~2~

Dos capítulos por el precio de uno ^_~
Y por supuesto, mis conocimientos de medicina se basan en los libros de Robin Cook que he leído, y un par de capítulos de ER, así que si hay algún error, gomen ^^;;

Dolor.

Dolor intenso en la cabeza. Y en sus brazos.

En realidad, todo su cuerpo le dolía.

¿Dónde estaba?

Con esfuerzo, intentó abrir los ojos, solo para descubrir que el dolor se intensificaba si lo hacía, así que decidió dejarlos como estaban de momento.

Entonces fue cuando se dio cuenta de que no estaba solo en.... bueno, en donde fuera que estuviera. Sin poder abrirlos ojos había poco que pudiera hacer para tratar de averiguar dónde se encontraba. Y, para ser sincero, Yuki prefería ignorar el hecho de que no pudiera abrir los ojos hasta tener más información de lo que estaba pasando, y así poder controlar el pánico que poco a poco lo iba invadiendo.

-¿Quién...?

-Tranquilízate, estás bien.

Oh, sí. Eso lo tranquilizaba mucho.

Al menos era una voz conocida.

-¿Dónde estoy?

-En un hospital.

Vaya. Ahora todo tenía sentido. En un hospital. No era la respuesta que esperaba, pero bueno, tenía que admitir que no sabía que respuesta esperaba oír. En un hospital, ¿por qué no?

-¿Y qué demonios est...?

Pero los recuerdos no tardaron en llegar ya. Era algo que le había molestado desde que se había despertado sumido en la oscuridad, que había algo que se estaba perdiendo, algo que se le escapaba. Algo que debía recordar, pero el dolor de cabeza era suficiente para reducir cualquier atisbo de actividad cerebral a monosílabos.

Eso, y que no podía ver, claro está.

-Oh, dios. Oh, dios –trató de levantar la manos para llevárselas a la cabeza en un acto reflejo, pero el dolor que sintió al mover el hombro izquierdo lo retuvo, y se limitó a mover la cabeza a ambos lados, como si negándolo pudiera hacer que lo que creía que recordaba nunca hubiera pasado realmente- oh, dios...

-Eiri—

-¡Shuuichi! Estaba conmigo en el coche, estaba... él estaba mirándome...

-Eiri, ¡clámate¡

Eran pocas las veces que Yuki había visto a Tohma levantar la voz del tono medio y agradable que solía mantener el noventa y nueve por ciento del tiempo -junto con su inseparable e imperturbable sonrisa, y tenía que admitir que siempre causaba el impacto que se pretendía en el interlocutor. Y más aún si uno no podía verle la cara, y solo oía la voz. Yuki decidió que era mejor hacerle caso, al menos de momento.

-Respira hondo y expulsa el aire. Y entonces hablaremos.

No gritó está vez, pero sonó lo suficientemente tajante como para que Yuki le obedeciera sin decir nada. Tomo aire deliberadamente despacio –sin poder evitar recordar la cara de Shuuichi riendo algo que probablemente le había dicho el mismo Yuki, con una sonrisa en sus labios, su pelo moviéndose rítmicamente, y luego la luz....- lo retuvo unos segundos, y lo expulsó lentamente.

Tohma pareció satisfecho, por que Yuki oyó el sonido de ropa en movimiento, un golpe sordo, y la mano de Tohma sujetando la suya con ternura, pero también con fuerza.

-Recuerdas lo que os pasó, ¿ne? –su voz no sonaba ni triste ni intrigada, sino más bien enfadada.

Pero ¿enfadado con quien?

-Sí. Fue... un coche se nos cruzó por delante cuando íbamos a tomar el desvío en el cruce... solo vi las luces delanteras y entonces giré...

Si hubiera tenido fuerzas, se habría reído entonces, aunque tenía la impresión de que hubiera sonado una risa histérica y aguda, propia de los locos de manicomnio.

-Supongo que no fue lo suficientemente rápido.

-Eiri...

Pero Yuki oyó la puerta abrirse en ese momento, y lo que fuera que Tohma iba a decirle, murió en su boca. Oyó ruidos de pasos, y a Tohma saludando a una mujer, pero antes de que pudiera preguntar quien era, sintió unos brazos rodeando su cuello y un suave aroma a perfume por todas partes. Lo estaba agarrando tan fuerte que su brazo derecho –su brazo sano, creía- estaba empezando a dolerle también. Pero podía concederle un momento a Mika, que mojaba su bata de hospital con sus lágrimas y murmuraba palabras inteligibles en su oído.

-Creo... creo que es suficiente –dijo Tohma, sin conseguir ninguna reacción de su mujer –lo estás ahogando...

Entonces Mika pareció que sí lo oyó, y se apartó de Yuki tan rápido como se había echado a sus brazos.

-Oh, lo siento, Eiri, no pretendía... ¿estás bien? ¿Te duele algo? Deberíamos llamar a la enfermera... –entonces sus tono cambió- lo supe, yo... lo supe y por eso viene... oh, menos mal que estas bien... Eiri.

-Pero no lo estoy –dijo Yuki entonces, y estaba seguro que había echo que el matrimonio se volviera de pronto para mirarlo, quizás con sorpresa en sus ojos, quizás con tristeza también. Pero no podía evitarlo. Necesitaba saber que estaba pasando, por que si bien era cierto que le dolía bastante el cuerpo en general, podía notar todas sus extremidades y lo del hombro no parecía demasiado grave. Pero por otro lado los ojos...sus ojos...

Simplemente no podía esperar más para saberlo.

-Eiri...

-Basta Tohma. Dime cómo está Shuuichi, y luego dime por que tengo los ojos vendados.

Hubo un silencio, en donde Yuki tenía toda la certeza de que Tohma Y Mika se miraron, y decidieron mentalmente la forma en que debían contárselo, y los papeles que tomarían cada uno. Puede que Tohma aún sintiera algo por él –puede que no fuera un experto en temas de amor, pero Yuki definitivamente no era tonto- pero el matrimonio con Mika era muy fuerte, y ambos se entendían mejor de lo que la mayoría del agente pensaba.

-Shindou-san está bien, Eiri. No te preocupes por él –oyó decir a Tohma, quizás un poco demasiado deprisa, pero la voz de Mika sonó cálida y comprensiva.

-Tiene algunas contusiones, y una torcedura en el brazo, pero por lo demás se encuentra en perfecto estado. Creo que le darán el alta muy pronto. ¿De acuerdo? No te preocupes por él.

Yuki suspiró, y cerró los ojos –o sintió como si los cerrara, puesto que no los había abierto desde que se despertó- y sintió que una gran presión que le oprimía el pecho, desparecía como por arte de magia. Sabía que Shuuichi estaba bien, lo había sabido en su corazón, y tenía la absoluta certeza de que si algo malo le hubiera ocurrido, algo terrible, él lo hubiera sabido nada más despertarse. Pero aun así, aún sabiéndolo, oírlo de otra persona que sabía a ciencia cierta lo que ocurría, que probablemente hasta había estado hablando con él, le había aliviado de una forma que no sabía que fuera posible.

Será que me quieres, oyó a Shuuichi decirle dentro de su cabeza, con una sonrisa sincera en la cara, y está vez Yuki asintió.

Si, será.

-Con respecto a tu estado...

Ahora Tohma tomó el relevo, lo cual era lógico, puesto Mika se echaría llorar si tuviese que transmitir una noticia demasiado triste, lo que parecía que era el caso.

-La luz del coche ha cegado tus ojos Eiri, y ha quemado la córnea levemente, pero lo suficiente como para que tengan que mantenerse fuera de la luz.

-Pero... pero esto es ¿permanente?

-¡No!

-¡No, no!

Dijeron los dos al unísono, y Yuki creyó oír un tono como al borde de las lágrimas, seguramente de Mika.

-No, no es permanente. El médico hablara contigo acerca de eso, tienen que... hacer una operación...

-Oh, dios...

-Eiri, ¡es una operación sencilla!

Pero Yuki ya no la escuchaba, solo veía oscuridad, médicos con mascarillas y la imagen de sí mismo sujetando un bastón, sus libros amontonados en un rincón con una gruesa capa de polvo, a Shuuichi, ...Shuuichi llorando...

Y entonces fue cuando Yuki hizo la cosa inteligente de tener un ataque de pánico.

Tohma lo supo en seguida, y le dijo a Mika –le gritó- que fuera a buscar a la enfermera, y rápido. A Mika no se lo tuvo que decir dos veces, y salió precipitadamente de la habitación hasta el puesto de enfermeras. Mientras, Tohma sujetaba a Yuki fuertemente con sus brazos para que no se hiciera daño, lo que resultaba relativamente fácil, puesto que el escritor aún estaba débil y sus intentos por levantarse no era demasiado fuertes.

Una enfermera llegó en cuestión de segundos, y le administró un medicamento pinchando en el cable de la bolsa de suero con un jeringuilla, que hizo que Yuki se calmase casi de inmediato. El médico llegó después y preguntó a Tohma qué le había pasado.

-Creo que no se ha tomado muy bien la noticia –le dijo sin apartar su mirada de Yuki, ahora con los ojos cerrados y un semblante tranquilo. Sabía que iba a pasar algo así, y aún así, no había conseguido evitarlo. Como tampoco había conseguido evitar que Yuki ahora tuviera que pasar por una complicada operación quirúrgica que no era cien por cien segura, y que podría...

Notó una mano en su hombro, y se volvió para ver el rostro enrojecido de Mika, llorando serenamente.

La abrazó sin pensarlo, y se sintió más aliviado al hacerlo de que lo que hubiera creído posible.

El médico les dijo entonces que volvería después, cuando se hubiera desperado el paciente para explicarle en que consistía la operación con detalle, y él y la enfermera salieron de la habitación.

-¿Qué vamos a hacer, Tohma? –suspiró.

-Seremos fuertes por él. Solo podemos hacer eso.

Mika asintió levemente, e intentó sonreír, pero solo le salió una mueca extraña. Tohma le dijo que lo mejor sería que se fuera a descansar un poco a casa, que él le avisaría si se volvía a despertar, algo a lo que Mika no objetó nada. Era cierto que necesitaba descansar, y posiblemente eso le permitiría pensar con más claridad. Depositó un suave beso en los labios de su marido, y salió de la habitación, aunque no precisamente a su coche.

Tohma vio como la puerta se cerraba, y se volvió a sentar en la silla donde había pasado las últimas cinco horas esperando a que Yuki se despertase, con la cara apoyada en sus manos. Yuki se revolvió una última vez en la cama, mientras decía un Shuuichi tan bajo, que Tohma casi no lo oyó. Casi.

Suspirando, frunció el entrecejo y dijo

-Si, Shindou-san...

~3~

Mika había decidido hacer una parada antes de coger el coche y marcharse a casa a descansar, como Tohma le había sugerido. Por que puede no fuera la mejor idea que Yuki había tenido en su vida, pero el pequeño cantante había probado con creces que solo quería lo mejor para él, que lo quería honestamente, y Yuki parecía corresponder ese sentimiento, aunque no lo hubiera corroborado con palabras. Y para ser totalmente sincera con ella, Shuuichi le caía bien. Era honesto en todo lo que hacía, se dejaba llevar por su corazón sin importarle las consecuencias, y eso era algo que Mika envidiaba no poder hacer. No era así como la habían educado, y las costumbres eran difíciles de cambiar.

Por eso era por lo que se dirigía a la habitación de Shuuichi para decirle lo que había pasado con Yuki, aunque debía de ser cuidadosa en cómo lo hacía, no quería que se preocupase demasiado –que seguramente lo haría de todas formas.

Justo cuando abrió la puerta de la habitación 113, supo que había alguien más con Shuuichi. Era aquel guitarrista amigo de Shuuichi, un personaje interesante según palabras de Yuki (aunque nunca le explicó el por qué), y un gran componente de Bad Luck según Tohma.

Mika decidió que le caía bien, aún sin haber hablado apenas con él.

-Hola –dijo casi susurrando

-Hola

-¿Esta dormido?

El guitarrista asintió lentamente, miro a Shuuichi una última vez, y luego se levantó de la silla, haciendo un gesto hacia Mika para que lo siguiera el exterior. Cerró al puerta y le tendió una mano.

-Creo que no nos han presentado correctamente, soy Nakano Hiroshi

-Seguchi Mika, encantada.

-Igualmente, aunque ojalá fuera en otras circunstancias.

Mika sólo asintió.

-¿Cómo se encuentra Yuki-san?

-Se ha despertado –dijo ante la sorpresa de Hiro, pero la dejó continuar –cuando descubrió lo que le había ocurrido en los ojos... tuvieron que administrarle un calmante...

-Oh, lo siento.

Mika luchó por contener las lágrimas al recordar a Yuki tendido en la cama, y buscó desesperadamente algo que decir para quitarle esa imagen de su mente.

-El médico dijo que no tardaría en despertarse, pensé que Shuuichi querría saberlo.

-Seguro que sí se alegrara, y estará en la habitación de Yuki-san antes incluso de que termines de decir la frase entera.

Ambos rieron, y Mika se sintió más aliviada de que el ambiente se hubiera relajado.

-Preguntará por el de todas formas en cuanto se despierte, así que será mejor que se lo digamos cuanto antes. Además, creo que Eiri necesita un poco de apoyo.

Hiro asintió. Era lo que pensaba, por mucho que Yuki-san se hiciera el duro y el frío con todo el mundo, nadie podía resistirse al encanto de Shuu-chan, ni siquiera el escritor. Y supuso que en estos momentos, le gustaría tener a todo el mundo que le quería a su lado.

-Entonces vamos a decírselo. No es que Shuuichi duerma mucho desde que no le dejan ir a ver a Yuki, de todas formas.

Hiro abrió la puerta de la habitación y dejo pasar a Mika, y luego cerró la puerta tras de si. Pero para su sorpresa, no tendrían que despertar a Shuuichi después de todo, por que los miraba con sus grandes ojos desde la cama.

-¿Hiro, Mika-san? ¿Qué ocurre?

Hiro rió para sí mismo.

-¿Y por que tiene que pasar algo?

Shuuichi le miró.

-¿Por qué si no ibais a salir de la habitación para hablar?

-Tranquilo, Shuuichi, no ocurre nada malo –le dijo Mika entonces, haciendo que se girase para mirarla- Vine a decirte que Eiri se ha despertado.

Y, como habían supuesto, los ojos de Shuuichi se abrieron enormemente, los miró uno a uno un momento, y luego se levantó de la cama y se apresuró hasta la puerta para ir a la habitación de Yuki.

O lo intentó, hasta que chocó con un cuerpo blando que le impidió proseguir.

-¿Y a dónde se supone que vamos?

Shuuichi levantó la vista, aunque ya sabía a quien pertenecía la voz. Era su mala suerte, estaba seguro. ¿Por qué si no iba a aparecer Giovanna justo cuando por fin iba a poder ver a Yuki después de todas esas angustiosas horas?

-Ano...

-Shuuichi acaba de enterarse de que Yuki está despierto

-En realidad –dijo Mika, no sabiendo muy buena quien mirar de los tres- le administraron un calmante, y se despertará en pocos minutos.

-¿Ves? Onegai, Gio-chan, déjame estar cuando se despierte, onegai onegai onegai...

Giovanna miró a Hiro, que suspiro en un gesto de derrota, y después a Mika, que solo sonreía alegrándose de que Yuki tuviera a alguien que se preocupase tanto por él, y luego a Shuuichi. Lo último no fue una gran idea, probablemente, ya que siempre que lo hacía se sentía incapaz de resistirse a esos ojos grandes a punto de llorar. Suponía que ese era el truco con que el cantante conseguía lo que de otra forma no podía.

Giovanna no sería una excepción.

-De acuerdo, pero solo podrás estar hasta la hora de la comida, luego vendrás aquí y te comportarás como un buen paciente, y te comerás todo lo que haya sin protestar.

-¡Hai! –esta vez Shuuichi si la abrazó un momento, antes de salir civilizadamente por la puerta y apresurarse a la de al lado.

No podía creer que Yuki se hubiera despertado ya, tenía unas ganas tan enormes de oír su voz, de ver cómo se sentía, qué recordaba, de darle las gracias por haber actuado tan rápido, pero sobretodo de hacerle ver que no está solo en lo que tuviera que ocurrir, que lo apoyaría hasta el final...

Fue gracioso que, cuando por fin Shuuichi entró en la habitación y lo tuvo delante, lo único que supo hacer fue abrazarle mientras lloraba en silencio.

-Basta baka.... me estas poniendo perdido... –susurró Yuki, pero no se movió, disfrutando del calor del cuerpo de Shuuichi. No sabía lo mucho que lo había echado de menos, hasta que por fin volvía a estar a su lado.

-Gomen...

Despacio, temiendo que fuera un sueño que se fuera a desmoronar, Shuuichi se apartó un poco de Yuki, pero nunca soltando su mano.

-¿Cómo.... cómo estás?

-Ciego –dijo sin pensar

El corazón de Shuuichi se paró un poco al oír eso.

-¡Yuki! No digas eso...

Yuki pudo sentir el tono herido de Shuuichi, y le izo sentirse mal por dentro. Si tan solo pudiera cerrar su enorme bocaza.

-Gomen, no quería decir eso.

-No pasa nada, creo que ambos estamos un poco conmocionados por esto.

-¿Y cómo te encuentras ?

Shuuichi entonces consiguió sonreír un poco, y Yuki pudo sentirlo, aunque no pudiera verlo.

-Yo estoy bien, algunos arañazos y eso, pero nada grave.

-Me alegro.

Shuuichi cogió la silla que antes había utilizado Tohma y se sentó cerca de Yuki. La verdad era que tenía mejor aspecto que el de la noche anterior, cuando su cara era casi tan pálida como las sábanas de su cama. Ahora tenía un poco de color en las mejillas, y parecía que no tenía ninguna herida grave, a parte de lo obvio, y eso le hacía sentir más tranquilo.

-¿Qué piensas? –le preguntó Yuki, sacándole de sus pensamientos.

-En ti. En que tienes mejor aspecto que ayer.

-¿Ah sí?

Shuuichi asintió, y luego se dio cuenta de que probablemente Yuki no sabría que lo había hecho puesto que no podía verle, y dijo que sí.

-¿Estuviste aquí anoche?

-¡Claro que sí! –dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo.

-¿Por qué? Tú también necesitabas guardar cama, incluso puede que aún lo necesites ahora.

Shuuichi le miró sorprendido.

-Iie. Yo solo quería verte, y estar contigo un rato. Gio-chan no me hubiera dejado quedarme más tiempo de todas formas.

-Um.. ¿quién?

-Ah, Giovanna. Aún no la conoces. Es una enfermera fantástica, y me dejó venir a verte un ratito antes de tener que volver a la cama, luego dijo que....

-Así que necesitabas guardar cama.

Shuuichi maldijo entre dientes. Yuki siempre lograba sacarle toda la información que quería. Aunque bueno, por algo era escritor, ¿ne? Las palabras no tenían secretos para él.

-Ano....

-Arigatou, Shuuichi.

Ahora Shuuichi empezó a preocuparse. ¿Era posible que Yuki estuviera delirando? No era médico, y no sabía si una lesión en los ojos podía causar algo así, pero definitivamente a Yuki le pasaba algo grave si le daba las gracias por algo.

-Yuki... ¿por qué?

-Baka. Por venir a estar conmigo aún estando convaleciente, por preocuparte siempre por mí –y añadió un poco más bajo- por no darte por vencido nunca.

-Demo, Yuki, no tienes que darme las gracias por eso. Son cosas que me salen sin pensar, así que...

-Bien, entonces debo de darte las gracias por que no pienses.

-¡Yuki~!

Y Yuki rió por primera vez desde que se había despertó aquella mañana. Y la verdad es que se sintió muy bien, e incluso mejor cuando descubrió que al hacerlo, había animado un poco a Shuuichi. No le gustaba cuando estaba triste o deprimido –que por otra parte casi siempre era por culpa de algún comentario o alguna actuación suya, pero esa no era la cuestión ahora- y si hacía falta tan poco para hacer le feliz, bien podía hacerlo más a menudo. En realidad, podía convertirlo en una costumbre.

-¿Ya estás mejor?

-Hai –dijo Shuuichi, y Yuki sabía que estaba sonriendo sinceramente- y eso que era yo el que venía animarte a ti...

-Bueno, se me ocurren otras formas para que me animes una vez que hayamos salido de aquí... –y Yuki le hubiera guiñado un ojo, si no los hubiera tenido vendados.

Pero Shuuichi no necesitó eso para sonrojarse, y darle una palmadita en la mano, al tiempo que exclamaba "Yuki~" de esa forma que solo él sabía hacer.

En aquel momento la puerta se abrió de golpe, haciendo que ambos girasen la cabeza en su dirección. Yuki, que no podía saber quien era, se lo preguntó a Shuuichi.

-Yuki Eiri-san, me alegra ver que ya han pasado los efectos del calmante que le administraron.

-Es el médico, Yuki

Yuki se abstuvo de decir que eso ya era bastante obvio, y se limito a asentir rápidamente.

-Soy el doctor Nagashi, y me ocuparé de usted de ahora en adelante. ¿Y quién es ese jovencito que no está en su habitación reposando?

Shuuichi no pudo por menos que volver a ponerse colorado.

Uno creería que después de tantos conciertos y gente gritando su nombre (que querían tener un hijo suyo) y todas las entrevistas, un artista de su categoría no se avergonzaría cuando alguien, un médico cualquiera, le reprochase estar en la habitación de su amante en vez de en la suya. Pero eso es totalmente falso. Sin su micrófono, y el resto de la banda para respaldarle –mayoritariamente Hiro- Shuuichi era una de las personas más tímidas que se podía encontrar.

-Ano...

-Yo le pedí que viniera –la voz de Yuki sonó como si ese fuera un tema del que ya no cabía más discusión.

Y el doctor Nagashi pareció entenderlo. Sacó un bolígrafo del bolsillo de su bata y una especie de bloc.

-Mientras este tranquilamente echado en su cama para la hora de comer, no se hará un daño irreparable. Y pasando al tema que nos ocupa, ¿cómo se encuentra?

Yuki se mordió la lengua para no volver a contestar lo que le había dicho a Shuuichi minutos antes, y se lo pensó un poco antes de hablar.

-El hombro me molesta un poco, y la cabeza aún me duele, pero por lo demás solo es cansancio.

El doctor asintió como comprendiendo, y anotó algo en la libreta.

-¿Y sus ojos? ¿le molestan algo? ¿picores, dolores...? cualquier cosa.

Shuuichi sintió como Yuki saltaba un poco al oír la pregunta, y Nagashi pareció percibirlo también.

-Sé que aún tiene muchas preguntas, y estaré encantado de resolver todas las dudas, pero debo saber esto para hacer su historial, ¿de acuerdo?

Yuki asintió sin mucho entusiasmo.

-No me molestan los ojos. Me pican un poco, pero creo que es por la venda.

-De acuerdo –y el docto volvió a asentir.

Se guardó el bolígrafo en la bata de nuevo, y dejó el bloc en la mesilla. Se acercó a Yuki y miró los aparatos que había su alrededor. Cuando estuvo satisfecho, empezó a explicarle lo que le había ocurrido.

-En la colisión, creemos que las luces del otro coche le dieron de pleno en los ojos, y que como consecuencia, la cornea ha quedado dañada, al menos levemente. Por eso es por lo que hemos tenido que vendarle los ojos, Eiri-san, para que la luz del sol no pudiera hacer más daño del que ya hay.

-Todo eso ya lo sé, doctor –dijo Yuki, y Shuuichi pareció notar un poco de ansiedad en su voz- lo que quiero saber es qué consiste la operación, y que posibilidades hay de que me cure.

El doctor suspiró.

-Sé lo que desea saber; sin embargo, déjeme que le explique un poco como funciona el ojo humano para que pueda comprender mejor lo que le digo. La cornea es una membrana de forma circular que permite el paso de la luz por el globo ocular, es más, es el que enfoca la imagen que ve nuestro cerebro, y que se forma en la retina; y obviamente es lo primero que se daña con la exposición a una luz fuerte.

El docto paró un momento, como para pensar lo que iba a decir.

-Bien, la retina es donde se formas las imágenes, como ya he dicho, y desgraciadamente es una película muy sensible, cuyo tratamiento es mucho más complicado. Afortunadamente en este caso, la retina no ha sido dañada, así que lo único que tenemos que hacer es una pequeña operación con láser, para deshacer los posibles desperfectos que haya causado esa exposición tan violenta.

-Hace que parezca muy sencillo –dijo Yuki, casi riendo.

El medio sonrió levemente, orgulloso.

-En realidad, lo es. Es una operación bastante sencilla, pero que ha de realizarse con cuidado, y por eso vamos a utilizar a un grupo de cirujanos especializados.

-Ano...-dijo Shuuichi, no muy seguro.

-¿Hai, Sindou-san?

Así que sí sabe mi nombre,... que miedo, pensó, antes de responder.

-¿No es un poco raro que... quiero decir, que le vendan los ojos a Yuki para que nos les de la luz, y luego vayan a utilizar un láser para la operación....? No lo entiendo.

El médico ahora rió con ganas.

-Oh, gomen si he dicho algo estúpido...

-No, no. En realidad es una pregunta muy inteligente, es solo que me ha sorprendido. Sí, tienes razón, es extraño puesto que el láser es una especie de haz intenso de energía luminosa. Sin embargo, lo que pretendemos en esa operación, es aplicar ese haz intenso en unas zonas determinadas, sin dañar el resto, que es lo que conseguiría una exposición no controlada.

-Oh.

-Veo que está en buenas manos, Eiri-san.

-Las mejores –confirmó Yuki, lo que hizo que Shuuichi se relajase un poco por fin, y se permitiese sonreír.

-Bueno, antes de realizar la intervención, le haremos algunas pruebas para asegurarnos, no nos llevaran más de cuatro o cinco días, así que la operación está programada para el viernes por la mañana.

-De acuerdo –dijo Yuki, sin saber que otra cosa decir.

-Bien, pues les dejó para hacer la ronda. Esta tarde vendrán unos técnicos para llevarle a que le hagan unas radiografías, pero creo que le resto del día debería aprovecharlo para descansar.

Sin esperar respuesta, les dio adiós a los dos cogiendo el historial de Yuki de encima de la mesilla, y salió de la habitación dando grandes zancadas.

-Parece un hombre muy ocupado.

-Bueno, parece competente, que es más de lo que se puede decir de la mayoría de los médicos, así que supongo que se le acumularán los pacientes.

Shuuichi sonrió para sí mismo, y volvió a agarrar con fuerza la mano de Yuki.

-Echaba de menos tus comentarios cínicos.

-¡Eh! Yo no hago comentarios cínicos, solo digo la verdad.

-Te quiero -dijo de pronto.

Yuki se quedó un momento parado, sin saber muy bien que hacer, hasta que sintió los labios de Shuuichi tímidamente cerca de los suyos. Los capturó en un movimiento rápido, y le besó despacio, saboreando. No sabía cuanto lo había echado de menos.

-¿Sabes? Mañana seguramente me den el alta -dijo Shuuichi cuando se separaron.

-¿Ah si?

-Hai, pero en cuanto me cambie de ropa y me duche, vendré aquí y te haré compañía, ¿quieres?

Yuki sonrió cálidamente.

-Claro que si.

-¡Ok! –dijo Shuuichi tirándose a los brazos de Yuki, que le empezó a acariciar el cabello con su brazo bueno.

Y esa fue la última vez que Shuuichi y Yuki volvieron a hablar en el hospital.

Y tranquilos, que este NO es, ni será, un deathfic, los quiero demasiado como para hacerles eso (lo que no quiere decir que no haya mucha angst... ^_~ )