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Aquí estoy de nuevo con el último capítulo ;____; Porque sí, es el ultimo (bueeeeno, queda el epílogo que lo colgaré de aquí a unos días).

La verdad es que tengo mucho cariño a este fic por varias razones: fue el primero que escribí en ff.net, es el más largo y el que más me cuesta escribir y sobretodo porque en sus inicios, este fic era un regalo para mi querida amiga Aina (Mione-Chan), la misma que me habló por primera vez de los libros de Harry Potter, que hace más o menos dos años sufrió un accidente de coche bastante grave y para animarla un poquito empezé a escribir las primeras páginas de este fic.

Por esto me gustaría dedicarle este capítulo, a ella y también a las afortunadas ¬__¬U autoras del review número 100, Luna y Nimph. Teoricamente sólo puede haber un review 100, pero Luna me mandó un review ( el 99 ) que recibí por duplicado y Nimph fue la autora del revi inmediatamente posterior, por loque ambas tiene igual mérito ^____^

Ahora los agradecimientos...

Jeru: Es verdad que este fic está poco olvidadillo... pero ya está, este es el último capítulo... ;___; lo voy a echar de menos. Ahora mismo no recuerdo qué significa el título del cap 12 :Þ. En este cap. o hay D/G (lo sientooooooo) pero sí habrá u poco en el epílogo del cap qe subiré en uso pocos días, prometido!

Luna: Mmmmmh, sé que debería haberte mandado el cap. para betarlo, pero... es que tenía muchas ganas de colgarlo! Por cierto, yo sí que me conecto, pero uy tarde (es qe termino las clases a las ocho y media :P .No he podido meterte en el fic para pegarle otro puñetazo al mortífago, pero seguro que en hecizo de Luna Lynx Darkwoolf volverá a las andadas ^__^

Nimph: Mmmmh... una saga sobre la màgia catalana, eh? Doncs és a idea genial! Podria ficar-hi totes les catalaetes de ff.net, jejejejejejeje. Seria divertit. No et puc dir encara qui és el traidor e realitat (però ja t'ho imagnies, no?) Ah, per cert, sapsquè? L'altre dia un amic meu va portar un joc de rol que havia fet ell basat amb "The Matrix". Va ser genial, una epifania espiritual, i vam poder parar bales i pujar corrents i les parets i tot això, va ser taaaaant divertit...

Rinoa: Ieps!!!!!! A mi els inquisidors també em cauen com el cul D ei, com està el tema d'anar a veure el NOSTRE Ivan? Per cert, estic indignada perque fa més d'ua setmana que el pobre noi no surt al cor de la ciutat. Estic deprimida, buaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!! Ah, i aket somni del paco... crec que només li podria passar a una persoa tat boja co tu... :P Jo aquesta nit saps què he soiat? Doncs que aaa a u bar a esmorzar i el cambrer era el Miguel Bosé (o em pregtis per què... ni jo ho sé)

Mione: Eeeeeeeei carinyuuuuuuuuuuuuu!!!!!!!!!!!!!!! Gràcies per felicitar-me el revi num100... jajajajaja espero impacient el teu dibuixet, eh? Que em fa molta iluuuuuuu!!!!!!!! Mmmmmmh, estic temptada a aar a veure X men 2 altre cop... per veure els meus ens. Ah, saps que vas dir que el que fa de rodador seblava gay? Docs n'hi ha un altre!!!!!! El que fa de Magneto (Sir Ian Mckellen o com s'escrigui) e´s gay declarat, i ben orgullós de ser-ho, jajajajajaja, que mooooooono...

Gwen de Merilon: Hola guapissima!!!!! Ostres, fa molt que no veig el Jordi de faua (el que sembla el Remsie) siffffff... Sento dir-te que en aquest cap. el Draco casi o surt... però com a compesació surt a el diari de la Ginny, eh?Aaaaai, em fa motl pena acabar aquest fic... va ser el prier que vaig publicar (snifffffff...) aiiiii, que em posaré tonta i nostàlgica i em començarà a rajar el nas... un petoàs!

Anna Voig: Ah... espero que te guste mucho este cap... y a ver si tu os das pronto una alegría subiendo algo, eh? Que os tienes mu olvidados... U besazo :************

Leri: Ya me pasé a leer uno de tus fics (supongo que habrás recibido el review, no?) Cuando tenga un poquitín más de tiempo leeré los demás! (por cierto, va a ser un D/G? Di que síííííí, por favor!!!!!!!!!!!!!) Besos!

BIG FINALE OF THE TANGANA

(Estooooo... hoy el título no es en latín)

Mierda. - Masculló Harry. - Mierda, Malfoy, se puede saber qué haces aquí? Creía que estarías con tus compañeros mortífagos en el Gran Salón.

Draco esbozó una sonrisa torcida. - En vez de insultarme, Potter, deberías darme las gracias por salvar a tu "novia" de una compañía bastante menos agradable que la mía.

Ginny le dirigió una mirada asesina.

- Mmmmmmmmh... oíd... - Aina intentó llamarles la atención infructuosamente.

- Cierra esa bocaza tuya, Malfoy, y aléjate de Ginny. - Ron dio un paso al frente.

- Si no se metiera en tantos problemas, yo no tendría que hacer de niñera de tu hermana, Weasley. ¿Eso de que tengan que salvaros el trasero cada vez que las cosas se ponen feas es un defecto genético?

- Sí, lo mismo que tu imbecilidad.

- ¡¡¿Queréis parar de discutir de una jodida vez?!! - La voz de Aina resonó fuertemente en el pasillo. - Maldita sea, está perdiendo mucha sangre. - La chica aguantaba la cabeza de Deimos Lawson en su regazo; tenía las manos manchadas de líquido carmesí. - Se ha golpeado contra el suelo. Tenemos que hacer algo o... quizá se muera... - Miró suplicante a los demás.

Hermione negó con la cabeza. - No podemos hacer magia...

Finalmente, Malfoy se acercó al herido con aire resignado. - Buena la has liado, Potter. - El slytherin tomó su capa de gala ricamente bordada y sin mucho remordimiento la rompió en varias tiras. - No os quedéis ahí, atontados; ¡ayudadme a detener la hemorragia!

Ron retrocedió un poco. - Yo no...creo que con tanta sangre me estoy mareando...

Con un bufido de desesperación Ginny se arrodilló al lado de Malfoy. - A ver, ¿qué tengo que hacer?

* * * * * * * * * * * *

- Así me gusta, todos quietectos. El primero que se mueva se convertirá en merienda de dragón. ¿Entendido?

El morífago paseó indolente por entre la gente que temblaba tendida en el suelo. Alió estaba satisfecho porque su plan magistral marchaba a la perfección; tenía la relíquia que había traído desde su país para controlarla magia de sus enemigos, y el joven aspirante a mortífago infiltrado en la escuela le había proporcionado el control sobre un arma infalible: los dragones.

Hizo una mueca al recordar que aún le faltaba algo para completar su misión.

Se acercó al único alumno de Hogwarts que aún seguía en pie. - ¿Cómo sigue la búsqueda de los fugitivos?

El chico entrecerró sus almendrados ojos y sacudió la cabeza. - Aún no sabemos nada, pero Lawson ha estrechado la vigilancia en los jardines. Pronto los encontrarán, señor.

- Más te vale; recuerda que si esta operación se va al traste nunca podrás entrar en las filas del Señor Oscuro. - El morífago observó con satisfacción que el rostro del joven se ensombrecía repentinamente. "Será un buen soldado", pensó; ambicioso, calculador, astuto y profundamente resentido con los muggles. No era débil como aquellos que renegaban de su pureza de sangre, entre los que se contaba su propio hijo, un necio somo su madre. Al pensar en Glaceram sintió una oleada de rabia y pateó a un alumno de Ravenclaw aterrorizado para descargar su ira.

Entonces sucedió algo; el sonido de los gritos en pársel se detuvo abruptamente. PeroAlió no fue el único en darse cuentade ello; al instante todos los dragones y sierpes levantaron sus reptilianas cabezas y husmearon el aire; ya no se oía aquella voz tan tranquilizadora a la que habían obedecido ciegamente. Sentían que acababan de despertar de un sueño, y estaban enfadados.

Muy enfadados, y eso no es nada bueno.

Lo primero que hicieron muchos de los dragones que estaban en el jardí fue alzar el vuelo con sus alas membranosas y perderse en la oscurdad de la noche. Si los demás que estaban en el Gran Salón hubieran hecho lo mismo los mortífagos no hubieran tenido grandes problemas por seguir controlando el lugar, pero en vez de eso, el gran dragón negro que guardaba las puertas rugió amenazadoramente y lanzando su enorme cuerpo hacia adelande tomó entre sus fauces a la figura encapuchada más cercana, la lanzó por los aires y la engullió de un solo bocado.

El mortífago Avery no tuvo tiempo ni de gritar.

Los demás encapuchados dirigieron una aterrorizada mirada a su líder. Este tomó la cruz de la inquisición con la mano izquierda y de nuevo una oleada de dolor afectó a todos los alumnos y profesores de Hogwarts; al menos así sólo tendría que ocuparse de los dragones. Hizo una señal a su joven sequaz, quien se acercó a toda velocidad. - Algo le ha ocurrido a Lawson. Ve a buscarlo y recupera el control de los dragones antes nos maten a todos.

* * * * * * * * * * * * *

- Creo... creo que ya está.

Ginny se dejó caer hacia atrás. Tenía las manos ensangrentadas y sudaba profusamente al igual que Draco.

Deimos Lawson tenía una respiración profunda y pesada y estaba terriblemente pálido. Aina había vuelto a apoyar la cabeza de él en su regazo y se mantenía en un sombrío silencio.

- Maldita sea, Harry, siempre eres tan impulsivo? - Nausica arrugó en entrecejo y miró alternativamente a Potter ya su amiga.

- Mira quién habla.- Repuso el chico, enfadado. - Además, por la simple razón de que Malfoy lo diga, no tengo por qué creer que Lawson no es el traidor. En teoría estabamos de acuerdo en que es el mortífago-malo-que-hay-que-detener, ¿no? Es decir... es de lo más evidente; prefecto de Slytherin, de buena família, "pura sangre" ¡y además hablando pársel con los dragones!

- Te olvidas de un pequeño detalle que quizá te haya pasado por alto, Potter. - Al no obtener respuesta, Draco puso los ojos en blanco. - Por si no te has fijado antes de asaltarle y abrirle la cabeza, Lawson estaba evidentemente bajo los efectos de la maldición Imperus.

-¡¡¿Qué?!! No es posible.

- Claro que sí, idiota; si tu vivieras en Malfoy Manor (eso es mansión Malfoy) tú también sabrías reconocer una maldición Imperus en cuanto la vieras. Lawson no era en absoluto responsable de sus actos, sino una simple marioneta en manos de otro.

Harry sintió una desagradable sensación en la boca del estómago. Quizá había cometido un terrible error.

Una tos estertórea llamó su atención; Lawson había abierto los ojos de paren par y miraba desorientado a su alrededor. De repente posó sus ojos en Aina, que seguía muda pero sonreía tiernamente. Él también sonrió débilmente y se llevó una mano a la cabeza . - ... ¿Qué ha pasado?

- No ha pasado nada, Deimos, pero más te vale volver al trabajo antes de que te arrepientas.

Todos se giraron al instante; Roger Pseudolos estaba indolentemente apoyado en la pared del pasillo sosteniendo la varita en alto.

- ... ¡Tú! Has sido tú todo el tiempo

Roger sonrió y se acercó a Aina para acariciarle suavemente la mejilla. - Sí, querida, yo soy el malo de la historia. ¿Quién podría pensar pensar mal del prefecto de Hufflepuff, la casa de los amigos fieles, de quienes no nos asustamos ante el trabajo duro? Pero la triste realidad es que tendréis que acompañarme al Gran Salón si no queréis que os elimine aquí mismo. Y es una pena, Aina, porque empezabas a gustarme.

Deimos trató de incorporarse. - ¡Aléjate de ella, cerdo!

Roger sonrió maliciosamente. - No creo que estés en condiciones de exigir nada, amigo mío. Recuerda nuestro trato: tú seguías mis órdenes, no te resistías a la maldición Imperus y a cambio yo dejaba vivir a la chica. - Señaló a Aina con su varita. - Pero me traicionaste, la noche de Hallowe'en no te presentaste a nuestra pequeña reunión de trabajo... estabas con ella. Tuve que ir a buscarte; no me gustó la situación en que te encontré. ¿Confraternizando con el enemigo, Lawson? Por tu culpa me vi obligado a borrarle la memoria a la chica.

- ¡Entonces no fue un sueño! - Exclamó Aina de repente (Despuésde casi medio año en Hogwarts es de esperar que ya hablara y entendiera el inglés perfectamente :P ) .

- Pues claro que no, cariño ( para más información ver el capítulo 5: Simulationes) Sólo una pequeña manipulación de tu memoria; no me interesaba que recordaras cómo entré en la sala común de Slytherin y os lancé un desmaius.

-Eres un ser despreciable, Pseudolos. - Murmuró Hermione. - No puedo creer que te nombraran prefecto, sabandija.

- Te equivocas, Granger, vosotros sois despreciables, y especialmente tú.- Señaló a Deimos con rabia.- Tú, Lawson. Rico, pura sangre, Slytherin... te envidio; tú eres todo lo que yo he deseado ser en la vida; ¡el Señor Oscuro te hubiera recibido entre los suyos con los brazos abiertos! Pero en cambio a mí... ¡se rieron en mi cara! "¿Para qué querríamos con nosotros un sangresucia sin família ni influencias?" ¡Eso fue lo que me dijeron! Pero no me rendí; para que me aceptaran necesitaba darles algo a cambio, ¡Y les ofrecí Hogwarts en bandeja! El lugar más seguro del mundo, y para entregárselo te utilicé a tí, el alumno brillante, el noble, ¡el que guardaba en secreto que hablaba pársel en vez de enorgullecerse de ello! Esta será mi venganza. Venga, basta de cháchara. Levantad, vamos a ver al jefe.

Se levantaron trabajosamente y empezaron a andar con Pseudolos tras ellos, amenazándoles con la varita. Sus pasos resonaban en el pasillo rompiendo el lúgubre silencio reinante.

A medida que iban avanzando, la herida de Lawson se abrió de nuevo tiñiendo de carmesí las vendas. El chico, apoyado precariamente en Aina, trastabilló. Parecía a punto de desmayarse.

- Por favor, aguanta un poco.- Susurró ella. - Tenemos que encontrar un modo de librarnos de Roger.

- Tú confía en mí, preciosa.- Y aunque un reguero de sangre resbalaba por su frente se las arregló para sonreír.

Un poco más adelantados Galceram y Nausica andaban cabizbajos.

- ¿Ahora dónde está tu Cedric para salvarte,eh? - Preguntó el chico mordazmente.

Nausica sólo le devolvió una mirada llena de tristeza. De repente Galce sintió una profunda angustia en el pecho.

Empezaron a bajar las escaleras que conducían hacia el Gran Salón. Una corriente de aire frío arrancaba espectrales sonidos de los tapices y se colaba por las rendijas de las viejas armaduras que flanqueaban el camino. Cuando llegaron a las puertas del salón, Deimos Lawson tropezó y con un leve gemido cayó al suelo, aparentemente inconsciente.

Aina se arrodilló junto a él y miró suplicante a Roger Pseudolos, presa del pánico. - Tú aún puedes hacer magia... ¿no puedes curarlo? Por favor, no permitas que muera. - Entonces notó que la mano de Lawson, entrelazada con la suya, se tensaba en torno a sus dedos; no estaba inconsciente... sólo fingía.

Frunciendo el entrecejo se acercó para examinar la herida en la cabeza del prefecto de Slytherin. De repente, los ojos de Lawson se abrieron; en ellos brillaba una furia fruto del odio y la desesperación. Roger Pseudolos sólo oyó un chasquido seco cuando el puño de Deimos golpeó fuertemente su mentón y le dejó fuera de combate.

* * * * * * * * * * * *

Alió, el jefe de los mortífagos, gritaba órdenes a diestro y siniestro para reagrupar a los suyos y así contener a los dragones, que se habían girado en contra de sus antiguos amos. Hizo un recuento mental de las bajas: Avery estaba muerto, Nott yacía en el suelo perdiendo mucha sangre por una herida en la pierna, Brontë y Steel al parecer habían huido. Se encogió de hombros; Avery nunca le había caído bien, y en cuanto a los desertores... ya se encargaría de ellos más tarde. Lanzó un certero Animo Linqui que aturdió al gran dragón negro el tiempo suficiente para que Cabble y Goyle se alejaran de sus fauces. Entonces oyó un ruido provinente de las puertas. Sonrió; Pseudolos había llegado, al fin recuperaría el control.

Pseudolos llegó, sí; su cuerpo fue lanzado con tanta fuerza por el puñetazo de Lawson que atravesó las puertas ya inconsciente y su cuerpo quedó tendido y desmanejado como un muñeco de trapo sobre las frías losas del suelo.

Alió profirió un rugido de ira viendo como siete figuras entraban a toda velocidad en el salón; Harry, Ron, Hermione, Draco, Ginny, Nausica y Galceram miraron el espectáculo de los mortífagos resistiendo a duras penas los ataques de los reptiles. A los pies de la escalera, Aina seguía junto a Deimos; el último esfuerzo había agotado sus fuerzas y tambén había perdido el conocimiento de nuevo.

El mortífago vio anonadado como el chico Potter se adelantaba a los demás y sonreía con aire de satisfacción. Empezó a hablar; no era un lenguaje humano, no podía entender ni una palabra. Para cuando se dio cuenta de que el chico estaba hablando pársel era demasiado tarde para detenerlo; los dragones de la sala ya habían levantado sus reptilianas cabezas y observaban al adolescente que les hablaba tranquilizadoramente. -Atacad... solo...a los encapuchados... sin... matarlos. - Trotando conuna agilidad impropia de su tamaño, los dragones se dispusieron gustosos a cumplir ordenes. Los mortífagos se miraron antes de batirse en retirada; preferían huir antes de exponerse a sufrir más bajas.

Con un suspiro, Ron se dejó caer en el suelo.-...Ya está.

-No. - Galceram se adelantó sujetando firmemente la varita. - Para mí no. Tengo que acabar con esto de una vez por todas. Sólo- Y echó a correr tras su padre.

Nadie dijo nada; se quedaron inmóviles, sin saber qué hacer. Nausica, que miraba insistentemente hacia el ventanal por donde había desaparecido su amigo, se giró de repente. - ¿Pero se puede saber qué os pasa? ¿Es que vais a dejar que vaya solo? - Al no obtener respuesta soltó un gruñido ahogado y cojeando ostensiblemente siguió a su amigo.

* * * * * * * * * * * * * *

El mortífago se dirigía a toda velocidad hacia el bosque . Se estremeció al pensar en las consecuencias de su fracaso; a Voldemort no le gustaría en absoluto que sus soldados hubieran perdido la magnífica oportunidad de tomar el castillo de Hogwarts. Quizá podría volver durante una temporada a su país; incluso podría hacer una breve visita a su esposa. Sonrió sardónicamente al imaginar la cara que pondría ella al verle aparecer ataviado con sus ropas de mortífago, vería el terror en sus ojos. Había perdido la oportunidad de encargarse de aquél mocoso débil y sin orgullo que había resultado ser su hijo, pero la madre también le serviría para desahogarse...

- ¿Crees que voy a permitir que huyas?

Quizá después de todo el mocoso era más testarudo de lo que parecía. - ¿No te enseñó nunca tu padre que una retirada a tiempo es mejor que una derrota definitiva?

- Mi padre sólo me enseñó a luchar. ¿Quieres comprobarlo? - Galceram se fue acercando por entre las sombras y se enfrentó al mortífago. Entre padre e hijo había un asombroso parecido; la misma manera cadenciosa de moverse, el pelo rizado y alborotado, los ojos dorados centelleando de odio. - Pero sin trampas, en igualdad de condiciones.

El mortífago sonrió enseñando los dientes. -No necesitaré la cruz para vencerte. Podría hacerlo con una mano atada a la espalda...

- ¿Y los ojos vendados, verdad?

- Exacto. Pero mejor compruébalo por tí mismo. ¡¡¡Animo linqui!!!

Galceram se lanzó a un lado para esquivar el hechizo. Rodó sobre sí mismo y se quedó agazapado entre la hierba, dispuesto a saltar de nuevo.

* * * * * * * * * * *

Nausica jadeaba violentamente; la pierna le dolía horrores y la herida se había abierto de nuevo, pero no podía detenerse. Cerró los ojos momentáneamente al notar un estallido de dolor cuando una rama baja de un arbusto le golpeó la carne desgarrada. De repente notó una familiar ráfaga de aire; allí estaba él, que la miraba como siempre con sus ojos llenos de tristeza.

- ...Cedric.

-¿Dónde vas? Tienes que volver al castillo, estas herida... ya ha muerto demasiada gente a manos de Voldemort y los suyos.

Ella miró hacia el bosque con ansiedad. Acababa de ver un destello; la lucha había empezado. - No permitiré que le pase nada a Galce, no si puedo evitarlo. Por favor, Ced, no me pidas que vuelva, sabes que no te puedo negar nada... pero nunca me lo perdonaría...

El fantasma esbozó una mueca de tristeza. - ¿Le quieres mucho, verdad?

Nausica sintió una extraña sensación en la boca del estómago. - Pues claro, es mi mejor amigo, crecimos juntos.

-Él te quiere más que eso.

Nausica dio un respingo. - ¿A... a qué terefieres?

- No me digas que no te has dado cuenta. - Cedric sonrió un poco y su mano espectral rozó la mejlla enrojecida de ella. - Está enamorado de tí, tanto que incluso siente celos de un estúpido fantasma como yo.

La chica miró de nuevo hacia el bosque con una mezcla de violentas emociones en el rostro. - Voy a buscarlo; no pienso regresar sin él. - Acto seguido echó a correr.

Con un leve suspiro Cedric esperó a que se alejara un poco para seguirla.

* * * * * * * * * * * * * * * * *

- ¿Ya has tenido suficiente, mocoso?

Galceram se pasó una mano por la frente perlada de sudor. - Creo que no. ¡¡¡Diffindo!!!

Un rayo de luz roja salió de su varita. El mortífago sonrió. - ¡¡¡Expelliarmus!!! - con un movimiento brusco pronunció el hechizo y la maldición que había lanzado su hijo rebotó a tal velocidad que el joven fue incapaz de esquivarlo y recibió el impacto en pleno torso.

Desorientado por el impacto, vaciló el tiempo suficiente como para que su enemigo levantara la varita una vez más: - No te preocupes, hijo, esto no va a matarte... de momento. ¡¡¡Crucio!!!

Cayó de rodillas al suelo, con los brazos extendidos hacia los lados, sintiendo el sabor metálico de la sangre que le subía por la garganta. Le quemaban todos los músculos del cuerpo pero sin embargo Galceram se las arregló para levantar la cabeza y lanzarle una mirada desafiante a su padre. - ¿No puedes hacer nada mejor, viejo?

- Claro que sí. - Alió se acercó a su hijo tranquilamente, manteniendo la maldición. -Me gusta el efecto de un "crucio", pero la verdad, uno se siente mucho mejor haciendo estas cosas al modo muggle.

A Galceram, aquél puñetazo, además de partirle la ceja, le dolió como si alguien le hubiera golpeado la cabeza con una barra de hierro.

Repentinamente notó como los efectos de la maldición imperdonable desaparecían. Luchando por mantenerse consciente entreabrió los ojos y sintió una punzada de pánico cuando vio que Nausica se había lanzado contra el hombre.

Intentó moverse, pero su cuerpo no respondía, por lo que tuvo que ver, carcomido por la rabia y la impotencia, como su padre rechazaba sin mucha dificultad el ataque de la chica y le golpeaba brutalmente en la pierna herida. Nausica cayó al suelo con un alarido de dolor, había jugado su última carta, ni siquiera reaccionó cuando el mortífago apoyó la punta de la varita suavemente sobre su corazón. - ¿La vida de esta sangresucia tiene algun valor para tí, mocoso?

- ¡Sueltala!

- Podría matarla ahora mismo, y tú no serías capaz de hacer nada para impedirmelo.¿Sabes por qué? Porque tú, idiota, has elegido el bando de los perdedores. - Con el dorso de la mano limpió un hilillo de sangre que le resbalaba por la mejilla. - ¿Quieres despedirte de ella antes de que sea demasiado tarde?

Temblando, Galceram alzó la varita. Las lágrimas se mezclaban con la sangre que le cubría el rostro y le escocían en los ojos, tenía la lengua pastosa e hinchada, quizá se la había mordido en el transcurso de la lucha, pero eso no importaba, nada importaba ya. - Sueltala. - Una tos espasmódica hizo que se doblara sobre sí mismo por unos instantes. Con gesto derrotado dejó caer la varita en el suelo. - ...por favor. Haz lo que quieras conmigo, pero deja que se vaya.

Su padre esbozó una sonrisa cargada de maldad.-¿Qué te hace pensar que esta estúpida muestra de valentía va a salvarle la vida? No necesito que te rindas, podría mataros a los dos sin ningún problema.- Rió de una forma escandalosa, enfermiza. - Pero mira, hijo, yo también tengo mi corazoncito, ¿sabes? Ese altruismo tuyo por un momento me ha recordado a tu madre, y por eso, aunque lo creas imposible, porque una vez la quise de verdad, voy a dejar que la chica contemple tu muerte sin sufrir ni un solo rasguño más. Vamos, ¡largo de aquí! - Empujó bruscamente a Nausica y retrocedió unos pasos, varita en alto.

Galceram tomó aire lentamente. Estaba tranquilo; cuando el rayo de luz verde golpeara su corazón ya no sentiría más dolor. Sólo echaría en falta una sola cosa. Alzó la vista lentamente. Nausica lloraba, sollozaba tan violentamente que le dolía el pecho y tendía una mano hacia él, como si quisiera retenerle a su lado. - No me dejes, por favor, no me dejes... - Repetía en voz muy baja.

Notó una brisa cosquilleante en la nuca, como un susurro. - No te va a dejar. Adiós, Nausica, dile a Cho que la sigo queriendo.

El mortífago se concentró unos instantes y se pasó la punta de la lengua por los labios. - Hasta nunca, hijo. Hubieras podido ser muy grande entre los nuestros. Feliz navidad.

Galceram aguantó la cabeza en alto mientras su padre pronunciaba la maldición definitiva y un rayo verde y serpenteante, la muerte misma, salía de su varita. En un primer momento pensó que la vista le fallaba cuando una mancha grisácea apareció ante él. Tardó unos instantes en darse cuenta de que a pocos centímetros de su cara Cedric le miraba fijamente. Justo antes que el avada Kedavra destruyera definitivamente su cuerpo de sombras y humo, Cedric murmuró "buena suerte" y sonrió por ultima vez.

* * * * * * * * * * *

El mortífago sintió una terrible sacudida cuando su hechizo destruyó el fantasma de Cedric; la maldición sólo estaba destinada a seres vivos. Algo iba mal, una enorme fuerza lo lanzaba centenares de metros hacia atrás.

Apenas sintió dolor cuando chocó contra el enorme animal. Después un golpe seco contra el suelo, un par de ojos amarillos de pupilas rasgadas como las de un enorme gato le miraban fijamente. El Dragón aún estaba hambriento; pudo ver como abría sus enormes fauces antes de que a su alrededor todo se volviera negro.

* * * * * * *

Las sombrías siluetas de los árboles se hacían más distantes, etéreas. Galceram intentó enfocar la vista intuilemte; las lágrimas empañaban sus ojos.

Lágrimas de felicidad porque estaba vivo, porque la muerte había pasado de largo.

Sintió de repente que un cuerpo cálido se lanzaba sobre el suyo. Con las manos entumecidas rodeó con cuidado la espalda de Nausica, que apoyaba la cabeza en su hombro y lloraba como nunca antes lo había hecho. Se apretaba contra él, sollozando y temblando desconsoladamente, incapaz de controlarse. Al fin él le acarició con suavidad la mejilla y se inclinó para besarle levemente justo detrás de la oreja. - Ya ha pasado todo. - Dijo con un susurro ahogado. - Ya ha pasado todo.

Ella se acurrucó contra su pecho. - Creía que te perdería, yo no...

- Pero estoy aquí, y tú también. - La miró tiernamete a los ojos y con el pulgar secó sus lágrimas.

Nausica sonrió, al fin había comprendido sus sentimientos. Rodeó el cuello de Galceram con sus brazos y muy lentamente posó sus labios sobre los de él.

* * * * * * * * * * * * * * *

- Director Dumbledore. Director... ¿se encuentra bien? - Harry se acercó a la mesa de profesores. Después de la huida de los mortífagos, la gente había empezado a recuperar lentamente las fuerzas; se levantaban del suelo paulatinamente, ayudándose los unos a los otros, se abrazaban entre ellos, gritaban de alegría. El viejo Dumbledore, con sus azules ojos centelleando quiso escuchar un relato detallado de los hechos.

Cuando Hermione, angustiada, dijo que Galceram y Nausica habían ido tras los mortífagos, gran parte del profesorado se levantaron prestos a rescatar a sus alumnos. Sin embargo, Dumbledore alzó una mano huesuda para detenerlos. - El chico tiene que enfrentarse él sólo a sus demonios, caballeros. No debemos inmiscuirnos en este asunto.

- Pe.. pero podrían... Intentó decir el profesor Flickwick

- ¿Morir? Me temo, viejo amigo, que subestima las capacidades de sus alumnos. Creo que esta noche ha quedado muy claro que son bien capaces de cuidar de sí mismos... e incluso de salvarnos a todos nosotros. Por cierto, Potter, Granger, Weasley... la próxima vez que descubran un complot del enemigo, ruego me lo comuniquen lo antes posible en vez de esperar que vuelvan a atacarnos; esos ventanales de ahí valen una fortuna...

Mientras, media docena de Slytherns habían trasladado a Deimos Lawson, aún inconsciente, hacia el Gran Salón. Lo tumbaron sobre un montón hecho con sus capas, con Aina velando a su lado. Instantes después, la enfermera Pomfrey, que había empezado a curar a todos los heridos, se acercó a él para examinarlo. - La hemorragia está controlada. - Dijo con tono tranquilizador. Acto seguido tomó la varita y murmuró unas pocas palabras. - Listo. No tardará más que unos minutos en despertar.

Cuando la enfermera ya se alejaba, Lawson abró un poco los ojos; lo primero que notó fue la mano de la chica apretando la suya. - ¿Me he perdido algo? - Pregunó mientras intentaba sonreír.

- No gran cosa. - Contestó ella. - Hemos ganado, pero poco más. ¿Cómo te encuentras?

Él tocó con cuidado las vendas ensangrentadas. - Como si alguien me hubiera golpeado la cabeza contra una losa de piedra. Lo único que lamento es que aceptaras ir al baile con Pseudolos en vez de conmigo.

- Oh, no te preocupes,estoy libre para el próximo.

De repente oyeron a un grupo de gente que miraban a través de los ventanales rotos entre los que se hallaban Harry, Ron, Hermione y gran parte de los profesores; estaban gritando de alegría.

Aina y Deimos también se acercaron. En un primer momento no distinguieron nada en la oscuridad, pero muy lentamente se perfilaron dos figuras que apoyadas la una en la otra se dirigían al castillo. Tenían un aspecto lamentable; Galceram una ceja partida, el cuerpo lleno de hematomas y magulladuras y temblaba. Nausica cojeaba y se apoyaba casi completamente en el chico. De repente se dejaron caer en el suelo, estaban riendo llenos de felicidad. Siguieron riendo cuando multitud de personas echaron a correr hacia ellos para ayudarlos a entrar.

Todo había acabado.

Fin del capítulo 16