:El collar de Tauk:
Capitulo 3: ¿Un día normal?
--La loca autora: LIGHT ANGEL / ANGEL DE LUZ--
Yugi Moto, un muchacho de ojos violetas, un joven normal ante ojos que no conocen la historia... eso dirían aquellos que no conocen su verdadera trayectoria en el duelo de mounstros. Este chico fue consagrado como el rey de los juegos, de un potencial asombrador para cualquiera, fue victorioso en el último duelo contra el mismísimo creador de las cartas de mounstros, en un duelo justo y leal, sin trampas... gano contra un hombre famoso y poderoso que ahora esta perdido en las sombras del misterio, escondido por alguna razón desconocida.
El sol de aquella transición entre la mañana y la tarde se reflejaba en lo alto del firmamento, las campanas que anunciaban el horario de salida habían sonado fuertes y claras para el oído preparado de los alumnos. Al instante un sequito de jóvenes bastante llenos de energías salían por las enormes puertas de aquel instituto donde aprendían sorbe diferentes temas.
Algunos alumnos sonreían charlando de planes que tendrían esa tarde, otros simplemente ponían cara contenta aun cuando podría realizarse un examen a la mañana siguiente de escuela. Salían en grupos, en parejas, simplemente solos, de cualquier forma.
Cuatro jóvenes, uno nombrado anteriormente salía con sus amigos charlando y una muchacha un poco sofocada por la charla, no era molestia por parte de ellos simplemente por la rapidez con la que se lo preguntaban y por estar siendo acosada por varias preguntas mientras caminaban hasta la entrada general del establecimiento estudiantil. Sonreían entre algún comentario...
-¿Así que has viajado por diferentes partes del mundo? – pregunto un joven rubio que respondía al nombre de Joey.
La joven de ojos azules y cabellera castaña clara y oscura, sonreía mientras asentía diciendo: - Sí, mis padres y yo hemos tenido el placer de viajar por muchos países y vivir en ellos una cantidad limitada de tiempo.
Tristan que escuchaba atento agrego: - Debió ser muy interesante ¿no?
Sabrina rió: - No sabes cuanto, hay muchas culturas, muchos idiomas, tantos lugares para ver y quedar maravillada que no tienes idea. – Yugi, que caminaba escuchando todo atentamente no podía dejar de observar a la joven que contaba sus experiencias fuera del país, por alguna razón algo dentro de él cada vez que la veía fijamente reír o por lo menos hacer un gesto en su rostro le parecían recordar a una persona... a alguien dentro de su mente, dentro de su corazón. De pronto cayó en la realidad...
Tea sonreía: - ¿Tekar irá a tu casa a estudiar? – Yugi miro a la joven que llamó su atención, con un movimiento suave asintió – esta bien, sino yo puedo ponerla al corriente, como desees. – dijo serena llegando a las puertas principales.
Yugi negó con su cabeza diciendo sinceramente: - No será ningún problema que Sabrina venga, déjame a mí – necesitaba saber más de ella y esta oportunidad no la pensaba desperdiciar por nada del mundo.
La muchacha de ojos azules oscuro puso una cara que expresa perfectamente que su mente estaba ocupada buscando, recolectando información de sus pensamientos mientras que con la mano derecha la colocaba en su mentón y su mano izquierda en su codo derecho, una pose perfecta que expresa la resolución de la mente: - a ver... – dejo escapar de sus labios a medida que cada vez recordaba más cosas – he viajado por muchos países americanos como Argentina... Brazil... Chile... Canadá... México... Cuba...
Tristan estaba sorprendido: -¡Son muchos lugares!
Sabrina: - Pero también he estado en España... Francia... Italia... Inglaterra... Suecia... gran parte de Rusia...
Joey: - ¡De verdad y son muchos!
Sabrina medito un poco más: - Y también...
Tea: - ¡¿Hay más?! – no pudo contenerse el asombro que la llenaba. Realmente su nueva compañera había podido conocer muchos lugares que de seguro fueron una gran aventura.
Sabrina tenía una gotita en su cabeza: - De seguro los estoy aburriendo mucho... – se disculpó bajando la mirada un poco avergonzada, solía emocionarse al hablar.
Joey y Tristan negaron rápidamente: - ¡Para nada! ¿Alguno más?
Sabrina sonrió mirándolos: - Partes de Asia, partes de Australia y por supuesto partes también de África. Aunque no puedo negar que mi lugar favorito fue Egipto... – ante esta palabra Yugi sintió que le recorría un escalofrío por todo su cuerpo, desde la punta de sus pies hasta su cabeza.
Tea: - De verdad y que son muchos, ¿por cuánto tiempo has viajado? – preguntó con interés en su voz.
Sabrina sonrió inocentemente: - Toda mi vida, aunque siempre volvíamos para aquí, nuestro hogar. – sus ojos mostraban nostalgia como si hubiera dejado en esas palabras un sentimiento de añoranza.
Yugi preguntó: - ¿Has hecho amigos en tus viajes?
Sabrina lo miró y sus ojos volvieron a tener ese brillo de seguridad y alegría característicos de ella, el poco tiempo que la habían tratado ya habían podido deducir eso de su personalidad, de su estilo: - ¡Claro! – dijo con plena alegría – en cada país por lo menos tengo un amigo.
Sabrina cambió su mirada hacia la de Yugi para unir sus ojos en una línea visual y le dijo en pregunta para saber su destino ese día: - ¿No habrá problema que vaya a tu casa ahora?
Yugi la miró con una sonrisa inocente: - No habrá problemas Sabrina.
Tristan y Joey lo miraron sorprendidos: - ¡¿Sabrina?! – se quedaron paralizados, su amigo ya llevaba bastante delantera, mientras que Tea sonreía divertida... despistados de sus amigos, no lo habían notado pero ella sí.
Sabrina los miro a los dos con unos ojos verdaderamente inocentes sin haberse acostumbrado aún a las tradiciones: - ¿Pasa algo con mi nombre?
Tristan y Joey negaron al unísono: - ¡No nada! – mientras movían sus cabezas graciosamente y en un paso apresurado.
Sabrina sonrió: - Ustedes pueden llamarme de igual forma, después de todo espero que no les moleste que los llame por su nombre, es una costumbre mía hacerlo así con mis amigos – Joey y Tristan asintieron rápidamente – igual va por ti – dijo mirando a Tea que estaba detrás de Yugi riendo.
Tea la miro: - Claro, me gustaría que fuéramos amigas Sabrina.
Sabrina: - Entonces Tea, Tristan, Joey – dijo haciéndolo oficial – Yugi y yo nos iremos a estudiar ¿no es cierto? – Yugi rió, una chica que no esperaba una palabra llamada calma – entonces tomo eso como un "sí". – Ya había pasado todo y se despidieron no sin asegurarse que mañana se verían de nuevo en el colegio mañana por la mañana. Se separaron en dos grupos: Joey y Tristan por un lado y por el otro se perdieron Tea, Yugi y su nueva amiga Sabrina.
Joey: - ¿Qué opinas de la nueva chica?
Tristan lo miró sonriendo a medida que caminaban hacia una calle: - Me parece simpática y muy enérgica – rieron un poco para luego continuar con su camino a sus respectivas casas, aún recordando que el día de mañana se verían luego del colegio para un duelo de mounstros.
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-Lo notaste... ¿supongo?-
-Como no hacerlo, Sarha- dijo como si le contara que 2+2=4. Algo tan obvio que no tiene ni palabra de ser aclarado.
-¿Podrá ser?-
-Cómo también no podría serlo, recuerda... los artículos del milenio están perdidos, ellos pueden caer en manos equivocadas-
-Pero es un articulo del milenio ¿no?-
Lo miro unos segundos y dijo – sí, es un articulo del milenio-
-Lo sabía-
-Mejor hablamos luego... ahora estamos por llegar a la casa de él- sonrió cuando su mente volvió a la realidad. Una platica se desarrollaba entre ella, Yugi y ahora la nueva amiga que tenían en común... Tea. Sonrió, una nueva amiga, una sonrisa de alegría puro y sencilla.
-¿Entonces nos vemos mañana Tea?- preguntó él joven de ojos violetas sonriéndola a su amiga-
Tea: - Por supuesto, espero que mañana estés listo para la batalla de mounstros que te espera –
Sabrina estaba confundida: - ¿Tendrás un duelo mañana? – preguntó algo no, sino muy interesada en el asunto.
Yugi asintió: - Con algunos chicos que me retaron – dijo contándole una versión muy breve de los planes de mañana. Tea se despidió y luego dobló por una esquina bastante alejada no sin antes elevar su mano al cielo y agitarla en señal de despedida a sus amigos. El viento sopló un poco refrescando el ambiente, los árboles que sobresalían de los jardines de cada casa se movieron susurrando una melodía muy suave, el sol estaba mostrando su camino lento hacía el horizonte, la ciudad aún no se sumergía en la noche oscura.
Sabrina sonrió al bajar su mano después de la despedida a distancia y preguntó: - Bien Yugi ¿ahora a dónde nos dirigimos?- pregunto educadamente a su guía en esa enorme ciudad.
Yugi la miro: - A mi casa ¿por qué? – no entendía el fin de esa pregunta.
La jovencita de cabellos largos miró alrededor y notó que se encontraban frente a la tienda donde quería comprar algunas cartas en la tarde, perfecto momento le recordó cierta persona en su mente: - ¿En dónde queda? – volvió a decir preguntándose si quedaba cerca por que así podría pedirle esperar unos segundos para abastecerse con algún que otro mounstro.
Yugi lentamente elevó su mano con los ojos azules de su amiga siguiéndolo, lo llevó y con el se fue dando vueltas hasta señalar la tienda que alguna vez estuvo detrás de ellos: - Aquí – Sabrina se cayó de espaldas.
Sabrina: - ¿Por qué no me dijiste que vivías aquí? – preguntó algo nerviosa.
Yugi sonrió inocentemente: - Pensé que sabías o te habrían contado – luego se encamino a la puerta de madera de la tienda, pequeña pero con los mejores dotes para un buen mazo de duelo. Se giró haber a su amiga por que no escuchaba sus pasos detrás, y efectivamente estaba detenida mirando la parte superior de la tienda algo asombrada - ¿Pasa algo Sabrina? – preguntó preocupado.
Sabrina volvió a la realidad de golpe, mirando al joven de ojos violetas sonriéndole y mirándola fijamente. Por un momento se sintió nerviosa pero sacudiendo su cabeza para sacar esos pensamientos y sentimientos dijo: - No pasa nada, solo me imaginaba que debes ser muy divertido vivir aquí.
Yugi: - No sabes cuanto – abrió la puerta y Sabrina corrió hasta estar a su lado ingresando junto a aquella reunión de cartas de duelo de mounstros.
Era muy cómoda a simple vista el lugar según pudo notar la joven de cabellos castaños, cada parte a la que mirara sentía algo de calidez... una sensación muy placentera. Camino adentrándose a la tienda a medida que su acompañante saludaba al aire. Miró por unos momentos algunas repisas que exhibían muchos mazos de diferentes tamaños y algún mounstro en forma de peluche muy lindo que de seguro ya estarían en la lista mental de Sabrina.
De pronto una voz respondió al saludo de Yugi, una voz que provenía de detrás de unas puertas en la pared enfrentada a la puerta principal.
Sabrina preguntó intrigada: - ¿Quién es? – dijo tratando de no ser descortés y mucho menos grosera con su amigo de ojos violetas.
El joven Moto la miro con una sonrisa en sus labios: - Mi abuelito – decía mientras las puertas se abrían y surgía un señor de considerable edad por su apariencia. El señor claramente pasaba sus años jóvenes, un cabello gris adornaba su cabeza y unos ojos de igual color que su nieto decoraban su rostro, de estatura pequeña pero de agradable y respetable apariencia.
Abuelo: - Buenas tardes Yugi... – de pronto se detuvo al observar a la joven de ojos azul oscuro, entonces dijo también – buenos días ¿puedo ayudarla en algo señorita? – preguntó.
Sabrina miro algo confundida: - No por ahora, solo soy una compañera de Yugi – dijo tratando de aclarar un simple malentendido. El abuelo de Yugi claramente la había confundido con un cliente, después de todo no se conocían y llevaba interés en su mirada por varios objetos. Continuo con su presentación– soy nueva en esta ciudad y recién comencé en el colegio – dijo aún debajo de la mirada del señor de cabellos grises.
Yugi: - Es cierto abuelito, ella vino a ponerse al corriente con nuestros estudios –
Abuelo: - ¡Ah! Discúlpeme señorita...
Sabrina sonrió: - Tekar, Sabrina Tekar. – mientras hacía una inclinación dejando mover sus cabellos con el movimiento de respeto al dueño de la casa.
El abuelito de Yugi la miro con aquellos ojos iguales a los de su nieto y contesto: - Un gusto conocerla señorita Sabrina, siempre es un placer conocer a los amigos de mi nieto – luego agregó recordando algo – Yugi, ayúdame por favor a acomodar algunas cajas aquí detrás. – dijo adentrándose nuevamente a la parte trasera del establecimiento no sin antes decir que luego volverían, tenía todo derecho a observar la tienda.
Yugi se disculpo unos segundos diciendo que iría a ayudar a su abuelito y que ahora comenzarían. Sabrina quedó sola en la tienda mirando los aparadores y luego algún que otro estante que quedaba bajo la atención de sus dos joyas marinas, estos contenía variados objetos de toda clase de formas que parecían enorgullecerse por su prolijo orden pero Sabrina se detuvo frente a uno de las vitrinas observando atenta algunos paquetes que podrían contener cartas que a ella la ayudarán a ganar los duelos...
-Tienes ganas de comprarte todo ¿no es cierto?- una risa fina se escuchó en su oído, Sabrina sonrió al reconocer la voz de su amiga. La habitación lentamente fue tragada por la oscuridad... todo quedó oculto bajo un manto negro, detrás de aquella joven de cabellos azules se descubrió una joven de iguales características pero de diferentes aires... iguales como dos gotas pero variaban físicamente como mentalmente.
-¿Todavía y preguntas?- rió con la joven detrás de ella disfrutando de los segundos de su compañía.
-mmm- dijo mirando interesada dos paquetes de cartas, colocando una mano en su mentón dando una clara señal de su interés por aquellos objetos- parecen buenos ¿compraras algunos?-
Sabrina sonrió orgullosa: - Claro, después de todo ¿quién niega que pueden venir nuevas y mejores cartas? – decía a medida que apoyaba una de sus manos señalando dos paquetes, uno que Sarha estaba viendo y uno que se encontraba tres paquetes a su derecha.
Un suspiro se infiltró a los oídos de la joven ojiazul oscuro que esperaba a Yugi. Aquel aliento había provenido de Sarha: - Aún sigo insistiendo que esos dos son mejores – una nueva discusión comenzó, jamás en la vida ellas dos podrían ponerse de acuerdo en la compra de un sencillo y simple paquete de cartas de duelo de mounstros...
Sabrina suspiro y no dejando de señalar los dos paquetes, luego de meditar un poco pensó decidida a no ceder terreno en esa lucha: - Ese – señalo uno, él único por el cual estaban de acuerdo – y ese – señaló otro que era el causante de sus diferencias. No era una pelea peligrosa y mucho menos que separara su amistad... simplemente no se decidían cual podría tener el mejor mounstro para el mazo.
-Sigo pensando que esos dos son mejores- la palabra testaruda llegó a la mente de Sabrina de golpe, rió pero paro en secó... la oscuridad desapareció y por la puerta aparecía un Yugi que expresaba claramente un poco de cansancio. Sabrina sonrió interesada en una respuesta honesta aunque ya se imaginaba la respuesta: - ¿Muchas cajas? – rió al ver la cara de su nuevo amigo Yugi pero no de él, sino con él. Un escalofrío había recorrido su espalda completamente pero por ahora ese sentimiento había pasado...
Yugi rió con ella: - Unas cuantas – mentira... habían sido muchísimas. Luego miró con interés a la joven frente a ella, parecía estar dispuesta a comprar toda la vitrina por como señalaba en lo que parecía posesivamente un paquete de cartas... uno de sus favoritos – ¿Y tu? – preguntó.
Sabrina miró confundida bajando su mano inconscientemente hacía su costado derecho: - ¿Yo que? – respondió con una pregunta.
Yugi se acercó hasta ella y bajo la mirada de la joven de cabellos castaños en sus diferentes gamas le señaló el paquete que ya estaba en la lista mental de Sabrina y Sarha: - ¿Lo quieres? – dijo con bastante interés reflejado en sus ojos violetas.
Sabrina rió nerviosamente: - ¿Se nota tanto? – miró el paquete de un color verde y luego asintiendo dijo – claro, aunque esperare a que regrese tu abuelito y así lo comprare– termino de decir volviendo su vista a los paquetes –insisto, esos dos- su mente la traicionó dejando escuchar la voz de su contraparte indicando sus deseos, sino la conociera diría que es una caprichosa pero ella la conocía y sin querer dijo en voz alta – no, esos dos – sus ojos se abrieron de par en par al escuchar la voz de Yugi responderle, por un instante tubo la necesidad de levantar ambas manos y cubrirse la boca pero el error ya estaba hecho...
-¡Ah! Entonces quieres dos, pensé que solo uno- dijo inocentemente sin imaginarse a quien iban destinadas en verdad aquellas palabras.
Sabrina suspiró mientras su mente le decía –Cuidado con lo que dices- y la risa femenina de Sarha volvió a resonar en su cabeza... mejor lo dejaba ahí o Yugi terminaría acusándola de desquiciada mental - Sí, esos dos. – declaró con suma decisión.
Yugi rió: - No me imaginaba que tuvieras cartas –
Sabrina tomó aire y dejó salir una bocanada de este magnifico y puro elemento: - Muy pocos saben – y entonces un susurro salió en su mente –Y aquellos que lo saben... han descubierto nuestra fuerza y su derrota- sonrió ante las palabras verídicas de su contraparte. No por presumida... simplemente por decir la verdad.
Yugi posó su mirada en los paquetes y dijo más bien con un aire pensativo: - sabes... – la joven de ojos azules la miró intrigada por sus palabras y por lo que seguían a esta. Yugi mientras tanto extraía de la vitrina uno de los paquetes que señalaba –me recuerdas mucho a una persona... – termino diciendo con un dejo en su voz que no sabía si debía definirlo como duda o incluso melancolía.
Sabrina sonrió sin imaginar la salida a aquella declaración honesta y de paso tratar de animar a su amigo: - ¿Y puedo preguntar a quien? – dijo intrigada, después de todo la curiosidad era una de sus características más comunes de la cual estaba muy orgullosa.
El paquete verde ahora descansaba en la vitrina y Yugi pregunto por su compañero, Sabrina señaló algo aturdida el paquete que antes había señalado pero luego diciendo: - También el de la izquierda. – Gracias... – un susurró en su mente se escuchó. Él joven de ojos violetas se sorprendió primero para luego decorar su rostro con inocencia y tomar ambos paquetes de cartas. –Aún no me has respondido- reclamo la joven.
Yugi la miró: - ¿Sobre a quién te pareces? – la joven enfrente de él asintiendo y le regalo una mirada muy dulce... algo inusual que puso rápidamente al joven Moto un poco nervioso - ¿Me creerías si te dijera que no recuerdo? – dijo sinceramente, la joven de pronto en su cabeza le surgió una gota demostrando a quien la viera cuan desconforme estaba con la respuesta.
Sabrina: - ¿No te acuerdas? ¿Para nada? – preguntó de nuevo, nadie compara a alguien con un desconocido del cual ni se acuerda... Él rió nerviosamente mirando suspirar a la joven ojiazul frustrada por no descubrir su parentesco en la vida de Yugi... ¿su vida?... por alguna razón le sonó raro repetirlo. Yami de pronto hizo acto de aparición "se parecen... y mucho" dijo mirando fijamente a la joven que ahora tomaba los tres paquetes sonriendo llena de energías. –mucho- mirando en su memoria egipcia una imagen de una joven ocultándose medianamente en las sombras cargando en su cuello un collar... el collar que Yami Yugi le había dado aquel día.
Yugi: - ¿los quieres? – preguntó con interés. Sabrina asintió, luego con un movimiento ágil trajo su mochila delante extrayendo de esta una pequeña billetera, la abrió delante del joven Moto y contando mentalmente sostuvo a los pocos segundos la cantidad exacta de los paquetes.
-Aquí esta- dijo sonriendo y extendiéndole el dinero a su amigo – supongo que no habrá problemas con que tu me los cobres – decía con aquel rostro alegre, sus facciones más delicadas se acentuaron. Era feliz sabiendo las sorpresas que los mounstros guardaban.
El joven de ojos violáceos negó con la cabeza: - Permíteme regalártelos, por nuestra nueva amistad – sonrió serenamente a medida que con una de sus manos empujaba hacía el pecho de su dueña el dinero que le entregaba.
Sabrina exaltada le dijo: - ¡Claro que no! – estiró sus manos escapando de las manos masculinas y le extendió de nuevo el dinero – olvídalo Yugi Moto, el dinero es tuyo y las cartas mías- de unas facciones duras por sus palabras ahora solamente quedaban rastros suaves en ella.
Después de estarse "peleando" por quién era el destinatario del dinero, ambos jóvenes subieron pero ante los ojos Sabrina se escabulló colocándolos en una mesa, Yugi simplemente suspiro pesadamente cuando ya se encontraban en la estancia de su casa, donde almorzarían.
-Te dije que ganaría- sonrió con pleno orgullo de su victoria cuando en un modular al lado de la mesa cuando comían descansaba la plata exacta de los paquetes. Se dirigieron a la mesa sentándose cada uno cómodamente. De pronto la joven de ojos azules oscuro saltó preocupada – Yugi ¿me dejas avisar a mi casa? Deben estar preocupados.
-Claro, el teléfono esta allá- señaló un artefacto blanco que dormía sobre una mesa pequeña, Sabrina caminó hasta él marcando el número de su casa... el teléfono sonó... nuevamente él sonido... otra vez sonó...
El lado opuesto del teléfono se levantó siendo un claro silenciador del sonido clásico que produce esos aparatos. Una voz femenina respondió educadamente como era ya su naturaleza ocultando su sonrisa tierna: - Buenas tardes –
-Hola mamá- dijo saludando muy alegremente. Yugi desde su silla disfrutó aquella señal de afecto a su madre.
-Hola hija, ¡¿dónde te metiste?!- dijo claramente cambiando su tono de voz a uno de reproche.
-Mamá por favor, estoy en la casa de un compañero, muy amablemente se ofreció a ponerme al día- dijo sinceramente.
La voz de su madre cambió a una más tranquilizadora, un suspiro se escuchó detrás: - Bien, ¿a qué hora estarás de regreso? –
Sabrina lo medito unos segundos y luego tapando la parte del tuvo del teléfono por donde hablaban se digirió a Yugi: - ¿Tardaremos mucho? – Él negó con la cabeza a lo cual volviendo su atención a su madre la joven respondió – Volveré eso de las 6 o 5 de la tarde, depende cuanto adelante en los estudios-
Su madre no muy convencida dijo: - 5 ¿esta bien? – Sabrina se escuchó liberar de sus labios una risita sencilla y divertida por la actitud de su madre.
Sabrina: - No te preocupes mamá, no me pasará nada, incluso te cuento que la casa de Yugi queda de paso a mi casa – su madre pareció interesada.
-¿Así se llama tu compañero?-
-Sí ¿tiene algo de malo el nombre de Yugi?- él joven que antes estaba un poco ajeno ahora se interesó en la charla por escuchar nombrar el nombre por el cual se identificaba.
-Nada, por favor cuídate mucho- dijo con el clásico tono de madre que un hijo o una hija identifican a leguas, un lenguaje sobreprotector.
-Si, no te debes preocupar, me compré algunas cosas- dijo tratando de sonar desinteresada... imposible.
-Cartas ¿no?- imposible engañar a una madre. Sabrina sintió un aire de superioridad en la posible sonrisa que su madre debía estar embozando, la conocía... después de todos esos años, ¿cómo no conocer a su madre?.
-Sí, ¿no hay problema?- preguntó luego algo arrepentida de tomar decisiones tan apresuradas.
-No te preocupes- esta vez la voz de su antecesora sonó cálida y serena, le gustaba escuchar hablar así por que tenía un dejo de calidez, protección... algo tranquilizador para sus oídos.
-Entonces compraré más- rió en señal de broma, después de todo... su mazo era muy bueno para cambiarlo... demasiado bueno.
-Nos vemos Sabri, cuídate mucho y saludos a tu nuevo amigo. Cuando quieras tráelo para casa, prepararé una deliciosa comida. – Sabrina asintió y le respondió con una despedida muy afectuosa a su progenitora. Pero de pronto recordó algo...
- ¬¬ Aún recuerdo lo de esta mañana mamá... – su madre de seguro estaría conteniendo su risa por se podía sentir aún por el teléfono la sonrisa en su rostro materno que expresa claramente su orgullo por aquel movimiento con su hija, lo había hecho por su bien después de todo.
-No te enojes, sabes que gracias a eso llegaste temprano- luego se despidió y colgó dejando a Sabrina sin poder responderle aquella salida verdadera. Su mente jugo su ficha "después de todo, tu madre tiene razón, gracias a eso llegaste temprano" otra vez Sarha no pudo contener decir la plena verdad, sonrió al colgar y darse la vuelta encontrándose con su compañero y ahora amigo.
Sabrina: - ¿Empezamos? – preguntó curiosa a medida que se acercaba a Yugi y se sentaba en una silla a su lado dispuesta a poner toda su voluntad en el estudio, esperaba no estar tan atrasada como imaginaba.
Yugi la miró unos segundos y dentro de su cabeza una voz masculina le dijo suavemente "sentí algo... luego te contaré"... su voz se apagó pero no así la atención en aquélla reunión. Él joven de ojos violetas había sentido de pronto un escalofrío recorrerle toda su espina dorsal haciéndole sentir una extraña presencia con ellos. Sin embargo... Sabrina no había sino sufrido el mismo sentimiento, por alguna razón comenzaban a sospechar de que sufriría modificaciones el futuro no muy lejano.
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Un joven de cabellos grises y ojos negros se detuvo en un pasillo que delante mostraba oscuridad al igual que detrás... eso era parte de su vida, por ahora solo le interesaba dos puertas que se levantaban a cada lado de él. Una de ellas era de madera, una madera detallada finamente... se acercó a ella con interés y la abrió lentamente dejando escuchar un fuerte crujir.
Sus ojos observaron con interés el contenido de detrás de la puerta. Una habitación de colores cálidos se había construido, algo muy tierno para quien viera con ojos llenos de amor pero para él, solo un estorbo. Esta contenía juguetes de muchos tamaños, colores y formas para utilizar en diferentes juegos como pelotas, muñecos y otros tantos más.
La cerró de un portazo indignado por caer en la mente inocente de un joven –"Maldito, no juegues conmigo" dijo refunfuñando por lo bajo y postrándose delante de la puerta de enfrente.
Ahora detenido frente a esa puerta hecha de un acero que parecía ser de un gran grosor presentaba en su frente el mismo emblema que los artículos, el símbolo del milenio... el ojo del milenio, emblema del faraón Yami Yugi.
Coloco su mano derecha sobre el emblema y lo acarició suavemente aún no creyendo que pronto secretos sumamente poderosos caerían en sus manos. Él llevaba puesto unas vestimentas comunes, un suéter amarillo con un pantalón de color blanco ceñido a sus piernas masculinas... pero sobre aquel elemento amarillo claro un objeto dorado miraba la puerta, una especie de collar en forma de círculo con una pirámide dentro y luego 5 especies de cuernos colgaban de él... un objeto de oro pero su valor no se valuaba en su metal sino en los poderes que ocultaba.
Siguió acariciando un poco más el emblema pero luego desvió su mano hasta la manija de igual metal que la puerta. "Falta poco..." susurró suavemente con unos ojos llenos de maldad pura y sin ninguna mezcla de piedad, su sonrisa se acentuó cuan helada era que podría helar el corazón de quien la viera.
Lentamente y disfrutando del momento la giro para abajo dejando avanzar la puerta hacía dentro paras que aquellos que quisieran entrar pudieran ver su contenido. Abrió la puerta en su totalidad y quedó fascinado por su contenido y un odio fuerte y franco rodeó su cuerpo dejándolo escapar en un gritó "¡MALDITO SEAS FARAÓN!" Puro ver entonces por que su mente era conocida como un intrincado rompecabezas... su mente era un laberinto como miles de puertas falsas y una sola verdadera, miles de trampas y solo una salida. Con razón decidió encerrar su mente en el rompecabezas... se sentía identificado.
Bakura examinó detalladamente aquel lugar, no sabía por donde ir por que jamás se había infiltrado en una mente, eso le jugaba en contra y a favor del faraón. Entró dentro de aquella cámara donde comenzaba el laberinto, se detuvo unos segundos volviendo a examinar el lugar, las miles de puertas que se abrían delante, a sus costados e incluso arriba de él. Unas puertas llevaban a otras y otras podían llevar a más salidas...
Él de pronto sintió un escalofrío recorrerle y se giro en seco viendo con sus ojos negros cerrársele la única salida que tenía para volver a la realidad, la puerta hizo un ruido fuerte al volver a su lugar encerrando una parte de la mente de Bakura dentro del laberinto.
"¿Pero qué?..." suspiró pesadamente paras luego modificar su semblante volviendo a tener la helada mirada y las facciones llenas de maldad. Se adelanto unos pocos centímetros y entonces sus ojos sonrieron de verdad... delante de él el faraón había hecho acto de presencia. Había salido de las sombras vistiendo su traje real egipcio, vestía como el faraón que alguna vez había encerrado y protegido el tiempo pasado controlando bajo su poder a los mounstros más poderosos... incluso a los dioses egipcios.
Él faraón salió de entre las sombras mirando a él intruso que oso entrar a su mente, sus recuerdos ya preservados en este artículo del milenio.
Bakura se agachó con una reverencia burlesca: - Mi faraón... – dijo elevando sus ojos negros llenos de malicia que solo podían asemejarse a los ojos que tiene una serpiente a punto de enfrentarse a su alimento... Yami no se movió de su lugar vestía imponente y simplemente sonrió dejando a un atontado Bakura mirándolo
Yami: - Veo que has llegado... ¿no Bakura?- él joven de ojos negros sintió satisfecho con aquella respuesta pero él no lo tomó en serio y siguió hablando - ¿Qué deseas aquí dentro? – pregunto sin cambiar su semblante astuto, sus ojos siempre mostrándose adivinar el pensamiento.
Bakura se llevo las manos al collar señalándolo y dijo: - Su contraparte – simplemente una palabra que decía más de lo que se podía ver a primera cara.
Yami: - No veo por que quieres lo que me pertenece a mí y a Yugi – dijo decidido.
Bakura rió con tal frialdad que a cualquiera se le helaría la sangre: - Es mío y tú junto con ese chiquillo me lo niegan.
Yami se recostó contra una pared quedando la mitad de su cuerpo sumido en la oscuridad: - Que opuesto eres a tu contraparte – otra vez esa palabra... llevaba mucha ironía en sus letras y un dejo de verdad en sus vocales. Bakura era una mente divida en dos... una amable, alegre y siempre dispuesta a ayudar a quien lo necesitara... su otro yo era diferente, una persona fría, egoísta y únicamente pensaba en aquello que le diera poder y provecho. Un espejo con dos caras... así se lo podría definir.
Bakura bufó desesperándose: - Por qué no me la haces corta faraón, enséñame la puerta que deseo – dijo mirando a un despreocupado Yami recostado en la pared ¿acaso no tenía miedo de que él descubriera su pasado?.
Él joven de ojos violetas sonrió astutamente, disfrutaría engañar a los enemigos de los artículos del milenio: - ¿Acaso no puedes encontrarla solo? – preguntó totalmente serio.
Bakura apretó sus puños fuertemente: - ¿Crees que no sé? – preguntó tratando de ocultar la clara verdad que lo envolvía.
Yami: - Entonces hazlo, pero ten cuidado con lo que descubrirás detrás de cada una por que no todas son recuerdos... muchas son trampas que no dudaran en destruir a los intrusos. – Bakura bufó sintiéndose cada vez más perturbado. Entonces lo pensó detenidamente ¿por qué no tomar al faraón y atrapándolo para que le enseñara la puerta correcta? Sonrió cínicamente.
Bakura: - Entonces... ¡TÚ SERÁS MI GUIA!- gritó corriendo hasta el faraón pero este no se inmuto y simplemente sonrió elevando sus ojos y clavándolos en el rostro del joven de cabellos grises... simplemente susurro un "tonto" y cuando Bakura lo iba a capturar este simplemente desapareció – Maldito... ¿dónde te has metido?- preguntó mirando desesperadamente a cada lado suyo e incluso arriba.
De pronto una voz se escuchó resonar en aquellos pasillos, en aquel laberinto de antiguos tiempos –"Estas en mi mente, mis recuerdos y yo los controlo. Disfruta de la eterna búsqueda enemigo mío"- dijo haciéndose cada vez la voz más lejana.
Bakura golpeó la pared delante donde en algún tiempo había estado Yami sonriéndole astutamente, como le hubiera gustado deshacer esa sonrisa con sus propios puños. Él merecía el poder y no esa sombra de faraón.
Miro de nuevo y emprendió el camino en la búsqueda de la puerta... una puerta que le valdría el control absoluto del articulo del milenio, aquel donde todo... el infinito y superior poder del faraón se ocultaba.
Bakura metió en su bolsillo su mano y al extraerla esta estaba envolviendo un pequeño objeto dorado... un ojo, el emblema del milenio. Sonrió al abrir su puño frente a sus ojos negros y observar fascinado su belleza en poder... algo difícil de explicar pero con una lógica clara; Él no veía belleza... el no veía la hermosura, él simplemente veía esas cualidades en el poder... entre más poder más hermosura, entre más poder más belleza...
Yami Yugi, el único que fue capaz de apresar a los mounstros más poderosos con su poder, incluso a los tres dioses egipcios disfrutando cargar en sus hombros él magnifico y puro poder que ellos llevan en su interior... Bakura lo odiaba y eso se notaba con cada paso que daba... cualquier trampa lo esperaba a cada paso que daba, cualquiera que significa su muerte.
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En la oscuridad de un callejón en la inmensa ciudad un hombre surgió portando túnicas blancas que cubrían la totalidad de su cuerpo teniendo en sus orejas un par de aros de oro puro, un turbante en su cabeza, sus ojos contenían dos pupilas perdidas en aquella negrura que el ambiente poseía sin embargo rodeada de un celeste cielo hechizante. No mostraba ningún sentimiento en sus facciones pero aún así el misterio lo rodeaba, lo envolvía como si fuera su aroma. Miraba al frente interesado en un punto del infinito como si podría ver lo que sucediera en otro lugar... no muy lejos.
De la nada, como si fuera su sombra una figura surgió detrás de él colocándose justo a sus espaldas, igual al joven esta sombra viviente tomo cuerpo y una túnica cubría su cuerpo, sus cabellos rojos resaltaban mostrándose llamativos como el fuego aun con su corto largo, un flequillo cubría su frente... todo era sumido en un misterio. Sonriendo serenamente elevó sus ojos mostrando una misma claridad perdida en las sombras pero de un naranja suave... algo raro de ver. En sus manos un brillo extraño surgió mostrando una pequeña balanza... dorado y con el emblema del milenio.
-Hermano... – llamó al joven delante de ella.
-Nadesh- dijo el nombre de aquella que llevaba su sangre.
El silencio volvió a reinar entre ambos pero sus mentes estaban conectadas por un lazo no solo de sangre sino también por el poder del milenio.
-Se están reuniendo todos- dijo la joven de cabellos rojos. Sus cuerpos seguían detenidos en un tiempo, en la oscuridad.
-Falta poco hermana... falta muy poco. Nuestro faraón necesitara de nuestra ayuda- dijo con su incambiable semblante.
La brisa sopló en el callejón meciendo sus ropajes blancos, la oscuridad igualmente no se fue y los rodeaba, los envolvía en un misterioso ambiente. En segundos el tiempo se escabulló y las sombras se movieron tragándolos completamente, todo parecía normal, ellos desaparecieron...
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La tarde ya hacía acto de presencia en la enorme ciudad, el sol anaranjado complacido por su buen trabajo del día se retiraba al horizonte dispuesto a permitirse descansar hasta el día siguiente. La brisa ahora era un poco más fresca no llegando a fría pero si que obligara a cubrirse un poco con algún simple abrigo.
Ella estiró sus brazos al aire para relajar su cuerpo de aquel estudio tan constante por suerte ella había estado un poco más adelantada en su antiguo colegio y con ayuda de sus viajes podría valerse de adelantos en aquellos estudios. Reclinó un poco su silla a medida que relajaba sus hombros y sus cabellos castaños en sus dos gamas bailaban hacía atrás en una danza calmada.
Yugi la miro a medida que formulaba una sonrisa en sus labios, había valido esas horas de estudio ya que ella ya estaba al mismo nivel que ellos, no había sido tanto por que Sabrina ya había tenido la suerte de adelantarse en sus deberes.
Yugi se levantó de su silla y camino para la cocina: - ¿Deseas algo de tomar? – preguntó cortésmente sin esperar respuesta.
Sabrina iba a asentir cuando Yugi ya volvía con dos vasos: - Veo que esperaste mi respuesta- sonrió divertida mientras aceptaba gustosa ese líquido frío. Bebió un poco, y luego con una sonrisa sincera le agradeció el gesto de atención a su nuevo amigo – Gracias -
Yugi respiro profundamente mientras se sentaba y antes de tomar un poco terminaba de cerrar algunas carpetas y guardaba alguna que otra hoja traviesa que se escabullía entre otras que no tenían nada que ver. Ahora una vez terminado todo bebió tranquilo y ya que aún les quedaban unos minutos más buscó una conversación con la joven compañera en la mesa.
Yugi: - Me preguntaba si podría ver tu mazo – dijo tratando de hablar de algo, Sabrina lo miro algo intrigada y luego le dijo.
-Discúlpame, pero no lo traje, el problema es que hoy lo deje en casa por falta de tiempo- y su mente trajo de nuevo la figura de su madre sonriéndole inocentemente, cuando llegará sé lasa pagaría.
Yugi rió: - Puede pasar – Mientras luego de reír tomaba un poco más del jugo.
Pero de pronto Sabrina sonrió y extrajo de su mochila los tres paquetes que hace instantes había comprado: - ¿Y si vemos que he ganado? – dijo sonriendo divertida y dispuesta a dar una sorpresa a su compañero... esos paquetes prometían mucho. Yugi no se rehusó y asintió esperando ver lo que su nueva amiga había conseguido. Pero una mano de ella suavemente extendió delante de su rostro un paquete, el verde... con una figura del ojiazul en su frente.
Yugi sorprendido preguntó: - ¿Sí? –
Sabrina rió: - Como mi amigo me ayudarás a abrirlos ¿no?- rió unos segundos después, quería disfrutar tiempo con él... después de todo se sentía cómoda junto con este nuevo amigo que tenía.
Yugi asintió y tomo entretenido del acto de la joven de ojos azules, miro el paquete y prefirió abrirlos despacio para descubrir el contenido de nuevas cartas.
La joven que estaba en la mesa abrió el paquete que su contraparte quería, extrajo nuevas cartas y se sorprendió al ver la primera... el dragón de tres cuernos. Lo miro unos segundos sonrió al descubrir quizás una nueva arma para su mazo, continuo con las otras cartas en las que encontró una carta de las espadas de la luz reveladoras, también hallo el cambio de corazón... una carta bastante útil si sabe su uso correcto. Así siguió con ambos paquetes y descubrió algunas nuevas cartas que aprovecharía... otras no.
Elevó sus ojos y descubrió a Yugi ofreciéndole un pequeño monto de cartas reunidas en su mano... su paquete verde.
Yugi: - A mi parecer te han tocado muy buenas cartas, tienes suerte – sonrió.
Sabrina rió divertida: - Digamos que las cartas eligen a los duelistas, y no ellos a las cartas. – Yugi la miró intrigado pero luego comprendió sus palabras... él corazón de las cartas. Vio como ella retiraba las cartas y las observaba. Muchas de verdad interesantes... Sarha y ella tenían suerte con los paquetes. Miraron atentos entre ambos chicos las cartas nuevas que había obtenido, eran bastante interesantes y particulares pero Sabrina pensó algo...
Yugi de pronto la miro sorprendiéndose por que rebuscaba las cartas varias veces y un semblante fino de concentración se formaba cada vez más agudo. Pasaba cartas rápidamente o a veces se las quedaba viendo mucho tiempo. Luego sonrió levantando una carta de entre su pequeño mazo de mounstros nuevos...
-Tenlo- dijo sonriendo mientras le extendía para que tomara una carta de duelo de mounstros.
Yugi desconcertado: - ¿Qué es? – preguntó tomando la carta que le entregaron y dándola vuelta para ver de quien o que trataba, ella se la había extendido en un total misterio. Abrió los ojos llenos de sorpresa - ¿qué es esto? – preguntó desconcertado elevando su mirada a su amiga.
Sabrina bufo: - ¿Acaso no conoces al dragón de la luz? – rió al ver el asentimiento de su amigo de ojos violetas - ¿entonces? –
Yugi: - ¿Me la regalas? Tú Hyozanryu – preguntó.
Sabrina rió: - Por supuesto, espero que te guste... sé que no debe ser tan fuerte pero de los dragones esta entre mis tres favoritos – sus ojos por un segundo mostraron un brillo travieso como si sus palabras escondieran una sorpresa que solo ella supiera.
Yugi regresó la carta: - No puedo aceptarla – declaró firmemente.
Sabrina: - ¿Por qué no? –
Yugi: - Es tu carta y una muy fuerte – la carta aún permanecía en su mano por que la joven ojiazul no la tomaba.
Sabrina: - Es un presente ente nosotros, son bastante raras estas cartas y como yo tengo una me gustaría que vos tuvieras la otra, así cada vez que tengas un duelo te acordaras de mí. – sonrió – Aparte será como una muestra del comienzo de una hermosa amistad ¿qué me dices? – le guiño el ojo en señal de complicidad.
Yugi asintió: - Esta bien – pero luego su rostro se puso pensativo – entonces yo tengo que obsequiarte algo a cambio – dijo meditando.
Sabrina agitó sus brazos delante negando con la cabeza: - Nada de nada, yo no te lo obsequie para que me devolvieras el favor – dijo terminante – es hermoso ese dragón y si sabes como combinarlo te brindara en tu mazo un arma bastante letal.
Yugi rió: - Veo que tienes experiencia –
Sabrina: - Como te dije, entre los dragones está entre mis favoritos – suspiro con orgullo al verlo.
Yugi: - ¿Seguro que quieres dármelo? – preguntó nuevamente.
Sabrina hizo un ademán con su mano de arriba para abajo: - Por supuesto, es para un amigo que de seguro con el tiempo nos llevaremos de maravilla ¿no es cierto?
Yugi: - Claro, ¿tienes uno tu también? – preguntó interesado
Sabrina rió: - ¡Sí! – gritó llena de emoción al recordar a su dragón de luz – cada vez que peleemos nos recordaremos mutuamente y siempre sabremos que nos echaremos fuerzas para ganar.
Yugi: - Tienes razón – en su mente estaba pensando que le regalaría por este afecto que demostró a él... no le regalo la carta por su poder... sino por que ella lo apreciaba mucho, al dragón como a él. Esa carta representaba sus fuerzas y su sencillez. Se lo obsequio para que siempre estuvieran juntos incluso en los duelos. Más adelante él le regalaría una carta que significara lo mismo...
Comenzaron a guardar todos los elementos que los ayudaron a terminar sus estudios. Sabrina metió en su hogar llamado mochila las carpetas y demás elementos del estudio esperando llegar a su casa pronto.
Bajaron por las escaleras al local y Sabrina se detuvo unos minutos mirando un muñeco que no había visto en la mañana... ella claro que no podía evitar quererlo para su habitación. Un dragón de Luz, Hyozanryu, ella lo llamaba de cariño con el apodo del dragón de luz, quizás otros también lo harían.
Se quedó mirándolo unos segundos hasta que Yugi la llamo: - ¿Sucede algo Sabrina?-
Sabrina negó y lo miro sonriendo: - Nada de nada- camino unos pasos y vio a Yugi mirando el lugar que ella antes vio detenidamente. En la mente de Yugi miles de ideas pasaban... sabía que la joven ojiazul estaba mirando el dragón de la luz, no dijo nada por que tenía una idea para ese muñeco de peluche...
En segundo volvió al lado de su amiga.
Yugi: - ¿Te gustan los peluches? – preguntó mientras abría la puerta y Sabrina salía primero.
Sabrina: - Sí, y mucho – dijo sin entender el doble sentido de su pregunta.
Yugi rió: - En fin, mañana nos veremos ¿verdad? – preguntó luego de su sentimiento de alegría expresado en sus labios. Miro la respuesta expresa en el rostro de ella.
Sabrina: - Por supuesto, con tu ayuda creo que no tendré problemas con el estudio – dijo contenta de su progreso en su ciudad natal. Miro hacía su destino mientras el sol se comenzaba a ocultar – creo que mejor me voy –
Yugi asintió pero antes de que se fuera le preguntó: - ¿Te gustaría mañana... – de pronto sus mejillas se sonrojaron – ir al duelo conmigo y después ir a tomar algo? – preguntó visiblemente sonrojado.
Sabrina asintió con una sonrisa clara en su boca: - Me encantaría ir contigo, ¿A la salida de la escuela? – Yugi asintió y elevó la mirada que había bajado por vergüenza. Sabrina le dio un beso fugaz en su mejilla derecha y se giró para irse...
la brisa sopló ya convertida en viento...
sus cabellos en dos gamas castañas se movieron en diferentes partes en un baile sensual...
sus ojos brillaron unos segundos...
Yugi no aparto su vista de ella, de pronto de su cuello salió a la luz el collar...
Un collar de oro con el emblema del milenio.
Él joven de ojos violetas los abrió más de lo común... ella tenía él articulo conocido como el collar del milenio, lo traía escondido entre sus ropas pero ahora se había escapado a la luz de la tarde, ella no pareció darse cuenta por que simplemente siguió su camino corriendo hacía una calle desapareciendo por ella...
Yugi se quedó paralizado en su lugar, de pronto el rompecabezas del milenio brilló transformando el cuerpo del joven Yugi al del joven Yami. El viento volvió a soplar, y él simplemente la vio irse... escaparse de su vista. Nada se escuchaba en aquella calle desierta, a su izquierda la puerta de su casa aún permanecía abierta... esperando que él volviera a entrar, por ahora su mente no reaccionaba a la realidad y simplemente estaba bañándose en un mar de recuerdos, pensamientos... uniendo partes de lo que él dedujo como un rompecabezas...
Yami murmuro al viento luego de recordar " SARHA..."
Recordó una parte del pasado... una parte de ella y él en el pasado... ¿todo volvía a pasar?
CONTINUARA...
NOTAS DE LA LOCA DE LA AUTORA XD:
¡HOLA A TODOS! ¿Cómo están? Espero que muy bien ^^ yo al fin pude terminar este chap del cual no me salía inspiración y el tiempo era muy reducido... -.- eso se lo acusan al colegio y a los exámenes. Pero cambiemos de tema ^^ por que hoy es DOMINGO y aunque mañana haya colegio yo les traigo regalito para todo aquel que le guste este fic y esta serie de anime ^^U ojalá y este capitulo me haya quedado bien, por ahora estos capítulos son una mera introducción a todo lo que tengo planeado, aparecerán nuevos personajes como ya se dieron cuenta, esa joven de cabellos rojos tienen unas cuantas sorpresas al igual que su hermanito XD jajaja ya se que en la serie Shadi no tiene ninguna hermana ^^ pero me gusto la idea de que así fuese, aparte la necesito en la historia XD jajajajajaja.
Volviendo a lo nuestro, sobre cartas: ¡SI QUIEREN ENVIARME CARTAS DE MOUNSTROS ESTOY TOTALMENTE PREDISPUESTA A ACEPTARLAS! XD jajajajaja manden manden ^^
Hoy por ejemplo les cuento que mi paisito de plata (jajaja, solo para conocedores este chiste) tiene presi nuevo, se llama Kirchner ^^ deseo que le vaya bien y que traiga paz y prosperidad al país de la Argentina. LE DESEO LA MEJOR DE LAS SUERTES. ^O^ y de paso que me regale ese bastón criollo *_* ES MUY LINDO!!
^^ Y bien, de nuevo con lo mismo: DEJEN MUCHOS R/R con criticas que me ayuden a seguir, alientos positivos, tomatazos, teléfonos de los chicos lindos del anime XD, helado o algún dulce :P y muchas más cosas.
ESTE FF esta dedicado a:
PHANTOM / BERNI ^^ por que me sorprendió con su r/r el cual agradezco después de tantos años de amistad juntas. También dedicados a todos los muchachos y jovencitas amantes de los duelos de mounstros que me siguen en esta locura de ff que estoy haciendo y esperando que sigan con él hasta él ultimo chap. Ustedes:
ITZEL - DUEL-CHAN - SARAH - MI KOUSHIRO YAMATO - HENTAI GIRL - NAKURU TSUKISHIRO - YAMI BAKURA -
¡GRACIAS! ¡ARIGATO! ¡THANKS! ^^ por seguir conmigo a mi lado y alentarme a continuar aún cuando sé que los torturo XD (jajaja broma)
Ahora estoy comiendo unas tortitas fritas este día 25/5 ¡FELICIDADES A TODOS LOS ARGENTINOS! ^^ Hoy es nuestro día. Jejeje ¿Alguien quiere tortitas fritas? :p regalo para todos los que quieras ^O^ jojojojo.
Mis saludos y ahora si los dejo. Me tengo que ir a estudiar y es muuuuucho lo que tengo que hacer, digamos que la profe de geografía se emociono mandándonos que estudiar, solo espero que me vaya bien y que no me olvide nada de anda @_@ son muchas cosas que tengo que llevar para rendir el examen como mapas... lapiceras... lápices de colores (esto es más mío que e la profe XD)
Les mando saludos y ¡AGUANTE EL DRAGÓN DE LUZ! ¡Y EL DRAGÓN DEL CIELO! *_* son míos ¬¬ no osen tocarlos... ¡AGUANTE LA MAGA OSCURA ¡EL MAGO OSCURO DE COLOR VIOLETA! *¬* ... también son míos ¬¬* ojo lo que piensan. XD jajajajaja
Les digo que Yu GI OH no me pertenece aunque estoy esperando que me vendan los derechos de autor XD jajaja sin embargo no tengo muchas esperanzas -.-U tienen miedo de lo que le pueda hacer a Yami y hacen bien XD (6) *risa maléfica*
ATE.
LIGHT ANGEL / ANGEL DE LUZ(persiguiendo a Yami)
