más muertes, no quiero que nadie pase por lo mismo que pasé yo.

– Lo siento. – Murmuró Harry cabizbajo. De repente el dolor de su pecho se mezcló con el sabor salado de las lágrimas. – Debería haber sido yo quien...

Notó que una súbita brisa chocaba contra su cara; Cedric se había plantado a pocos centímetros de él y le miraba fijamente. – Eso ni lo menciones, Harry, no fue culpa tuya. Además, hubiéramos muerto los dos, porque sabes tan bien como yo que nadie salvo tú tiene la más mínima oportunidad contra Voldemort. No te culpes, nadie lo hace. – Tocó su hombro con la mano, pero Harry no sintió ni la más mínima presión. – Además... debo estarte agradecido... devolviste mi cuerpo a mis padres.

La biblioteca quedó unos minutos en silencio, sólo se oía la pesada respiración de Cho y el sonido de la música lejana.

Finalmente Galceram levantó los ojos y preguntó de nuevo. – ¿Y alguien más sabe de tu... retorno?

Cedric suspiró resignado. – Sí, los demás fantasmas del castillo; un mal día tropecé con Peeves, ¡Maldito tipejo...! Le supliqué que no se lo contara a nadie, pero evidentemente no me hizo el más mínimo caso, ¡incluso me enteré de que algún iluminado montaba una fiesta de bienvenida en mi honor la noche de Hallowe'en! Evidentemente no me presenté, y entonces fue cuando conocía Nausica. Desde entonces... bueno, creo que lo estoy superando un poco. – Añadió sonriendo levemente.

– Entiendo, entonces era para tí, aquella fiesta... Nick-casi-decapitado me lo dijo.

– Debéis comprender que no estoy para fiestas, ¿verdad?

– Lo comprendemos, Ced. Aunque claro, ya sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.

– Sí, seguro. – Contestó Cedric con una mueca socarrona. – A ti en el fondo lo que te gusta es entrar en la biblioteca a escondidas para poder curiosear a tu antojo, como si no nos conociéramos ya, maja.

La chica a su vez también esbozó una mueca, sonrojada – Me has pillado.

– Pues claro, ¿acaso lo dudabas? De todas formas esta noche me gustaría estar en algún lugar tranquilo, así que si me disculpáis y me prometéis que no hablaréis de mí con nadie...

– Puedes irte tranquilo, Cedric. Hablaremos de esto con Cho. – Añadió Harry.

– Cho... Sí... lo pasará mal cuando despierte. Por favor, Harry, cuida de ella por mí. – Se acercó de nuevo a la chica e intentó tocar su fino cabello. Entonces se elevó ligeramente y se despidió con un breve movimiento de cabeza antes de desvanecerse.

Otra vez el tenso silencio se adueñó de la biblioteca.

Harry tosió disimuladamente.

–Ahora que lo pienso, Nausica, no tendrás por casualidad una capa que hace invisible, ¿verdad? No veo otra manera posible de escapar de Filch, si dices que bajabas ala biblioteca casi cada noche, seguro que te lo encontraste miles de veces.

– Bueno... pues no, no tengo una capa así, pero digamos que me las arreglé para...

– No me digas que lo has hecho. – La cortó Galceram. – Por Dios, podrían haberte pillado!

– ¡¡TÚ también lo has hecho!! ¿recuerdas? – Contestó ella fríamente. – Aquella noche, en la ventana de nuestros dormitorios. No es difícil reconocerte, señor "yo-siempre-voy-a-quedar-en-los-límites-de-la-legalidad".

– A mi es imposible que me pillen, ¡y además tú empezaste a hacerlo! Pasearte así por los pasillos... ¡estás loca! – Tenía los ojos muy abiertos en una expresión que Harry sólo había visto una vez antes, cuando Galceram se había enfrentado a su padre. No era muy difícil deducir que se sentía traicionado.

– ¡Eh, un momento! – Harry había decidido intervenir antes de que se sacaran los ojos al uno al otro. – Creo que me he perdido algo, porque no tengo ni idea de lo que estáis hablando.

Nausica suspiró con hastío. – A ver, Harry, querías saber cómo me las arreglo para escabullirme de Filch, ¿verdad?

– Verdad.

– Bien, pues aunque aquí el presente compañero – señaló a Galceram – dudo que aplauda mi decisión, voy a mostrártelo. Verás, escabullirse de Filch es fácil si vascon cuidado de no hacer mucho ruido, en cambio la señora Norris... bueno, eso es diferente. Esa maldita gata disfruta persiguiendo a los alumnos porque sabe que los asusta, sabe que siempre tiene las de ganar. El secreto, Harry, es asustar tanto a la gata que se le pasen las ganas de delatarte.

Harry enarcó las cejas, aún sin comprender nada.

– Observa con atención. – Concluyó la chica.

Entonces cerró los ojos y se vio envuelta en una suave luz. Mientras Galceram se giraba y cruzaba los brazos en señal de protesta Harry observó como lentamente la figura de Nausica cambiaba; primero la boca se alargó formando un largo hocico, un pelaje entre gris y pardo sustituyó su vestido de gala y finalmente sus brazos y piernas se convirtieron en cuatro patas. Tan sorprendido estaba que Harry olvidó por unos momentos respirar: delante de él ya no había una chica enfundada en un elegante vestido, sino una enorme loba que jadeaba ligeramente de tal manera que en su mandíbula llena de afilados dientes parecía formarse una sonrisa burlona.

Retrocedió asustado. – Eres...

– Animago, Harry. – Añadió Galceram con brusquedad. – Los tres lo somos, ya os dijimos que en nuestra escuela estudiábamos principalmente Transformaciones. En fin, no os contamos nada porque técnicamente en Gran Bretaña somos animagos no registrados y no queríamos tener problemas con el ministerio. De hecho juramos no transformarnos en este país, aunque está claro que no hemos respetado nuestro pacto.

Nausica chasqueó los dientes, asintió con su ahora lobuna cabeza, bostezó y finalmente se sentó perezosamente sobre sus cuartos traseros.

Con un suspiro Harry se dejó caer hacia atrás. – Creo que por hoy ya he tenido suficientes sorpresas. (N/A: Y las que te esperan, chaval, y las que te espera, muajajajajajajajajaaaaa) Deberíamos llevar a Cho a algún lugar más tranquilo y después volver a la fiesta, no quiero que nos echen en falta.

– Está bien, vamos. – Agregó Galceram. – Os guiaré hasta los dormitorios de Ravenclaw. Harry, puedes llevar a Cho, por favor?

– Claro. – Musitó el chico, y recogió el cuerpo aún inerte del suelo con suma delicadeza.

La puerta de la biblioteca se abrió con un chirrido y Galceram se detuvo en el quicio, girando su cabeza hacia la loba que seguía todos sus movimientos con la mirada.

– Y tú qué, ¿te vienes con nosotros?

Nausica se levantó y meneó el rabo. "Claro", parecía leerse en aquellos ojos de un verde oscuro que definitivamente eran demasiado humanos para pasar desapercibidos.

– ¿Con esas pintas?

La chica-loba se limitó a trotar alegremente hacia el exterior de la biblioteca mientras Galceram suspiraba profundamente y empezaba a andar él también.

Caminaron un buen rato. Harry dudaba haber pisado nunca aquellos pasillos, pero Galceram los guiaba sin titubear ni un instante. El único ruido presente era su propia respiración y el rítmico golpear de los zapatos en el suelo, porque el otro chico no hacía el más mínimo sonido, y mucho menos Nausica, que no era más que una sombra fugaz avanzando a su mismo paso.

Finalmente llegaron hasta un callejón sin salida. Ante ellos simplemente había una pared desnuda, eso sí, pintada de azul.

Galceram tocó el muro con el dedo índice y empezó a moverlo lentamente. Harry se dio cuenta de que en realidad estaba escribiendo algo. Con un crujido la pared se resquebrajó dando paso a una puerta ricamente decorada con filigranas azules y entraron a la sala común de Ravenclaw.

Suavemente Harry dejó a Cho en uno de los mullidos sofás cerca del fuego y suspiró.

– ¿Aquí estará bien?

– En ningún lugar del castillo estará mejor. – Aseguró Galceram. – Ahora sería mejor que bajáramos al Gran salón. Y tú. – Se dirigió nuevamente a Nausica que había apoyado las patas delanteras en la repisa de la ventana y observaba los exteriores del castillo. – Ya sé que te encanta pasearte por ahí a cuatro patas, pero dudo que pases muy desapercibida en la fiesta.

La única respuesta que recibió fue un gruñido ahogado.

Galceram frunció enentrecejo, definitivamente Nausica se había estado comportando como una niña mimada. Entonces ella volvió a gruñir más salvajemente, pero no a él, estaba claro que allí a fuera había algo que no encajaba. Hizo una señal a Harry y ambos se acercaron cautelosamente.

Desde aquella ventana se dominaba parte del acantilado y los alrededores de la escuela. Echaron un vistazo y justo en aquél instante sintieron ese temor que deja un vacío en el estómago.

A su lado, Nausica lanzó un aullido desafiante a aquél pequeño grupo de hombres encapuchados que sosteniendo pequeñas lámparas verdosas se acercaban desde la linde del bosque prohibido.

– Dime que esperamos invitados especiales, por favor, Harry.

Galceram no se sintió muy reconfortado cuando Harry negó lentamente con la cabeza.

– Entonces deberíamos avisar a alguien, ¿verdad? – Continuó el chico.

– Verdad. Pero... ¿Y qué hacemos con Cho? (n/a Y no, para todos los que la odien profundamente no vale tirarla por la ventana)

– Supongo que aquí estará más segura que en cualquier otra parte. (N/A Claaaro... a menos que se derrumbe "accidentalmente" esta parte del castillo, muajajajajajajajajajajaajaaaaaaaaaa!!!) Aunque casi mejor voy a coger mi varita... Sería mejor que os adelantarais, Harry.

El chico titubeó un momento y miró a la prefecta de Ravenclaw cuya respiración era regular y profunda. De repente un sonoro ladrido cortó el silencio, y es que Nausica esperaba impaciente en la puerta al parecer sin ninguna intención de recuperar su forma humana, porque se relamió los fuertes colmillos; a falta de varita eran lo mejor que tenía. Harry se pasó una mano sudorosa por el pelo y echó a correr por el pasillo de vuelta a la fiesta esperando que Cho permaneciera a salvo, que Nausica entrar en razón de una puñetera vez y por encima de todo esperando no necesitar la maldita varita que por una noche había dejado en su baúl, muy, muy lejos de allí.

Tras lo que parecieron horas llegaron hasta las puertas del Gran Salón. Tras ellas había música, risas, ignorancia, al fin y al cabo. Harry apoyó la mano en el picaporte y miró a la loba. – Anda, venga, vuelve a ser tu misma o no podremos entrar. – Dijo jadeando.

Nausica movió la cabeza afirmativamente y se sentó sobre sus cuartos traseros cerrando los ojos. Una tenue luz la envolvió por unos instantes y después...

Nada. Nada de nada.

La loba soltó un gemido angustiado al comprobar que no podía volver a ser humana. Miró a Harry, y este comprendió al instante; primero se pierde la magia, luego las fuerzas... Solamente tuvo tiempo de girar la gran pieza de hierro que mantenía cerrada la puerta lateral antes de sentir aquella familiar pesadez que hizo que cayera hacia adelante, empujando las puertas para aterrizar estrepitosamente a los pies de una pareja de Slytherins muy ocupados.

Entonces toda la sala quedó en silencio, los músicos dejaron de tocar, la gente se detuvo en medio de la pista de baile. Harry pudo distinguir a Aina en pie cerca de él y completamente sola. Ella, como todos los presentes en la sala miraba hacia el techo donde las estrellas estaban siendo ocultadas por algo más que nubes.

En aquél momento sólo se escucharon tres ruidos; el primero era un extraño gemido o silbido, algún tipo de llamada. El segundo fue el sonido de un par de alas gigantescas alas rasgando el aire nocturno, y el tercero mezclaba los cristales rotos con los gritos de terror de quienes se encontraban cerca de los ventanales en el momento en que una gran cabeza escamosa los atravesaba con las fauces dispuestas a morder.

Fin del cap.11

(¡y espero que pronto aya más!)