Capítulo 3

Abrió los ojos, había tenido un extraño sueño, una criatura con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón se aparecía en ella.

Miró el despertador, era exactamente la misma hora del día anterior, estaba nerviosa y un sudor frío le recorría el cuerpo.

Se levantó, cogió algo de ropa, y entro a ducharse esperaba no tener ningún percance ese día. Mientras se bañaba recordaba ocurrido el día anterior. Salió de la ducha tarareando la canción de ocho millas de EMIN3M.

No sabía que hacer, cogió los libros que le tocaban ese día, los introdujo con suavidad en la mochila negra decorada con una enorme firma en plateado.

No sabía que hacer, así que empezó a andar sin rumbo por los fríos pasillos del viejo castillo.

Sin darse cuenta se encontraba frente a la estatua que daba paso a su sala particular. Bueno o casi. Dijo la contraseña *Draco Dormiens* y el ciervo con la doxy encima le dio paso a la chica.

Atravesó lentamente el pasillo iluminado, entró a la sala común. Menos mal pensaba aliviada, aunque en el interior de su ser esperaba haberse cruzado con el Slytherin.

Observó detenidamente la sala, un tapiz le llamó la atención, le resultaba familiar, se acercó y vió como esos rasgos expresaban que era un tapiz de la Edad Media.

Se acercó a tocarlo , su manó toco el rostro de una chica, esos ojos, le recordaban tremendamente a los suyos propios, cuando las yemas de su mano derecha hicieron contacto con el viejo pero hermoso tapiz, la chica se desvaneció cayendo como muerta en el suelo, encima de una muñida alfombra del siglo XIV.
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El pequeño muchacho corría, su madre le había dicho que saliera rápido de allí, que se escondiera, y pasadas dos semanas fuera al muelle a esperarla.

Recordaba aquél día en que se llevaron a su madre, y la devolvieron en estado pésimo, ella sonreía a pesar de que había sido declarada culpable de adorar al diablo y juntarse con otras brujas, y practicar actividades satánicas o cometer sacrificios humanos para después devorarlos.

En algo tenían razón, su madre era una bruja, que se reunía con otras en las casas de estas algunas noches. Era una señora con dos hijos, una chica de unos quince años muy bonita, con unos enormes ojos castaños, y un hijo de apenas nueve años que no se parecía en nada a su hermana.

Ya hacía un mes que había sucedido todo aquello. Habían condenado a su madre a ser quemada en la hoguera, si ella fuera una de las tantas muchachas inocentes a las que condenaban a aquella condena el chico no estaría tranquilo. Pero sabía que su madre saldría airada de todo aquello. En cambio, si le cogían a él, no quedarían mas que unas simples cenizas, que habrían servida de diversión a todo el pueblo.

El muchacho sabía que ahora mismo estaban reunidas las autoridades, llevaban en asamblea desde muy temprano. Eso hacían siempre, no era la primera vez que alguien era quemado en aquel pequeño pueblo de Inglaterra, pero sí sería la primera vez que el fuego no lastimara en absoluto a la muchacha que se encontraba fuertemente atada al palo principal de la plaza mayor.

Normalmente cuando iban a condenar a una verdadera bruja, esta escapaba hábilmente días después, sin dejar rastro aparente. En cambio, su madre quería dar el espectáculo, como ella misma se decía, y ya de paso pegar el susto de su vida a unos cuantos obispos ambiciosos.

Miró al sol, debían ser las 11 del medio día. ahora las autoridades estarían entrando en la residencia de los inquisidores para escoltarles al lugar del acto.

Conociendo a los habitantes del pequeño pueblo, estarían celebrando una larga misa. y con lo extravagantes que eran, estaría seguida por una procesión. En ese momento su madre haría la gran aparición, y fingiendo sintiéndose angustiada pegando gritos de súplica, , transportaba una enorme cruz verde cubierta con un crespón negro , flanqueada por todos los clérigos de la ciudad, los soldados de la fe, y los ilustres de la ciudad, que conducían a su madre por todo el camino.

La multitud se deleitaba brindándole incansables insultos, a lo lejos se oían risas, y muchas frases similares a te lo mereces por bruja y atea. Esta les sonreía pícaramente callándoles en el acto, le quitaron la enorme cruz verde, la subieron, y la ataron fuertemente a el enorme palo.

Le dijeron que si estaba dispuesta a declarar el nombre de sus amigas pecadoras le perdonarían la enorme condena.

Esta les respondió con un enorme escupitajo que fue a parar a la mismísima cara del obispo mayor.

Justo cuando un clérigo traía ceremoniosamente una antorcha prendida la cruz verde que estaba situada en una torre cercana colocada visiblemente con el pecado de la mujer ardía en enormes llamas azules y verdes, prendiéndola y reduciéndola a simples cenizas, las miradas se volvieron al acto hacia la muchacha que se encontraba atada en el palo, que estalló en unas sonoras carcajadas, provocando el estremecimiento común de la multitud.

Los insultos cesaron, y en la plaza reinó un silencio sepulcral. Todas las miradas se posaban en la acusada, el clérigo portador de la llama reaccionó prendiendo llamas a la acusada, que le miro, y empezó a reiré como loca. La multitud no sabía que decir, la gente guardaba el aliento, entonces la bruja pronunció con una voz ronca, que en aquellos momentos heló los corazones de todos los presentes:

-.-.-. Yo os amenazo, os maldigo, no sois quienes para juzgarme a mi, recordar mis palabras esto no quedará en vano, un enorme grito sonó a lo lejos, y la bruja desapareció dejando a todos los presentes boquiabiertos. .-.-.

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-Hermione, Hermione despierta por favor- Draco se encontraba prácticamente sobre ella dándole palmadas desesperadas en la cara.

-Draco- despertó esta- Hola- dijo sonriendo embobadamente.

-¿Te encuentras bien?- preguntó colorado el chico por la mirada que le dirigía Hermione

- Yo sí, me encuentro bien, bueno m duele un poco la cabeza- respondió volviendo a la realidad.

-Me había asuste mucho entré y estabas inconsciente frente a aquél tapiz

- Gracias por ayudarme- y se acercó a la mejilla de Draco, plantándole un beso en esta, que sacó un sonrojo notable por parte de Draco, que hizo sonreír abiertamente a Hermione, y aunque menos pronunciadamente al rubio

- Espero que no me hayas hecho nada mientras estaba inconsciente en el suelo- bromeó la joven.

- Tu que crees?- preguntó con sarcasmo el rubio- bueno aunque ganas no me han faltado, venga guapa, tenemos pociones, y no creo que a Snape le haga mucha gracia que lleguemos tarde, vamos a desayunar, y levantándose salió con paso ligero hacia el Gran Comedor, seguido por Hermione.

Entraban cuando se despidieron con una mirada, aunque pensándolo mejor, el chico rubio se sentó al lado de Marc sin sospechar que aquella chica que le volvía loco le seguía, ni que iba a ser testigo de la conversación que esta iba a mantener con su nuevo amigo. Por que podía decir por primera vez en su vida que tenía un amigo.

Marc miraba fijamente a un punto, curioso el rubio miró hacia este mismo punto descubriendo que Hermione se dirigía a donde él se había sentado. Pero, ¿qué hacía se había vuelto loca? Su mirada estaba posada en él.

Descubrió como Marc se ponía notablemente nervioso. Mucha gente les observaba, una Gryffindor, no solo eso Hermione Granger se dirigía con paso decidido a la mesa de los Slytherins.

- Hola, tenemos que hablar- dijo Hermione mirando a Marc y dirigiendo una lujuriosa y rápida mirada a el rubio, que no paso desadvertida por el chico de ojos amarillos con pintas moradas.

-Estoy de acuerdo- admitió Marc- ahora?

-Para que retrasarlo más- preguntó nerviosa Hermione

-Siéntate, o no se puede- preguntó Marc

-Creo, que si se puede, pero de todas formas espera que pregunto a McGonogall- la chica se dio la vuelta y ando decididamente hacia la exigente profesora, ya tenia la mitad de las miradas de los integrantes de la sala en su nuca. En la cara de la jefa de Gryffindor se dibujo una clara expresión de sorpresa, y luego se vio a Hermione sonreír y dirigirse de nuevo hacia la mesa de Slytherin.

- Me ha dicho que sí se puede- afirmo la joven cogiéndose una silla y sentándose en frente de su hermano y Malfoy.

-Bueno, hermana, por donde empezamos- preguntó notablemente nervioso Marc

-Recuerdos, yo he olvidado prácticamente todo, pero desde que te he encontrado he recordado lo del puente y .. un día en una casa acogedora, rodeada de nieve, yo bailaba contigo mientras que una hermosa melodía sonaba.

-La navidad antes del desastre y de la desaparición. Cuándo desapareciste, nuestros padres se volvieron locos buscándote, mamá cayó en una gran depresión, que la ha vuelto loca, y papá t busco incansablemente por todo el mundo, hasta incluso perder una pierna, que recuperó gracias a la magia, y mientras te buscaba cayó en mano de los mortífagos, ahora se encuentra en el hospital ingresado tal vez de por vida- dijo esto con lágrimas que se pelaban entre salir o quedarse en su ojo.

-Lo siento- solo pudo decir Hermione

-No lo sientas, seguramente si nuestra madre se entera de que estas vivas encontrará de nuevo la seguridad perdida y las ganas de vivir, y quién sabe si darás ánimos a nuestro padre para afrontar su enfermedad.

-Yo.. he tenido una infancia feliz después de eso, aunque siempre tenía la sensación de no estar en casa y no he tenido amigos hasta entrar a Hogwarts añoraba algo .En cambio, tú lo has debido pasar muy mal... yo lo siento... si hubiera recordado todo sería distinto y...- una lágrima cayó por el rostro de Hermione, tantas eran las ganas de Draco en arrebatarle su dolor, en cambio se quedó allí, sufriendo por dentro, y viéndola sufrir. Marc alargó la mano hacia la mejilla de Hermione, paró la lágrima que amenaza en muchas más y la abrazó, le susurró al oído que se calmara, que ya iban a estar todos juntos, y que poco a poco iría recuperando la memoria, que ahora lo importante es que se habían encontrado, y que ya no los separaría nadie.

Mientras se abrazaban, algo los paralizó a ambos, y a un chico rubio que los observaba con expresión tierna en sus ojos, una imagen se les pasó a los tres por la cabeza, la quimera se dirigía hacía ellos a una rapidez inimaginable, su rostro mostró terror, los tres se miraron angustiadamente, los tres habían visto aquella imagen anteriormente, mientras que en la mesa de Gryffindor, una chica les miraba, contenta y triste a la vez, pensando en que todo encajaba, y en que la leyenda se cumplía poco a poco, y solo ellos podrían cumplirla.

Ya era de empezar con las clases, Dumblendore observaba a los tres chicos preocupados. Más tarde hablaría con ellos.

Pociones pasó, con unas miradas nerviosas entre Malfoy y Granger, y a veces cortadas por una poderosa, la de Snape, Gryffindor como de costumbre había perdido una cantidad considerable de puntos, mientras que Slytherin añadía treinta a su contador.

Hermione andaba sola por un oscuro pasillo, cuando pensó en aquel animal que perturbaba sus sueños, y que. aunque no lo sabia con seguridad, parecía hacer lo mismo con su hermano, y con Malfoy.

Iba tan inmersa en sus pensamientos que no noto una mirada fria y calculadora sobre ella, pero que se derretía cada vez que la veía.

- Granger!-llamó Malfoy

-Malfoy!- dijo sorprendida la joven al encontrarse al rubio justo delante suya, no lo había visto venir.

-¿En qué piensas?-preguntó curioso el muchacho

-En.. Malfoy, no habrás visto... no creo- no sabía si preguntarle o no.

-Que sí he visto qué?- y entonces Malfoy recordó a la criatura con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón- tu también lo has visto?- preguntó con la cara completamente desencajada.

-¿Una criatura con cabeza de león, cuerpo de ....

-Sí

-Es una quimera, iba a buscar información a la biblioteca, pero no he encontrado nada.

-Te ayudaré a buscar, por que no vamos a nuestra sala común, tal vez en las librerías haya algo practico.

-Lo dudo, pero por probar- dijo dudosa Hermione, y dándose media vuelta, los chicos echaron a andar, hasta a encontrarse con la ya familiar estatua de un ciervo con una doxy encima que daba paso al gran pasillo, que atravesaron ágilmente hasta llegar a la sala común, donde las librerías se mostraban enormes, con cientos de libros en ellas.

Llevaban horas buscando, ya debían ser las doce o la una de la madrugada, no habían ido a cenar, el polvo les rodeaba por todas partes, de repente un grito de júbilo inundo la sala, Draco sostenía en sus manos un ejemplar de mundos mágicos, y otro de Criaturas mágicas y donde encontrarlas.

-En el lugar más sencillo, y nos complicamos la vida como un gilipollas- dijo con una sonrisa triunfante el rubio.

-Bueno, ¿ que viene?- pregunto curiosa la Gryffindor.

-Es un monstruo griego, es pariente de la esfinge y el Cerbero. Solo una vez se ha conseguido matar a una quimera, y el desafortunado mago que lo logró cayó de su caballo alado y murió. Este mago se llamaba Belerofonte, quien montaba a Pegaso. Una quimera dijo que vengaría la muerte de su hermana, cuando todo el mundo hubiera olvidado ya la historia, y las quimeras solo estuvieran representadas como monstruos oscuros en los cuentos de los niños pequeños.

-Es muy raro- dijo Hermione para si misma

-Desde luego que si.

Ya era muy tarde, y como al día siguiente era sábado, decidieron quedarse a dormir en los dormitorios de la torre de los prefectos, Hermione se despidió de Malfoy con un beso en la oreja del rubio, que le dejó paralizado durante unos cuantos segundos, sin darle tiempo a reaccionar, pues ya Hermione se había metido en su habitación.

Él decidió hacer lo mismo, había sido un día altamente extraño. Mientras que se ponía el pijama, un sin fin de pensamientos atravesaban su conciencia.

Por una parte estaba tremendamente contento. Una chica parecía quererle, y no ir detrás simplemente de su físico, como la mayoría de las chicas de Hogwarts, tenía un amigo, y estaba lejos de su padre.

Por otra parte sabía que Hermione corría peligro a su lado, pues aunque fuera una sangre limpia, su padre no lo sabía, y de todas formas, ya sus padres y otros mortífagos se habían encargado de destrozar la familia a ella y a su hermano, su nuevo amigo.

Él no quería ser como su padre. Un sirviente asqueroso que iba detrás de una sabandija como si esta le ofreciera toda la felicidad, matando a muggles, habiéndolos torturado , mortificado y en algunos casos violados, antes a Draco todo aquello le parecía normal, corriente, y todos esperaban que le pareciera así.

Él había sido simplemente lo que su familia había querido que fuera. Pero durante ese verano había visto a su padre maltratar a su propia madre delante de el mismo, y eso le había hecho ver la pura realidad,

Él sabía que su madre era mortífaga por el simple hecho de complacer a su padre, su madre era como una persona ausente, siempre andaba de un lado para otro, preparando sus reuniones con las familias ricachonas de magos, mirando sus adoradas flores, y controlando a los empleados.

Para él siempre había supuesto la estabilidad que le negaba su padre. Su madre era siempre tan correcta. En cambio sabía de los planes de Draco de no convertirse en mortífago.

Él sabía que ella le apoyaría y por hacerlo se llevo aquella paliza, que la sacó del mundo perfecto donde ella vivía.

Lo único que Malfoy tenía claro, es que él antes muerto que mortífago. -.-.-.-.-.-..-.-.-.-.-.-.-.--.-.-.-.-.-.-.-.-.--.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-- ..-.-.-.--.--.-.-.-.-.-.-.-.-.--.-.-.-.-.-.-.

El día amanecía algo frío, la niebla se arremolinaba en los enormes ventanales del castillo. Una chica y un chico se despertaban prácticamente a la vez.

Hermione se despertaba lentamente, miró a la ventana, hoy desde luego no hacía como para meterse en la piscina.

Se metió a duchar, y salió con sus anchos pantalones, y una camiseta de manga larga que dejaba entrever su ombligo de bisutería.

Cogió su gorra de gajos, y se la colocó hábilmente en la cabeza, se maquilló la línea negra del ojo, y se echó rimel, la sombra de ojos se la dejaba a Parvati y a Lavander.

Un poco de brillo, su discman preparado para poderse escuchar en Hogwarts se alojaba junto a dos discos en su boldillo derecho, que le llegaba por la rodilla.

Abrió la puerta para encontrarse de frente con un guapísimo rubio, que llevaba mojado el pelo, sin engominar, donde unos rebeldes mechones caían sobre su preciosa cara,( vamos que estaba para hacerle papi)el cuál mostró una mueca de admiración al ver a Herms con esa ropa y los ojos pintados, el por su partes llevaba una camiseta de manga corta negra, con unos pantalones anchos verduzcos.

-Señorita me acompaña a ver las pruebas de quiddith?- preguntó con una sonrisa en la cara Malfoy.

-Por supuesto, además tengo ganas de saludar a mi hermano, será la excusa perfecta.

Salieron hacia el campo de quidditch, una gran multitud se encontraba en él, nadie reparó en Draco Malfoy y su compañía. O al menos eso pensaban.

Las pruebas pasaron rápidamente, era el turno de los aspirantes de Gryffindor, cual fue la sorpresa de Hermione al ver que Erica se encontraba entre estos. Era la primera en participar, se la notaba altamente nerviosa, competía para la categoría de guardián, en cuanto salió al campo Hermione la empezó a animar a grito pelado, lo que produjo que unas cuantas miradas de los espectadores de aquella grada se clavaran el ella.

Erica jugaba francamente bien., paro 30 de 32, estaría difícil de superar. Pasaron los demás aspirantes de Gryffindor, siendo la mayor marca de estos de 25 de 32.

Estaba claro. Erica había conseguido el puesto.

Hermione bajó con paso ligero hacia donde se encontraba su amiga, que recibió un enorme abrazo de todos los Gryffindor.

Hermione volvió donde estaba Draco. Que ya no estaba. No se había dado cuenta y le había dejado solo. Esperaba que no estuviera enojado.

Entro al castillo, anduvo sin rumbo por los pasillos, no sabía donde podía encontrarse el rubio. Cuando de repente unos ojos fríos se posaron en ella, dio la vuelta y ahí estaba Malfoy.

-Draco- cuándo volví a las gradas ya no estabas, lo siento- dijo Hermione bajando la cabeza apenada

-No importa- dijo cariñosamente el chico, le cogió la barbilla a la joven y le puso la cara frente a él- Tenemos que hablar y lo sabes.

Sí- afirmo Hermione- yo bueno, yo no se exactamente lo que siento por ti- que demonios estaba diciendo, lo sabía perfectamente ese chico la traía de cabeza.- bueno sí lo se solo que no se como...

Malfoy la atrajo hacia el, y se fundieron en un apasionado abrazo. Draco le susurro al oído a Hermione, que no sabia como había pasado, pero que la quería. Esta le respondió con un beso en la mejilla, y se volvieron a fundir en el abrazo, que decía muchos mas de lo que las palabras podrían jamás decir.

En ese momento alguien pasaba por el pasillo, vió la escenita que estaban montando los chcios..

-Señorita Granger, jamás me hubiera imaginado esto de usted...

-Profesora McGonogall, esto no es lo que usted piensa esto no...- dijo nerviosamente la joven apartando rápidamente los brazos que tenia enrollados en el cuello del Slytherin.

-Espero no volver a pronunciar algo así por los pasillos- dijo la vieja profesora, dando media vuelta y volviendo a su camino original

Hermione le miro pícaramente a Draco, se dio media vuelta y se dirigía con paso rápido hacía el Gran Comedor, donde la alegría por la nueva adquisición de la Guardián se celebraba ruidosamente en la mesa de Gryffindor

La principal conversación durante la comida fue la próxima salida a Hogwarts, que se produciría el próximo fin de semana.

El tiempo permanecía inestable, Hermione decidió pasar toda la tarde leyendo. Estaba leyendo un libro de Stephen King cuando se dio cuenta de que era la hora de cenar, dejó el libro sobre la mesa, y fue hacia el Gran comedor.

Entro al gran comedor y se sentó al lado de Erica y en frente de Nika, la observó durante una medio hora sin poder evitar observar que solo había comido alimentos rojos.

Marc se sentó al otro lado de Hermione, dejando sorprendidos a todos los que se encontraban en ese momento en la sala.

Hermione le conteo a Marc sus sospechas de que Erica fuera un vampiro. Hasta que Marc, sorprendido por las sospechas de Hermione, gritó que Nika no era un vampiro, acaparando la atención en el Comedor. Nika miró sorprendida a Hermione, y luego aun más sorprendida a Marc, y solo se le ocurrió decir:

- Gracias Herms- dijo bajito la chica, aunque lo pudo escuchar también Marc

-Yo no quería, pero es que..

-Bueno eres más inteligente de lo que pensaba. Creo que necesitas saber la historia completa. Yo no soy un vampiro. Mi padre era mago, como te dije, y mi madre, bueno mi madre era una vampiresa muy guapa que se enamoró perdidamente de mi padre, al igual que él de ella. Ella intentaba controlarse lo más posible delante de él. Ellos se casarón si que mi padre sospechara que mi madre fuera un vampiro, hasta que un día ella se lo dijo, esperando que mi padre la repudiara, en cambio él la comprendió. Y nací yo. Mi madre necesitaba sangre humana, no podía subsistir a base de la sangre de las ratas y los pequeños animalejos que mi padre la conseguía. Mi padre se dio cuenta y mi madre le pidió que le clavara una estaca en el corazón. Mi padre no tuvo más remedio que hacerlo. Yo nací bruja, aunque con una manía de no cenar, y dormir poco, y solo comer alimentos rojos

-Así que como ves - añadió- algo de razón tenías- dijo sonriendo notablemente feliz de poder revelar el secreto a alguien.

Hermione miró a Erica, que reía escandalosamente mientras Ron la miraba embobado, de repente para sorpresa de todos Erica le dio un beso a Ron, el cuál se puso rojo como un tomate. sin poderse distinguir donde comenzaba su pelo y su piel.

Bonita pareja, pensó alegremente Hermione.

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Sus plumas, relucían en la oscuridad, como fuego ardiente , sus ojos relucían en la oscuridad, estaba posado sobre aquel cuerpo inerte, lloraba, sus lágrimas, un tesoro de la naturaleza, ricas, cristalinas, caían en aquella enorme herido que se situaba en el costado de el cuerpo inerte, sus lágrimas caían con desesperación.

Esas lágrimas que tantos le habían exigido, y que él solo expulsaría por su señor, y allí estaba él, su amo, su amigo, su única familia, inerte sobre el suelo, y lo único que podía hacer era llorar, la herida no sanaba, sus lágrimas caían una y otra vez provocando que algunas gotas de sangre salpicaran. Que veía, después de tantas lágrimas, la herida empezó a cerrarse, había dado resultado cuando prácticamente estaba muerto.

Sus lágrimas cesaron. El cuerpo inerte se levantó y acarició sus suaves plumas que parecían fuego, él cerró los ojos, había salvado a su amo, cualquier caricia ahora le sabría como una estupenda recompensación.

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Fueron a la cama, esta vez ella se encontraba en la torre de Gryffinfor, se acostó e intento conciliar el sueño, cuando oyó que alguien pronunciaba unas palabras:

Cuando la felicidad les inunde,

Cuando crean que todo ha acabado,

El resurgirá, mientras que estén felices,

La muerte reinará entre sus más queridos.
Y eso está por pasar, cuando parezca reinar la felicidad, eso aun no ha pasado, no se quién morirá, pero presiento que lo vamos a pasar muy mal, ellos ya han descubierto sobre la quimera, el fénix vendrá pronto, y su señor vendrá con él. Solo espero que puedan resolver todo antes de que sea demasiado tarde. Por ahora todo sigue su orden. Pensaba la chica de ojos rojos, lo que no sabía es que una persona la escuchaba.

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-Notas de autora-

Bueno tercer capitulo que he tardado menos de un día en escribir, aunque espero que los otros, espero que os guste aunque lo dudo, un saludo, Espero subir el próximo capítulo rapido

Andrea ^.^