Gomen,Gomen por la tardanza, nuevo ordenador, nueva conexión... pero me alegra ver que el número de fics de Gravitation en español va aumentando ^^

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Capitulo dos: No hables con extraños.
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~1~

Dolor.

Dolor intenso en la cabeza. Y en sus brazos.

En realidad, todo su cuerpo le dolía.

¿Dónde estaba?

Con esfuerzo, abrió un poco los ojos, pero tuvo que cerrarlos casi al instante, por que la luz era demasiado fuerte. Estaba echado en algún sitio bastante cómodo, pero no le parecía que fuera su cama. No olía a Yuki. Y entonces notó que su mano derecha se movía. No, que algo movía su mano.

¿Qué demonios...?

-¿Qué...?

-Tómatelo con calma, Shu.

Era la voz de Hiro. ¿Qué estaba haciendo Hiro en su casa?

-¿Hiro...?

-Si, estoy aquí. Todo va a salir bien, Shuu. No te preocupes.

¿Que no se preocupase? ¿Por que iba a tener que preocuparse? Si iba a ir con Yuki a una entrega de premios...¿no?

-¿Dónde...?

Está vez, haciendo un pequeño esfuerzo, consiguió mantener los ojos abiertos, y echó un vistazo a los alrededores. Era una habitación pequeña y blanca, lo que hacía que la luz que entraba por la pequeña ventana fuera aún más intensa. Intentó incorporarse pero descubrió un nuevo mundo de dolor en cuando movió la primera vértebra. Hiro se levantó en seguida de la silla donde parecía haber estado sentado, y lo volvió a echar en la cama, empujándolo suavemente con sus manos.

-¡Eh, amigo!. Te he dicho que te lo tomes con calma, ¿ok?

-Hiro, ¿esto es un hospital?

La pregunta parecía bastante tonta. Era obvio que eso era un hospital, pero lo que Shuuichi en realidad quería preguntar era que demonios estaba él haciendo en un hospital cuando debería estar con Y...

-¡Yuki! ¡Yuki! ¡Oh dios mío! -la memoria de los últimos acontecimientos que Shuuichi recordaba le llegaron a su mente como si alguien le hubiera abofeteado, y trató de incorporarse otra vez, pero la mano de Hiro lo retuvo firmemente - ¡Hiro! Hiro, tuvimos... tuvimos un accidente y Yuki...

-Lo sé, Shuuichi.

Shuuichi le miró un momento. Intentaba leer en la expresión de su amigo si le esperaban buenas, o malas noticias, pero no consiguió adivinar que era lo que se veía reflejado en el rostro de Hiro.

-Nagashi, el editor de Yuki, llamó a casa por vuestra tardanza en llegar a la entrega de premios, y como no contestabais, intentó llamando a Thoma, por si él sabía algo. Para cuando iban a avisar a la policía, una ambulancia ya os traía de camino al hospital.

Hiro bajó la cabeza, desviando su mirada de Shuuichi un momento.

-¿Ambulancia...? ¿Yuki....? –le digo al borde de las lágrimas casi sin atreverse a preguntar. Onegai que esté bien, onegai que esté bien, onegai....

-Shuuichi no creo que....

-¡Hiro! ¡Dimelo! –le gritó, dejando que sendas lágrimas corrieran por sus mejillas, sin importarle realmente.

Hiro se volvió para mirarle, su rostro serio, pero su mirada serena.

-Yuki-san está bien –le dijo en un intento por calmar a su amigo; lo último que necesitaba ahora era que tuviera un shock fuerte que pudiera empeorar su estado. Pero tampoco podía mentirle, se iba a enterar de todas formas tarde o temprano.

-Está... un poco más grave que tú, pero no corre peligro...

-¿¡Más grave!? ¿qué le pasa? ¡Hiro, onegai!

-Tiene un par de magulladuras, y un fuerte golpe en la cabeza, pero no ha causado ningún daño interno ni nada. Los médicos dicen que solo tendrá un gran dolor de cabeza cuando se despierte –Hiro rió débilmente, esperando que Shuuichi le siguiera también y poder relajar un poco el ambiente.

Su amigo le estaba agarrando la mano tan fuertemente, que sus nudillos estaban casi blancos. Pero el pequeño vocalista no cambió su expresión de preocupación ni un ápice, ni si quiera parecía haberse dado cuenta de que Hiro intentaba hacerle sonreír.

Sus ojos seguían fijos en el.

-¿Y?

-Shuu...

-Hay algo que no me estás contando.

Hiro retiró al vista un segundo, pensando como demonios iba decírselo a Shuuichi sin que acabase con su amigo corriendo hasta la habitación del escritor llorando a pleno pulmón.

Suspiró, dándose cuenta de que no la había.

-¿Sabes lo que os ha pasado?

-No me import—

-Shuuichi, hazme caso. ¿Qué es lo que recuerdas?

-Pues... íbamos en el coche de camino a la entrega de premios hablando de no sé qué, cuando de repente hubo una luz muy fuerte y....creo que oí mi nombre... y luego nada. Solo recuerdo haber despertado aquí.

Hiro arrastró la silla un poco más cerca de la cama donde estaba Shuuichi. Su mano seguía apretujada entre las de su amigo, pero flaquearon un poco al ver la reacción de Hiro.

-Estabais girando por el cruce que hay antes de llegar al edificio Mai, ¿sabes cuál es no?

Shuuichi asintió levemente.

-Un coche iba en dirección contraria en el otro carril al mismo tiempo, y a una gran velocidad. La policía cree estaba bajo la influencia del alcohol o de alguna droga, por que en el momento de pasar por la curva perdió el control del coche y se desvió, cruzándose en vuestro carril. Supongo que Yuki-san no tuvo tiempo de reaccionar a tiempo y esquivarlo –Hiro notó entonces que Shuuichi fruncía el ceño y sus ojos parecían a punto de ponerse a llorar, otra vez- pero si pudo mover el volante de modo que su lado recibiera el mayor impacto...

-Hiro... –la voz de Shuuichi se había vuelto ronca y sin vida.

-El impacto hizo que Yuki-san se golpeara la cabeza contra el salpicadero, y rompió el cristal delantero, y algunos trozos le dieron en la cara. Las heridas le han causado daños en la frente y los ojos, pero los médicos son optimistas

-¿Los ojos? ¿Qué quieres decir con los ojos? –le dijo Shuuichi respirando costosamente, y ya sin poder controlar las lágrimas.

-Aún no lo saben, Shuu...., tenemos que esperar a que se despierte.

Shuuichi se soltó de su mano entonces y miro a su alrededor un momento, visualizando donde estaba la puerta. Luego, de repente, se tiró del cable del suero que tenía en el brazo y trató de incorporarse, diciendo que tenía que ir a ver a Yuki inmediatamente, que era su culpa, y algunas frases más que Hiro no logró comprender por que se entremezclaban con sus sollozos.

El guitarrista, sabiendo de antemano que algo así iba a pasar, le agarró fuertemente con su brazo hasta que se calmó un poco, y lo volvió a acostar en la cama con cuidado. No era bueno que saliera de su cama en sus estado, Hiro ni siquiera estaba seguro de que debiera haberse quitado el suero, pero podía concederle a Shuuichi unos minutos de soledad antes de llamar a la enfermera para que arreglara el estropicio.

-Shuuichi—

-¡No! Tengo que ir a verlo, tengo.... me necesita...

-Es cierto, te necesita. Necesita que estés bien recuperado para darle ánimos cuando se despierte. Lo que no necesita es que te pongas peor por querer ir a verle cuando aún no es conveniente que salgas de la cama.

-Hiro...

-Me preocupa Yuki-san, pero también me preocupas tú, Shuuichi. Y ahora lo primero es que tú estés bien, ¿ok?

Shuuichi miró un momento a Hiro, que aún lo sujetaba con fuerza hacia la cama, impidiéndole cualquier intento de levantarse. La verdad es que estaba demasiado cansado como para intentarlo otra vez, y si Hiro no le hubiera detenido antes, probablemente no hubiera llegado ni hasta la puerta de su habitación y se hubiera desmayado en el camino. Así que parecía que estaba aquí encerrado, hasta que recuperase sus fuerzas al menos.

-Ne...gracias Hiro.

Su amigo se relajó un poco entonces, sonriéndole cálidamente.

-No pasa nada. Pero prométeme que no lo vas a intentar hasta que el médico te diga que puedes levantarte.

-De acuerdo, lo prometo.

-Bien.

Hubo un momento de silencio.

-¿Saben quien lo hizo? ¿lo han... lo han cogido?

-La policía tiene su matrícula, así que no tardarán mucho en encontrarlo. No te preocupes por eso.

-De acuerdo.

-¿Cómo te sientes ahora?

Shuuichi sonrió sin pensarlo, y casi iba a decir que bien, que no se preocupase por él con su voz genki y sin problemas que tan bien solía hacer; pero una mirada a Hiro y supo que no se lo tragaría. Que esta vez, no fingiría creerle.

-Me duele la cabeza, y todo el cuerpo en general –logró una débil sonrisa, pero sincera- pero me siento mejor que antes.

-Me alegro –dijo, sonriendo ampliamente- y antes de que puedas protestar, voy a llamar a la enfermera para que arregle eso -y señaló al brazo de Shuuichi y el cable de suero que descansaba al lado de la cama.

Shuuichi bajó la cabeza un momento, y asintió. Era cierto lo que le había dicho Hiro, tenía que ponerse bueno para poder ir a su lado lo antes posible, y no lo conseguiría si seguía haciendo esas cosas. Lo mejor era esperar, aunque fuera doloroso no poder ver a Yuki.

-Ok –le dijo, levantándose de la silla y encaminándose hacia la salida.

Cuando abrió la puerta y salió al pasillo, el grupo de personas que estaba al lado de la habitación hablando casi en susurros, se callaron inmediatamente, y le miraron con los ojos abiertos como paltos. K, Sakano, Fujisaki, Tatsua, incluso Ryuichi se habían quedado esperando fuera mientras Hiro le comunicaba la noticia a Shuuichi de lo que les había pasado en el accidente, y más importante, del estado en que se encontraba Yuki.

Hiro asintió lentamente, como queriendo decir que Shuuichi ya sabía todo, y los demás casi exhalaron el aire que no sabían que habían estado reteniendo.

-Se lo ha tomado... como suponía que se lo tomaría. Pero le he convencido de que se quede en la cama, al menos por hoy espero.

-Debería quedarse en cama hasta que el médico se lo dijera –musitó Fujisaki, preocupado más que malhumorado por la actitud tan poco cuidadosa de Shuuichi hacia sí mismo que parecía adquirir cada vez que la situación tenía algo que ver con ese escritor.

-Pero es Shuuichi de quien estamos hablando, no querrá estar separado de Yuki en un momento así.

Todos asintieron lentamente, sin saber muy bien qué decir.

-Ano.... ¿podemos entrar a verle...? –preguntó Ryuichi en su modo chibi, con los ojos muy abiertos y abrazando muy fuerte a el peluche rosa que siempre le acompañaba, y Hiro casi sonrió. Los demás asintieron también, deseosos de poder animar a Shuuichi y quitarle de la cabeza a Yuki aunque solo fuera durante un rato.

-Claro que sí, se alegrará de veros. Yo voy a ver si encuentro a una enfermera –y dicho eso, desapareció por el pasillo antes de que K pudiera preguntarle para qué la necesitaba.

Entraron en la habitación, y saludaron a Shuuichi ante la sorpresa de este último, que no se esperaba que todos hubiera ido a verle. Se tapó con la sábana hasta el torso, ya que era de la impresión que las batas de hospital era demasiado transparentes, y K decidió ignorar el hecho de que el suero estuviera en la mesilla en vez de en su brazo. Hablaron un poco, e incluso Ryuichi consiguió hacer sonreír a Shuu con uno de sus chistes, y antes de irse, Kumagoro quedó encargado de cuidar de Shuuichi hasta que se hubiera recuperado, por mucho que el cantante (y Tatsua, que lo quería para él solo) protestasen de que no era necesario. En algún momento de la conversación Shuuichi creyó ver a Thoma asomado a la ventana de su habitación, pero con todo el jaleo que había no podía estar seguro.

Justo después de marcharse todos, Hiro reapareció en la habitación acompañado por una mujer menuda vestida de blanco, que olía a un perfume agradable y se movía con gestos rápidos. Pero lo que más le sorprendió a Shuuichi era que no parecía japonesa. Para empezar, era rubia, y tenía una cara alargada en contraposición con la forma redondeada de los asiáticos; era muy alta (le sacaba un par de centímetros a Hiro) y más importante, no tenía los ojos rasgados.

-No, no nacía en Japón. Y antes de que me lo preguntes, soy italiana, y me llamo Giovanna –le dijo con una voz sedosa y un ligero acento, pero con una amplia sonrisa.

Shuuichi descubrió que le había caído muy bien.

-Se lo preguntan mucho, ¿ne?

-Su amigo hace no más de dos minutos –y sonrió a Hiro, que se sonrojó un poco cuando la oyó.

-Veo que tenemos un pequeño problema aquí, ¿ne? –dijo entonces, volviendo su atención al cantante de nuevo, y cogió el cable del suero de encima de la mesilla.

Shuuichi bajó la cabeza un poco avergonzado, no sabiendo muy bien qué decir. No se arrepentía de la reacción que había tenido, no podía controlar lo que sentía aunque quisiera, pero quizás debió escuchar a Hiro.

-Bueno, lo arreglaremos en un momento. Y como no creo que vaya a volver a pasar, lo dejaremos pasar –y le guiñó un ojo, mientras volvía a conectarle el suero al brazo.

Le mulló la almohada, y le anunció que la cena se serviría dentro de media hora ( a Shuuichi le pareció una curiosa forma de decirlo, como si estuviera en un hotel de cinco estrellas o algo así) y que más le valía comérsela toda si ni quería enfrentarse con ella.

-No creo que me atreviese a hacer eso, quiero salir del hospital con vida –dijo Shuuichi sonriendo un poquito.

-¡Vaya! ¡Una broma! Puede que hasta te de postre esta noche.

Y la enfermera se marchó de la habitación, no sin antes recordarle a Hiro que la hora de visitas terminaba en diez minutos y que podía venir al día siguiente a partir de las nueve y media.

-Bueno, Shuu... tengo que irme, llamaré a Ayaka para que sepa que lo que ha pasado y no se preocupe demasiado, y luego me pasaré por la comisaría para ver si han encontrado algo, y puede que...

-Hiro, vete a casa y descansa. Sé que mañana vas a venir otra vez, y no quiero que te pongas enfermo tú también por preocuparte demasiado.

Hiro lo miró un momento sorprendido, no se esperaba un comentario tan maduro del mismo chico que se había arrancado el cable del suero en un intento de salir corriendo a la habitación de su amante no haría más de una hora antes, pero no debía olvidar que Shuuichi había madurado bastante en ese último año, y que ya no era el adolescente con el que empezó a cantar cuando aún Bad Luck era solo un sueño. Sonrió con cariño a su amigo y le tocó la mejilla con la palma de su mano. Shuuchi también le sonrió.

-Qué descanses, Shuu. Sabes que te quiero mucho, ¿ne?

-Yo también, Hiro.

Le dio un rápido abrazo, y le sonrió antes de salir de la habitación, cerrando con cuidado la puerta después.

Shuuichi dejó escapar un pequeño suspiro, y se apretó aún más en la cama, subiendo la sábana hasta taparle completamente, excepto la cabeza. Ahora que estaba solo, el silencio era casi peor que el dolor de cabeza que aún tenía. Por fin tenía un momento para pensar con calma.

¿Qué era lo último que recordaba? Obviamente recordaba perfectamente la conversación con Yuki sobre por qué sentía que ir a esa entrega de premios no era tan buena idea como le había parecido al principio, en el garaje; recordaba el beso, y a Yuki poniéndose en camino, y... nada más. El resto estaba borroso en su mente, como si fuera un sueño que no acababa de cuajar en su mente. Creía recordar haberle dicho algo a Yuki, que hizo que le mirase y que el sol le diera en la cara, y luego su nombre..., pero no podía estar seguro.

En realidad, cuanto más se esforzaba por recordarlo, más confuso se sentía, por no decir que el dolor de cabeza le estaba gritando ahora con mucha más fuerza que lo dejase.

Shuuichi se dio por vencido.

No podía recordar nada en su estado, y además, eso no serviría de ayuda para Yuki, por lo menos hasta que se despertase, así que decidió que lo dejaría para mañana, cuando estuviera más lúcido y menos cansado.

La cena contó con un postre, como le había prometido Giovanna, a base de una buena porción de tarta de zanahoria y un vaso de leche, que Shuuichi se comió con gusto, puesto que casi no tocó el puré blanco que se agrupaba en montoncitos en el plato central.

-Bueno, parece que ya tenemos mejor cara –le dijo alegremente la enfermera después de haber recogido la bandeja- tenía miedo de que al final resultaras ser un vampiro de lo pálido que estabas.

Shuuichi no pudo por menos que sonreír. En realidad, sí se sentía mucho mejor ahora que había descansado un poco y que había comido algo. Antes de que Giovanna se fuera, el cantante se aclaró la garganta y la llamó.

-Ano...Giovanna-san

-Es Gio, o Gio-chan, no me importa. ¿Y quieres decirme de una vez eso que llevas toda la tarde pensando pero que no te atreves a pedirme? ¡Por que si me dices que necesitas un pitillo, te ato a la cama!

-¿Uh? Iie, iie. ¡No es eso! Yo no fumo...

La enfermera entonces dejó la bandeja otra vez en la pequeña mesilla, y se acercó a él, mirándolo un poco más seria.

-Entonces tiene que ver con esa belleza rubia que duerme en la habitación de al lado, ¿ne?

El sonrojo de Shuuichi fue contestación suficiente.

-Shuu-chan..., ¿puedo llamarte Shuu-chan? No me acuerdo de tu apellido, y Shuuichi-chan es demasiado largo. Además, creo que Shuu-chan suena bien, ¿ne?. Sabes que debes descansar en la cama un par de días al menos para recuperarte totalmente. Puede que no hayas tenido heridas grabes, pero aún así—

Onegai! –le dijo bajito, al borde de las lágrimas ya- solo será un momento, tengo....necesito verlo....

Giovanna suspiró, sabiendo que no podría convencerlo de ninguna forma de que se quedase en la cama e intentase dormir sin que se pasase toda la noche pensando en ese escritor suyo, y menos ahora que sus amigos le habían contado que había tenido complicaciones con sus ojos. Se mordió el labio inferior un momento, sopesando si sería muy grabe dejarlo estar con él un rato antes de meterlo en la cama (y atarlo si era necesario) para que durmiera tranquilamente y dejase a su cuerpo recuperarse de la tensión del día. Decidió el riesgo de que el médico la regañase por desobeceder las normas merecería la pena si al menos conseguía que Shuu-chan se relajase un poco y durmiera sin tener que tomar ningún calmante.

-Ah, l'amore, l'amore....

Shuuichi la miró sin comprender.

-¡Está bien! Pero solo un rato, y con la promesa de que después vuelves aquí, te metes en la cama, y duermes pacíficamente hasta que venga a darte el desayuno mañana por la mañana.

Shuuichi refrenó sus ganas de saltar de la cama y abrazarla (que no creía que hubiera sido una idea muy inteligente) y se limitó a asentir vigorosamente.

Arigatou, Gio-chan!

-Ya me las darás mañana, y baja la voz si no quieres despertar a todo el ala.

-Hai

Giovanna le tendió una bata blanca (¡todo era blanco en aquel hospital!) y unas zapatillas antes de salir de la habitación, y le acompaño por el pasillo hasta la puerta que había la lado. Shuuichi intentó mirar por la ventana cuando pasaban, pero parecía que la persiana estaba bajada.

Entraron en silencio, y el corazón de Shuuichi le dio un vuelco cuando vio a Yuki tendido en la cama, con el antebrazo derecho y los ojos vendados, y un montón de cables conectados a máquinas que había a su alrededor y hacían ruidos rítmicos. Giovanna notó la reacción del muchacho, y le agarró por el hombro, obligándolo a que se girase para mirarla.

-Solo son por precaución hasta que se despierte, son mucho más aparatosas de lo que parecen, créeme. No pienses en ello.

Shuuichi no la contestó, se limitó a coger la silla que había en la esquina de la habitación y acercarla a un lado de la cama de Yuki, mirándolo con una mezcla entre ternura y pena. Se sentó con cuidado en la silla, y colocó la mano al escritor entre las suyas, dejando que las lágrimas cayeran libres por sus mejillas ahora en la intimidad de la oscuridad de la habitación.

Giovanna se acercó un momento a Shuuichi, le puso otra vez la mano en el hombro, y le sonrió, dejándole saber que vendría dentro de un rato para llevarle a la cama.

-Se pondrá bien -le aseguró antes de cerrar la puerta sin hacer ruido, y alejarse por el pasillo.

-Lo se- susurró Shuuichi, a nadie en particular.

Hasta el próximo capítulo ^^

Ah... y, by the way, voy a hacer un poco de auto publicidad ::blushes:: ya tengo mi propia pagina web con fanart y fanfiction (que no esta en FFN solo por que soy demasiado vaga para ponerlo ^^U) en dashka.cjb.net Umm... echarle una firmita al guestbook? ::goes hiding away in shame::